Betty, la del barrio

Hacía unos 4/5 meses que me había mudado al barrio luego de comprar una casa debido a mi separación. En ese entonces yo tendría unos 34/35 años y obviamente como todo recién separado vivía de joda.
Si bien me saludaba con mis vecinos más próximos no tenía mucho contacto con los demás, a excepción de una vecina que vivía en la vereda de enfrente casi llegando a la esquina y con la que casi siempre coincidíamos en el supermercado... una mujer de casi 50 años, de nombre Betty supe luego, de cabellos colorados y piel blanquísima, y que por lo general usaba vestidos grandes y floreados que la hacían aparentar mas edad dándole un aspecto desaliñado.

Corría Febrero y me encontraba de vacaciones cuando suena el timbre de casa y al asomarme a ver quien era para mi sorpresa apareció la figura de Betty, mi vecina.
"... hola buen día - dijo - cómo te vi y escuché en la verdulería que no habías conseguido naranjas para hacer una ensalada de frutas acá te traigo un par, así no te quedás con las ganas ..."
" ... huy, gracias !!! - dije - ..pasá por favor, no estés al sol que hace demasiado calor ...! y abrí la puerta invitándola a entrar.
Ella miró hacia todos lados y pasó hasta el umbral de la puerta, quedándose allí tímidamente ... " ... dale, pasá, dejámelas en la mesada por favor..." dije mientra hacía lugar para que las acomodara.
Puso las naranjas sobre un plato y se retiró a la puerta... agradecí su gesto y le dije que pasaría a dejarle un poco para que pruebe. Negó con la cabeza y se despidió, yéndose con paso apurado, casi como corriendo.
Cerré la puerta y algo empezó a dar vueltas por mi cabeza y casi sin querer noté que me había excitado este mini-contacto y su prontitud para irse denotando algo "prohibido" ... y mi pija se puso dura.

A la mañana siguiente preparé un pote con ensalada de frutas y fui a su casa a cumplir con lo prometido.
Betty atendió y mirando hacia ambos lados de la calle me hizo ingresar.
" ... como te dije, acá te traigo para que pruebes ...". Agradeció y me dijo que tomara asiento, y dicho de esto fue a dejar el recipiente en la heladera... fue en ese momento cuando -casi como una película en cámara lenta - el sol que entraba por la puerta del patio me proporcionó una maravillosa vista: la claridad traslucía su vestido, haciendo notar unas tetas impresionantes, llamativamente grandes, algo de lo que no había prestado atención antes.
Mi pija dio un brinco, quedando atrapada y tensionada cuando crucé mis piernas para disimular. Ella vino y se sentó a mi lado y diciéndome que no era necesaria la molestia apoyó sus codos en la mesa, dejándome imaginar mas que ver, el tamaño de sus pechos.

Empezamos a charlar, me contó que hacía más de 20 años que estaba casada, que su marido trabajaba en la construcción y venía los fines de semana ya que estaba en un obrador en otra ciudad, que no tenían hijos, etc., etc ... a su vez le conté de mi separación y de la decisión de comprar la casa y venirme para esta zona de la ciudad y demás historias de vida.
Betty se incorporó diciéndome si quería una cerveza a lo que contesté afirmativamente ... fue a la heladera, sacó una lata y al girar hacia mí resbaló y cayó de rodillas, lastimándose una de ellas.
Ayudé a que se sentara y le pregunté si tenía agua oxigenada, indicándome con la cabeza dónde podía encontrarla.
Tomé algodón y lo embebí y. levantando su pierna con una de mis manos procedí a limpiarle la sangre ... el contacto con su piel tan blanca mandaba mensajes a mi verga ... traté de no pensar en eso, pero era imposible.
con una mano pasaba el algodón y con la otra sostenía por detrás la pierna herida ... comencé a acariciar despacio su pantorrilla subiendo y bajando desde el talón hasta la parte de atrás de la rodilla, consolándola por el dolor ... y Betty - afirmando sus codos en la mesa -  tiró su cabeza hacia atrás y comenzó a dar pequeños suspiros acompañados de gemidos ... 
Dejé de limpiar la herida y levanté un poco su vestido para permitir a mi otra mano explorar más arriba ... ella no decía nada, se dejaba llevar... puse mis labios sobre la parte posterior de su muslo y comencé a besarlo, subiendo cada vez más ... podía sentir el olor de su calentura ... Betty abrió un poco más sus piernas y a pesar de lo incómodos que estábamos en esa posición,  como pude corrí su bombacha con mis dedos y lamí sus labios suavemente, metiendo la lengua lo más profundo posible.
Ella hundió mi cabeza en su entrepierna y en segundos comenzó a tener espasmos intensos anunciando su orgasmo.

Me levanté, su pelo estaba desaliñado, y acomodando mi brazo alrededor de su cintura hice que se parara ... apoyé mi bulto en su vientre para demostrarle cómo me sentía ... ella posó su mano ahí e inició movimientos sobre el pantalón ... desabroché la parte superior del vestido y, rodeados de un mundo de pecas, aparecieron los más maravillosos pechos que he tenido el gusto de conocer: increíblemente duros para una mujer de su edad, en forma de uva, con una aureola pequeña de color rosa pálido que terminaban en unos pezones largos y duros ... lamía y mordí aumentando sus gemidos, saboreé sin desperdicio lo que esa mujer me brindaba, y fue entonces que le indiqué que se sentara ... bajé mi pantalón liberando mi verga de su prisión y colocándola entre sus pechos comencé el sube y baja, acompañado cada tanto de la humedad de su lengua...
largué el primer chorro sobre su cuello, luego desparramé el resto sobre sus tetas ...

Quedamos inmóviles por un rato ... saqué algodón del paquete y limpié mi semen primero y luego mi pija. Subí mi pantalón y acomodé los botones de su vestido... Betty se incorporó y acomodó la silla.
Me dirigí a la puerta acompañado por ella, me despidió con un "hasta luego ... gracias" y fui caminando despacio a casa, tenía ganas de otra cerveza.