Había llegado septiembre y nunca los días habían tardado tanto en acabar. Que nadie se equivoque, quiero a mi hijo. A parte de por ser mi hijo, me ofreció su hogar y a mantenerme cuando no tenía donde ir, ni dinero ni oficio para conseguirlo, me descubrió un nuevo mundo de placer que nunca, por mi puritana educación, pensaba que disfrutaría tanto. Y además de esto, me enseñó una profesión que mi antigua yo jamás aceptaría.
Pero ahora todo había cambiado. Cuando follaba con mi hijo lo disfrutaba muchísimo, eso jamás cambiaría, pero cuando se iba a trabajar y me quedaba sola, todas las noches me dormía llorando. Se me hacía muy dura la idea de abandonarle, tenía muy claro que quería vivir con mi ángel, pero no podía sacar de mi cabeza la idea de que iba a romperle el corazón a mi hijo. Es cierto que para muchas personas, nuestra forma de entender el sexo les haga pensar que las cosas que hacemos no las hacen personas que se aman. Esas personas no entienden nada. Detrás de los azotes, las escupidas, la sumisión y la humillación había un amor muy fuerte. Nuestras relaciones fuera de los papeles de amo y puta eran muy amorosas y la confianza de dejar tu seguridad en manos de tu amo es algo muy especial.
A las pocas semanas de empezar a planear con Mónica nuestra fuga, empezamos a quedar clandestinamente. Casi todas las noches que mi hijo trabajaba, nos encontrábamos en nuestro piso o en algún lugar lejos de los que podría frecuentar Raúl. Esto era aún peor, me sentía la peor de las traidoras. Pero cuando veía la linda cara de mi ángel y nuestros labios se encontraban todas mis dudas desaparecían.
Guardaba todo lo que ganaba con mis clientes las dos noches a la semana que ejercía en el hotel, vendí parte de la ropa que me había ido comprando y junto con lo que tenía guardado desde que había empezado a trabajar tenía una buena cantidad para que Mónica y yo empezáramos nuestra nueva vida.
Ya estaba todo preparado. Me había puesto en contacto con una inmobiliaria y había dado la fianza para un apartamento en una zona costera de Málaga. Era algo caro, pero Mónica dijo que quería que compartieramos profesión y calculamos que podríamos vivir cómodamente trabajando cada una un día al mes y un día adicional las dos juntas. Además nos habíamos registrado en una web para emitir shows por webcam y a mi me excitaba mucho empezar a emitir con mi ángel.
La noche que nos registramos, estábamos las dos desnudas en mi habitación después de hacer el amor y entramos a ver algunos shows. Nos sorprendió la poca cantidad de parejas de chicas que los hacían, y los que habían se notaba en seguida que no eran pareja, había poca pasión. Además nos parecía ridículo el uso de máscaras o de aceptar chats privados.
Aquella mañana iba camino del estudio de tatuaje de Mónica, quería tatuarme en la parte de atrás de las piernas unos lazos como los suyos, pero rojos en lugar de negros. Por supuesto, eso si se lo había contado a Raúl, aunque no el tatuaje que me iba a hacer, ni que me los iba hacer ella ni lo que signifacaba para nosotras.
Cuando entré en el local y vi a Mónica casi me desmayo. Nunca la había visto así, camiseta de tirantes amarilla sin sujetador, pantalón corto vaquero con algunos rotos, unos calcetines largos que le llegaban casi hasta el trasero con tres franjas de color rosa en la parte de arriba, unas zapatillas rosas con cordones blancos y un gorro de lana rosa. Me puse cachonda sólo de verla. Sonriéndome, me cogió de la mano y me llevó a la habitación donde iba a hacerme los tatuajes. Ya dentró, lejos de la vista de cualquiera, empezamos a devorarnos.
- Menudo modelito, puta.- Le dije.- Tengo el coño húmedo sólo de verte.
- Pues en cuanto te quites los vaqueros para el tatuaje quiero comprobarlo.
- No me provoques aquí que me muero de deseo.
- ¿Por qué no? Aquí nadie sabe que eres mi novia y para lo que me queda de trabajar aquí a lo mejor te provoco para llevarme un buen recuerdo.- Me dijo mordiéndose el labio y pellizcando mi pezón por encima de la camiseta.
- No he visto ningún cliente al entrar, ¿estás sola?
- Por la mañana suele haber pocos clientes, pero Tony, el encargado, ha salido a desayunar. Si te digo la verdad -Me decía mientras desabrochaba mis vaqueros - no me importaría que nos descubriera.
Mi ángel metió la mano por mis vaqueros directa a mi coñito. Desde luego era puro fuego aquella chica, ya empezaba a sospechar que aquella propuesta del tatuaje venía también con la intención de montarnos un trío con aquel chico en el trabajo. En aquellos momentos no me traía la idea de "engañar a mi hijo" más de lo que lo hacía con Mónica, pero deseaba satisfacer la fantasía de mi ángel.Pronto empecé a gemir, presa de sus caricias.
- Parece que era verdad que estabas mojada de verme con esta ropa.- Dijo, sacando su mano y mirando mis fluidos en ella para después empezar a lamer sus dedos.- Aquí yo soy la profesional y si quieres que todo vaya bien debes hacerme caso. Empieza por desnudarte.
