Hola, hoy pensé en contarle algo que me pasó cuando era apenas adolescente. Como en todo relato ahora tendría que describirme pero en realidad no soy gran cosa y ya me pueden ver en mis fotos. De chico o de chica ¿Como debería escribir esto? (Pequeño dilema que tiene toda Crossdresser y que nos separa del mundo trans) usaré el "@". De chic@ comencé a sentir atracción por la ropa femenina, la suavidad y delicadeza que contrastaba tanto con la ropa masculina me llevo a atravesar ese umbral entre tocar e imaginar a usar y sentir. Como tod@s comencé con la ropa interior, fetiche sexual extremo de tener entre tus manos una prenda que estuvo en contacto con lo más íntimo de una mujer y que, al menos a mí, al ponermela me hacía imaginar que quizá tenía las misma sensaciones que la dueña de la prenda. En casa no abundaba la ropa femenina y mucho menos jovial, solía inmiscuirme en los guardarropas de primas, amigas, vecinas y cuanta mujer estuviera a mi alcance. En más de una ocasión estuve al borde de ser descubiert@ pero siempre salí aeros@ de cada situación, como en esta que les voy a contar. No recuerdo cuántos años tenía exactamente, creo que cerca de los 15, mi hermano bastante mayor que yo regreso a casa por las vacaciones y se trajo consigo a su novia. Si bien siempre sentí atracción por las mujeres debo decir que lo que más me emocionaba era su bolso ¡todo un tesoro de cosas por explorar!
Ella era una chica normal, linda, pero normal. Cabello castaño, estatura media, la dosis justa de cola y pechos pero se vestía muy sexy. Apenas nos estábamos saludando y yo ya imaginaba estar usando ese corpiño armado que se le marcaba a través de la remera, blanco, lo deduje por los breteles y mi mente volaba imaginando si la bombacha hacia un conjunto o no, si era colales o culote y miles de pensamientos por segundo. Pasaron un par de días en que se mantuvieron en casa, lo que imposibilitaba mi intensiones de quedarme a solas con ese bolso, bueno en realidad con "esos" bolsos ya que como buena mujer viajaba con más equipaje del que mi hermano podía cargar.
Por fin un día salieron a conocer la ciudad y a los amigos de mi hermano, mis padres a trabajar y yo quedé por fin sol@ en casa. El corazón se me saltaba del pecho, procuré cerrar bien la puerta de entrada pues no quería otro sobresalto como el que ya me había pasado no hacía mucho (después les cuento eso). Abrí los bolsos y había de todo, jeans elastizados tiro corto, faldas, vestidos y ropa interior de todo tipo y color y en otro bolso maquillaje, zapatos, zapatillas, carteras y todo tipo de cosas. Me centré en el bolso con ropa, primero la ropa interior. Lo que más me gustó fue una bombacha blanca, que no era tan grande como una colales pero tampoco tan pequeña como una tanga, tenía un pequeño moñito rosa en frente y la tela era elastizada. Me desvesti y me la puse... Uff... Me quedaba perfecta, la presión justa en mi cola y aún más presión cuando comencé a tener una erección propia de las sensaciones que estaba teniendo. No tenía un corpiño a juego pero elegí uno blanco, armado, el mismo que traía puesto el día que llegó, fácil de adivinar porque era el único blanco. Después me puse un vestido de algodón muy corto, color rosa salmón, y obvio me puse su perfume, me recosté sobre la cama y no pude evitar tocarme hasta acabar, llevaba mucho esperando. Ahí terminó. Guarde todo como recordaba que estaba y salí. Con el paso de los días me fui probando de todo, los jeans se sentían geniales, y las faldas también pero el vestido rosa salmón era mi predilección, junto a la bombacha y corpiño blanco. También descubrí que guardaba su ropa interior usada en una pequeña bolsita de lavandería, de tela como de lienzo. Confieso que el poneme sus prendas usadas detonaba mis ratones. Me vestía y me sentaba con las piernas abiertas sobre una almohada y me movía como imaginaba se movía ella, trataba de imitarla en todo. Como se sentaba, como caminaba, como se pintaba los labios... En todo. Lo peor paso un día en que entre a su habitación y fui en busca de "mi" bombacha blanca jaja. Era la mañana de un sábado y en casa no había nadie, por la noche pude escuchar gemidos en la habitación de mi hermano, claramente tenían sexo, me toque también esa noche imagiandola. Apenas desperté no hice más que comprobar que estaba sol@ y metí en su habitación, busque la bombacha y la encontré