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La casa de las brujas. Capítulo 2

La casa de las brujas. Capítulo 2

Esta es la historia de 5 amigas que se van de viaje a la costa con el objetivo de pasarla bien y de disfrutar su último verano antes de empezar la facultad. Obviamente los romances, los misterios y la seducción van a ser protagonistas de sus vacaciones. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…

Capítulo 2: El amante de siempre (Danisa)

   - Boluda contanos qué onda con Santiago.- Le preguntó Tamara a Jimena después de que ella volviera a esquivar el tema.
   Sin dudas Jimena no quería hablar de lo que había pasado a pesar de que todas sabíamos. Cuando llegamos al departamento con Victoria y Tamara la encontramos durmiendo abrazada con Santiago, los dos completamente desnudos abajo de las sábanas. Obviamente no nos importaba que hubiese cogido en la misma cama que Viky y yo dormíamos, lo que nos molestaba era que no contara lo que había pasado.
   Después de que le insistiéramos varias veces terminó confesando que cogió con él y que fue excelente. Luciana aportó el detalle de que Jime había gritado mucho durante el sexo y ella le respondió que no había sido la única que había gritado. Con Viky y Tamara no pudimos contener una carcajada al darnos cuenta de que las dos habían estado cogiendo al mismo momento a metros de distancia. Luciana y Hernán eran como dos conejos y sabíamos que ese viaje no iba a ser la excepción, por lo que ya teníamos en mente la idea de que iban a estar cogiendo todo el tiempo. Lo que nunca se imaginó es que todas íbamos a tener bastante sexo durante nuestras vacaciones.
   Si se preguntan por mí, obviamente mi historia está vinculada a Gastón y a nuestro pasado que no nos deja despegarnos, por decirlo de alguna manera. Él y yo empezamos algo hace mucho tiempo, cuando teníamos quince años. Transábamos de vez en cuando y nos histeriqueabamos todo el tiempo, demasiado para hacer verídica la historia. A medida que pasaron los años fueron apareciendo otras personas en nuestra historia, sobre todo en la suya ya que Gastón es un chico hermoso y con un cuerpo increíble.
   Hace unos meses estuvimos nuevamente y se dio nuestra primera vez juntos, hecho que nos puso muy nerviosos y terminó siendo un desastre (a pesar de que ninguno de los dos era virgen). Es por eso que la segunda vez se hizo esperar pero cuando llegó a fines del año pasado fue mucho mejor. En las últimas dos semanas del año llegamos a estar ocho veces juntos y cada vez se iba poniendo mejor. “Sos mi ficha fija” me dijo él una noche cuando nos estábamos yendo juntos a su departamento, algo que después me molestó bastante.
   - ¿Así que solo estás conmigo porque soy la fija que te da bola?- Le pregunté una vez que terminamos de coger.
   - No Danisa, no quise decir eso.- Me respondió él y enseguida aclaró que se refería a que era la única chica con la que quería estar.
   Cuando les conté a las chicas sobre la conversación que habíamos tenido y como Gastón había enredado aún más sus palabras, las opiniones fueron diversas. Luciana me dijo que cortara toda relación con él y que le diera una oportunidad a Ezequiel, quien era de nuestro grupo y a pesar de que a mí no me gustaba en varias oportunidades se nos había vinculado. Jimena por su parte me dijo que debía hablar con él y tratar de aclarar las cosas, opinión que enseguida fue apoyada por Tamara. Victoria por su parte volvió a poner en duda la persona de Gastón, sobre todo porque era amigo de Lucas, Leandro y Valentín, que le caían muy mal a ella.