Me rei mientras me desnudaba interpretando mi papel en la fantasía de mi novia. Ella se fue desnudando a la par mia, dejándose los calcetines largos, joder menudo efecto de perra adolescente tenía. Me dijo me que sentara en la silla de tatuajes. Yo me senté con las piernas cerradas, sabiendo perfectamente que no era así como quería que me sentara, para continuar nuestro juego. Puso morritos y se sentó a horcajadas sobre mis piernas.
- Ahora tengo que relajarte para el tauaje. - Decía mientras acariciaba mis pezones- Te tengo que pedir que abras esas piernas tan bonitas.- Me besó en los labios y cuando iba a meter la lengua en su boca se alejó de mi. Abrí las piernas y se dejó caer de rodillas. Empezó a acariciarme el coño lentamente y acercó su cabeza empezando a pasar su lengua provocando mis gemidos.
- Joder nena, que buen servicio das.- Le dije mientras acariciaba mis tetas.
Empezó a pasar el piercing de su lengua por mi clitoris mientras hundía y sacaba su pulgar de mi coño. Yo ya estaba chorreando, mis pezones estaban durísimos y sabía que pronto tendría un orgasmo maravilloso.
- ¿Pero qué coño...? Mónica, ¿qué estás haciendo?
Abrí los ojos y vi a un chico en la sala. Estaba tan cachonda y centrada en lo mio que ni siquiera había prestado atención si alguien entraba. Era un chico negro, de cabeza rapada, con una camiseta estrecha que adivinaba un cuerpo bien definido y unos pantalones blancos y cortos que esperaba que albergaran una buena polla, porque en mi estado no pensaba avergonzarme de lo que hacíamos ni dejarle escapar. Estabamos en el juego de Mónica, y el objetivo de aquel juego era follarnos a aquel chico en el trabajo.
- Mónica, no esperaba esto después de dar la cara por ti con el dueño para que te contratara. Señorita- me dijo a mi- tengo que pedirle que se vaya.
- Pero guapo, ¿Vas a dejar que una clienta salga insatisfecha de tu local?- Le dije mientras pellizcaba mis pezones. Agarré la cabeza de Mónica y volví a colocarla sobre mi húmedo coño.- ¿Por qué no cierras la puerta y vuelves a asegurarte de que me vaya contenta?
Vi como un bulto iba apareciendo en su pantalón. Mónica había pasado de estar de rodillas a ponerse a cuatro patas mientras me lamía y Tony no apartaba la vista de aquel coñito rosado. Salió y le oimos echar la llave del local.
- Eres la mejor.- Me dijo mi ángel levantado su cabeza.- Te amo.
Le sonreí mientras volvía a ocuparse de mi entrepierna y Tony volvía a entrar. Empezó a masajear su paquete mientras nos miraba. Cogí a Mónica de la mano y fuimos a por él, puse las manos de Mónica en su pantalones mientras agarraba la cabeza de Tony y la dirigía a mis tetas. Mientras chupaba mis pezones, miré hacia abajo para ver como Mónica mamaba aquella polla negra. No llegaba a las dimensiones del negro que me follé en el Glory Hole, pero desde luego no íbamos a pasar hambre. Le cogí la cara con mis manos y le besé para luego bajar a degustar aquella polla junto a mi ángel. Cuando me puse de rodillas, Mónica sacó aquella polla de su boca, me agarró la nuca y me dio a probar aquel manjar. Empecé a darle a Tony una de mis exquisitas mamadas, mientras Mónica manejaba el ritmo empujando mi cabeza.
-Joder, chicas. Menudo vicio tenéis.
-Aún no has visto nada, jefe.-Le dijo Mónica masajeando sus huevos.
Cuando Mónica volvía a mamársela le susurré al oido que ocupara mi lugar en la silla. Se sentó con las piernas muy abiertas mientras se pellizcaba los pezones y yo empecé a gatear por aquella sala, meneando mi culo ante la mirada de Tony. Empecé a lamer el delicioso coño de mi ángel mientras escuchaba a Tony colocarse detrás mia y solté un gemido en aquel coñito mientras notaba la segunda polla negra de mi vida abrirse camino hacia mi interior. Por suerte, Tony sabía como follarse a una mujer. Tras meterla y sacarla un par de veces con suavidad, empezó a follarme a lo bestia, cada embestida sacaba un gemido de mi boca y pronto no pude seguir comiéndole el coño a Mónica.
- Joder Tony, menudo servicio dais aquí. Dame más fuerte, quiero sentir tu enorme polla destrozando mi coño.
Mónica se masturbaba mientras nos miraba y le dijo a Tony que me azotara el culo, cosa que hizo inmediatamente mientras yo no aguantaba más y empecé a correrme mientras mi ángel sujetaba mi cabeza con sus manos mirándome directamente a los ojos.
Mónica se levantó de la silla y le dijo a Tony que se sentara. se colocó de espaldas a él y empezó a deslizar su polla por su culito adolescente.
- Joder, Mónica. Cómo hemos perdido el tiempo desde que entraste a trabajar.
