El jueves llegué después del mediodía a Rosario. Estaba cansada y quería descansar, pero la insistencia de Agus y Vale hicieron que saliera a tomar algo con ellas. "Algo tranqui", les pedí y las 3 coincidimos en eso porque estábamos cansadas (los años no vienen solos). Fuimos a uno de los tantos bares cerveceros que hay hoy por Rosario. No era muy grande y estaba casi vacío.
El tiempo pasó rápido charlando y poniéndonos al día. No nos habíamos percatado que en la mesa de al lado se habían sentado 4 chicos. Eran de la provincia de Buenos Aires y haciéndose los turistas desconcertados nos empezaron a sacar charla.
Eran apenas más chicos que nosotras, 27-28 años, y la verdad unos bombonazos. Nos pagaron unas pintas y nos invitaron a una fiesta en el hostel donde ellos estaban parando. Las miré a mis amigas que me miraban onda "sabemos qué va a pasar. Y queremos que pase". Ellos estaban en un auto, así que nos dividimos para llegar al hostel. Cuando entramos, la joda ya había empezado.
Rosario no se caracteriza por ser un destino internacional, por lo que todos eran de distintos lugares de Argentina. Aunque si resaltaba uno de los que trabajaban en el hostel, un venezolano con toda la onda y toda la pinta. Se notaba como las minitas le revoloteaban re calientes alrededor.
Nosotras boludeamos un rato con los chicos y después de un rato terminamos arrinconadas a los besos. Uno de los 4 desapareció, dejando formar las parejitas. El que estaba conmigo tomó la iniciativa y me arrastró para la habitación. "Que vengan mis amigas también", le dije antes de llegar. Volvimos a buscarlos y encaramos en patota. Cuando entramos, estaba el otro pibe que faltaba charlando con una chica, bastante más cerca de los 40 que de los 30, indudablemente de Córdoba.
El chabón entendió de que venía la mano y amagó a irse con la cordobesa. "A nosotros no nos jode que se queden" les dijimos. El flaco la miró a la piba como diciendo "pero sabés qué va a pasar acá" y la minita le responde que no tenía problemas. Nosotras (ya claramente borrachas) empezamos a aplaudir mientras los chicos empezaban la fiesta. Al principio estaban nerviosos, mirando qué hacían los otros, pero de a poco se fueron soltando.
La cordobesa entró a chuparle la pija al flaco con el que estaba y de golpe se frena. "Esperá que le aviso a mi amiga" (dijo el nombre, no me acuerdo je). Agustina le gritaba que le dijera que venga también. "Mirá que esa es más trola que yo, eh" decía sin dejar de pajear a su pija. Yo estaba acostada en la cama con una verga en la boca. En la de al lado, Vale arrodillada con el suyo y Agus tirada en el piso comiéndose la otra pija.
Mi macho me desnudó y así de una me empezó a coger. Agustina se arrodilló al lado míio y mientras la chupaba me miraba. Yo no podía sacarle los ojos de encima. Ella se dio cuenta, soltó la pija y me dijo al oído "como me calienta las caritas de puta que ponés cuando te cogen". Eso me hizo estallar. Agus arrastró al pibe de la pija y me la puso en la boca. "A esta zorra le gusta mucho esto" decía mientras se acomodaba para chuparme las tetas.
Agarré como pude la pija que tenía en la boca, mientras el otro me daba sin parar. Agus me tocaba y lamía las tetas, y con la otra mano me pajeaba. Acabé como una bestia, me tembló todo, al punto que el que me cogía se frenó asustado.
Los pibes se miraban extasiados. Mi amiga agarró la verga que tenía en la boca y empezó a pajearla hasta que me largó toda la leche en las tetas. Luego, la limpió y me la volvió a meter en la boca, ya con una pérdida de la erección notable.
El que me cogía no aguantó mucho más y acabó adentro mío. En algún momento de todo ese polvo, la amiga de la cordobesa entró a la habitación y estaba ya con su compañera de aventuras chupando poronga junto a su amiga. Justo en ese momento un chorro espeso de leche brotó de la punta de la pija del macho para deleite de las dos mujeres que atajaban la acabada con la lengua.
