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A escondidas (Fantasía)

A escondidas (Fantasía)

Una historia, un protagonista, una fantasía. Todos nos hemos dejado llevar alguna que otra vez por nuestra mente. En esta página nos interesan las fantasías y los protagonistas de nuestros relatos se encargan de vivir las suyas a flor de piel. Una historia por día, un protagonista nuevo, una fantasía distinta. Dejate llevar por la imaginación...

A escondidas
   Sus ojos claros, su pelo rubio, sus dientes perfectos, sus labios carnosos, su mentón marcado, todo me gusta de él. Andrés fue el chico con el que quise estar desde el primer día que lo vi y durante esas semanas donde todo era alegría y felicidad, él me enamoró como ninguno otro lo había hecho. Pero había un problema que iba a ser la causa por la que él y yo nunca estuviésemos juntos.
   Mi nombre es Pilar y tengo 23 años, estudio medicina y en mi primer año de cursada me hice amiga de Andrés y de Tomás. Ellos dos se conocían desde la secundaria y eran mejores amigos. Andrés se convirtió rápidamente en el galán del curso, con su belleza exterior e interior fuimos varias las que caímos en su red. Pero yo sentía que podía llegar a ganármelo, sabía que él jugaba conmigo y que quería comerme la boca.
   A pesar de eso, una noche de locura y de mucho alcohol terminé estando con Tomás. Hay que aclarar, Tomi no es feo, no es mala onda, pero vivía siempre a la sombra de su amigo y es por eso que ninguna de las chicas se había fijado en él. Pero entre medio de la locura y de los tragos, vino, me encaró y yo sin pensarlo le di bola. Podía haber sido todo algo del momento de no ser porque me dejé llevar y terminé en su casa y en su cama. No había vuelta a atrás.
   A partir de ese día Tomás empezó a buscarme y yo lo dejé entrar. Lo veía con otros ojos, era más lindo que antes y me atraía muchísimo su forma de ser. Empezamos a salir y con el correr del tiempo se terminó convirtiendo en mi novio, algo que ni yo me esperaba. Pero Tomi era tierno, bueno y me complacía cada capricho que tenía. Pasó de ser “el amigo de…” a “el novio perfecto”. Y en cuanto a Andrés, ya no me atraía de la misma forma que antes. Seguía siendo lindo, chamuyero, galán, pero no era más ese chico que me derretía con cada cosa que hacía. Hasta hace un día atrás.
   Después de rendir las mesas de invierno nos juntamos en la casa de una de las chicas de la facultad a festejar y a divertirnos. Entre risas y charlas la tarde fue pasando y cuando llegó la noche decidimos quedarnos a comer algo. Como ya ninguno tenía que estudiar o rendir algo más, la noche empezó a alargarse y cuando nos dimos cuenta eran las 2 de la mañana, habíamos tomado muchísimas cervezas y estábamos con ganas de divertirnos.
   - Vamos a comprar algo más para tomar y a hacer algunos juegos. ¿Quieren?- Propuso la dueña de casa.
   Los chicos fueron hasta un mini que había a una cuadra y volvieron con varias botellas de alcohol, mientras nosotras acomodábamos la casa. Entre tragos y tragos fue pasando el tiempo y cada uno decía un juego para divertirnos, y el que perdía siempre tenía que tomar algo. Así las botellas empezaron a vaciarse. Pero no fue hasta que una de las chicas se arriesgó y dijo el juego que cambió la noche.
   - ¡Vamos a jugar a la botellita!- Gritó y todos festejaron.
   Yo miré a Tomás que enseguida me miró fijo y le sonreí. Ninguno de los dos era celoso en cuanto al otro y sabíamos lo que sentíamos, además de que esa noche era solo para divertirse. Así que con tan solo una mirada quedó pactado que no había problema. Empezamos a jugar y al principio le tocó a Andrés con una de las chicas, después a otros dos y tercero tiró otra chica y le tocó con Tomás. Instantáneamente todas me miraron a mí pero yo solo me reí y vi como ella le daba un beso a mi novio. Para pasar el momento giré yo la botella y para mi sorpresa, me tocó con Andrés. Tomi y el resto se rieron, pero yo me acerqué a él y convencida le di un beso.
   Fue un beso distinto, un poco más largo de lo que se acostumbra en el juego y lo hice con ganas. Nunca había llegado a besarlo y ahora que lo hacía no quería que terminara. Sin embargo nuestros compañeros estaban ahí y mi novio también, así que nos alejamos y volvimos a sentarnos. Pero yo me quedé atontada. El alcohol había hecho su efecto y el beso me había vuelto a recuerdos de cuando él me gustaba. Sentía su beso en mis labios y una alegría me recorrió el cuerpo. Él me miró por un segundo y pude ver el deseo en su mirada, ese deseo que veía cuando recién nos habíamos conocido, antes de ser la novia de Tomás, cuando con una sola mirada lográbamos calentarnos…

