You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Mi vecina me espía - final perfecto

Marzo 2019; Aprovechando mi licencia en el trabajo, me dirigí a un balneario en Uruguay. Un lugar muy tranquilo y de pocas personas, que apenas se concurría un poco en diciembre y enero, pero en marzo ya estaba desierto. Conocí ese lugar con una novia que tuve, y a partir de eso empecé a ir siempre, ya que no solo era lindo lugar, sino que era muy tranquilo, y eso me gustaba mucho.

Me alojé en una casa pequeña, construida especialmente para el turismo; no poseía grandes comodidades, pero estaba perfectamente limpia y era cómoda para pasar unos días de vacaciones. Me pasaba el día descansando y matando el aburrimiento escuchando música. 

Como soy por naturaleza muy pajero, y suelo masturbarme entre una y tres veces al día y hacer cosas raras, al llegar lo primero que hice fue mirar con disimulo las casas que estaban más cerca; a los lados y enfrente. Hacia atrás no había ninguna. Por suerte vi que estaban vacías. Es decir, son casas de veraneo, y sus dueños no estaban allí, así que tenía vía libre. 
Me sentía en un paraíso. Tenía la casa entera para mí solo, donde había un extenso jardín, un fondo tres veces más grandes, calles poco transitadas, casas contiguas deshabitadas y como si todo eso fuera poco, hay playa a pocas cuadras. Creo que no es necesario detallar que también me masturbé en la playa.

El primer día que estuve allí, llegué al mediodía. Almorcé y me quedé tomando cerveza en el jardín del frente, esperando que cayera la tarde para realizar la paja de estreno de vacaciones. 
Alrededor de las 17hs, veo pasar a una muchacha muy bonita realmente; de cara, preciosa. Ojos claros y nariz filosa, labios carnosos y cachetes regordetes. Sus pechos, no muy grandes, pero lo suficiente para que me entrasen en las manos si los imaginaba sin ropa. Sus nalgas y piernas bien firmes y formadas, demostrando con eso que realizaba algún deporte. Su abdomen plano, y su piel ligeramente oscura. El pelo suelto al viento, de color castaño Podría decirse que era la chica perfecta para tener de vecina. Al pasar por el portón de la casa donde me estaba alojando, me miró con insistencia y me sonrió saludando. 
-Buenas tardes- le dije. En los balnearios de Uruguay es muy común que las personas se saluden aún cuando no se conocen así que no me ilusioné demasiado por su saludo. Solo me llamó la atención la insistencia con la que miraba, ya que incluso después de saludar continuó mirando.
La sorpresa fue tal, cuando descubrí que entró en una casa demasiado cercana a la que estaba yo; cruzando la calle, y dos casas por medio. Así que eso la convertía en mi vecina.
Pasados unos minutos, volvió a salir de su casa. Caminó por su jardín como buscando algo que hubiera perdido, pero yo creo que fue una excusa para volver a mirar hacia donde yo estaba. Después de un rato volvió a entrar. 

Ya caída la noche, alrededor de las 21hs, me preparaba para la paja de estreno de vacaciones, que había planeado hacerla en la playa. Había bajado unos buenos videos al celular, y me había vestido de running. Claro, debía tener una excusa por las dudas. Me moví un poco dentro de la casa para calentar los músculos, y salí al jardín. Vi luces dentro de la casa de mi vecina perfecta, y al pasar caminando por allí se me fueron los ojos hacia su ventana. La pude ver sentada en el sillón, mirando la televisión. No vi a más nadie allí dentro por lo que supuse que estaba sola. Caminé lentamente los 200 mts. que me separaban de la calle pavimentada, y tomé esta última, trotando los próximos 200 mts. hasta llegar a la playa. Al llegar pude ver que no había nadie, absolutamente nadie. La playa estaba desierta, y oscura, apenas iluminada por la luz de la luna. Así que empecé a caminar hasta buscar una parte baja en los médanos de arena; soy bastante novato en las pajas al aire libre y trato de buscar lugares escondidos aunque no haya nadie. Pasados unos diez minutos encontré un lugar, pero recordé que no había llevado a la playa ni un papel para limpiar el semen de mi pene. Así que aprovechando que tenía el cuerpo caliente, comencé a trotar hasta la casa nuevamente para buscar algunos pañuelos descartables. 
Al pasar por frente a la casa de mi vecina, vi que las luces seguían encendidas pero la tv ya no estaba. Y a ella no la encontré en el sillón. 
Entré a la casa y me guardé un paquete de pañuelos descartables en el bolsillo. Al salir, vi que la luz de la casa de la vecina ya estaba apagada. Era de esperar que se habría ido a dormir.
Volví trotando hasta la playa y me adentré nuevamente en la arena, hasta el punto donde había decidido masturbarme. Miré nervioso a los alrededores y no veía nada sospechoso, tan solo algunos arbustos y médanos. Me saqué la ropa y acaricié mi pene que ya estaba durísimo. Puse un video en el celular y lo apoyé en la arena, mientras me masturbaba lentamente. La libertad y el morbo mezclados que se siente al masturbarse completamente desnudo en una playa es inexplicable y maravilloso. 
Continué masturbandome durante varios minutos, caminaba desnudo, me acostaba, me sentaba, de todo. Siempre con el pene en la mano y moviéndola atrás y adelante. Pasados ya unos veinte minutos de paja, me dispuse a acabar. Aceleré el movimiento de la mano y esperé unos segundos. Varios chorros de semen salieron de mi pene causándome un placer inexplicable. -Uuuuuh- susurré. Me arrodillé en la arena y descansé unos minutos. Me limpié, y troté hasta la casa nuevamente.
Al llegar, me desnudé para ir a bañarme. Dejé toda la ropa en el lavarropas y abrí la canilla para que la bañera comience a llenarse. En la espera, fui a mirar por la ventana del cuarto. Vi algo que me dejó helado; la vecina perfecta volvía a su casa. Volvía mirando hacia la mía, y bastante apurada. Enseguida empecé a pensar que me había visto, y no me molestaba que me hubiera visto, solamente me preocupaba ya que lo que yo estaba haciendo era un delito, y no sabía como reaccionaría ella. Si optaba por denunciarme estaba frito, y más aún si tenía pruebas. Porque si me vió, podía haberme grabado, y por eso llegaba tan apurada, por los nervios. Mi cabeza se invadió de pensamientos negativos y susto. Al rato me acosté pero no podía dejar de pensar en lo mismo.

