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La mejor mucama - relato

Bienvenidos. 
Como conté en otro post, trabajo en el área comercial de una empresa, y mis actividades son muy variadas. Entre ellas, más o menos dos veces al año, debo viajar a otros países (Hasta ahora sólo han sido Uruguay, Chile y Brasil) a visitar clientes o proveedores nuestros, con el fin de negociar algún acuerdo o brindar alguna información. Se tratan de viajes relámpago, de dos días o tres. Y lógicamente, la empresa me paga siempre alguna noche de hotel para que pueda descansar. Esta historia se desarrolla en Santiago de Chile, hace aproximadamente seis meses. Se me informó un lunes, que el jueves viajaría a Santiago de Chile, tendría una reunión el mismo día en la tarde, y otra el viernes en la mañana. Y resgresaría el sábado por la tarde, luego de pasar un día entero libre. Como siempre me gustó mucho viajar, y no debía ponerme en gastos porque todo lo pagaba la empresa, me puse muy feliz (hasta ahora me pongo feliz cuando me informan de un viaje). 
El jueves llegue a Santiago, y allí me esperaba un remise, que me llevó hasta el hotel. Como llegué temprano en la mañana, alrededor de las 8hs, me acosté a dormir un rato. Me desperté al mediodía y fui a almorzar al restaurant del mismo hotel; allí me atendió una moza muy linda, protagonista de este relato. Le pedí el almuerzo y lo esperé. Mientras esperaba, nos cruzamos miradas y sonrisas al menos tres veces. Es muy lindo cruzar miradas y sonrisas con alguien. La moza, para que la puedan imaginar, tenía un cabello super lacio pero no muy largo, le tapaba apenas los hombros. Su piel un poquito morena, sus ojos marrones, y su cara perfecta, parecía una muñeca. Los pechos bastante grandes, y vestía una camisa blanca bastante apretada que los hacía ver aún más grandes. Llevaba un corpiño deportivo que permitía ver el relieve del pezón a la perfección. Por debajo, un pantalón de vestir negro opaco, que apretaba unas nalgas redondas y perfectas. Sus piernas gorditas, que no pude evitar imaginarlas desnudas, se movían enérgicamente por el restaurant. En sus pies, unas sandalias con taco permitían ver sus hermosos piecitos que tampoco pude evitar desnudar con la mirada, e imaginarlos masturbándome. Las delgadas manos muy cuidadas, con sus uñas pintadas, y también, dignas de masturbarme.
Luego de almorzar, me despedí y volví a mi habitación para prepararme para la reunión, ya que en una hora pasaría por mí un remise. 
Al bajar para esperar el remise, me encontré con la moza, que en ese momento estaba en recepción. -¿Haces todas las tareas acá?- pregunté sonriendo. Ella también rió. -Si. En realidad soy mucama, pero siempre ayudo con otras cosas- me dijo. Luego de conversar algunos minutos, llegó el auto que me llevaría a la reunión.
En la reunión me costaba concentrarme, imaginando las nalgas perfectas de la mucama. Me las imaginaba rebotando en mi vientre con mi pene dentro de ella. O sus pequeños y finos labios chupando mi pene. Me costó mucho completar la reunión, pero de todos modos fue un éxito. 
Al volver, ella ya no estaba. Así que entré a mi habitación, y me masturbé pensando en ella. Me masturbé duro y escupí muchísima leche. Ella realmente me encantaba. Me acosté a dormir, y al otro día me levanté temprano. La reunión era a las 9 de la mañana, así que 8 y 30 bajé a esperar el remise. Por suerte pude ver a esta hermosa muchacha antes de irme. -¡Buenos días! que bueno verte...- me dijo. Le respondí lo mismo y salí enseguida, ya que el auto estaba allí. Como era una reunión con almuerzo, llevó bastante rato, y al llegar al hotel me encontré con que Camila, la mucama, ya se había ido. Así que me quedé un rato mirando tv, y más tarde me fui a dormir. 
