Me subí en la silla paritoria y abrí las piernas, para que me examinara Con un tono muy tranquilo y hasta pícaro me me dijo que estaba ya mejor que la ultima vez Se paro detrás de mi y empezó a palparme los ganglios en la nuca. Debo confesar que sus toques eran muy cariñosos y suaves y su voz me hipnotizaba y lentamente deje que acariciara mi cuello y cabeza. Comenzó a abrirme la blusa un par de botones y entendí que quería oír mi corazón, y en efecto siento como se desliza el estetoscopio suavemente entre mis tetas. La copa del sostén parece molestarle y pidiendo disculpas y antes de que pudiera decir algo ya sus manos rápidamente habían soltado el sostén de mi espalda y procedía a liberar mis tetas del sostén. Comentándolo con un tono intrascendente se deshizo del sostén a través de mis mangas de camisa dejando mis tetas apenas cubiertos por la blusa abierta. En esta oportunidad me entere de que podías escuchar los latidos en todo el pecho porque el aparatito se paseo por mis dos tetas, pezones, arriba, abajo y hasta un apretón entre sus dedos para ver como estaban mis reflejos.
Todo este movimiento y sobre todo la pose de entrega mía de inclinar mi cabeza y apoyarla en su ingle, sintiendo sus formas debajo del pantalón, pero mas la sensualidad de cada uno de sus caricias, habían comenzado a aflojar mis instintos reflejándose en una humedad entre mis piernas. No sé cuantos minutos pasaron en esto pero fue agradable y sus caricias me excitaron. Disculpándose nuevamente, me dijo que no percibía nada anormal, quizás el pulso un poquito acelerado pero que eso lo entendía. Me dice de nuevo muy naturalmente que para no molestarme con lo antipático de la silla ginecológica, podíamos probar una manera que era más agradable y sobretodo que solo tenía que quitarme el tanga pero podía conservar la ropa. La idea me gusto porque temía que no me pudiera controlar desnuda en manos de él.
Sin abotonarse la blusa me pidió que me parara al lado de su escritorio del cual había retirado todo objeto. ¡Con permiso¡, me dijo y metió sus manos debajo de mi falda y agarro al tanga por los bordes procedió a quitármelas con mucha tranquilidad. Al momento se me escapó un suspiro de sorpresa pero entendí que era la única manera de poder hacerme el examen. Luego me mando a separar las piernas e inclinarme sobre el escritorio y me levantó la falda apoyándola en mi espalda. El frío del escritorio acarició a mis sensibles pezones con una sensación de erotismo por todo lo que me estaba pasando. Podía sentir la suave piel de las manos de Ricardo quien no usaba guantes y constantemente acariciaba mis nalgas con el pretexto de darme confianza. Estaba admirado por el depilado total de mis labios del chocho y con el pretexto de untar una crema para la irritación masajeaba mis labios, tiraba de ellos, los pellizcaba traviesamente y no pude precisar pero creo que hasta me los chupó. Su respiración era fuerte y notaba su excitación pero no sabía como salirme de esta. A mi también me pasaba lo mismo y cuando me introdujo un dedo en el chocho y con la excusa de extraer la muestra para el laboratorio lo metía y sacaba constantemente para poder obtener suficiente cantidad, me parecía una tontería porque desde hace rato mis jugos fluían a chorros ya estaba cachondisima. El orgasmo me exploto cuando me metió dos dedos, mientras que su otra mano me acariciaba las nalgas. Se dio cuenta de cómo mi culito se abría y cerraba en el momento del orgasmo
Esto había dejado de ser un examen y me estaba cogiendo sus dedos hábilmente acariciaban mi punto G dentro de mi concha y su dedo ensartado en el culito solo aumentaba la sensación de castigo, bien merecido por haber jugado con mi amigo. En un instante sus manos se separan de mi, y solo oigo el sonido de la ropa de él cayendo al piso arrugada en sus tobillos e inmediatamente su pija penetrándome rápidamente como si quisiera evitar que me arrepienta. ahora goza lo tuyo puta calentona. Fueron sus palabras susurradas en mis oídos mientras su penetración culminaba con el sonido de sus testículos golpeando mi culo. Sus manos se apoyaban en mis hombros para tener un mejor agarre y sus embestidas eran bestiales. Estas venían acompañadas con expresiones que reflejaban la carga sexual que tenía acumulada y que estaba aprovechando para saciarse. No lo creerán, pero me excitaba saber que su deseo era contenido y animal, quería complacerlo y le decía métemela bien adentro, que siempre lo he deseado, soy toda tuya…, estas palabras le daban más ánimo y su pija parecía seguir creciendo, la posición favorecía que su pija rozara la cara anterior de mi vagína donde se ubica el punto G produciéndome gran placer, además de que una de sus manos la había metido entre mis piernas y me frotaba mi clítoris directamente. Me vuelvo a venir y mis gemidos no los disimulo más cuando siento como su leche se derrama de su pija . Sus chorros son tan abundantes que se me escapa por la cara interna del muslo que sensibilizado por el orgasmo me produce una sensación bien agradable. Se desploma encima de mi y poco a poco se recupera Sus últimas palabras son: ¡Eres una zorra encantadora!.que buen polvo te he echado este hace tiempo que fue el último y por lo que veo,te has vuelto una ninfómana,
Todo este movimiento y sobre todo la pose de entrega mía de inclinar mi cabeza y apoyarla en su ingle, sintiendo sus formas debajo del pantalón, pero mas la sensualidad de cada uno de sus caricias, habían comenzado a aflojar mis instintos reflejándose en una humedad entre mis piernas. No sé cuantos minutos pasaron en esto pero fue agradable y sus caricias me excitaron. Disculpándose nuevamente, me dijo que no percibía nada anormal, quizás el pulso un poquito acelerado pero que eso lo entendía. Me dice de nuevo muy naturalmente que para no molestarme con lo antipático de la silla ginecológica, podíamos probar una manera que era más agradable y sobretodo que solo tenía que quitarme el tanga pero podía conservar la ropa. La idea me gusto porque temía que no me pudiera controlar desnuda en manos de él.
