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Nuestra mayor perversion......es un secreto P.-Final

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Apenas tuvimos el consolador en nuestras bocas ella me tomó por la nuca con una mano y me atrajo hacia el centro, el consolador entro a mi boca ocupando su interior por completo y por poco me atoro con mi saliva al sentir el borde de ese consolador acercándose a mi garganta, por lo que agarré el consolador y me lo saqué un tanto de la boca, ella me miraba, mientras tanto apenas y humedecía el otro extremo del consolador con sus labios, chupaba minuciosamente el borde y luego pasaba sus labios por uno de los costados del consolador yendo y viniendo, hizo eso un par de veces para dejar húmedo el consolador, y luego, abriendo bien su boca dio una buena chupada sobre el consolador y casi llego a metérselo hasta la mitad enseñándome como ella lo hacía, no quise quedarme corta y metí el resto del consolador en mi boca, logré meterme la otra mitad del consolador abriendo bien la boca, ella volvió a sujetarme de la nuca y juntas nos pusimos a chupar ese consolador metiéndonoslo hasta casi alcanzar nuestras gargantas, nuestras bocas iban y venían sobre el consolador hasta encontrarse en medio, el consolador se perdía al interior de nuestras bocas y luego salía cuando soltábamos un poco, nuestras chupadas eran imparables, nuestras bocas iban y venían a ambos lados del consolador. Nuestra abundante baba chorreaba y ya se había lubricado abundantemente el consolador por ambos lados, entonces lo soltamos y lo sacamos de nuestras bocas. Ella al soltarlo dejo chorrear su baba por su mentón y escurriéndose cayó hasta uno de sus pechos, paso por su pezón y aquella baba espesa asemejaba en su teta una gota de leche que al igual que de mis pechos, empezaba a salir.
Volvimos a juntar nuestras bocas, esta vez sin consolador de por medio, mi lengua lamio su labio inferior y lo condujo entre mis labios, chupe ese su labio, su respiración entrecortada me llegaba desde arriba, ella me miraba con sus ojitos de boba excitada y me correspondió chupando también mi labio, jugábamos con nuestras bocas, yo le ofrecía mi lengua y ella la chupaba juntando la punta de sus labios, chupaba mi lengua recogiendo un poco de la humedad de mi boca. Yo me concentraba en chupar sus labios, se los jalaba levemente al hacerlo, en especial el de abajo, ella cerró los ojos y recibió mis besos en sus labios entrecerrados, el aliento se le iba, y al final dejamos el juego de nuestras bocas.
Ella se repuso de su letargo y abrió los ojos, se acomodó mejor y movió los hombros, se mantenía sonriente y arreglaba su pelo para que quedara toda su melena en la espalda, yo recogía los consoladores y despejaba la alfombra para que nos pudiéramos acomodar. Me puse de rodillas, mi rostro quedo al nivel de su provocativo sexo, desde ahí me llegaba el aroma de su vagina, le separé un poco las piernas y toqué uno de sus muslos muy próximo a su entrepierna, un calor agradable se desprendió desde su genital, acaricié un poco más esa entrepierna y luego saqué la mano para tocar su muslo por la parte de afuera, mi intención era que se volteara así que se lo pedí, y ella así lo hizo, se dio la vuelta y me expuso sus dos nalguitas juntas, ese culo firme y redondo me encantaba, así que me di el gusto de darle un par de palmaditas, una en cada nalga a lo que ella respondía metiendo el culo y sacando su sexo hacia adelante. Posteriormente bajé mi mano casi al nivel de donde doblaba su pierna y le pedí que se arrodillara, ella sin voltearse se puso de rodillas junto a mí y se acomodó con las piernas abiertas, al hacerlo sacaba el culo y sus nalgas quedaron separadas. Se puso cómoda acomodando sus piernas, sus muslos se presionaban hacia abajo alcanzando a hacer contacto con sus pantorrillas, y así quedaron totalmente abiertas, enseñándome su ano y también su entrada vaginal, que rodeada por sus carnosos labios vaginales había quedado ligeramente abierta, desde ahí podía ver su raja entera, como esos labios vaginales se juntaban en medio hasta perderse donde se encuentra escondido su clítoris, sus labios vaginales tan rojizos y tiernos eran realmente atrayentes, y es que la vagina de mi hermana era tan excitante que no tarde nada en dejarme tentar por tocarle. Y así fue que le metí una manoseada por toda la raja, sentí un cosquilleo en mi propio sexo al sentir sus carnosos labios vaginales en toda mi mano, su piel era tan suave y ligera que realmente disfruté de pasarle la mano por toda la vulva. Luego se la solté y tomé nuevamente el consolador, me junte más a su costado, mi muslo rozaba el suyo y la tome por las nalgas.