- No te hagas ilusiones. Esto es sólo para cumplir una fantasía, asi que aprovecha para follarte bien mi culito.
En eso ella me superaba, yo era una puta experta después de aquel año, pero Mónica tenía una habilidad para el sexo anal impresionante. Empezó a subir y bajar por aquella polla gimiendo sin parar, mientras yo le daba a mamar mis tetas y me masturbaba. Después bajé a lamer los huevos de Tony y el coño de Mónica mientras ellos no paraban de follar hasta que mi ángel empezó a gemir más fuerte y noté el sabor de sus flujos en mi lengua. Tony nos indicó que nos pusieramos de rodillas, le obedecimos y casi al instante de levantarse de la silla empezamos a recibir una corrida bestial en nuestras caras. Mientras mi ángel y yo nos besábamos disfrutando del sabor de aquel semen en nuestras bocas, Tony fue a por unas toallas para que nos limpiaramos.
- Espero que mi clienta y mi empleada estén satisfechas de mi labor como encargado del local.
- Mucho.- dijimos al unísono sonriéndole.
- Voy a dejar el local cerrado hasta que terminéis, chicas.
- Muchas gracias, Tony.- Le dijo Mónica.
Seguimos desnudas mientras Mónica ponía horizontal el respaldo de la silla para que me tumbara boca abajo. Me enseñó el dibujo que había hecho para mis lazos, unos lazos rojos parecidos a los suyos con unas sombras negras. Mi ángel era una artista. Me colocó la plantilla y me pasó un algodón con alcohol y empezó a tatuar mis piernas. Al principio me dolía, y siendo una sumisa, notar aquel dolor sumado a mi coñito expuesto y mi tatuadora sexy desnuda a mi lado, hizo que el dolor se fuera transformando en placer y mi coño empezó a humedecerse.
- Estoy viendo tus flujos chorrear de tu coño húmedo, puta madura viciosa.- Me decía Mónica.- Contrólate que tengo que estar concentrada.
Menuda hija de puta. Las palabras "puta madura" saliendo de sus labios eran para mi como cuando mi hijo me llamaba "puta" de repente y ya sólo podía pensar en follar. Y ella lo sabía. Al cabo de una hora terminó el primer lazo.
- ¿Cómo estás, cariño? Esto ha quedado genial. ¿Vamos ya a por el segundo?
Metió sus manos bajo mis caderas y me hizo levantar el culo. En cuanto estuve como quería noté su lengua lamiendo mi coñito.
-Ohh joder. No pensaba que este era el "segundo" al que te referías.
Siguió mamando mi coño mientras con una mano jugaba con mi culo. Pronto, mis piernas empezaron a temblar mientras Mónica lamía los jugos que escapaban de mi coño. Cuando acabé, me dejé caer en la silla y Mónica empezó a tatuarme el segundo lazo.
Cuando llegué a casa, mi hijo alucinó con mis tatuajes, lo llevé a la cama y me tumbé encima suya de espaldas a él para que viera mis tatuajes mientras follaba su polla. Tardó menos que nunca en llenar mi coño de leche caliente.
Mi último día en Mallorca, ya lo teníamos todo listo. Al tener el apartamento tres habitaciones ya habíamos decidido como íbamos a amueblar la habitación más grande para recibir a nuestros clientes, otra para los shows de webcam y la última como nuestra habitación. Ya le había pasado a Esteban mi nueva dirección y le pedí que no le dijera nada de esto a Raúl. Además le mandé unas fotos de Mónica para que se las enseñara a algún conocido con el que tuviera confianza.
Aquel día Raúl y yo lo pasamos follando salvajemente. él no sabía que cuando volviera de trabajar al día siguiente, su puta ya no estaría. Le provoqué durante todo el día para que me castigara. Disfruté cada tirón de pelo, cada guantazo en la cara, azotes en las tetas, en el culo, disfruté el sabor de su polla y su semen en la boca, cada pollazo en mi coño y cada embestida en mi culo.
Mientras se vestía para irse, yo estaba en la cama destrozada. La cara, las tetas, el culo y las piernas me ardían. Notaba como el semen de mi hijo se deslizaba saliendo de mi coñito. Como siempre, mi amo me había dejado más que satisfecha. Antes de irse, me besó.
- Hasta mañana, puta.
Me entritecí al escuchar esas palabras. Ojalá no fueran las últimas que oía de sus labios. Cuando cerró la puerta, con lágrimas en los ojos fui a ducharme para ponerme en marcha. Recogí todas mis cosas, metí parte en mi maleta, mientras pensaba en lo diferente que había sido mientras la llenaba para abandonar a mi esposo. Esta vez, llenar aquella maleta me estaba rompiendo el corazón. El resto de mis cosas las dejé ordenadas hasta que Mónica llegara con otra maleta que yo había comprado y ella guardaba.
Cuando le abrí la puerta y me vio al borde del llanto me abrazó y ya mis ojos no pudieron aguantar las lágrimas y empecéa llorar amargamente. Me dijo que aún estabamos a tiempo, que podíamos retrasar el vuelo y hablar con mi hijo, pero yo no podia soportar que mi hijo se enfadara conmigo, que me gritara y me expulsara de su vida para siempre. Si aquello tenía que pasar, prefería no saber de él y mantener como último recuerdo el maravilloso día que habíamos pasado juntos. Cogí un sobre con una carta que le había escrito y lo dejé sobre la cama.
