1
En la oficina, concentrado en muchas cosas. Hay gente en el piso. Entrás, cerrás la puerta con cara apropiadaa la circunstancia. Me bajás el cierre, exponés mi instrumento de placer que, sorprendido, se mantiene en estado de reposo. ¡Ay qué hábiles tus manos, qué experta tu boca y qué tremenda tu lengua con todos los poderes de la tierra,del cielo y del infierno!
Tu tarea es frenética, es pausada, es implacable. Tus miradas oportunas lucen desafiantes, lucen sumisas,lucen sublimes. Abandonando la oralidad de tu tarea, mientras siguen sacudones manuales que van endureciendo mi arcilla, algunas palabras me provocan, me humillan, me deliran en el placer inabarcable.
¿Cuánto dura la tortura, el escape de la rutina, la travesura madura de tan infantil? ¡Quién lo sabe! Al cabo de ese tiempo, mi resistencia cede. Controlando lo que serían mugidos,exploto en placer sordo legándote mis zumos. Dentro de tu boca, tu lengua perversa gira sobre mi glande hipersensible tras mi orgasmo.
Tan sutilmente como entraste, te vas dejándome peligrosamente desprotegido, con apenas voluntad para cubrirme delas miradas indiscretas, extasiado, una vez más llevado por el torbellino abismante de tu sensualidad.
2
Hay música, bailás. Me hacés jurar que me quedaré quieto. Y callado. Ni una palabra pronunciarán mis labios,ni un gesto de aprobación, ni un murmullo, ni un jadeo. ¡Si hasta levantar las cejas me está prohibido!
Bailás, decía, al son de la música y fingís que no estoy, que nunca estuve, que nunca estaré disfrutando dela milagrosa compañía de tu sensualidad desatada.
Bailás, digo, al son de la música. Tu cuerpo activo y vibrante se despliega en giros, en sacudidas, en armoniosos saltos que fluyen en la cadencia del sonido, completando el espacio con su estremecedora geometría, con su presencia que suspende el aliento. Dejás que las aguas corran por su pendiente.
Bailás, diré, al son de la música. Cuando se apague este fulgor, me quedaré con el corazón palpitando en el pecho, con el sudor frío, con el estómago anudado, con los músculos tensos por la deliciosa tortura impuesta de no interrumpir tu conjunción con las notas.
¿Y nunca podré despegarme de la inmovilidad prometida?
3
Ya estamos desnudos. Los preparativos están hechos pero hoy el día me reserva sorpresas. Súbitamente,las caricias de las manos, las succiones de la boca, las lamidas, los agarrones, los mordisconcitos tiernos y deseosos se suspenden. Atás mis manos ami espalda. Otro trapo en el cuello, manejado por tu mano, marca mi posición de siervo. Con ansias espero órdenes.
La tiranía también es esclavitud. Debés decidir qué hacer conmigo, que no veo el momento de ser tu vía al placer, a la perversión, al loco arrebato de hacerme subir los peldaños lujuriosos de la sumisión.
¿Acaso me guiarás a tu entrepierna, exigiéndome besos que no te escatimaré, lamidas pertinentes con repentinos apartamientos para recriminarme que estoy lejos de la perfección?¿Acaso me dejarás seguir esforzándome? ¿Acaso recibiré crueles castigos que deseo me impongas con ansias de satisfacerte? ¿Acaso te masturbarás sin que yo participe? ¿Acaso exigirás mi participación?
¿O, finalmente, tu creatividad me tiene reservado un papel que no imagino pero que cumpliré con todas mis fuerzas en nombre de la doble llama del amor y la lascivia?
4
Voy manejando un día cualquiera rumbo a casa. Sin previo aviso, tu mano se posa en mi muslo, estruja mi virilidad. Me concentro en el viaje pero sugerís otro camino para llegar, quizá a través de una calle solitaria, quizá cerca de un bosque nocturno poco frecuentado, quizá sigamos hacia una playa despoblada.
Intento concentrarme en el viaje, mientras tu boca en mi oreja me llena de escozor y me desesperan tus palabras insinuantes. Para sazonar más el recorrido, te quitás algunas prendas a riesgo de que desde otros vehículos te vean tus parciales desnudeces que tanto me excitan.
En el lugar solitario que elegís, las pasiones se desbordan, dentro del auto, lidiando con las incomodidades, o afuera, temblando de frío y deseo.
No hay final escrito, porque dejo aquí librado el desenlace a lo que resulte de la conjunción de los cuerpos,siempre inocentes, siempre sabios.
5
Elegís porno. Lo vemos, imitando lo que se ve en la pantalla. Simple, ¿verdad?
