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Mi ex...

Nacho fue mi primer novio en serio, con el que creí que algún día llegaría a casarme. 
Tenía 19 años y por recomendación de un conocido, empecé a trabajar en un estudio contable por San Telmo. Allí fue que lo conocí. Era el hijo del dueño, estudiaba ciencias económicas, y como suele suceder en ciertas familias acomodadas, se llamaba Ignacio igual que su padre y su abuelo. 
En esa época ya había tenido sexo con mi tío y  con algún hombre más, pero al conocerlo, y sobre todo, al ponernos de novios, me agarró un ataque de fidelidad que llegué a respetar casi a rajatabla. Y digo casi porque le fui infiel una única vez, ya casi hacia el final de nuestra relación.
La que terminó fui yo. Él trató de convencerme, de hacerme entender que éramos el uno para el otro, pero yo ya estaba decidida. Y mi decisión no pasaba porque hubiera dejado de quererlo, sino todo lo contrario. Justamente porque lo quería, luego de ése único traspié, me di cuenta que lo mejor para ambos sería alejarme. 
Casi inmediatamente conocí a Ernesto y el resto, como suele decirse, es historia.
Hago este raconto porque Nacho tenía una hermana, Cecilia, que en ese entonces tendría unos diez años. Mientras estuvimos juntos fue como mi hermanita menor, si Nacho no estaba disponible, la llevaba al cine, a pasear, la mimaba como si en realidad fuera mi propia familia. Pero tras romper con su hermano, me alejé no solo de él, sino de todos, ella incluida. 
El tiempo pasó y un buen día me doy con la sorpresa de que me envía una solicitud de amistad por Facebook. La acepté enseguida y desde entonces volvimos a reencontrarnos, aunque solo de forma virtual, ya que ella estaba estudiando en Estados Unidos.
Menuda sorpresa me llevé cuando hace unos días recibí una invitación para su casamiento. Por supuesto que los niños crecen y actualmente la pequeña Ceci debe tener unos 27 años, aunque a la distancia para mí seguía siendo una nena.
La sorpresa fue mayor aún cuando al abrir la invitación encuentro una nota en la que me aclara que no voy a ser una invitada más, sino una de sus damas de honor. Los ojos se me llenaron de lágrimas. Que después de tanto tiempo aún se acordara de mí, demostraba lo mucho que había significado en su vida pese al poco tiempo que estuvimos juntas.
Los días previos a la boda fueron todo un revoltijo de emociones. No solo por reencontrarme, ahora sí,  cara a cara con mi adorada Ceci, sino también con el resto de su familia, conocidos del Estudio, y por supuesto con Nacho, que ya estaba casado y con hijos en plena adolescencia.
Debo decir que no sé que tan enamorada pude haber estado, porque al volver a verlo no sentí nada. Nos saludamos como dos viejos conocidos, y al presentarme con su esposa se refirió a mí como una antigua becaria del Estudio y amiga incondicional de su hermana.
Así que si están esperando un relato sobre el apasionado reencuentro con mi ex, lamento decepcionarlos. Aunque con quién sí me reencontré, y de verdad les digo que ni me lo esperaba, fue con mi ex suegro. 
El Doctor Ignacio C. H., Contador Público Nacional, matrícula número... (jaja, me la acuerdo pero no la voy a poner), consultor financiero de los principales Holdings económicos del país, y según me pude enterar, actual asesor en materia económica de un reconocido Senador Nacional.
Ignacio padre, pese al paso de los años, seguía tan churro como siempre, con menos pelo y más canas, quizás, pero siempre con ese sempiterno bronceado caribeño que no perdía ni siquiera en invierno. Suponía que ya debía andar por los 60, aunque aparenta muchos menos. 
Mientras fui la novia de su hijo, su trato fue correcto, el indicado hacia su futura nuera, e incluso después de la ruptura no guardó ninguna animosidad hacia mí, siendo que además era mi jefe. 
Aún recuerdo lo que me dijo cuándo se enteró de la separación, que era una lástima porque hubiera sido una muy buena esposa para su hijo.
Siempre fue muy correcto y nunca demostró ningún interés que no estuviera centrado en mi futura inclusión en la familia como su hija política. Pero ahora, por los ensayos de la boda, empezamos a vernos más seguido, incluso se ofreció a llevarme a que me probara el vestido de dama de honor.
El ensayo ese día había terminado muy tarde, y debido a algunas complicaciones laborales, sumado a los feriados de Semana Santa, yo había estado bastante atareada, por lo que no pude concurrir a la modista para hacer las correcciones necesarias.
