para sorprender a Roberto. Como a él le gusta presumirme delante de sus amigos, sabía que aprobaría mi nueva imagen. Él siempre está tratando de que me vista más atractiva. Era un vestido muy corto, color negro de una especie de material como nylon expansivo con una especie de brillo metálico que se abrazaba estrechamente a mis curvas. Mostraba bastante escote y también por atrás se cerraba muy abajo con un corchete. Para combinar compré una tanga mismo color y material y decidí no usar sostén,
Empecé a arreglarme temprano, al caer la noche, ya que la recepción estaría a casi una hora de camino. y para relajarme me preparé un trago, algo que nunca hago, pero tampoco me había mostrado así en público. Me empecé a preocupar porque Roberto no llegaba y me serví otro trago. Me puse el vestido y me paré frente al espejo. ¡Guau! . El vestido que se suponía un tanto clásico, estaba como pintado sobre mi cuerpo. Me veía sensual y apenas podía esperar para ver la reacción de Roberto. Ya estaba sintiendo un cosquilleo en la entrepierna por la forma como me hacía sentir el usar este atuendo provocativo. Ni siquiera va a querer ir a la boda, pensaba.
En eso sonó el teléfono, era mi marido diciendo que tenían serios problemas en el trabajo y que no creía que pudiera escaparse. Por el tono de su voz supe lo disgustado que se sentía. Me dijo entonces que estaba muy cabreado y que quizá fuera bueno que fuera yo sola a la reunión. Podrán imaginar mi decepción, pero le ofrecí que lo esperaría hasta que él pudiera llegar a casa. Me dijo que estaría hasta muy tarde y que podría muy bien ir sin él y pasarla a gusto. Que no había razón para que se arruinara la noche para ambos.
Normalmente no hubiera aceptado, pero considerando que ya traía un par de tragos encima y sin ganas de pasarme otra larga noche esperando yo sola, accedí a ir sin él. Estaba un poco preocupada porque no conocía a mucha gente, pero Roberto me convenció de que Esteban estaría ahí y podría atenderme y presentarme con los demás invitados. Me pidió que suavizara la situación entre ellos, incluso que lo invitara a cenar con nosotros algún día. No conocía realmente a Esteban, pero recordaba que era un tipo alto de 1.93
Era del tipo mujeriego, yo suponía que ya estaría casado a estas alturas y que podría sentarme con él y su esposa. Consideré cambiarme el atuendo, pero ya se estaba haciendo tarde y de todas maneras no conocía a nadie en la fiesta, así que decidí ir como estaba. Al salir de la cochera observé mi regazo y noté que por el borde de mi falda asomaba la punta de mis portaligas y pensé que debería tener cuidado en la forma en que me sentara esa noche. Me reí pensando si Roberto me hubiera insistido en que fuera, si hubiera sabido lo bien que me veía.
Al llegar me sentí un poco incómoda ya que no reconocí a nadie y por la forma en que se me quedaban viendo los otros invitados. Entonces lo vi. Esteban estaba mejor de lo que yo recordaba. Me di cuenta de que él también estaba impresionado por mi apariencia. Su expresión me decía que yo era la más atractiva que había en la recepción esa noche. Él sonrió, caminó hacia mí y me saludó con un beso preguntándome por Roberto.
Le expliqué la situación lo cual no pareció desagradarle demasiado y con un curioso brillo en los ojos me preguntó si quería charlar y un trago. Conforme caminábamos hacia la mesa me dijo que también estaba solo, que le encantaba bailar y que sería un honor para él ser mi pareja esa noche. Como no conocía a nadie más y él se comportaba
como todo un caballero, le dije que sí. Además Roberto me había solicitado que tratara de suavizar las cosas. Y como mi marido no es muy buen bailarín supuse que sería divertido.
Charlamos un rato acerca de Roberto y de mí, también sobre él y su reciente divorcio y mencionó que afortunados éramos. Le dije que no todo era perfecto y le mencioné nuestros problemas de fertilidad como ejemplo. Reímos acerca de nuestros planes deshechos de la noche y le dije que probablemente tendría que regresar temprano a casa para salvar algo de la «cita» con mi marido, pues la espera de seis semanas había sido una espera demasiado larga. Él me dijo que también pensaba que debía reanudar su amistad con Roberto y que no tenía resentimientos del pasado. Yo sabía que esto le agradaría mucho a mi marido.
