Cada martes vivo la experiencia más maravillosa del mundo, llevar puesta mi braga rosa a la Universidad . Todo comienza el momento en que me pongo mi tanga, ahí se transforma mi vida, el solo llevar puesta esa prenda cambia mi apariencia, mi actitud, veo con otros ojos la vida, parece que los ojos se me inundaran de rosado y de aquel nombre que lo siento pegado a mi zona más íntima durante todo el día.
Después de haberme puesto la mini falda y un bra invisible me voy a la escuela y de haber tomado mi mochila, salgo de casa a conducir mi corvette, apenas los primeros pasos y recibir esa brisa mañanera en mis piernas, siento mi tanga ahí debajo de mi falda ajustándose a mi piel y el sólo sentirla ya me tiene húmeda, me vienen una serie de sensaciones muy agradables que me hacen caminar contenta el resto del caminoEncender el auto y sentarme en uno de los asientos sintiendo la tela de mi falda ajustándose a mis nalgas es agradable, pero lo que más me excita es sentir esa delgada tira de tela de mi tanga rosa encajada en medio de mis nalgas.
Entro a la Universidad, atravieso las canchas, veo a las demás chicas, cruzo los pasillos, saludo a mis compañeras, me junto con las de siempre y charlamos, jugamos y reímos, lo habitual, lo de siempre, excepto que hoy es martes y sólo yo sé lo que llevo debajo de mi falda y ninguna de ellas lo sospecha ni remotamente, eso me produce una explosión interior que termina derramándose de mi vagina, mojando ese nombre que llevo ahí puesto en la tela de mi prenda íntima. Toca la hora de clases y pasamos todas juntas en alboroto al aula, y yo me siento acompañada por mi tanga rosa abrazando mis caderas y mi vagina, es como estar acompañada muy íntimamente por aquella que tanto me excita los martes.
Me voy a ocupar mi pupitre y al sentarme siento exactamente la misma sensación que sentí en el bus, es tan agradable esa sensación en mi vientre y en mi clítoris que termino juntando las piernas con fuerza apoyándome sobre el pupitre para controlar esa excitación que domina por dentro mi abdomen y me produce un delicioso cosquilleo, al juntar mis entrepiernas siento mi humedad en la tela de mi tanga rosa y eso hace que mis labios vaginales se abran como una flor queriendo dejar al descubierto y encima de mi tanga toda la zona interior de mi vagina, casi y puedo sentir como se raspa mi clítoris con la tela de mi tanga, esa sensación me descontrola y no puedo tomar atención a lo que dice la maestra, me encuentro prácticamente conmocionada de tanto placer.
Sé que debo disimular un poco pretendiendo que me ocupo atendiendo la clase, pero es inevitable seguir sintiendo mi excitación, más cuando me ha llegado un correo de ella, un mensaje excitante en el que me dice:
“Junta tus piernas en medio, aprieta tus entrepiernas hasta juntar la tela de tu braga en medio, y siénteme porque ahí estoy, tocando deliciosa y delicadamente tu excitante vagina.”
Sentí esa necesidad de juntar más mis piernas en medio hasta sentir como se arrugaba mi tanga en medio de mi vagina y esa tela arrugada llegaba a los bordes de mis labios vaginales, haciéndome sentir una sobreexcitación que casi me mantuvo paralizada mirando al frente sin poder detener la avalancha de placer que sentía que se me venía encima, era tan descontrolado mi placer que tenía deseos de apretar mi tanga por el medio para poder pegarla a mi piel más íntima, y si era necesario meter esa parte del nombre dentro de mí y llenarlo de mis flujos, tenía deseos de ser manoseada pero por ella, la que me hacía suya cada martes con las cosas que me decía.
Y ahí estaba el distintivo de mi club recibiendo toda esa descarga de mi excitación, para eso estaba finalmente, y para mantener ese nombre que me excita tanto pegado a mi vagina. Esa tanga es lo que me tiene conectada a ella, es el distintivo que comparto en completo anonimato con ella, ese mi distintivo es mi más preciada prenda porque con ella me siento parte de algo que ha renovado mi vida llenándome de placer. Simplemente adoro esa prenda.
Luego de clases llego tan ahogada de placeres a casa que es inevitable; ir al baño, bajarme la tanga, ver y sentir toda esa humedad que me ha provocado, y sentir que mi excitación aún es inagotable. Solo quiero masturbarme como lo hiciera ella, y eso me conduce a tocarme, a seguir provocándome una mayor excitación, quiero clavarme los dedos, hacerlo muy adentro y sentir que mi vagina segrega sus jugos, y mover impulsivamente mis dedos humedecidos dejando que mi vagina se abra a voluntad de mi mano, luego morderme los labios y dejar escapar mis gemidos apenas, acompañados de un chorro húmedo que me obliga a expulsar los dedos de mi vagina.
Entonces después de esa agradable masturbación en el baño y de subirme la tanga voy directo a mi cuarto, me subo a la cama, cruzo las piernas, y me pongo a la conversación con ella como me gusta, me saco unas fotos para excitarla, le muestro mi distintivo del club que es lo único que llevo puesto, y con el móvil en una mano escribiéndole y con mi otra mano tocándome mi vagina, disfruto de estar con ella sintiendo sus palabras que me tocan como si me tocaran sus manos, sintiendo que me llegan como lamidas que sólo ella sabe ponerlas donde más lo disfruto. Esas conversaciones con ella suelen ser tan excitantes que no las cambiaría por nada ni nadie.
Disfruto tanto de los martes que no quiero que se acaben, no quiero que termine mi desborde de excitación que crece a cada momento, porque cada momento siento su presencia a través de la tanga que llevo puesta y que se adhiere a mi piel con la humedad que voy dejando encima, a cada frase, palabra o cosa que me manda no sólo a mi sino a todas las que llevamos celosamente guardado su nombre en una braga rosa.
