Con 20 años, con novia y todo, Yon no dejaba de admirar y desear el culazo de mamá. Es que esas camisetillas de mamá dejando ver el color claro de su piel, que dejaba que la vista se colara entre sus tetas hasta imaginarse como luciria su pene entre ellas, lo excitaban hasta la dureza mas extrema de su carne, hasta sentir sus fluidos recorriendo su interior. Se tocaba las bolas, e imaginaba estrellándolas contra esa sartén que eran las nalgas de su madre.
No solo eran las camisetillas. También eran los short de colores encendidos que usaba cada vez, y que siempre contrastaban con la piel de su cintura y de sus muslos. Lo ajustado de esos short, las caderas levantadas, las poses de gatuna que insinuaba una y otra vez, lo hacía imaginarla de mil formas, y en todas totalmente desnuda, a gatas frente a él, poniéndosela una y otra vez.
Desde sus 15 años había entablado cierta confianza con su madre para tocarla, darle una que otra nalgada, y darle besitos en el cuello, en los hombros desnudos, y a veces en los pechos por sobre la blusita sexy. En esos años de confianza, dos veces se habían dado sendos besos. La primera vez, su madre se lo dio dizque para saber si había aprendido a besar. Entonces le había dicho que cuando tomara experiencia y aprendiera, la buscara. La segunda vez, fue cuando Yon cumplió los diecisiete. Habían tomado un par de tragos, se habían estado insinuando miradas lascivas, lanzándose besos a hurtadillas, y en un momento que quedaron solos, se abalanzaron el uno sobre el otro, sus bocas se buscaron, y sus lenguas jugaron sumamente decididas. Pero entonces Yon se emocionó sobremanera, sus manos se aferraron a las nalgas de su madre, y un instante después por sobre el short, hundió el dedo medio hasta el anito de mamá. Ahí acabó el beso, como si su madre reaccionara al contacto de aquel dedo en su zona mas oscura, le dijo, -ay no, que estamos haciendo, regresemos a la fiesta.
La tercera vez Yon no se lo pensó. Recién había cumplido sus dieciocho. Yon llegó con el desánimo que le provocaba las peleas y los rompimientos con su novia, y su madre al darse cuenta vino a consolarlo. No lo hizo a la ligera. Vestida con sus short y camisetilla ceñidas, le pasó dando un pellizconcito en el cachete al tiempo que le decía: -pero papito, qué te hicieron? o qué fue lo que no te hciieron? Sus risitas sonaron demasiado picaronas, al tiempo que se alejo al frente de Yon, dando la oportunidad que pudiera apreciarla. Pero Yon no le pasó coco, su enfado era mayor.
La madre volvió a pasar frente a él. Se sentó a su lado. -Qué te pasa, papito? Oh mami, no molestes, mi novia que no me entiende. -Oh mi chiquito. Mamá aliso los cabellos de Yon, puso sus dedos en su sienes, y lo masaejó con suavidad. -Relajate, mijito, relajate. Ya veras que tu novia te buscara. -Ven aqui con su mami y calmese. La mamá de Yon lo rodeó con un brazo y lo haló hacia él. El perfume femenino, la blusa escotada, la nuca sensual, el cabello sedoso, los dedos de mami hurgando su espalda, uuufff el rencor hacia su novia. Al dia siguiente Yon no sabia muy bien que fue lo que lo excitó. Lo cierto es que en un instante sintió su verga tan dura que sentía que reventaba. Yon ni siquiera pensó que aquella hembra era su madre. Sencillamente sus manos vinieron a sus hombros, palpandola, masajeandola, dandole pellizconcitos. -Asi me gusta mijito, oyo balbucear a su mami.