Después de eso me pareció que bailamos todas las piezas, deteniéndonos únicamente para que él trajera otra ronda de tragos o tomar aire mientras continuábamos charlando. Las horas volaron y me encontré con que él era muy encantador, aunque tenía que cuidarme un poco en las melodías lentas, para evitar que me apretara demasiado. Más tarde conforme avanzaba la noche me empecé a relajar y me encontré disfrutando de tenerlo tan cerca.
Comencé a esperar las melodías lentas. Me sentía muy bien apretada contra él mientras nos deslizábamos al ritmo de la música. Uno de los problemas fue que su musculoso cuerpo rozaba la delgada tela que cubría mi pecho y me excitaba y causaba un renovado cosquilleo en mi entrepierna,. Mis pechos siempre han sido muy sensibles y mi esposo sabe que es la manera más rápida de calentarme. Varias veces cuando nos sentábamos estoy segura de que Esteban tuvo accidentalmente una visión clara de mi tanga estrechamente ajustadas a mi vagina Me sentía morbosa de que él pudiera apreciar lo excitada que estaba.
Me estaba calentando al bailar con este hombre. Y no era la única que lo notaba. Volteé hacia Esteban y lo vi atento al delgado material que cubría mis pezones y me di cuenta que estaban erectos y sobresaliendo de la tela, duros como piedras. Pude sentir la sangre correr por mi cara al sonrojarme, varias veces durante la noche tuve que ir al tocador.
Los tragos me volvieron un poco más desinhibida. Cuando bailamos nuevamente él me rodeaba y su mano llegaba hasta mi culo acariciándolo conforme nos mecíamos juntos. No lo pude resistir. Podía decir cuánto le agradaba sentir la tela sobre la tanga que cubrían mi trasero, porque podía sentir su creciente erección contra mi vientre. No podía adivinar qué tan grande era, pero sí que era más grande que mi esposo. Empecé a imaginarme mientras nos contoneábamos, y empecé a pegarme contra él
Cuando le dije a Esteban que debería irme, él insistió en que esperara un poco para que me recuperara. Tengo que admitir que tenía problemas hasta para caminar. Le dije que quería llamar a mi esposo para que viniera por mí y le pregunté si quería acompañarme a afuera para hablar ya que adentro no habia señal. Él estuvo de acuerdo y comenzamos a caminar hacia la recepción, ya que la fiesta fue en un salón de un conocido hotel de puerto madero. Pero conforme caminábamos y reíamos,, el me invito a su cuarto , para hablar mas tranquila y yo acepte
Una vez adentro, me erguí Esteban se paró detrás de mí para sostenerme . Mientras llamaba él empezó a rozarme suavemente los flancos de mis caderas. Al no haber respuesta de Roberto, me volteé a comentárselo a Esteban y lo siguiente que supe es que su boca estaba tocando la mía. Sus labios no se parecían para nada a los de mi marido y aunque sabía que no debería estar haciendo esto, abrí mi boca y empezamos a besarnos. Él empujó su lengua dentro de mi boca mientras volvía a acariciar mi trasero.
Se sentía ¡taaan bien!, pero sabía que debía detenerlo. Me separé de su beso y le recordé que era una mujer casada además de ser la esposa de su amigo. Le dije entonces que deberíamos regresar a esperar a la recepción. Él me susurró una disculpa al oído y me dijo que le era difícil controlarse por lo bien que me veía contoneándome en ese apretado vestido. Me dijo que Roberto era un hombre muy afortunado por tener una mujer que se veía y vestía así y que lástima que yo no lo deseara a él, pero que por supuesto lo comprendía. Caramba él sí que sabía qué decir y además era todo un caballero. Y yo estaba taaan caliente.
