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Fanfiction de Dragon Ball: La tradición saiyajin Parte 2

Parte 2 - Lecciones de padre a hija

Les traigo un nuevo fanfiction del anime Dragon Ball. Los sucesos pasan varios años después de lo acontecido en Super y la película de Broly. Todos los personajes son mayores de edad.

Espero que lo disfruten esta 2da y última parte de la picante historia entre Vegeta y su hija 😉

Vegeta confirma todas sus sospechas durante el entrenamiento en la sala de gravedad con Bra. Lo que empieza como un juego morboso, termina en ambos desenfrenados haciéndolo sin saber si podrán controlar los impulsos que sienten .

Protagonistas: Bra



Fanfiction de Dragon Ball: La tradición saiyajin Parte 2

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La nueva sala de gravedad era subterránea. Se llegaba a ella por un ascensor que descendía a sesenta metros bajo la Capital del Oeste. Era una habitación rectangular tan larga como la Sala del Tiempo de Kami-Sama. Separada con una pared de cristal, había lockers, vestuarios y duchas en lo que parecía un gimnasio de club. Una puerta blindada impedía el acceso de cualquiera que no sea él, por ello, su hija lo esperaba en un banco.

- ¡Por fin!- Se quejó con mucha razón.- Íbamos a entrenar temprano y son las 11.- Le echó en cara con un dedo acusador.

- Tienes los mismos gestos que tu madre.- Le reconoció mientras tomaba una armadura de un locker y apoyaba su mano en la pantalla de reconocimiento dactilar. La puerta se abrió e ingresaron.

Vegeta se puso los guantes de batalla mientras observaba con desaprobación el uniforme de su hija. Tenía un top blanco arriba y un legging negro súper ajustado abajo que no dejaba ni una curva a la imaginación. Le recordó a Videl en la 25° edición del Torneo de Artes Marciales. Aunque no era un traje que para él aprobara cierta parte de su cuerpo encontraba su silueta deliciosa.

- Te repito que es mejor tener el pelo corto para luchar, y usar uniforme saiyajin. Hasta Videl entendió eso.

- Y te repito que esas prendas son horribles.- Le respondió con altanería posicionándose para la práctica.- ¿Y bien, que prueba voy a tener hoy? ¿Más gravedad? ¿Prueba de velocidad?

- Primero hay que estirar, es importante sobre todo en los principiantes para evitar lesiones.- Explicó didáctico.- Tuviste que haberlo hecho mientras me esperabas.

- ¿Estirarme?- Se quejó- ¡Quiero pelear! No creo que tú o Goku estiren antes de una pelea… ¿Acaso le dijiste a Toppo, espera, antes de iniciar una pelea necesito estirar para no lesionarme?- Lo burló con cierta gracia, haciéndolo reír.

- Goku y yo tenemos años de experiencia en batalla, estamos más allá de esas lesiones tan simples, si quieres llegar a nuestro nivel tendrás que hacer bien las cosas.- Le explico secante.

- Muy bien, dime, con que empiezo.

Vegeta le dio un repaso por todo el repertorio de elongaciones que su hija conocía mientras observaba desde la sala de control en el centro de la habitación.

La vio con atención realizar puentes, en el que estando acostada boca arriba, levantaba la ingle y el vientre desnudo marcándosele todo. Vegeta le indicó que debía levantar el vientre más poniendo una mano en su espalda y alzándola de a poco, viendo como el ombligo se elevaba cada vez más.

- Y siempre con la cabeza y pies bien apoyados. Mantente así por un par de minutos.- Sugirió sin despegarle los ojos.

Luego la jovencita estiró los gemelos con la ayuda de su padre, que sostenía un pie de ella en alto estirando los músculos de una pierna y luego de la otra. Vegeta vio de cerca sin una pizca de disimulo a la prenda desnudarle los contornos más íntimos con cada estiramiento, muy cercana a él. Ella, sonrojada, lo notó.

- ¿Te duele?- Preguntó desentendiéndose.- ¿Sientes como se tensa?- Dijo poniendo su mano en la cara trasera de su pierna, apretando con levedad, palpando sus carnes tiernas en un masaje disimulado.

-Sí, se siente durito, duele muy poco.- Contestó en un tono parecido al que usó en la noche anterior.

Bra pasó luego a estirar los pectorales. Arrodillada en el suelo, se inclino hacia abajo con los brazos estirados como si rezara, levantando el redondeado trasero hacia su padre, cada vez más sorprendido de lo que hacía y de cómo lo disfrutaba.

- Ya pasó un minuto, ahora haz un estiramiento de isquiotibiales, parada, con los brazos estirados hacia tus pies…

- De acuerdo. Expresó sin importarle que su colita apuntara de nuevo hacia Vegeta, esta vez de forma más insinuada.

- Se siente cada vez más difícil. ¿Es normal que me haya cansado con solo esto?- preguntó sin abandonar la pose aunque sus piernas temblaban y el sudor recorría su frente.

- No te has dado cuenta, pero fui subiendo la gravedad de a poco. Está cinco veces superior a la terrícola.- Admitió.

- ¡Con razón!- Expresó sin una pizca de enojo. Parecía muy compenetrada en el entrenamiento… o en algo más. Muy cada tanto, se enfocaba en lo que hacía como su padre.

Pasados un minuto, Vegeta dio por concluido la preparación y le propuso las reglas del entrenamiento.

-Si logras golpearme con esta gravedad, cosa que aún no ha ocurrido nunca, - (no era necesario echármelo en cara, papa) - te llevare de compras. Pero esta vez cada cinco minutos, yo podré hacer un ataque. Así aprenderás a llevar los tiempos de la lucha y a eludir. ¿De acuerdo?