Es un secreto tan íntimo el que llevo con ella, que me hace sentir increíblemente grandiosa, soy otra desde que guardo este secreto junto a ella, y pasar cada martes a su lado es una experiencia inexplicable a la que solo puedo llamar EXCITACIÓN, y yo me creía antes una mojigata, de aquellas que se prieta las faldas para que nadie le viera ni siquiera los muslos, pero ahora la llevo a ella muy dentro y muy íntimamente pegada a mí, nadie lo sabes, nadie lo intuye siquiera y seguramente sigo pasando de mojigata, pero eso no me importa porque he descubiertos un placer que me encanta, que me tiene contenta no solo los martes sino todos los días. Todo comenzó un martes en el que me puse mi distintivo del club y es así como terminó gustándome toda esta aventura de pertenecer a: El club de las bragas rosa.
Como tenía la costumbre de ducharse noche antes, entonces se levantaba directamente para vestirse y como no le gustaba dormirse con pijama ni nada encima, entonces no tenía nada que quitarse. Iba directo a su cajonera y abría su primer cajón, ahí estaba su ropa interior, sus toallas sanitarias y sus toallitas húmedas, más al fondo estaba su preciada cajita, aquella en la que guardaba, lo que para ella era su prenda más preciada, su distintivo del club, su secreto mejor guardado, aquel del que nadie tenía conocimiento de su existencia. Saco la cajita, cerro el cajón, puso su cajita encima de la cajonera y la abrió; ahí estaba su tanga rosa muy bien guardada, limpia, oliendo a lavanda, cuidadosamente lavada a mano por ella misma y muy bien doblada.
Tomó la tanga en sus manos, la desdoblo cuidadosamente, la abrió de la cintura y sus ojos se iluminaron cuando vio en su interior aquel nombre que tanto la excitaba, su vagina volvía a humedecerse, esta vez su clítoris quería salir desde el interior de sus labios vaginales. Se llevó aquella prenda hacia el rostro para poder olerla y al hacerlo sintió en sus antebrazos que al hacer contacto con sus pechos, sus pezones ya estaba duros, esa sensación sumada al aroma agradable de su prenda íntima terminaron por despertar toda su excitación.
De inmediato despejo todo de encima de la cajonera, su reloj lo guardo en el cajón de al lado del de su ropa interior, su Smartphone lo puso en la función de grabar video y lo colocó encima de su escritorio con la cámara apuntando encima de la cajonera, y finalmente su cajita fue lo último que se quedó encima de la cajonera pero a un costado dejando el resto de la superficie de la cajonera despejada. Rápidamente y con agilidad se sentó así desnuda como estaba encima de la cajonera y sonrío a la cámara de su Smartphone, pero de pronto recordó algo y no sabiendo que hacer se bajó de la cajonera, había olvidado un par de detalles sumamente importantes que había preparado noche antes precisamente para hoy.
Fue a su ropero y sacó una blusa tipo camisa que había dejado ahí bien limpia y planchada noche antes, era una blusa con botones delanteros, bolsillos en ambos lados a nivel de los senos y en uno de ellos la inscripción de un restaurante de comida rápida. La otra cosa que había olvidado era cubrir su excitada vagina poniéndose la tanga, quiso ponérsela de inmediato pero no recordaba donde la había dejado, miró hacia la cajonera y no estaba, alargo la mirada hacia su cajita y vio que tampoco estaba ahí dentro, se sintió un poco confundida y no entendía como podía haberla perdido de vista tan rápidamente, entonces dio media vuelta y ahí fue que volvió a respirar tranquila y se puso contenta sonriendo al ver que había quedado encima del escritorio, justo al lado de su Smartphone y lo que más le gustaba es que la inscripción del nombre que guarda la tanga en su interior había quedado al descubierto completamente.
Con la blusa en las manos se dirigió nuevamente al escritorio, ahí mientras reiniciaba la grabación del video, se puso la camisa, dejándola abierta por delante pero cubriendo lo suficiente sus senos dejando al descubierto en medio de sus pechos, el centro de su abdomen, su ombligo y finalmente ahí abajo, su excitada vagina. Pero esta vez no iba a dejar al descubierto su húmeda vagina, así que agarro su tanga rosa y procedió a ponérsela, mientras se la ponía levantando una pierna primero y luego la otra, repasaba mentalmente lo que tanto había planeado minutos antes en su cama para que así ya nada se le olvidara. Cuando ya tenía la tanga puesta entre sus piernas y antes de subírsela, miró una vez más aquel nombre que iba a ir a dar directamente a su vagina, se sonreía sintiendo una agradable excitación, aquella que sentía todos los martes mientras iba camino a su trabajo y sentía que era portadora de aquel distintivo que la hacía parte de un grupo de chicas que cada martes usaban su tanga rosa con aquel nombre pegado a sus vaginas, aquella excitación de todos los martes que sentía cada vez que iba al baño y se bajaba las bragas y tenía la oportunidad de ver ese nombre en medio de sus bragas con una manchita de sus flujos que se iba acrecentando conforme pasaba el día.
Ya tenía todo listo, así que volviendo a poner la cámara de su Smartphone con dirección a su cajonera, volvió a donde estaba sentada, es decir a poner sus glúteos desnudos encima de la cajonera, pero esta vez sintiendo en medio la delgada tela de su tanga, desde ahí miraba muy contenta hacia la cámara de su Smartphone, su expresión a la vez era de ternura, pero sobre todo en sus ojos la excitación que la invadía por dentro se acrecentaba haciéndose evidente. Con toda soltura empezó a tocarse los senos poniendo sus manos encima de su blusa cubriendo los bolsillos de ambos lados, con ambas manos sujetaba muy bien sus redondos senos, los apretaba moviendo los dedos a su alrededor, fue moviendo las manos sugestivamente hasta juntar los dos pechos al medio junto a su blusa, se apretaba de una manera tan excitante los senos que sus pezones terminaron despuntando para que finalmente los fuera apretando con sus dedos sobre los bolsillos de la blusa. Juntando todos sus dedos alrededor de sus pezones empezó a tocárselos sin descanso, en su rostro se reflejaba su creciente excitación, movía la boca como si estuviera jadeando pero en silencio, hasta que soltó todos sus dedos de sus pezones, pero a cambio con ambas manos se llevaba los senos al centro apretándolos con fuerza, cada vez que sus senos se juntaban en medio, miraba a la cámara con una sonrisa de satisfacción y separaba muy bien las piernas para que quede al descubierto su tanga.