No sé por qué, pero… yo tenía que besarlo nuevamente. Abrí mi boca para sentir su lengua una vez más cuando él empezó a acariciar muy suavemente mi seno izquierdo a través de la ligera tela de mi vestido. ¡Mi talón de Aquiles! Lo sentí tan bien, que las rodillas me temblaron
Se sentía tan bien que lo dejé que continuara. Él retiró la parte superior de mi vestido un poquito quedando a la vista mis pezones mientras nos besábamos. Empezó entonces a girarlos con la yema de sus dedos mientras yo le acariciaba su musculoso pecho. Este hombre es maravilloso. Cuando él me abrió el escote y sacando mis pechos empezó a lamerlos y besarlos me sobresalté. Traté de separarme pero él incrementó la succión a un punto que se sentía demasiado bien para detenerlo. No podía creer lo que estaba yo haciendo, mi mente giraba rápidamente. Mis piernas no me sostenían y me senté en la orilla de la cama. Sólo un minuto más me dije, después de todo a mi esposo le gusta que seabien yegua y goze a veces con otros Por alguna razón era tremendamente emocionante ser tan lasciva con alguien que no era mi marido, especialmente con un amigo
Nos recostamos en la cama y pude sentir sus manos que acariciaban el sedoso interior de mis muslos. Cuando no pudo resistir sus manos empujaron el borde de mi vestido hacia arriba y pude sentirlo masajeando suavemente mi concha por encima de la suave tela. Contacto directo, es lo que necesitaba. Gemí. Sus manos separaron mis piernas y con caricias tocaba mi mojada concha Se sentía tan bien. Pensé dejarlo unos minutos más y entonces lo obligaría a detenerse. Esteban hizo a un lado la tela de mi tanga y ya su mano estaba en mí, colocó su dedo sobre mi concha y empezó a introducirlo suavemente, conforme me humedecía más y más el insertaba más dedos.
Finalmente gemí: él colocó sus labios sobre mi clítoris, por encima de la tela. levanté mis caderas para permitirle que me sacara la tanga Quería realmente sentir su boca sobre mi concha
Me recosté de espaldas mientras él empezaba a besar despacio alrededor de mi antes de empezar a lamer mi muy humedecido clítoris.
Mientras hacía esto continuaba apretando mis pezones con una mano y metiendo sus dedos en mi concha con la otra. Yo estaba en éxtasis, esto era tal y como lo había imaginado que sería. Él sabía cómo tratar a una mujer, qué hacerle y cómo hacerlo. No tardé en sentir un orgasmo dentro de mí. . Estaba tan excitada ahora que gemía fuertemente y tan alto, que no me di cuenta en que momento él se quitó la ropa y se colocó entre mis piernas.
Cuando sentí que sus labios tocaban los míos, abrí los ojos para encontrarme con que estaba arriba de mí y vi hacia abajo para verlo colocando su grueso instrumento entre mis estremecidos labios vaginales. Era enorme de casi el doble de tamaño del de mi esposo.
mis caderas empezaron a levantarse empujando contra él mientras un orgasmo gigante tomaba posesión de mí. No podía evitarlo, no podía ni hablar, sólo gemía muy alto y empujaba contra él mientras me cogia para hacerme acabar
Él metía y sacaba su pija hundiéndolo cada vez más profundo con cada empujón hasta que finalmente toda su pija estuvo completamente dentro de mí. . Exploté en mi primer verdadero orgasmo. Pensé que me desmayaría mientras oleada tras oleada de placer recorrían mi cuerpo.
Estaba enamorada de esta pija . Mi cuerpo finalmente tenía lo que había estado esperando toda la noche. Yo gemía mientras él se adentraba en mí, relamiéndome con el placer puro que su pija me estaba dando.
Era fantástico tener adentro este tronco grande, poderoso y prohibido, ya sentía un segundo orgasmo rápidamente. ¡Me iba a correr nuevamente! El empuje de Esteban se hizo más frecuente y me di cuenta de que él estaba a punto de acabar también. Estaba un poco decepcionada porque sabía que la sacaría y terminaría antes de que acabara yo otra vez y ya estaba yo tan cerca.
En eso lo sentí. La sensación que he estado evocando todos los días desde aquel momento. Empujó su cuerpo entero y sentí como la punta de su glande se apretaba contra mi Él gruñó con fuerza y lanzó el primer chorro de semen profundamente dentro de mí. No iba a sacarla. Se estaba corriendo en mis entrañas. Sus manos sujetaban las mías y estaba empujándose dentro de mí con toda la fuerza e intensidad de su orgasmo.
