Era la época de los SMS, no teniamos largas charlas ni nos interesaba tenerlas. Apenas me escribias para decirme que estabas en camino, si yo queria te podia decir que no habia ganas, pero para que mentirte.
No te recibia ansioso porque no causabas ese sentimiento, no con tu llegada. Pero corria el tiempo y si podia sentir eso y más, casi siempre atado a mis ganas de llevarte al cuarto.
Confiezo que hubiera preferido tenerte en mi vida hoy o poner mi mente de hoy en ese tiempo. Te habría aprovechado más y mejor. Te habría pedido cosas, que estoy seguro las habrias cumplido.
Cada llegada era distinta, hasta has llegado a querer ir derecho a la habitación. El tiempo apremiaba. Pero la que mejor recuerdo no es esa vez.
Lo más lindo fue cuando caiste con esa bolsita llena de caramelos y golosinas. Nos tiramos en el piso alfombrado, con esa alfombra rotosa de los 80s, un tanto manchada por el tiempo que esa cueva que era mi primer depto de soltero tenia.
No se cuanto tiempo estuvimos hablando ni de qué, pero si me acuerdo que nos ibamos rozando los brazos entre charla y charla. Como avisandonos, acumulando ganas.
En un momento me encontre intercalando miradas mias a tu escote y a tu boca. Los pechos tuyos eran impresionantes, llamativos y tentadores. Tu boca era carnosa y tambien invitaba a quedarse ahi un rato, de nuevo, no por amor sino por pura atracción carnal.
Creo que te diste cuenta, pero jugueteaste unos minutos. Hasta que con una risa y una mirada cortaste la charla, de seco. Me agarraste de la mano y me llevaste al cuarto.
Recien ahi empezamos con los besos, que fueron intensos casi a los segundos de arrancar.
Era mejor en las previas en esas épocas, me sentia con más tiempo y con más ganas de aprovechar bien los cuerpos. Pero como me fallaba la memoria. Te juro ahora trataria de memorizar ese cuerpo mucho más.
Si apure el momento de sacarte la remera. Fue de golpe y con cuatro brazos para casi arrancarla. Hice un paso para atrás, para mirarte las tetas como correspondia...como es que no imprimi en algún lugar esa imagen.
De ahí pase directo a besartelas, chuparlas, lamerlas. Hacerlas valer como podia. Eran enormes y la boca no alcanzaba. Ahi ya te notaba exitada y eso me ponia mucho más.
Te saque el shorcito de abajo y ni se si tenias ropa interior abajo de eso. Si vi enseguida que estabas depilada. Creo que me agarro desesperación, nervios, y yo nervioso como...y como te comi, vi que te encanto porque no aprete, no mordi, no chupe como si fuera una vaca que lame. Te la chupe con movimientos ondulantes, saboreandola. Que lindo gusto, que buen momento. Se que tendria que haberme quedado más tiempo, pero quería entrar en vos.
Estaba en plena forma, no me generabas nervios. No quería gustarte, quería que te gustara. Asi que te quería juguetear, meti la punta nada más y la saque enseguida. En la siguiente estocada le erre apropósito, para que vaya para arriba, que te roce la parte de arriba de tu concha, a ver si encontraba tu punto.
Que lindos gritos que pegabas y que pelotudo fui en taparte la boca. Hoy no lo haria ni loco.
Acabaste a las 5 o 6 metidas, porque lo que te gustaba era el sexo. Yo estaba cumpliendo una función. Y eso me ponia más loco, asi que no paramos. Al contrario, te di vuelta y sin mediar palabra te la metí de nuevo. Trate de ir bien al fondo y quedarme casi un segundo o dos.
Ahi cada metida era más y más fuerte, porque ya no sabia ni lo que hacia. Te tire un poco del pelo. Te tape la boca de nuevo. Trate de meterte un poco de dedo en la cola pero me sacaste, estaba vedada. No me importo, segui con mis movimientos con las pocas fuerzas que me quedaban. Y acabaste de vuelta, aunque no habia diferencia porque estabas mojadisima. Empapada.
Un movimiento más y ya estaba yo. Y ya queria quedarme solo. Con otros encuentros eso hubiera sido un problema, pero no con vos. Esperaste a recuperarte apenas y me saludaste, ni me hiciste levantar de la cama. Tomaste tus cosas y te fuiste.
Que gil en no memorizar más los mementos. No porque no tenga sexo hoy en dia, pero soy otro y a veces se extraña esa libertad de abrirte el portero y recibir tu visita.
No eras una bomba, pero me dabas libertad. Y te notaba dispuesta a hacer cosas que no te pedi.
