Llevábamos casi un año de convivencia con Marcela después de un noviazgo de 6/7 meses. Si bien nos conocíamos desde hacía varios años nuestra relación comenzó a modo de diversión entre amigos luego de que ella regresara de otro país tras separarse de su marido canadiense.
Marcela era morocha, 32 años, tetas normales así como su cintura, su boca tenía unos increíbles labios carnosos en forma de corazón y sus piernas eran puro musculo, producto de la práctica de tenis desde los 6 años.
Comenzamos a salir con amigos y el hábito nos fue acercando cada vez más hasta que una tarde en que ella se había torcido el tobillo en el club me llamó por teléfono para pedirme que vaya a visitarla porque no se encontraba bien de ánimo.
Llegué a su casa, Marcela me recibió dificultosamente producto de su renguera y al hacerme pasar a la sala principal no pude dejar de ver que tenía un pantalón corto metido entre sus nalgas, una remera blanca que dejaba entrever que no tenía corpiño y su sonrisa habitual, sino que esta vez era una sonrisa triste.
En el comienzo de la charla me contó que se había doblado el tobillo practicando con Gachi y que ésta la había acercado a su casa, por lo que la intención del llamado era pedirme que buscara su auto que había quedado en el club.
"... me lo podrías haber dicho por teléfono y me iba directamente y lo traía.." dije...
"... salvo que tuvieses otro juego de llaves o que fueses mago lo hubieses podido poner en marcha .." dijo riéndose. Pero tras la risa comenzó a llorar ...
Le pregunté qué pasaba y acercándose a mí y abrazándome me dijo que había recibido una notificación de su abogado diciéndole que su ex no accedía a darle el divorcio.
La situación dio para que la empezara a besar y ella respondiera entre lágrimas ... esa noche dormimos juntos por primera vez.
Como dije antes, a los pocos meses me mudé a su departamento. Nuestra vida sexual era intensa: nadie nunca hasta estos días me chupó la pija como ella ... era increíble: su lengua parecía tener vida, envolvía mi cabeza y jugaba con el frenillo a medida que subía y bajaba, corría mi piel con sus labios hasta llegar a los huevos y tenía la habilidad tanto de hacerme acabar en 2 minutos como tenerme con la leche en la punta hasta cerca de una hora... era una maestra del pete.
Nuestra asignación pendiente era el anal. A pesar de haberlo intentado infinidad de veces, por dolor, estrechez, miedo o lo que fuere, nunca había podido perforar su culo ...... ella pagaba con su boca lo que no podía con su cola.
Cierta tarde, después de haber disfrutado ambos de un glorioso 69, le pregunté cómo había aprendido a chuparla de esa manera. Se puso de costado sosteniendo su cabeza con una mano, y mientras con la otra intentaba devolverle la dureza a mi miembro, confesó:
"... Cuando teníamos 14 años y toda la calentura de la edad, empezamos a charlar del tema con Gachi ... de la charla pasamos a aprender a besar - entre nosotras- y después pasamos a lamernos los pechos y masturbarnos... " para ese momento mi pija ya había empezado a señalar el techo mientras ella seguía con su caricia y su confesión.
" ... todas las veces que podíamos, en casa o en la de ella, nos tocábamos, besábamos y masturbábamos, hasta que un día Gachi consiguió un consolador..."
Acá voy a hacer un paréntesis para describirles a Gachi, su amiga y vecina: de familia acomodada - padre abogado y madre médica- Graciela (ese era su nombre) era delgada y alta, su color de piel era bronceado todo el año, grandes ojos, lindas tetas, cola normal y piernas largas de tenista... a los 30 y pico mantenía - y creo que lo había mejorado- el cuerpo de los quince... y si me permiten, ahora retomo el relato.
Marcela, mientras proseguía contándome, había comenzado a jugar con su lengua en mi pija, lamiendo despacio de norte a sur, intercalando con la palabra:
" ... cuando Gachi consiguió el consolador empezamos a practicar cómo deberíamos chuparle la verga a los chicos, a veces empezaba una y la otra trataba de corregir y a veces lo chupábamos las dos juntando nuestras lenguas ..." ... mi pija estaba en estado de gracia, a punto de explotar ...
"... un día nos atrevimos a más y nos desvirgamos con el consolador: ella a mí primero y luego yo a ella..."
Yo me retorcía en la cama, no sé si producto de la mamada que me estaba dando o de los ratones de mi cabeza al escucharla narrar los hechos.
