A los 28 años una tía me prestó undepartamento para irme a vivir solo. Hacía poco había terminado una relación deunos cuatro años y estaba metiendo varios cambios en mi vida. El departamentoestaba en un edificio de 4 pisos, con dos departamentos por piso. Eramos pocosy mi tía me presentó a los vecinos que estaban ahí. En los primeros meses meacomodé y disfrutaba de estar solo.
Al tiempo se mudó el departamento deenfrente una mujer morocha, no muy alta de unos 52 años. Con muchas curvas yunas tetas grandes. Era una veterana que tenía lo suyo. Nos cruzamos un par deveces pero no pasaba de un saludo y algo más. Una noche volví de una salida yme la encuentro entrando.
Subimos juntos la escalera (no había ascensor) y ellaestaba medio en pedo. La ayude cuando se tambaleó un poco y se reía. Estaba todavestida muy apretada y de cuero, junto a un perfume y al agarrarla, me calentómucho. Llegamos al piso nuestro y cada uno fue a su puerta. Ella no embocaba lallave y fui a ayudarla. Se rió otra vez, me dio un beso y entró.
Yo me quedé muy caliente. Me fui a la camay me empecé a tocar pensando en ella. De repente me llega un mensaje al celu yera ella que me pedía perdón por el papelón y también me decía perdoná si tedesperté con este mensaje.
- “Estoy en la cama despiertotodavía”
- Estás como yo, sin poder dormir…jejeje.Perdón, pero tomé un poco de más. Hace mucho que no salía.
Ahí me empezó a contar queestaba separada hace unos años, y que sus amigas siempre le decían que salga adivertirse y buscar algo que la distraiga. Que tenía con qué. Ahí se me activóel deseo y perdí el filtro que cordial que había tenido hasta el momento.
- Y si... Hoy como estabas vestida,debes haber tenido más de uno dándote vueltas.
- Te parece? Te gustó cómoestaba?
- Mucho, me encanta cuando lamujer se pone cosas ajustadas.
- Bueno, gracias! Tu novia no seviste así.
- Jajajaja…no. Estoy como vos,hace tiempo solo y con ganas de divertirme con alguien. Así que podemosayudarnos…
Silencio…no respondía.Listo, la cagué, pensé. Miraba el celu y nada.
Suena la puerta, abro yestaba ella. Se había cambiado, pero estaba con calzas muy ajustadas y unaremera blanca que le marcaba todo.
- Ajustado así está bien?
Nos empezamos a matar en el pasillo. Solovivíamos los dos ahí y era el último piso. La puse contra la pared y la besaba,le apoyaba mi pija que estaba al palo en su concha. Mis manos no tenía control,le apretaba a cola y las tetas. Ella se dejaba hacer. Gemía.
- Ay pendejo, como me calentaste.No sabía que te gustaban las veteranas como yo…ahh, mmm…si, cómeme toda.
- Si, sos una bomba, me calentasmucho
Levante su remera y le bajé el corpiño,tenía unas tetas grandes algo blandas pero bastante arriba. Ella me agarraba lacabeza y gemia y repetía “Si, pendejo, si….”
Yo estaba el re palo, muy duro. La giré yle apoyé toda mi pija al palo en la cola, mientras le agarraba las tetas y ledecía al oído, “siempre me quise coger una mina como vos, así, bien puta”.
Eso la calentó mucho más y sus gemidos eranmás intensos. A ninguno nos importaba que estábamos en un pasillos y si seescuchaba algo.
Así de espaldas como estaba, bajé la mano yse la metí en la concha. Estaba empapada y empecé a tocarla y pajearla. Ellagozaba y se movia como si me la estuviese cogiendo. En un movimiento me sacó lapija y así en esa posición, empezó a pajearme.
Era todo muy hot. Los dos entregados,pajeándonos en medio de la oscuridad en nuestro pasillo. Ella aceleró susgemidos con mis movimientos y acabó. Seaflojó un poco, giro y me metió la lengua en la boca, respirando agitada. Medio un buen beso y bajó. Se puso la pija entre las tetas y me hizo una turca.Cuando se dio cuenta que yo estaba por acabar se metió la pija en la boca y sela tragó toda.
Quedamos muy agitados. Se paró. Apretamosun rato más. Y luego nos acomodamos la ropa, nos reíamos al ver donde estábamosy lo que habíamos hecho.
“Sos muy caliente pendejo. No te tenía así”,me dijo.
Y se fue caminando a su departamento. Yovolví al mío y cuando me tiré en la cama miré el teléfono. Había un mensaje deella.