- No quiero ir de compras, tengo de todo.- Manifestó con mucha razón dado que venía de un espectacular cumpleaños.- Si logro golpearte… mmm… tendrás que hacer una prenda.- Sentenció lasciva.- La que yo quiera.

- ¿Una prenda? ¿Uno de esos tontos juegos de terrícolas he?- Preguntó interesado mientras ajustaba la gravedad en X10.- Entonces no me dejaré golpear, no vaya a ser que pidas algo complicado de cumplir…

Ni bien dejó la pantalla de control, vio un puño dirigiéndose a su rostro. Bra se lanzó al ataque sin esperar la orden, de sorpresa, arrojando golpes de manera burda y lenta (para su gusto) desde la izquierda, la derecha, patadas altas, patadas bajas, intento taklearlo y Vegeta la saltó con facilidad…

- Te agotaras si haces movimientos de más, ya lo sabes. – Dijo de brazos cruzados eludiendo golpes que ni siquiera eran dignos de los primeros entrenamientos de Trunks.

- ¡Era la idea!- En una milésima, Bra lanzó un golpe de puño ascendente desde el suelo, que casi impacta en la mejilla de Vegeta y lanzó una columna de aire caliente que el saiyajin sintió. La chica estaba atacando de manera desordenada a propósito para confiarlo y poder atestar un golpe en serio de improviso a toda velocidad.

- Muy buena estrategia, pero ya la he visto antes.- Dijo esquivando golpes furiosos. Sin dudas la jovencita se había quedado sin un plan B y se desesperó muy rápido.- Gravedad aumentada al X15- Ordenó fuerte y claro.

- Gravedad aumentada un por 15 veces. - Anunció una voz computarizada.

Aunque Vegeta no lo sintió, el cuerpo sin experiencia de Bra sintió un importante cambio atmosférico. Sus golpes se hicieron aún más lentos y pausados, comenzó a jadear y sentir el rigor del entrenamiento. Tras varios minutos en los que Vegeta decidió no contraatacar, la chica pasó de los puños a las patadas, ni siquiera necesitaba cubrirlas, podía eludirlas agachándose y saltando.

De sorpresa, Bra cayó en seco en medio de un ataque, chillando de dolor. Le recordó a ese extraño deporte terrícola en el que once hombres seguían un balón y caían al suelo como mutilados al más mínimo roce.

- ¡Aaaah, mi pierna! – Tomándose un gemelo en el suelo.- ¡No debiste hacerme estirar con la gravedad aumentada!

- Patrañas, no puedes haberte lesionado con tan poco. Levántate.- Ordenó previendo que se trataba de una jugarreta. – Es insólito que te lesiones.

- ¿Crees que bromearía con esto?- Dijo mientras desnudaba su pierna. Sus ojos estaban llorosos y se frotaba el gemelo con fervor.- No puedo moverme, tócame, creo que es un desgarro.

- ¿Bromeas? No es posible ¡Eres saiyajin! Ni siquiera vi al debilucho de mi hermano lesionarse alguna vez…- Desaprobó Vegeta, que enternecido por el gesto de dolor de Bra, se agachó para tocarle la pierna.- No noto nada lesionado, no es un calambre ni…

- Sin dudas hay algo lesionado… ¡Tu nariz!

La pequeña traicionera golpeo con su puño el rostro de Vegeta y este, como víctima de un acto reflejo, retrocedió. Su nariz estaba bien, no había sido herido, no obstante, conocía las reglas y había caído en su trampa saliendo con el orgullo más lastimado que el rostro.

Vegeta se incorporó. Su hija estaba de pie balanceándose sobre las puntas de sus pies como una boxeadora, salpicando sudor por el agotamiento pero sonriendo complacida.

- ¿Estas enojado? ¡No te enojes! Era lo menos que podía hacer por haberme visto el culo de forma tan babosa.

- Necesitarás algo más que un ataque rastrero para herirme, Bra.- Ahora en guardia, decidido a ir en serio.- Y por cierto, me pediste que no me enojara. Cumplido. Ahora la prenda está resuelta.

- ¡¿Qué?! ¡No es así como funciona, tramposo!- Se quejó perdiendo la guardia poniendo una pose parecida a la que Bulma usaba al enojarse (brazos extendidos hacia abajo, rígidos y con los puños cerrados)

- No eres la única capaz de usar la trampa, ahora verás, prepárate.- Anunció sin miramientos, utilizando su clásica pose de pelea y comenzando el entrenamiento, esta vez, en toda regla.

Bra se esforzó en herirlo y conseguir la anhelada “prenda” sin éxito y encima, cada cinco minutos, recibiendo ataques de Vegeta en forma de ki proveniente de sus dedos, como si estos fueran una pistola. Las sintió muy calientes pero medidas, no lograban lastimarla, de hecho, muchas veces ni sentía dichas ráfagas de ki. Para ella simplemente le estaba marcando los tiempos.

A medida que la gravedad y la temperatura del ambiente aumentaban, Bra recibió docenas de impactos sin siquiera poder conectarle un golpe a su padre. Tras una hora de pelea intensa en la que la joven dio todo de sí, más que nunca en su vida, Vegeta dio por finalizado el entrenamiento y apagó el generador de gravedad con una extraña sonrisa.

- Wooaa, siento que vuelo ahora.- Dijo, jadeando de cansancio pero con mucha vitalidad, no obstante, se dio cuenta de algo que durante la batalla no había notado.- ¡¿Qué?! ¡Estoy casi desnuda!- Dijo cubriéndose un pecho y parte de la cadera.