" Raúl, mi amor, cuando vuelvas yo ya no estaré aqui. He huido cobardemente porque no podia soportar ver como me odiabas por lo que he hecho.
Nunca podré agradecerte que me mantuvieras y me cuidaras cuando huí de tu padre. Vaya, por lo que se ve, no soy capaz de afrontar los problemas
y simplemente salgo huyendo. Me he enamorado de Mónica y hemos decidido fugarnos y vivir el resto de nuestras vidas juntas y felices. Te
preguntarás porqué no podíamos vivir los tres juntos, pero deseo vivir con mi ángel esta experiencia las dos solas y tampoco me parecía bien que por
mi culpa nunca encontraras una mujer que te amara como yo la amo a ella. Por favor, no la odies a ella. Yo fui que le declaré mi amor y le sugerí irnos juntas.
Si eres capaz de perdonar a tu cobarde madre y no llegas a odiarme por esto, conservo el número de teléfono y espero tu llamada. No quiero que salgas de mi
vida Raúl, por supuesto, si me perdonas puedes venir a visitarnos siempre que quieras.
Espero que seas feliz, mi querido hijo, y que puedas perdonarme. Besos."
Dos meses después, mi ángel y yo ya estábamos instaladas. Nuestro negocio como putas marchaba bien, poníamos anuncios y quedábamos con los hombres en otra dirección distinta a la nuestra. Los observábamos para aceptar como clientes a aquellos que nos agradaran a ambas, que percibiéramos que eran hombres con dinero y que no nos dieran mala espina. Cuando elegíamos a alguno yo me acercaba y le entregaba una tarjeta. Le ofrecía el primer servicio a mitad de precio por las molestias y esperaba su llamada. Aunque todos se mostraban algo enfadados por aquella "entrevista", a prácticamente todos les seducía el exclusivismo de nuestro negocio y tras probar nuestros cuerpos pasaban a convertirse en habituales. Nuestros precios eran altos, acordes con nuestros servicios. Teníamos una inmensa ducha-masaje. Cuando el cliente entraba al piso, la que había contratado (o las dos) lo desnudaba y se metía con él en la ducha para ejambonarlo, masajearlo y empezar los juegos sexuales para acabar después en la habitación donde les dejábamos tomar el mando.
El negocio de webcamers también resultó funcionar bien. cuando llegamos preparamos en nuestro perfil un menú de donaciones, por ejemplo, si alguien nos daba 150 monedas, nosotras se lo agradecíamos y nos besábamos muy sensualmente. Teníamos muchas opciones en el menú, con azotes, posturas, juguetes y algunas donaciones muy altas para aquellos que entraban a formar parte de nuestro "salón de la fama" y que tenían trato preferencial. A parte del menú, cada día poníamos una meta y cuando se alcanzaba cumplíamos con lo propuesto, una de las favoritas de nuestra comunidad era embadurnardos el cuerpo de aceite mutuamente y usar nuestro querido arnés. Nunca nos poníamos en privado, si alguien pagaba, todos los de la sala podían disfrutar del espectáculo, nos encantaba ver que la cifra de espectadores fuera lo más alta posible mientras realizabamos nuestro show.
Aquel día, recibí la llamada de mi hijo. Me puse muy contenta, ya había perdido la esperanza y sentí que si mi hijo me había perdonado podría ser completamente feliz. Cuando respondí me dijo que llamara a Mónica y que pusiera el manos libres. Nos contó que había estado enfadado con nosotras por no confiar en él como para contarle nuestro sentimientos, pero que me amaba y estaba contento de que Mónica me hicera feliz y que ni mucho menos quería que salieramos de su vida. Mientras lloraba le respondía que yo también le amaba, que había sido una estúpida cobarde por no ser capaz de confiar en él. Nos dijo que le encantaría venir a visitarnos y le dijimos que nosotras le pagábamos el viaje mientras le preguntábamos cuando quería venir.
Esa semana, cancelamos nuestras citas. Cuando llegó nos besamos los tres apasionadamente e hicimos el amor. Me hizo gracia tener que ser yo la que le dijera después que seguíamos siendo sus putas, para que retomara su papel dominante. Pasamos una semana deliciosa, le preparamos un sitio en la sala de la webcam para que disfrutara nuestro espectáculo en vivo y cuando nos sometía, yo gozaba enormemente cuando llamaba "mamá" a Mónica mientras la embestía. Cuando se fue, nos prometió que volvería cada vez que pudiera.
Mi hijo había cambiado mi vida y mi ángel me la había completado. Mientras estuvieran a mi lado, no podía ser más feliz.
FIN.
Se que no es el tipo de relato al que estáis acostumbrados/as, pero quería dejarlo todo atado a la vez que incluía una buena dosis de sexo. Espero que hayáis disfrutado leyendo la transformación de Elena,tanto como yo escribiéndola. Os confieso que en cada relato acababa excitadísima y se lo enseñaba a mi chico para echar un buen polvo a la salud de Elena. No descarto algún capítulo extra con alguna visita de Raúl a nuestras chicas. Espero vuestros comentarios y deseo que sigaís disfrutando de mi siguiente serie de relatos. Besos a todos/as.
