Esta es una de las historias y experiencias que más atesoro, sucedió por el año 2015.
Por mi trabajo en situaciones conozco muchas personas y tengo que relacionarme ya que de una buena relación se pueden conseguir favores, tanto de mi parte como de la de ellos.
Fue en este marco que conocí a Mario (no es el nombre real, para cuidar su identidad) me encontraba en un municipio del interior de salta, realizando un trabajo por un problema que tuvieron con un temblor que dejo a gran parte de la parte edilicia del pueblo destruido. Yo estaría en esa localidad unos días con los trabajos que debíamos realizar, los cuales eran de asistencia y seguridad estructural. Mario estaba a cargo de los trabajos municipales para dicho evento.
Entre charla y charla me invita un día a comer a su casa con su esposa. A lo cual concurro, ya llevaba varios días de trabajo y necesitaba despejarme un poco y por qué no con una cena amena.
Al llegar a su casa me recibe muy cálidamente en una casa realmente muy linda, paso y me presenta a su esposa Silvina. Una mujer de unos 40 años con un cuerpo divino, realmente no se les notaba en absoluto los 40 años, tenía el cabello castaño, test blanca, una cara muy linda, nariz alargada, unas cejas gruesas, unos labios pintados de rojo, media alrededor de 1,70 mt, llevaba puesto un vestido medio corto y un poco pegado el cuerpo de color negro, escotado, con unos tacones tipo aguja altos. No quería parecer baboso ni causar una mala impresión de desear a la mujer del hombre que me había invitado a su casa, así que intente mirarla lo menos posible, solo la relojeaba cuando sabía que ella no me miraba y que Mario miraba a otro lugar.
La velada transcurrió en un primero momento sentándonos en el living, disfrutando de un vino muy rico charlando, les resultaba atrayente el hecho de que con mis cortos 25 años este a cargo de una organización y un trabajo como el que me encontraba realizando, no conocían mucho de mi profesión, solo lo que habían escuchado pero a medida que transcurría la conversación se veían más y más interesados, en un momento hasta me incomodo que me pregunten tantas cosas sobre mí, quería hablar de otras cosas. Hablamos de cómo se conocieron ellos, de los hijos que tenían, de que es lo que les gustaba hacer como parejas y ahí, en ese preciso momento es cuando la charla se puso muy muy interesante. Llevaban casi 20 años casados y su secreto para mantener tanto tiempo la pasión era vivir sus fantasías como ellos quisieran. No puedo ocultar que en ese momento mi mente se llenó de morbo.
Silvina se levanta, se dirige a la cocina y al volver nos dice que la cena estaba lista. Así que nos dirigimos hacia la mesa, para disfrutar de una rica cena.
Sirvió una carne con unas papas al horno y una salsa de vino tinto. Que me encantaron, estuvo muy deliciosa la cena, de postre tenía una tarta de ricota, la cual lo cerramos con un café.
Al terminar la cena alrededor de las 12:30 de la noche les dije que ya era tarde, no quería incomodar más, para que puedan descansar. A lo que me dijeron que era aún muy temprano, y que si quería quedarme un rato más. Mario me invito una cerveza a lo cual no pude negarme.
Volvimos al living y continuamos hablando de como mantenían su amor, en un momento de la charla, Mario comenta que a Silvina le gusta acostarse con otros hombres mientras él estaba presente, y ella le regala sesiones de sexo a Mario con minas jóvenes. (en ese momento pensé por dentro que esto podía estar muy muy bueno).
¿A su comentario sume un – ah sí? Mira vos, que bueno que tengas esa apertura mental de poder ver a tu señora que es tan preciosa con otros hombres sin descontrolarte con los celos. Y vos Silvina que bueno que le regales minas jóvenes a tu marido, creo que sos la esposa perfecta. – ellos se rieron agarrándose de la mano. En ese momento Silvina le come la boca a Mario abalanzándose sobre el mismo sofá en el que estaban, al ver esa escena pude ver los muslos de esa mujer dejados atrás por su vestido, me calentó demasiado. Ella le dijo unas palabras al oído a Mario, a lo que él se ríe y le responde. – Veremos.
Por un momento me quede sin poder hablar, a lo que Silvina me pregunta que si me habían incomodado. Yo le respondí - ¡noo, para nada, les digo la verdad? ¡Me calentaron! Y me reí -. Silvana dice. – ah sí?, entonces mira un poco.
Se sentó arriba de Mario y comenzó a comerle la boca, mientras Mario la agarro esa cola preciosa con las dos manos, subiéndole más y más el vestido. A continuación, Silvina se levanta y viene caminando hacia mí con una cara de puta terrible, sentándose en mi falda y comiéndome la boca. No pude aguantarme las ganas de agarrarle ese culo precioso y subirle por completo el vestido. Luego de transar un rato largo miro hacia donde estaba Mario y él se encontraba haciéndose una paja mirando como otro hombre disfrutaba a su mujercita.
Voy a continuar esta historia más tarde si tiene buena puntuación el post.