Sus piernas eran excitantes, sus muslos se veían carnosos y ella no paraba de tocarse los senos encima de la blusa, una vez más volvió a tocarse los pezones juntando sus dedos alrededor de ambos, luego bajo sus manos por su abdomen relajado, sintió su ombligo en medio recorrido pero sin demora bajo ambas manos hasta el centro de su vagina, ahí donde estaba su vagina y aquel nombre en el reverso de la prenda empezó a frotarse deliciosamente y sólo como ella sabía hacerlo, se relamía los labios al hacerlo, como disfrutando de su manoseo, con una de sus manos empujaba la tanga hasta adentro removiendo los dedos, eso la excitaba hasta tener que contener el gemido. Para calmarse un poco volvía a tocarse los pezones con los dedos no importándole que le queden todo arrugados los bolsillos de la blusa.
Luego agarró los lados de la camisa y procedió a quitársela, al hacerlo sus carnosos senos salieron hacia afuera y sus pezones oscuros despuntaron notoriamente, sus piernas se mantenían abiertas. Y finamente cuando terminó de sacarse la blusa, como una demostración de su acelerada excitación azotó la camisa hacia abajo, luego acomodó su melena a un costado sobre uno de sus hombros, primero agarró uno de sus senos y después el otro, y cuando ya tenía ambos senos en las manos, volvió a tocar sus pezones, esta vez con un par de dedos de ambas manos, pero rápidamente se los soltó y volcó su atención a uno de sus pechos, lo sujetó con ambas manos y se lo llevó a la boca, apuntando su pezón hacia arriba donde su boca ya lo esperaba para lamérselo. Entonces una vez que ya tenía bien agarrado su pecho con ambas manos, se puso a lamer su pezón con dedicación, con una excitación que sólo su lengua conocía y con unas sedientas ganas que sólo ella entendía, se excito tanto al hacerlo que termino juntando sus piernas al centro, y luego soltó su seno.
Dejó aquel pecho pero fue solamente para volverse a tomar ambos senos con ambas manos, los masajeo deliciosamente con los dedos por encima y por debajo de sus pezones, miró a la cámara y seguramente pensando que no había sido suficiente la lamida que le había hecho a su pezón, volvió a tomar el mismo seno haciendo despuntar su pezón hacia arriba y agachándose un poco saco la lengua para lamérselo unas cuantas veces más, su melena cayó encima casi cubriendo lo que le estaba haciendo con su lengua a su pezón, así que se detuvo, dejó su seno y acomodó su melena hacia atrás, se tocó el otro seno, lo masturbo un poco, así como había hecho con su otro seno, se lo llevo a la boca con ambas manos y se lo lamio con la misma dedicación que había lamido el otro, su lengua pasaba una y otra vez encima de su pezón despuntado hacia arriba, en su lengua podía sentir el bordeo mismo de su pezón, repasaba muy bien ese borde haciendo círculos alrededor con su lengua.
Al concluir con esa espectacular lamida de su pezón, paso a cruzar los brazos sobre sus pechos y un par de veces masajeo sus pezones como queriendo jalarlos un poco más hacia afuera, eso de jalar sus pezones era algo que a ella le encantaba, pero aun así y cumpliendo con lo que ella había planeado hacer esa mañana, dejo por la paz sus senos, deslizó sus nalgas encima de la cajonera hasta bajarse de ella, y una ves de pie comenzó a bajar su tanga de una manera muy sensual, deslizando los costados de su tanga por sus ardientes caderas, rápidamente sus nalgas quedaron descubiertas y fácilmente su tanga se deslizó hasta abajo dejándola completamente desnuda delante de la cámara de su Smartphone.
Con un hábil movimiento de pies se deshizo de su tanga, su pubis descubierto dejaba ver unos pelitos recientemente crecidos que dejaban que se marcara con notoriedad la línea de su vagina en el centro, sus majestuosos senos se alzaban más arriba, sus rodillas y sus muslos se movían mostrando un leve temblor que revelaba toda su excitación y todo ese placer que estaba sintiendo por cada una de las cosas que estaba haciendo.
Volvió a sentarse, pero esta vez jaló con una mano el asiento de su escritorio para posarse desnuda y con las piernas bien abiertas, no tardo en invadir su vagina con una de sus manos, pronto, su excitación fue tal que comenzó a gimotear, mientras su mano sobre su vagina hacia la tarea de masturbarla agitando ágilmente sus labios vaginales, uno de sus dedos, el del medio, se adentraba entre sus labios vaginales y removía más profundamente su vagina, ese manosea sobre su vagina era imparable, sus gimoteos pasaban a gemidos, encima de su dedo se segregaba toda esa humedad que venía directamente del interior de su vagina, y ella ya empezaba a meter todos sus dedos dentro de sus labios vaginales, se tocaba cada vez más abajo, su otra mano pasaba sobre uno y otro de sus senos mimándolos. Y dándoles unos toques exquisitos, pasaba de un seno al otro tomando cada uno de ellos con toda su mano, extendía su palma y sus dedos tratando de abarcar lo más posible de sus senos, a momentos se tomaba los senos desde abajo, los masajeaba hacia arriba y terminaba sujetando sus pezones, y así continuaba su recorriendo hacia uno y otro pecho.
Pero su mano en su vagina hacia la mejor parte, a momentos parecía que un par de sus dedos entraban hacia el interior de su vagina y ella se los clavaba haciendo un movimiento intenso, luego se los sacaba y procedía nuevamente a aventurar su dedo del medio entre sus labios vaginales para tocarse en círculos, seguramente abarcando en cada roce no sólo los costados del interior de sus labios vaginales sino también abajo su entrada vaginal ya dilatada, y arriba su clítoris ya despuntado y duro, ese manoseo circular la ponía más ansiosa y volvían a perderse un par de sus dedos hacia abajo y hacia el fondo. Penetraba su vagina, en cada incursión sus dedos se perdían cada vez más adentro y sus gemidos de placer ya eran inevitables, su otra mano no paraba de circular entre sus senos y termino con una sonrisa de alegría y satisfacción en los labios.
