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Encuentro cuckold, nivel Dios

Esta es otra de las experiencias que con mi esposa llamamos "a ciegas" y sucedió en el trayecto de otro viaje, en la ruta que une Villa María con Buenos Aires, hace un par de años. Para quienes no leyeron mis anteriores posts, les comento que son encuentros "improvisados" sobre la marcha, sin haber tomado contacto previo con el corneador, con lo cual se acentúa la excitación del mismo tanto como la nuestra y el placer de todos toca niveles increíbles, sobre todo el del candidato que pone a la mujer en su máximo clímax. Ella venía imaginando algo como una parada en un bar o estación de servicio y encontrar alguna linda ocasión, aprovechando la tranquilidad y discreción que ofrece la noche. Para eso, se había puesto un sacón negro símil cuero (era otoño y estaba fresco) pensando en mostrar disimuladamente cuando fuera oportuno, que abajo no tenía nada salvo su diminuta bombachita, también negra y así, ver qué podía pasar.

Un primer intento en una Shell cerca de Rosario (creo que en Funes), fracasó por exceso de público y escasez de "aspirantes" merecedores del gusto de mi esposa. Cargué un poco sin llenar el tanque, para probar más adelante y seguimos viaje. Ya más avanzada la madrugada, la oportunidad se presentó al entrar en otra estación en las afueras de San Nicolás. Era grande, se veía bastante desierta, había dos camiones enormes estacionados y a primera vista no más de tres o cuatro personas trabajando en total, contando al del bar y un policía o guardia de seguridad. Arrimándome al surtidor más próximo al edificio, veíamos venir al playero y de inmediato mi flaca exclamó entusiasmada "¡Ay, este pendejo me gusta, dale, dale, lo hagamos con este...!". Y ahí comenzó el plan, imaginado por mi mujer mientras viajábamos.

Era un morocho de unos 30 años, pelo corto y enrulado, que dejaba ver un buen físico bajo la campera. Bajé del auto, Eva se quedó recostada en la butaca reclinada, cubierta con el abrigo y sólo se podía ver el contraste de las piernas blancas iluminadas por las luces del surtidor, en medio del negro del tapizado y el sacón. Le pedí que me llene el tanque, me revise agua y aceite y que limpie los vidrios (todo de acuerdo a instrucciones de mi diosa). Acto seguido me fui al baño, dispuesto a demorar no menos de 20 minutos según las mismas órdenes. Lo que siguió hasta que volví, me lo contó mi esposa al seguir viaje después...

Dice que cuando lo vio de cerca, le gustó más que a primera vista. Mientras el chico trabajaba levantando el capot, yendo y viniendo al hacer su trabajo, ella simuló estar semidormida y, descubriendo parcialmente su cuerpo, se acarició las partes íntimas por debajo de la bombacha y se alcanzaba a ver (aún con el polarizado tenue del vidrio) parte de una de sus tetitas (ya dije en otro post que son pequeñas pero duritas). Fingió despertarse, se volvió a cubrir el cuerpo aparentando pudor, enderezó el respaldo, bajó el vidrio y se saludaron. Al "buenas noches" de él, le respondió "Hola, está fresco, ¿no?". "Sí, ahí adentro es distinto, con calefacción, ¿no?", dijo el pibe completando la formalidad. Y montando los pies en el torpedo para calzarse las botitas de tacos altos, le dijo entre risas "Claro, yo estoy calentita, como siempre, ja ja..." Y mirando afuera... "Mi marido demora en salir del baño, cuando vuelva voy yo".

Cuando se hizo mi hora, volví. Ella se había bajado del auto, la veía preciosa, con sus piernitas sin medias pese al frío, dejando como al descuido los botones más bajos sin prender (algo de mi mujer describí en anteriores posts). Cuando el pibe manejaba el posnet para cobrarme, le sugerí a ella "¿Tomamos algo caliente?" Me dijo "andá yendo vos, yo voy al baño y te sigo". El muchacho me dijo "Vaya, yo termino con los vidrios, le corro el auto y le alcanzo la llave". Entonces le dijo a ella "Venga señora, el pasillo está oscuro, le prendo la luz". Salimos los tres juntos, yo rumbo al shop mientras ellos desviaron hacia el pasillo de los baños. Entré al bar, había tres tipos en una mesa (tal vez los camioneros) y uno en el mostrador. Me senté, me abstuve de pedir hasta que viniera mi esposa y esperé. Otra vez, lo que pasó con ella lo sé porque me lo contó.