Tampoco te conte todo esto a vos, asi que se lo cuento al resto. Espero lo disfruten.
No te recibia ansioso porque no causabas ese sentimiento, no con tu llegada. Pero corria el tiempo y si podia sentir eso y más, casi siempre atado a mis ganas de llevarte al cuarto.
Confiezo que hubiera preferido tenerte en mi vida hoy o poner mi mente de hoy en ese tiempo. Te habría aprovechado más y mejor. Te habría pedido cosas, que estoy seguro las habrias cumplido.
Cada llegada era distinta, hasta has llegado a querer ir derecho a la habitación. El tiempo apremiaba. Pero la que mejor recuerdo no es esa vez.
Lo más lindo fue cuando caiste con esa bolsita llena de caramelos y golosinas. Nos tiramos en el piso alfombrado, con esa alfombra rotosa de los 80s, un tanto manchada por el tiempo que esa cueva que era mi primer depto de soltero tenia.
No se cuanto tiempo estuvimos hablando ni de qué, pero si me acuerdo que nos ibamos rozando los brazos entre charla y charla. Como avisandonos, acumulando ganas.
En un momento me encontre intercalando miradas mias a tu escote y a tu boca. Los pechos tuyos eran impresionantes, llamativos y tentadores. Tu boca era carnosa y tambien invitaba a quedarse ahi un rato, de nuevo, no por amor sino por pura atracción carnal.
Creo que te diste cuenta, pero jugueteaste unos minutos. Hasta que con una risa y una mirada cortaste la charla, de seco. Me agarraste de la mano y me llevaste al cuarto.
Recien ahi empezamos con los besos, que fueron intensos casi a los segundos de arrancar.
Era mejor en las previas en esas épocas, me sentia con más tiempo y con más ganas de aprovechar bien los cuerpos. Pero como me fallaba la memoria. Te juro ahora trataria de memorizar ese cuerpo mucho más.
Si apure el momento de sacarte la remera. Fue de golpe y con cuatro brazos para casi arrancarla. Hice un paso para atrás, para mirarte las tetas como correspondia...como es que no imprimi en algún lugar esa imagen.
De ahí pase directo a besartelas, chuparlas, lamerlas. Hacerlas valer como podia. Eran enormes y la boca no alcanzaba. Ahi ya te notaba exitada y eso me ponia mucho más.
Te saque el shorcito de abajo y ni se si tenias ropa interior abajo de eso. Si vi enseguida que estabas depilada. Creo que me agarro desesperación, nervios, y yo nervioso como...y como te comi, vi que te encanto porque no aprete, no mordi, no chupe como si fuera una vaca que lame. Te la chupe con movimientos ondulantes, saboreandola. Que lindo gusto, que buen momento. Se que tendria que haberme quedado más tiempo, pero quería entrar en vos.
Estaba en plena forma, no me generabas nervios. No quería gustarte, quería que te gustara. Asi que te quería juguetear, meti la punta nada más y la saque enseguida. En la siguiente estocada le erre apropósito, para que vaya para arriba, que te roce la parte de arriba de tu concha, a ver si encontraba tu punto.
Que lindos gritos que pegabas y que pelotudo fui en taparte la boca. Hoy no lo haria ni loco.
Acabaste a las 5 o 6 metidas, porque lo que te gustaba era el sexo. Yo estaba cumpliendo una función. Y eso me ponia más loco, asi que no paramos. Al contrario, te di vuelta y sin mediar palabra te la metí de nuevo. Trate de ir bien al fondo y quedarme casi un segundo o dos.
Ahi cada metida era más y más fuerte, porque ya no sabia ni lo que hacia. Te tire un poco del pelo. Te tape la boca de nuevo. Trate de meterte un poco de dedo en la cola pero me sacaste, estaba vedada. No me importo, segui con mis movimientos con las pocas fuerzas que me quedaban. Y acabaste de vuelta, aunque no habia diferencia porque estabas mojadisima. Empapada.
Un movimiento más y ya estaba yo. Y ya queria quedarme solo. Con otros encuentros eso hubiera sido un problema, pero no con vos. Esperaste a recuperarte apenas y me saludaste, ni me hiciste levantar de la cama. Tomaste tus cosas y te fuiste.
Que gil en no memorizar más los mementos. No porque no tenga sexo hoy en dia, pero soy otro y a veces se extraña esa libertad de abrirte el portero y recibir tu visita.
No eras una bomba, pero me dabas libertad. Y te notaba dispuesta a hacer cosas que no te pedi.
Tampoco te conte todo esto a vos, asi que se lo cuento al resto. Espero lo disfruten.
0 comentarios - Que lindo cuando visitabas (relatado por un hombre)