Yon beso aquellos hombros, la nuca sensual, el cuello, mordisqueo sus orejas. Sintió el estremecimiento de mamá que recogió sus brazos refugiándose en los de Yon. Este la apretó, y no aflojó. Su cabeza empujó la de su mami hacia atrás, exponiendo el cuello. Su bocó se prendió ahi y le pegó un chupón suave al principio que fue apretando poco a poco, hasta que oyó el oooohh complacido de su madre. Volvió con su cabeza a empujar la cabeza de mama al otro lado, y de la misma manera se prendió ahi, en la zona de la yugular. Mamá se estremeció, gimió, entonces Yon sin desprender su boca de aquel cuello, la fue acomodando con su brazo, le levanto las piernas y se las colocó de costado sobre las de él. Con sus brazos, su boca y su peso, arrejuntó más a su mami. -Ay mijito, exclamó mami jadeando, sin reproches. Yon soltó su cuello, y con su lengua trepó hacia la oreja, la mordisqueo, la lamió a un costado, y la lamió en su interior. Mami volvió a estremecerse.
Entonces Yon retiró su peso, la vió directo y le dijo: - Mamá, te voy a coger. Quitate la blusa.
Mami le sostuvo un instante la mirada, luego obedeció. - Tu brazier mami, quiero poner mi verga entre tus tetas. De nuevo mami le sostuvo la mirada. Y un instante después el torso de la hembra estaba destapado. Viéndola con todo el renco hacia su novia, vio los pechos de su madre, se fue acercando despacio, abriendo la boca, hasta atrapar una de sus tetas,. Su lengua vibro en el pezón, y luego presionó hasta hundirse en esa teta. Repitió la operación en la otra teta. Volvió a ver a mami, mientras se incorporaba. Mami le correspondió la mirada, y luego fue bajando hasta detenerse ahi en la cintura de su hijo, donde su verga parecía que reventaba la tela.
Yon se llevó la mano ahí, y se la golpeteó. Luego se la sobó. -Es para ti. Le dijo a su madre, al tiempo que le tomó la mano y la incorporó. La hizo girar, le dijo que caminara. -Quiero apreciar eso rico que me voy a coger. Mamá hizo lo que Yon pidió. Caminó hacia el centro de la habitación, giró, camino hacia Yon. Antes de llegar a él, volvió a girar y se alejó contoneándose. En lo que mami hacía eso, Yon se quitó toda la ropa. De modo que cuando mami volteó, se encontró con la verga de Yon apuntandola. Yon tomó una almohada, la colocó frente a él, y con señas, indicó a su mami que se hincara. Obediente, mami se puso de rodillas, quedando su cara a la altura de la verga de su hijo. Las manos de Yon agarraron la cara de su madre, y la acercó a su vergona. Somato su verga contra la cara de mami, le pidió que la besara, que la recorriera con su lengua, y que la metiera en su boca. Mami lo hizo en ese orden. Y Yon se volvió loco. Sostuvo la cabeza de mami, y empezó a cogerse aquella boca meneando la cintura de modo que en ocasiones sentía como su verga topaba en su garganta, y en ocasiones como su verga estiraba los pómulos de mami. Emocionado, Yon dijo a su mami: -Me vengo en tu boca.
Mami apartó las manos de su hijo, y se incorporó. -Acuérdate que me dijiste papi. Cogeme, me lo merezco, y me hace falta. Dicho esto, mami tomo la mano de su hijo y lo llevó al sillón. Mami abrazó al hijo y lo beso coqueandolo con su lengua hasta que las mismas jugaron un buen rato. Mami entonces se separó, palmeó con firmeza la verga de su hijo, se volteó, y se colocó en 4 en el sillón frente al hijo. Cogeme, ordenó.
Mientras se cogía a su mamá, Yon llegó a la conclusión que no era lo mismo que cogerse a su novia. Tuvo la impresión que su novia era tímida y recatada, apenas si dejaba que Yon le corriera las ropas. Mientras su madre estaba desnuda, gimiendo, jadeando, diciendole: -cogeme papi, cogeme, dame con todo papi, dame con todo. Yon decidió no pensar más. Colocó uno de sus pies sobre el sillón, se agarró de la cintura de su mami, y mientras de vez en vez le daba de nalgadas, se la cogió duro, disfrutó del sonido de sus carnes estrellándose, y no dejó de moverse mientras sintió su eyaculación, acumulada de un par de meses de no cogerse a su novia, descargarse en las entrañas de mamá.
