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Una pelea en el pub y me puso los cuernos

Alejandra fue una de mis primeras novias. Recién salíamos de la secundaria, cuando comenzamos a salir. Fuimos aprendiendo a tener sexo a la par, experimentando las cosas que nos gustaba y las que no. Ale es bonita de cara, ojos marrones un poco grandes, flaca, morocha, no tiene mucho busto, pero tiene unas piernas torneadas y una cola hermosa y firme ya que le gustaba bailar. Le encantaba estar depilada completamente, al pasarle la lengua por su vagina, jamás me encontraría con un mínimo vello corporal, era una delicia!. Le encantaba tener sexo, varias veces a la semana nos veíamos y nos revolcábamos en su departamento o en el mío. Sin embargo, ella era muy celosa y a mí, me gustaba mirar otras mujeres, aunque jamás pasaba algo con ninguna. Muchas veces miraba chicas delante de ella y obviamente se enojaba y se generaba una pequeña pelea cada vez. 
Una sábado, un amigo nos invitó un amigo a un pub para tomar algo y aprovechar para salir con una chica que le gustaba. Aceptamos con Ale y nos encontramos en el local. Para desgracia mía, estaba lleno de mujeres hermosas ese lugar, confieso que hacía el mayor esfuerzo para no mirarlas, pero de vez en cuando se me escapaba una mirada y mí novia me lo hacía notar. 
Hasta que en un momento me dice - siempre igual vos! Me visto lo mejor que puedo para gustarte y vos babeando con otras chicas - me dice con voz enojada - me voy a enganchar a un tipo para ver si te gusta lo que se siente - cierra el diálogo yendo hacia el baño caminando rápido y enojada. (Ella tenía una remera blanca bastante ajustada al cuerpo y una minifalda de jean que fácilmente se puede levantar y se le puede ver todo) 
Mí amigo (Marcos, por cierto), que ya estaba con la chica, mira la escena desde lejos y se acerca para preguntarme qué había pasado. Le cuento brevemente y me consuela invitándome la primera cerveza de la noche y me dice - Bueno, ya se le va a pasar -. La perdí de vista por un buen rato, mí amigo estaba muy concentrado con su compañera y yo estaba solo. El pub estaba lleno, comencé a buscar a Ale para aclarar lo sucedido y quedarme con ella. No tuve mucho éxito, no estaba por ningún lado. 
En un rincón del local, hay una cortina de pana roja, que no llega a los bordes de la puerta que intenta cubrir, me dirijo a ese lugar como última opción, me asomo por uno de los costados de esa puerta y finalmente la veo, con otro hombre al lado, charlando de manera muy amena. En la mesa ratona había una botella de whisky por la mitad y dos vasos. El tipo tenía unos 36 años aproximadamente (bastante mayor, ella en ese momento tenía 21). Ella lo miraba con mucho interés, con la boca semiabierta y cada final de frase del tipo, Ale se reía. De vez en cuando, largaba carcajadas más grandes y su mano le rozaba la pierna y él le correspondía apoyando su mano sobre la de ella. En ese momento, no sabía cómo reaccionar, sentía una mezcla de cosas, rabia, desilusión, impotencia, morbo, todo junto y no sabía qué hacer. Decidí ir por otra cerveza a la barra. 
Este lugar estaba bastante apartado de la barra y de la gente, estaba bien pensado. Había mucha gente comprando bebidas y se estaba tardando demasiado, tenía miedo de que ya no estén allí y se hayan ido a un lugar "más cómodo". Finalmente llega mí cerveza y salgo a toda prisa hacia esa puerta. Me asomo nuevamente por uno de los costados y me quedé completamente petrificado.. 
Mí novia estaba completamente abierta de piernas sobre el sofá y el tipo con el rostro hundido en su vagina, prácticamente devorándola. Ella cuando está muy excitada, suele mojarse mucho, segrega mucho fluido y es una delicia disfrutar de su vagina hidratada. Con esa imagen, me empecé a excitar mucho. Alejandra, con los ojos cerrados, disfrutaba mucho lo que estaba pasando, se movía mucho, se acariciaba las tetas por arriba de la remera y le agarraba los pelos al tipo con la otra mano y hundía su rostro en su empapada vagina. 