Vale estaba cabalgando de espaldas. Yo estaba sentada, al lado de Agus, mirando todo. Sin darnos cuenta nos agarramos de la mano. Empecé a acariciarle el muslo bien suave, y ahí se encendió todo. Nos miramos con lujuria. Pude reconocer ese fuego en sus ojos, ese fuego que conocía de los últimos encuentros.
Miramos alrededor. Teníamos dudas. No sería la primera vez que en una fiestita de estas nos besábamos, pero lo que estábamos teniendo últimamente era mucho más fuerte. Rozaba ya el lesbianismo puro, y se iba a notar demasiado. Mucho fuego, mucha pasión.
Me mordí los labios. No aguantaba más. Mi respiración se agitó. Ella apretó fuerte mi mano y no lo dudé un segundo. Le comí la boca, nos abrazamos y caímos enredadas a la cama. Nos apretábamos más y más la una contra la otra. Mientras la besaba, amasaba sus tetas.
Ella franeleaba su concha contra mi pierna. La acomodé en la cama, y empecé a bajar, besándole desde el cuello hasta sus piernas para terminar enterrando mi lengua en su concha. "Ahhh siiii" gritó ella cuando empecé firme y sin pausa a chuparsela.
La hice acabar con la lengua y dos dedos adentro de su conchita. Cuando los saqué, totalmente empapados, se los puse en la boca para que los limpie. Me tiré a su lado y nos abrazamos besándonos apasionadamente. Ella me agarró fuerte la cola mientras yo no dejaba de mover la mano que tenía en uno de sus pechos. Nos habíamos olvidado totalmente del entorno.
Cuando reaccionamos y miramos, estaban todos mirando sin perder detalle de lo que estaba pasando. No me olvido más de la cara de Vale. El resto, era cara de calentura por el momento lésbico que habían observado, pero Valeria era más de sorpresa y no poder creerlo. Y eso que ella ya nos había visto en situaciones similares, pero evidentemente (y con esto lo terminé de confirmar) esto había sido mucho más fuerte y "real".
Seguimos cogiendo hasta que los chicos pidieron "descanso". Volvieron a la fiesta y nosotras 3 nos quedamos con las 2 cordobesas. Re buena onda las chicas. Una estaba recientemente separada y la otra soltera fiestera que la trajo a Rosario para olvidar las penas del divorcio.
Estaban en la misma habitación que los 4 pibes, y también era la primera noche... Ya tenían garche asegurado por el resto del viaje. Y también le tenían ganas al venezolano. Por lo que habían averiguado, el chabón no le hacía asco a nada. Los ojitos de mis amigas (y seguramente los míos también) se encendieron.
Volvimos a la fiesta, buscamos a los pibes y nos quedamos charlando un rato por ahí. Notaba a Vale nerviosa de estar conmigo, como que me quería decir o preguntar algo y no se animaba. Agus se fue a buscar algo para tomar y se quedó charlando animadamente con el venezolano. Cuando volvimos a mirar, ya no estaban más.
Al rato apareció. "No saben... la VERRRGA que tiene el hijo de puta ese!" decía mientras abría las manos exageradamente. "Casi no me entra toda". Ese "casi" (que daba a entender que si había entrado) nos daba una idea de un pijón bastante considerable, teniendo en cuenta la elasticidad de la garganta de Agustina.
Seguimos tomando con los chicos, yo estaba al límite de mi conciencia. Me empecé a sentir mal. Agus estaba charlando animadamente con los pibes que habíamos conocido antes, así que le pedí a Vale que me acompañe a otro lugar para sentarme.
Nos alejamos un poco, y me quedé en un rincón. "Voy a buscarte agua", me dijo y al rato volvió pero no solo con agua. Con el vaso apareció el venezolano y mi amiga abrazado a él. Me preguntó si estaba bien, y de golpe hice todo el esfuerzo para estar mejor.
"Si querés te acompaño hasta tu habitación", me decía el tipo y yo con unas ganas terribles de que me llevara. Vale (que estaba un poco más sobria) le explicó que en realidad no estábamos parando en el hostel. Y re caradura se le entregó. "Pero si tenés algún otro lugar, para que ella pueda descansar vamos". El tipo (seguramente acostumbrado a esto) no lo dudó y nos llevó a una habitación vacía creo que en el segundo piso.