Su calza estaba rasgada a los lados y en la pierna, mientras que el top, solo cubría medio torso dejándole una mitad al descubierto. La sala de gravedad estaba repleta de jirones de ropa esparcidos por doquier que se habían desprendido con los rayos de ki de su padre.

- ¡Me desnudaste! ¡Y destruiste mi ropa de gimnasia! ¡Eres de lo peor!- Chilló como una loca mientras se daba vuelta y notaba que su trasero estaba al descubierto, para colmo, el elástico estaba cortado y su prenda amenazaba con caerse.
Vegeta mantuvo la calma, observándola enojada. Era adorable estando enojada, quizás más que su Bulma.

- Mi entrenamiento consistía en calibrar mi poder para no dañarte, fue un accidente que tu ropa no lo resistiera como tu cuerpo.
– Se excusó provocando más berrinches- De todas formas, creo que lo olvidaste, pero te dije que tenía un obsequio para ti y te lo daría hoy. Adelante.

- ¡No señor! ¡Ve tu primero, sino me miraras el culo, pervertido!- Se quejó roja como un tomate. Vegeta sonrió complacido por el efecto logrado…

Vegeta abrió un locker y saco una caja de él, que entrego a su hija. Esta la tomó con velocidad con un solo brazo, tratando de no descubrirse.

- Anoche no estabas tan pudorosa.- Observó viéndola sacar un traje saiyajin de la caja. Era un conjunto de una pieza azul parecido a un traje de baño, aunque tenía una armadura para el pecho y las caderas, además de las clásicas botas y guantes blancos. – Eso resistirá mucho más que lo que traías puesto.

- Bueno, este modelo no está nada mal. – Dijo modelando frente a un espejo con el conjunto contra su cuerpo, comprobando que le quedaba calzado.- No es como los otros que me mostraste que parecen mamelucos de mecánicos… me gusta.- Admitió.- Aunque sinceramente, esperaba otro regalo.

- ¿Qué esperabas? - Vegeta se acerco y desde atrás puso sus manos en sus hombros, sintiendo su cuerpo caliente contra el suyo, la fragancia de su cuerpo transpirado por el esfuerzo, el calor de su piel. Cada vez estaba más seguro de que ciertos genes saiyajin los estaban llevando sin escalas al incesto.

- Esta mañana estaba por saciar mi curiosidad.- Susurró Bra, girando- Hasta que mama llegó e interfirió, la verdad esperaba poder jugar a otra cosa.- La pequeña cachonda giro la cabeza, sus labios casi se rozaban con los de su padre.

- Tu madre usaba un traje así muy parecido por las noches, cuando recién vine a vivir aquí, me volvía loco...- Le confesó.- Póntelo, te diré a quien le queda mejor, y veremos si te enseño un par de trucos nuevos.

Bra, totalmente sonrojada, sabiendo que lo que estaba ocurriendo se salía de cualquier libreto, asintió sin animarse a besarlo y fue a un cambiador de cristal, rozando el cuerpo musculoso de su padre. No pasaron muchos minutos cuando una mano salió del cambiador sosteniendo su top destruido, soltándolo. Luego siguió la calza, que también fue dejada en el suelo y su padre tuvo una idea obscena...

Vegeta, sentando en uno de los bancos frente a los lockers, en un arrebato de lujuria, tomó la calza y la aspiro con fuerza, respirando a través de la prenda, emborrachándose con el perfume edulcorado de la intimidad de su hija, frotándose contra la nariz la zona que hasta hace segundos había estado contra su vagina.

Aunque respetaba las costumbres terrícolas del aseo, como todo buen guerrero, apreciaba el sudor femenino, en especial si había sudado tras una pelea. Era algo en su sangre, algo en los genes que le hacía perder la razón ante esos detalles como una vagina transpirada y una piel ardiente.

Justo cuando Bra salió con la vestimenta saiyajin, Vegeta arrojó la calza a un lado. Se veía bellísima, con el azul característico, las botas y guantes blancos, y la armadura del pecho. En la cadera tenía dos piezas protectoras a los lados.

- ¿Y bien? ¿Me queda tan bien como a mamá?- Preguntó posando para él como una modelo. Su padre la observó de arriba abajo, desde las botas hasta la mirada lasciva. La jovencita se le acerco insinuante, pasando una pierna a cada lado del banco, exponiendo una entrepierna que el traje marcaba a la perfección.

Tenía dos montañitas discretas y depiladas que se notaban brillantes por la humedad. A Vegeta se le hizo agua la boca.

- No podría decidirlo, al menos hasta que te des vuelta…- Le dijo igual de lascivo, a punto de abalanzarse al punto. Su hija, obediente, se dio vuelta enseñándole el trasero perfecto y redondeado.

- De todas formas, estas piezas se me hacen algo incómodas… me las quitaré.- Dijo, y retiró las protecciones para la cadera.- Ahora que lo pienso, no voy a pelear, dado que la armadura me queda bien, me la sacare. Me estoy cocinando.

Ante los ojos de su padre, dándole la espalda, estiró la coraza y la arrojó a un lado. Vegeta puso sus manos en sus piernas, tan jóvenes como firmes, acercándose al trasero.

- ¿Qué dices ahora, he? ¿A quién le queda mejor?

- Que mi Bulma me perdone, pero nunca estuvo tan firme como tu.- La admiró como si fuera un extraño, apretando sus piernas y subiendo hacia sus nalgas portentosas, que masajeo sin ninguna contención. Acto seguido, tomó la zona del uniforme que cubría el trasero y la estiro hacia arriba para que se le metiera entre las nalgas, desnudando ambas pompas para él. Vegeta se saco los guantes y masajeo el culo con sus manos desnudas, sintiendo el calor de la piel, los poros, el peso de cada cachete prohibido al bambolearlos.

