Éramos chicos, él había egresado del colegio hacía 2 años y me gustaba desde que empecé la secundaria. Aún estaba en 3ro y si bien habíamos chapado a escondidas un par de veces, nunca nos animamos a nada porque yo era muy chica, aunque igual lo seguía siendo pero ya tenía experiencia.
Después de varios días hablando se animó a invitarme a su casa, vivía cerca del colegio así que me dijo que vaya cuando salga que tenía la casa sola, y así fué. Llegué, me saludó con un beso en el cachete, rozándome la comisura de los labios y me dijo "hace mucho que no nos vemos, creciste un montón"; yo, colorada del pudor no sabía que contestarle y simplemente le contesté una risita.
Pasé, estuvimos sentados un rato hablando en el sillón y notaba como me rosaba con su pierna, como a veces el manoseo "buena onda" se extendía demasiado, igual no me molestaba porque siempre me gustó. Al rato empezamos a recordar cuando chapábamos después del recreo, cuando nos avisábamos por whatsapp que "íbamos al baño" y así les pedíamos a nuestros profes para salir y vernos, fué prácticamente imposible no chapar ahí mismo, y fué entonces cuando todo se no fué de las manos.
Aunque se me encimó para besarme, no se me tiró encima, más bien fuí yo la que tomó la iniciativa y fué muy lindo sentirlo tan cerca mío y esta vez sin miedo a que nos descubran. Me calentó muchísimo sentir su erección mientras apretábamos y tuve que empezar a tocarlo. Entre manoseos, él me empezó a meter las manos por dentro de la remera y debajo de la pollera, acariciándome y apretándome por momentos, obvio que a mi me encantaba.
No fué si no hasta que yo empecé a desabrocharle el pantalón que sentí su respiración calmarse mientras me miraba fijo con esa mirada picarona que siempre tuvo, y me preguntó "¿Que hacés?", lo que fué respondido simplemente con una sonrisa tímida de mi parte.
Una vez que se la vi afuera le empecé a hacer una paja por un ratito hasta que no me contuve las ganas y me incliné para chupársela. Fueron como 10 minutos que me parecieron eternos pero que no me molestaba que así fueran ya que siempre había querido hacerlo.
Al rato me dijo "vení conmigo", y me llevó a su pieza donde me apretó contra la pared y me sacó la remera, me bajó la pollera y me manoseaba toda, mientras a su vez también lo tocaba yo a él. Me dió vuelta mientras me bajaba la tanga y me besaba el cuello, yo no podía más de la calentura que tenía, lo sentía pegado a mi pero sin hacer nada, hasta que lo hizo. En la esquina de la habitación me empezó a cojer, fuerte pero cariñoso, se ve que todavía tenía esa imagen de la nena de primer año.
Al poquito tiempo de que me empezara a hacer gritar me tiró a la cama y seguimos ahí. Nunca había sentido tanta conexión cojiendo con alguien como la sentí con él. Quería darle todo porque siempre me había gustado, y aunque no me imaginaba que era ese "todo", sabía que estaba dispuesta.
Mientras me la metía estando boca abajo sentí como se iba poniendo más violento, como me pegaba cachetazos, como me tiraba del pelo, como me lo hacía más fuerte, pero lo más importante de todo... Cuando me pegaba y me agarraba, sentía como cada vez se le acercaban más sus manos a mi cola. En un momento, mientras me agarraba, lo sentí alejar una de sus manos, y al volver a agarrarme estaba más decidido, empezó a meterme un dedo por la cola, nunca había dejado que nadie lo hiciera, siempre me dió verguenza y miedo, pero él lo era todo y obvio que lo dejé, hasta lo disfruté y se lo hice notar. Al sacármelo lo intentó de nuevo, esta vez con dos y más adentro. Esta vez me dolió un poco pero igual me gustaba que lo hiciera él.