Entramos, me senté en la cama y Vale sin perder tiempo se lo empezó a chapar al chabón. "A la mierda" gritó mi amiga cuando sacó la pija del morocho. Me arrodillé al lado de ella, que ya estaba tratando de meterla en la boca. Sacó la pija y me la ofreció. Como si fuese una harmónica, empezamos a recorrerla con los labios.
Nuestras miradas se encontraron mientras nuestras bocas lamían el pijón. Me frené, empecé a pajearlo y agarrando a Vale de la cabeza la acerqué y le di un pico. Ella, nerviosa, me miró y me devolvió el beso.
Traté de meterme lo que más podía pero era imposible. Su pija me atragantaba demasiado y me daba miedo vomitar todo. Vale lo intentaba, pero tampoco podía. El chabón empezó a desvestirnos. Se quedó un rato con las tetas de mi amiga. Ella se puso de tal forma de envolver el pijón entre sus pechos y moverla de arriba a abajo. Yo me acomodé atrás, agarrándoselas y acompañando el movimiento mientras la besaba en sus hombros y el cuello.
Nos hizo parar y nos puso en 4 en la cama. Una al lado de la otra. Se entretuvo con nosotras como quiso. Nos cogía alternadamente y con la otra mano nos manoseaba toda la cola, la concha y lo que tuviera a su alcance. Yo al menos no llegué a acabar ni una vez, pero sabíamos que el rey era él, y nosotras solo un par de esclavas de su pija que solo teníamos que darle placer hasta hacerlo acabar.
Valeria estaba re desesperada. Hacía mucho no cogía con un pijudo así. Mientras era penetrada con violencia, empecé a lamerle la colita. "No hagas eso hija de puta... no hagas eso que me dan ganas". Por supuesto no le hice caso. Le escupí el agujerito, claramente cerrado por falta de uso, y empecé a abrirlo con mis dedos. "Ahhhhh siiii" gritaba mientras el venezolano no paraba de cogerla. Levanté la vista y por la sonrisa en su rostro notaba que sabía lo que venía.
"Pija... quiero esa pija..." llegó a decir Vale en éxtasis. Junté la mayor cantidad de saliva posible y la escupí sobre la puta del vergón. La desparramé con la lengua y apunté la cabeza al agujerito recién lubricado. Con cuidado fue abriéndose paso mientras mi amiga gritaba de dolor que no frenara. De golpe, se sintió como la colita de mi amiga rompió y cedió, se abrió y dejó entrar casi toda la pija. "Ahh como me gustaaa" gritaba la puta de Vale mientras era desfondada por el pijudo venezolano.
El tipo no pudo aguantar mucho la colita cerrada de mi amiga. Acabó adentro de ella y la sacó chorreando semen. Como buenas putitas esclavas de su pija, nos arrodillamos ante él a limpiarsela. Era increíble como seguía dura. Cuando nos dimos cuenta, estábamos chupándosela como al principio. "Quiero acabar así", dijo poniendo su pija entre las tetas de mi amiga.
Ella las apretó y empezó a pajearlo bien fuerte. Yo atrás de ella no me perdía detalle y con mis manos aprovechaba a manosear el torso marcado del tipo. El primer chorro pegó en la pera de Vale, y después un río de leche espesa y caliente empezó a escurrirse entre sus tetas.
Cuando se alejó, Vale se lamió sus manos enchastradas de la acabada del tipo. "Tengo que volver a trabajar", dijo y desapareció. Nos dejó tiradas re cogidas llenas de leche y a mi amiga con el culo roto.
Volvimos a buscar a Agus. Ya estaba amaneciendo. Se había ido a garchar otra vez con los pibes y las 2 cordobesas. "Me los cogí a los 4", dijo orgullosa mientras volvíamos. El viernes dormí todo el día. A la noche, aún con algún signo de resaca, nos juntamos nuevamente las 3. Teníamos que aclarar la situación con Valeria. Le blanqueamos lo que nos pasaba en estos últimos meses.