- ¿Te gusta lo que ves, verdad? ¿Crees que tendré éxito con los chicos con este culo?- Dijo muy excitada por la manera en que su padre le manoseaba las nalgas. Vegeta la tomó de la cadera y la sentó sobre su entrepierna, teniéndola pegada a él, le volteo el rostro y comenzó a besarla.

Los labios del hombre envolvieron los de su hija y chuponearon su boca mientras las manos comenzaban a subir por su vientre chato, rumbo a sus tetas. La pequeña saiyajin era bastante rústica para besar, su padre notó lo inexperta que era, parecía un pez fuera del agua queriendo respirar aunque eso facilitaba que le metiera lengua.

- Dije que te iba enseñar cosas, y una es que es bueno empezar por los labios con el hombre.- Soltó en un jadeo, metiendo su lengua en su boca. Ambas lenguas se enroscaron muy húmedas, compartiendo saliva como si se bañaran mutuamente, el hombre siempre que podía aferraba la lengua de su hija con los labios chupándola como si fuera un dulce. Bra se dejaba chupar extasiada mientras comenzaba a frotarse contra su padre y este, le descubría las tetas y frotaba sus pezones erectos. No pensaba besarla tanto, pero por ser la boca de su hija tenía un gusto especial que lo hizo disfrutar de los chupones más de la cuenta.

- Luego, si te gusta como besa, puedes dejarle pasar a las tetas…- Le sugirió y sin escalas, dejándole la boquita toda babosa, paso a lamerle los pezones, succionándolos como si bebiera de ellos.

- Ahhh, ahhh, ahhh, esto se siente demasiado bien…- Gimió con la boca toda brillante, sin importarle que babeara y su padre le estuviera succionando los pezones, en especial el que tenía el piercing, que se endurecía produciendo una mezcla de dolor y placer inéditas mientras la lengua poderosa del hombre golpeteaba el pezón dentro de su boca y movía el arete de un lado a otro.

- Papa, me estás devorando, al menos deja que me dé una ducha…- Mencionó con un dedo en la boca, haciéndose la inocente.- Su padre seguía mamando sus senos y se refregaba el rostro contra su piel sudada.

- El sudor es símbolo de una guerrera y para un saiyajin es como un perfume.- Le susurró mientras le masajeaba las tetas desde atrás, todas mojadas y pasaba su lengua por su cuello.

- ¿Te gusta el sexo sucio, no papi? Tu boca huele a mi vagina, me preguntó porqué. – Notó aferrándose a su pene erecto por sobre el uniforme azul- ¿Alguna lección más para enseñarme o solo era una excusa para chuparme las tetas?

- Aún tienes mucho que aprender.- Se excusó entre beso y beso- Me preocupa que cualquier vago nuble tu juicio y debutes con él, la primera vez es importante para los saiyajin.

Vegeta la dio vuelta, y de frente, volvió a besarla aún de manera más obscena que la primera vez, lengua con lengua, abrazados y transpirados como si fueran dos amantes apasionados. La mano de su padre fue vagando hasta llegar a la vagina, que palpo desde afuera, sintiendo cada labio, el clítoris endurecido y su humedad ardiente.

- Quieres que sea contigo ¿Verdad?- Gimió Bra, sintiendo los dedos fuertes y gruesos masajeándole el clítoris. Su cuerpo sentía como una descarga cada vez que la mano rozaba esa zona tan erógena…- Me parece bien, quiero que me enseñes todo…- Le pidió.

- Solo quiero que sea memorable. No cometas el error de tu madre.- Le expresó sin dejar de masajear su sexo.- Ella me contó todo, y no fue digna de recordarse, quizás sí la segunda, la tercera, o las siguientes, pero la más importante fue un desastre para ella ¿Me entiendes Bra?- Le explicó como si no estuviera haciendo nada malo, como si su voz fuera autónoma y sus manos pervertidas fueran otro cuerpo.

- Linda excusa, no creo que pueda olvidar esto y lo que está por ocurrir…- Aceptó abrazada a él.- De acuerdo, muéstrame el camino. Hazlo memorable, papi.- Le dijo al oído.

Vegeta corrió la prenda que ocultaba su entrepierna viéndola en toda su gloria. Tenía la vagina pulcra y depilada, virginal, brillante, y podría haber pensado diez adjetivos más, pero el más característico, era lo ardiente que estaba. El olor se impregno en sus dedos y lo atrajo como un afrodisíaco. Acostándose en el banco, la acomodo sobre su boca y se la chupo con ganas.

Le sorbió los jugos y la lengüeteó de arriba abajo, del nacimiento en el clítoris hasta el ano, su lengua se introdujo en cada resquicio, tan húmedo que hasta salpicada. Hasta su nariz parecía darle placer, aspirándola cada vez que se hundía en ella, impregnándose con lo más intimo de su cuerpo.

- Ahh, ahhh, ¡Siii, sí! ¡Ahí, ahhhh, ahhh! Mmmm- Gemía en todos los idiomas posibles mientras balanceaba la cadera contra la boca de su padre, que la chupaba como si no hubiera un mañana. Con una de sus manos, comenzó a retenerla para que se quedara quieta y con la otra frotó su clítoris para que se corriera de forma compulsiva sobre él.