Pero ahora todo había cambiado. Cuando follaba con mi hijo lo disfrutaba muchísimo, eso jamás cambiaría, pero cuando se iba a trabajar y me quedaba sola, todas las noches me dormía llorando. Se me hacía muy dura la idea de abandonarle, tenía muy claro que quería vivir con mi ángel, pero no podía sacar de mi cabeza la idea de que iba a romperle el corazón a mi hijo. Es cierto que para muchas personas, nuestra forma de entender el sexo les haga pensar que las cosas que hacemos no las hacen personas que se aman. Esas personas no entienden nada. Detrás de los azotes, las escupidas, la sumisión y la humillación había un amor muy fuerte. Nuestras relaciones fuera de los papeles de amo y puta eran muy amorosas y la confianza de dejar tu seguridad en manos de tu amo es algo muy especial.
A las pocas semanas de empezar a planear con Mónica nuestra fuga, empezamos a quedar clandestinamente. Casi todas las noches que mi hijo trabajaba, nos encontrábamos en nuestro piso o en algún lugar lejos de los que podría frecuentar Raúl. Esto era aún peor, me sentía la peor de las traidoras. Pero cuando veía la linda cara de mi ángel y nuestros labios se encontraban todas mis dudas desaparecían.
Guardaba todo lo que ganaba con mis clientes las dos noches a la semana que ejercía en el hotel, vendí parte de la ropa que me había ido comprando y junto con lo que tenía guardado desde que había empezado a trabajar tenía una buena cantidad para que Mónica y yo empezáramos nuestra nueva vida.
Ya estaba todo preparado. Me había puesto en contacto con una inmobiliaria y había dado la fianza para un apartamento en una zona costera de Málaga. Era algo caro, pero Mónica dijo que quería que compartieramos profesión y calculamos que podríamos vivir cómodamente trabajando cada una un día al mes y un día adicional las dos juntas. Además nos habíamos registrado en una web para emitir shows por webcam y a mi me excitaba mucho empezar a emitir con mi ángel.
La noche que nos registramos, estábamos las dos desnudas en mi habitación después de hacer el amor y entramos a ver algunos shows. Nos sorprendió la poca cantidad de parejas de chicas que los hacían, y los que habían se notaba en seguida que no eran pareja, había poca pasión. Además nos parecía ridículo el uso de máscaras o de aceptar chats privados.
Aquella mañana iba camino del estudio de tatuaje de Mónica, quería tatuarme en la parte de atrás de las piernas unos lazos como los suyos, pero rojos en lugar de negros. Por supuesto, eso si se lo había contado a Raúl, aunque no el tatuaje que me iba a hacer, ni que me los iba hacer ella ni lo que signifacaba para nosotras.
Cuando entré en el local y vi a Mónica casi me desmayo. Nunca la había visto así, camiseta de tirantes amarilla sin sujetador, pantalón corto vaquero con algunos rotos, unos calcetines largos que le llegaban casi hasta el trasero con tres franjas de color rosa en la parte de arriba, unas zapatillas rosas con cordones blancos y un gorro de lana rosa. Me puse cachonda sólo de verla. Sonriéndome, me cogió de la mano y me llevó a la habitación donde iba a hacerme los tatuajes. Ya dentró, lejos de la vista de cualquiera, empezamos a devorarnos.
- Menudo modelito, puta.- Le dije.- Tengo el coño húmedo sólo de verte.
- Pues en cuanto te quites los vaqueros para el tatuaje quiero comprobarlo.
- No me provoques aquí que me muero de deseo.
- ¿Por qué no? Aquí nadie sabe que eres mi novia y para lo que me queda de trabajar aquí a lo mejor te provoco para llevarme un buen recuerdo.- Me dijo mordiéndose el labio y pellizcando mi pezón por encima de la camiseta.
- No he visto ningún cliente al entrar, ¿estás sola?
- Por la mañana suele haber pocos clientes, pero Tony, el encargado, ha salido a desayunar. Si te digo la verdad -Me decía mientras desabrochaba mis vaqueros - no me importaría que nos descubriera.
Mi ángel metió la mano por mis vaqueros directa a mi coñito. Desde luego era puro fuego aquella chica, ya empezaba a sospechar que aquella propuesta del tatuaje venía también con la intención de montarnos un trío con aquel chico en el trabajo. En aquellos momentos no me traía la idea de "engañar a mi hijo" más de lo que lo hacía con Mónica, pero deseaba satisfacer la fantasía de mi ángel.Pronto empecé a gemir, presa de sus caricias.
- Parece que era verdad que estabas mojada de verme con esta ropa.- Dijo, sacando su mano y mirando mis fluidos en ella para después empezar a lamer sus dedos.- Aquí yo soy la profesional y si quieres que todo vaya bien debes hacerme caso. Empieza por desnudarte.