Mis caderas nuevamente empezaron a empujar duro en contra de él sin que mi voluntad lo hiciera. El más intenso orgasmo que haya tenido me invadió mientras él continuaba bombeando dentro de mí y todo lo que yo hice fue sujetarlo por las nalgas y pegarlo contra mí aún más.. Podía sentir su semen desbordando de mí y escurriendo por el agujero de mi culo, mientras él continuaba eyaculando. No podía creer que tuviera tanto.
. Él me besó muy suavemente y volvió a lamer mis pezones.
Para mi sorpresa pude sentir cómo su miembro se endurecía nuevamente. Mi esposo jamás se recuperaba tan rápido.. Dejé a Esteban que me cogiera una vez mas y mientras él continuaba me di cuenta que no podría detenerlo. Todavía estaba muy excitada con lo que había hecho. Se sentía tan agradable. Me estaba dando exactamente lo que necesitaba y no quería detenerlo. Mi cadera empezó nuevamente a salir al encuentro de cada uno de sus empujes.
Él soltó mis manos, lo abracé y empezamos a coger de una forma muy suave, hasta romántica. Continuamos cogiendo largo rato Su enorme pija estaba nuevamente llenándome completamente y abriendo mi vagina hasta sus límites,.
No pasó mucho rato y se tensó y nuevamente empecé a sentirlo arrojar una increíble carga de esperma dentro de mí mientras yo empujaba mi vulva contra él para enfrentar cada uno de sus empujones. Podía yo sentir cada chorro golpeando mi lo que me desencadenó otro profundo orgasmo mientras su descarga penetraba mi útero. Cuando lo sentí, grité y me aferré a él, sentía que el mundo entero estaba girando, así de maravilloso. Hasta mis pezones ardían.
me metí a la ducha para lavarme tanto como se pudiera. Cuando terminé regresé y vi a Esteban durmiendo en la cama con su maravilloso y pegajoso tronco recargado sobre su estómago. Me deslicé en el vestido y me subí lo que quedaba de mi tanga .
Mientras conducía Me sentía tan perversa. Empecé a tocarme la concha con un dedo de lo caliente que estaba. Afortunadamente mi marido estaba durmiendo
cuando llegué a casa. Rápidamente me metí al baño y me puse un camisón que tapara mis enrojecidos pechos, me coloqué una tanga y me subí a la cama. a dormir hasta el otro dia y muy bien cogida
Empecé a arreglarme temprano, al caer la noche, ya que la recepción estaría a casi una hora de camino. y para relajarme me preparé un trago, algo que nunca hago, pero tampoco me había mostrado así en público. Me empecé a preocupar porque Roberto no llegaba y me serví otro trago. Me puse el vestido y me paré frente al espejo. ¡Guau! . El vestido que se suponía un tanto clásico, estaba como pintado sobre mi cuerpo. Me veía sensual y apenas podía esperar para ver la reacción de Roberto. Ya estaba sintiendo un cosquilleo en la entrepierna por la forma como me hacía sentir el usar este atuendo provocativo. Ni siquiera va a querer ir a la boda, pensaba.
En eso sonó el teléfono, era mi marido diciendo que tenían serios problemas en el trabajo y que no creía que pudiera escaparse. Por el tono de su voz supe lo disgustado que se sentía. Me dijo entonces que estaba muy cabreado y que quizá fuera bueno que fuera yo sola a la reunión. Podrán imaginar mi decepción, pero le ofrecí que lo esperaría hasta que él pudiera llegar a casa. Me dijo que estaría hasta muy tarde y que podría muy bien ir sin él y pasarla a gusto. Que no había razón para que se arruinara la noche para ambos.
Normalmente no hubiera aceptado, pero considerando que ya traía un par de tragos encima y sin ganas de pasarme otra larga noche esperando yo sola, accedí a ir sin él. Estaba un poco preocupada porque no conocía a mucha gente, pero Roberto me convenció de que Esteban estaría ahí y podría atenderme y presentarme con los demás invitados. Me pidió que suavizara la situación entre ellos, incluso que lo invitara a cenar con nosotros algún día. No conocía realmente a Esteban, pero recordaba que era un tipo alto de 1.93
Era del tipo mujeriego, yo suponía que ya estaría casado a estas alturas y que podría sentarme con él y su esposa. Consideré cambiarme el atuendo, pero ya se estaba haciendo tarde y de todas maneras no conocía a nadie en la fiesta, así que decidí ir como estaba. Al salir de la cochera observé mi regazo y noté que por el borde de mi falda asomaba la punta de mis portaligas y pensé que debería tener cuidado en la forma en que me sentara esa noche. Me reí pensando si Roberto me hubiera insistido en que fuera, si hubiera sabido lo bien que me veía.
