Alba se levantó del suelo, en donde se había sentado después de masturbarse. Metió las bragas llenas del semen de su hijo en la lavadora y puso el resto de la ropa sucia.
Se fue al salón, y se sentó en el sofá. Necesitaba hablar con alguien, pero no tenía a nadie con quien hablar. No le podía contar a Rosa, su mejor amiga, como se había corrido oliendo el semen de Quique. No le podía contar las cosas que le estaba pasando.
Sólo había una persona con la que podría habla, Ale. Pero era Ale el que todo lo había empezado. No podía culparle de nada, pues a nada la había obligado. Si de algo era culpable, era de hacerle descubrir cosas de ella que desconocía. Cosas que le asustaban.
Fue a hacer la compra, para despejarse, y luego regresó para hacer las labores de la casa. Estando de vacaciones las hacía ella, en vez de la chica que tenían para eso.
Al medio día, Quique regresó de clase. En seguida notó que a su madre le preocupaba algo.
-¿Qué te pasa, mamá? Ayer estabas tan bien y hoy te noto triste.
-No me pasa nada, tesoro - le respondió sin mirarle a la cara - solo un poco baja de ánimos.
-¿Hay algo que yo pueda hacer?
"Dejar de desearme. Mirarme sólo como a una madre."
-Estoy bien, de verdad.
-¿Sabes que te quiero, verdad? Haría cualquier cosa por ti.
Alba lo miró. Tenía ganas de llorar. Pero se contuvo.
-Lo sé, mi amor. Yo también... te quiero.
Comieron casi en silencio. Quique tenía ganas de irse al ordenador y hablar con su madre, para que le dijera a Ale que le pasaba. Quizás con él se sincerara. La última vez que habló con ella por el chat su madre cortó bruscamente la conversación. Temía que todo hubiese acabado.
-Te ayudo con los platos y me voy un rato al ordenador - dijo Quique.
-Vale.
No pudo evitar admirar su cuerpo. Su precioso culo, sus abundantes tetas, su linda cara. Sus miradas se encontraron en varias ocasiones. Su madre estaba seria.
Terminaron y él se fue a su habitación. Encendió el ordenador, se puso online y esperó.
Pasaban los minutos y su madre no aparecía. Se empezó a desesperar. A la media hora de espera, salió de su cuarto a hacer pis. Su madre estaba acostada en el sofá del salón, viendo la tele.
-¿Hoy no te conectas?
-No, no tengo ganas.
Volvió a su cuarto. No se iba a conectar. No podía hablar con ella, saber qué pasaba. Se puso a pensar y finalmente decidió escribirle un correo.
"Hola Alba:
Te he esperado y no has venido. Por la forma en que nos despedimos ayer creo que te pasa algo. No sé si es por algo que hice o dije. Si es así, por favor, perdóname. Nunca fue mi intención molestarte
Quisiera volver a hablar contigo. Te esperaré esta noche, sobre las 9. Espero de corazón que vengas y que podamos hablar. Si no es así, al menos mándame un mensajito de despedida.
Besos,
Ale."
Lo mandó y minimizó el Messenger, por si ella apareciese. Se puso a navegar sin rumbo, leyendo cosas, saltando de página en página. Después jugó unas partidas online.
Pero no se quitaba a su madre de la cabeza. No era el deseo. Era la preocupación por haberla hecho sentir mal.
Alba se pasó la tarde viendo la tele, intentando no pensar. Y nada mejor que ver un programa del corazón, con chicos y chicas peleándose y gente destripando la vida privada de los demás.
Quique pasó por el salón varias veces, ofreciéndole agua, café, algo de merendar. Lo rechazó todo.
Antes de preparas la cena, fue a su cuarte a cambiarse de ropa. Se puso un pijama. Miró su ordenador. Se acercó y lo encendió.
Sin ganas, se sentó delante y abrió su correo. Sabía que Ale le habría escrito. Vio el mensaje y lo leyó. Él tenía razón. La despedida fue un poco brusca. Le respondió.
"Perdona por haberme ido así ayer. Tienes razón. Me pasa algo, pero no es por nada que hayas hecho o dicho. No es por ti. Es por mí.
Besos"
Lo mandó.
En unos segundos, Quique lo estaba leyendo y lo respondió en el acto. Alba iba a cerrar el ordenador cuando le llegó el nuevo mensaje de Ale.
"¿Vendrás esta noche?"
Alba se lo pensó. Necesitaba hablar, y él era la única persona con la que podría hacer. La respuesta fue corta, pero llenó de alegría a Quique.
"Sí"
La cena resultó igual que el almuerzo. Silencio
+++++
Quique esperaba en su ordenador a aparición de su madre. A los pocos minutos, se llegó. Le abrió un chat de texto.
-Hola Alba.
-Hola Ale.
-¿Cómo estás?
-No muy bien.
-¿Qué te pasa? ¿Me lo quieres contra?
Alba respiró hondo.
-Estoy sintiendo cosas que no debería sentir. Deseos que no debería tener.
-Deseos hacia tu hijo.
-Sí. Ya no es sólo lo de ayer, que me masturbara imaginándome que él me lo hacía. Esta mañana encontré mis bragas, llenas de su semen.
-¿Y?
-Joder, Ale. Me siento fatal. En vez de meterlas en la lavadora las cogí.
-¿Te excitó saber que tu hijo se había masturbado por ti?
-Sí. Y no sólo eso. Olí su semen. Me pasé las bragas por la cara y me tuve que agarrar a la lavadora para no caerme cuando me corrí.
La polla de Ale se puso dura en el acto al leer aquello. Su madre pasándose las bragas llenas de su leche por la cara. Se sobó la polla por encima del pantalón. Pero ahora tenía que seguir hablando con ella. Tranquilizarla.
-Pero Alba. ¿Dónde está el problema? ¿De qué tienes miedo?
-¿Qué pensaría él si lo supiera? ¿Qué pensaría de mí si supiera que me excité por él?
-¿Es por eso por lo que te sientes tan mal?
-¿Te parece poco?
-¿Qué pensaste tú de Quique cuando supiste que te deseaba, que se masturbaba pensando en ti? ¿Pensaste que era un monstruo, un pervertido?
-No, claro que no.
-Te puso cachonda.
-Sí.