   Durante el viaje Gastón no paró de buscarme. Las chicas iban sentadas juntas mientras que yo quedé en un asiento sola al lado de una desconocida que ni bien arrancó el viaje se fue a sentar con dos de sus amigas dejando el lugar vacío para que él aprovechara la oportunidad. Al principio era más bien charla y conversación con el resto del grupo, pero cuando de a poco se fueron quedando dormidos, él y yo seguimos hablando. Me dijo que se moría de ganar por estar a solas conmigo en la costa. Yo intenté hacerme la difícil pero no me salió y enseguida nuestros labios se encontraron en la oscuridad casi total del colectivo.
   Gastón se encimó sobre mi cuerpo hasta que quedé apoyada contra la cortina de la ventana. Él pasó su mano por debajo del buzo que yo estaba usando como manta para abrigarme del frío que hacía ahí adentro y me abrazó. Pero enseguida su mano comenzó a buscar mi cintura y mientras nos seguíamos besando, noté como sus dedos tocaban mi piel y empezaban a escarbar por debajo de mi pantalón. Lo intenté frenar en ese momento pero las palabras no salieron de mi boca y él volvió a besarme enseguida. Su mano se metió de lleno en mi pantalón y debió de sentir el calor y la humedad que emanaba mi cuerpo. Su dedo índice corrió mi tanguita hacia un costado y sentí como rozaba mi clítoris con suavidad. Entre abrí la boca para lanzar un gemido que quedó tapado por sus labios besándome. Sentía su mano tan cerca de mi conchita. Quería sentirla adentro.
   - ¡Pará!- Le ordené de golpe.- Acá no.
   Gastón parecía desilusionado y por más que él no lo sabía yo también lo estaba. De golpe la opinión de las chicas no me importaba y lo único que quería hacer era cogérmelo ahí mismo, en medio del colectivo. Para aliviarlo un poco decidí decirle al oído que cuando llegáramos a Villa Gesell íbamos a tener tiempo para estar solos y que iba a poder tocarme todo lo que él quisiera. A pesar de eso tuvimos que hacer un esfuerzo enorme para no empezar a manosearnos nuevamente delante de todo el mundo.
   Esa misma tarde nos encontramos en la playa y no paramos de mirarnos en todo momento. Sentía la necesidad de lanzarme encima de él y de montarlo en medio de la playa. Quería que todos desaparecieran de la faz de la tierra para que yo pudiera cogérmelo tranquila, sin ningún prejuicio y sin nadie que me dijera nada. Él debía de sentir lo mismo, porque cuando me preguntó si esa noche íbamos a hacer previa con ellos y yo le dije que sí, no pudo evitar mirar mis enormes tetas y emanar una leve sonrisa.
   Esa noche no tardamos en ponernos a transar en frente de los demás ante las miradas de odio de Natalia, Florencia y los demás. Por suerte para mí, Jimena y Santiago tuvieron lo suyo y eso captó más la atención que lo nuestro. A pesar de eso la cosa no pasó a mayores, en el boliche él se fue con sus amigos y yo me quedé con las chicas disfrutando de nuestra primera noche juntas y nos quedamos con las ganas.
   Al día siguiente fue más o menos igual. En la playa no paramos de lanzarnos miradas, en la previa nos alejamos de todos para besarnos desaforadamente pero cuando llegamos al boliche parecía como que la atracción pasaba de largo y la cosa quedaba en la nada. Para colmo esa noche llegamos al departamento con Viky y nos encontramos a Jimena y a Santiago completamente desnudos durmiendo en nuestra cama y por alguna extraña razón esa imagen me excitó. Entonces le mandé un mensaje en ese instante a Gastón jurándole que al otro día me lo iba a coger sí o sí.