   El resto de los chicos había desaparecido y solo éramos él y yo en el living. Andrés giró nuevamente la botella y esta me apuntó a mí y como no había reglas, el beso duró más. Comenzó a besarme con ganas, con deseo, se moría por hacerlo. De a poco me fui acostando sobre el piso y él se acomodó sobre mi cuerpo entre mis piernas. El calor que antes había sentido en los labios ahora lo sentía por todo el cuerpo y el deseo era lo principal.
   Su mano bajó por el costado de mi cuerpo, acariciando mi espalda, mi cintura y mi cadera por último. Se metió por debajo de la remera y comenzó a levantarla despacito y sentía sus dedos calientes sobre mi piel. Me la terminó sacando entre beso y beso y después volvió a bajar hasta donde estaba el corpiño. Metió su mano entre la espalda y el piso y me lo desabrochó y suavemente, sin despegar sus labios de los míos, me lo terminó sacando y tirándolo hacia un costado.
   Comenzó a bajar por mi cuello y yo le saqué la remera con rapidez. So boca iba recorriendo cada centímetro de mi cuerpo hasta llegar a mis tetas. Comenzó a lamerlas con ganas, mientras las apretaba con sus manos. ¡Cómo me gustaba que jugara con mis tetas! Sentía su lengua pasar por mis pezones de lado a lado y los hacía poner bien duros de la excitación. Se metía casi toda la teto adentro de mi boca y la chupaba como loco y después la soltaba para pasar a la otra.
   Siguió bajando por mi cuerpo mientras yo le acariciaba la espalda y la nuca. Llegó hasta mi pantalón, lo desabrochó y me lo sacó en un segundo junto con la bombacha. Abrió mis piernas y después de besarme los muslos comenzó a chuparme la conchita. Pasaba su lengua de lado a lado bien rápido y me encantaba. El reflejo del placer me hacía mover la cadera de un lado al otro y él se volvía más loco lamiéndome cada vez más rápido. Sus brazos envolvían mis piernas y sus manos se apoyaban en mi abdomen y sentía el calor de su cuerpo sobre el mío. Jugaba con mi clítoris y con mi concha y me provocaba un placer increíblemente excitante. Me estaba volviendo loca.
   - ¡Ay por dios!- Grité cuando llegué a un primer orgasmo provocado por su lengua.
   Me levanté y lo tiré hacia atrás y él calló sobre el piso. Automáticamente me abalancé sobre el cierre de su pantalón y se lo bajé junto con el bóxer. Una pija con una pinta excelente apareció de la nada. Bien grande, bien dura, bien gorda y bien cabezona, la pija perfecta. Mis labios fueron automáticamente a ella y como loca empecé a chupársela. Estaba muy caliente, muy excitada, quería darle mucho placer a él. Quería darle el mismo placer que me había hecho sentir. Recorría toda su pija con mis labios, me la metía y me la sacaba de la boca, le pasaba la lengua por la cabeza y saboreaba cada centímetro.
   Pero estaba tan caliente que no me pude contener. Me levanté y me paré sobre su cuerpo con una pierna de cada lado. Empecé a bajar a la altura de su cintura y él sostuvo su pija en alto hasta que quedó toda adentro de mi concha. Tiré mis manos hacia atrás y las apoyé en el piso y comencé a moverme bien rápido. Sentía como su hermoso pedazo me partía al medio a medida que entraba y salía de mi cuerpo y me volvía loca. Que placer hermoso me provocaba esa pija divina que tenía. Yo levantaba y bajaba mi cintura lo más rápido que podía y su pija me penetraba bien a fondo volviéndome loca.