-Pues eso le pasará a él. Jamás podrá pensar nada malo de ti. Eres su madre, y te quiere como madre. Y además, eres una mujer preciosa a la que desea. Y saber que tú también sientes deseos por él sólo hará una cosa.
-¿Qué cosa?
-Excitarlo. Ponerlo cachondo perdido. Desearte aún más. Matarse a pajas pensando en ti.
-¿Tú crees?
-Por supuesto que lo creo. Lo sé. Y también sé otra cosa. Que si lo supiese, nunca haría nada. Porque sabe que sus deseos son algo íntimo, suyos. Sabe que a veces se imaginan cosas y se desean cosas que en la realidad no pueden ser. Y que aunque tú lo desees también a él, eso no significa que tú quieras acostarte con él.
-Ale, ¿Hablas de Quique o de ti?
-jeje, de los dos, creo. No lo conozco, pero lo siento mi igual. Lo único que nos diferencia es que tú sabes que él te desea y mi madre no. Bueno, y que te he visto desnuda y él no.
-Jajajaja.
Alba se sentía mejor. Sus miedos se estaban disipando.
-Así que sabes que los deseos hacia tu madre nunca se harán realidad.
-Sí, lo sé. Aunque...
-¿Aunque qué?
-Como te dije, yo nunca intentaré nada con mi madre. Pero si ella lo intenta conmigo...Uf, me dejaré! Jajajaja
-Jajajaja. Eres un facilón, Ale.
-Uf, sólo de pensarlo...
-¿Sólo de pensarlo qué?
-Sólo de pensarlo me pongo cachondo.
-Enséñame la polla.
Quique sonrió. Parecía que la cosa volvía hacia adelante. Que su madre había superado el miedo a sus deseos. Se quitó los pantalones y encendió la cámara de video.
Ella apareció. La imagen iba desde su cara hasta por debajo de sus tetas.
-¿Te he dicho ya que eres preciosa, Alba?
-Sí, algunas veces.
-¿Y que estás buenísima?
-Jajajaja, sí, también.
-¿Y a ti te gusta mi polla?
-Jeje, sabes que sí. Es una polla preciosa.
-¿Cómo imaginas que será la polla de Quique?
-No sé. Cuando me imagino que es él el que me hace cosas, es tu polla la que imagino.
-¿A sí? ¿Te gustaría que su polla fuese como la mía?
-Ummmmm, sí.
-¿Llevas bragas?
-No, pijama.
-Ponte unas.
-Vale - respondió, divertida.
Quique vio como esa se levantaba y se quitaba el pantalón del pijama. El peludo pubis apareció en pantalla. Ella desapareció de imagen un momento y volvió a aparecer momentos después con una braguitas blancas.
-Ummm que bien te quedan.
-Gracias. ¿Y ahora?
-Ahora quiero que te hagas una paja con las bragas puestas. Con los dedos frotando por fuera. Así, cuando te corras, todos tus jugos mojarán la tela, impregnándola bien del olor de tu coño
-Ummmm, ¿Y qué hago con ellas después?
-Vas al cuarto de tu hijo, te las bajas delante de él y se las das. Le dices "Llena la bragas de mami con un buena corrida y luego me las llevas a mi cuarto".
-¿QUEEEEEEEEEEEEEEEE?
-Jajaja, es broma mujer. Pero a que la idea te pone más cachonda.
-Aggg, sí...que caliente estoy.
Quique vio como una mano desaparecía de la pantalla, yendo hacia el coño de su madre. Vio como ella cerraba los ojos y se lamía los labios. Mientras la oía gemir, escribía para ella, que de vez en cuando abría los ojos y miraba su polla. Le encantaba como su madre miraba su polla.
-¿Y si en vez de irte te quedas allí? Verías como él se saca la polla y empieza a hacerse una paja, mirándote.
-Ummmmm mi niño pajeándose para mí.
Quique vio el momento para empujarla un poco más.
-¿Te gusta mi polla, mamá?
-Sí, es preciosa.
-Si supieras las veces que me he corrido en tus bragas, mami. Y ahora lo voy a hacer mientras me miras.
-Agggg si, mi amor. Enséñale a mami cómo le llenas sus bragas de leche calentita.
-Acércate mami. Ven más cerca.
Alba se imaginó acercándose a la cama de Quique, sentándose a un lado mientras veía la mano de Ale subir y bajar a lo largo de su dura polla. En su mente, era la polla de Quique.
-Cuéntame que haces con mis braguitas. Dime cómo lo haces.
-Ya me sé tus rutinas, cuando las sueles dejar. Me encanta escabullirme cuando las dejas, cuando aún están calentitas.
-Ummm, Quique. ¿Eso haces?
-Sí, mami. Me las acerco a la nariz y las huelo. El olor de tu coño me llega directamente al cerebro. Y mientras las huelo, con la otra mano me toco la polla.
-¿Qué más? ¿Qué más haces?
-También las pruebo. Paso mi lengua por la manchita de flujo de tus bragas
-Agggggg.
La imagen de su hijo lamiendo sus bragas casi la hace correr.
-Y después. envuelvo mi polla con ellas, mamá. Y me hago una lenta y placentera paja, con los ojos cerrados. Imagino que tus bragas son tu coño. Ummm, mamá, cómo desearía que fueran tu coño de verdad. Meterte mi polla hasta el fondo y follarte.
-Quique...ummm ... tu polla, en mi coño....Agggg
-Sí, mi polla en tu coño, mami. Hasta que me corriera y te lo llenara de mi leche calentita, espesita, en lo más profundo de tu coño, mirándote a los ojos.
El cuerpo de Alba empezó a temblar, a llenarse de espasmos y después, quedó tenso. Quique miraba la cara de su madre, que en pleno orgasmo, era la viva imagen del placer. El coño de Alba soltó varios chorritos de flujo, que empaparon las bragas, mojándolas casi como si se hubiese orinado en ellas.
Cuando terminó de correrse, Alba abrió lentamente los ojos y sonrió.
-Ummmm mis braguitas han quedado bien mojadas.
-Enséñamelas, mami.
Se las quitó y las acercó a la cámara. Quique pudo ver claramente la mancha de humedad.