Dice que entraron al pasillo, él prendió la luz, el baño de mujeres está al fondo, pero antes hay una puerta que estaba abierta dejando ver un modesto pero cómodo ambiente y mi mujer exclamó "Oh, qué lindo lugar..." Y el chico contestó "Sí, es nuestra "cuevita", aquí nos cambiamos, descansamos o tomamos algo. Venga, pase". Y como al entrar hay un escalón, él le tendió la mano y ella se la tomó. Al recorrer el recinto no le soltó la mano y ella (provocativa como suele ser), se la apretó jugando con sus deditos. El tipo se puso inquieto y lo notó excitado. Ahí nomás agregó "También tenemos un bañito mejor y más limpio. Si quiere use este". Entonces ella le dijo "Bueno, pero vos quedate acá, no quiero quedarme sola", a lo que el pibe respondió "No se preocupe, cierro la puerta y me quedo acá, vaya tranquila". Después de orinar salió y el pendejo (ya más animado) le dijo "¿No te hace frío de andar así?". "¿Así cómo?", le dijo ella. "Así, desnudita, cubierta con eso solo" (dijo el pibe mientras le ofrecía un mate). Mi mujer se largó a reír y le contestó "Ah, me viste picarón... No, no me hace frío, ya te dije que siempre estoy calentita..." Entonces el muchacho, que se había sentado, le extendió la mano y con una seña que la invitaba a acercarse, le dijo "Vení, a ver qué tan desabrigada estás..." Y con un dedo en la bombachita la acercó más. Ella dejó caer el abrigo y le dijo "Mirá, ¿Te parece que aquí no hay suficiente calefacción? Así, más desabrigadita estoy mejor" Y el chico la agarró de la cintura, la sentó sobre sus piernas, la chuponeó en la boca, le acarició las tetitas y le dijo "¿Y tu marido? ¿Es tu marido ese tipo, o andás laburando con él?" Ella volvió a reírse y le respondió "No, no soy una puta, si es lo que estás pensando, él es mi esposo, tenemos hijas y nietos y es bien cornudo como estás viendo, ¿te gusta así?" Entonces el pibe, enloquecido, la hizo arrodillar, se la hizo chupar un rato, la levantó y la apoyó sobre una mesada, se puso un forro y se la cogió. Estaban en eso cuando yo, preocupado por la demora, la llamé por teléfono (según me dijo, fue en ese momento) y, para calentar más al pibe, puso el altavoz... Esta fue la breve conversación:

"Mi amor, ¿pasa algo? ¿estás bien?". Tras un silencio, ella dijo "Sí papito, todo bien, me estoy maquillando, también tenía que hacer caquita, por eso tardé, ya voy...". Dice que el chico estaba con la pija al palo por lo que oía, que no aguantaba hacer silencio mientras yo le hablaba, que le besaba y le mordía el cuello desesperado cuando yo le decía "te amo, mi tesoro, mi diosa, mi muñequita divina...te espero para que los hombres vean en el bar a mi chiquita hermosa y me envidien..., no demores, mamita..." (todas frases que acostumbramos usar para que "hiervan" los corneadores). Hasta ahí, yo ignoraba que ella estuviera siendo penetrada.

Cuando mi amor vino al bar, se sentó frente a mí con su carita resplandeciente de felicidad, atrayendo las miradas de los camioneros, del barman y del guardia de seguridad. Yo no imaginaba lo que ella había vivido momentos antes (aún a sabiendas de lo que es capaz), hasta que me contó a grandes rasgos lo que les estoy contando ahora (y en detalle en el auto, cuando seguimos viaje), incluyendo lo de la pija metida hasta el fondo cuando la llamé por teléfono.

Pero todavía faltaba la "frutilla del postre" (que disfrutamos ya bien entrada la madrugada), cuando mi adorada y delicada mujercita pudo saciar su extrema sed de sexo con ese chico que la vida cruzó en nuestro camino de manera espontánea.

