Recientemente mi mujer cumplió años en medio de la semana, por lo general lo celebramos un fin de semana antes o un fin de semana después, todo depende de que tan próximo este el fin de semana, pero esta vez ella estaba de vacaciones y de una u otra forma esperaba algo justamente ese días, pero para el colmo un amigo tenía un problema y necesitaba de mi servicios ocupándome bastante tiempo.
Ya resuelta la situación, me fui para la casa, mi amigo insistió en ir a mi casa para felicitar a mi mujer y en cierta forma justificarme, eso me pareció bien y así lo hicimos.
Al llegar a la casa, la muchacha del servicio me dijo que ella estaba en la piscina exterior, por lo que le dije a mi amigo José que me esperara un momento en lo que me ponía algo más cómodo, pues él estaba vestido con ropa casual y yo con chaqueta formal.
Cuando baje de la recamara, tome tres copa y una botella de champan que había en la vinera, y le dije que me siga, llegue a la piscina y allí estaba ella, sentada con las piernas cruzadas, con un vestido de rayas rojas y blanca, ceñido a su cuerpo, sentada en un bar que tenemos en el gazebo que está al lado de la piscina.
Solo me aproxime, no dije nada, destape la champaña, le entregue una copa a cada uno de ellos, mi mujer me miro, una mirada con una picardía que sólo ella y yo comprendemos, no sé si me mal interpreto, pues no era esa mi intención.
Yo deje caer un poco de champaña en sus piernas, ella hizo un sobresalto, más actuación que otras cosas, yo me arrodille frente a ella y comencé a sobarle las piernas, deslizando mi mano por debajo del vestido hasta rozar tenuemente su concho.
Ella miraba fijamente a José, con su mirada de picardía dejo caer parte del champaña de su copa sobre sus pechos y le sonrió a José, él se paró a su lado y comenzó acariciarles los pechos por arriba del vestido mojado de champaña, ella muy tranquila le sobo el pene por arriba del pantalón por un momento, luego se paró, salió caminando por el borde de la piscina con un cuadre que al mediar la nalga que revivía los muertos, al llegar al extremo opuesto se para y volteando la mita del cuerpo nos miró y volvió a sonreír luego siguió caminando para el interior de la casa.
Yo mire a José y le dije que la siguiéramos, entramos y ella estaba sentada en un borde de concreto de aproximadamente dos pies de altura, al llegar nosotros se paró frente a José, yo le subí el vestido, y José me ayudo a quitárselo, para dejarla desnuda, con unos pantis blanco que le cubrían el 25 % de su nalga. El la beso en los pechos y yo la acaricie por la espalda, metí mi mano por entre las nalgas de ella y le alcance la concha para entrarle dos dedos y follarla con ellos, ella gemía de placer, luego giro dándome el frente, se puso en cuatro sobre un mueble otomán (esos que son cuadrados, como mesa pequeña) agarro mi pene y lo fue besando lentamente, yo acelere y me la estaba follando por la boca.
José pasó la lengua por toda la nalga, incluyendo la concha y el ano, para luego pararse y meterle su pene, las bombeadas que José le daba se combinaban con las que yo le hacía en la boca, la teníamos atragantada por la concha y la boca, ella dejaba salir salivas por la boca y sus jugos por la concha, estos duramos unos 5 minutos sin que ella se cansara, luego le hice seña a José y cambiamos de posición, el paso a follarla por la boca y yo por su raja.
Ella estaba bien lubricada, yo saque el pene y se los sobre por el ano, haciendo una ligera presión, ella no se resistió, por lo que entendí que quería que la cogiéramos por el culo, es un código que tenemos, lo que ella no quiere, se resiste, una vez yo me doy cuenta lo dejo hasta ahí, sólo sigo si ella lo inicia nuevamente, con su aceptación la penetre con suma suavidad por el ano, la fui cogiendo hasta que ella se paró, le ordeno a José que se acostara boca arriba el otomán y ella se sentó sobre él, entrándose el pene hasta el fondo por su ano, luego se inclinó unos 60 grados otra y me ofreció su concha para una doble penetración.
La penetración fue limpia, ella procuraba moverse, y yo la empujaba, José permanecía inmóvil con ella clavada por el culo, pero en ocasiones se le salía, es por esto que ella decidió cambiar, me puso a mi en la posición que estaba José y se sentó sobre mi pene, entrándolo por la concha, y quedo en posición de perrito para que José la cogiera por el ano, así sucedió, la cogimos hasta que la se corrió dando gritos de placer.
Cuando ella se corre se le pone la piel de gallina, suave, me encanta sentirla así, sobre todo porque queda con una sensibilidad extrema, es como si recibiera descarga eléctrica, y esto me hace correrme ocasionalmente. José se cambió, se la saco del culo y se la estaba cogiendo por la boca, la oí cuando ella le dijo echámela papi, esto me puso a mil, y comencé a correrme dentro de ella uno o dos chorros, luego se salió y le llene la nalga el culo y la concha, unos 10 chorros de espeso semen.
José grito fuerte, le pregunto que si la quería putita, ella le dijo que si, que todas y el comenzó a correrse a borbotones dentro de su boca, ella dejaba que saliera de su boca y parte caía sobre mi pecho, hasta que termino limpiándoselo con los labios, esta última parte la trago, se paró y se entró al piscina interior, todavía con esa sonrisa de puta domada, y me nos tiro un beso diciéndonos que gracias por el regalo.