No solo eran las camisetillas. También eran los short de colores encendidos que usaba cada vez, y que siempre contrastaban con la piel de su cintura y de sus muslos. Lo ajustado de esos short, las caderas levantadas, las poses de gatuna que insinuaba una y otra vez, lo hacía imaginarla de mil formas, y en todas totalmente desnuda, a gatas frente a él, poniéndosela una y otra vez.
Desde sus 15 años había entablado cierta confianza con su madre para tocarla, darle una que otra nalgada, y darle besitos en el cuello, en los hombros desnudos, y a veces en los pechos por sobre la blusita sexy. En esos años de confianza, dos veces se habían dado sendos besos. La primera vez, su madre se lo dio dizque para saber si había aprendido a besar. Entonces le había dicho que cuando tomara experiencia y aprendiera, la buscara. La segunda vez, fue cuando Yon cumplió los diecisiete. Habían tomado un par de tragos, se habían estado insinuando miradas lascivas, lanzándose besos a hurtadillas, y en un momento que quedaron solos, se abalanzaron el uno sobre el otro, sus bocas se buscaron, y sus lenguas jugaron sumamente decididas. Pero entonces Yon se emocionó sobremanera, sus manos se aferraron a las nalgas de su madre, y un instante después por sobre el short, hundió el dedo medio hasta el anito de mamá. Ahí acabó el beso, como si su madre reaccionara al contacto de aquel dedo en su zona mas oscura, le dijo, -ay no, que estamos haciendo, regresemos a la fiesta.
La tercera vez Yon no se lo pensó. Recién había cumplido sus dieciocho. Yon llegó con el desánimo que le provocaba las peleas y los rompimientos con su novia, y su madre al darse cuenta vino a consolarlo. No lo hizo a la ligera. Vestida con sus short y camisetilla ceñidas, le pasó dando un pellizconcito en el cachete al tiempo que le decía: -pero papito, qué te hicieron? o qué fue lo que no te hciieron? Sus risitas sonaron demasiado picaronas, al tiempo que se alejo al frente de Yon, dando la oportunidad que pudiera apreciarla. Pero Yon no le pasó coco, su enfado era mayor.
La madre volvió a pasar frente a él. Se sentó a su lado. -Qué te pasa, papito? Oh mami, no molestes, mi novia que no me entiende. -Oh mi chiquito. Mamá aliso los cabellos de Yon, puso sus dedos en su sienes, y lo masaejó con suavidad. -Relajate, mijito, relajate. Ya veras que tu novia te buscara. -Ven aqui con su mami y calmese. La mamá de Yon lo rodeó con un brazo y lo haló hacia él. El perfume femenino, la blusa escotada, la nuca sensual, el cabello sedoso, los dedos de mami hurgando su espalda, uuufff el rencor hacia su novia. Al dia siguiente Yon no sabia muy bien que fue lo que lo excitó. Lo cierto es que en un instante sintió su verga tan dura que sentía que reventaba. Yon ni siquiera pensó que aquella hembra era su madre. Sencillamente sus manos vinieron a sus hombros, palpandola, masajeandola, dandole pellizconcitos. -Asi me gusta mijito, oyo balbucear a su mami.