Y ese segundo episodio, comenzó cuando el playero ("Cachito", me dijo que le decían) volvió a aparecer, esta vez en el bar, cuando ya terminábamos de consumir el reparador café caliente, una vez repuesto yo de mi segunda incursión por el baño, para una masturbación (casi tan satisfactoria como el café), después de escuchar el relato que acabo de contarles...

Como Cachito había omitido traerme las llaves del auto (por razones obvias), se acercó a la mesa para dármelas. Ahí mi mujer me sorprendió, le dijo que antes de irnos, lo esperábamos en el auto para "hablar con él". Cachito (con cara de desconcierto), le dijo "Yo a las 5 termino mi turno, me tengo que ir". Entonces mi esposa agregó "Está bien, faltan 10 minutos, te esperamos ahí", el tipo aceptó y se retiró. Cuando le pregunté qué planeaba, me dijo "Dejame a mí, ya vas a ver". El "ya vas a ver" en boca de mi mujer, me dice que puedo esperar cualquier cosa. Pagué y salimos, aún estaba oscuro, pero ya había más movimiento. El auto estaba en el límite del terreno, retirado de la estación bajo unas sombrillas de estacionamiento. Subimos y, a los pocos minutos Cachito apareció, todavía con rostro de incertidumbre (obvio que ni se imaginaba que mi mujer ya me había contado). Ella bajó el vidrio y el pibe como temeroso, se agachó. "Sí, dígame", murmuró. Eva tenía casi la totalidad de sus piernas al aire, sus pies en el tablero y el abrigo desprendido hasta el ombligo. Le dijo "Quiero que le cuentes a mi marido lo que me hiciste... "¿A qué se refiere?" disimuló el chico. Ella le acarició la cara y riéndose le dijo "Papito, él sabe todo, pero me encantaría que se lo cuentes vos". El pobre tipo, me miró con los ojos gigantes y con mucha duda preguntó "¿Qué es lo que sabe?" Y ella avanzó "Sabe que me cogiste, mi vida. Él es un cornudo y los cuernos... se los metés vos..." Mientras lo decía, le había agarrado la mano y la puso entre sus piernas. El chico miró para todos lados y a mí me preguntó "¿Es en serio?" Ella lo interrumpió "Mirá bebé (tomándome del mentón y mostrándole mi cara), a la mujer de este cornudito pelotudo te la garchaste vos. A mí me encantó, quiero que le digas que es un cornudo y le muestres cómo me manoseás (y llevó la mano del tipo a sus pechos y se la apretó). El cuerpo de Cachito ya estaba mitad dentro del auto, ella abrió la boca y él...se abalanzó con la lengua... se la comió...

Pasaron varios minutos, ella ronroneaba como una gata mientras el chico le metía los dedos corriéndole la bombachita. Tanto hurgueteó, que terminó por sacársela con dificultad (por los tacos) y me la tiró en la cara. Ya envalentonado por mi pasividad, comenzó a decirle guasadas para humillarme y mi esposa le seguía la corriente. "¿Te gusta mostrarle a tu marido lo puta que sos?" "Estás mojadita, ¿le contaste que me la chupaste?" Y a cada cosa, ella le respondía en igual sentido "Sí papito... fue divino... me quedé con más ganas de vos... le voy a decir que me traiga a la vuelta, me gusta tu pija..." (Vuelvo a aclarar como en posts anteriores, que los diálogos pueden no ser textuales, pero escribo lo que más o menos me acuerdo).

Una frase como esa última, desató una idea de Cachito que llevó las cosas a otros límites: "No, no quiero esperar a que vuelvas. Quiero que seas mi puta de nuevo, pero ya. Y me falta hacerte la colita, ¿querés?" De inmediato, la respuesta de ella: "Sí mi vida, sí quiero, pero ya no hay dónde". "Tengo un lugar", le contestó él. Y mirándome a mí: "Mirá cornudo puto, le voy a romper el culo a tu mujercita y quiero que veas cómo goza conmigo". Después se relajó y más tranquilo, pidió sentarse en el asiento trasero para hablar. Mi mujer pasó con él con asombrosa rapidez. Nos explicó "Con mi hermano tenemos un taller, hoy no se abre porque es domingo. Podemos ir ahí y estamos cómodos. Digo, ella y yo... porque vos, vas a sufrir viendo cómo le reviento el culito a esta preciosura". Y se reía a carcajadas mientras se comía a besos a mi mujer, ya casi desnuda y también tentada de la risa... Indudablemente, el humilde playero ya estaba copado en su rol de macho alfa, dominante y corneador. Hasta se abusaba metiéndole unos chirlos en la cola a mi esposa, más fuertes que lo razonable.