-Joder, Alba. Cómo me gustaría olerlas. Pero no son para mí. Son para él. Déjalas como la otra vez, bien puestitas en la cesta.
-Vale. Ahora vuelvo.
Quique esperó. A los dos minutos, Alba regresó.
-¿Has ido así, con el culo al aire?
-Jajajaja. Sí. Él está encerrado en su cuarto, jugando
-Sí, sí, jugando. Jugando con su polla, querrás decir.
-Jajajaja.
-¿Te imaginas que lo pillas con tus bragas en la cara? ¿O alrededor de su polla?
-Uf, que corte, ¿No?
-Seguramente. ¿Te quedarías mirando o te irías?
-Pues no sé.
-Uf, si mi madre me pilla con la polla en la mano, la miraría a los ojos y seguiría con la paja
-¿Sí?
-Sí. le diría "Mira como me ha puesto la polla tus bragas, mami".
-¿Es por mí, Quique? ¿Se te pone así la polla por mí?
Alba jugaba otra vez, sin que Quique le diera pie.
-Sí, mamá. Por como huele tu coño, por lo buena que estás. Mami... hazme una paja. Hazme correr en tus bragas.
-Ummm, así que mi niño quiere que mami le haga una pajita y le saque toda la leche....
-Aggg, si mami... sí
-¿Sólo eso? ¿Qué más le gustaría a mi niño que le hiciese?
-Que me chuparas la polla. Que te arrodillaras a mis pies y te la pasases por tu linda cara antes de metértela en la boca y hacerme una lenta y profunda mamada.
-Ummmm Quique...sí, me gustaría mucho hacerte una rica mamada. Hace tanto que no chupo una buena polla. Mami está caliente otra vez.
Quique vio como su madre se levantaba y se arrodillaba delante de la mesa. Su cara quedaba ahora a la altura de la cámara. Se pasó la lengua por los labios, mojándolos.
-Quique, ponte de pie y dale a mami tu polla. Deja que mami te coma la polla y te saque toda la leche.
-Joder, Mamá. Qué caliente eres.
Quique se levantó y acercó su polla a la web cam. Mirando a la pantalla, Alba abrió la boca. Le hubiese gustado que aquella polla atravesase la pantalla y se metiese en su boca. Empezó a frotarse el coño, a gemir, a hablar sensualmente.
-Ummmm mi amor, fóllame la boca. Mete tu polla en mi boca y fóllamela.
Quique no podía aguantar más. Estaba a punto de correrse. Se le ocurrió una loca idea.
-Mami, me voy a correr. Me quiero correr en tu cara. Agggg ¿Quieres que me corra en tu cara?
-Ummm, sí, sí, llénale a mami la cara con tu leche. Déjame bien guapa.
Quique acercó la polla a su pantalla. Cogió la webcam y la apuntó. Lo que Alba veía ahora era su propia cara. Comprendió lo que Ale iba a hacer.
-Córrete Quique..dale...leche a...mami....agg agggg
Abrió la boca. Sacó la lengua.
Quique estalló. Empezó a correrse con fuerza sobre el monitor, sobre la cara de su madre. Apuntaba a su boca, a sus mejillas. Ella movía la lengua como queriendo recibir su leche.
Alba miraba como su cara se iba llenando con la abundante corrida de Ale. Cerró los ojos y se imaginó a Quique corriéndose en su cara.
Su cuerpo se estremeció otra vez, y se corrió con mucha intensidad. Consiguió abrir los ojos para ver como Ale acercaba la polla más a la pantalla y un último chorro golpeó contra su boca.
Ya no pudo mirar más. Sus ojos se cerraron y el orgasmo la atravesó de arriba a abajo.
Los dos se quedaron mirando lo que había pasado. Alba veía como la corrida de Ale bajaba por la pantalla. Quique como goteaba sobre la mesa de su escritorio.
-Ummm, me has dejado preciosa.
-Mami, ha sido casi como correrme de verdad en tu cara.
-jeje, limpia bien la pantalla, no vaya a explorar.
-Uf, sí. Un segundo.
Salió corriendo al baño a por abundante papel y limpió el desastre. De repente, se quedó tenso. Con la calentura del momento no se dio cuenta de que su madre podría reconocer el monitor. Pero se tranquilizó pensando en que no, que monitores como el suyo habría miles.
Alba, en lo que menos se fijó fue en el monitor.
-¿Te ha gustado, Alba?
-Ummm, mucho. Sabes cómo calentarme, Ale. Si tu madre supieras lo caliente que eres, seguro que de pediría que te le follaras bien follada.
-¿Tú crees?
-Sí.
Quique sonrió. Era el momento de darle otro empujoncito.
-¿Y tú?
-¿Yo qué?
-Sabes que le gustas a tu hijo, y te calienta saberlo. Te corres pensando en él. ¿Por qué no, ya sabes, lo haces?
-¿Follar con él de verdad?
-Sí.
Quique, con el corazón en un puño, esperó la respuesta. Si ella decía un no tajante, rápido, la cosa estaría difícil. Pero vio que dudaba. Que se pensaba la respuesta.
-Ale, no puede ser. Fuiste tú el que me dijo que una cosa era imaginarlo y otra llevarlo a cabo.
-Lo sé. Pero siento que él puede llegar a tener lo que yo no podré.
-¿A qué te refieres?
-Cuando te dije que una cosa es imaginarlo y otra llevarlo a cabo, era verdad. En mi caso, al menos. La deseo con locura, pero ella no lo sabe. Y no sé lo que ella pensaría. Pero tú... si llegara a pasar algo entre tú y tu hijo creo que los dos serían muy felices. Sobre todo tú.
-¿Yo?.
-Sí, tú. Por lo que me has contado, te conozco un poco. Sé lo que tu miedo a una nueva relación. Lo del temor a ser de nuevo abandonada por un hombre.
Alba bajó la vista. Quique siguió hablando.
-Con tu hijo eso no pasará. El jamás te abandonará, porque ante todo eres su madre. Sería el amante perfecto. Lo tendrías en casa. Nadie sabría nunca nada. Y los dos os daríais placer mutuo. Él será inmensamente feliz de poder hacer el amor contigo, y tú recibirías todo el placer que te mereces.
Alba leyó lo que Ale escribía. Tenía sentido.