dentro de la bolsita de lavado. No tuve control sobre mí, la excitación pudo más que la cordura me saque el pantalón y me puse la bombacha dispuest@ a tocarme como nunca... estaba justo en ese trance de placer cuando escucho mi nombre desde el living de casa, la vos de mi madre, mi corazón se detuvo pero mi cuerpo actuó por instinto, me puse el pantalón sobre la bombacha y cerré todo a las apuradas, salí corriendo y llegué hasta donde mi madre que estaba con ella, nose si era mi calentura pero estaba más linda que de costumbre, me pidió que la acompañara hasta el supermercado a comprar unas cosas así que no me quedo más remedio que ir. Era la primera vez que salía a la calle usando una tanga, era la primera vez que sentía los roces de caminar con esa tela metida tan adentro de la cola y sobre todo era la primera vez que usaba ropa de mujer ¡con la dueña al lado! Jaja. Ella me hablaba pero mi mente estaba en otra galaxia, de a ratos me abrazaba porque siempre fue muy cariñosa, me decía su "cuñadit@" en cada abrazo me apoyaba las tetas y yo no podía más. Ese viaje de ida y vuelta hasta al supermercado fue eterno, apenas llegamos a casa me encerré en mi cuarto, me saque todo menos la bombacha y me recosté para tocarme. Acabé tanto que me comencé a quedar dormid@, mi último acto reflejo fue taparme. Desperté con el llamado de mamá para almorzar, me saque la bombacha que estaba ya manchada de sus flujos y los mios, me vestí y antes de pasar al comedor fui a devolverla a su lugar. Abrí el bolso y para mí sorpresa la bolsita de lavado no estaba por ningún lado. PANICO. Terminé por ponerla entre las ropas, así como si se hubiese caído sin querer, cosa que era imposible porque la bolsa cerraba con un cordón pero al menos había una coartada. Fui a comer pero ya no era lo mismo, tenía nervios, miedo... No sé. Pero sin que hubiera sucedido sentía que me habían descubierto. Deje de lado mis travesuras en los días siguientes hasta que pasó lo mejor. Llegó el día en que debían irse, volver a su ciudad, mi hermano salió de casa a despedirse de sus amigos y ella se quedó armando el bolso, yo iba pasando frente a su habitación cuando me llamó. "vení ayúdame un poco cuñadit@, pasame eso" no había vuelto a entrar desde lo de la bombacha. Ella sacaba ropa del bolso que estaba doblada para extenderla y volverla a doblar, yo la ponía en orden sobre la cama. En un momento saco el vestido rosa salmón, mi favorito, yo me sonroje, se lo puso sobre el cuerpo como quien prueba una prenda para saber si le quedaría o no y me dice "este no lo pude usar ni una sola vez, la verdad no sé si me entra, lo compre para venir pero nunca me lo puse". Cai en que el vestido era nuevo y yo le había puesto de su perfume cuando me lo ponía, en fin, para salir de la situación le dije "seguro que te queda si sos chiquitita"
-bueno tampoco tanto, soy como vos. Tenemos el mismo cuerpo.
-si vos decís. Hasta capaz me quede mejor a mí le dije riendo.
Ella hecho una carcajada y me dijo "a ver probate"
-No ni en pedo, le dije
Ahí empezó una charla entre chistes y risas en que ella termino por convencerme, ¡vah! En qué yo me deje convencer. Me saque la remera y me lo puse sobre el jeans.
Ella me dijo "sácate el pantalón".
Por más que me moría de ganas tenía miedo de que fuera una especie de trampa y por más que me insistió no me quise sacar. "bueno está bien" me dijo "pero no, no te queda mejor que a mí" me dijo entre risas.
- bueno es que a mí me estarían faltando tus tetas, le dije también riendo.
"Espera" me dijo y saco del bolso un corpiño gris armado, lo conocía pero en realidad no me gustaba tanto. Yo conocía ya toda su ropa y hasta podía adivina lo que tenía puesto cada día jaja. Me lo puso y con unas medias me hizo un relleno que serían mis "tetas".
- Bueno ahí está mejor pero yo las tengo más grandes me dijo riendo otra vez.
A mí la excitación se me empezó a notar a través de la ropa y ella se dió cuenta. Me dijo una vez más.
- ¿Seguro que no te querés sacar el pantalón? Te puedo prestar ésta, y saco la bombacha blanca con moñito rosa. Se acercó a mí y me dijo susurrando "creo que es la que más te gusta ¿No?".
Yo casi desmayo, hice como que no entendía de que estaba hablando pero era obvio que lo sabía, me saque su ropa rápido e intente simular un enfado mezclado con risas pero ella se acercó a mi oído y me dijo "tranqui secreto entre nosotras".