Quedamos de acuerdo y, como a las 5:30 de la madrugada, arrancamos siguiéndolo a él, que iba en una moto de alta cilindrada (antes de calzarse el casco, se tiraron besitos con lengua a la distancia con Eva). En el trayecto, ella me "gastaba" como siempre, aludiendo a las dos corneadas que me comería en pocas horas y se relamía con que, la que venía, iba a ser con el premio de su colita penetrada por flor de pija en mis narices y ella hamacada con las piernitas colgando de los hombros de un macho, mientras yo miraba. Entramos a la ciudad y a las pocas cuadras, llegamos a un galpón enorme cuyo portón abrió por control remoto. Adentro, varios autos alineados. Encendió unas pocas luces, lo suficiente para iluminar el sector donde había dos o tres oficinas y un saloncito de estar con un sillón tipo futón. Había una pequeña kitchenette y comodidades con heladera y máquina de café. A decir verdad, era un lindo espacio aunque olía a aceites lubricantes mezclados con desodorante de ambiente ordinario. Me llamó la atención una gran colección de autos en miniatura y eso, lo aprovechó Cachito para verduguearme: "¿Te gusta cornu? Si querés, podés jugar con ellos mientras le chupo la conchita a tu mujer, ja ja ja!". Encendió la calefacción, tomamos café con cognac, charlamos contándole sobre la historia de nuestra inclinación, mientras me tenían al frente manoseándose y besándose revolcados en el sillón. Después la hizo levantar, la desnudó todita y le pidió que se dejara las botitas puestas. Ahí mi mujer le dijo que tenía en el auto más "zapatitos de puta" y el tipo se entusiasmó con hacer que se los muestre. Trajo el bolso y no solo se puso a elegir y probarlos, sino que también lo hizo con distintas tanguitas, que me hizo ponerle y sacarle hasta que finalmente un conjunto de ambas cosas le gustó. O sea que el muy desgraciado, no se conformaba con tener servida a mi muñequita para hacerle la cola, sino que hasta eligió con qué "envolver para regalo" el bomboncito que degustaría frente a su propio esposo cornudo.

Ya sé que muchos no van a entender (algo comenté en otros posts), que estas escenas en las que un extraño dispone a voluntad de cuerpo y alma de tu mujer, la disfruta, la usa, la besa, manosea y penetra por donde se le antoja y ella goza, se ríe, se divierte con él y se burla y te "humilla" a más no poder, te resulte placentero. Pues bien, repito hasta el cansancio que sólo quien lo vive y lo asume por amor, sabe que se goza junto a ella casi tanto o más que cuando el que la posee sos vos...

Siguiendo con la escena, tanto disfrutaba de ver a mi chiquita gozar con la avalancha erótica que le proveía su amante, que una vez más debí escapar al baño a pajearme, cuando Cachito deslizó el sillón convirtiéndolo en cama y se lanzó con su pija a la boca de mi tesoro y también con la suya hacia la blanca, mojada y depilada conchita que lo esperaba. Cuando alivié mi calentura con una nueva masturbación y salí, yo casi no existía para ellos. Los jadeos, gemidos y gruñidos, mezclados con los "aplausos" de unas piernas contra los glúteos y los fuertes chirlos estampados en las nalguitas de mi amor, me resumían el concierto de goce y fantasías realizadas en complicidad con mi adorada flaquita durante años...