-No sé, Ale. Me costó aceptar esto. Lo hice porque son sólo fantasías. No estoy preparada para ir más allá.
-Bueno, no digo que lo hagas. Jeje. Sólo era una posibilidad. Pero espero que pase lo que pase, sigamos viéndonos y fantaseando juntos.
-Y corriéndonos juntos.
-jajajaja Siiiiiiiiiiiiiiiiiii.
-Bueno, ya es hora de acostarse.
-Sip. ¿Nos vemos mañana por la tarde?.
-Ok. Oye, esto se está convirtiendo en una relación estable.
-Sí. Eso me gusta.
-Y a mí. Me gusta mucho hablar contigo. Y no sólo por el sexo.
- Gracias. También a mi me encanta hablar contigo.
-Sólo espero que algún día me dejes verte.
Quique sintió un escalofrío. Si ella insistía, la cosa podría echarse a perder.
-Dame tiempo, Alba.
-Vale. Hasta mañana.
-Hasta mañana.
Cortaron la conexión. Alba apagó su ordenador y se acostó. Quique fue a hurtadillas a la solana a recoger las bragas. En cuanto las cogió, se percató que lo majadas que estaban. El aroma era intenso. Su polla se puso dura en el acto. Pero no se masturbó. Quería hacerlo por la mañana, cuando se hubiese recargado bien el 'depósito'.
Regresó a su cuarto y se acostó. Se durmió enseguida.
Su madre, por el contrario, no dormía. En su mente rondaban las palabras de Ale. El amante perfecto...Nadie sabría nada...Recibir el placer que te mereces...
"Es una locura, es una locura", pensaba
Y mientras pensaba eso, en la oscuridad de su cuarto, sus dedos acariciaban su mojado coño
"Es una locura...pero...mi amor... fóllame...dame placer... Quique...fóllame, fóllame"
Alba se corrió gritando, mentalmente, el nombre de su hijo.
Ahora si pudo dormir.
+++++
El beso de buenos días fue distinto ese día. Fue más largo, y los dos se miraron a los ojos después.
-Hoy parece que estás mejor, mamá.
-Sí, mucho mejor. Ya se me pasó la bajona.
-Me alegro mucho.
-Y yo
Desayunaron. Quique recogió los apuntes y se dispuso a irse a clase.
-¿No le das otro beso a tu vieja madre?
Quique la miró a los ojos.
-No eres vieja, mamá.
"Bésame en los labios"
Fue un beso en la mejilla, pero Alba se estremeció de pies a cabeza. Se sentía excitada. "El amante perfecto". Ese pensamiento era como un eco en su cabeza.
En cuanto Quique se fue, Alba fue a la solana. Las bragas no estaban en donde las había dejado. Sonrió y buscó debajo. Enseguida las encontró. El corazón le latía con fuerza cuando las cogió. No pudo reprimir un gemido cuando las abrió.
Estaban llenas de semen. Mucho más que la vez anterior. Aún estaba bastante líquido. Lo olió. Aún fresco. Recordó que Ale le había dicho que lamía las bragas de su madre, y ella hizo lo mismo. Lamió las bragas, siguiendo los rastros de semen. Después de muchos años, ese sabor tan especial llenó su boca. Estaba tan excitada, haciendo algo tan prohibido, que con sólo juntar sus piernas y frotarlas entre sí, se corrió intensamente.
Y esta vez no hubo arrepentimiento. Esta vez sólo una sonrisa en los labios. Y sobre todo, deseo. Deseo hacia su hijo, el amante perfecto.
Devolvió las bragas al cesto y se fue a trabajar.
+++++
De regreso a su casa, pasó por delante del super del barrio. Una cosa que le había dicho Ale resonó en su mente. Con una sonrisa en los labios, entró en la tienda. y compró algo para la cena.
Durante la comida, se cruzaron muchas veces las miradas. Quique se dio cuente de que su madre lo miraba más de lo habitual, y que le sonreía.
"Levántate y bésame. Echa los platos al suelo, tírame encima de la mesa y fóllame, Quique"
Los pezones de Alba se marcaban claramente bajo su blusa. No los escondía. Se daba cuenta de las fugaces miradas que él le echaba. Eso, y sus pensamientos, la tenían excitada, mojada.
"Si te sacas la polla y me pides una mamada, iré de rodillas hasta tu silla y te haré la mejor comida de polla de tu vida. Si te corres en mi boca, me tragaré toda tu leche con placer. Si lo haces en mi cara, te sonreiré feliz"
Pero a pesar del enorme deseo, a pesar de los calientes pensamientos que cruzaban su mente, Alba no se atrevía a hacer nada. Hasta ahora, todo era sólo un juego, un caliente juego. Si daba el paso, todo cambiaría para siempre. Sabía el deseo que su hijo tenía por ella. Su coño mojado era puro deseo hacia él.
Aún así, dar el paso la asustaba. Quizás nunca se atrevería a darlo.
-¿Qué harás hoy, tesoro?
-Buehhh, lo de siempre. Unas partiditas, navegar un poco...
-Mirar... mujeres.
-Jajaja. Bueno, jeje, puede que alguna sí que mire. Sólo pare pasar el rato.
"Y hacerte una rica paja mirándolas. Mirando como chupan grandes pollas. Cómo se las clavan en el coño y en el culo. Cómo les bañan la cara con espeso y caliente semen. ¿Buscas mujeres que se parezcan a mí? ¿Las miras siendo folladas y te imaginas que eres tú follándome a mí?"
-¿Y tú?
-He quedado con un cybernovio.
-¡Mamá! - dijo Quique, fingiendo sorpresa.
-¿Qué? ¿No crees que tu madre aún pueda atraer a un jovencito?
-¿Jovencito?
-Sí, de tu misma edad.
-¡ Pero mamá !
-Jajaja. Qué carita has puesto. Que es broma, hombre.
-AH, jeje. Pero seguro que podría ser verdad.
"Claro que es verdad. Me encanta ver como se toca la polla. Me vuelve loca ver como se corre. Y sobre todo, me encanta imaginar que eres tú"
-¿Tú crees? Me dijiste una vez que había tenido cybersexo. ¿Lo has hecho con mujeres mayores que tú?
-Sí. Son las que más me atraen.