"Ahora entiendo", dijo, recordando un episodio del casamiento de Anto. Ya bastante tomadas, estaba bailando con Agus y empezamos un franeleo que se nos fue de las manos hasta quedar cara a cara tomándonos de la nuca y nuestras bocas casi pegadas. Vale se acercó, sorprendida a preguntarnos si estaba todo bien y la cosa se calmó (aunque después, terminamos durmiendo juntas). Igualmente, le aclaramos que no pasaba más que un juego, que crecía en intensidad, pero que el amor por la pija no se cambiaba.
El finde terminó como corresponde: con Lucas, cogiendo todo el sábado. Me compró un par de orejitas de conejita y una tanguita de chocolate que saboreó antes de regalarme un terrible orgasmo chupándomela. Me garchó de todas las formas posibles. No dudé un segundo en dejar que me acabe en la boca y saborearle toda la acabada sin dejar de mirarlo a los ojos.
Mi cola no se salvó. No pude resistirme, no hizo ni falta que me pidiera. Yo sola me acomodé y le pedí que me la rompiera. Me la atendió dos veces en la noche, una acabandome adentro. Me la destrozó.
Sentir como latía esa pija mientras me llenaba de leche me calentó de tal forma que cuando la sacó lo tuve que obligar a que me la chupe hasta hacerme acabar. Me quedaron las piernas temblando después de semejantes polvos. El domingo, por supuesto, como una señorita sentada en la mesa familiar. A pesar que me dolía todo el cuerpo y mi cola (aun hoy) no me dejaba mover con normalidad.
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El tiempo pasó rápido charlando y poniéndonos al día. No nos habíamos percatado que en la mesa de al lado se habían sentado 4 chicos. Eran de la provincia de Buenos Aires y haciéndose los turistas desconcertados nos empezaron a sacar charla.
Eran apenas más chicos que nosotras, 27-28 años, y la verdad unos bombonazos. Nos pagaron unas pintas y nos invitaron a una fiesta en el hostel donde ellos estaban parando. Las miré a mis amigas que me miraban onda "sabemos qué va a pasar. Y queremos que pase". Ellos estaban en un auto, así que nos dividimos para llegar al hostel. Cuando entramos, la joda ya había empezado.
Rosario no se caracteriza por ser un destino internacional, por lo que todos eran de distintos lugares de Argentina. Aunque si resaltaba uno de los que trabajaban en el hostel, un venezolano con toda la onda y toda la pinta. Se notaba como las minitas le revoloteaban re calientes alrededor.
Nosotras boludeamos un rato con los chicos y después de un rato terminamos arrinconadas a los besos. Uno de los 4 desapareció, dejando formar las parejitas. El que estaba conmigo tomó la iniciativa y me arrastró para la habitación. "Que vengan mis amigas también", le dije antes de llegar. Volvimos a buscarlos y encaramos en patota. Cuando entramos, estaba el otro pibe que faltaba charlando con una chica, bastante más cerca de los 40 que de los 30, indudablemente de Córdoba.
El chabón entendió de que venía la mano y amagó a irse con la cordobesa. "A nosotros no nos jode que se queden" les dijimos. El flaco la miró a la piba como diciendo "pero sabés qué va a pasar acá" y la minita le responde que no tenía problemas. Nosotras (ya claramente borrachas) empezamos a aplaudir mientras los chicos empezaban la fiesta. Al principio estaban nerviosos, mirando qué hacían los otros, pero de a poco se fueron soltando.
La cordobesa entró a chuparle la pija al flaco con el que estaba y de golpe se frena. "Esperá que le aviso a mi amiga" (dijo el nombre, no me acuerdo je). Agustina le gritaba que le dijera que venga también. "Mirá que esa es más trola que yo, eh" decía sin dejar de pajear a su pija. Yo estaba acostada en la cama con una verga en la boca. En la de al lado, Vale arrodillada con el suyo y Agus tirada en el piso comiéndose la otra pija.