   No fue hasta el tercer día de viaje que logramos que algo más pasara entre nosotros dos. Ya era sabido que íbamos a estar juntos y la novedad ahora eran Jimena y Santiago, por lo que esa noche nadie estuvo pendiente de nosotros y eso nos dio vía libre para escaparnos un ratito de la casa e ir a la playa a caminar los dos solos. Como era de esperar, estaba lleno de grupos haciendo previa, bailando y divirtíendose a la luz de la luna, por lo que tuvimos que caminar bien pegado a los edificios y escondernos detrás de la pared de un bar que estaba cerrado para que nadie nos viera.
   Enseguida volvimos a besarnos y la situación se tornó tan caliente en cuestión de segundos que pensé que íbamos a coger ahí mismo. Gastón no paraba de manosearme las tetas por encima de la ropa y yo jugaba con mis piernas por sobre su bulto que era muy notorio. Entonces me atreví a levantarle la remera e ir besándole el pecho hasta bajar a su cintura. Me arrodillé delante de él y pasé mi mano por el bulto de su pantalón y no me pude contener.
   Comencé a chuparle la pija con ganas. Sabía lo mucho que a él le gustaba eso y por alguna extraña razón eso me calentaba a mí, el saber que le estaba dando mucho placer. Movía mi cabeza hacia adelante y haca atrás comiendo su dura verga desde la cabeza hasta la base y él me observaba fascinado. De fondo se escuchaba el ruido de los distintos grupos de personas que cantaban y se divertían tomando, no tenían ni idea de lo que estaba pasando atrás de esa pared. No tenían ni idea de que yo me estaba llenando la boca con su hermosa pija.
   De golpe sonó su celular y Gastón desesperado se subió el pantalón y atendió como pudo. “Estoy en la playa con Danisa. Ahí vamos.” dijo luego de unos segundos y entendí que había que dejar las cosas en caliente por al menos un tiempo. Sin embargo todo pasó más rápido de lo que esperaba. Ni bien llegamos a la casa fuimos al boliche con los demás, pero él no tardó en venirme a buscar para volver a estar solos. Tras pasar media hora apretando en un sillón me propuso largarnos de ahí para volver a estar solos. Obviamente yo acepté.
   Llegamos a la casa donde él, sus amigos y amigas estaban parando y fuimos directo a la habitación que Gastón compartía con Lucas, la cual estaba vacía. Estábamos solos en la casa, no había más nadie y por fin podíamos gozar juntos. Nos empezamos a sacar la ropa como desesperados, tratando de recuperar esa casi media hora perdida adentro del boliche, intentando volver a como habíamos dejado las cosas en la playa. Pero esta vez fue él quien decidió darme placer oral. Tras quedar los dos totalmente desnudos, me acostó en la cama y se arrodilló entre mis piernas para agachar su cabeza.
   Empezó a chupármela de una manera desaforada, moviendo su lengua, sus labios y hasta su cabeza en todas direcciones. Sentía como me mojaba con su lengua por completo, pasando por mis labios hasta mi clítoris y recorriendo toda mi entrepierna. Gastón estaba aceleradísimo y no había manera de bajar su descontrol. De golpe sentía como el placer se apoderaba de todo mi cuerpo y me volvieron esas ganas incontrolables de montarlo, de cogerlo como una loba.
   Lo empujé de golpe y él no llegó a agarrarse de ningún lado y terminó cayendo al piso. Entonces comprendí que había sido un poco bruta pero cuando me di cuenta y pensé en pedirle disculpas yo también me había bajado de la cama y estaba en el piso parada encima de él. Gastón se acomodó sentándose contra la pared y yo bajé hasta quedar de frente a él sentada sobre su cintura. Su verga entró directo en mi concha totalmente húmeda y me dejó boquiabierta de placer.
   Comencé a saltar sobre su cuerpo, sin controlarme, dejándome llevar por completo por mis emociones, al fin y al cabo en ese momento solo quería gozar. Gastón llevó sus manos a mis tetas y las apretó bien fuerte, a él le encantaba hacerlo y a mí me volvía loca cuando lo hacía. Mi cintura se movía por su cuenta, hacia adelante y hacia atrás, hacia arriba y hacia abajo, disfrutando de cada movimiento que daba. Mi boca entre abierta lanzaba gemidos de placer a cada segundo, cada vez más fuerte.
   - Ponete en cuatro.- Me dijo él acercándose a mi oído.
   Yo me levanté y obedecí. Volví a subirme a la cama y me acomodé como él me lo había pedido, mientras que él se paraba detrás de mí. Sentí cada centímetro de su pija entrar en mi cuerpo y me volvió tan loca de placer que antes de que él pudiera hacer algo, fui yo la que una vez más se empezó a mover hacia adelante y hacia atrás, cogiéndomelo a él. Gastón entonces llevó sus manos a mi cintura para agarrarme fuerte y acompañar mis movimientos. Poco a poco fue tomando control de la situación y terminó cogiéndome él a mí como tanto deseaba.
   Su cintura golpeaba de lleno contra mi cola, mientras que él me sujetaba cada vez más fuerte por encima de la cintura. Su pija entraba hasta el fondo de mi cuerpo y me hacía gritar de placer. “¡Sí! ¡Sí!” aullaba yo entre gemidos con cada golpe que él daba. Gastón respiraba agitado y volví a moverse como al principio, loco, acelerado. Éramos dos calentones completamente en celo que no querían parar de cogerse el uno al otro.
   - Voy a acabar.- Me advirtió él de pronto.
   - Adentro no.- Le ordené yo al recordar que lo estábamos haciendo sin preservativo.
   - Vení y tragátela entonces.- Me dijo él.
   Nunca lo había hecho, nunca había recibido el semen de un hombre en mi boca y me lo había tragado. Pero en ese momento estaba tan caliente y quería complacer a toda costa a Gastón que me pareció un excelente momento para hacerlo por primera vez. Enseguida me bajé de la cama y me arrodillé en frente suyo mientras que él se pajeaba bien rápido. Su leche no tardó en salir y al principio me pegó en el cuello. Entonces abrí bien grande la boca y la acerqué a su cabeza roja para recibir lo que quedaba en mi lengua. Estaba calentita y espesa, pegajosa y tenía un gusto fuerte y salado. Cerré los ojos y tragué sin pensarlo para después abrirlos nuevamente y ver la cara de felicidad de mi amante.
   Nos acostamos en la cama, desnudos y enseguida sentí que la piel se me ponía de gallina así que nos tapamos con las sábanas. Gastón me abrazó y el calor de su cuerpo me calmó, me transmitió tranquilidad y sobre todo me sacó una sonrisa. Nos quedamos unos segundos en silencio hasta que él lo rompió para recomponer todas las dudas que me podía haber generado.
   - Me encantas Dani. Me volvés loco.

CAPITULO 1

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