Para concluir con aquella su masturbación, tomó su tanga del piso, al hacerlo se agacho y sus senos redondeados se fueron con su peso hacia abajo, sus pezones apetitosos aun demostraban su dureza, cuando ya tenía la prenda entre sus manos, la acomodó de tal manera que, poniendo el nombre al frente, doblo los costados y el resto hacia atrás, y llevo ese nombre en su tanga hacia su vagina, con ella se limpió toda la excitación que había salido en forma de secreciones del interior de su vagina, restregó muy bien entre su labios vaginales la prenda, se limpió toda con ella, y luego se la llevo tal cual a la boca, disfrutando de todos esos flujos pasándolos encima de su lengua, lo hacía como si aquel nombre empapado de sus fluidos fuera una devoción y una exquisitez para ella, a medida que lo hacia la prenda se fue desdoblando entre sus manos y quedo extendida, a la vez sus piernas quedaron bien abiertas. Y finalmente se quedó con la prenda suspendida entre sus dientes.
Luego de apagar la cámara de su Smartphone, llena de energía y buen humor procedió a limpiarse para quitar de su piel toda huella de su excitación y a dejar limpiecita su tanga, para continuar disfrutando de su excitante martes.
Casi una hora y media más tarde, y después de haberse arreglado apropiadamente, salía de casa con una enorme sonrisa en los labios que dejaba ver sus dientes, llevaba puesto su uniforme de trabajo y debajo infaltablemente y como cada martes su tanga rosa, como distintivo del club al cual pertenecía, bajaba ágilmente y con un elevado entusiasmo los escalones que daban a la calle, caminaba con mucha confianza, iba por la calle, sentía su prenda íntima ahí abajo, en su mente estaba muy presente el nombre que tenía cubriendo su vagina y se sonreía guardando para sí misma la complicidad de solo ella saber lo que traía puesto sin que los que iban y venían a su alrededor se lo imaginaran siquiera. Así llena de vitalidad llego a su trabajo y empezó laboriosamente su jornada en aquel restaurante de comida rápida en el que trabajaba.
Transcurrieron las horas, y ya casi había acabado la hora del almuerzo, que era el horario más concurrido en el restaurante y la de mayor trabajo para ella y sus compañeras de trabajo, mientras acomodaba unos tickets de pedidos recién despachados recordaba que minutos antes, mientras pasaba entre las mesas llenas de clientes con sus bandejas de comida, una de sus compañeras de trabajo le había hecho notar que traía los bolsillos de su camisa arrugados, y ese recuerdo le produjo una emoción que se mezclaba con recuerdos matutinos y una risita por demás delatora. Pero en ese momento tuvo que cambiar de semblante, pues una de las clientes que había acabado de entrar se acercaba al mostrador.
La atendió como era debido, la muchacha que se acababa de acercar al mostrador era casi de su misma edad y era una muchacha un poco acelerada tanto en su forma de hablar como en sus movimientos, traía el móvil en la mano y unos libros universitarios en el antebrazo, algo a lo que ella que la atendía no le dio mayor importancia. Le hizo el pedido y le pidió que se acomodara en una de las mesas, diciéndole con una sonrisa en los labios que en seguida le iba a traer su almuerzo, entonces la joven se alejó del mostrador dirigiéndose a una de las mesas.
Mientras, ella preparaba la bandeja en la que iba a llevarle su pedido, ponía el servilletero y el refresco que había elegido la clienta, y al mismo tiempo le pasaban de la cocina lo que había pedido. Cuando ya tenía la bandeja lista se dirigió a la mesa en la cual la clienta se había acomodado. En eso la jovencita se encontraba digitando su móvil sobre la mesa, cuando se dio cuenta que ella ya se acercaba con su almuerzo, repentinamente y con esa manía acelerada que tenía decidió cambiar de mesa, y con una mano le indicó otra de las mesas para que le ponga ahí su pedido, entonces se levantó de su asiento, tomó sus cosas apresuradamente casi queriendo ganarle en la acción de llegar a la otra mesa a ella que le traía su almuerzo, y en eso cae accidentalmente uno de sus libros al piso, mismo que va a dar muy cerca de los pies de ella que se queda inmóvil esperando con la bandeja en sus manos. Un poco ruborizada pero sin perder su acelerada forma de hacer las cosas la jovencita se apresura en ir a recoger su libro, para hacerlo se pone de cuclillas y de espaldas hacia ella que aun aguarda con la bandeja en las manos para poder dejársela en la mesa.
En eso ella se da cuenta que aquella jovencita también trae una tanga rosa que se deja ver por detrás saliendo de su pantalón, se pregunta en sus adentros si se tratara de otra chica del club de las bragas rosa que al igual que ella trae su distintivo puesto, se sonríe, se llena de excitación por dentro, sus bragas se le mojan, casi no puede creerlo; el no saber si está o no en frente de otra de las chicas de su club la aturde, no sabe cómo controlarse ahí parada con la bandeja en las manos, pero siente que la probabilidad es grande, y que el hecho de que esa jovencita también traiga en su prenda íntima el nombre que ella también tiene inscrito, sería una verdadera suerte y coincidencia piensa ella, se siente extraña ante esa gran posibilidad y no sabe cómo reaccionar. La jovencita termina de tomar su libro del piso, se incorpora y se acomoda en la mesa que había elegido a último momento, mientras se va sentando se arregla el pantalón y se da cuenta que su tanga ha quedado arriba, se sonríe porque supone que la chica que la atiende la vio, pero no supone nada más, acomoda sus libros y su móvil a un costado para permitir que ella le ponga la bandeja en la mesa.
Cuando ella se aproxima con la bandeja para ponérsela enfrente se da cuenta que la jovencita tiene los ojos pegados en los bolsillos de su blusa, y piensa que quizá ha notado que trae la camisa arrugada precisamente de esa parte que cubren sus senos o que quizá solo está fijándose en sus senos, pero de ser así que se está fijando en lo arrugado de los bolsillos de su camisa, ella quisiera decirle lo mismo, que trae la camisa arrugada de esa parte que cubre sus senos, pero lamentablemente la jovencita ahí sentada delante de ella, aunque trae una tanga rosa y una blusa tipo camisa, trae también un blazer encima. Así que ella, después de dejarle la bandeja, se retira sin decir nada.
