Me miraba al espejo, mis pechos se veían enormes, por la leche acumulada en ellos para amamantar a mi nena, los pezones por su tamaño sobresalían bajo mi blusa, veía mis caderas que se habían ensanchado y afirmado mas, mis faldas la abarcaban con dificultad ya que sentía se habían agrandados mas, me dolían los pezones, no se si era por la carga que llevaban o por la falta de caricias, mi entrepierna se me humedecía y sentía cosquilleos en ellas, instintivamente una de mis manos fue hacia mi entrepierna, subiendo la falda que en esos momentos vestía, hasta llegar mi mano a la delicada tela de mi tanga, acariciando fortuitamente mi entrepierna para entregarme a mis sensaciones, reaccioné al escuchar el llanto de mi nena, fui a lavarme y dedicar el tiempo a ella.
Mientras amamantaba a mi bebé, mi mente repasaba la noche anterior en que acercándome ami esposo reclamaba sus caricias, y obtener su rechazo mi poco , dejándome con las ganas, don Agustín mi vecino maduro y ya habiamos tenido algo ,
Pero mi cuerpo ahora reclamaba lo que le hacía falta, sexo, la parte complementaria de mi ardiente vagina, que no era otra cosa que un pene que llenara ese vacío de mi cuerpo que solo se saciaría con un hombre que me llenara.
El sonido del teléfono me sacó de mis pensamientos, era don Agustín; -hola putita, como estás?- fue su saludo.ya escucharlo me exito
Conversamos de nosotros y me dijo que me visitaría esa noche,como mi esposo no iba a estar no habia problema que me preparara y vistiera sexy que tenía ganas de saborear mi cuerpo, esa llamada despertó de nuevo esas sensaciones de mi cuerpo, y ansiosa esperé que oscureciera para que el llegara.
Lo esperé vestida solo con un ligero vestido de tirantes que tenía, de color rojo; y debajo solo una minúscula tanga de color rojo también, esperé su llamada que llegó casi a medianoche, para acercarme a la parte posterior de su casa, la puerta ya estaba abierta así que entre en el cuarto y ahí me esperaba el, recostado en la cama que había ahí, totalmente desnudo, al verme llegar se levantó avanzando hacia mí, para tomarme entre sus brazos, tomándome de las caderas para besarme, el beso fue largo, lujurioso, queriendo reponer el tiempo que no habíamos estado juntos, ya sus manos recorrían mi cuerpo por encima de mi vestido, y yo ya gemía de pasión, cuando sentí sus manos deslizarse por debajo de mi vestido, hacia mis nalgas una, y la otra hacia mi entrepierna, solo separé mis piernas para que me acariciara a gusto.
Mis gemidos eran ya altos y los jugos que manaban de mi rajadita, denotaban mi entrega, me vine rápidamente solo con las caricias de sus manos, con mis manos me aferraba a sus brazos mientras mi cuerpo se sacudía en palpitaciones y mi boca gemía sintiendo el gozo natural de mi cuerpo.
Don Agustín deslizó los tirantes de mi vestido por mis hombros y dejó caer mi vestido, dejándome en tanga, tomándome de las manos me hizo dar la vuelta y oprimiendo su cuerpo detrás de mí me sobó suavemente los pechos, estos hinchados por la lactancia, pronto empezaron a dejar fluir el líquido amamantador, el siguió con su tarea, parecía que disfrutaba con esto, y la forma en que lo hacía me gustaba. –Qué rica lechita mamita, pareces una vaquita-. Me dijo mientras esa leche salía de mis pechos, teniéndome así de espaldas me hizo doblar y apoyarme en la cama con las manos manteniendo mis piernas sin doblar y separándomelas, haciendo a un lado la tira de mi tanga colocó su verga en la entrada de mi ardiente vagina.
Solo necesitó empujar tantito su cadera para que su verga se deslizara completamente por mi vagina, era tanto la lubricación que tenía que en cuanto lo sentí deslizarse dentro de mí, me empecé a mover al ritmo de sus embestidas, una de sus manos me jalaba de la cadera y la otra pasaba de mis pechos a la parte superior de mi vagina, haciéndome venir rápidamente por segunda vez.
Don Agustín al darse cuenta de mis gemidos más intensos y gritos, me tomó con ambas manos de la cadera para taladrarme dura y rápidamente, haciéndome casi perder el equilibrio.
el sacando su verga de mi entrepierna, me dejó acomodar a mi gusto, me tiré boca arriba y abriendo las piernas y haciendo a un lado yo misma mi tanga esperé que me embistiera de nuevo, apoyándose con una mano en el colchón y con la otra dirigiendo su inhiesta vara hacia mi rajada, se volcó sobre mí, de nuevo su verga me penetró y empezó a sacarme más gemidos de placer, le gustaba oírme gemir y gritar.