Sin abotonarse la blusa me pidió que me parara al lado de su escritorio del cual había retirado todo objeto. ¡Con permiso¡, me dijo y metió sus manos debajo de mi falda y agarro al tanga por los bordes procedió a quitármelas con mucha tranquilidad. Al momento se me escapó un suspiro de sorpresa pero entendí que era la única manera de poder hacerme el examen. Luego me mando a separar las piernas e inclinarme sobre el escritorio y me levantó la falda apoyándola en mi espalda. El frío del escritorio acarició a mis sensibles pezones con una sensación de erotismo por todo lo que me estaba pasando. Podía sentir la suave piel de las manos de Ricardo quien no usaba guantes y constantemente acariciaba mis nalgas con el pretexto de darme confianza. Estaba admirado por el depilado total de mis labios del chocho y con el pretexto de untar una crema para la irritación masajeaba mis labios, tiraba de ellos, los pellizcaba traviesamente y no pude precisar pero creo que hasta me los chupó. Su respiración era fuerte y notaba su excitación pero no sabía como salirme de esta. A mi también me pasaba lo mismo y cuando me introdujo un dedo en el chocho y con la excusa de extraer la muestra para el laboratorio lo metía y sacaba constantemente para poder obtener suficiente cantidad, me parecía una tontería porque desde hace rato mis jugos fluían a chorros ya estaba cachondisima. El orgasmo me exploto cuando me metió dos dedos, mientras que su otra mano me acariciaba las nalgas. Se dio cuenta de cómo mi culito se abría y cerraba en el momento del orgasmo
Esto había dejado de ser un examen y me estaba cogiendo sus dedos hábilmente acariciaban mi punto G dentro de mi concha y su dedo ensartado en el culito solo aumentaba la sensación de castigo, bien merecido por haber jugado con mi amigo. En un instante sus manos se separan de mi, y solo oigo el sonido de la ropa de él cayendo al piso arrugada en sus tobillos e inmediatamente su pija penetrándome rápidamente como si quisiera evitar que me arrepienta. ahora goza lo tuyo puta calentona. Fueron sus palabras susurradas en mis oídos mientras su penetración culminaba con el sonido de sus testículos golpeando mi culo. Sus manos se apoyaban en mis hombros para tener un mejor agarre y sus embestidas eran bestiales. Estas venían acompañadas con expresiones que reflejaban la carga sexual que tenía acumulada y que estaba aprovechando para saciarse. No lo creerán, pero me excitaba saber que su deseo era contenido y animal, quería complacerlo y le decía métemela bien adentro, que siempre lo he deseado, soy toda tuya…, estas palabras le daban más ánimo y su pija parecía seguir creciendo, la posición favorecía que su pija rozara la cara anterior de mi vagína donde se ubica el punto G produciéndome gran placer, además de que una de sus manos la había metido entre mis piernas y me frotaba mi clítoris directamente. Me vuelvo a venir y mis gemidos no los disimulo más cuando siento como su leche se derrama de su pija . Sus chorros son tan abundantes que se me escapa por la cara interna del muslo que sensibilizado por el orgasmo me produce una sensación bien agradable. Se desploma encima de mi y poco a poco se recupera Sus últimas palabras son: ¡Eres una zorra encantadora!.que buen polvo te he echado este hace tiempo que fue el último y por lo que veo,te has vuelto una ninfómana,
10 comentarios - muy bien cogida por mi medico
como siempre te dejo mis 10 puntitos y Besitos en tus Hermosas Tetas