Me rei mientras me desnudaba interpretando mi papel en la fantasía de mi novia. Ella se fue desnudando a la par mia, dejándose los calcetines largos, joder menudo efecto de perra adolescente tenía. Me dijo me que sentara en la silla de tatuajes. Yo me senté con las piernas cerradas, sabiendo perfectamente que no era así como quería que me sentara, para continuar nuestro juego. Puso morritos y se sentó a horcajadas sobre mis piernas.
- Ahora tengo que relajarte para el tauaje. - Decía mientras acariciaba mis pezones- Te tengo que pedir que abras esas piernas tan bonitas.- Me besó en los labios y cuando iba a meter la lengua en su boca se alejó de mi. Abrí las piernas y se dejó caer de rodillas. Empezó a acariciarme el coño lentamente y acercó su cabeza empezando a pasar su lengua provocando mis gemidos.
- Joder nena, que buen servicio das.- Le dije mientras acariciaba mis tetas.
Empezó a pasar el piercing de su lengua por mi clitoris mientras hundía y sacaba su pulgar de mi coño. Yo ya estaba chorreando, mis pezones estaban durísimos y sabía que pronto tendría un orgasmo maravilloso.
- ¿Pero qué coño...? Mónica, ¿qué estás haciendo?
Abrí los ojos y vi a un chico en la sala. Estaba tan cachonda y centrada en lo mio que ni siquiera había prestado atención si alguien entraba. Era un chico negro, de cabeza rapada, con una camiseta estrecha que adivinaba un cuerpo bien definido y unos pantalones blancos y cortos que esperaba que albergaran una buena polla, porque en mi estado no pensaba avergonzarme de lo que hacíamos ni dejarle escapar. Estabamos en el juego de Mónica, y el objetivo de aquel juego era follarnos a aquel chico en el trabajo.
- Mónica, no esperaba esto después de dar la cara por ti con el dueño para que te contratara. Señorita- me dijo a mi- tengo que pedirle que se vaya.
- Pero guapo, ¿Vas a dejar que una clienta salga insatisfecha de tu local?- Le dije mientras pellizcaba mis pezones. Agarré la cabeza de Mónica y volví a colocarla sobre mi húmedo coño.- ¿Por qué no cierras la puerta y vuelves a asegurarte de que me vaya contenta?
Vi como un bulto iba apareciendo en su pantalón. Mónica había pasado de estar de rodillas a ponerse a cuatro patas mientras me lamía y Tony no apartaba la vista de aquel coñito rosado. Salió y le oimos echar la llave del local.
- Eres la mejor.- Me dijo mi ángel levantado su cabeza.- Te amo.
Le sonreí mientras volvía a ocuparse de mi entrepierna y Tony volvía a entrar. Empezó a masajear su paquete mientras nos miraba. Cogí a Mónica de la mano y fuimos a por él, puse las manos de Mónica en su pantalones mientras agarraba la cabeza de Tony y la dirigía a mis tetas. Mientras chupaba mis pezones, miré hacia abajo para ver como Mónica mamaba aquella polla negra. No llegaba a las dimensiones del negro que me follé en el Glory Hole, pero desde luego no íbamos a pasar hambre. Le cogí la cara con mis manos y le besé para luego bajar a degustar aquella polla junto a mi ángel. Cuando me puse de rodillas, Mónica sacó aquella polla de su boca, me agarró la nuca y me dio a probar aquel manjar. Empecé a darle a Tony una de mis exquisitas mamadas, mientras Mónica manejaba el ritmo empujando mi cabeza.
-Joder, chicas. Menudo vicio tenéis.
-Aún no has visto nada, jefe.-Le dijo Mónica masajeando sus huevos.
Cuando Mónica volvía a mamársela le susurré al oido que ocupara mi lugar en la silla. Se sentó con las piernas muy abiertas mientras se pellizcaba los pezones y yo empecé a gatear por aquella sala, meneando mi culo ante la mirada de Tony. Empecé a lamer el delicioso coño de mi ángel mientras escuchaba a Tony colocarse detrás mia y solté un gemido en aquel coñito mientras notaba la segunda polla negra de mi vida abrirse camino hacia mi interior. Por suerte, Tony sabía como follarse a una mujer. Tras meterla y sacarla un par de veces con suavidad, empezó a follarme a lo bestia, cada embestida sacaba un gemido de mi boca y pronto no pude seguir comiéndole el coño a Mónica.
- Joder Tony, menudo servicio dais aquí. Dame más fuerte, quiero sentir tu enorme polla destrozando mi coño.
Mónica se masturbaba mientras nos miraba y le dijo a Tony que me azotara el culo, cosa que hizo inmediatamente mientras yo no aguantaba más y empecé a correrme mientras mi ángel sujetaba mi cabeza con sus manos mirándome directamente a los ojos.
Mónica se levantó de la silla y le dijo a Tony que se sentara. se colocó de espaldas a él y empezó a deslizar su polla por su culito adolescente.
- Joder, Mónica. Cómo hemos perdido el tiempo desde que entraste a trabajar.
- No te hagas ilusiones. Esto es sólo para cumplir una fantasía, asi que aprovecha para follarte bien mi culito.
