Lo que a continuación voy a narrar es 100% real y sucedió hace 9 años. Confío en que será de su agrado.
Hacía unos meses había ingresado a trabajar en una distribuidora de productos de seguridad e higiene, iban a inaugurar un centro de ventas en la misma planta y mi tarea consistía -en esos primeros meses- ordenar el depósito, y a futuro estaría con la reposición y ventas.
Mi jefa era Alejandra, 26 años, morocha, de estatura no muy alta,normal de físico desde donde se la mirara a excepción de sus trabajadas piernas en muchas horas de gimnasio. Ale era muy agradable en el trato, bien hablada, dispuesta a ayudarme en lo que necesitara, pero desordenada con los papeles y con poco conocimiento de ventas: "... para eso te tomamos a vos..." decía siempre.
En el lugar se rumoreaba que tenía "algo" con uno de los dueños, que era su amante.
Trabajamos codo a codo durante varias semanas, desde las 8.30 de la mañana hasta las 19 hs., preparando lo que sería el showroom, motivo por el cual - a través de nuestras charlas - fuimos conociendo algunas intimidades de ambos (estábamos los dos solos en la oficina del depósito) y acercándonos cada vez mas.
El día de la inauguración de nuestro salón de ventas ella se había puesto un vestido bastante corto color pastel que resaltaba sobremanera sus piernas torneadas: estaba realmente linda y apetecible y no dudé en decírselo al oído ... se sorprendió por mis palabras y alejándose de mí me dijo "... ah bueno !! no esperaba una declaración de amor tan repentina ..." ... la miré y le hice seña poniendo mi dedo sobre la sien dándole a entender que estaba loca. Hizo puchero con su boca y riéndose se alejó.
Finalizando la fiesta Alejandra estaba bastante entrada en copas: se había soltado el cabello y se había descalzado. Vino hacia mí y me dijo que se marchaba y me ofrecí llevarla a su casa, lo cual aceptó.
En el trayecto no hablamos mucho, su condición hacía que se le trabase la lengua y se le dificultara decir algo coherente, pero me daba la oportunidad de observar las hermosas piernas en primer plano, ya que el vestido se le había subido hasta casi dejarme ver su bombacha.
Llegamos y al bajar se despide de mí dándome un piquito en la boca, y antes de cerrar la puerta se vuelve hacia mí y diciéndome: "... no te vas a ir rengo !!..." me da otro pico haciendo mucho ruido. Juro que no reaccioné, no sé si por mi sorpresa o por pelotudo, pero ni bien llegué a mi departamento fui a ducharme y me clavé una paja pensando en ella.
El Lunes llegué mas temprano y ella ya estaba, se acercó a saludarme y me besó en los labios ... se hizo la sorprendida y pidiéndome perdón me besó en la mejilla, diciendo que había sido un "dejá vú".
Al mediodía, hora que todos los empleados cortaban para su refrigerio menos nosotros dos que aprovechábamos para reponer mercadería, me acerqué a su escritorio. Alejandra estaba sentada frente a su computadora, me senté frente a ella y le dije: "... lo que vos hiciste el sábado a la noche y hoy a la mañana no se le hace a un amigo ..."... Ale me miró como no entendiendo la situación y buscando una imagen en la PC de una verga bien dura y brillosa, le dije: "... así quedo cada vez que pasa eso ..."
Sonrió con una risa nerviosa y - ya estaba jugado- me levanté a cerrar la puerta, volví y tomándole la cara comencé a besarla. Ella también se dejó llevar y cambiando de posición, quedé sentado en su silla y ella arriba de mis piernas.
Levanté su vestido con mis manos acariciando sus muslos perfectos y empezó a gemir, y riéndose me dijo: " ... no me querrás coger, no ? ..." . A los 20 segundos la tenía cabalgando encima mío, furiosamente y acabamos juntos a los pocos minutos, era mucha la leche acumulada por ambos.
Escuchamos que alguien subía por las escaleras y Ale saltó de arriba mío y acomodándose el vestido se ubicó a un costado del escritorio: quien había subido hasta las oficinas era Raúl, uno de los socios y "supuesto" amante de mi jefa, quien le pidió que fuese a su oficina porque tenían que ver un tema de proveedores, y dicho esto se marchó.
Alejandra respiró aliviada y deslizando su mano por uno de sus muslos recogió la leche que se le escurría de su entrepierna, limpiándose con un pañuelito. Al ir saliendo dice: "... tratemos de que Raúl no nos vea juntos mucho tiempo ..." y dando por entendido que yo sabía que eran ciertos los rumores me dice: "... no te preocupes, el no me coge, solo mamadas y nada más ..."
No sé si fué enojo, celos o calentura por sus dichos, pero esperé que volviera de la oficina del dueño y ni bien entró la besé profundamente para ver si tenía gusto a leche, y casi arrastrándola hasta un sector algo alejado del depósito, levanté su vestido y le arranqué la bombacha tirándola entre los estantes y, girándola para que quedase de espaldas a mí, cogimos de parados.
Durante 4 o 5 meses lo hicimos todos los días: la sensación del peligro que alguien nos viera nos calentaba al extremo, pero antes de cumplir mi primer año como empleado Raúl se enteró y fui despedido.
A Alejandra la vi en un shopping 3 años después, bajando de un auto importado. Nos abrazamos - su perfume importado era exquisito- y me contó que Raúl se había divorciado de su esposa y que ahora vivían juntos en un country privado. Hablamos del rumbo de nuestras vida y anotando su número telefónico en una boleta de compras, me dió un pico y me dijo al oído: " ... no te pongas mal, sigue sin cojerme, es impotente ... ".
Conocí su casa un día que Raúl había viajado a Brasil por negocios... el duplicado de llaves y la tarjeta de acceso al country todavía los conservo.