Las nalgas de mi hermana como de toda jovencita de su edad eran redondas y firmes, a mí me gustaba acariciárselas, me gustaba lamerlas pero sobre todo me gustaba acomodarme en medio y ocuparme de su ano. Sus nalgas abiertas hacían que la piel de su ano se dilatara espontáneamente, así que el fondo de su ano podía verse desde afuera fácilmente, puse mi mano encima y cubrí su ano, al apretar ligeramente mis dedos noté como podían entrar a su interior sin mucho esfuerzo, pero no era esa mi intensión sino pasarle el consolador por entre las nalgas rozando toda esa piel arrugada que rodea su ano. Y así fue como se lo hice yendo y viniendo con el consolador sobre su ano; llegando a rozar incluso aquella piel que separa su ano de su vagina, eso seguramente le producía cierto cosquilleo y la estimulaba, haciendo que ella misma mueva sus nalgas para frotarse más con el consolador que tenía en medio, además que me miraba volteando la cabeza con esa su sonrisa radiante que manifestaba el gusto que sentía. Cuando ya termino de menear las nalgas, agarré firme el consolador apuntando uno de los bordes hacia su ano, hice un poco de presión para que entrara hacia adentro pero su ano al parecer no quería recibirlo pues no paso de la entrada, le di un par de nalgadas para que aflojara su esfínter pero ni así cedía el culo, me percate que era cuestión de lubricación para que resbalase hacia adentro, entonces retirando ese borde del consolador de su ano me lo lleve a la boca, le di una buena chupada a modo de lubricarlo y volví a ponérselo en el borde del ano, esta vez sí empezó a abrirse y suavemente comencé a introducirle el consolador, el borde ya había entrado dentro de su ano, entonces afiancé el consolador agarrándolo firme con mis dos manos e introduje un poco más hacia adentro, ella empezó a agitarse y a lanzar unos gemidos pausados, sus nalgas se mecían levemente conforme encajaba más el consolador dentro de su ano, y me gustaba ver como su ano se dilataba a medida que recibía más el consolador en su interior. Con cada metida que le hacía más adentro, su esfínter se cerraba alrededor del consolador y luego se soltaba para que siguiera metiéndole. De entre sus nalgas salía y entraba aquel objeto, entonces con deseo deslice una mano sobre su culo hasta que junté sus nalgas en medio para que el consolador quedara aprisionado y con mi mano continúe agitando sus nalgas para que lo sintiera tanto dentro de su ano como rozando sus nalgas justo en medio. La mantuve así un rato, luego la solté.
Cuando ya había recibido más o menos la mitad de ese enorme consolador dentro de su ano y como veía que aun podía caberle el resto, coloqué una de mis manos al otro extremo del consolador y comencé a empujarlo muy lentamente con la palma de mi mano, haciendo presión para que se introdujera dentro de su ano. Por un momento deje de hacer presión sobre el consolador, entonces su esfínter se soltó y el consolador empezó a salir fuera de su ano, pero lo retuve y nuevamente con mi mano se lo metí hasta adentro, esta vez hice que se metiera hasta quedar afuera solamente la punta del otro extremo del consolador y con un poco más de presión de mis dedos, todo el consolador le entro en el ano.
De su ano dilatado apenas se distinguía el borde del consolador como un tapón que cubría el orificio y ahí se lo dejé, pero la muy viciosa lo quería todo hasta adentro, así que por su propia mano lo introdujo con sus dedos hasta que el consolador se perdiera por completo en el interior de su ano, era increíble como ese enorme consolador podía caberle completo ahí dentro y como su ano podía cerrarse sin dejar rastro del objeto, solamente en el ano de mi hermana era eso posible.
