María Teresa, por su elegancia y finura, me superexcita. Como esatarde que fui a una merienda a la casa de Haydée, que copada me invitó. Muybien vestido de camisa, pantalón y zapatos, empapado de perfume, llegué, besé ala anfitriona y a otras mujeres, como María Clara, la amiga de Tere. Y al ratollegó María Teresa, muy paqueta de blusa y pollera blanca estampada, tacos, muymaquillada y perfumada, riquísimo aroma a crema para las manos, cartera decuero negra y con un paquete con sandwiches de miga para la merienda. Tal fuelo que me tenté con la pelirroja gordota que me olvidé de las demás, y obvio lepedí a Haydée sentarme a su lado.
Haydée aceptó y me puso al lado de María Teresa, y con ella charléamigable mientras disfrutamos té, sandwichitos y masas. María Teresa me contabade sus cosas, yo apenas de las mías, no podía dejar de excitarme y tentarme conella, ese aroma a crema que me la como cruda. Terminada la merienda, bienalimentado, fui al living donde las mujeres siguieron la charla. Volví asentármele al lado, ella no se hizo drama, al contrario, me acompañó al sofá yse sentó y se cruzó de piernas mientras le charlaba a dos amigas cerca suyo. Yentonces su pollera fina blanca sobresalía de sus piernas.
Merienda, mujeres, bañado, pollera blanca, perfume, aroma a crema.No pude más. Le pedí a María Teresa que me llevara arriba, a la pieza de Haydée,con la excusa de hablarle un tema mío personal. Le pedí permiso a la dueña decasa, ella me dijo sí y excitado, viendo que mi táctica iba bien, fui con lagordota a la pieza de la tipa. Excitado sabiendo que Tere es servicial, subí laescalera, y al entrar a la pieza, apenas María Teresa cerró la puerta, laagarré, sujeté, manoseé, ella no entendió nada, la estrujé, excitadísimo con suolorcito a crema y su pollera, y la obligué a ir sacándose todo. Y MaríaTeresa, al principio sin ganas, aceptó, se quitó la pollera, la blusa y lostacos, yo me saqué todo y al verle el corpiño y bombacha, exploté, la manoseéde nuevo, le toqué y amasijé bien el culo y las tetas de vaca gorda, ledesprendí el corpiño, ella se quitó la bombacha, la tiré en la cama, me saquéel calzón, se me fue la pija para adelante, me le subí brutal y se laenchufoneé por la vagina con una potencia y furia despiadadas. Traca traca,pene y vagi, vagi y pene, para adelante y para atrás, María Teresa gimiendo deppuro placer y locura, ah, ah, ah, ah. Y blum: eyaculé monstruoso semen en suvagina, lo saqué y se lo pasé por la boca, y Teresa lamió y tragó con gusto.Pero como no paraba de sacarme con su perfume, crema y belleza, a pesar de sugordura, la di vuelta, me le subí y pija por atrás, semen, de nuevo por vagina,doble penetración, dedos y manos en todo su cuerpo, chupé su flujo, lamí suvagina, amasijé todo su cuerpo y le di de mamar bien mi pene bañado de miabundante semen. Las mujeres, allá abajo, ni enteradas, y si lo hacían, ni lesimportaba. Porque María Teresa también saca a ellas con su belleza y elegancia.Como lo hizo conmigo, y con mi semen.
Haydée aceptó y me puso al lado de María Teresa, y con ella charléamigable mientras disfrutamos té, sandwichitos y masas. María Teresa me contabade sus cosas, yo apenas de las mías, no podía dejar de excitarme y tentarme conella, ese aroma a crema que me la como cruda. Terminada la merienda, bienalimentado, fui al living donde las mujeres siguieron la charla. Volví asentármele al lado, ella no se hizo drama, al contrario, me acompañó al sofá yse sentó y se cruzó de piernas mientras le charlaba a dos amigas cerca suyo. Yentonces su pollera fina blanca sobresalía de sus piernas.
Merienda, mujeres, bañado, pollera blanca, perfume, aroma a crema.No pude más. Le pedí a María Teresa que me llevara arriba, a la pieza de Haydée,con la excusa de hablarle un tema mío personal. Le pedí permiso a la dueña decasa, ella me dijo sí y excitado, viendo que mi táctica iba bien, fui con lagordota a la pieza de la tipa. Excitado sabiendo que Tere es servicial, subí laescalera, y al entrar a la pieza, apenas María Teresa cerró la puerta, laagarré, sujeté, manoseé, ella no entendió nada, la estrujé, excitadísimo con suolorcito a crema y su pollera, y la obligué a ir sacándose todo. Y MaríaTeresa, al principio sin ganas, aceptó, se quitó la pollera, la blusa y lostacos, yo me saqué todo y al verle el corpiño y bombacha, exploté, la manoseéde nuevo, le toqué y amasijé bien el culo y las tetas de vaca gorda, ledesprendí el corpiño, ella se quitó la bombacha, la tiré en la cama, me saquéel calzón, se me fue la pija para adelante, me le subí brutal y se laenchufoneé por la vagina con una potencia y furia despiadadas. Traca traca,pene y vagi, vagi y pene, para adelante y para atrás, María Teresa gimiendo deppuro placer y locura, ah, ah, ah, ah. Y blum: eyaculé monstruoso semen en suvagina, lo saqué y se lo pasé por la boca, y Teresa lamió y tragó con gusto.Pero como no paraba de sacarme con su perfume, crema y belleza, a pesar de sugordura, la di vuelta, me le subí y pija por atrás, semen, de nuevo por vagina,doble penetración, dedos y manos en todo su cuerpo, chupé su flujo, lamí suvagina, amasijé todo su cuerpo y le di de mamar bien mi pene bañado de miabundante semen. Las mujeres, allá abajo, ni enteradas, y si lo hacían, ni lesimportaba. Porque María Teresa también saca a ellas con su belleza y elegancia.Como lo hizo conmigo, y con mi semen.
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