Alba lo miró, sonriendo. Estuvo a punto de lanzarse sobre él y comérselo a besos. Pero se contuvo.
-Si yo no fuera tu madre... ¿Te sentirías atraído por mí?
Ambos se miraban. Aquello era una clara insinuación. Era como el juego del gato y el ratón, pero sin estar claro quién era el gato y quien el ratón. Ambos esperaban que fuera el otro el que diera el primer paso.
Ninguno lo dio.
-Si no fueses mi madre, te perseguiría.
-Jajajaja. Gracias, tesoro. Eso me hace sentir muy bien. No sabes cuánto.
"Aunque siéndolo, aún me gustas aún más." - pensó, para sí, Quique.
Terminaron el almuerzo y fueron un rato a ver la tele. Quique se sentó en un sofá. Su madre, se recostó en el sofá de enfrente.
Alba miraba la tele, y miraba a su hijo. Lo encontró muy guapo. Era ya todo un hombre. El hombre de la casa. Estaba excitada, muy excitada. Sentía la humedad de su coño. Se frotaba los muslos despacito, sólo para sentir placer. Placer que aumentaba por hacerlo mirándole a él.
"ummm Quique, si vieras como tengo el coñito. Cómo desearía que te levantaras y me follaras aquí mismo, salvajemente. Sería toda tuya. Cumpliría todos tus deseos."
Alba no dio el paso. Algo se lo impedía.
Llegó la hora de su cita diaria con Ale. Al menos, con él se dejaría llevar.
-Bueno, tesoro. Me voy a chatear con mi cybernovio. Jajajaja.
-Jajajaja. Que lo pases bien, mamá.
Quique miró como su madre se alejaba. Sus ojos se clavaron el su precioso culo. Juraría que se meneaba más que de costumbre.
Sabía que en unos minutos la vería por el ordenador. Vería su cara, sus tetas. Su coño y su culo. La vería masturbarse. Oiría como se corría. Y él se correría con ella.
¿Pero por qué, en vez de eso, no iba al cuarto de su madre y veía todo eso en vivo? ¿Por qué no la besaba de verdad?¿Por qué no olía su coño de verdad? ¿Por qué no le hacía el amor de verdad? Él la deseaba. Ella lo deseaba.
Pero algo se lo impedía. Temía que a pesar de saber que su madre lo deseaba, que fantaseaba con Ale como si fuera él, ella no aceptase hacer realidad esas fantasías. Que hubiese aceptado lo que él mismo le dijo una vez. Que sus fantasías eran sólo de ella y que no tenía que hacerlas realidad para tener placer.
Quique no se atrevía a dar el primer paso. Tenía que ser ella.
A los pocos minutos, Quique se fue a su cuarto y encendió el ordenador. Su madre ya estaba online.
-Hola preciosa.
-Hola Ale. ¿Cómo estás?
-Muy bien, ahora que hablo contigo. ¿Y tú?
-Uf, chorreando.
-¿Ya?
-Sí. Es una tortura estar mirando a mi hijo, sabiendo cómo me desea, sabiendo lo que hace con mis bragas y lo que yo hice con ellas.
-¿Qué hiciste con las bragas, Alba?
-Ummmm. En cuanto se fue a clase fui a buscarlas. Estaban llenitas de su semen. Aún calentito. Lo olí y...
-¿Y?
-Ale, lo lamí, lo saboreé. Ummm que rica la leche de mi hijo.
-¿Rica?
-Jajajaja. Bueno, rico rico, lo que se dice rico, el semen no lo es. Es salada y un poco amarga.
-¿Entonces?
-Pues no lo sé. Es como la cerveza, que aunque es amarga te refresca. Con el semen me pasa algo parecido.
-¿Te refresca?
-jajajajaja. No tonto. Cuando se lo hacía a mi marido, veía su cara de placer, como gozaba corriéndose en mi boca y lo que le gustaba que me lo tragara. Era algo que a él le gustaba y a mí me gustaba complacerlo. Es algo psicológico, pienso. Y por eso, el semen de mi hijo, semen prohibido, me produjo tanto placer.
-Joder, Alba. Eres una mujer maravillosa. Ojalá fuese yo tu hijo.
-Ummm, me encantaría que mi hijo tuviese una polla tan linda como la tuya. ¿A qué esperas para enseñármela?
Se conectaron. Alba se estremeció al aparecer en pantalla aquella preciosa polla. ¿Se puede una enamorar de una polla? - prensó
Quique también se estremeció cuando la imagen de su madre apareció en su monitor. Estaba en su cama, acostada boca abajo. Sus tetas se aplastaban contra la cama, y miraba sonriendo a la cámara.
-Qué guapa eras, Alba.
-Gracias, Ale - sonó la voz por los altavoces. Hoy tengo algo especial para ti.
-¿Sí? ¿Qué es, qué es?
-Me preguntaste si tenía un consolador. No tengo. Pero he comprado algo parecido
Alba cogió algo que estaba fuera de plano y se lo mostró a Ale. Un pepino. La polla de Quique dio un respingo.
-Wow, Alba.
-¿Quieres ver cómo me lo meto en el coño?
-Sí, sí, siiiiiiiiiiiiiiiiiii
-Estoy tan caliente, Ale. Me arde el coño. Aggg, si esto fuera una polla de verdad...si fuese tu polla...
Acercó la boca al pepino y le dio un besito en la punta.
-La besaría así- dijo, dándole más suaves besos.
-Si fuese tu polla, la lamería así.
Con los ojos entornados, mirando fijamente al objetivo de la cámara, Alba pasó la lengua alrededor de la punta, despacito, muy sensualmente. Quique movía su mano furiosamente a lo largo de su polla. Casi sentía como si su madre se lo estuviese haciendo a él.
-Ummm, Ale...si fuese tu polla, de te la chuparía así.
Quique dejó de tocarse la polla. Si sequía tocándose, se correría sin remedio. En la pantalla su madre se metía lentamente el pepino en la boca. Luego lo sacaba. Quique olvidó que era una hortaliza. En ese momento era una polla, su polla, y su madre se la mamaba lentamente.
-Ummm Ummmm...Quique...cómo me gusta chuparte la polla. Ummm Ummm ¿Y a ti te gusta como mami te come le polla?
-Aggg, si mamá. Estoy a punto de correrme. Si me toco, me corro.