Ese día, al escuchar la insistencia de Cecilia para que fuera lo antes posible, se ofreció a llevarme en ese mismo momento.
-Ya es tarde, seguro debe estar cerrado- le digo, comprobando en mi celular que ya pasaba de las ocho de la noche.
-No te preocupes, con un llamado lo arreglo- me asegura el Papá de Nacho y Cecilia, guiñándome un ojo.
Se aparta para hablar por su celular, y tras una breve comunicación, vuelve y me dice:
-Listo, nos está esperando-
Me subo entonces con él en su auto, un reluciente Mercedes, y partimos hacia el local de la modista ubicado en la Avenida Alvear.
Llegamos, me pruebo el vestido, la modista toma las medidas correspondientes, coloca algunos alfileres, y me pide que vuelva a probármelo. 
Entro de nuevo al probador, me lo pongo, me observo en los espejos, de frente, de perfil, incluso de espalda, evaluando la caída de la tela y la estrechez de la cintura. 
En cuanto al escote va a tener que hacer alguna que otra corrección porque las lolas se me escapan como melones en una canasta.
Me las estoy mirando, subiéndome el vestido, bajándomelo, probando las diferentes maneras en que puedo acomodármelas. En eso, sin pedir permiso ni nada, el padre de Ignacio corre la cortina y entra al probador.
-¿Puedo verte?- pregunta cuando ya me está mirando, y no precisamente como un suegro miraría a su nuera.
Siempre ha sido una figura para mí que merecía respeto y obediencia, así que no puedo decirle nada.
-Lamento decirlo pero con ése vestido vas a opacar hasta a la novia- me elogia, con un brillo en los ojos que no le había visto nunca antes.
-El escote me parece muy pronunciado- alego yo, arrepintiéndome de lo que digo incluso antes de terminar la frase.
-Para mí está perfecto- asegura, mirándome ya sin ningún disimulo.
Como si volviera a ser aquella jovencita que trabajaba de cadeta en su Estudio, me pongo colorada. Hasta siento como me arden las mejillas. 
-Debo ser egoísta y agradecer que no te casate con Nacho- me dice mientras se me acerca peligrosamente.
-¿Porqué?- le pregunto curiosa.
-Porque si fueras la esposa de mi hijo, la madre de mis nietos, no podría hacer esto...- responde y arrinconándome contra uno de los espejos, empieza a besarme el cuello.
Más por un reflejo que por desearlo, tuerzo la cabeza hacia un costado, ofreciéndole así la tersura de mi piel para que pueda saborearla sin restricciones. Considerando ese gesto como una aceptación de mi parte, me busca la boca y me besa. No lo rechazo, al contrario, entrelazo mi lengua con la suya, ávida y jugosa, comiéndolo y dejándome comer.
Casi sin que me dé cuenta, distraída como estoy con el beso, me agarra una mano y hace que le toque el bulto.
-La modista...- trato de decirle con la respiración agitada -Puede vernos-
-No te preocupes, salió a fumar y se va a demorar- me tranquiliza, presionando su muslo contra mi sexo.
Estoy ardiendo de calentura, nunca imaginé que el Papá de Nacho pudiera incitarme tales emociones. Digo, me gustan los hombres grandes, mayores que yo, pero éste era ni más ni menos que el padre de mi ex novio. Y no un ex novio cualquiera, sino uno con el que estuve a punto de tener una relación en serio.
Así que ahí estaba, apretando con quién pudo haber sido mi suegro, en el local de una modista de alta costura, probándome el vestido de dama de honor para el casamiento de su hija, la que pudo haber sido mi cuñada.
Sabiendo que no tendríamos interrupciones, me libero de cualquier prejuicio y me entrego por completo a sus deseos.
-Que ganas tenía de comerte toda cuando estabas en el Estudio...- me susurra mientras sigue recorriéndome el cuello con unos chupones que seguramente dejarán su marca.
-Te veía con esos pantalones blancos que usabas y tenía que ir a mi oficina para que nadie se diera cuenta de lo dura que me la ponías-
Jamás llegué a sospechar siquiera que el padre de mi novio, en ese momento también mi jefe, me tuviera ganas. Y por supuesto que me acordaba del pantalón blanco que menciona. Uno elastizado que me marcaba bien la cola. Me gustaba usarlo cuando tenía que hacer trámites en el centro, porque podía sentir mejor las apoyadas en el colectivo.
Mientras nos seguimos besando, con la respiración agitada, prendiéndonos fuego, mi ex suegro se desabrocha el pantalón y se saca la pija afuera. Se la agarro al instante, apretándosela, sintiendo como se moja y endurece entre mis dedos. 