Ya resuelta la situación, me fui para la casa, mi amigo insistió en ir a mi casa para felicitar a mi mujer y en cierta forma justificarme, eso me pareció bien y así lo hicimos.
Al llegar a la casa, la muchacha del servicio me dijo que ella estaba en la piscina exterior, por lo que le dije a mi amigo José que me esperara un momento en lo que me ponía algo más cómodo, pues él estaba vestido con ropa casual y yo con chaqueta formal.
Cuando baje de la recamara, tome tres copa y una botella de champan que había en la vinera, y le dije que me siga, llegue a la piscina y allí estaba ella, sentada con las piernas cruzadas, con un vestido de rayas rojas y blanca, ceñido a su cuerpo, sentada en un bar que tenemos en el gazebo que está al lado de la piscina.
Solo me aproxime, no dije nada, destape la champaña, le entregue una copa a cada uno de ellos, mi mujer me miro, una mirada con una picardía que sólo ella y yo comprendemos, no sé si me mal interpreto, pues no era esa mi intención.
Yo deje caer un poco de champaña en sus piernas, ella hizo un sobresalto, más actuación que otras cosas, yo me arrodille frente a ella y comencé a sobarle las piernas, deslizando mi mano por debajo del vestido hasta rozar tenuemente su concho.
Ella miraba fijamente a José, con su mirada de picardía dejo caer parte del champaña de su copa sobre sus pechos y le sonrió a José, él se paró a su lado y comenzó acariciarles los pechos por arriba del vestido mojado de champaña, ella muy tranquila le sobo el pene por arriba del pantalón por un momento, luego se paró, salió caminando por el borde de la piscina con un cuadre que al mediar la nalga que revivía los muertos, al llegar al extremo opuesto se para y volteando la mita del cuerpo nos miró y volvió a sonreír luego siguió caminando para el interior de la casa.
Yo mire a José y le dije que la siguiéramos, entramos y ella estaba sentada en un borde de concreto de aproximadamente dos pies de altura, al llegar nosotros se paró frente a José, yo le subí el vestido, y José me ayudo a quitárselo, para dejarla desnuda, con unos pantis blanco que le cubrían el 25 % de su nalga. El la beso en los pechos y yo la acaricie por la espalda, metí mi mano por entre las nalgas de ella y le alcance la concha para entrarle dos dedos y follarla con ellos, ella gemía de placer, luego giro dándome el frente, se puso en cuatro sobre un mueble otomán (esos que son cuadrados, como mesa pequeña) agarro mi pene y lo fue besando lentamente, yo acelere y me la estaba follando por la boca.
José pasó la lengua por toda la nalga, incluyendo la concha y el ano, para luego pararse y meterle su pene, las bombeadas que José le daba se combinaban con las que yo le hacía en la boca, la teníamos atragantada por la concha y la boca, ella dejaba salir salivas por la boca y sus jugos por la concha, estos duramos unos 5 minutos sin que ella se cansara, luego le hice seña a José y cambiamos de posición, el paso a follarla por la boca y yo por su raja.
Ella estaba bien lubricada, yo saque el pene y se los sobre por el ano, haciendo una ligera presión, ella no se resistió, por lo que entendí que quería que la cogiéramos por el culo, es un código que tenemos, lo que ella no quiere, se resiste, una vez yo me doy cuenta lo dejo hasta ahí, sólo sigo si ella lo inicia nuevamente, con su aceptación la penetre con suma suavidad por el ano, la fui cogiendo hasta que ella se paró, le ordeno a José que se acostara boca arriba el otomán y ella se sentó sobre él, entrándose el pene hasta el fondo por su ano, luego se inclinó unos 60 grados otra y me ofreció su concha para una doble penetración.
La penetración fue limpia, ella procuraba moverse, y yo la empujaba, José permanecía inmóvil con ella clavada por el culo, pero en ocasiones se le salía, es por esto que ella decidió cambiar, me puso a mi en la posición que estaba José y se sentó sobre mi pene, entrándolo por la concha, y quedo en posición de perrito para que José la cogiera por el ano, así sucedió, la cogimos hasta que la se corrió dando gritos de placer.
Cuando ella se corre se le pone la piel de gallina, suave, me encanta sentirla así, sobre todo porque queda con una sensibilidad extrema, es como si recibiera descarga eléctrica, y esto me hace correrme ocasionalmente. José se cambió, se la saco del culo y se la estaba cogiendo por la boca, la oí cuando ella le dijo echámela papi, esto me puso a mil, y comencé a correrme dentro de ella uno o dos chorros, luego se salió y le llene la nalga el culo y la concha, unos 10 chorros de espeso semen.
José grito fuerte, le pregunto que si la quería putita, ella le dijo que si, que todas y el comenzó a correrse a borbotones dentro de su boca, ella dejaba que saliera de su boca y parte caía sobre mi pecho, hasta que termino limpiándoselo con los labios, esta última parte la trago, se paró y se entró al piscina interior, todavía con esa sonrisa de puta domada, y me nos tiro un beso diciéndonos que gracias por el regalo.
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