   Apoyé las piernas sobre el piso y puse mi cuerpo recto quedando bien sentada sobre su cuerpo. Él levantó sus manos y las posó en mi cintura y empecé a cabalgarlo. ¡Qué placer que me provocaba montarlo! Veía su cara de felicidad mientras me lo cogía y eso me calentaba aún más, me volvía loca su sonrisa hermosa. Su pija bailaba dentro de mi cuerpo y me excitaba. “¡Ay sí! ¡Cómo me gusta tu pija!” le dije muy caliente y él levantó su cintura y comenzó a moverla bien rápido hacia arriba y hacia abajo. Ahora me cogía él a mí y me estaba volviendo loca. Mis tetas rebotaban sobre mi cuerpo y las tuve que agarrar bien fuerte para que no saltaran. Sus muslos pegaban contra mi cola y su pija chocaba bien a fondo con mi cuerpo. Me estaba haciendo ver las estrellas.
   - ¡Ay sí!- Grité como loca y sentí como volvía a llegar al orgasmo.
   Me levanté y él me puso en cuatro, se arrodilló detrás de mí y me ensartó de una haciéndome gritar del placer. “¡Cogeme dale!” le pedí entre gemidos y él comenzó a moverse lo más rápido que puso. Su cuerpo chocaba contra mi cola y podía sentir como esta se iba poniendo roja del calor. Sus manos en mi cintura apretaban cada vez más fuerte y su respiración se agitaba. Su pija, entrando y saliendo casi por completo de mi cuerpo me volvía loca. No podía parar de gritar y de gemir, me encantaba como me estaba cogiendo.
   Andrés levantó su mano y esta se apoyó en mi hombro, pero enseguida volvió a levantarla y sentí como me agarraba el pelo y tiraba bien fuerte hacia atrás haciendo que mi cabeza se levantara. “¿Te gusta putita de mierda?” me preguntó y yo le respondí que sí gimiendo como loca. “¿Te gusta?” volvió a preguntar con vos violenta mientras me metía su pija bien a fondo y volví a contestar de manera positiva. “¿Y querés que te de la leche?” me preguntó después y obviamente le dije que sí.
   Sacó su pija de adentro mí y comenzó a pajearse conmigo todavía en cuatro y segundos más tarde sentí como el semen salía de su cabeza y caía sobre mi cola y mi cintura. Una cantidad impresionante de leche calentita fue a parar sobre mi cuerpo y me provocó un tercer orgasmo que disfruté tanto como el primero y el segundo…

   - ¡Dale Pilar!- Me dijo una de las chicas.
   Miré alrededor y vi que la botella me apuntaba nuevamente a mí y Andrés volvía a estar cerca de mí. Me levanté y lo besé una vez más y los chicos rieron y aplaudieron y después me senté en la ronda. No entendía que había pasado. ¿Había sido todo parte de mi imaginación? Se había sentido tan real. El problema es que ahora me moría de ganas de cogerme al mejor amigo de mi novio.


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2 comentarios - A escondidas (Fantasía)

mdqpablo +1
hermosa fantasia . muy linda historia . buena pluma
HistoriasDe
Muchas gracias! Me alegra que te haya gustado
Pervberto +1
Como cuenta esta historia tan ardiente, las ensoñaciones marcan el camino. Un día, el cuerpo los recorre.
HistoriasDe +1
Seguramente jaja Muchas gracias por comentar!