En ese momento, me distrae mí amigo para avisarme que ya se iba con la chica y para decirme que no había encontrado a Alejandra. Me alejo de la escena para decirle a Marcos que estaba todo bien, que ya la iba a localizar de alguna manera. Así fue que mí amigo se marchó con su compañera y yo me quedé observando cómo estaba gozando mí novia en su plan de venganza (cosa que me estaba calentando mucho). 
Retomo mí posición y puedo ver que el tipo estaba penetrando a Ale en cuatro, pero con las piernas cerradas. Ella estaba casi desvetida, y él sólo con el pantalón y su ropa interior abajo. La poca luz que entraba a esa habitación, reflejaba un brillo en el tronco del pene del tipo. Evidentemente se había colocado el condón rápidamente. Su pene era parecido al mío, mediano pero el de él era un poco más grueso, sin embargo ella no sentía ningún tipo de molestia, acompañaba los movimientos de su hombre para ayudar su penetración. Éste comienza a acelerar el ritmo lentamente y en un momento deja de bombear (pensé que era el fin). Pero no, el tipo le retira el pene muy erecto aún, y logro ver que el brillo que se notaba no era del condón, sino de los jugos vaginales de mí novia. Él se sienta en el sofá y ella se le sube para cabalgarlo. Lentamente empieza a subir y bajar sobre el pene, se inclina hacia él para besarlo mientras se sostiene con los dos brazos sobre el hombro del tipo, mientras sigue sumando ritmo a la penetración. Se hace un poco para atrás para poder metérsela toda mientras se mueve de forma circular con todo el tronco en su interior. Comienza a jadear, tratando de no hacer demasiado ruido, aunque se le salían unos cuántos hilos de voz gimiendo suavemente. Nuevamente se inclina hacia adelante y el tipo le aprieta fuertemente sus nalgas y se las abre, dejando ver un un líquido viscoso que resbala a través del tronco del pene (al parecer, el tipo había eyaculado). Pero no, seguía acompañado el ritmo de Alejandra. Ese líquido era producto de la excitación de mí novia, sobre el pene de un desconocido. 
Ella cesa sus movimientos agotada y se recuesta boca arriba al lado del hombre. Él, aún con una erección grande, se baja del sofá y comienza a introducir su pene en la vagina nuevamente, ella se ve que estaba exhausta, dejó que haga lo que desee. Inició la embestida desde el piso, ella en el sofá con sus piernas abiertas recibiendo ese pene insaciable. Él agarraba sus piernas acercándola para tener una penetración más profunda, a la vez va acelerando su ritmo. Ella va despertando nuevamente su placer y se oye que su flujo comienza a recorrer sus genitales y los del tipo, que logra poner las piernas de Ale en sus hombros y empieza a profundizar la penetración. Casi no saca su pene del interior de mí novia, hasta que finalmente se la deja clavada en lo profundo de su ser y comienza a temblar con pequeños gemidos, ahora sí era el fin. 
El tipo se recuesta rendido en el pecho de Alejandra, aún no retiró el pene de su interior, ella acaricia su pelo mientras respira un poco agitada mirando un punto fijo. 
Sin querer, muevo bruscamente la cortina y ella se percata de que estuve mirando todo ese tiempo. Me observa y se ríe de una manera picaresca y le devuelvo la sonrisa. Me alejo de esa habitación y después de unos minutos sale ella del lugar bastante desalineada y me dice - espero que hayas aprendido -. Asentí con la cabeza y nos fuimos a mí departamento. Cuando llegamos, le di un beso enorme y la llevé a mí cama. La desnudé completamente, comencé a tocarla toda, pero se negaba a dejarme rozar su vagina, me decía que había tenido suficiente y que quería conservar más tiempo el semen de su hombre adentro. La puse en cuatro, comencé a dilatarle el ano rápidamente y se la metí por ahí unos minutos, estaba tan excitado que tenía que parar a cada rato. Pude continuar un poco más y luego la puse boca arriba. Mientras bombeaba, ella abría sus piernas y se podía observar que aún estaba empapada, tenía la vagina bastante hinchada y lentamente se veía cómo se asomaba un líquido viscoso y blanco de su interior. Esto me volvió loco y en pocos segundos comencé a acabar en el interior de su ano.
Así es cómo una pelea terminó en cuernos. Fue la única vez que sucedió, por desgracia. 

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