Al rato me saca los dedos y también deja de cojerme, en ese momento pensé que iba a acabar y se me vino a la cabeza que me acabara adentro pero solo lo hizo para empezar a chupármela.
Así boca abajo me pasaba la lengua por abajo y cada tanto se le escapaba también por mi colita, y como me encantaba que lo hiciera.
Pareciera que se dió cuenta que me gustaba que parase en mi cola que en un momento se quedó un rato lárgo metiéndome la lengua y los dedos, notó que me gustaba mucho, así que me lo tuvo que preguntar.
-¿Te gusta?
-Si, me encanta
-Si?
-Si... (le dije entre gemidos) Si sos vos todo me gusta.
-¿Todo?
-Todo, con vos todo me gusta.
-¿Puedo hacer algo más?
-Si, pero despacito.
...
Y así fué.
Entre la saliva que me dejó en la cola y que me pidió que le pasara la lengua para que entrara mejor, sentí como me la metía por la cola. Al principio dolía, y era solo un poquito, hasta que después empezó a cebarse. Me la empezó a meter más y más fuerte, más y más profundo. Sintió mis gritos que eran de dolor y me preguntó si quería que pare, y aunque si quería por el dolor, yo solo quería complacerlo, saber que a él le gustaba hacía que a mi me guste, así que le dije claramente "no, seguí". Al poco tiempo el dolor se convirtió en placer, y lo disfrutaba quizás tanto como él, pero más lo disfruté cuando se me tiró y lo pude sentir encima mío agarrándome y gimiéndome en el oído, mordiéndome, agitándose...
Me preguntó si podía, y obvio que le dije que si, pero se lo dije de una manera que se ve que lo volvió loco...
"Si, quiero tu leche, acabame adentro, dame tu leche".
Aunque ya me lo habían hecho antes, que lo hiciera en mi cola era algo muy diferente, y hermoso. Me la empujó toda y sentí como salía y me llenaba la colita con su leche, mientras me apretaba y gemía, para rematar todo con un "que linda que sos, sos mi nena", y si... Era su nenita, y siempre lo iba a ser cada vez que él quisiera, pero esa es historia para otro día.
Después de varios días hablando se animó a invitarme a su casa, vivía cerca del colegio así que me dijo que vaya cuando salga que tenía la casa sola, y así fué. Llegué, me saludó con un beso en el cachete, rozándome la comisura de los labios y me dijo "hace mucho que no nos vemos, creciste un montón"; yo, colorada del pudor no sabía que contestarle y simplemente le contesté una risita.
Pasé, estuvimos sentados un rato hablando en el sillón y notaba como me rosaba con su pierna, como a veces el manoseo "buena onda" se extendía demasiado, igual no me molestaba porque siempre me gustó. Al rato empezamos a recordar cuando chapábamos después del recreo, cuando nos avisábamos por whatsapp que "íbamos al baño" y así les pedíamos a nuestros profes para salir y vernos, fué prácticamente imposible no chapar ahí mismo, y fué entonces cuando todo se no fué de las manos.
Aunque se me encimó para besarme, no se me tiró encima, más bien fuí yo la que tomó la iniciativa y fué muy lindo sentirlo tan cerca mío y esta vez sin miedo a que nos descubran. Me calentó muchísimo sentir su erección mientras apretábamos y tuve que empezar a tocarlo. Entre manoseos, él me empezó a meter las manos por dentro de la remera y debajo de la pollera, acariciándome y apretándome por momentos, obvio que a mi me encantaba.
No fué si no hasta que yo empecé a desabrocharle el pantalón que sentí su respiración calmarse mientras me miraba fijo con esa mirada picarona que siempre tuvo, y me preguntó "¿Que hacés?", lo que fué respondido simplemente con una sonrisa tímida de mi parte.
Una vez que se la vi afuera le empecé a hacer una paja por un ratito hasta que no me contuve las ganas y me incliné para chupársela. Fueron como 10 minutos que me parecieron eternos pero que no me molestaba que así fueran ya que siempre había querido hacerlo.