Extasiado por el sabor de ese coñito prohibido, metió la lengua lo más que la biología humana se lo permitió adentro de la vulva y la hizo girar como queriendo batirle cada jugo interno. Su hija se movía como si sintiera una descarga eléctrica, puso los ojos en blanco y a los pocos segundos, volvía a correrse, y una y otra y otra vez, salpicando sus fluidos sexuales para todas partes mientras chillaba de placer. Su padre parecía alimentarse con cada orgasmo dejando que su boca se llenara del elixir más exótico…

- Esto es solo un refrigerio, es solo la preparación para el platillo principal. Debes exigirle a tu futuro hombre que sea así, siempre, cada vez que tengas sexo, sin excusas, o de lo contrario ese hombre no es para ti.- Le recomendó, mientras la giraba (sin dejar ni un segundo el masaje vaginal con su mano) quedando con el culo sobre él.

- Papi ¿qué haces?- Aunque estaba muy claro lo que ocurriría, con él ahí abajo, las manos abriéndole el culo… la muy ingenua pensó que quizás tan solo quería echarle un vistazo.

- Cualquiera puede comerse un coño, pero tu hombre además, debe comerse tu culo, a diario, sin excusas, esa es una muestra de aprecio y hombría insuperable que debes exigir sin falta.

- Tomaré nota, pero no tienes que… ¡oh! ¡Papa, eso es…!

Bra se quedo sin palabras ni bien la lengua de su padre lamió su orificio, bien en el centro, describiendo círculos como un pequeño taladro que quisiera metérsele adentro. Quizás la joven quiso decir que era asqueroso, raro, poco higiénico, o innecesario, pero ese extraño placer morboso la dejo sin palabras y se dejo chupar el culito. No podía haber algo más prohibido, su propio padre le besaba el culo y se refregaba por el agujerito estirándolo con las manos, dejándolo dilatado y húmedo sin que le importara semejante invasión. Luego le saboreaba toda la zanja desde el nacimiento en la cadera al culito, una y otra vez, empapándose con su ardiente sudor.

La tuvo que retener para impedir que se cayera del banco mientras seguía chupándolo con fuerza mientras se venía de nuevo, dando por finalizada la tan estirada previa. Si la primera vez de su hija tenía que ser memorable, no podía saltarse ningún punto importante: besos apasionados, chupada de tetas, cunnilingus y anilingus para dejarla bien desarmada y lista para el plato fuerte.

- Creo que estoy deshidratada… quiero correrme más pero… estoy agotada… - Jadeo.

- Es normal, te di mi trato más especial, no es apto para cualquiera ¿Bra? ¿Estás Bien?- Se preocupó a verla algo perdida, como si hubiera sido golpeada muy fuerte en la cabeza.

- Necesito algo que me alimente, ya sabes. Va siendo hora de que yo vea algo de carne- Expresó observando el crecido “paquete” bajo el uniforme de su padre. - ¿Eso es todo real? ¡Te llega al ombligo!

Al ver la forma del pene que la engendro erecto bajo la ropa, pasó por diversas emociones como la emoción, la curiosidad, la pasión, y por último, el miedo.

- Eso me va a lastimar, no hay manera de que me entre, me va a partir en dos.- La joven se acerco a su padre para comparar el tamaño del pene contra su vientre, imaginándoselo en su interior. Era una locura creer que podía entrar.

- Te preparé para que pueda entrar en todas partes, confía en mí…- Aunque la boca de Bra se negaba, su cuerpo quería más y comenzó a desvestirlo, descubriendo su pecho trabajado que beso con ahínco.

- Ahora es mi turno de que use la boca, te voy a demostrar que soy toda una saiyajin, digna hija tuya…- Prometió pasándole la lengua en las tetillas y una mirada pervertida, sin embargo, cuando estaba por sacarle todo el uniforme, volvían a interrumpirla.

El comunicador sonaba, haciéndolos sobresaltar. Casi expulsa ki de la sorpresa.

- ¿Vegeta, Bra, siguen vivos? La comida esta lista desde hace una hora, suban o bajo a llevarles algo.- Anunció Bulma desde el comunicador al lado de la puerta.- Me tienen preocupada.

- ¡¿Me está jodiendo?!- Se exasperó la joven pataleando de lo lindo.- ¡Primero lo de la mañana y ahora esto!

- No nos dimos cuenta pero ya son como las dos. Báñate y vayamos a comer, sobrarán oportunidades.- La tranquilizo, paciente.

- ¡Claro, total tu ya hiciste todo lo que querías! ¡Pervertido! Me comiste toda y yo apenas te vi el torso, hubiera visto más si íbamos a la playa nudista como aquella vez…

Vegeta no respondió. Ponerse del lado de Bulma e ir al ascensor hizo enojar a la peliazul como hacía tiempo no lo hacía. Su padre la calló mientras se vestía y le informaba a Bulma que estaban por subir excusándose (“el tiempo vuela cuando entrenas”).

Cuando estaba por salir notó la calza destrozada tirada a un lado y el hombre no pudo evitar tener otro impulso de perversión, quizás el más extraño de todos.

- Bra, ven aquí.- Pidió calmado.

- ¿Ahora qué? ¿Me darás un beso de despedida?- Dijo visiblemente ofendida por haber sido invadida en cada milímetro de su cuerpo pero sin tener una probada de carne saiyajin familiar.

Sin más preámbulos, tomó la calza destrozada y se la froto por la entrepierna a su hija como si fuera una toalla. Se la paso por la vulva toda húmeda hasta dejársela seca y siguió por el trasero y por entre las tetas, incluso las axilas.

- ¿Y esto? ¿Para qué me secas si pienso bañarme? ¿Tienes daño cerebral?- Se mostró confundida.

- No tonta, solo tomo un recuerdo.- Dijo sonriendo con malicia, guardándose la prenda empapada de fragancias como si fuera un trofeo.- Nos vemos arriba, y cuidado con dar señales, si Bulma se entera, no quiero ni pensarlo...