El probador es amplio, con varios espejos de cuerpo entero y hasta un sofá, así que me siento en el mismo, las piernas abiertas para que se ubique entre ellas, y me pongo a chupársela.
No sé si habría pasado mucho tiempo desde la última vez que se la chuparon, o nunca se la habían chupado de tal manera, pero por sus exclamaciones parecía que fuera la primera vez que disfrutaba de un pete. Atenta a ello y dispuesta a dejarle grabada a fuego mi habilidad para tales lides, se la comía entera, me la tragaba hasta hacerle garganta profunda, para soltarla toda entumecida y cubierta de mis babas. Le pasaba la lengua a todo lo largo, para llegar a la punta y volver a comérmela con más fruición todavía.
-¡Con las tetas..., haceme una paja con las tetas!- me pedía desesperado.
Me bajo el escote del vestido y pelando las gomas, me pongo la pija entremedio, aplasto una contra la otra, y se la empiezo a frotar con todo mi peso lácteo.
Se la bombeo, observando desde abajo sus diferentes expresiones de placer, hasta que parece no aguantarse más y se viene entre exaltados suspiros.
Rápida de reflejos me meto la pija en la boca y me trago toda la leche, no vaya a ser que me manche el vestido. Y aún después de tragarme hasta la última gota, se la sigo chupando, manteniendo su erección.
Me levanto, me saco el vestido y desnuda me recuesto de espaldas en el sofá. Separo las piernas y me masajeo el clítoris, estirándomelo, mostrándole lo hinchado que lo tengo. 
Él también se saca la ropa y echándose en el suelo me chupa la concha. 
Lo que me hace con la lengua, con los labios, no se puede describir con palabras. Basta con decir que me hizo acabar con tan solo un par de chupadas. 
Aprovechando entonces esa emulsión que me impregna toda la entrepierna, el papá de Nacho se levanta, se acomoda encima mío y me la mete. Y al igual que él, mientras me va llenando, agradezco también no haberme convertido en su nuera.
Le rodeo el cuerpo con las piernas y me muevo a su ritmo, dejándome garchar hasta lo más profundo, entregándome por completo a ese hombre que pudo haber sido el abuelo de mi hijo.
Mientras nos cogemos, nos chupamos las lenguas, los labios, nos mordemos con avidez y desesperación, fundiéndonos literalmente el uno en el otro, apasionados, desbordados de tanta excitación.
La pija de mi ex suegro entra y sale, sin perder ni un ápice de dureza, gruesa, caliente, descomunal, bañada en flujo y leche. 
Siempre con esa rudeza que me encanta, me abre las piernas y me descose a puro embiste, metiéndomela toda, llenándome bien de verga.
-No sabés cuanto estuve deseando probar ésta conchita...- me confiesa mientras me la recorre toda por dentro, fluyendo, expandiéndose, ocupando con su volumen hasta el último rincón disponible.
Siempre duro, erecto, se levanta y me la pone en la boca para que se la chupe de nuevo. Lo hago, se la chupo, relamiéndome extasiada en esa mielcita que le impregna toda la poronga.
Luego se sienta en el sofá del probador y hace que me le suba encima. A caballito pero dándole la espalda, para que pueda mirarme el culo, me dice. 
Hago lo que me pide, ya que me encanta complacer. Así que me acomodo sobre sus piernas, me meto la pija adentro y bien montada, empiezo a subir y bajar.
Enfrente hay un espejo de cuerpo entero, también a los lados, así que puedo verme montando a mi ex suegro desde todos los ángulos.
Sus manos, ávidas, posesivas, me amasan ahora la cola, pasándome los dedos por la raya, hasta meterme uno de los pulgares en el culo.
-¡Lo tenés bien roto!- exclama al comprobar la facilidad con que su dedo franquea esa primera barrera.
Hace que me levante un poquito, lo suficiente para que la pija salga de mi concha, y tras lubricársela él mismo con abundante saliva, me hace sentar de nuevo, pero metiéndomela ahora por atrás.
Jamás llegué a imaginarme siquiera que algún día el padre de Nacho, el Dr. Ignacio C. H., tan correcto y recatado, me estaría serruchando el ojete. Pero ahí estaba, debajo mío, con toda su verga resbalando por mi conducto más estrecho.
Los dos nos movemos, abotonándonos en la forma más íntima, encendidos de lujuria y pasión, golpeándonos casi con furia cada vez que la penetración se hace más profunda.
Sin sacármela, con todo adentro, se levanta y poniéndome de cara contra el espejo, me culea divinamente. Me aniquila a bombazos, uno detrás de otro, profundos, brutales, enérgicos.