Estaba inmóvil, sin saber que hacer. Me saque sus ropas y en eso escucho a mi hermano entrando a casa. Ella me abrazó y me repito "tranqui, secreto, encerio" puso la bombacha en mi bolsillo diciendo "de recuerdo" y ahí terminó todo. Al día siguiente se fueron y nunca la volví a ver porque ella y mi hermano se separaron. Yo concerve mucho tiempo aquella prenda, la usaba y cada vez que me la ponía revivía esa situación, en mi mente cada vez tenía un final distinto, siempre exitante, siempre acabo por sacarme el pantalón, siempre nos divertimos juntas. Así fue hasta que en uno de esos tanto ataques de culpa por los que atravesamos l@s crossdressers terminé por desecharla, al pedo porque no deje de ser cross y esa bombacha me quedaba divina jaja.
Ella era una chica normal, linda, pero normal. Cabello castaño, estatura media, la dosis justa de cola y pechos pero se vestía muy sexy. Apenas nos estábamos saludando y yo ya imaginaba estar usando ese corpiño armado que se le marcaba a través de la remera, blanco, lo deduje por los breteles y mi mente volaba imaginando si la bombacha hacia un conjunto o no, si era colales o culote y miles de pensamientos por segundo. Pasaron un par de días en que se mantuvieron en casa, lo que imposibilitaba mi intensiones de quedarme a solas con ese bolso, bueno en realidad con "esos" bolsos ya que como buena mujer viajaba con más equipaje del que mi hermano podía cargar.
Por fin un día salieron a conocer la ciudad y a los amigos de mi hermano, mis padres a trabajar y yo quedé por fin sol@ en casa. El corazón se me saltaba del pecho, procuré cerrar bien la puerta de entrada pues no quería otro sobresalto como el que ya me había pasado no hacía mucho (después les cuento eso). Abrí los bolsos y había de todo, jeans elastizados tiro corto, faldas, vestidos y ropa interior de todo tipo y color y en otro bolso maquillaje, zapatos, zapatillas, carteras y todo tipo de cosas. Me centré en el bolso con ropa, primero la ropa interior. Lo que más me gustó fue una bombacha blanca, que no era tan grande como una colales pero tampoco tan pequeña como una tanga, tenía un pequeño moñito rosa en frente y la tela era elastizada. Me desvesti y me la puse... Uff... Me quedaba perfecta, la presión justa en mi cola y aún más presión cuando comencé a tener una erección propia de las sensaciones que estaba teniendo. No tenía un corpiño a juego pero elegí uno blanco, armado, el mismo que traía puesto el día que llegó, fácil de adivinar porque era el único blanco. Después me puse un vestido de algodón muy corto, color rosa salmón, y obvio me puse su perfume, me recosté sobre la cama y no pude evitar tocarme hasta acabar, llevaba mucho esperando. Ahí terminó. Guarde todo como recordaba que estaba y salí. Con el paso de los días me fui probando de todo, los jeans se sentían geniales, y las faldas también pero el vestido rosa salmón era mi predilección, junto a la bombacha y corpiño blanco. También descubrí que guardaba su ropa interior usada en una pequeña bolsita de lavandería, de tela como de lienzo. Confieso que el poneme sus prendas usadas detonaba mis ratones. Me vestía y me sentaba con las piernas abiertas sobre una almohada y me movía como imaginaba se movía ella, trataba de imitarla en todo. Como se sentaba, como caminaba, como se pintaba los labios... En todo. Lo peor paso un día en que entre a su habitación y fui en busca de "mi" bombacha blanca jaja. Era la mañana de un sábado y en casa no había nadie, por la noche pude escuchar gemidos en la habitación de mi hermano, claramente tenían sexo, me toque también esa noche imagiandola. Apenas desperté no hice más que comprobar que estaba sol@ y metí en su habitación, busque la bombacha y la encontré dentro de la bolsita de lavado. No tuve control sobre mí, la excitación pudo más que la cordura me saque el pantalón y me puse la bombacha dispuest@ a tocarme como nunca... estaba justo en ese trance de placer cuando escucho mi nombre desde el living de casa, la vos de mi madre, mi corazón se detuvo pero mi cuerpo actuó por instinto, me puse el pantalón sobre la bombacha y cerré todo a las apuradas, salí corriendo y llegué hasta donde mi madre que estaba con ella, nose si era mi calentura pero estaba más linda que de costumbre, me pidió que la acompañara hasta el supermercado a comprar unas cosas así que no me quedo más remedio que ir. Era la primera vez que salía a la calle usando una tanga, era la primera vez que