En la oficina, concentrado en muchas cosas. Hay gente en el piso. Entrás, cerrás la puerta con cara apropiadaa la circunstancia. Me bajás el cierre, exponés mi instrumento de placer que, sorprendido, se mantiene en estado de reposo. ¡Ay qué hábiles tus manos, qué experta tu boca y qué tremenda tu lengua con todos los poderes de la tierra,del cielo y del infierno!
Tu tarea es frenética, es pausada, es implacable. Tus miradas oportunas lucen desafiantes, lucen sumisas,lucen sublimes. Abandonando la oralidad de tu tarea, mientras siguen sacudones manuales que van endureciendo mi arcilla, algunas palabras me provocan, me humillan, me deliran en el placer inabarcable.
¿Cuánto dura la tortura, el escape de la rutina, la travesura madura de tan infantil? ¡Quién lo sabe! Al cabo de ese tiempo, mi resistencia cede. Controlando lo que serían mugidos,exploto en placer sordo legándote mis zumos. Dentro de tu boca, tu lengua perversa gira sobre mi glande hipersensible tras mi orgasmo.
Tan sutilmente como entraste, te vas dejándome peligrosamente desprotegido, con apenas voluntad para cubrirme delas miradas indiscretas, extasiado, una vez más llevado por el torbellino abismante de tu sensualidad.
2
Hay música, bailás. Me hacés jurar que me quedaré quieto. Y callado. Ni una palabra pronunciarán mis labios,ni un gesto de aprobación, ni un murmullo, ni un jadeo. ¡Si hasta levantar las cejas me está prohibido!
Bailás, decía, al son de la música y fingís que no estoy, que nunca estuve, que nunca estaré disfrutando dela milagrosa compañía de tu sensualidad desatada.
Bailás, digo, al son de la música. Tu cuerpo activo y vibrante se despliega en giros, en sacudidas, en armoniosos saltos que fluyen en la cadencia del sonido, completando el espacio con su estremecedora geometría, con su presencia que suspende el aliento. Dejás que las aguas corran por su pendiente.
Bailás, diré, al son de la música. Cuando se apague este fulgor, me quedaré con el corazón palpitando en el pecho, con el sudor frío, con el estómago anudado, con los músculos tensos por la deliciosa tortura impuesta de no interrumpir tu conjunción con las notas.
¿Y nunca podré despegarme de la inmovilidad prometida?
3
Ya estamos desnudos. Los preparativos están hechos pero hoy el día me reserva sorpresas. Súbitamente,las caricias de las manos, las succiones de la boca, las lamidas, los agarrones, los mordisconcitos tiernos y deseosos se suspenden. Atás mis manos ami espalda. Otro trapo en el cuello, manejado por tu mano, marca mi posición de siervo. Con ansias espero órdenes.
La tiranía también es esclavitud. Debés decidir qué hacer conmigo, que no veo el momento de ser tu vía al placer, a la perversión, al loco arrebato de hacerme subir los peldaños lujuriosos de la sumisión.
¿Acaso me guiarás a tu entrepierna, exigiéndome besos que no te escatimaré, lamidas pertinentes con repentinos apartamientos para recriminarme que estoy lejos de la perfección?¿Acaso me dejarás seguir esforzándome? ¿Acaso recibiré crueles castigos que deseo me impongas con ansias de satisfacerte? ¿Acaso te masturbarás sin que yo participe? ¿Acaso exigirás mi participación?
¿O, finalmente, tu creatividad me tiene reservado un papel que no imagino pero que cumpliré con todas mis fuerzas en nombre de la doble llama del amor y la lascivia?
4
Voy manejando un día cualquiera rumbo a casa. Sin previo aviso, tu mano se posa en mi muslo, estruja mi virilidad. Me concentro en el viaje pero sugerís otro camino para llegar, quizá a través de una calle solitaria, quizá cerca de un bosque nocturno poco frecuentado, quizá sigamos hacia una playa despoblada.
Intento concentrarme en el viaje, mientras tu boca en mi oreja me llena de escozor y me desesperan tus palabras insinuantes. Para sazonar más el recorrido, te quitás algunas prendas a riesgo de que desde otros vehículos te vean tus parciales desnudeces que tanto me excitan.
En el lugar solitario que elegís, las pasiones se desbordan, dentro del auto, lidiando con las incomodidades, o afuera, temblando de frío y deseo.
No hay final escrito, porque dejo aquí librado el desenlace a lo que resulte de la conjunción de los cuerpos,siempre inocentes, siempre sabios.
5
Elegís porno. Lo vemos, imitando lo que se ve en la pantalla. Simple, ¿verdad?
8 comentarios - Cinco fantasías
Bueno volver a leerlo Perv!