- No se enterará, descuida.- Dijo Bra desnudándose por completo para entrar a la ducha- Y no necesitas tomar eso para recordarme, más pronto de lo que crees, lo haremos.- Prometió decidida.- Esto no quedará así.- Sentenció casi en una amenaza.





Como si tuviera un sexto sentido que la ponía alerta, Bulma estuvo particularmente sensitiva y observadora sobre los comportamientos y cambios en su hija menor y esposo. Hacía comentarios curiosos sobre los cambios en el humor de Bra, cambios en su piel, y hasta en el ambiente, como insinuando que olía el pecado en el aire. Para Vegeta solo quería provocar que su hija revelara alguna de sus sospechas con algún error…

Repetidamente le preguntaba si tenía novio y esa pregunta la ponía nerviosa.

Por su parte, también notaba a su esposo más fogoso que de costumbre y se lo decía cada vez que tenían relaciones. Le mencionaba que parecía que hacían el amor como cuando recién se conocían, como si hubiera estado preso varios años y hubiera extrañado el cuerpo de su mujer.

- Es como cuando regresaste a la vida luego de tu pelea con Majin Bu, te noto con mucha hambre…- Observó Bulma, en la cama matrimonial, por la noche. Notaba en la manera en que le hacía los orales, en como volvía a prestarle atención a sus tetas y a su culo que su esposo tenía algo raro. Y por supuesto, el tiempo. El coito duraba la mitad y la previa el triple, se había desbalanceado.

- Si no te gusta, puedo volver a como lo hacía antes.- Amenazó algo incómodo, fingiendo que tenía sueño.

- No, no, no, para nada. Es bueno que aún te acuerdes de cómo se chupa una concha.- Le dijo besándole la mejilla.- Hasta mañana.

La tensión iba en aumento. Por una cosa u otra Bulma no los dejaba solos y la jovencita perdía la paciencia. Estaba irascible, impertinente y alterada. Quería algo y solo Vegeta sabia de que se trataba. Temía que en el transcurso de los días, con el agobio de la rutina, estallara de alguna forma y tal como temía, eso ocurrió.

Esa misma noche, cuando ya estaba dormido, lo despertó la inconfundible y placentera sensación de la masturbación. Le estaban estirando el pene flácido y le acariciaban el glande con una mano húmeda y caliente. Abrió los ojos con lentitud y vio que su Bulma dormía al lado, destapada y desnuda, con un antifaz de dormir… dormía a su lado.

Sorprendido, giro y noto una figura conocida arrodillada al lado de la cama, de su lado, que lo masturbaba con disimulo, como queriendo despertar al pene antes que a él.

- ¿Bra? ¿Te volviste loca?- Susurro alterado volteando para comprobar que Bulma seguía durmiendo plácidamente.

La chica, con la mano desocupada le hizo la seña de silencio y siguió con su labor en la noche. A medida que los ojos del hombre se acostumbraban a la penumbra, notaban que su hija estaba con la remera de Capsule Corp con la que dormía y una pantie muy pequeña.

Muy concentrada, salivaba en la cabeza del pene y lo masturbaba ruidosamente. De a poco, fue acercándose cada vez más al sentir el tronco más duro y tras descubrir el glande, lo lamio para probarlo. Describió círculos en su nacimiento, en su punto, y paso la lengua por los bordes de piel, como si lo estuviera limpiando. Vegeta volteaba nervioso para ver que su esposa no se despertara.
Estaba encantado con lo que ocurría, pero por otro lado, Bra estaba siendo muy impudente con ese juego.

Casi se le escapa un gemido cuando la joven le dio un beso en la cabeza del pene, demasiado ruidoso para su gusto. Vegeta volvió a ver a un lado, sin poder concentrarse, con el pene aún durmiente aunque su hija lo masturbaba y lamia. Bra lo tomó del rostro y le susurró…

- Quiero que me veas solo a mí, no se despertará.- Dándole un beso de lengua cargado de sabores que no le agradaron tanto. Luego fue descendiendo a besos hacia la entrepierna para continuar con su labor. Más concentrado, aceptando el juego peligroso, le sacó la remera a su hija para soltarle las preciosas tetas y se puso de perfil para que se la chupara más cómoda, sin dejar de verla a los ojos. Ella le devolvía la mirada muy pervertida.

La sola visión de Bra cabeceando y el placer de sentir su glande en la boca, siendo lengüeteado con ahínco, surtió efecto erectando el miembro viril, que se puso como mástil apuntando a la boca de su hija, que lo lengüeteaba y tragaba alternadamente.

Las respiraciones se agitaban a medida que la felatio se volvía más placentera para ambos. La jovencita cabeceaba engolosinada por tener el miembro de su padre golpeteándole hasta la campanilla y comenzó a tocarse la entrepierna. Vegeta, ya al máximo, se concentraba para no correrse y aguantar la carga ante el inmenso morbo de la situación.

Levantando una pierna, condujo la cabeza de Bra hacia sus bolas y esta las lamió gustosa, una a una, con devoción, tomándolas con las manos y metiéndoselas en la boca sin despegarle la vista, como diciendo “mírame, tengo tus pelotas en mi boca, papi”, dejándolas brillantes y salivadas. Sin una pizca de pudor, succionó la fábrica que la creó y fue pasando con la lengua desde el escroto hacia el tronco, llegando al glande, para retomar con la típica cabeceada profunda.