Al llegar me sentí un poco incómoda ya que no reconocí a nadie y por la forma en que se me quedaban viendo los otros invitados. Entonces lo vi. Esteban estaba mejor de lo que yo recordaba. Me di cuenta de que él también estaba impresionado por mi apariencia. Su expresión me decía que yo era la más atractiva que había en la recepción esa noche. Él sonrió, caminó hacia mí y me saludó con un beso preguntándome por Roberto.
Le expliqué la situación lo cual no pareció desagradarle demasiado y con un curioso brillo en los ojos me preguntó si quería charlar y un trago. Conforme caminábamos hacia la mesa me dijo que también estaba solo, que le encantaba bailar y que sería un honor para él ser mi pareja esa noche. Como no conocía a nadie más y él se comportaba
como todo un caballero, le dije que sí. Además Roberto me había solicitado que tratara de suavizar las cosas. Y como mi marido no es muy buen bailarín supuse que sería divertido.
Charlamos un rato acerca de Roberto y de mí, también sobre él y su reciente divorcio y mencionó que afortunados éramos. Le dije que no todo era perfecto y le mencioné nuestros problemas de fertilidad como ejemplo. Reímos acerca de nuestros planes deshechos de la noche y le dije que probablemente tendría que regresar temprano a casa para salvar algo de la «cita» con mi marido, pues la espera de seis semanas había sido una espera demasiado larga. Él me dijo que también pensaba que debía reanudar su amistad con Roberto y que no tenía resentimientos del pasado. Yo sabía que esto le agradaría mucho a mi marido.
Después de eso me pareció que bailamos todas las piezas, deteniéndonos únicamente para que él trajera otra ronda de tragos o tomar aire mientras continuábamos charlando. Las horas volaron y me encontré con que él era muy encantador, aunque tenía que cuidarme un poco en las melodías lentas, para evitar que me apretara demasiado. Más tarde conforme avanzaba la noche me empecé a relajar y me encontré disfrutando de tenerlo tan cerca.
Comencé a esperar las melodías lentas. Me sentía muy bien apretada contra él mientras nos deslizábamos al ritmo de la música. Uno de los problemas fue que su musculoso cuerpo rozaba la delgada tela que cubría mi pecho y me excitaba y causaba un renovado cosquilleo en mi entrepierna,. Mis pechos siempre han sido muy sensibles y mi esposo sabe que es la manera más rápida de calentarme. Varias veces cuando nos sentábamos estoy segura de que Esteban tuvo accidentalmente una visión clara de mi tanga estrechamente ajustadas a mi vagina Me sentía morbosa de que él pudiera apreciar lo excitada que estaba.
Me estaba calentando al bailar con este hombre. Y no era la única que lo notaba. Volteé hacia Esteban y lo vi atento al delgado material que cubría mis pezones y me di cuenta que estaban erectos y sobresaliendo de la tela, duros como piedras. Pude sentir la sangre correr por mi cara al sonrojarme, varias veces durante la noche tuve que ir al tocador.