Por mi trabajo en situaciones conozco muchas personas y tengo que relacionarme ya que de una buena relación se pueden conseguir favores, tanto de mi parte como de la de ellos.
Fue en este marco que conocí a Mario (no es el nombre real, para cuidar su identidad) me encontraba en un municipio del interior de salta, realizando un trabajo por un problema que tuvieron con un temblor que dejo a gran parte de la parte edilicia del pueblo destruido. Yo estaría en esa localidad unos días con los trabajos que debíamos realizar, los cuales eran de asistencia y seguridad estructural. Mario estaba a cargo de los trabajos municipales para dicho evento.
Entre charla y charla me invita un día a comer a su casa con su esposa. A lo cual concurro, ya llevaba varios días de trabajo y necesitaba despejarme un poco y por qué no con una cena amena.
Al llegar a su casa me recibe muy cálidamente en una casa realmente muy linda, paso y me presenta a su esposa Silvina. Una mujer de unos 40 años con un cuerpo divino, realmente no se les notaba en absoluto los 40 años, tenía el cabello castaño, test blanca, una cara muy linda, nariz alargada, unas cejas gruesas, unos labios pintados de rojo, media alrededor de 1,70 mt, llevaba puesto un vestido medio corto y un poco pegado el cuerpo de color negro, escotado, con unos tacones tipo aguja altos. No quería parecer baboso ni causar una mala impresión de desear a la mujer del hombre que me había invitado a su casa, así que intente mirarla lo menos posible, solo la relojeaba cuando sabía que ella no me miraba y que Mario miraba a otro lugar.
La velada transcurrió en un primero momento sentándonos en el living, disfrutando de un vino muy rico charlando, les resultaba atrayente el hecho de que con mis cortos 25 años este a cargo de una organización y un trabajo como el que me encontraba realizando, no conocían mucho de mi profesión, solo lo que habían escuchado pero a medida que transcurría la conversación se veían más y más interesados, en un momento hasta me incomodo que me pregunten tantas cosas sobre mí, quería hablar de otras cosas. Hablamos de cómo se conocieron ellos, de los hijos que tenían, de que es lo que les gustaba hacer como parejas y ahí, en ese preciso momento es cuando la charla se puso muy muy interesante. Llevaban casi 20 años casados y su secreto para mantener tanto tiempo la pasión era vivir sus fantasías como ellos quisieran. No puedo ocultar que en ese momento mi mente se llenó de morbo.
Silvina se levanta, se dirige a la cocina y al volver nos dice que la cena estaba lista. Así que nos dirigimos hacia la mesa, para disfrutar de una rica cena.
Sirvió una carne con unas papas al horno y una salsa de vino tinto. Que me encantaron, estuvo muy deliciosa la cena, de postre tenía una tarta de ricota, la cual lo cerramos con un café.
Al terminar la cena alrededor de las 12:30 de la noche les dije que ya era tarde, no quería incomodar más, para que puedan descansar. A lo que me dijeron que era aún muy temprano, y que si quería quedarme un rato más. Mario me invito una cerveza a lo cual no pude negarme.
Volvimos al living y continuamos hablando de como mantenían su amor, en un momento de la charla, Mario comenta que a Silvina le gusta acostarse con otros hombres mientras él estaba presente, y ella le regala sesiones de sexo a Mario con minas jóvenes. (en ese momento pensé por dentro que esto podía estar muy muy bueno).
¿A su comentario sume un – ah sí? Mira vos, que bueno que tengas esa apertura mental de poder ver a tu señora que es tan preciosa con otros hombres sin descontrolarte con los celos. Y vos Silvina que bueno que le regales minas jóvenes a tu marido, creo que sos la esposa perfecta. – ellos se rieron agarrándose de la mano. En ese momento Silvina le come la boca a Mario abalanzándose sobre el mismo sofá en el que estaban, al ver esa escena pude ver los muslos de esa mujer dejados atrás por su vestido, me calentó demasiado. Ella le dijo unas palabras al oído a Mario, a lo que él se ríe y le responde. – Veremos.
Por un momento me quede sin poder hablar, a lo que Silvina me pregunta que si me habían incomodado. Yo le respondí - ¡noo, para nada, les digo la verdad? ¡Me calentaron! Y me reí -. Silvana dice. – ah sí?, entonces mira un poco.
Se sentó arriba de Mario y comenzó a comerle la boca, mientras Mario la agarro esa cola preciosa con las dos manos, subiéndole más y más el vestido. A continuación, Silvina se levanta y viene caminando hacia mí con una cara de puta terrible, sentándose en mi falda y comiéndome la boca. No pude aguantarme las ganas de agarrarle ese culo precioso y subirle por completo el vestido. Luego de transar un rato largo miro hacia donde estaba Mario y él se encontraba haciéndose una paja mirando como otro hombre disfrutaba a su mujercita.
Voy a continuar esta historia más tarde si tiene buena puntuación el post.
6 comentarios - Silvina y Mario (de salta) pareja Cuckold