En eso ella me superaba, yo era una puta experta después de aquel año, pero Mónica tenía una habilidad para el sexo anal impresionante. Empezó a subir y bajar por aquella polla gimiendo sin parar, mientras yo le daba a mamar mis tetas y me masturbaba. Después bajé a lamer los huevos de Tony y el coño de Mónica mientras ellos no paraban de follar hasta que mi ángel empezó a gemir más fuerte y noté el sabor de sus flujos en mi lengua. Tony nos indicó que nos pusieramos de rodillas, le obedecimos y casi al instante de levantarse de la silla empezamos a recibir una corrida bestial en nuestras caras. Mientras mi ángel y yo nos besábamos disfrutando del sabor de aquel semen en nuestras bocas, Tony fue a por unas toallas para que nos limpiaramos.
- Espero que mi clienta y mi empleada estén satisfechas de mi labor como encargado del local.
- Mucho.- dijimos al unísono sonriéndole.
- Voy a dejar el local cerrado hasta que terminéis, chicas.
- Muchas gracias, Tony.- Le dijo Mónica.
Seguimos desnudas mientras Mónica ponía horizontal el respaldo de la silla para que me tumbara boca abajo. Me enseñó el dibujo que había hecho para mis lazos, unos lazos rojos parecidos a los suyos con unas sombras negras. Mi ángel era una artista. Me colocó la plantilla y me pasó un algodón con alcohol y empezó a tatuar mis piernas. Al principio me dolía, y siendo una sumisa, notar aquel dolor sumado a mi coñito expuesto y mi tatuadora sexy desnuda a mi lado, hizo que el dolor se fuera transformando en placer y mi coño empezó a humedecerse.
- Estoy viendo tus flujos chorrear de tu coño húmedo, puta madura viciosa.- Me decía Mónica.- Contrólate que tengo que estar concentrada.
Menuda hija de puta. Las palabras "puta madura" saliendo de sus labios eran para mi como cuando mi hijo me llamaba "puta" de repente y ya sólo podía pensar en follar. Y ella lo sabía. Al cabo de una hora terminó el primer lazo.
- ¿Cómo estás, cariño? Esto ha quedado genial. ¿Vamos ya a por el segundo?
Metió sus manos bajo mis caderas y me hizo levantar el culo. En cuanto estuve como quería noté su lengua lamiendo mi coñito.
-Ohh joder. No pensaba que este era el "segundo" al que te referías.
Siguió mamando mi coño mientras con una mano jugaba con mi culo. Pronto, mis piernas empezaron a temblar mientras Mónica lamía los jugos que escapaban de mi coño. Cuando acabé, me dejé caer en la silla y Mónica empezó a tatuarme el segundo lazo.
Cuando llegué a casa, mi hijo alucinó con mis tatuajes, lo llevé a la cama y me tumbé encima suya de espaldas a él para que viera mis tatuajes mientras follaba su polla. Tardó menos que nunca en llenar mi coño de leche caliente.
Mi último día en Mallorca, ya lo teníamos todo listo. Al tener el apartamento tres habitaciones ya habíamos decidido como íbamos a amueblar la habitación más grande para recibir a nuestros clientes, otra para los shows de webcam y la última como nuestra habitación. Ya le había pasado a Esteban mi nueva dirección y le pedí que no le dijera nada de esto a Raúl. Además le mandé unas fotos de Mónica para que se las enseñara a algún conocido con el que tuviera confianza.
Aquel día Raúl y yo lo pasamos follando salvajemente. él no sabía que cuando volviera de trabajar al día siguiente, su puta ya no estaría. Le provoqué durante todo el día para que me castigara. Disfruté cada tirón de pelo, cada guantazo en la cara, azotes en las tetas, en el culo, disfruté el sabor de su polla y su semen en la boca, cada pollazo en mi coño y cada embestida en mi culo.
Mientras se vestía para irse, yo estaba en la cama destrozada. La cara, las tetas, el culo y las piernas me ardían. Notaba como el semen de mi hijo se deslizaba saliendo de mi coñito. Como siempre, mi amo me había dejado más que satisfecha. Antes de irse, me besó.
- Hasta mañana, puta.
Me entritecí al escuchar esas palabras. Ojalá no fueran las últimas que oía de sus labios. Cuando cerró la puerta, con lágrimas en los ojos fui a ducharme para ponerme en marcha. Recogí todas mis cosas, metí parte en mi maleta, mientras pensaba en lo diferente que había sido mientras la llenaba para abandonar a mi esposo. Esta vez, llenar aquella maleta me estaba rompiendo el corazón. El resto de mis cosas las dejé ordenadas hasta que Mónica llegara con otra maleta que yo había comprado y ella guardaba.
Cuando le abrí la puerta y me vio al borde del llanto me abrazó y ya mis ojos no pudieron aguantar las lágrimas y empecéa llorar amargamente. Me dijo que aún estabamos a tiempo, que podíamos retrasar el vuelo y hablar con mi hijo, pero yo no podia soportar que mi hijo se enfadara conmigo, que me gritara y me expulsara de su vida para siempre. Si aquello tenía que pasar, prefería no saber de él y mantener como último recuerdo el maravilloso día que habíamos pasado juntos. Cogí un sobre con una carta que le había escrito y lo dejé sobre la cama.
