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Elige tu propia aventura sexual 1.12

                                        Dejar el celular sobre la mesa

   Miré a las chicas y apoyé el celular sobre la mesa. Ellas me miraron al ver la foto de Florencia completamente desnuda sobre la pantalla. Pusieron cara rara y parecían no entender lo que estaba pasando. “Ella es una amiga” les dije a las dos explicándoles quien era y pasé a la siguiente foto en la que Flor estaba acostada boca abajo y sacando la cola. Luciana miró a Belén con una expresión aun más confusa y me entró la duda si lo que estaba haciendo estaba bien. Pero ya había tomado la decisión así que tenía que seguir con el plan.
   - Si quieren podemos invitarla a ella también.- Les dije a ambas.- ¿Qué les parece?
   Belén lanzó una expresión de ofensa y enseguida se dio vuelta no sin antes decirle a Luciana que me lo dejaba todo a mí. Entonces miré a mi compañera sin entender y ella me explicó que las dos querían irse conmigo para que pudiéramos hacer un trío, que querían cogerme entre las dos como ya lo habían hecho con otros hombres, que ese había sido el plan desde un inicio, por eso la mano de Belén en mi pierna, por eso los susurros de mi amiga en el oído. Entonces se me heló el cuerpo como si un balde de agua fría me hubiese caído encima.
   - Pero ahora, ni ganas de estar con vos. Sos un boludo.- Me dijo y se levantó para irse al otro lado de la mesa y sentarse al lado de Paula.
   Sin decir nada me encontré solo sentado en la punta de la mesa. Me levanté, miré a mi amiga que me lanzó una mirada de odio y supe que ahí no tenía más nada que hacer. Salí del bar en silencio y tomé el celular para escribirle un mensaje a Florencia diciéndole que estaba yendo para su casa y que quería cogerla toda la noche. La calentura que tenía de todo el día, más la bronca de haber fracasado en la conquista de mi compañera de trabajo me nublaba la mente. Solo quería cogerme a Flor. “Llego al palo, esperame con algo copado” le escribí después y ella me respondió diciéndome que ya tenía algo pensado.
   Florencia tenía una mente muy perversa y era sabía cómo hacer de cada encuentro toda una aventura. Después de estar unas cuantas veces juntos, me sorprendió con un vestido de colegiala que me puso la pija durísima apenas la vi. Después de eso me regaló un increíble baile sensual en el que se movía muy lento y se tocaba todo el cuerpo, algo que me voló la cabeza y en uno de nuestros últimos encuentros me había tapado los ojos, le que me provocó un placer increíble durante el sexo.
   Cuando llegué ella me estaba esperando con la misma ropa con la que me había provocado durante toda la tarde. Ese corpiño hermoso y esa tanga diminuta que no veía la hora de arrancársela con los dientes. Pero lo mejor era la sorpresa. En la mano tenía un par de esposas que sin dudas eran para usar esa noche y eso me fascinó. Flor era super morbosa y eso me encantaba de ella, sobre todo porque sabía como hacerlo. Cerré la puerta y me preparé para la acción.
   - ¿Me vas a dejar esposarte las manos?- Le pregunté acercándome a ella, tomándola por la cintura y besándole los labios.
   - Tenía pensado usarlas yo con vos. Pero si preferís así…- Me dijo ella
   Y de hecho me sentía con muchas ganas de dejarla inmóvil mientras me la cogía violentamente. Enseguida la di vuelta y la aferré bien fuerte de los brazos y le apoyé mi bulto pronunciado en su cola. “Te voy a coger como a vos te gusta, putita hermosa” le dije al oído y ella esbozó una sonrisa que se reflejó en el espejo de la pared. Subí una de las manos hacia sus tetas para manoseárselas todas mientras bajé la otra por su brazo hasta agarrar las esposas. Ella enseguida llevó sus manos hacia la espalda y le coloqué las esposas como pude hasta dejarla prisionera. Era mía.
   Le seguí manoseando las gomas mientras que con la otra mano le acariciaba el cuerpo y con los labios le besaba el cuello. Ella, al tener sus manos atadas en la espalda a la altura de su cola, aprovechó para tirarlas hacia atrás y agarrarme la pija por encima del pantalón. Eso era lo que más me gustaba de Florencia, que siempre encontraba la oportunidad para calentarte aun más. Yo me dejé tocar y seguí disfrutando de su piel con mi boca.
   La llevé hasta la mesa y la obligué a inclinarse sobre ella dejando su colita bien paradita. Apoyé una de mis manos sobre las esposas como para sujetarlas y le refregué mi bulto sobre la cola. ¡La tanga era tan diminuta! Me agaché detrás de ella para lamerle los cachetes, pasándoles la lengua por todos lados. Con una mano seguía sujetando las esposas para que ella no se moviera y con la otra le corrí la tanguita a un lado para lamerle la conchita. Estaba empapada. Me ponía al palo.