Sin darme ni un respiro me vuelve a coger por la concha, surtiéndome en forma intensa y arrebatada, hasta que, en medio de exaltados jadeos, me acaba adentro.
-¡No sé como Nacho te dejó escapar...!- me dice con la voz ronca y agitada, sin sacármela todavía, bombeando semen hasta en el último resquicio de mi sexo.
No se lo dije pero supongo que después de lo que acababa de pasar en ese probador, se habrá dado cuenta de que si su hijo se casaba conmigo, hubiese sido el Rey de los cornudos.
-Perdoname, no quise...- se disculpa al ver que me limpio por entre las piernas.
-¿..., llenarme de leche?- completo la disculpa por él.
-No te preocupes, está todo bien...- lo tranquilizo, mientras me termino de limpiar la concha y me vuelvo a poner el vestido de dama de honor.
Ya cuándo estamos presentables de nuevo, la modista regresa de su obligado exilio y como si nada hubiera pasado, continúa con los arreglos, pese al intenso olor a sexo que impregna el probador.
Cuando terminamos mi ex suegro me alcanza hasta mi casa. Nos despedimos con un beso de amantes, lo cuál parece ratificarse cuando esa misma semana, luego de uno de los ensayos en la iglesia, nos vamos juntos a un telo.
No sé si será algo fijo o esporádico, a mí me gusta, me coge bien, chupa como el mejor, así que por ahora estamos bien así. Después, el tiempo dirá.








 









23 comentarios - Mi ex...

Desert-Foxxx
Guarda en el casamiento con el agua bendita si bendicen, sos tan diabla que metes el dedo en la fuente de bautismo y hierve como en el abogado del diablo.
maritainfiel
Pero como dice el Indio, el infierno está encantador...
Desert-Foxxx
@maritainfiel mientras en el infierno pueda probar tus tetas me voy contento para allá abajo.
fachelo1
marita....cantas pijas llevas?...las contabilizaste?...jaja
maritainfiel
Perdí la cuenta hace tiempo... Un beso...
juanjitox027
creo que es hora para tu 2da parte en mdeo, acá estamos el amigo de tu tio y yo esperandote jaja
Blues_Local1
👏👏👏👏 excelente relato, +10
eltato57
Que se te puede decir a esta altura. Ojalá alguna de mis ex nueras salga a vos.
SagaShionKanon +1
Como siempre un lujo, falta la hermana y completas la familia ajaja ojala un dia pase y nos cuentes y cre que sabias lo que venia en tu futuro por eso lo cortaste
veteranodel60
Simplemente magnífico ,cada vez que leo algo tuyo me dejas al palo ,como quisiera hacerte mía igual que tu ex suegro, felicitaciones y van 10 puntos porque no puedo poner más porque merece mucho más
Pervberto +2
Tarde o temprano se pagan las deudas.
maritainfiel +2
Cómo todo buen Lannister, jaja... Besos...
Loro86
claramente tenés el cártel de puta jajaja
maritainfiel
De putísima...
Loza_Kyle
Fsntastico relato marita cada vez mejor!!! Lo q daria por poder probarte!!!
Cada relato tuho me deja asi sos u a hermosura, de solo leerte te imagino y me desvivo por lo divina q debes ser!! Lo q daria por probar esos jugos!!! Van +10 reina!!!



Mi ex...
Amantedemarita
Quiero que cuentes más relatos de tu adolescencia!!!

A más de uno le gustará saber tus aventuras y como se fue convirtiendo Mariela en Maritainfiel
Bass_07
te deje unos puntos, me volves loco mari!
Sute41
@Maritainfiel, que buen relato... van puntos... me volas la cabeza.
levengater
Marita muy buen relato, me dejaste a mil, cosa que tube que ...., continua con el relato besos mis 10+
Trance09
Cosita linda!! estoy seguro de que tenerte en la cama debe ser lo más parecido a tocar el cielo con las manos, poder deleitarse con tus placeres y tu cuerpo estoy seguro es algo inolvidable... gracias por compartir divina, y por ponerme como me pones 😈😈😈
Elpndjomacho
tremendo relato @maritainfiel siempre recuperando viejas historias!! lo tuyo en materia de relatos es sublime...+10
kohinoor2k9
Todos los tipos que estuvieron cerca tuyo y no te cogieron se deben morir de ganas de hacerlo como paso con tu ex suegro
bigdickbahia
Adoro todos y cada uno de tus relatos. . . . . sos el sueño de mujer de muchos!!! Despues de la lectura de tus relatos, hay paja asegurada!!!
gust7387
Muy buen relato como me lo perdi ahora me voy a poner al tanto.