A la mañana siguiente volví a pensar en lo mismo al despertar. Me tenía bastante preocupado. Me levanté y desayuné. Preparé un mate y salí al jardín, no sin antes mirar por la ventana para comprobar como estaba todo; y como era de esperarse, estaba todo igual que la noche anterior.
Salí al jardín del frente y me quedé allí, sentado, mirando el suelo sin poder dejar de pensar en lo mismo. 
En determinado momento me distraje mirando un video en el celular, hasta que algo me detuvo.
-Hola!- dijo la vecina sonriente acercándose a mi portón. Ya imaginaba lo que me iba a decir. -Hola- respondí timidamente. -Perdón por el atrevimiento. Pero ese mate se ve atractivo, puedo pasar?-. Yo sentí una mezcla de sentimientos. Por un lado alegría, porque había venido a tomar mates conmigo la vecina perfecta! Por otra parte miedo, porque no sabía que me diría. Tenía miedo que me extorsionara, con algo como "voy a publicar este video si no haces cierta cosa". Y en tercer lugar sentía vergüenza, porque si me había visto masturbar realmente, que vergüenza!

Conversamos casi dos horas. Resulta que no me dijo nada de lo que pensaba. Era super amistosa. Me contó que sus padres se habían ido a Holanda de paseo, y ella había venido al mismo balneario que yo a vacacionar. Yo le conté que vivía algo similar, ya que mis padres se habían ido a Brasil pero por trabajo, no de paseo, y también, yo había decidido ir a vacacionar al mismo lugar que ella. Resultó ser una muchacha muy buena onda y quedamos en encontrarnos nuevamente el día siguiente a la misma hora para tomar mates, y esta vez también almorzar juntos. -Hoy no me quedo porque están por llegar una amiga que la voy a ayudar con un examen y se queda a dormir- me dijo. -Mañana se va temprano y ya vengo para acá-.
Almorcé, y pasé la tarde descansando y mirando tv. Y obvio, pensando en el próximo almuerzo. Almorzaría con la vecina perfecta! Vacaciones inolvidables.

