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La Fantasía de la Dra. Valdez

Anoche pensaba en vos, acostada sintiendo mariposas en el estómago. Una sensación que no sentía desde hacía semanas. La vida de una Proctóloga es complicada, metiendo el dedo en el culo de mis pacientes todo el día. Teniendo que mirar sus penes erectos constantemente mientras los penetro con mis dedos enguantados, masajeándoles lentamente sus partes más sensibles y delicadas. Verlos excitados frente a mi, sin poder tocarlos o jugar con ellos mientras los tengo ahí, acostados y a mi disposición, totalmente desnudos y sin poder ocultar su tremenda erección. Piensen en ésto, siento cómo mis pezones se ponen duros y mi vagina más y más húmeda, mientras veo ésa primera gota de fluido pre eyaculatorio emanando de los orificios de sus magníficas pijas, deslizándose por el costado del palpitante tronco del pene. Cómo me gustaría chupar ésa gotita con mi lengua golosa, suave y lentamente, o todavía mejor, recorrer con las yemas de mis dedos todo a lo largo de la pija, la gotita de semen brillando contra mis suaves guantes de látex y después acariciar con mis dedos sus labios hambrientos deslizándolos dentro de sus encantadoras bocas. Ellos, chupando mis dedos cubiertos por los guantes, sintiendo el sabor del látex mezclado con el de su propio semen, como los sucios putos que yo sé que son!! Sólo pensar en éso me excita. Hay momentos en los que realmente disfruto de mi trabajo!
Ya saben. Mientras escribo estas líneas me estoy acariciando suavemente el clítoris, mi corazón se acelera y siento una profunda ansiedad. Ansío tu lengua y tus labios chupando mi palpitante clítoris y mi insaciable conchita. Y ahora te veo, justo frente mío, acostado desnudo sobre la camilla, como aquella primera vez que viniste para que te revise, con tu tremenda erección y sin saber a dónde mirar. Qué vergüenza! La chaquetilla médica blanca con cuello "mao" tiene una martingala que marca mis curvas y mis tetas. Tan grande es mi deseo que dejo de lado todo concepto de ética profesional y entierro mi rostro en tu hermosa entre pierna, sintiendo la tremenda excitación de tu pija dura y tus suaves testículos contra mi cara. Te quiero todo para mí! Puedo ver en tu mirada cuánto querés que te someta, no podés ocultarme tu profundo deseo. Pero primero yo voy a obtener mi satisfacción! Yo no estoy acá para complacerte. Al contrario, vos sos mi paciente y tu deber es obedecer. Sigo acariciando tu suave pene con mis dedos enguantados y lentamente lo llevo a mi boca, hasta que puedo sentirlo duro con mi lengua. Te acaricio las bolas con suavidad y despacio deslizo mi mano por tu perineo hasta que encuentro tu delicado orificio anal. Te penetro y, una vez adentro, te acaricio con cuidado hasta que encuentro tu zona de placer. Tu pija se pone cada vez más dura y puedo ver que querés acabar. Necesitás acabar. Pero no te lo permito. Sos mi paciente y la Doctora considera que todavía no estás listo. Tenés que aprender a satisfacer a la Doctora!
Me levanto la ajustada mini falda negra por sobre mis generosas caderas y mi culo voluptuoso e indecente, me bajo la bombacha negra y suavemente me dejo caer sobre tu rostro, y hago una mueca de placer cuando siento tus labios haciendo contacto con mi muy sensible clítoris. Es casi insoportable porque empezás a hacer círculos, una y otra vez, acariciando, percibiendo mi enorme deseo. Empiezo a apoyar mi cocha en tu cara, moviéndome rítmicamente, con movimientos circulares, hasta que tu rostro se funde con mis labios vaginales. Cada vez más, y no puedo detenerme hasta alcanzar un punto sin retorno. Más, más, más... una y otra y otra vez hasta llegar al borde del desmayo cuando no puedo pensar en nadie ni nada más que en la inmensa ola de placer creciendo dentro mío como una colosal descarga eléctrica. Me estremezco, tengo un espasmo y caigo exhausta sobre tu pecho.
Hay tantas cosas más que me gustaría hacerte, pero tu turno ya terminó y tenés que irte. Te vestís rápido, limpiándote mis fluidos vaginales de tu cara mientras te autorizo a abandonar mi Consultorio. Inmediatamente recupero la compostura y me siento en el escritorio para empezar a tomar notas del examen que te realicé. Hago una anotación en tu historia clínica para que te den otro turno. Escribo "PUTITO" en la esquina superior derecha para que mis Enfermeras sepan cómo deben tratarte. Todavía puedo sentir tu perfume. Pienso en vos, abandonando la Clínica, con tu erección persistente, evidente para todo el mundo, mientras tu pija sigue chorreando gotas de semen durante una eternidad...

2 comentarios - La Fantasía de la Dra. Valdez

cazador1960
Me encantó. buena imaginación, hasta me hizo parecer en algunos momentos que lo escribia una mina, doez puntos!
MRVULCANO
Nesecito urgente una hora , me es nesesario un examen para ver cuánto placer me puedes dar ...será tanto como me a dado leer este relato...