Después de haberme puesto la mini falda y un bra invisible me voy a la escuela y de haber tomado mi mochila, salgo de casa a conducir mi corvette, apenas los primeros pasos y recibir esa brisa mañanera en mis piernas, siento mi tanga ahí debajo de mi falda ajustándose a mi piel y el sólo sentirla ya me tiene húmeda, me vienen una serie de sensaciones muy agradables que me hacen caminar contenta el resto del caminoEncender el auto y sentarme en uno de los asientos sintiendo la tela de mi falda ajustándose a mis nalgas es agradable, pero lo que más me excita es sentir esa delgada tira de tela de mi tanga rosa encajada en medio de mis nalgas.
Entro a la Universidad, atravieso las canchas, veo a las demás chicas, cruzo los pasillos, saludo a mis compañeras, me junto con las de siempre y charlamos, jugamos y reímos, lo habitual, lo de siempre, excepto que hoy es martes y sólo yo sé lo que llevo debajo de mi falda y ninguna de ellas lo sospecha ni remotamente, eso me produce una explosión interior que termina derramándose de mi vagina, mojando ese nombre que llevo ahí puesto en la tela de mi prenda íntima. Toca la hora de clases y pasamos todas juntas en alboroto al aula, y yo me siento acompañada por mi tanga rosa abrazando mis caderas y mi vagina, es como estar acompañada muy íntimamente por aquella que tanto me excita los martes.
Me voy a ocupar mi pupitre y al sentarme siento exactamente la misma sensación que sentí en el bus, es tan agradable esa sensación en mi vientre y en mi clítoris que termino juntando las piernas con fuerza apoyándome sobre el pupitre para controlar esa excitación que domina por dentro mi abdomen y me produce un delicioso cosquilleo, al juntar mis entrepiernas siento mi humedad en la tela de mi tanga rosa y eso hace que mis labios vaginales se abran como una flor queriendo dejar al descubierto y encima de mi tanga toda la zona interior de mi vagina, casi y puedo sentir como se raspa mi clítoris con la tela de mi tanga, esa sensación me descontrola y no puedo tomar atención a lo que dice la maestra, me encuentro prácticamente conmocionada de tanto placer.
Sé que debo disimular un poco pretendiendo que me ocupo atendiendo la clase, pero es inevitable seguir sintiendo mi excitación, más cuando me ha llegado un correo de ella, un mensaje excitante en el que me dice:
“Junta tus piernas en medio, aprieta tus entrepiernas hasta juntar la tela de tu braga en medio, y siénteme porque ahí estoy, tocando deliciosa y delicadamente tu excitante vagina.”
Sentí esa necesidad de juntar más mis piernas en medio hasta sentir como se arrugaba mi tanga en medio de mi vagina y esa tela arrugada llegaba a los bordes de mis labios vaginales, haciéndome sentir una sobreexcitación que casi me mantuvo paralizada mirando al frente sin poder detener la avalancha de placer que sentía que se me venía encima, era tan descontrolado mi placer que tenía deseos de apretar mi tanga por el medio para poder pegarla a mi piel más íntima, y si era necesario meter esa parte del nombre dentro de mí y llenarlo de mis flujos, tenía deseos de ser manoseada pero por ella, la que me hacía suya cada martes con las cosas que me decía.
Y ahí estaba el distintivo de mi club recibiendo toda esa descarga de mi excitación, para eso estaba finalmente, y para mantener ese nombre que me excita tanto pegado a mi vagina. Esa tanga es lo que me tiene conectada a ella, es el distintivo que comparto en completo anonimato con ella, ese mi distintivo es mi más preciada prenda porque con ella me siento parte de algo que ha renovado mi vida llenándome de placer. Simplemente adoro esa prenda.
Luego de clases llego tan ahogada de placeres a casa que es inevitable; ir al baño, bajarme la tanga, ver y sentir toda esa humedad que me ha provocado, y sentir que mi excitación aún es inagotable. Solo quiero masturbarme como lo hiciera ella, y eso me conduce a tocarme, a seguir provocándome una mayor excitación, quiero clavarme los dedos, hacerlo muy adentro y sentir que mi vagina segrega sus jugos, y mover impulsivamente mis dedos humedecidos dejando que mi vagina se abra a voluntad de mi mano, luego morderme los labios y dejar escapar mis gemidos apenas, acompañados de un chorro húmedo que me obliga a expulsar los dedos de mi vagina.
Entonces después de esa agradable masturbación en el baño y de subirme la tanga voy directo a mi cuarto, me subo a la cama, cruzo las piernas, y me pongo a la conversación con ella como me gusta, me saco unas fotos para excitarla, le muestro mi distintivo del club que es lo único que llevo puesto, y con el móvil en una mano escribiéndole y con mi otra mano tocándome mi vagina, disfruto de estar con ella sintiendo sus palabras que me tocan como si me tocaran sus manos, sintiendo que me llegan como lamidas que sólo ella sabe ponerlas donde más lo disfruto. Esas conversaciones con ella suelen ser tan excitantes que no las cambiaría por nada ni nadie.
Disfruto tanto de los martes que no quiero que se acaben, no quiero que termine mi desborde de excitación que crece a cada momento, porque cada momento siento su presencia a través de la tanga que llevo puesta y que se adhiere a mi piel con la humedad que voy dejando encima, a cada frase, palabra o cosa que me manda no sólo a mi sino a todas las que llevamos celosamente guardado su nombre en una braga rosa.
Es un secreto tan íntimo el que llevo con ella, que me hace sentir increíblemente grandiosa, soy otra desde que guardo este secreto junto a ella, y pasar cada martes a su lado es una experiencia inexplicable a la que solo puedo llamar EXCITACIÓN, y yo me creía antes una mojigata, de aquellas que se prieta las faldas para que nadie le viera ni siquiera los muslos, pero ahora la llevo a ella muy dentro y muy íntimamente pegada a mí, nadie lo sabes, nadie lo intuye siquiera y seguramente sigo pasando de mojigata, pero eso no me importa porque he descubiertos un placer que me encanta, que me tiene contenta no solo los martes sino todos los días. Todo comenzó un martes en el que me puse mi distintivo del club y es así como terminó gustándome toda esta aventura de pertenecer a: El club de las bragas rosa.