“Gracias pendejo. Hacía mucho que no mecalentaba así. Espero que te haya gustado como a mí. La próxima, que seaadentro!”.
Al tiempo se mudó el departamento deenfrente una mujer morocha, no muy alta de unos 52 años. Con muchas curvas yunas tetas grandes. Era una veterana que tenía lo suyo. Nos cruzamos un par deveces pero no pasaba de un saludo y algo más. Una noche volví de una salida yme la encuentro entrando.
Subimos juntos la escalera (no había ascensor) y ellaestaba medio en pedo. La ayude cuando se tambaleó un poco y se reía. Estaba todavestida muy apretada y de cuero, junto a un perfume y al agarrarla, me calentómucho. Llegamos al piso nuestro y cada uno fue a su puerta. Ella no embocaba lallave y fui a ayudarla. Se rió otra vez, me dio un beso y entró.
Yo me quedé muy caliente. Me fui a la camay me empecé a tocar pensando en ella. De repente me llega un mensaje al celu yera ella que me pedía perdón por el papelón y también me decía perdoná si tedesperté con este mensaje.
- “Estoy en la cama despiertotodavía”
- Estás como yo, sin poder dormir…jejeje.Perdón, pero tomé un poco de más. Hace mucho que no salía.
Ahí me empezó a contar queestaba separada hace unos años, y que sus amigas siempre le decían que salga adivertirse y buscar algo que la distraiga. Que tenía con qué. Ahí se me activóel deseo y perdí el filtro que cordial que había tenido hasta el momento.
- Y si... Hoy como estabas vestida,debes haber tenido más de uno dándote vueltas.
- Te parece? Te gustó cómoestaba?
- Mucho, me encanta cuando lamujer se pone cosas ajustadas.
- Bueno, gracias! Tu novia no seviste así.
- Jajajaja…no. Estoy como vos,hace tiempo solo y con ganas de divertirme con alguien. Así que podemosayudarnos…
Silencio…no respondía.Listo, la cagué, pensé. Miraba el celu y nada.
Suena la puerta, abro yestaba ella. Se había cambiado, pero estaba con calzas muy ajustadas y unaremera blanca que le marcaba todo.
- Ajustado así está bien?
Nos empezamos a matar en el pasillo. Solovivíamos los dos ahí y era el último piso. La puse contra la pared y la besaba,le apoyaba mi pija que estaba al palo en su concha. Mis manos no tenía control,le apretaba a cola y las tetas. Ella se dejaba hacer. Gemía.
- Ay pendejo, como me calentaste.No sabía que te gustaban las veteranas como yo…ahh, mmm…si, cómeme toda.
- Si, sos una bomba, me calentasmucho
Levante su remera y le bajé el corpiño,tenía unas tetas grandes algo blandas pero bastante arriba. Ella me agarraba lacabeza y gemia y repetía “Si, pendejo, si….”
Yo estaba el re palo, muy duro. La giré yle apoyé toda mi pija al palo en la cola, mientras le agarraba las tetas y ledecía al oído, “siempre me quise coger una mina como vos, así, bien puta”.
Eso la calentó mucho más y sus gemidos eranmás intensos. A ninguno nos importaba que estábamos en un pasillos y si seescuchaba algo.
Así de espaldas como estaba, bajé la mano yse la metí en la concha. Estaba empapada y empecé a tocarla y pajearla. Ellagozaba y se movia como si me la estuviese cogiendo. En un movimiento me sacó lapija y así en esa posición, empezó a pajearme.
Era todo muy hot. Los dos entregados,pajeándonos en medio de la oscuridad en nuestro pasillo. Ella aceleró susgemidos con mis movimientos y acabó. Seaflojó un poco, giro y me metió la lengua en la boca, respirando agitada. Medio un buen beso y bajó. Se puso la pija entre las tetas y me hizo una turca.Cuando se dio cuenta que yo estaba por acabar se metió la pija en la boca y sela tragó toda.
Quedamos muy agitados. Se paró. Apretamosun rato más. Y luego nos acomodamos la ropa, nos reíamos al ver donde estábamosy lo que habíamos hecho.
“Sos muy caliente pendejo. No te tenía así”,me dijo.
Y se fue caminando a su departamento. Yovolví al mío y cuando me tiré en la cama miré el teléfono. Había un mensaje deella.
“Gracias pendejo. Hacía mucho que no mecalentaba así. Espero que te haya gustado como a mí. La próxima, que seaadentro!”.
1 comentarios - Me mudé solo y te cuento mis encuentros con mi vecina madur