Los tragos me volvieron un poco más desinhibida. Cuando bailamos nuevamente él me rodeaba y su mano llegaba hasta mi culo acariciándolo conforme nos mecíamos juntos. No lo pude resistir. Podía decir cuánto le agradaba sentir la tela sobre la tanga que cubrían mi trasero, porque podía sentir su creciente erección contra mi vientre. No podía adivinar qué tan grande era, pero sí que era más grande que mi esposo. Empecé a imaginarme mientras nos contoneábamos, y empecé a pegarme contra él
Cuando le dije a Esteban que debería irme, él insistió en que esperara un poco para que me recuperara. Tengo que admitir que tenía problemas hasta para caminar. Le dije que quería llamar a mi esposo para que viniera por mí y le pregunté si quería acompañarme a afuera para hablar ya que adentro no habia señal. Él estuvo de acuerdo y comenzamos a caminar hacia la recepción, ya que la fiesta fue en un salón de un conocido hotel de puerto madero. Pero conforme caminábamos y reíamos,, el me invito a su cuarto , para hablar mas tranquila y yo acepte
Una vez adentro, me erguí Esteban se paró detrás de mí para sostenerme . Mientras llamaba él empezó a rozarme suavemente los flancos de mis caderas. Al no haber respuesta de Roberto, me volteé a comentárselo a Esteban y lo siguiente que supe es que su boca estaba tocando la mía. Sus labios no se parecían para nada a los de mi marido y aunque sabía que no debería estar haciendo esto, abrí mi boca y empezamos a besarnos. Él empujó su lengua dentro de mi boca mientras volvía a acariciar mi trasero.
Se sentía ¡taaan bien!, pero sabía que debía detenerlo. Me separé de su beso y le recordé que era una mujer casada además de ser la esposa de su amigo. Le dije entonces que deberíamos regresar a esperar a la recepción. Él me susurró una disculpa al oído y me dijo que le era difícil controlarse por lo bien que me veía contoneándome en ese apretado vestido. Me dijo que Roberto era un hombre muy afortunado por tener una mujer que se veía y vestía así y que lástima que yo no lo deseara a él, pero que por supuesto lo comprendía. Caramba él sí que sabía qué decir y además era todo un caballero. Y yo estaba taaan caliente.
No sé por qué, pero… yo tenía que besarlo nuevamente. Abrí mi boca para sentir su lengua una vez más cuando él empezó a acariciar muy suavemente mi seno izquierdo a través de la ligera tela de mi vestido. ¡Mi talón de Aquiles! Lo sentí tan bien, que las rodillas me temblaron
Se sentía tan bien que lo dejé que continuara. Él retiró la parte superior de mi vestido un poquito quedando a la vista mis pezones mientras nos besábamos. Empezó entonces a girarlos con la yema de sus dedos mientras yo le acariciaba su musculoso pecho. Este hombre es maravilloso. Cuando él me abrió el escote y sacando mis pechos empezó a lamerlos y besarlos me sobresalté. Traté de separarme pero él incrementó la succión a un punto que se sentía demasiado bien para detenerlo. No podía creer lo que estaba yo haciendo, mi mente giraba rápidamente. Mis piernas no me sostenían y me senté en la orilla de la cama. Sólo un minuto más me dije, después de todo a mi esposo le gusta que seabien yegua y goze a veces con otros Por alguna razón era tremendamente emocionante ser tan lasciva con alguien que no era mi marido, especialmente con un amigo
Nos recostamos en la cama y pude sentir sus manos que acariciaban el sedoso interior de mis muslos. Cuando no pudo resistir sus manos empujaron el borde de mi vestido hacia arriba y pude sentirlo masajeando suavemente mi concha por encima de la suave tela. Contacto directo, es lo que necesitaba. Gemí. Sus manos separaron mis piernas y con caricias tocaba mi mojada concha Se sentía tan bien. Pensé dejarlo unos minutos más y entonces lo obligaría a detenerse. Esteban hizo a un lado la tela de mi tanga y ya su mano estaba en mí, colocó su dedo sobre mi concha y empezó a introducirlo suavemente, conforme me humedecía más y más el insertaba más dedos.
Finalmente gemí: él colocó sus labios sobre mi clítoris, por encima de la tela. levanté mis caderas para permitirle que me sacara la tanga Quería realmente sentir su boca sobre mi concha
Me recosté de espaldas mientras él empezaba a besar despacio alrededor de mi antes de empezar a lamer mi muy humedecido clítoris.
Mientras hacía esto continuaba apretando mis pezones con una mano y metiendo sus dedos en mi concha con la otra. Yo estaba en éxtasis, esto era tal y como lo había imaginado que sería. Él sabía cómo tratar a una mujer, qué hacerle y cómo hacerlo. No tardé en sentir un orgasmo dentro de mí. . Estaba tan excitada ahora que gemía fuertemente y tan alto, que no me di cuenta en que momento él se quitó la ropa y se colocó entre mis piernas.