Luego tomé el otro consolador,…
Luego tomé el otro consolador, que era más corto y de un solo borde, éste se lo puse entre las piernas apuntando hacía su entrada vaginal, ella acercó su vagina y yo con un par de dedos introduje fácilmente el borde de ese consolador en su entrada vaginal, luego deje que ella hiciera el resto yo solo sostuve el consolador pegado a la alfombra, ella sola se balanceaba sobre el consolador y éste le cabía perfectamente dentro la vagina, entraba y salía de su interior deslizándose con total soltura. Sus jugos vaginales dejaban lustroso el rededor del consolador conforme salía y entraba de su vagina. Esa vagina tan excitante, tan abierta, me dejaba ver como entraba y salía de su orificio aquel consolador y a momentos me permitía ver dentro de su orificio mientras ella montaba sin descanso sobre el objeto en cuestión, del gusto que me causaba la bese en el brazo muy cerca del hombro, ella me miraba sonriente y dirigía sus ojos hacia abajo como invitándome a que siguiera viendo el espectáculo de su vagina clavándose en el consolador. Mi hermana movía el pelo hacia un costado, abría la boca gimiendo y sacudía el culo clavándose el consolador en su vagina, se estremecía y lentamente iba bajando la intensidad de sus penetraciones y ya no movía con tanta intensidad sus nalgas. A lo así su ano empezó a relajarse y comenzaba a salir el consolador que tenía enterrado en su interior, gradualmente se dejaba ver primero el borde, como un tapón que cubría desde adentro su entrada anal y expulsaba hacia adelante la piel fruncida del borde de su ano. Se ponía a expulsar el consolador de su ano haciendo un poco de fuerza y cuando el borde de aquel consolador se dejó ver completamente fuera, el resto salió resbalando del interior de su ano, con su propio peso ese enorme consolador se deslizo hacia abajo recargándose sobre el otro consolador. Sin embargo, y después del último esfuerzo que hizo se puso a derramar unos finos chorros de pis que fueron a dar sobre los dos consoladores y yo le dije: “Sí, realmente eres una sucia” y luego me quede mirando como ella se sonreía del gusto al escucharme decirle eso.
Ambos consoladores resultaron mojados con sus chorros de pis. Su ano quedo dilatado y le palpitaba, abriéndose y cerrándose como la boca de un pescado. Después de darle unas cuantas palmadas más en las nalgas, volví entre sus piernas y tomando sus labios vaginales entre mis dedos le dije: “¿Por qué no terminas de orinarte?” y removí sus carnosos labios vaginales para excitarla y así se volviera a orinar sobre la alfombra y los consoladores que aún se mantenían bajo su vagina, me había puesto tan próxima a sus genitales que desde ahí podía ver no solo el interior de su vagina, sino también su uretra que parecía dilatada y carnosa, tenía como una corona de piel a su alrededor y se mantenía humedecida por el chorro de pis anterior pero también por su excitación. Comenzaron a salir los chorros de pis que tras dispararse como una cascada iban a perderse encima de la alfombra, de inicio más allá de los consoladores pero conforme el chorro disminuía llegaba a mojar los consoladores, ver la meada de mi hermanita me excitaba tanto que yo misma me tocaba, y sin aguantarme las ganas que tenía de probar su meo, cuando acabo de chorrearse me acerque a limpiar los alrededores de su uretra con mi lengua y al mismo tiempo tome ambos consoladores y también me puse a lamerlos y chuparlos, me encantaba sentir el sabor de mi hermanita con ese su aroma tan penetrante que quedaba impregnado en mi lengua, a lo así seguí lamiendo esos consoladores y se me unió ella poniéndose a lamer sus meos a mi lado, nuestras bocas se encontraban y se juntaban conforme lamiamos esos consoladores, recorríamos esos consoladores con nuestras lenguas, los dejábamos limpios de todo rastro de sus meos, y terminamos regalándonos unos besitos.