-Espera un poquito... Ummmm Ummmm no te corras todavía. Mami está muy caliente y necesita que la folles. ¿Me follas, mi amor?
Alba se dio la vuelta, poniendo el coño hacia la pantalla. Quique quedó maravillado de lo mojado que estaba. Parecía casi gotear. Su madre se empezó a pasar el pepino a lo largo de la raja de aquel precioso coño, frotando su clítoris con suavidad.
-Méteme la polla, Quique. Fóllame ya...Ummm fóllame
Puso el pepino en la entrada de su coño y empezó a empujar. Su espalda se arqueó sobre la cama. Volvió notar el placer de sentir como las paredes de su coño eran abiertas por algo duro y grueso que la llenaba. Se clavó, con las piernas bien abiertas para que Ale no perdiera detalle, todo lo que pudo, hasta notar el fondo de su vagina.
-Agggggggggg Quique, mi amor, como siento tu polla en mi coño. Fóllate a mami...fóllameeeee
Empezó a meter y sacar la dura herramienta. Quique, con el corazón a mil por hora veía como el pepino arrastraba al entrar y salir los labios del coño, como estaba mojado hasta donde entraba.
Alba, por su parte, tenía los ojos cerrados. El placer era tan intenso que las sensaciones bastaban. Las sensaciones e imaginar que era su deseado hijo el que la estaba follando.
-Aggggg mi amor...que..rico....no dejes de follarme...no dejes de clavarme tu polla bien dentro...
Él dejó de escribir. Sólo miraba y escuchaba. Y se tocaba la polla, que no dejaba de babear. Cuando notaba que estaba a punto de correrse, paraba.
Alba sintió la llegada de un atronador orgasmo. Su cuerpo empezó a temblar, a tener espasmos y a tensarse.
-Quique..aggg, Quique...me corro..mami se..corre....aggg córrete conmigo. Lléname el coño con tu leche...
Quique ya no se retuvo. El coño de su madre dejó escapar alrededor del pepino un chorro de flujo y su polla empezó a lanzar por su pecho, por sus brazos y por sus muslos toda una impresionante corrida.
Alba abrió lentamente sus ojos. También, lentamente, se sacó el pepino del coño. Más flujo salió de su vagina. Con dificultad, pues el tremendo orgasmo la había dejado débil. Miró la pantalla y vio el cuerpo de Ale con regueros de semen por todas partes.
-Vaya, parece que te has quedado a gusto, ¿eh?
-Uf, Alba. No recuerdo haber soltado tanta leche en mi vida. Ha sido lo tan caliente lo que has hecho.
-Es que estaba muy caliente, Ale.
-¿A quién le chupabas la polla, Alba?
-A quique
-¿Quién te follaba?
-Él.
¿Y quién te llenó el coño con su leche?
-Él.
-Alba...
-Dime, Ale.
-¿Cuándo le vas a pedir a tu hijo que te folle? Él está loquito por follarte.
-No lo sé. De verdad que no lo sé. No creo que me atreva nunca.
-¿No lo deseas? ¿No deseas sentir su polla de verdad en lugar de tus dedos?
-Claro que lo deseo. Pero tengo miedo
Quique se desesperó.
-¿Miedo a qué?
-No lo sé. La verdad es que no lo sé. Son muchos años de tabú para romperlos tan fácilmente.
Decidió no insistir, por ese día. Iría despacito. Aunque no sabía si podría resistir más así, viéndola, deseándola, pero sin poder tocarla.
Hablaron un rato más y se despidieron, pues Alba había quedado con Rosa para salir a dar una vuelta.
+++++
El paseo se alargó y Rosa insistió en que fueran a cenar por ahí. Y después, casi la arrastró a un bar de copas.
-Mira Alba ese par de maduritos. No nos quitan el ojo de encima. Esta noche, mojamos.
Pero Alba no estaba para maduritos. Sólo había una persona a la que deseaba. a Quique. No se lo quitaba de la cabeza.
-Me voy a casa, Rosa.
-¿Pero por qué? La noche es joven. Mañana es sábado. Mira que ambiente.
-Adiós.
La dejó con la boca abierta. Rosa no entendía a su amiga. Era una mujer de muy buen ver. Sabía de muchos hombres que se la rifarían, pero parecía no estar interesada por los hombre.
"Joder, lo del cabrón de su marido ya pasó".
Miró a los dos hombres. Les sonrió.
"Jeje, si tengo suerte, hoy me llevaré dos buenas pollas a casa"
+++++
Quique recibió la llamada de su madre diciendo que no cenaría en casa. Se sintió un poco triste. Y preocupado, pues ella no solía salir. Se quedó esperando en el salón hasta que sobre las 12, ella regresó.
-¿Lo has pasado bien?
-Bueno..sí. - respondió Alba, con desdén.
-Pues no lo parece.
-Es que Rosa puede ser muy pesada. Estoy cansada. Me voy a dormir.
Quique se levantó y se acercó a su madre. Estaba preciosa. Alba miró cómo se acercaba. Se había tomado un par de copas. No cómo para sentirse borracha, pero sí como para que sus sentidos estuvieran más alerta.
Las aletas de su nariz se abrieron cuando Quique se acercaba.
"Ahora es el momento. Me va a besar con pasión, me arrancará la ropa y me follará aquí mismo, en el suelo del salón"
Con una sonrisa, esperó a que su hijo llegara a donde ella. Pero sólo recibió un beso en la mejilla. Un beso que le quemó la piel.
-Hasta mañana, mamá.
-Hasta mañana, tesoro.
+++++
Quique estaba en su cama, a oscuras. Deseando con locura a la mujer que estaba a pocos metros. No podía más. El deseo lo estaba consumiendo. Tenía que follarse a su madre, pasase lo que pasase después. Estaba claro que ella no iba a dar el primer paso. O lo daba él o se pasaría la vida sólo deseándola.
Se levantó y se dirigió al dormitorio de su madre, sólo vestido con un ligero pantalón de pijama.
+++++
Alba estaba en su cama. Se masturbaba lentamente, con un sólo pensamiento. Quique. No podía seguir así. O consumaba ese deseo o se volvería loca. Él no daría el primer paso. O lo daba ella o tendría que pasarse el resto de la vida corriéndose con sus dedos.