El esperado broche de oro, vino con múltiples "adornos" un rato después. Una vez que descansaron, tomamos y picamos algo en medio de palabras, besos y caricias que ellos no paraban de darse, llegó el momento en que se esmeraron en "prepararme" para ver que el culito de mi esposa le pertenecería por completo a su macho y cuidaron que a eso lo "sufriera" como nunca. Comenzaron a mostrarse frente a mí, con la colita de mi mujer en mi cara, recorrida por la mano que la acariciaba metiéndole los dedos así como exhibiéndome la verga y diciéndome "Mirá cornudito de mierda. Este pedazo le va a romper el culo a tu mujer, tocala, sentila en tus manos (y se la tuve que agarrar obedeciendo el gesto de ella), pero antes me vas a poner el forro, le vas a mojar el agujero con tu lengua a ella y después me llenás la pija con cremita para que no le duela y te vas a poner cómodo a ver cómo la penetro. Pero la voy a coger de frente, patitas al hombro, porque la quiero besar y ver su carita de puta cuando goce por tenerla toda adentro..."

Pude ver todo lo que ese pendejo me había anticipado. Lo sufrí como una de mis maneras de gozar. Sentí el mismo placer que seguramente sintió ella, desde que cumplí con la tarea de mojar su culito con mi lengua, poner el forro en la pija que la iba a penetrar y lubricársela con crema. Ví entrar despacito esa pija en primer plano, arrodillado y a centímetros del agujerito profanado del amor de mi vida. Escuché el temprano gruñido de ese toro, que no aguantó mucho tiempo sin acabar y todos los gemidos de los múltiples orgasmos de mi chiquita que, con su carita mojada por la lengua de su macho, no paraba de jadear. Él sacó rápidamente la pija y el forro y me mostró riéndose, cómo volcaba la leche en el pecho, cuello y boca de mi esposa. Yo también, pajeándome, terminé pero ya muy poco semen me quedaba. Ellos quedaron un buen rato tendidos y embadurnados, con sus cuerpos pegados con semen entre sí. Ahí parecía que yo no estaba para ellos, se decían cosas al oído, inaudibles para mí, se reían y se besaban como novios. Puedo asegurar que ella gozó como una adolescente desvirgada. Y el tipo vivía un sueño del que no quería despertar: Una preciosura casada, regalada un día cualquiera y disfrutada a su antojo con el marido sumiso presente. Nadie le creería si lo quisiera contar...

Más tarde, mientras ellos se duchaban juntos un rato largo y yo esperaba mi turno, me tomé un par de cognacs. Con las ideas cruzadas, como siempre, pero tranquilo por la experiencia vivida y porque mi amada esposa estaba feliz. Después, ya con ropas limpias, ayudando a dejar todo en orden, salimos con Cachito que nos invitó a almorzar en un restaurante de su pueblo, aunque ya llevaba casi 24 horas sin dormir. Ahí volví al papel de "marido de mi mujer", el pibe saludando a sus conocidos y los lugareños recorriendo con sus miradas la figura sexy y atractiva de mi casi cincuentona esposa. La conversación con el nuevo amigo y el secreto recuerdo con él de los momentos vividos, pasaron volando hasta que decidimos seguir viaje. Nos despedimos (ellos besándose a través de la ventanilla del auto) con la promesa de verlo a la vuelta cuatro días después, cuando terminara mis trámites en la capital. No cumplimos esa promesa y nunca volvimos a ver a Cachito. Lo recordamos con cariño y mi esposa se excita cuando hablamos de él, pero a veces las cosas, en este juego y por varias razones, deben hacerse así...

6 comentarios - Encuentro cuckold, nivel Dios

oscarvivi33 +1
excelente relato y nos dejaste super calientes
swingcuckold
Muchas gracias oscarvivi33 por los comentarios y los puntos. Me alegra que les caliente (señal de que entienden de estos placeres). Un gran abrazo
Nicolaspiaggio60 +1
excelente...obvio los que vivimos eso sabemos como nos pone...
swingcuckold
Gracias Nicolaspiaggio60, por tu comentario y tus puntos
tonyhara +1
Impresionante relato... me arrancaste tremenda paja!!! quiero que mi mujer se libere y sea así de putita y me haga igual de cornudo!!!! +10!!!
swingcuckold
Gracias tonyhara por el contrario y los puntos. Abrazo
juanchooo13 +1
Muy buen relato. Me re calenté. Y que con ganas de ver una foto de tu mujer con el sobretodo sin nada abajo
swingcuckold
Gracias juanchooo13
jadaf +1
Excelente relato y mejor escrito!
Muy caliente!
swingcuckold
Gracias jadaf por tu comentario y tus puntos