Como tenía la costumbre de ducharse noche antes, entonces se levantaba directamente para vestirse y como no le gustaba dormirse con pijama ni nada encima, entonces no tenía nada que quitarse. Iba directo a su cajonera y abría su primer cajón, ahí estaba su ropa interior, sus toallas sanitarias y sus toallitas húmedas, más al fondo estaba su preciada cajita, aquella en la que guardaba, lo que para ella era su prenda más preciada, su distintivo del club, su secreto mejor guardado, aquel del que nadie tenía conocimiento de su existencia. Saco la cajita, cerro el cajón, puso su cajita encima de la cajonera y la abrió; ahí estaba su tanga rosa muy bien guardada, limpia, oliendo a lavanda, cuidadosamente lavada a mano por ella misma y muy bien doblada.
Tomó la tanga en sus manos, la desdoblo cuidadosamente, la abrió de la cintura y sus ojos se iluminaron cuando vio en su interior aquel nombre que tanto la excitaba, su vagina volvía a humedecerse, esta vez su clítoris quería salir desde el interior de sus labios vaginales. Se llevó aquella prenda hacia el rostro para poder olerla y al hacerlo sintió en sus antebrazos que al hacer contacto con sus pechos, sus pezones ya estaba duros, esa sensación sumada al aroma agradable de su prenda íntima terminaron por despertar toda su excitación.
De inmediato despejo todo de encima de la cajonera, su reloj lo guardo en el cajón de al lado del de su ropa interior, su Smartphone lo puso en la función de grabar video y lo colocó encima de su escritorio con la cámara apuntando encima de la cajonera, y finalmente su cajita fue lo último que se quedó encima de la cajonera pero a un costado dejando el resto de la superficie de la cajonera despejada. Rápidamente y con agilidad se sentó así desnuda como estaba encima de la cajonera y sonrío a la cámara de su Smartphone, pero de pronto recordó algo y no sabiendo que hacer se bajó de la cajonera, había olvidado un par de detalles sumamente importantes que había preparado noche antes precisamente para hoy.
Fue a su ropero y sacó una blusa tipo camisa que había dejado ahí bien limpia y planchada noche antes, era una blusa con botones delanteros, bolsillos en ambos lados a nivel de los senos y en uno de ellos la inscripción de un restaurante de comida rápida. La otra cosa que había olvidado era cubrir su excitada vagina poniéndose la tanga, quiso ponérsela de inmediato pero no recordaba donde la había dejado, miró hacia la cajonera y no estaba, alargo la mirada hacia su cajita y vio que tampoco estaba ahí dentro, se sintió un poco confundida y no entendía como podía haberla perdido de vista tan rápidamente, entonces dio media vuelta y ahí fue que volvió a respirar tranquila y se puso contenta sonriendo al ver que había quedado encima del escritorio, justo al lado de su Smartphone y lo que más le gustaba es que la inscripción del nombre que guarda la tanga en su interior había quedado al descubierto completamente.
Con la blusa en las manos se dirigió nuevamente al escritorio, ahí mientras reiniciaba la grabación del video, se puso la camisa, dejándola abierta por delante pero cubriendo lo suficiente sus senos dejando al descubierto en medio de sus pechos, el centro de su abdomen, su ombligo y finalmente ahí abajo, su excitada vagina. Pero esta vez no iba a dejar al descubierto su húmeda vagina, así que agarro su tanga rosa y procedió a ponérsela, mientras se la ponía levantando una pierna primero y luego la otra, repasaba mentalmente lo que tanto había planeado minutos antes en su cama para que así ya nada se le olvidara. Cuando ya tenía la tanga puesta entre sus piernas y antes de subírsela, miró una vez más aquel nombre que iba a ir a dar directamente a su vagina, se sonreía sintiendo una agradable excitación, aquella que sentía todos los martes mientras iba camino a su trabajo y sentía que era portadora de aquel distintivo que la hacía parte de un grupo de chicas que cada martes usaban su tanga rosa con aquel nombre pegado a sus vaginas, aquella excitación de todos los martes que sentía cada vez que iba al baño y se bajaba las bragas y tenía la oportunidad de ver ese nombre en medio de sus bragas con una manchita de sus flujos que se iba acrecentando conforme pasaba el día.
Ya tenía todo listo, así que volviendo a poner la cámara de su Smartphone con dirección a su cajonera, volvió a donde estaba sentada, es decir a poner sus glúteos desnudos encima de la cajonera, pero esta vez sintiendo en medio la delgada tela de su tanga, desde ahí miraba muy contenta hacia la cámara de su Smartphone, su expresión a la vez era de ternura, pero sobre todo en sus ojos la excitación que la invadía por dentro se acrecentaba haciéndose evidente. Con toda soltura empezó a tocarse los senos poniendo sus manos encima de su blusa cubriendo los bolsillos de ambos lados, con ambas manos sujetaba muy bien sus redondos senos, los apretaba moviendo los dedos a su alrededor, fue moviendo las manos sugestivamente hasta juntar los dos pechos al medio junto a su blusa, se apretaba de una manera tan excitante los senos que sus pezones terminaron despuntando para que finalmente los fuera apretando con sus dedos sobre los bolsillos de la blusa. Juntando todos sus dedos alrededor de sus pezones empezó a tocárselos sin descanso, en su rostro se reflejaba su creciente excitación, movía la boca como si estuviera jadeando pero en silencio, hasta que soltó todos sus dedos de sus pezones, pero a cambio con ambas manos se llevaba los senos al centro apretándolos con fuerza, cada vez que sus senos se juntaban en medio, miraba a la cámara con una sonrisa de satisfacción y separaba muy bien las piernas para que quede al descubierto su tanga.