" ... los fines de semana, con la excusa de que íbamos a salir a bailar con amigas, me quedaba a dormir en su casa, y cuando volvíamos aprovechábamos a hacernos el amor ... Gachi siempre me dijo que ningún hombre había chupado sus tetas y su concha como yo ..."
Me senté de un solo movimiento, algo no cerraba con su historia ... si lo que estaba contando era de su adolescencia y no habían tenido contacto con chicos durante ese tiempo le pregunté: ¿cómo podía saber Gachi de que manera lo hacía un hombre ?
Marcela sonrió, se metió la pija hasta la garganta jugando con su lengua - ella sabía que me iba a hacer acabar- y sacándosela de un tirón me dijo: "... si no te enojás, te cuento.."
"... hasta un día antes de que te vinieras a vivir conmigo, es decir, esa noche anterior, Gachi y yo dormimos juntas ..."
Dicho esto bajó a seguir chupando... mi cabeza estaba a full ... e imaginándolas revolcarse en la cama, la tomé de la cabeza acelerando el ritmo de su movimiento.
Largué leche como hacía rato no recordaba, eran chorros tras chorros que Marcela iba tragando sin inmutarse, la situación era tremendamente excitante: mi mujer acostada con su mejor amiga... estallaban las imágenes en mi mente mientras ella seguía succionando, intentado dejarme sin una gota de leche en mis huevos.
Cuando ella fue al baño me recosté haciéndome dueño de la cama. Mis piernas y brazos abiertos ocupando todo el perímetro del colchón ... otra vez las imágenes se me presentaban como una película porno, una película que tenía por actriz principal a mi mujer.
Marcela se sentó al borde de la cama. Me acarició el pecho entrelazando sus dedos con mis vellos ... estaba hermosa ... pasó su lengua por la comisura de mis labios muy despacio, sabía cuándo y cómo ser sensual... y llegando hasta el lóbulo de mi oído me dijo:
" ... voy a hablar con Gachi ... le voy a proponer que hagamos el amor en esta cama... los tres ... y tal vez, si ella me ayuda, te entregue el culo que tanto deseás ...el mío o el de ella... claro que si no querés, lo dejamos para otra oportunidad ..."
Antes que yo dijera palabra alguna se acomodó encima mío, sentándose sobre mi cara, dándome su concha para que saque sus jugos...
Dos semanas después sonaba el portero de casa: " ... traigo una botella de Chandon para el brindis .." era la voz de Gachi.
Marcela era morocha, 32 años, tetas normales así como su cintura, su boca tenía unos increíbles labios carnosos en forma de corazón y sus piernas eran puro musculo, producto de la práctica de tenis desde los 6 años.
Comenzamos a salir con amigos y el hábito nos fue acercando cada vez más hasta que una tarde en que ella se había torcido el tobillo en el club me llamó por teléfono para pedirme que vaya a visitarla porque no se encontraba bien de ánimo.
Llegué a su casa, Marcela me recibió dificultosamente producto de su renguera y al hacerme pasar a la sala principal no pude dejar de ver que tenía un pantalón corto metido entre sus nalgas, una remera blanca que dejaba entrever que no tenía corpiño y su sonrisa habitual, sino que esta vez era una sonrisa triste.
En el comienzo de la charla me contó que se había doblado el tobillo practicando con Gachi y que ésta la había acercado a su casa, por lo que la intención del llamado era pedirme que buscara su auto que había quedado en el club.
"... me lo podrías haber dicho por teléfono y me iba directamente y lo traía.." dije...
"... salvo que tuvieses otro juego de llaves o que fueses mago lo hubieses podido poner en marcha .." dijo riéndose. Pero tras la risa comenzó a llorar ...
Le pregunté qué pasaba y acercándose a mí y abrazándome me dijo que había recibido una notificación de su abogado diciéndole que su ex no accedía a darle el divorcio.
La situación dio para que la empezara a besar y ella respondiera entre lágrimas ... esa noche dormimos juntos por primera vez.
Como dije antes, a los pocos meses me mudé a su departamento. Nuestra vida sexual era intensa: nadie nunca hasta estos días me chupó la pija como ella ... era increíble: su lengua parecía tener vida, envolvía mi cabeza y jugaba con el frenillo a medida que subía y bajaba, corría mi piel con sus labios hasta llegar a los huevos y tenía la habilidad tanto de hacerme acabar en 2 minutos como tenerme con la leche en la punta hasta cerca de una hora... era una maestra del pete.
Nuestra asignación pendiente era el anal. A pesar de haberlo intentado infinidad de veces, por dolor, estrechez, miedo o lo que fuere, nunca había podido perforar su culo ...... ella pagaba con su boca lo que no podía con su cola.