Mi macho me desnudó y así de una me empezó a coger. Agustina se arrodilló al lado míio y mientras la chupaba me miraba. Yo no podía sacarle los ojos de encima. Ella se dio cuenta, soltó la pija y me dijo al oído "como me calienta las caritas de puta que ponés cuando te cogen". Eso me hizo estallar. Agus arrastró al pibe de la pija y me la puso en la boca. "A esta zorra le gusta mucho esto" decía mientras se acomodaba para chuparme las tetas.
Agarré como pude la pija que tenía en la boca, mientras el otro me daba sin parar. Agus me tocaba y lamía las tetas, y con la otra mano me pajeaba. Acabé como una bestia, me tembló todo, al punto que el que me cogía se frenó asustado.
Los pibes se miraban extasiados. Mi amiga agarró la verga que tenía en la boca y empezó a pajearla hasta que me largó toda la leche en las tetas. Luego, la limpió y me la volvió a meter en la boca, ya con una pérdida de la erección notable.
El que me cogía no aguantó mucho más y acabó adentro mío. En algún momento de todo ese polvo, la amiga de la cordobesa entró a la habitación y estaba ya con su compañera de aventuras chupando poronga junto a su amiga. Justo en ese momento un chorro espeso de leche brotó de la punta de la pija del macho para deleite de las dos mujeres que atajaban la acabada con la lengua.
Vale estaba cabalgando de espaldas. Yo estaba sentada, al lado de Agus, mirando todo. Sin darnos cuenta nos agarramos de la mano. Empecé a acariciarle el muslo bien suave, y ahí se encendió todo. Nos miramos con lujuria. Pude reconocer ese fuego en sus ojos, ese fuego que conocía de los últimos encuentros.
Miramos alrededor. Teníamos dudas. No sería la primera vez que en una fiestita de estas nos besábamos, pero lo que estábamos teniendo últimamente era mucho más fuerte. Rozaba ya el lesbianismo puro, y se iba a notar demasiado. Mucho fuego, mucha pasión.
Me mordí los labios. No aguantaba más. Mi respiración se agitó. Ella apretó fuerte mi mano y no lo dudé un segundo. Le comí la boca, nos abrazamos y caímos enredadas a la cama. Nos apretábamos más y más la una contra la otra. Mientras la besaba, amasaba sus tetas.
Ella franeleaba su concha contra mi pierna. La acomodé en la cama, y empecé a bajar, besándole desde el cuello hasta sus piernas para terminar enterrando mi lengua en su concha. "Ahhh siiii" gritó ella cuando empecé firme y sin pausa a chuparsela.
La hice acabar con la lengua y dos dedos adentro de su conchita. Cuando los saqué, totalmente empapados, se los puse en la boca para que los limpie. Me tiré a su lado y nos abrazamos besándonos apasionadamente. Ella me agarró fuerte la cola mientras yo no dejaba de mover la mano que tenía en uno de sus pechos. Nos habíamos olvidado totalmente del entorno.
Cuando reaccionamos y miramos, estaban todos mirando sin perder detalle de lo que estaba pasando. No me olvido más de la cara de Vale. El resto, era cara de calentura por el momento lésbico que habían observado, pero Valeria era más de sorpresa y no poder creerlo. Y eso que ella ya nos había visto en situaciones similares, pero evidentemente (y con esto lo terminé de confirmar) esto había sido mucho más fuerte y "real".
Seguimos cogiendo hasta que los chicos pidieron "descanso". Volvieron a la fiesta y nosotras 3 nos quedamos con las 2 cordobesas. Re buena onda las chicas. Una estaba recientemente separada y la otra soltera fiestera que la trajo a Rosario para olvidar las penas del divorcio.
Estaban en la misma habitación que los 4 pibes, y también era la primera noche... Ya tenían garche asegurado por el resto del viaje. Y también le tenían ganas al venezolano. Por lo que habían averiguado, el chabón no le hacía asco a nada. Los ojitos de mis amigas (y seguramente los míos también) se encendieron.
Volvimos a la fiesta, buscamos a los pibes y nos quedamos charlando un rato por ahí. Notaba a Vale nerviosa de estar conmigo, como que me quería decir o preguntar algo y no se animaba. Agus se fue a buscar algo para tomar y se quedó charlando animadamente con el venezolano. Cuando volvimos a mirar, ya no estaban más.