Sus piernas eran excitantes, sus muslos se veían carnosos y ella no paraba de tocarse los senos encima de la blusa, una vez más volvió a tocarse los pezones juntando sus dedos alrededor de ambos, luego bajo sus manos por su abdomen relajado, sintió su ombligo en medio recorrido pero sin demora bajo ambas manos hasta el centro de su vagina, ahí donde estaba su vagina y aquel nombre en el reverso de la prenda empezó a frotarse deliciosamente y sólo como ella sabía hacerlo, se relamía los labios al hacerlo, como disfrutando de su manoseo, con una de sus manos empujaba la tanga hasta adentro removiendo los dedos, eso la excitaba hasta tener que contener el gemido. Para calmarse un poco volvía a tocarse los pezones con los dedos no importándole que le queden todo arrugados los bolsillos de la blusa.
Luego agarró los lados de la camisa y procedió a quitársela, al hacerlo sus carnosos senos salieron hacia afuera y sus pezones oscuros despuntaron notoriamente, sus piernas se mantenían abiertas. Y finamente cuando terminó de sacarse la blusa, como una demostración de su acelerada excitación azotó la camisa hacia abajo, luego acomodó su melena a un costado sobre uno de sus hombros, primero agarró uno de sus senos y después el otro, y cuando ya tenía ambos senos en las manos, volvió a tocar sus pezones, esta vez con un par de dedos de ambas manos, pero rápidamente se los soltó y volcó su atención a uno de sus pechos, lo sujetó con ambas manos y se lo llevó a la boca, apuntando su pezón hacia arriba donde su boca ya lo esperaba para lamérselo. Entonces una vez que ya tenía bien agarrado su pecho con ambas manos, se puso a lamer su pezón con dedicación, con una excitación que sólo su lengua conocía y con unas sedientas ganas que sólo ella entendía, se excito tanto al hacerlo que termino juntando sus piernas al centro, y luego soltó su seno.
Dejó aquel pecho pero fue solamente para volverse a tomar ambos senos con ambas manos, los masajeo deliciosamente con los dedos por encima y por debajo de sus pezones, miró a la cámara y seguramente pensando que no había sido suficiente la lamida que le había hecho a su pezón, volvió a tomar el mismo seno haciendo despuntar su pezón hacia arriba y agachándose un poco saco la lengua para lamérselo unas cuantas veces más, su melena cayó encima casi cubriendo lo que le estaba haciendo con su lengua a su pezón, así que se detuvo, dejó su seno y acomodó su melena hacia atrás, se tocó el otro seno, lo masturbo un poco, así como había hecho con su otro seno, se lo llevo a la boca con ambas manos y se lo lamio con la misma dedicación que había lamido el otro, su lengua pasaba una y otra vez encima de su pezón despuntado hacia arriba, en su lengua podía sentir el bordeo mismo de su pezón, repasaba muy bien ese borde haciendo círculos alrededor con su lengua.
Al concluir con esa espectacular lamida de su pezón, paso a cruzar los brazos sobre sus pechos y un par de veces masajeo sus pezones como queriendo jalarlos un poco más hacia afuera, eso de jalar sus pezones era algo que a ella le encantaba, pero aun así y cumpliendo con lo que ella había planeado hacer esa mañana, dejo por la paz sus senos, deslizó sus nalgas encima de la cajonera hasta bajarse de ella, y una ves de pie comenzó a bajar su tanga de una manera muy sensual, deslizando los costados de su tanga por sus ardientes caderas, rápidamente sus nalgas quedaron descubiertas y fácilmente su tanga se deslizó hasta abajo dejándola completamente desnuda delante de la cámara de su Smartphone.
Con un hábil movimiento de pies se deshizo de su tanga, su pubis descubierto dejaba ver unos pelitos recientemente crecidos que dejaban que se marcara con notoriedad la línea de su vagina en el centro, sus majestuosos senos se alzaban más arriba, sus rodillas y sus muslos se movían mostrando un leve temblor que revelaba toda su excitación y todo ese placer que estaba sintiendo por cada una de las cosas que estaba haciendo.
Volvió a sentarse, pero esta vez jaló con una mano el asiento de su escritorio para posarse desnuda y con las piernas bien abiertas, no tardo en invadir su vagina con una de sus manos, pronto, su excitación fue tal que comenzó a gimotear, mientras su mano sobre su vagina hacia la tarea de masturbarla agitando ágilmente sus labios vaginales, uno de sus dedos, el del medio, se adentraba entre sus labios vaginales y removía más profundamente su vagina, ese manosea sobre su vagina era imparable, sus gimoteos pasaban a gemidos, encima de su dedo se segregaba toda esa humedad que venía directamente del interior de su vagina, y ella ya empezaba a meter todos sus dedos dentro de sus labios vaginales, se tocaba cada vez más abajo, su otra mano pasaba sobre uno y otro de sus senos mimándolos. Y dándoles unos toques exquisitos, pasaba de un seno al otro tomando cada uno de ellos con toda su mano, extendía su palma y sus dedos tratando de abarcar lo más posible de sus senos, a momentos se tomaba los senos desde abajo, los masajeaba hacia arriba y terminaba sujetando sus pezones, y así continuaba su recorriendo hacia uno y otro pecho.
Pero su mano en su vagina hacia la mejor parte, a momentos parecía que un par de sus dedos entraban hacia el interior de su vagina y ella se los clavaba haciendo un movimiento intenso, luego se los sacaba y procedía nuevamente a aventurar su dedo del medio entre sus labios vaginales para tocarse en círculos, seguramente abarcando en cada roce no sólo los costados del interior de sus labios vaginales sino también abajo su entrada vaginal ya dilatada, y arriba su clítoris ya despuntado y duro, ese manoseo circular la ponía más ansiosa y volvían a perderse un par de sus dedos hacia abajo y hacia el fondo. Penetraba su vagina, en cada incursión sus dedos se perdían cada vez más adentro y sus gemidos de placer ya eran inevitables, su otra mano no paraba de circular entre sus senos y termino con una sonrisa de alegría y satisfacción en los labios.