-Te gusta putita, te gusta cómo te penetro, como entra mi verga dentro de ti?
-Si, me encanta, cógete a tu putita, soy tu puta, tu perrita, cógeme hasta que te canses, que por eso estoy aquí, para que me hagas totalmente tuya, como tu puta que soy-.
-Sí, pues ponte como una perra, en cuatro para que te coja perrita-.
Saliéndose de mí, dejó que me acomodara de nuevo, y obediente a lo que me decía, me puse como una perra esperando que me penetrara. Su verga se deslizó de nuevo dentro de mí, con mi tanga de lado como a él le gustaba cogerme, me tomó de la cadera para embestirme con fuerza y rapidez, mientras yo enterraba la cara entre las sábanas de esa cama que era mudo testigo de nuestra lujuria.
Entre jadeos y suspiros de placer le contestaba. soy una gran puta, tu puta, para que te sacies con tu perra, cógeme sin piedad, dame tu verga hasta que te sacies, dame por el culo mi vida, penétramelo, hazme sentir que soy tu puta.
Decirle eso lo enardecía más y mas fuerte eran sus embestidas, sacó su verga de mi vagina, para apoyarla en la entrada de mi culo, me lo tallaba entre mi vagina y culo, a lo que desesperada por sentirla de nuevo le urgía: -Ya dámela mete tu verga en el culo de tu puta, hazme sentir tu puta.
La embestida fue a morir, ya que me penetró de un solo envión, su verga se deslizó de una manera rápida y fácil al interior de mis entrañas, y sin dejarme tomar aire empezó a taladrar mi agujero posterior, me embestía furiosamente como me tenía acostumbrada, yo solo gemía, tratando de no gritar del placer inmenso que me proporcionaba, una de mis manos fue a mi clítoris para tocarme con ansias buscando el encuentro con un orgasmo
el se salió de mí, y dándome vuelta me puso bocarriba, alzando mis piernas me las abrió dejando expuesto mi sexo hacia donde apuntaba su verga, esta me penetro nuevamente por mi culo, yo solo lo dejaba hacer, de pronto sentí que mi rajada era invadida, haciéndome salir de mi letargo, alcé la cabeza para ver que me hacía, y me encontré primero con su rostro que me miraba lujurioso, y al bajar la vista, vi como con una de sus manos maniobraba el aparato de goma que usábamos en nuestras sesiones de sexo, pero ahora me penetraba al mismo tiempo con ella en mi rajada mientras su verga me taladraba mi culo.
-Mira como te cojo putita, siente como eres penetrada por dos vergas-.
Mientras decía eso me miraba con lujuria, y su verga y su mano con el consolador de goma me penetraban vigorosamente. –Que sientes perrita, que siente mi putita con sus dos huequitos siendo cogidos-.
- hazme mas puta de lo que soy-.
-Quiero que sientas así pero con dos vergas de verdad perrita, quiero que seas mi putita completa, que dos vergas te penetren al mismo tiempo, quiero entregarte a oros hombres que disfruten de tu cuerpo, quiero ver cómo te penetran, como entra otra verga en tu culo, como le mamas la verga a otros hombres, quiero verte como una puta de verdad, ¿Me vas a dar gusto putita?-
Presa de la lujuria desatada de mi garganta salió lo que él deseaba. –Sí , haré lo que quieras, seré tu puta de verdad, quiero sentir dos vergas al mismo tiempo, que veas como otros hombres me cogen-.
Decir esto y sentir como un gran orgasmo me sobrevenía fue una sola cosa, de mi garganta solo salieron gritos de placer se agitaba bajo el cuerpo de don Agustín, finalmente el se vino dentro de mi culo, bañando mi recto con su semen, mientras se agitaba dentro de mí, emitiendo gemidos de placer, su cuerpo se acosto sobre el mío, y nuestros jadeos se unieron nuestros cuerpos, fue una entrega salvaje, un encuentro por demás esperado para satisfacer la ansia que mi cuerpo reclamaba. Finalmente ya saciada esa sed de placer, mi cuerpo se adormeció al lado de don Agustín, dormité un rato para reponerme.
Había pasado un buen rato, cuando reaccioné, don Agustín estaba al lado mío completamente dormido, me levante buscando mi teléfono para ver la hora, eran pasadita de las 3 de la mañana, mi corazón dio un vuelco, mi marido, pensé, me vestí rápidamente y con sigilo salí de esa casa, me metí a mi casa y con cuidado busqué indicios de su llegada, pero no había nadie, solo mi pequeña hija, respiré con tranquilidad, apresuradamente me di un baño sin mojarme el pelo para que mi marido no se diera cuenta, mi tanga la remoje y la dejé en un cubo remojando con otras ropas para disimular y me metí a la cama, mi cuerpo se sentía satisfecho, 4 orgasmos me habían relajado, mi culo resentía el tratamiento, pero nada como para impedirme dormir, no sé a qué hora llegaría mi marido, solo sé que desperté hasta el amanecer por el llanto de mi nena, que reclamaba su leche, mi marido dormía al lado mío, me paré y mientras le daba mi pecho para amamantarla, no pude evitar un escalofrío al recordar lo que esos pechos habían recibido esa noche.