Al rato apareció. "No saben... la VERRRGA que tiene el hijo de puta ese!" decía mientras abría las manos exageradamente. "Casi no me entra toda". Ese "casi" (que daba a entender que si había entrado) nos daba una idea de un pijón bastante considerable, teniendo en cuenta la elasticidad de la garganta de Agustina.
Seguimos tomando con los chicos, yo estaba al límite de mi conciencia. Me empecé a sentir mal. Agus estaba charlando animadamente con los pibes que habíamos conocido antes, así que le pedí a Vale que me acompañe a otro lugar para sentarme.
Nos alejamos un poco, y me quedé en un rincón. "Voy a buscarte agua", me dijo y al rato volvió pero no solo con agua. Con el vaso apareció el venezolano y mi amiga abrazado a él. Me preguntó si estaba bien, y de golpe hice todo el esfuerzo para estar mejor.
"Si querés te acompaño hasta tu habitación", me decía el tipo y yo con unas ganas terribles de que me llevara. Vale (que estaba un poco más sobria) le explicó que en realidad no estábamos parando en el hostel. Y re caradura se le entregó. "Pero si tenés algún otro lugar, para que ella pueda descansar vamos". El tipo (seguramente acostumbrado a esto) no lo dudó y nos llevó a una habitación vacía creo que en el segundo piso.
Entramos, me senté en la cama y Vale sin perder tiempo se lo empezó a chapar al chabón. "A la mierda" gritó mi amiga cuando sacó la pija del morocho. Me arrodillé al lado de ella, que ya estaba tratando de meterla en la boca. Sacó la pija y me la ofreció. Como si fuese una harmónica, empezamos a recorrerla con los labios.
Nuestras miradas se encontraron mientras nuestras bocas lamían el pijón. Me frené, empecé a pajearlo y agarrando a Vale de la cabeza la acerqué y le di un pico. Ella, nerviosa, me miró y me devolvió el beso.
Traté de meterme lo que más podía pero era imposible. Su pija me atragantaba demasiado y me daba miedo vomitar todo. Vale lo intentaba, pero tampoco podía. El chabón empezó a desvestirnos. Se quedó un rato con las tetas de mi amiga. Ella se puso de tal forma de envolver el pijón entre sus pechos y moverla de arriba a abajo. Yo me acomodé atrás, agarrándoselas y acompañando el movimiento mientras la besaba en sus hombros y el cuello.
Nos hizo parar y nos puso en 4 en la cama. Una al lado de la otra. Se entretuvo con nosotras como quiso. Nos cogía alternadamente y con la otra mano nos manoseaba toda la cola, la concha y lo que tuviera a su alcance. Yo al menos no llegué a acabar ni una vez, pero sabíamos que el rey era él, y nosotras solo un par de esclavas de su pija que solo teníamos que darle placer hasta hacerlo acabar.
Valeria estaba re desesperada. Hacía mucho no cogía con un pijudo así. Mientras era penetrada con violencia, empecé a lamerle la colita. "No hagas eso hija de puta... no hagas eso que me dan ganas". Por supuesto no le hice caso. Le escupí el agujerito, claramente cerrado por falta de uso, y empecé a abrirlo con mis dedos. "Ahhhhh siiii" gritaba mientras el venezolano no paraba de cogerla. Levanté la vista y por la sonrisa en su rostro notaba que sabía lo que venía.
"Pija... quiero esa pija..." llegó a decir Vale en éxtasis. Junté la mayor cantidad de saliva posible y la escupí sobre la puta del vergón. La desparramé con la lengua y apunté la cabeza al agujerito recién lubricado. Con cuidado fue abriéndose paso mientras mi amiga gritaba de dolor que no frenara. De golpe, se sintió como la colita de mi amiga rompió y cedió, se abrió y dejó entrar casi toda la pija. "Ahh como me gustaaa" gritaba la puta de Vale mientras era desfondada por el pijudo venezolano.