Vegeta, lo más silencioso que pudo se sentó, para tomar la cabeza de su hija y controlar el ritmo a su gusto, con una mano en sus pelos y otra en la nuca. La jovencita se relajo y dejo usar su boquita como se le antojo, Vegeta refregó la cabeza roja y latiente contra la parte interna de las mejillas de su hija, contra sus labios y hasta le golpeteó la cara con el tronco comprobando lo larga que la tenía en en comparación. Luego Bra retomó el control y siguió mamándola cada vez menos preocupada por ser silenciosa. Intentaba tragarla entera sin poder y se ahogaba, tosiendo baba para todos lados, el glande llegaba al fondo de su boca estimulando la producción de saliva dejando todo empapado y pegajoso.

Ambos volteaban cada vez que Bra se ahogaba, para ver si Bulma se había despertado pero esta seguía durmiendo, y prosiguieron con su juego nocturno, en el que Bra se incorporaba para decirle una idea al oído.

- Es muy grande, me ahogo, mejor usa mis tetas…

Vegeta no podía creerlo, sin duda, había heredado de su madre el gen de la pasión, pensó mientras su hija escupía varias veces en el pene y sus pechos sin quitarle la mirada pervertida. Envolvió el pene entre sus pechos y comenzó a menearse para masturbarlo con la fricción húmeda entre sus tetas, bien apretaditas contra el tronco.

La temperatura aumentaba así como la velocidad. La lubricación son saliva pasó a volver la acción áspera y la chica continuó escupiendo, espesando la baba entre sus tetas formando una pasta blancuzca. Cada tanto, bajaba la cabeza al extremo para lengüetearle la punta mientras sus tetas lo masturbaban.

La visión de su hija tan devota al pene, a su padre, tan comprometida al sexo aunque sea incesto, aunque esté prohibido y hasta con su madre presente en la habitación, inyectó una cantidad irracional de placer en Vegeta, que en un segundo se puso de pie, tomó su pene y se descargó hasta la última gota de semen en la boca y rostro de Bra, que con la boquita abierta, recibió chorros y chorros del espeso semiente.

Casi como si fuera un eyaculador múltiple, el vigoroso saiyajin dejó a su hija bañada, con chorros en el cabello, en las mejillas y en un ojo, por supuesto, la mayoría había entrado en la boca, que estaba inundada por la cremosa sustancia y se derramaba por el mentón. Estaba tan llena, que movió su lengua un chorro grande se le derramó en las tetas.

La razón llegó a Vegeta luego de haber cometido el acto. No podía creer que estaba allí, de pie, junto a la cama matrimonial, con su hija empapada de semen y su boca repleta de dicha sustancia. Tras unos momentos de zozobra, le indicó a su hija que se parara y esta le hizo caso.

Vegeta puso un dedo en su mentón y le cerró la boca. Bra entendió el mensaje y se tragó el contenido. Vio su cuello grácil dilatarse tres veces, había sido tanta que la tragó en tres partes para no ahogarse. Acto seguido, su padre junto los chorros de leche diseminados por su rostro y lo puso todo cargado en la boca de Bra, que lo chupó muy devota.

- Estaba muy rico, papi.- Le susurró al oído luego de marcharse y dejar la habitación como una sombra. Vegeta se quedó de pie, sin poder comprender como todo se había dado tan rápido. Lo que creyó que era una remota posibilidad, una mínima chance en un horizonte lejano, una tradición olvidada desempolvada por sus ansías perversas, había ocurrido en cuestión de días y más satisfactorio de lo que nunca hubiera creído. Los saiyajin debían guiar a sus hijos en el sexo, debían ser los primeros en enseñarles a amar y eso era lo que estaba ocurriendo con Bra. Él se aseguraría de que su primera vez fuera memorable.

- ¿La chupa mejor que yo?- Preguntó una voz conocida a su espalda.

Vegeta volteó creyendo que alucinaba, pero no. Bulma encendía un cigarro en la comodidad de su cama, distendida, desnuda y escupía el humo con sensualidad.

- ¿Y bien? ¿No habrás creído que no me di cuenta de nada?

- Bulma… Yo puedo explicarlo, todo se dio muy rápido.- Trato de excusarse, viendo venir una tormenta como nunca antes conoció, una que no podía dañar su cuerpo, pero si su espíritu.

- Note que pasaba algo raro, quizás te olvidaste, pero tengo cámaras en toda la casa, incluso en…

- La sala de gravedad.- Se dio cuenta con pavor, sentándose en la cama, sintiéndose derrotado de una manera que nunca se había sentido.

- Vi que tardaban en subir a almorzar, y al ver la cámara, no los encontré entrenando, no obstante, pude verlos tras la pared de cristal, aunque solo vi sus siluetas borrosas, no era difícil darse cuenta de lo que ocurría.

- No volverá a ocurrir, tuve una… debilidad, fui un insecto, me obsesione con, yo no…

Vegeta se interrumpió, su esposa se sentaba al lado de él deteniendo sus balbuceos, pasando un brazo sobre su hombro. Quizás intentaría estrangularlo. Se volvería una situación muy incómoda, no podía ser dañado físicamente por ella y jamás le pondría una mano encima. Esperaba que pudiera controlar su genio.

- Mi Vegeta, después de tantos años, después de vivir tantas cosas, no conocía este lado tuyo tan… divertido.

- ¿Divertido? Deberías estar furiosa, no sé como hiciste para estar tan tranquila después de vernos por la cámara, como actuaste todo este tiempo ¿Qué estás tramando?

- Mejor dicho tú, que estas tramando.- Le retrucó- Y no contestaste mi pregunta ¿Quién la chupa mejor?