sentía los roces de caminar con esa tela metida tan adentro de la cola y sobre todo era la primera vez que usaba ropa de mujer ¡con la dueña al lado! Jaja. Ella me hablaba pero mi mente estaba en otra galaxia, de a ratos me abrazaba porque siempre fue muy cariñosa, me decía su "cuñadit@" en cada abrazo me apoyaba las tetas y yo no podía más. Ese viaje de ida y vuelta hasta al supermercado fue eterno, apenas llegamos a casa me encerré en mi cuarto, me saque todo menos la bombacha y me recosté para tocarme. Acabé tanto que me comencé a quedar dormid@, mi último acto reflejo fue taparme. Desperté con el llamado de mamá para almorzar, me saque la bombacha que estaba ya manchada de sus flujos y los mios, me vestí y antes de pasar al comedor fui a devolverla a su lugar. Abrí el bolso y para mí sorpresa la bolsita de lavado no estaba por ningún lado. PANICO. Terminé por ponerla entre las ropas, así como si se hubiese caído sin querer, cosa que era imposible porque la bolsa cerraba con un cordón pero al menos había una coartada. Fui a comer pero ya no era lo mismo, tenía nervios, miedo... No sé. Pero sin que hubiera sucedido sentía que me habían descubierto. Deje de lado mis travesuras en los días siguientes hasta que pasó lo mejor. Llegó el día en que debían irse, volver a su ciudad, mi hermano salió de casa a despedirse de sus amigos y ella se quedó armando el bolso, yo iba pasando frente a su habitación cuando me llamó. "vení ayúdame un poco cuñadit@, pasame eso" no había vuelto a entrar desde lo de la bombacha. Ella sacaba ropa del bolso que estaba doblada para extenderla y volverla a doblar, yo la ponía en orden sobre la cama. En un momento saco el vestido rosa salmón, mi favorito, yo me sonroje, se lo puso sobre el cuerpo como quien prueba una prenda para saber si le quedaría o no y me dice "este no lo pude usar ni una sola vez, la verdad no sé si me entra, lo compre para venir pero nunca me lo puse". Cai en que el vestido era nuevo y yo le había puesto de su perfume cuando me lo ponía, en fin, para salir de la situación le dije "seguro que te queda si sos chiquitita"
-bueno tampoco tanto, soy como vos. Tenemos el mismo cuerpo.
-si vos decís. Hasta capaz me quede mejor a mí le dije riendo.
Ella hecho una carcajada y me dijo "a ver probate"
-No ni en pedo, le dije
Ahí empezó una charla entre chistes y risas en que ella termino por convencerme, ¡vah! En qué yo me deje convencer. Me saque la remera y me lo puse sobre el jeans.
Ella me dijo "sácate el pantalón".
Por más que me moría de ganas tenía miedo de que fuera una especie de trampa y por más que me insistió no me quise sacar. "bueno está bien" me dijo "pero no, no te queda mejor que a mí" me dijo entre risas.
- bueno es que a mí me estarían faltando tus tetas, le dije también riendo.
"Espera" me dijo y saco del bolso un corpiño gris armado, lo conocía pero en realidad no me gustaba tanto. Yo conocía ya toda su ropa y hasta podía adivina lo que tenía puesto cada día jaja. Me lo puso y con unas medias me hizo un relleno que serían mis "tetas".
- Bueno ahí está mejor pero yo las tengo más grandes me dijo riendo otra vez.
A mí la excitación se me empezó a notar a través de la ropa y ella se dió cuenta. Me dijo una vez más.
- ¿Seguro que no te querés sacar el pantalón? Te puedo prestar ésta, y saco la bombacha blanca con moñito rosa. Se acercó a mí y me dijo susurrando "creo que es la que más te gusta ¿No?".
Yo casi desmayo, hice como que no entendía de que estaba hablando pero era obvio que lo sabía, me saque su ropa rápido e intente simular un enfado mezclado con risas pero ella se acercó a mi oído y me dijo "tranqui secreto entre nosotras".
Estaba inmóvil, sin saber que hacer. Me saque sus ropas y en eso escucho a mi hermano entrando a casa. Ella me abrazó y me repito "tranqui, secreto, encerio" puso la bombacha en mi bolsillo diciendo "de recuerdo" y ahí terminó todo. Al día siguiente se fueron y nunca la volví a ver porque ella y mi hermano se separaron. Yo concerve mucho tiempo aquella prenda, la usaba y cada vez que me la ponía revivía esa situación, en mi mente cada vez tenía un final distinto, siempre exitante, siempre acabo por sacarme el pantalón, siempre nos divertimos juntas. Así fue hasta que en uno de esos tanto ataques de culpa por los que atravesamos l@s crossdressers terminé por desecharla, al pedo porque no deje de ser cross y esa bombacha me quedaba divina jaja.
12 comentarios - Travesuras cross.