" Raúl, mi amor, cuando vuelvas yo ya no estaré aqui. He huido cobardemente porque no podia soportar ver como me odiabas por lo que he hecho.
Nunca podré agradecerte que me mantuvieras y me cuidaras cuando huí de tu padre. Vaya, por lo que se ve, no soy capaz de afrontar los problemas
y simplemente salgo huyendo. Me he enamorado de Mónica y hemos decidido fugarnos y vivir el resto de nuestras vidas juntas y felices. Te
preguntarás porqué no podíamos vivir los tres juntos, pero deseo vivir con mi ángel esta experiencia las dos solas y tampoco me parecía bien que por
mi culpa nunca encontraras una mujer que te amara como yo la amo a ella. Por favor, no la odies a ella. Yo fui que le declaré mi amor y le sugerí irnos juntas.
Si eres capaz de perdonar a tu cobarde madre y no llegas a odiarme por esto, conservo el número de teléfono y espero tu llamada. No quiero que salgas de mi
vida Raúl, por supuesto, si me perdonas puedes venir a visitarnos siempre que quieras.
Espero que seas feliz, mi querido hijo, y que puedas perdonarme. Besos."
Dos meses después, mi ángel y yo ya estábamos instaladas. Nuestro negocio como putas marchaba bien, poníamos anuncios y quedábamos con los hombres en otra dirección distinta a la nuestra. Los observábamos para aceptar como clientes a aquellos que nos agradaran a ambas, que percibiéramos que eran hombres con dinero y que no nos dieran mala espina. Cuando elegíamos a alguno yo me acercaba y le entregaba una tarjeta. Le ofrecía el primer servicio a mitad de precio por las molestias y esperaba su llamada. Aunque todos se mostraban algo enfadados por aquella "entrevista", a prácticamente todos les seducía el exclusivismo de nuestro negocio y tras probar nuestros cuerpos pasaban a convertirse en habituales. Nuestros precios eran altos, acordes con nuestros servicios. Teníamos una inmensa ducha-masaje. Cuando el cliente entraba al piso, la que había contratado (o las dos) lo desnudaba y se metía con él en la ducha para ejambonarlo, masajearlo y empezar los juegos sexuales para acabar después en la habitación donde les dejábamos tomar el mando.
El negocio de webcamers también resultó funcionar bien. cuando llegamos preparamos en nuestro perfil un menú de donaciones, por ejemplo, si alguien nos daba 150 monedas, nosotras se lo agradecíamos y nos besábamos muy sensualmente. Teníamos muchas opciones en el menú, con azotes, posturas, juguetes y algunas donaciones muy altas para aquellos que entraban a formar parte de nuestro "salón de la fama" y que tenían trato preferencial. A parte del menú, cada día poníamos una meta y cuando se alcanzaba cumplíamos con lo propuesto, una de las favoritas de nuestra comunidad era embadurnardos el cuerpo de aceite mutuamente y usar nuestro querido arnés. Nunca nos poníamos en privado, si alguien pagaba, todos los de la sala podían disfrutar del espectáculo, nos encantaba ver que la cifra de espectadores fuera lo más alta posible mientras realizabamos nuestro show.
Aquel día, recibí la llamada de mi hijo. Me puse muy contenta, ya había perdido la esperanza y sentí que si mi hijo me había perdonado podría ser completamente feliz. Cuando respondí me dijo que llamara a Mónica y que pusiera el manos libres. Nos contó que había estado enfadado con nosotras por no confiar en él como para contarle nuestro sentimientos, pero que me amaba y estaba contento de que Mónica me hicera feliz y que ni mucho menos quería que salieramos de su vida. Mientras lloraba le respondía que yo también le amaba, que había sido una estúpida cobarde por no ser capaz de confiar en él. Nos dijo que le encantaría venir a visitarnos y le dijimos que nosotras le pagábamos el viaje mientras le preguntábamos cuando quería venir.
Esa semana, cancelamos nuestras citas. Cuando llegó nos besamos los tres apasionadamente e hicimos el amor. Me hizo gracia tener que ser yo la que le dijera después que seguíamos siendo sus putas, para que retomara su papel dominante. Pasamos una semana deliciosa, le preparamos un sitio en la sala de la webcam para que disfrutara nuestro espectáculo en vivo y cuando nos sometía, yo gozaba enormemente cuando llamaba "mamá" a Mónica mientras la embestía. Cuando se fue, nos prometió que volvería cada vez que pudiera.
Mi hijo había cambiado mi vida y mi ángel me la había completado. Mientras estuvieran a mi lado, no podía ser más feliz.
FIN.
Se que no es el tipo de relato al que estáis acostumbrados/as, pero quería dejarlo todo atado a la vez que incluía una buena dosis de sexo. Espero que hayáis disfrutado leyendo la transformación de Elena,tanto como yo escribiéndola. Os confieso que en cada relato acababa excitadísima y se lo enseñaba a mi chico para echar un buen polvo a la salud de Elena. No descarto algún capítulo extra con alguna visita de Raúl a nuestras chicas. Espero vuestros comentarios y deseo que sigaís disfrutando de mi siguiente serie de relatos. Besos a todos/as.
2 comentarios - Nueva vida con mi hijo 9 y Final.