Al rato me dijo "vení conmigo", y me llevó a su pieza donde me apretó contra la pared y me sacó la remera, me bajó la pollera y me manoseaba toda, mientras a su vez también lo tocaba yo a él. Me dió vuelta mientras me bajaba la tanga y me besaba el cuello, yo no podía más de la calentura que tenía, lo sentía pegado a mi pero sin hacer nada, hasta que lo hizo. En la esquina de la habitación me empezó a cojer, fuerte pero cariñoso, se ve que todavía tenía esa imagen de la nena de primer año.
Al poquito tiempo de que me empezara a hacer gritar me tiró a la cama y seguimos ahí. Nunca había sentido tanta conexión cojiendo con alguien como la sentí con él. Quería darle todo porque siempre me había gustado, y aunque no me imaginaba que era ese "todo", sabía que estaba dispuesta.
Mientras me la metía estando boca abajo sentí como se iba poniendo más violento, como me pegaba cachetazos, como me tiraba del pelo, como me lo hacía más fuerte, pero lo más importante de todo... Cuando me pegaba y me agarraba, sentía como cada vez se le acercaban más sus manos a mi cola. En un momento, mientras me agarraba, lo sentí alejar una de sus manos, y al volver a agarrarme estaba más decidido, empezó a meterme un dedo por la cola, nunca había dejado que nadie lo hiciera, siempre me dió verguenza y miedo, pero él lo era todo y obvio que lo dejé, hasta lo disfruté y se lo hice notar. Al sacármelo lo intentó de nuevo, esta vez con dos y más adentro. Esta vez me dolió un poco pero igual me gustaba que lo hiciera él.
Al rato me saca los dedos y también deja de cojerme, en ese momento pensé que iba a acabar y se me vino a la cabeza que me acabara adentro pero solo lo hizo para empezar a chupármela.
Así boca abajo me pasaba la lengua por abajo y cada tanto se le escapaba también por mi colita, y como me encantaba que lo hiciera.
Pareciera que se dió cuenta que me gustaba que parase en mi cola que en un momento se quedó un rato lárgo metiéndome la lengua y los dedos, notó que me gustaba mucho, así que me lo tuvo que preguntar.
-¿Te gusta?
-Si, me encanta
-Si?
-Si... (le dije entre gemidos) Si sos vos todo me gusta.
-¿Todo?
-Todo, con vos todo me gusta.
-¿Puedo hacer algo más?
-Si, pero despacito.
...
Y así fué.
Entre la saliva que me dejó en la cola y que me pidió que le pasara la lengua para que entrara mejor, sentí como me la metía por la cola. Al principio dolía, y era solo un poquito, hasta que después empezó a cebarse. Me la empezó a meter más y más fuerte, más y más profundo. Sintió mis gritos que eran de dolor y me preguntó si quería que pare, y aunque si quería por el dolor, yo solo quería complacerlo, saber que a él le gustaba hacía que a mi me guste, así que le dije claramente "no, seguí". Al poco tiempo el dolor se convirtió en placer, y lo disfrutaba quizás tanto como él, pero más lo disfruté cuando se me tiró y lo pude sentir encima mío agarrándome y gimiéndome en el oído, mordiéndome, agitándose...
Me preguntó si podía, y obvio que le dije que si, pero se lo dije de una manera que se ve que lo volvió loco...
"Si, quiero tu leche, acabame adentro, dame tu leche".
Aunque ya me lo habían hecho antes, que lo hiciera en mi cola era algo muy diferente, y hermoso. Me la empujó toda y sentí como salía y me llenaba la colita con su leche, mientras me apretaba y gemía, para rematar todo con un "que linda que sos, sos mi nena", y si... Era su nenita, y siempre lo iba a ser cada vez que él quisiera, pero esa es historia para otro día.
21 comentarios - Mi primera vez por la cola
van 10
Van 10 Puntitos y Besitos en esa hermosa Colita