Al caer la noche me dieron ganas de masturbarme. Así que conecté el celular a la tele y empecé a pasar un video porno de una chica haciéndose la paja. Son de mis videos favoritos. Unos pechos pequeños manoseados por su mano izquierda, mientras la mano derecha acariciaba su vagina, metiendo dos deditos cada tanto. Un hermoso video. Comencé a desnudarme de a poco hasta quedar en ropa interior y empecé a tocármela por arriba de ella. En un momento me saqué el boxer, y algo me detuvo y me sobresaltó. -Toc toc toc- Sonó la puerta. Era extraño, ya que había portón de madera en el jardín y la persona que golpeó debería haberlo cruzado. -¿Quien es?- dije con tono un poco asustado. -Flor, tu vecina- dijo. -Vine con mi amiga- Y se rió después. Quedé bastante cortado, no sabía que hacer. -No te vistas, ya vimos todo. Abrinos- agregó. De los nervios había quedado paralizado. Me costo encontrar la llave. Me envolví en una toalla y abrí, completamente rojo. -Que vergüenza, ¿que hacen acá? ¿como es eso que me vieron?- pregunté. Ellas rieron. Resulta que había olvidado cerrar la cortina. Desde la casa de Flor vieron movimientos y vinieron a espiarme. -Y ayer te vi en la playa- dijo Florencia. -Me encantó lo que hiciste. Y, ¿sabés algo? mientras vos lo hacías yo también-. Y me quedó mirando. Sofía, su amiga, sonreía. Mi vergüenza era notable. -No tengas vergüenza- dijo Sofía. -Ahora seguí, queremos ver-.
Después de pensar un poco y calmarme, decidí seguir. Total, a mi me gusta mostrarme por webcam y de eso a esto no había mucha diferencia. Me saqué la toalla que me envolvía y empecé a tocarme de nuevo. -Ayudenme chicas- les dije sonriendo. Ellas se miraron y sonrieron. Empezaron a sacarse la ropa. Flor, como la describí antes. Una carita preciosa, ojos claros, nariz puntiaguda. Una boquita super besable. Cuerpo atlético, con abdomen plano, piernas musculosas y nalgas duras. Cuando liberó los pechos casi me desmayo. Super redonditos y hermosos, con pezones oscuritos y perfectamente redondos erizados por el frío. Se quedó solamente en tanga. -Ahora es tu turno- le dijo a Sofía. Ella no era tan perfecta pero aún así era hermosa. Era pelirroja, de piel muy blanca. Los pechos bien pequeños, pero de forma perfecta. El abdomen también plano, y las piernas flaquitas. Sus pezones eran rosados, también erizados por el frío. Las dos quedaron de tanga frente a mí. Yo continué la paja. No podía parar. Eran hermosas las dos. En determinado momento Sofía me dijo -Esperá, no sigas-. Así que me detuve. Me empujó, me sentó en el sillón y se metió mi pene en su boca. Se notaba su falta de experiencia ya que apenas metía la puntita. Florencia se arrodilló a su lado, la agarró del pelo, se miraron y se dieron un beso profundo y largo. Después de besarse, pusieron sus bocas una a cada lado de mi pene y empezaron a masturbarme con sus bocas. Eso fue hermoso. Mientras ellas hacían eso yo les tocaba los pechos. Suaves y tiernos como se veían. Una hermosura de pechos. Después de unos minutos así, Florencia se sacó la tanga y se fue a sentar en mi pene. Sofía la empujó. -Salí, es mío- Florencia la empujó a ella y discutieron un poco sobre quién se sentaría sobre mi pene. Les pedí que se calmaran, las agarré a una de cada mano y las lleve al cuarto. Allá las acosté a las dos en la cama, y les empecé a chupar la vagina. Y eran tal como me las imaginaba. La de Sofía tenía mucho labio, y un clitoris grande. La de Florencia, en cambio, no tenía tanto labio pero su clitoris era más pequeño. Las dos estaban que chorreaban flujo. Se las chupé unos minutos a cada una, intercalando para que no se enojaran. Los sabores eran deliciosos, y mientras a una le chupaba, a la otra le metía dos dedos. Nunca había escuchado a dos mujeres juntas gemir tanto. Estaban disfrutando eso un montón. En un momento, empezaron a discutir de nuevo para ver a quién se la metía. -Pónganse las dos en cuatro- les dije. Las dos se pusieron en posición de perrito adelante mío. Las dos conchitas carnosas y super mojadas se veían preciosas. Empecé a darles, primero a Sofía, y después a Florencia, dos pijazos a cada una. Dos y cambiaba, dos y cambiaba. Para no dejar a una enojada, lo que hice fue hacerlas acabar a dedo. Les metí dos dedos a cada una y los movía, mientras ellas se besaban y gemían locamente. Pasados unos seis o siete minutos, las dos acabaron casi juntas, Sofía primero y Florencia después, con diferencia de cinco segundos. Las dos largaron un chorro de flujo con fuerza por la vagina, y quedaron tiradas en la cama. Exhaustas. -Vamos a darle lo que se merece- dijo Florencia. Me tiraron en la cama entre las dos y nuevamente pusieron mi pene entre sus dos bocas. Mientras con sus manos me acariciaban los huevos y la panza, movian sus cabezas hacia arriba y abajo, hasta que les dije -Viene viene vieneeee!- y ¡Zas!. Nunca había eyaculado tanto. Seis o siete chorros fuertes salieron, haciendome gemir de placer. Quedé exhausto, acostado, con la panza llena de leche, y también había algo en sus caras. Luego de limpiarnos un poco con papel, nos acostamos, me abrazaron y quedamos los tres dormidos en la cama hasta el otro día.

Creo que fue la mejor noche de mi vida, no solo porque tuve una noche de sexo frenética en esa casa, sino porque al otro día, ellas fueron muy dulces y amistosas. Conversamos sobre la vida y desayunamos juntos. Lo mejor fue que, después Sofía se fue a su casa en otra ciudad, pero Florencia seguía en el balneario, siendo mi vecina. Tuve sexo desenfrenado y lindas charlas hasta el último día de mis vacaciones. Hoy por hoy continúo hablando con las dos, pero sin ninguna intención ya que ambas tienen pareja. 

Florencia y Sofía me autorizaron a brindar sus nombres (y nada más que sus nombres) para esta historia.
Gracias chicas! Son lo más!! 

2 comentarios - Mi vecina me espía - final perfecto

m4riano_22
que buen relato me dejaste al palo