Cuando sentí que sus labios tocaban los míos, abrí los ojos para encontrarme con que estaba arriba de mí y vi hacia abajo para verlo colocando su grueso instrumento entre mis estremecidos labios vaginales. Era enorme de casi el doble de tamaño del de mi esposo.
mis caderas empezaron a levantarse empujando contra él mientras un orgasmo gigante tomaba posesión de mí. No podía evitarlo, no podía ni hablar, sólo gemía muy alto y empujaba contra él mientras me cogia para hacerme acabar
Él metía y sacaba su pija hundiéndolo cada vez más profundo con cada empujón hasta que finalmente toda su pija estuvo completamente dentro de mí. . Exploté en mi primer verdadero orgasmo. Pensé que me desmayaría mientras oleada tras oleada de placer recorrían mi cuerpo.
Estaba enamorada de esta pija . Mi cuerpo finalmente tenía lo que había estado esperando toda la noche. Yo gemía mientras él se adentraba en mí, relamiéndome con el placer puro que su pija me estaba dando.
Era fantástico tener adentro este tronco grande, poderoso y prohibido, ya sentía un segundo orgasmo rápidamente. ¡Me iba a correr nuevamente! El empuje de Esteban se hizo más frecuente y me di cuenta de que él estaba a punto de acabar también. Estaba un poco decepcionada porque sabía que la sacaría y terminaría antes de que acabara yo otra vez y ya estaba yo tan cerca.
En eso lo sentí. La sensación que he estado evocando todos los días desde aquel momento. Empujó su cuerpo entero y sentí como la punta de su glande se apretaba contra mi Él gruñó con fuerza y lanzó el primer chorro de semen profundamente dentro de mí. No iba a sacarla. Se estaba corriendo en mis entrañas. Sus manos sujetaban las mías y estaba empujándose dentro de mí con toda la fuerza e intensidad de su orgasmo.
Mis caderas nuevamente empezaron a empujar duro en contra de él sin que mi voluntad lo hiciera. El más intenso orgasmo que haya tenido me invadió mientras él continuaba bombeando dentro de mí y todo lo que yo hice fue sujetarlo por las nalgas y pegarlo contra mí aún más.. Podía sentir su semen desbordando de mí y escurriendo por el agujero de mi culo, mientras él continuaba eyaculando. No podía creer que tuviera tanto.
. Él me besó muy suavemente y volvió a lamer mis pezones.
Para mi sorpresa pude sentir cómo su miembro se endurecía nuevamente. Mi esposo jamás se recuperaba tan rápido.. Dejé a Esteban que me cogiera una vez mas y mientras él continuaba me di cuenta que no podría detenerlo. Todavía estaba muy excitada con lo que había hecho. Se sentía tan agradable. Me estaba dando exactamente lo que necesitaba y no quería detenerlo. Mi cadera empezó nuevamente a salir al encuentro de cada uno de sus empujes.
Él soltó mis manos, lo abracé y empezamos a coger de una forma muy suave, hasta romántica. Continuamos cogiendo largo rato Su enorme pija estaba nuevamente llenándome completamente y abriendo mi vagina hasta sus límites,.
No pasó mucho rato y se tensó y nuevamente empecé a sentirlo arrojar una increíble carga de esperma dentro de mí mientras yo empujaba mi vulva contra él para enfrentar cada uno de sus empujones. Podía yo sentir cada chorro golpeando mi lo que me desencadenó otro profundo orgasmo mientras su descarga penetraba mi útero. Cuando lo sentí, grité y me aferré a él, sentía que el mundo entero estaba girando, así de maravilloso. Hasta mis pezones ardían.
me metí a la ducha para lavarme tanto como se pudiera. Cuando terminé regresé y vi a Esteban durmiendo en la cama con su maravilloso y pegajoso tronco recargado sobre su estómago. Me deslicé en el vestido y me subí lo que quedaba de mi tanga .
Mientras conducía Me sentía tan perversa. Empecé a tocarme la concha con un dedo de lo caliente que estaba. Afortunadamente mi marido estaba durmiendo
cuando llegué a casa. Rápidamente me metí al baño y me puse un camisón que tapara mis enrojecidos pechos, me coloqué una tanga y me subí a la cama. a dormir hasta el otro dia y muy bien cogida
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