Para concluir con aquella su masturbación, tomó su tanga del piso, al hacerlo se agacho y sus senos redondeados se fueron con su peso hacia abajo, sus pezones apetitosos aun demostraban su dureza, cuando ya tenía la prenda entre sus manos, la acomodó de tal manera que, poniendo el nombre al frente, doblo los costados y el resto hacia atrás, y llevo ese nombre en su tanga hacia su vagina, con ella se limpió toda la excitación que había salido en forma de secreciones del interior de su vagina, restregó muy bien entre su labios vaginales la prenda, se limpió toda con ella, y luego se la llevo tal cual a la boca, disfrutando de todos esos flujos pasándolos encima de su lengua, lo hacía como si aquel nombre empapado de sus fluidos fuera una devoción y una exquisitez para ella, a medida que lo hacia la prenda se fue desdoblando entre sus manos y quedo extendida, a la vez sus piernas quedaron bien abiertas. Y finalmente se quedó con la prenda suspendida entre sus dientes.
Luego de apagar la cámara de su Smartphone, llena de energía y buen humor procedió a limpiarse para quitar de su piel toda huella de su excitación y a dejar limpiecita su tanga, para continuar disfrutando de su excitante martes.
Casi una hora y media más tarde, y después de haberse arreglado apropiadamente, salía de casa con una enorme sonrisa en los labios que dejaba ver sus dientes, llevaba puesto su uniforme de trabajo y debajo infaltablemente y como cada martes su tanga rosa, como distintivo del club al cual pertenecía, bajaba ágilmente y con un elevado entusiasmo los escalones que daban a la calle, caminaba con mucha confianza, iba por la calle, sentía su prenda íntima ahí abajo, en su mente estaba muy presente el nombre que tenía cubriendo su vagina y se sonreía guardando para sí misma la complicidad de solo ella saber lo que traía puesto sin que los que iban y venían a su alrededor se lo imaginaran siquiera. Así llena de vitalidad llego a su trabajo y empezó laboriosamente su jornada en aquel restaurante de comida rápida en el que trabajaba.
Transcurrieron las horas, y ya casi había acabado la hora del almuerzo, que era el horario más concurrido en el restaurante y la de mayor trabajo para ella y sus compañeras de trabajo, mientras acomodaba unos tickets de pedidos recién despachados recordaba que minutos antes, mientras pasaba entre las mesas llenas de clientes con sus bandejas de comida, una de sus compañeras de trabajo le había hecho notar que traía los bolsillos de su camisa arrugados, y ese recuerdo le produjo una emoción que se mezclaba con recuerdos matutinos y una risita por demás delatora. Pero en ese momento tuvo que cambiar de semblante, pues una de las clientes que había acabado de entrar se acercaba al mostrador.
La atendió como era debido, la muchacha que se acababa de acercar al mostrador era casi de su misma edad y era una muchacha un poco acelerada tanto en su forma de hablar como en sus movimientos, traía el móvil en la mano y unos libros universitarios en el antebrazo, algo a lo que ella que la atendía no le dio mayor importancia. Le hizo el pedido y le pidió que se acomodara en una de las mesas, diciéndole con una sonrisa en los labios que en seguida le iba a traer su almuerzo, entonces la joven se alejó del mostrador dirigiéndose a una de las mesas.
Mientras, ella preparaba la bandeja en la que iba a llevarle su pedido, ponía el servilletero y el refresco que había elegido la clienta, y al mismo tiempo le pasaban de la cocina lo que había pedido. Cuando ya tenía la bandeja lista se dirigió a la mesa en la cual la clienta se había acomodado. En eso la jovencita se encontraba digitando su móvil sobre la mesa, cuando se dio cuenta que ella ya se acercaba con su almuerzo, repentinamente y con esa manía acelerada que tenía decidió cambiar de mesa, y con una mano le indicó otra de las mesas para que le ponga ahí su pedido, entonces se levantó de su asiento, tomó sus cosas apresuradamente casi queriendo ganarle en la acción de llegar a la otra mesa a ella que le traía su almuerzo, y en eso cae accidentalmente uno de sus libros al piso, mismo que va a dar muy cerca de los pies de ella que se queda inmóvil esperando con la bandeja en sus manos. Un poco ruborizada pero sin perder su acelerada forma de hacer las cosas la jovencita se apresura en ir a recoger su libro, para hacerlo se pone de cuclillas y de espaldas hacia ella que aun aguarda con la bandeja en las manos para poder dejársela en la mesa.
En eso ella se da cuenta que aquella jovencita también trae una tanga rosa que se deja ver por detrás saliendo de su pantalón, se pregunta en sus adentros si se tratara de otra chica del club de las bragas rosa que al igual que ella trae su distintivo puesto, se sonríe, se llena de excitación por dentro, sus bragas se le mojan, casi no puede creerlo; el no saber si está o no en frente de otra de las chicas de su club la aturde, no sabe cómo controlarse ahí parada con la bandeja en las manos, pero siente que la probabilidad es grande, y que el hecho de que esa jovencita también traiga en su prenda íntima el nombre que ella también tiene inscrito, sería una verdadera suerte y coincidencia piensa ella, se siente extraña ante esa gran posibilidad y no sabe cómo reaccionar. La jovencita termina de tomar su libro del piso, se incorpora y se acomoda en la mesa que había elegido a último momento, mientras se va sentando se arregla el pantalón y se da cuenta que su tanga ha quedado arriba, se sonríe porque supone que la chica que la atiende la vio, pero no supone nada más, acomoda sus libros y su móvil a un costado para permitir que ella le ponga la bandeja en la mesa.
Cuando ella se aproxima con la bandeja para ponérsela enfrente se da cuenta que la jovencita tiene los ojos pegados en los bolsillos de su blusa, y piensa que quizá ha notado que trae la camisa arrugada precisamente de esa parte que cubren sus senos o que quizá solo está fijándose en sus senos, pero de ser así que se está fijando en lo arrugado de los bolsillos de su camisa, ella quisiera decirle lo mismo, que trae la camisa arrugada de esa parte que cubre sus senos, pero lamentablemente la jovencita ahí sentada delante de ella, aunque trae una tanga rosa y una blusa tipo camisa, trae también un blazer encima. Así que ella, después de dejarle la bandeja, se retira sin decir nada.
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