Luego yo me acomodé de espaldas sobre la alfombra, con las rodillas flexionadas y las piernas separadas, encima vino ella que se acomodó por un costado mirando mi vagina expuesta. Prácticamente se metió entre mis piernas y puso su mano encima de mi vagina, frotaba con sus dedos mi raja, eso hizo que de inmediato mi clítoris despuntara y mis labios vaginales florecieran, pasaba intensamente su mano por toda mi vagina y al llegar a mi orificio no dudaba en meterme sus dedos dilatando mi entrada, luego los sacaba frotando toda la parte de en medio de mi raja, pasando con sus gloriosos dedos por encima de mi uretra hasta alcanzar mi clítoris, donde prestaba especial atención frotando con la yema de sus dedos en forma circular, mi clítoris resbalaba y se perdía entre esos dedos y mi humedad, sentía tan sensible y tan hinchado aquello que me estaba quemando por dentro, pero ella no dejaba de manosearme y después de hacerme eso bajaba su mano por entre mis labios vaginales, llegaba otra vez a mi dilatada y húmeda entrada vaginal y volvía a enterrarme sus dedos, penetraba fuerte, yo podía sentir sus dedos ahí dentro y eso me causaba una ola de placer interior, una ola que sacudía mis entrañas, me hacía estremecer y terminaba desbordando mi vagina en una tremenda descarga de secreciones que se iban a derramar sobre la mano de mi hermana. Aprovechando toda esa mi humedad en su mano ella juntaba todos sus dedos en medio y me los metía en el coño, mi dilatada vagina no se resistía, recibía todos sus dedos, con eso me hacía gemir descontrolada y presionaba su mano sobre mi vagina para que siguiera dilatándose y metía más adentro sus dedos juntos, mi vagina para recibir sus dedos se abría ahí dentro. Y sin mucho esfuerzo ella metía su mano en mi vagina, yo separé más mis piernas para recibir toda su mano ahí dentro, de mi vagina no dejaban de segregar fluidos que empapaban su mano y la dejaban resbalar con facilidad en mi interior. Mi vagina ya era suya, yo sentía que con cada movimiento que hacía de su mano mi vagina se abría por dentro, ella hurgaba dentro de mi vagina, manejaba a voluntad su mano ahí dentro, revolvía y frotaba las paredes de mi vagina, iba y venía haciéndome sentir más que excitada con su mano.
Dejó de mover su mano ahí dentro y se acomodó mejor a mi costado para acercarse con una de sus tetas a mi vagina, sin sacar su mano de mi entrada vaginal asomo su teta por encima, con su otra mano tomo su pecho y ajustándolo dejo que despuntara su pezón para ponerlo encima de mi hinchado clítoris, cuando sentí llegar su pezón sobre mi clítoris me vino una sobre excitación incontrolable que me puso a mover mi vientre y mis caderas, quería que su pezón rozara por encima de mi clítoris. Y me meneaba, y ella también movía su dorso para pasar con su pezón encima de mi clítoris, aquello me puso muy excitada, mis pezones endurecieron, mi abdomen se puso rígido, arquee mi espalda, eleve las nalgas, y me solté en un gran orgasmo sobre su mano, gritaba de placer como una loca y más rozaba su teta sobre mi vagina y más me venía sobre su mano, quede exhausta sobre la alfombra.
Volví a sentir el cuerpo de mi hermana que ahora descansaba encima del mío, su mano aún no había salido de mi vagina, la sentí ahí dentro cuando ella volvió con sus fricciones al interior de mi vagina, agitaba su mano hacia adentro y hacia afuera sin parar, me estaba dando una buena masturbada, pero no era solo eso. Con su boca busco mi raja, lamio por arriba de mis labios vaginales, eso me volvía a poner muy excitada, sentir su húmeda lengua acometer encima de esa piel tan sensible me producía un cosquilleo profundo, su mano y su lengua no paraban de restregarse tanto dentro como fuera de mi vagina. Yo sabía que a mi hermana aparte de mamar mis tetas llenas de leche algo que también le gustaba era lamer y degustar mi uretra, así que rápidamente la sentí concentrar sus lamidas ahí, con su mano empujaba por dentro hacia su boca la zona de mi uretra, eso me produciría un nuevo orgasmo, conforme ella iba lamiendo y a la vez invadiendo mi vagina con su mano mi cuerpo empezó a temblar, mi uretra se puso sensible, parecía que se ponía flácida la piel a su alrededor y sentía que aquel pequeño orificio se ensanchaba, temía terminar orinándome en la boca de mi hermanita, pero por suerte no fue eso, sino una excitación descontrolada que venía desde mis entrañas y me hacía perder el control de mi propio cuerpo dejándome librada a la boca de ella sobre mi uretra y a su mano dentro de mi vagina, me perdía conmocionada en tanta excitación, me quemaba por dentro, mi cuerpo convulsionaba con cada embestida de su mano y su lengua, me producía una furia tal que mis gemidos desgarraban mi garganta, no paraba de gritar, de moverme hasta que me vino el orgasmo y solté mi cuerpo.
P.D. Aquí les dejo un adelanto de la parte 5 que no te compartiré por ahora conejita:
Saco el consolador de su boca y me lo ofreció, como ya estaba lubricado por su boca lo lleve directo a mi vagina, luego me miro y miro como masturbaba mi vagina y me ofreció el consolador que acababa de sacar de su coño, yo lo tome, le di una chupada y como ya tenía el otro consolador ocupando mi vagina lo lleve hasta mi ano para hacerme una doble penetración, mientras mi hermana disfrutaba de verme hacerlo. 

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