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Paja con campera de cuero de vecina

Llegó marzo y, si bien aún es verano en la Argentina, llegaron unpar de días y noches frescas. Y con el fresco, alguna que  otra mujer con campera de cuero. Y los que meconocen saben que para mí eso es pasto, chicos. Por algo me llamo Diego Cuero.Y así le di rienda suelta a mi locura el viernes 1 de marzo, cuando fui a cenara la casa de Martina, una vecina de acá cerca de mi departamento en Carapachay.
 
No es novedad, ya les digo chicas, que me enloquezco apenas veo unamujer enfundada en algo de cuero. Pero esto fue mejor, porque como siemprebusco ir más allá. Resulta que hace un par de meses, saliendo y volviendo acasa,  me conocí con la dama en cuestión,una linda madurita de unos 55, de esas pitucas que me vuelven loco. Y tantaonda pegamos que la rubia me invitó a comer a su casa. Como de costumbre llevéfiambre para hacer sandwichitos, así eso me estimula bien por si las dudas. Yaexcitado por ver una mujer, me puse abundante fuerte perfume, y como pensabaque estaba templado apenas me puse pulóver finito y pantalón fino,  y fui nomás con el fiambre. Pero obvio que enel camino me agarró un poco de frío, hasta llegué con las manos heladas. Cuandollegué, Martina me abrazó, dio un beso y agarrándome las manos y frotándolas, meacompañó al comedor, donde me dio la sorpresa de esperarme con picada, jamón,salame, queso, aceitunas. Encima, la señora muy bien vestida, pulóver ypantalón negro, botitas con taco que me excitaban con el ruido, y encima maquilladafuerte y bien perfumada.
 
Ya de una se me cosquilleó el pene debajo del pantalón, cómo no.Martina me hizo sentir cómodo, me preparó todo y comimos nomás picada y sandwichesde fiambre con bastante mayonesa. Todo lo que necesito para estar bien a puntopara una noche larga. Más si la mujer, aparte de elegante y pintada, es recharleta, simpática, chistosa, como a mí más me gusta y excita. Así que cenamos,charlamos, nos reímos, vimos videos de música de los 80 que me encantan, mehabló de la que a ella le gusta, melódica, boleros, qué sé yo, nada que ver conel rock total mío. Pero la tipa mandó videos, luego me hizo postre con crema,café, re atención,   y la pasamos bombacha hasta casi las tres dela mañana.
 
Lo único que faltaba para una noche perfecta era cogérmela. Peroresulta que ella está en pareja con un tipo, que en ese momento trabajaba denoche, mirá qué suerte, loco. Así que nada de nada. Y bueno, me hago la paja enel departamento y listo, en el fútbol cuando no se puede ganar no hay queperder. Y bueno, nomás le di a la paja.
 
Pero, pero, esperen, no así nomás. Algo me iba a llevar deMartina. No una bombacha, no daba, recién la conozco, tampoco lápiz de labiosfetichista, recién andamos juntos. Pero sí se dio la increíble. Para cerrar sugran amabilidad de toda la noche, la rubia me preguntó cómo me iba, y cuando ledije a pata, me repreguntó si no tenía frío así con el suéter solito. Muydistendido, le contesté que sí, que no había traído nada porque no creía quehiciera tanto fresquete. Y de una, Martina me ofreció llevarme su campera. Ledije que no daba, que era suya, que cómo si recién la conozco. La rubia noaflojó y me insistió. "Noooo amor, dale, ponete algo, te vas a resfrriar,esperá que ahí te traigo", dijo. Y qué cuando Martina volvió con unacampera larga negra de cuero suya. No lo podía creer, se me paró el pene en unsegundo, me cosquilleó hasta la próstata, mirá. "Tomá, es mía nuevita perote la presto de buena que soy", dijo riéndose. Ah, encima nuevita, máslocura. Nomás me la puse, ella me acompañó a la puerta, me despidió con un besoy me fui a mi departamento.
 
Desesperado de calentura con la campera de cuero de la rubia, andabapor las calles de mi Carapa tipo cuatro AM, hasta que llegué excitado al depto.Entré, me saqué los zapatos y el pantalón, pero no la de cuero. Excitado con miperfume que aún se olía bien, con la cena con los sandwichitos con mayonesa,con la pintura de la mujer, y vestido con la campera de cuero de Martina,exploté de locura, se me superparó el pene, me quité el calzón, me frotédurísimo y tras diez de darle al salchichón con jamón, eyaculé tremendo semenque bañó mis piernas, pegando alarido y resoplido duro de placer. Me limpié conun cachito de la campera, le pasé la lengua, volví a excitarme y me volví a dartres veces más;  no podía parar, imaginandoa esa rubia maquillada con campera de cuero, me volvía loco, encima los sandwichitosme dieron potencia y mi pene firme me hizo acabar bien el semen.
 
Y para rematar, la hice completa: fui a mi pieza aún vestido con lade cuero, loco revolví mis cajones fetichistas, saqué una bombacha decolección, me la puse, fui al baño y saqué un lápiz de labios de colección rojofuerte, me pasé el labial rojo por mi boca dos veces, luego me puse cremitapara las manos y ahí sí, me senté en el sofá del departamento y me di de nuevo hastaeyacular abundante semen y bañar la bombacha, y de nuevo, limpiarme con lacampera de la mujer. Y bueno, no me la pude coger a la blonda. Pero al menoscogí con su campera de cuero.
 

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