Se levantó, desnuda como estaba, y se dirigió al dormitorio de su hijo.
+++++
Se encontraron en el pasillo, en penumbra. Casi tropiezan el uno con el otro. Quique recorrió con los ojos el cuerpo desnudo de su madre. Alba recorrió con los suyos el cuerpo de su hijo. La polla formaba un enorme bulto en el pijama.
-Mamá.
-Quique.
Él dio un paso hacia ella. Ella un paso hacia él. Quedaron el uno frente al otro. Se miraban a los ojos.
La boca de Quique se acercó a la boca de su madre. La boca de Alba recorrió la mitad del camino.
El beso fue apasionado, salvaje. Gemían cada uno en la boca del otro. Quique la abrazó con fuerza. besando y mordiendo el cuello de su madre. Alba, con los ojos cerrados, gemía de placer, sintiendo en su barriga la dura polla de su hijo. No pudo resistirse a bajar una mano y meterle por dentro del pantalón, agarrando la prohibida polla.
El cuerpo de Alba se estremeció cuando tuvo en la mano la dura y caliente polla de Quique.
-Mamá, cómo te deseo. Te voy a follar, mamá Te voy a follar.
-Sí, tesoro. Fóllame. Fóllate a mami bien follada. Lo necesito. Aquí, aquí mismo. Fóllame ya.
La apoyó contra la fría pared del pasillo, se bajó el pijama hasta las rodillas. Alba dirigió la polla hasta su coño y de una sola estocada, se la clavó.
El orgasmo de Alba fue inmediato, intenso, arrollador. Se agarró con fuerza a su hijo mientras se corría, con los ojos cerrados, los dientes apretados y con la respiración cortada. Quique notaba en su polla los espasmos de la materna vagina.
-Agggg Aggggg me corro...Quique...me corrooooo
Alba aún se estaba corriendo cuando Quique empezó a bombear, a follarla salvajemente, con tremendos golpes que la empujaban una y otra vez contra la pared. La besaba, le comía la boca, le apretaba las tetas con las manos.
Le clavaba la polla una y otra vez, con golpes secos, que por la postura, frotaban el clítoris con cada envite. Necesitaba obtener su placer, cumplir por fin su fantasía. Fantasía que se había convertido en realidad.
El orgasmo de Quique se acercaba. Arreció con sus embestidas hasta que no pudo más y empezó a lanzar su semen en lo más profundo del coño de su madre, que los sentía calientes golpear el fondo de su vagina. Un segundo orgasmo estalló en el cuerpo de Alba.
Los dos cuerpos estaban tensos, gozando del intenso placer. Cuando los orgasmos dieron paso a la relajación, cayeron lentamente hasta quedar sentados en el suelo.
No dijeron nada. Sólo oían sus respiraciones. Se miraban a los ojos. Se sonreían.
Quique se levantó y le tendió una mano a su madre. Alba la aceptó y él la ayudó a levantar. Cogidos de la mano fueron al dormitorio de Alba. Cogidos de la mano, se acostaron en la cama.
Calmado ya el irrefrenable deseo inicial, se besaron con ternura, con amor, disfrutando de las sensaciones que la piel de uno producía en el otro.
-Mamá, eres tan bella. No sabes el tiempo que llevaba deseando esto.
-Quique, yo también lo deseaba. Lo deseo.
La besó en la frente.
-Ummm
Besó sus párpados.
-Ummmm
Sus mejillas, sus labios.
-Aggggg que rico sentir tus labios
Su cuello, sus hombros.
-Ummm Quique...Quique
Sus tetas. Las recorrió con las yemas de sus dedos, con sus labios, con su lengua. Lamió los duros pezones y los mordió con delicadeza. El cuerpo de su madre reaccionaba con pequeños temblores de place.
La boca, bajó más. Su barriga.
-Aggggg
Sus caderas.
-Ummmmm no puedo más.
Su poblado pubis
-¿Le vas a comer el coño a mami? Está lleno de ti.
Por toda respuesta, Alba sólo consiguió un lento lametón a lo larga de la raja de su coño, que hizo que su espalda se separara de la cama.
Quique se acomodó entre las abiertas piernas de su madre y se dispuso a cumplir otra de sus fantasías. Besar el lugar que lo trajo al mundo.
Fue una lenta y sensual comida de coño, que llevó, también lentamente, a Alba a correrse en la cara de su hijo. Sentía su lengua serpentear por sus labios, alrededor de su clítoris. Notaba como lo atrapaba entre sus labios, como los chupaba, como lo lamía. Sentía los dedos introducirse en su vagina.
Y cuando se corrió y su flujo, mezclado con el semen de su hijo fue expulsado, oyó con él tragaba, sin dejar de mover su lengua.
Tan lentamente como había bajado, Quique volvió a subir, deshaciendo el camino recorrido. Hasta que llegó a la boca de su madre y la besó. Alba saboreó el gusto de su coño, el sabor del semen de su hijo.
No había prisas. Quique la penetró despacito, sin golpear. Sólo deslizó su polla dentro de ella.
Besándose, y sobre todo, mirándose, hicieron el amor. Alba acariciaba su nuca. Ofrecía su cuello y su hijo lo lamía. Ofrecía sus labios y él los besaba. Lo rodeó con sus piernas y lo atrajo hacia ella, para que no escapara.
Quique no quería escapar. Sólo quería seguir dándole placer a su madre. Recibiendo placer de ella
Alba vio en sus ojos que su hijo estaba a punto de correrse. Y quería sentirlo. Quería tener todos los sentidos enfocados a ese momento.
La polla empezó a tener espasmos. El rostro de Quique se crispó y Alba notó el primer disparo. Caliente, potente. Luego otro, y otro. Si hubo más, ya no lo supo. Su propio orgasmo la desconectó por unos segundos del mundo.
+++++
Alba está en su cama. Todo está a oscuras. Esta de lado, desnuda. Pegado a su cuerpo está Quique, su hijo, que la abraza. Oye su respiración tranquila. Está dormido.
Alba no recuerda haber sido tan feliz en su vida. Recuerda las últimas palabras que Quique le dijo antes de dormirse.
-Mamá, te quiero.
Al poco, ella también duerme.