Hacía unos meses había ingresado a trabajar en una distribuidora de productos de seguridad e higiene, iban a inaugurar un centro de ventas en la misma planta y mi tarea consistía -en esos primeros meses- ordenar el depósito, y a futuro estaría con la reposición y ventas.
Mi jefa era Alejandra, 26 años, morocha, de estatura no muy alta,normal de físico desde donde se la mirara a excepción de sus trabajadas piernas en muchas horas de gimnasio. Ale era muy agradable en el trato, bien hablada, dispuesta a ayudarme en lo que necesitara, pero desordenada con los papeles y con poco conocimiento de ventas: "... para eso te tomamos a vos..." decía siempre.
En el lugar se rumoreaba que tenía "algo" con uno de los dueños, que era su amante.
Trabajamos codo a codo durante varias semanas, desde las 8.30 de la mañana hasta las 19 hs., preparando lo que sería el showroom, motivo por el cual - a través de nuestras charlas - fuimos conociendo algunas intimidades de ambos (estábamos los dos solos en la oficina del depósito) y acercándonos cada vez mas.
El día de la inauguración de nuestro salón de ventas ella se había puesto un vestido bastante corto color pastel que resaltaba sobremanera sus piernas torneadas: estaba realmente linda y apetecible y no dudé en decírselo al oído ... se sorprendió por mis palabras y alejándose de mí me dijo "... ah bueno !! no esperaba una declaración de amor tan repentina ..." ... la miré y le hice seña poniendo mi dedo sobre la sien dándole a entender que estaba loca. Hizo puchero con su boca y riéndose se alejó.
Finalizando la fiesta Alejandra estaba bastante entrada en copas: se había soltado el cabello y se había descalzado. Vino hacia mí y me dijo que se marchaba y me ofrecí llevarla a su casa, lo cual aceptó.
En el trayecto no hablamos mucho, su condición hacía que se le trabase la lengua y se le dificultara decir algo coherente, pero me daba la oportunidad de observar las hermosas piernas en primer plano, ya que el vestido se le había subido hasta casi dejarme ver su bombacha.
Llegamos y al bajar se despide de mí dándome un piquito en la boca, y antes de cerrar la puerta se vuelve hacia mí y diciéndome: "... no te vas a ir rengo !!..." me da otro pico haciendo mucho ruido. Juro que no reaccioné, no sé si por mi sorpresa o por pelotudo, pero ni bien llegué a mi departamento fui a ducharme y me clavé una paja pensando en ella.
El Lunes llegué mas temprano y ella ya estaba, se acercó a saludarme y me besó en los labios ... se hizo la sorprendida y pidiéndome perdón me besó en la mejilla, diciendo que había sido un "dejá vú".
Al mediodía, hora que todos los empleados cortaban para su refrigerio menos nosotros dos que aprovechábamos para reponer mercadería, me acerqué a su escritorio. Alejandra estaba sentada frente a su computadora, me senté frente a ella y le dije: "... lo que vos hiciste el sábado a la noche y hoy a la mañana no se le hace a un amigo ..."... Ale me miró como no entendiendo la situación y buscando una imagen en la PC de una verga bien dura y brillosa, le dije: "... así quedo cada vez que pasa eso ..."
Sonrió con una risa nerviosa y - ya estaba jugado- me levanté a cerrar la puerta, volví y tomándole la cara comencé a besarla. Ella también se dejó llevar y cambiando de posición, quedé sentado en su silla y ella arriba de mis piernas.
Levanté su vestido con mis manos acariciando sus muslos perfectos y empezó a gemir, y riéndose me dijo: " ... no me querrás coger, no ? ..." . A los 20 segundos la tenía cabalgando encima mío, furiosamente y acabamos juntos a los pocos minutos, era mucha la leche acumulada por ambos.
Escuchamos que alguien subía por las escaleras y Ale saltó de arriba mío y acomodándose el vestido se ubicó a un costado del escritorio: quien había subido hasta las oficinas era Raúl, uno de los socios y "supuesto" amante de mi jefa, quien le pidió que fuese a su oficina porque tenían que ver un tema de proveedores, y dicho esto se marchó.
Alejandra respiró aliviada y deslizando su mano por uno de sus muslos recogió la leche que se le escurría de su entrepierna, limpiándose con un pañuelito. Al ir saliendo dice: "... tratemos de que Raúl no nos vea juntos mucho tiempo ..." y dando por entendido que yo sabía que eran ciertos los rumores me dice: "... no te preocupes, el no me coge, solo mamadas y nada más ..."
No sé si fué enojo, celos o calentura por sus dichos, pero esperé que volviera de la oficina del dueño y ni bien entró la besé profundamente para ver si tenía gusto a leche, y casi arrastrándola hasta un sector algo alejado del depósito, levanté su vestido y le arranqué la bombacha tirándola entre los estantes y, girándola para que quedase de espaldas a mí, cogimos de parados.
Durante 4 o 5 meses lo hicimos todos los días: la sensación del peligro que alguien nos viera nos calentaba al extremo, pero antes de cumplir mi primer año como empleado Raúl se enteró y fui despedido.
A Alejandra la vi en un shopping 3 años después, bajando de un auto importado. Nos abrazamos - su perfume importado era exquisito- y me contó que Raúl se había divorciado de su esposa y que ahora vivían juntos en un country privado. Hablamos del rumbo de nuestras vida y anotando su número telefónico en una boleta de compras, me dió un pico y me dijo al oído: " ... no te pongas mal, sigue sin cojerme, es impotente ... ".
Conocí su casa un día que Raúl había viajado a Brasil por negocios... el duplicado de llaves y la tarjeta de acceso al country todavía los conservo.
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