   No me pude aguantar y me levanté enseguida, me bajé el pantalón y el bóxer hasta la rodilla y le clavé la verga bien a fondo. Florencia pegó un gritó que se escuchó por toda la casa, pero no me importó. La tomé por la cintura con la mano que tenía libre y me la empecé a coger tan duro que en cuestión de segundos la mesa se había corrido de lugar. Mi cuerpo golpeaba contra su cola en un sonido hermoso y ella lo tapaba con sus grititos de puta en celo. ¡Me volvía loco!
   - ¿Te gusta? ¿Te gusta cómo te cojo puta?- Le pregunté totalmente sacado y moviéndome cada vez más rápido hacia adelante y hacia atrás.
   - ¡Sí! ¡Me encanta!- Me respondió ella entre gemidos y yo seguí cogiéndomela con fuerza.
   La mesa se seguía moviendo de lugar y Flor se arrastraba con ella. Pero yo la sujetaba cada vez más fuerte de las esposas para que no se me alejara. Con la otra mano la sujetaba de la cintura y mis dedos se marcaban en mi cuerpo. Sus gritos eran cada vez más fuertes a medida que me la cogía con más violencia. Me estaba sacando toda la bronca de no haber podido concretar el trío, aunque estar ahí con ella valía la pena.
   - Vení puta hermosa. Vamos a la cama.- Le dije levantándola del brazo y llevándola hasta la pieza.
   Ella se acostó nuevamente boca abajo y me levantó la colita pidiéndome pija con una voz de trola que me sacó de mí. Le volví a correr la tanga a un lado y se la metí tan violentamente que ella no pudo controlar un grito de dolor. Pero yo actué más rápido, la tomé de la cintura con las dos manos y me la volví a coger tan fuerte que los gemidos de placer no tardaron en llegar ni un segundo.
   Florencia permanecía recostada en la cama con las manos esposadas en la espalda y con la cabeza girada hacia un costado tapada por su pelo. Yo no paraba de saltar sobre su cola mientras que mi pija entraba y salía de su conchita empapada a toda velocidad. Ella gritaba como loca, me encantaba cuando gritaba de esa manera, quería que todos los vecinos se enteraran de que me la estaba cogiendo. Mis brazos hacían presión sobre su cuerpo y ella no podía moverse. Era mi prisionera.
   - Parate putita. ¡Dale!- Le ordené después parándome a un lado de la cama.
   Cuando ella quedó en frente mío le indiqué que se arrodillara para chuparme la pija, tenía pensado llenarle la boca de leche. Ella enseguida obedeció y se metió mi verga bien dura y llena de sus jugos en la boca y empezó a mamar. Florencia hacía todo bien y obviamente la chupaba como una trolita. Pero ahora que no tenía los brazos la pija se le escaba de vez en cuenta y ella la buscaba como desesperada para volver a metérsela entre los labios.
   Yo le acaricié el pelo con una mano y después llevé la otra hasta su nuca. Fui haciendo fuerza con esta hacia mi cuerpo y logré que Flor me la comiera toda sin poder moverse. Cuando me alejé ella escupió un hilo de baba que le quedó chorreando de la boca y tosió un poco. Pero antes de que pudiera hacer algo yo estaba nuevamente obligándola a que se tragara toda mi verga para después volver a dejarla respirar y nuevamente salió un hilo de baba que cayó en sus tetas.
   Sin embargo yo no había terminado. La agarré bien fuerte de la cabeza con las dos manos y una vez que tuvo la punta de mi pija adentro suyo, empecé a cogerle la boquita. Al principio lo hice despacio, no quería que se ahogara de golpe, pero estaba tan caliente y ella se estaba portando tan puta que no pude evitar mover mi cuerpo cada vez más rápido hasta cogerle los labios de la misma manera que le había cogido la conchita hacia unos minutos.
   Florencia empezó a toser y escupió nuevamente pero a mí no me importó. Yo estaba muy caliente y ella se dejaba, ella siempre se dejaba hacer lo que yo quería. Seguí cogiéndole la boca mientras que Flor permanecía casi inmóvil en el piso, con las manos esposadas en la espalda. Esa imagen era una bomba para mi cerebro. Entonces empecé a acabar y en vez de baba, de su boca empezó a salir mi leche que ella expulsaba a chorros mientras se seguía ahogando.
   Una vez que acabé por competo me alejé y la dejé respirar. Flor estaba completamente roja y de su boca le salía semen mezclado con saliva que caía por todo su cuerpo. Se fue acostando en el piso boca arriba y dejó que la mezcla de leche y baba se esparciera por todo su pecho mientras me miraba fijo con sus ojos de gata. Era muy golosa, yo lo sabía. Entonces terminó de escupir lo que le quedaba en la boca y se mordió los labios.
   - Ahora te voy a esposar yo a vos y me voy a vengar de todo lo que me hiciste.- Me dijo con una sonrisa macabra en los labios.
   Pero yo sonreí aun más que ella. Me agaché para quedar encima de su cuerpo y fui bajando despacio hasta que mi cabeza quedó a centímetros de la suya. La miré fijo a los ojos y le dije:
   - No putita. Ahora te voy a coger aun más duro.


                                                                FIN

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