Vegeta giró para verla a los ojos. Su Bulma brillaba de una forma única, apenas iluminada por la luz que se colaba por la ventana, no se la veía enfadada, furiosa, atacante, al contrario, parecía interesada, curiosa, casi como él cuando la conoció. Esta le echó el humo en el rostro expectante.

- Necesita unas lecciones, tiene ímpetu y voluntad, pero no la experiencia.- Contestó al fin, calmado, notando que las cosas no estaban marchando como pensaba.

- Dicen que las paredes ven, pero prefiero a la cama. La cama habla. Estos días me diste caña como no lo hacías años, bribón. Ahora sé por qué tana intensidad.

- ¡Pensaba en ti! Quizás esto me haya encendido, pero no necesito pensar en…

- Lo sé, tonto. – Lo cayó, poniéndole un dedo en los labios.- Desde mi punto de vista todos salimos ganando. Tú tienes tu fetiche, yo lo que necesito por las noches, y esa pequeña pervertida se quita las ganas…

- Deberías estar furiosa, eres muy celosa.- Reconoció sorprendido. Había sido una noche llena de sorpresas.

- Era celosa.- Afirmo.- Fui convertida en chocolate, supe que te sacrificaste por todos, fui golpeada por un Dios y estuve con el corazón en la boca durante todo el maldito torneo del poder ¿Crees que después de tanta mierda me voy a hacer tanto drama?

Vegeta, mucho más tranquilo con la confesión, le conto a Bulma sobre la antigua costumbre de los saiyajins.

- No necesitas inventar una tradición primitiva para excusarte, cabrón.- Le reprochó mientras le daba las últimas pitadas al cigarrillo.

- Ojala fuera un invento. Siento que estos últimos días, aquello que sabía pero no era de importancia, es como si hubiera crecido, como si hubiera despertado.

Su mujer encendió la luz, se incorporó para cerrar la puerta y fue hacia unos cajones. Vegeta notó lo hermosa que eran sus curvas, su voluptuosidad, cuán afortunado había sido de que además de tener todo lo que deseaba, hasta le perdonaba semejante desviación, e incluso, la alentaría.

- Me dieron esto en reconocimiento por mis inventos hace un año. – Mostrándole dos boletos.- No le di importancia porque tenemos nuestro crucero, nuestra isla, y además no eres muy romántico pero creo que ahora tienes alguien con quién disfrutarlo y puedes usarlo.

Eran dos boletos para un viaje en crucero de lujo llamado Neptunia. Vegeta no lo entendía del todo y la miro confundido.

- Son para ti y Bra, tonto. Si es una tradición de tu gente calculo que lo menos que puedo hacer es ayudar. Después de todo, te adecuaste a las tradiciones humanas. Cumpleaños, horarios, decoro, ducharse a diario…

- ¿Por qué lo haces? Pensé que te repugnaría y ni siquiera te despeinó. – Trató de entender desconcertado. Aún seguía pensando que había alguna trampa. – Si el crucero explota no me matará.- Bulma rió con ganas.

- Por momentos eres tonto como Goku.- Comparó, haciéndolo enfurecer.- Mira, no pensé que fueras tan “flexible” ¿Entiendes? Quiero que te diviertas, mientras yo tendré alguna que otra aventura y cuando regreses, todo volverá a la normalidad.- Propuso casi risueña mientras prendía otro cigarrillo.

- No estoy entendiendo.

La peliazul frunció el ceño. Sin dudas podía ser tonto como Kakaroto.

- Lo voy a tomar como un pase libre, te perdono lo que hiciste pero no me quedare de brazos cruzados y yo también me divertiré ¿Ahora está claro?

- Si querías sumar a un tercero a la diversión o tener una correría debiste habérmelo dicho.- Reconoció sonrojado. Esa charla debieron de tenerla hace años. Aunque Vegeta hablaba con ella con total naturalidad (en la intimidad) había temas que le costaba expresar.

- Ese es el punto, no pensé que lo tomarías bien ni que fueras de los que tenía aventuras, digamos que te volviste mucho más interesante y ahora lo sabes. Ah y otra cosa, cuando regreses de tu aventura, empezaremos de nuevo y nos diremos todo, sin secretos ni tradiciones antiguas ni nada ¿Entendido?- Puso de condición su mujer mientras se acostaba.

Vegeta sonrió.

- Sabes, tanta charla, tantas sorpresas, me quitaron el sueño. – Dijo viéndola de otra manera y acercándose a ella sinuoso.

- Mmmm me gusta tu actitud, espera que apago el cigarro, te recordaré lo que es una profesional…

- No será necesario, te pediré perdón por tener secretos de la única manera que sé…

- Buena idea, ese es el Vegeta con el que me casé.- Sonrió dejando escapar una larga bocanada de humo mientras su intrépido esposo le besaba el cuello, el pecho, los senos, y seguía descendiendo cada vez más hasta su destino predilecto.

- Semejante falta a nuestro matrimonio te van a costar, digamos, para ser generosas, 30 minutos de sexo oral ¿De acuerdo?

- Enciende otro cigarro, no te voy a soltar hasta el amanecer…


Teen



Gracias por leer! Ya estoy trabajando en otro fanfiction de DB con otros personajes, no quiero adelantar pero un dúo conocido y una milf van a protagonizarlo (:o)

Si les gusto no se olviden de comentar y puntuar, así se si les copa esta clase de historias!

Parte 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/3357411/Fanfiction-de-Dragon-Ball-La-tradicion-saiyajin.html



1 comentarios - Fanfiction de Dragon Ball: La tradición saiyajin Parte 2

supervegeta555 +1
me encanto! y que lindo final, sin duda bulma y vegeta son los mejores!
El_Cochinoco
Si a full!