Yon beso aquellos hombros, la nuca sensual, el cuello, mordisqueo sus orejas. Sintió el estremecimiento de mamá que recogió sus brazos refugiándose en los de Yon. Este la apretó, y no aflojó. Su cabeza empujó la de su mami hacia atrás, exponiendo el cuello. Su bocó se prendió ahi y le pegó un chupón suave al principio que fue apretando poco a poco, hasta que oyó el oooohh complacido de su madre. Volvió con su cabeza a empujar la cabeza de mama al otro lado, y de la misma manera se prendió ahi, en la zona de la yugular. Mamá se estremeció, gimió, entonces Yon sin desprender su boca de aquel cuello, la fue acomodando con su brazo, le levanto las piernas y se las colocó de costado sobre las de él. Con sus brazos, su boca y su peso, arrejuntó más a su mami. -Ay mijito, exclamó mami jadeando, sin reproches. Yon soltó su cuello, y con su lengua trepó hacia la oreja, la mordisqueo, la lamió a un costado, y la lamió en su interior. Mami volvió a estremecerse.
Entonces Yon retiró su peso, la vió directo y le dijo: - Mamá, te voy a coger. Quitate la blusa.
Mami le sostuvo un instante la mirada, luego obedeció. - Tu brazier mami, quiero poner mi verga entre tus tetas. De nuevo mami le sostuvo la mirada. Y un instante después el torso de la hembra estaba destapado. Viéndola con todo el renco hacia su novia, vio los pechos de su madre, se fue acercando despacio, abriendo la boca, hasta atrapar una de sus tetas,. Su lengua vibro en el pezón, y luego presionó hasta hundirse en esa teta. Repitió la operación en la otra teta. Volvió a ver a mami, mientras se incorporaba. Mami le correspondió la mirada, y luego fue bajando hasta detenerse ahi en la cintura de su hijo, donde su verga parecía que reventaba la tela.
Yon se llevó la mano ahí, y se la golpeteó. Luego se la sobó. -Es para ti. Le dijo a su madre, al tiempo que le tomó la mano y la incorporó. La hizo girar, le dijo que caminara. -Quiero apreciar eso rico que me voy a coger. Mamá hizo lo que Yon pidió. Caminó hacia el centro de la habitación, giró, camino hacia Yon. Antes de llegar a él, volvió a girar y se alejó contoneándose. En lo que mami hacía eso, Yon se quitó toda la ropa. De modo que cuando mami volteó, se encontró con la verga de Yon apuntandola. Yon tomó una almohada, la colocó frente a él, y con señas, indicó a su mami que se hincara. Obediente, mami se puso de rodillas, quedando su cara a la altura de la verga de su hijo. Las manos de Yon agarraron la cara de su madre, y la acercó a su vergona. Somato su verga contra la cara de mami, le pidió que la besara, que la recorriera con su lengua, y que la metiera en su boca. Mami lo hizo en ese orden. Y Yon se volvió loco. Sostuvo la cabeza de mami, y empezó a cogerse aquella boca meneando la cintura de modo que en ocasiones sentía como su verga topaba en su garganta, y en ocasiones como su verga estiraba los pómulos de mami. Emocionado, Yon dijo a su mami: -Me vengo en tu boca.
Mami apartó las manos de su hijo, y se incorporó. -Acuérdate que me dijiste papi. Cogeme, me lo merezco, y me hace falta. Dicho esto, mami tomo la mano de su hijo y lo llevó al sillón. Mami abrazó al hijo y lo beso coqueandolo con su lengua hasta que las mismas jugaron un buen rato. Mami entonces se separó, palmeó con firmeza la verga de su hijo, se volteó, y se colocó en 4 en el sillón frente al hijo. Cogeme, ordenó.
Mientras se cogía a su mamá, Yon llegó a la conclusión que no era lo mismo que cogerse a su novia. Tuvo la impresión que su novia era tímida y recatada, apenas si dejaba que Yon le corriera las ropas. Mientras su madre estaba desnuda, gimiendo, jadeando, diciendole: -cogeme papi, cogeme, dame con todo papi, dame con todo. Yon decidió no pensar más. Colocó uno de sus pies sobre el sillón, se agarró de la cintura de su mami, y mientras de vez en vez le daba de nalgadas, se la cogió duro, disfrutó del sonido de sus carnes estrellándose, y no dejó de moverse mientras sintió su eyaculación, acumulada de un par de meses de no cogerse a su novia, descargarse en las entrañas de mamá.
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