[/size]Mientras amamantaba a mi bebé, mi mente repasaba la noche anterior en que acercándome ami esposo reclamaba sus caricias, y obtener su rechazo mi poco , dejándome con las ganas, don Agustín mi vecino maduro y ya habiamos tenido algo ,
Pero mi cuerpo ahora reclamaba lo que le hacía falta, sexo, la parte complementaria de mi ardiente vagina, que no era otra cosa que un pene que llenara ese vacío de mi cuerpo que solo se saciaría con un hombre que me llenara.
El sonido del teléfono me sacó de mis pensamientos, era don Agustín; -hola putita, como estás?- fue su saludo.ya escucharlo me exito
Conversamos de nosotros y me dijo que me visitaría esa noche,como mi esposo no iba a estar no habia problema que me preparara y vistiera sexy que tenía ganas de saborear mi cuerpo, esa llamada despertó de nuevo esas sensaciones de mi cuerpo, y ansiosa esperé que oscureciera para que el llegara.
Lo esperé vestida solo con un ligero vestido de tirantes que tenía, de color rojo; y debajo solo una minúscula tanga de color rojo también, esperé su llamada que llegó casi a medianoche, para acercarme a la parte posterior de su casa, la puerta ya estaba abierta así que entre en el cuarto y ahí me esperaba el, recostado en la cama que había ahí, totalmente desnudo, al verme llegar se levantó avanzando hacia mí, para tomarme entre sus brazos, tomándome de las caderas para besarme, el beso fue largo, lujurioso, queriendo reponer el tiempo que no habíamos estado juntos, ya sus manos recorrían mi cuerpo por encima de mi vestido, y yo ya gemía de pasión, cuando sentí sus manos deslizarse por debajo de mi vestido, hacia mis nalgas una, y la otra hacia mi entrepierna, solo separé mis piernas para que me acariciara a gusto.
Mis gemidos eran ya altos y los jugos que manaban de mi rajadita, denotaban mi entrega, me vine rápidamente solo con las caricias de sus manos, con mis manos me aferraba a sus brazos mientras mi cuerpo se sacudía en palpitaciones y mi boca gemía sintiendo el gozo natural de mi cuerpo.
Don Agustín deslizó los tirantes de mi vestido por mis hombros y dejó caer mi vestido, dejándome en tanga, tomándome de las manos me hizo dar la vuelta y oprimiendo su cuerpo detrás de mí me sobó suavemente los pechos, estos hinchados por la lactancia, pronto empezaron a dejar fluir el líquido amamantador, el siguió con su tarea, parecía que disfrutaba con esto, y la forma en que lo hacía me gustaba. –Qué rica lechita mamita, pareces una vaquita-. Me dijo mientras esa leche salía de mis pechos, teniéndome así de espaldas me hizo doblar y apoyarme en la cama con las manos manteniendo mis piernas sin doblar y separándomelas, haciendo a un lado la tira de mi tanga colocó su verga en la entrada de mi ardiente vagina.
Solo necesitó empujar tantito su cadera para que su verga se deslizara completamente por mi vagina, era tanto la lubricación que tenía que en cuanto lo sentí deslizarse dentro de mí, me empecé a mover al ritmo de sus embestidas, una de sus manos me jalaba de la cadera y la otra pasaba de mis pechos a la parte superior de mi vagina, haciéndome venir rápidamente por segunda vez.
Don Agustín al darse cuenta de mis gemidos más intensos y gritos, me tomó con ambas manos de la cadera para taladrarme dura y rápidamente, haciéndome casi perder el equilibrio.
el sacando su verga de mi entrepierna, me dejó acomodar a mi gusto, me tiré boca arriba y abriendo las piernas y haciendo a un lado yo misma mi tanga esperé que me embistiera de nuevo, apoyándose con una mano en el colchón y con la otra dirigiendo su inhiesta vara hacia mi rajada, se volcó sobre mí, de nuevo su verga me penetró y empezó a sacarme más gemidos de placer, le gustaba oírme gemir y gritar.
-Te gusta putita, te gusta cómo te penetro, como entra mi verga dentro de ti?
-Si, me encanta, cógete a tu putita, soy tu puta, tu perrita, cógeme hasta que te canses, que por eso estoy aquí, para que me hagas totalmente tuya, como tu puta que soy-.
-Sí, pues ponte como una perra, en cuatro para que te coja perrita-.