Cierta tarde, después de haber disfrutado ambos de un glorioso 69, le pregunté cómo había aprendido a chuparla de esa manera. Se puso de costado sosteniendo su cabeza con una mano, y mientras con la otra intentaba devolverle la dureza a mi miembro, confesó:
"... Cuando teníamos 14 años y toda la calentura de la edad, empezamos a charlar del tema con Gachi ... de la charla pasamos a aprender a besar - entre nosotras- y después pasamos a lamernos los pechos y masturbarnos... " para ese momento mi pija ya había empezado a señalar el techo mientras ella seguía con su caricia y su confesión.
" ... todas las veces que podíamos, en casa o en la de ella, nos tocábamos, besábamos y masturbábamos, hasta que un día Gachi consiguió un consolador..."
Acá voy a hacer un paréntesis para describirles a Gachi, su amiga y vecina: de familia acomodada - padre abogado y madre médica- Graciela (ese era su nombre) era delgada y alta, su color de piel era bronceado todo el año, grandes ojos, lindas tetas, cola normal y piernas largas de tenista... a los 30 y pico mantenía - y creo que lo había mejorado- el cuerpo de los quince... y si me permiten, ahora retomo el relato.
Marcela, mientras proseguía contándome, había comenzado a jugar con su lengua en mi pija, lamiendo despacio de norte a sur, intercalando con la palabra:
" ... cuando Gachi consiguió el consolador empezamos a practicar cómo deberíamos chuparle la verga a los chicos, a veces empezaba una y la otra trataba de corregir y a veces lo chupábamos las dos juntando nuestras lenguas ..." ... mi pija estaba en estado de gracia, a punto de explotar ...
"... un día nos atrevimos a más y nos desvirgamos con el consolador: ella a mí primero y luego yo a ella..."
Yo me retorcía en la cama, no sé si producto de la mamada que me estaba dando o de los ratones de mi cabeza al escucharla narrar los hechos.
" ... los fines de semana, con la excusa de que íbamos a salir a bailar con amigas, me quedaba a dormir en su casa, y cuando volvíamos aprovechábamos a hacernos el amor ... Gachi siempre me dijo que ningún hombre había chupado sus tetas y su concha como yo ..."
Me senté de un solo movimiento, algo no cerraba con su historia ... si lo que estaba contando era de su adolescencia y no habían tenido contacto con chicos durante ese tiempo le pregunté: ¿cómo podía saber Gachi de que manera lo hacía un hombre ?
Marcela sonrió, se metió la pija hasta la garganta jugando con su lengua - ella sabía que me iba a hacer acabar- y sacándosela de un tirón me dijo: "... si no te enojás, te cuento.."
"... hasta un día antes de que te vinieras a vivir conmigo, es decir, esa noche anterior, Gachi y yo dormimos juntas ..."
Dicho esto bajó a seguir chupando... mi cabeza estaba a full ... e imaginándolas revolcarse en la cama, la tomé de la cabeza acelerando el ritmo de su movimiento.
Largué leche como hacía rato no recordaba, eran chorros tras chorros que Marcela iba tragando sin inmutarse, la situación era tremendamente excitante: mi mujer acostada con su mejor amiga... estallaban las imágenes en mi mente mientras ella seguía succionando, intentado dejarme sin una gota de leche en mis huevos.
Cuando ella fue al baño me recosté haciéndome dueño de la cama. Mis piernas y brazos abiertos ocupando todo el perímetro del colchón ... otra vez las imágenes se me presentaban como una película porno, una película que tenía por actriz principal a mi mujer.
Marcela se sentó al borde de la cama. Me acarició el pecho entrelazando sus dedos con mis vellos ... estaba hermosa ... pasó su lengua por la comisura de mis labios muy despacio, sabía cuándo y cómo ser sensual... y llegando hasta el lóbulo de mi oído me dijo:
" ... voy a hablar con Gachi ... le voy a proponer que hagamos el amor en esta cama... los tres ... y tal vez, si ella me ayuda, te entregue el culo que tanto deseás ...el mío o el de ella... claro que si no querés, lo dejamos para otra oportunidad ..."
Antes que yo dijera palabra alguna se acomodó encima mío, sentándose sobre mi cara, dándome su concha para que saque sus jugos...
Dos semanas después sonaba el portero de casa: " ... traigo una botella de Chandon para el brindis .." era la voz de Gachi.
2 comentarios - Disneylandia en mi habitación ...