Llegado el sábado, por suerte no había reuniones así que me quedé hasta un poco más tarde en la cama. El vuelo despegaba a las 20hs, por lo que tenía tiempo. Cuando aún no estaba del todo despierto, me sobresaltaron golpes en la puerta. Me paré de la cama enseguida, y me envolví en una toalla, ya que suelo dormir desnudo. -¿Si?- dije, en voz alta pero aún con voz de dormido. -Servicio!- Gritó Camila del otro lado mientras reía. Si bien parecía muy centrada, y nunca imaginé tener posibilidades de algo con ella, pensé que sería bueno que me viera casi sin ropa, talvez lograba causarle algo. Por lo tanto abrí la puerta. Allí la ví, con el típico uniforme de mucama, y su sonrisa perfecta. -¿Te desperté? ¡Perdón!- Me dijo riendo. Las mucamas siempre trabajan de a dos, pero en este caso la vi a ella sola. Era un hotel pequeño y a esa altura del año estaba vacío, quizás era por eso. -¿Podés limpiar mientras sigo durmiendo?- Bromeé. -¡Claro! prometo no hacer ruido- me dijo muy seria. De verla vestida de mucama ya se me había parado, y era imposible disimularlo. Ella lo miró, sonrió tímidamente y se dió vuelta a buscar el carro con los productos. Aproveché ese momento para acostarme, sacando la toalla rápidamente antes de que entrara y me viera. En realidad quería que me viera, pero era demasiado creo. Allí me acosté y cerré los ojos. Realmente tenía sueño. Solo había una cosa que prefería hacer antes que dormir...
Escuché que entró el carro y cerró la puerta. Pasaron unos segundos y oí que pasó la tranca. Mi pene se endureció aún más al pensar "No es común que una mucama tranque la puerta..."
Me hice el dormido intentando mantenerme despierto mientras ella barría por la habitación cantando bajito. Sentí que se acercó a mí, sin dejar de barrer, pero el hecho de tenerla tan cerca me erizó la piel. Pasados algunos segundos escuché que dejó la escoba apoyada en la pared, y pude sentir que me miraba. De pronto empecé a sentir su respiración en mi nuca, y enseguida el calor de su boca. Empezó a besarme suavemente el cuello. Mi pene se endureció aún más y mi piel se erizó. Me di vuelta despacio y la miré. Me sonrió y se tiró arriba mío. Empezó a besarme desaforadamente mientras me destapaba poco a poco. Al destapar mi panza por completo, empezó a bajar con sus besos, pasando por mi cuello nuevamente, mi pecho y luego la panza. Allí se detuvo besando y lamiendo varios minutos. Después, siguió bajando, y sin tocar mi pene, besó alrededor. Primero por debajo del ombligo, después las ingles y por último, se metió los dos huevos en la boca, y los masajeó con la lengua. Después los sacó y me miró con una sonrisa pícara. Volvió a bajar la cabeza y se empezó a meter el pene en la boca. Todo en lentos movimientos. Increíblemente, parecía tener una boca pequeña pero le entró el pene entero. Empezó a subir y bajar lentamente mientras con las manos me acariciaba los huevos. Que hermosa chupada. Después de un rato la sacó de su boca. Sentí que chorreaba, entre la saliva y el líquido preseminal. Se veía bien mojada. Volvió a besarme los labios mientras se desnudaba rápidamente. Cuando estuvo totalmente desnuda se paró a mi lado y pude ver la hermosura de su cuerpo. El abdomen plano, las piernas gorditas tal como las imaginaba. Sus nalgas redondas y perfectas y los pechos... Indescriptibles. Redondos, grandes, oscuritos... Perfectos. Me sonrió y se arrodilló de piernas abiertas encima de mí. Sin usar las manos por lo mojados que estábamos, se sentó suavemente y el pene entró en su vagina. Pude sentir el calor que emanaba. Estaba super caliente. Allí, con todo mi pene adentro, se inclinó y empezó a besarme desaforadamente mientras movía la cadera de forma ágil. Después de un rato, se tiró hacia atrás, y con una mano empezó a masajear su clítoris. Con la otra mano, agarró mi mano derecha y la puso en su teta, que se sentía tan suave como se veía. Le agarré las dos tetas con las dos manos y ella empezó a moverse cada vez más rápido y a gemir cada vez más fuerte. Su vagina chorreaba. En un momento quedó quieta y se sentó en mi pene con todo su peso, acompañando esto de un gemido fuerte. Había acabado. Enseguida se tiró hacia atrás, acostándose al revés de mi. Se acomodó y agarró mi pene con sus pies. Tenía mucha habilidad con los pies, parecían manos. Me masturbó tan rico que acabé casi enseguida. Le llené los piecitos de leche. Después de quedar los dos acostados un rato recuperando el aliento, ella se acomodó para quedar con su cara junto a la mía. Me miró a los ojos y me dijo -Me encantó... No te vayas nunca...-
A partir de ese día sueño con volver a Chile pero aún no he tenido oportunidad. Espero regresar pronto y que ella siga ahí...

3 comentarios - La mejor mucama - relato

Elpiratasexual +1
buen relato...me imagino que le pediste su numero de celular??? IDOLO
cristiansex15
Gracias capo! Si claro, nos escribimos cada tanto. Siempre me dice que vuelva jaja y las fotos que nos mandamos.. pf jaja abrazo!
NaneroEv2 +1
Me ha gustado el relato, te dejo los últimos +2
cristiansex15 +1
Gracias capo un abrazo