Saliéndose de mí, dejó que me acomodara de nuevo, y obediente a lo que me decía, me puse como una perra esperando que me penetrara. Su verga se deslizó de nuevo dentro de mí, con mi tanga de lado como a él le gustaba cogerme, me tomó de la cadera para embestirme con fuerza y rapidez, mientras yo enterraba la cara entre las sábanas de esa cama que era mudo testigo de nuestra lujuria.
Entre jadeos y suspiros de placer le contestaba. soy una gran puta, tu puta, para que te sacies con tu perra, cógeme sin piedad, dame tu verga hasta que te sacies, dame por el culo mi vida, penétramelo, hazme sentir que soy tu puta.
Decirle eso lo enardecía más y mas fuerte eran sus embestidas, sacó su verga de mi vagina, para apoyarla en la entrada de mi culo, me lo tallaba entre mi vagina y culo, a lo que desesperada por sentirla de nuevo le urgía: -Ya dámela mete tu verga en el culo de tu puta, hazme sentir tu puta.
La embestida fue a morir, ya que me penetró de un solo envión, su verga se deslizó de una manera rápida y fácil al interior de mis entrañas, y sin dejarme tomar aire empezó a taladrar mi agujero posterior, me embestía furiosamente como me tenía acostumbrada, yo solo gemía, tratando de no gritar del placer inmenso que me proporcionaba, una de mis manos fue a mi clítoris para tocarme con ansias buscando el encuentro con un orgasmo
el se salió de mí, y dándome vuelta me puso bocarriba, alzando mis piernas me las abrió dejando expuesto mi sexo hacia donde apuntaba su verga, esta me penetro nuevamente por mi culo, yo solo lo dejaba hacer, de pronto sentí que mi rajada era invadida, haciéndome salir de mi letargo, alcé la cabeza para ver que me hacía, y me encontré primero con su rostro que me miraba lujurioso, y al bajar la vista, vi como con una de sus manos maniobraba el aparato de goma que usábamos en nuestras sesiones de sexo, pero ahora me penetraba al mismo tiempo con ella en mi rajada mientras su verga me taladraba mi culo.
-Mira como te cojo putita, siente como eres penetrada por dos vergas-.
Mientras decía eso me miraba con lujuria, y su verga y su mano con el consolador de goma me penetraban vigorosamente. –Que sientes perrita, que siente mi putita con sus dos huequitos siendo cogidos-.
- hazme mas puta de lo que soy-.
-Quiero que sientas así pero con dos vergas de verdad perrita, quiero que seas mi putita completa, que dos vergas te penetren al mismo tiempo, quiero entregarte a oros hombres que disfruten de tu cuerpo, quiero ver cómo te penetran, como entra otra verga en tu culo, como le mamas la verga a otros hombres, quiero verte como una puta de verdad, ¿Me vas a dar gusto putita?-
Presa de la lujuria desatada de mi garganta salió lo que él deseaba. –Sí , haré lo que quieras, seré tu puta de verdad, quiero sentir dos vergas al mismo tiempo, que veas como otros hombres me cogen-.
Decir esto y sentir como un gran orgasmo me sobrevenía fue una sola cosa, de mi garganta solo salieron gritos de placer se agitaba bajo el cuerpo de don Agustín, finalmente el se vino dentro de mi culo, bañando mi recto con su semen, mientras se agitaba dentro de mí, emitiendo gemidos de placer, su cuerpo se acosto sobre el mío, y nuestros jadeos se unieron nuestros cuerpos, fue una entrega salvaje, un encuentro por demás esperado para satisfacer la ansia que mi cuerpo reclamaba. Finalmente ya saciada esa sed de placer, mi cuerpo se adormeció al lado de don Agustín, dormité un rato para reponerme.
Había pasado un buen rato, cuando reaccioné, don Agustín estaba al lado mío completamente dormido, me levante buscando mi teléfono para ver la hora, eran pasadita de las 3 de la mañana, mi corazón dio un vuelco, mi marido, pensé, me vestí rápidamente y con sigilo salí de esa casa, me metí a mi casa y con cuidado busqué indicios de su llegada, pero no había nadie, solo mi pequeña hija, respiré con tranquilidad, apresuradamente me di un baño sin mojarme el pelo para que mi marido no se diera cuenta, mi tanga la remoje y la dejé en un cubo remojando con otras ropas para disimular y me metí a la cama, mi cuerpo se sentía satisfecho, 4 orgasmos me habían relajado, mi culo resentía el tratamiento, pero nada como para impedirme dormir, no sé a qué hora llegaría mi marido, solo sé que desperté hasta el amanecer por el llanto de mi nena, que reclamaba su leche, mi marido dormía al lado mío, me paré y mientras le daba mi pecho para amamantarla, no pude evitar un escalofrío al recordar lo que esos pechos habían recibido esa noche.
11 comentarios - esto pasa cuando tu marido no te coge