El tipo no pudo aguantar mucho la colita cerrada de mi amiga. Acabó adentro de ella y la sacó chorreando semen. Como buenas putitas esclavas de su pija, nos arrodillamos ante él a limpiarsela. Era increíble como seguía dura. Cuando nos dimos cuenta, estábamos chupándosela como al principio. "Quiero acabar así", dijo poniendo su pija entre las tetas de mi amiga.
Ella las apretó y empezó a pajearlo bien fuerte. Yo atrás de ella no me perdía detalle y con mis manos aprovechaba a manosear el torso marcado del tipo. El primer chorro pegó en la pera de Vale, y después un río de leche espesa y caliente empezó a escurrirse entre sus tetas.
Cuando se alejó, Vale se lamió sus manos enchastradas de la acabada del tipo. "Tengo que volver a trabajar", dijo y desapareció. Nos dejó tiradas re cogidas llenas de leche y a mi amiga con el culo roto.
Volvimos a buscar a Agus. Ya estaba amaneciendo. Se había ido a garchar otra vez con los pibes y las 2 cordobesas. "Me los cogí a los 4", dijo orgullosa mientras volvíamos. El viernes dormí todo el día. A la noche, aún con algún signo de resaca, nos juntamos nuevamente las 3. Teníamos que aclarar la situación con Valeria. Le blanqueamos lo que nos pasaba en estos últimos meses.
"Ahora entiendo", dijo, recordando un episodio del casamiento de Anto. Ya bastante tomadas, estaba bailando con Agus y empezamos un franeleo que se nos fue de las manos hasta quedar cara a cara tomándonos de la nuca y nuestras bocas casi pegadas. Vale se acercó, sorprendida a preguntarnos si estaba todo bien y la cosa se calmó (aunque después, terminamos durmiendo juntas). Igualmente, le aclaramos que no pasaba más que un juego, que crecía en intensidad, pero que el amor por la pija no se cambiaba.
El finde terminó como corresponde: con Lucas, cogiendo todo el sábado. Me compró un par de orejitas de conejita y una tanguita de chocolate que saboreó antes de regalarme un terrible orgasmo chupándomela. Me garchó de todas las formas posibles. No dudé un segundo en dejar que me acabe en la boca y saborearle toda la acabada sin dejar de mirarlo a los ojos.
Mi cola no se salvó. No pude resistirme, no hizo ni falta que me pidiera. Yo sola me acomodé y le pedí que me la rompiera. Me la atendió dos veces en la noche, una acabandome adentro. Me la destrozó.
Sentir como latía esa pija mientras me llenaba de leche me calentó de tal forma que cuando la sacó lo tuve que obligar a que me la chupe hasta hacerme acabar. Me quedaron las piernas temblando después de semejantes polvos. El domingo, por supuesto, como una señorita sentada en la mesa familiar. A pesar que me dolía todo el cuerpo y mi cola (aun hoy) no me dejaba mover con normalidad.
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41 comentarios - Hostel
Me encantan tus relatos!
+10
ahora paso y leo alguno tuyo 😉
gracias por pasar
igual, hay algunos relatos que tienen fotitos 😉
la foto del relato es solo ilustrativa jaja
Van diez puntos y no van más porque no se puede.
No te rompas la cabeza, eres bisexual ¿y qué? No le haces mal a nadie jajajjaja
excelente relato juli, como siempre o mejor incluso. +10
gracias por pasar!
Fui a un instituto e hice un terciario en diseño gráfico.
Fueron 3 años intensos, donde descubrí mi pasión.
ME DAS PENA......POR QUE TE CREES PIOLA Y SOS UN IDIOTA ABANDONICA CON LA SORETE DE TU MAMÁ.....FALSA HDP !!.....QUE PASO QUE NO COMENTA MAS " SANTI84" ?? , LO EXPUSE Y SE CAGO Y SE BORRO......AYER LE PASE SU FOTO A SU MAMA PARA Q ME CONFIRME SI ES ÈL...... MI PSIQUI ME DIJO Q ESTO QUE HACES ACA.
sin duda la mejor! +10
lo mejor de esto que es algo de la vida cotidiana!
Pd:la foto es solo ilustrativa o son algunas chicas que conocemos?
gracias por pasar!
la foto es solo ilustrativa
gracias por pasar!!