+++++
El placer hace que Quique se despierte. La luz baña el dormitorio de su madre. Se incorpora un poco para descubrirla chupándole la polla. Se apoya en los cosas para disfrutar del caliente espectáculo de ver su polla entrando y saliendo de la boca de su madre. No puede reprimir un gemido que hace que Alba lo mire, sonría y se saque la polla de la boca.
-Buenos días, tesoro.
-Buenos días, mamá.
Al fin lo ha conseguido. Su plan ha dado resultado. Su deseada madre ha sido suya. Mira como ella, como una gata, sube lentamente hacia él y lo beso, echándose encima. Un beso lleno de pasión. La polla no la suelta. La tiene bien agarrada con una mano.
Sin embargo, Quique empieza a sentir remordimientos. Piensa que la ha engañado, que la empujó hacia sus brazos.
-Mamá - logra decir entre beso y beso
-Dime mi amor.
-Hay algo que...tengo que contarte.
Alba se separa un poco. Lo mira.
-Lo sé, Quique. Lo sé. ¿O debo decir...Ale?
Quique la mira, asombrado.
-¿Cómo..cómo lo supiste?
Su madre sonríe. Aprieta su polla con la mano.
-¿Crees que no iba a reconocer esta preciosa polla?. Ahora, déjate de palabras y fóllate a tu madre bien follada.
FIN
Se fue al salón, y se sentó en el sofá. Necesitaba hablar con alguien, pero no tenía a nadie con quien hablar. No le podía contar a Rosa, su mejor amiga, como se había corrido oliendo el semen de Quique. No le podía contar las cosas que le estaba pasando.
Sólo había una persona con la que podría habla, Ale. Pero era Ale el que todo lo había empezado. No podía culparle de nada, pues a nada la había obligado. Si de algo era culpable, era de hacerle descubrir cosas de ella que desconocía. Cosas que le asustaban.
Fue a hacer la compra, para despejarse, y luego regresó para hacer las labores de la casa. Estando de vacaciones las hacía ella, en vez de la chica que tenían para eso.
Al medio día, Quique regresó de clase. En seguida notó que a su madre le preocupaba algo.
-¿Qué te pasa, mamá? Ayer estabas tan bien y hoy te noto triste.
-No me pasa nada, tesoro - le respondió sin mirarle a la cara - solo un poco baja de ánimos.
-¿Hay algo que yo pueda hacer?
"Dejar de desearme. Mirarme sólo como a una madre."
-Estoy bien, de verdad.
-¿Sabes que te quiero, verdad? Haría cualquier cosa por ti.
Alba lo miró. Tenía ganas de llorar. Pero se contuvo.
-Lo sé, mi amor. Yo también... te quiero.
Comieron casi en silencio. Quique tenía ganas de irse al ordenador y hablar con su madre, para que le dijera a Ale que le pasaba. Quizás con él se sincerara. La última vez que habló con ella por el chat su madre cortó bruscamente la conversación. Temía que todo hubiese acabado.
-Te ayudo con los platos y me voy un rato al ordenador - dijo Quique.
-Vale.
No pudo evitar admirar su cuerpo. Su precioso culo, sus abundantes tetas, su linda cara. Sus miradas se encontraron en varias ocasiones. Su madre estaba seria.
Terminaron y él se fue a su habitación. Encendió el ordenador, se puso online y esperó.
Pasaban los minutos y su madre no aparecía. Se empezó a desesperar. A la media hora de espera, salió de su cuarto a hacer pis. Su madre estaba acostada en el sofá del salón, viendo la tele.
-¿Hoy no te conectas?
-No, no tengo ganas.
Volvió a su cuarto. No se iba a conectar. No podía hablar con ella, saber qué pasaba. Se puso a pensar y finalmente decidió escribirle un correo.
"Hola Alba:
Te he esperado y no has venido. Por la forma en que nos despedimos ayer creo que te pasa algo. No sé si es por algo que hice o dije. Si es así, por favor, perdóname. Nunca fue mi intención molestarte
Quisiera volver a hablar contigo. Te esperaré esta noche, sobre las 9. Espero de corazón que vengas y que podamos hablar. Si no es así, al menos mándame un mensajito de despedida.
Besos,
Ale."
Lo mandó y minimizó el Messenger, por si ella apareciese. Se puso a navegar sin rumbo, leyendo cosas, saltando de página en página. Después jugó unas partidas online.
Pero no se quitaba a su madre de la cabeza. No era el deseo. Era la preocupación por haberla hecho sentir mal.
Alba se pasó la tarde viendo la tele, intentando no pensar. Y nada mejor que ver un programa del corazón, con chicos y chicas peleándose y gente destripando la vida privada de los demás.
Quique pasó por el salón varias veces, ofreciéndole agua, café, algo de merendar. Lo rechazó todo.
Antes de preparas la cena, fue a su cuarte a cambiarse de ropa. Se puso un pijama. Miró su ordenador. Se acercó y lo encendió.
Sin ganas, se sentó delante y abrió su correo. Sabía que Ale le habría escrito. Vio el mensaje y lo leyó. Él tenía razón. La despedida fue un poco brusca. Le respondió.
"Perdona por haberme ido así ayer. Tienes razón. Me pasa algo, pero no es por nada que hayas hecho o dicho. No es por ti. Es por mí.
Besos"
Lo mandó.
En unos segundos, Quique lo estaba leyendo y lo respondió en el acto. Alba iba a cerrar el ordenador cuando le llegó el nuevo mensaje de Ale.
"¿Vendrás esta noche?"
Alba se lo pensó. Necesitaba hablar, y él era la única persona con la que podría hacer. La respuesta fue corta, pero llenó de alegría a Quique.
"Sí"
La cena resultó igual que el almuerzo. Silencio
+++++
Quique esperaba en su ordenador a aparición de su madre. A los pocos minutos, se llegó. Le abrió un chat de texto.
-Hola Alba.
-Hola Ale.
-¿Cómo estás?
-No muy bien.
-¿Qué te pasa? ¿Me lo quieres contra?
Alba respiró hondo.
-Estoy sintiendo cosas que no debería sentir. Deseos que no debería tener.
-Deseos hacia tu hijo.
-Sí. Ya no es sólo lo de ayer, que me masturbara imaginándome que él me lo hacía. Esta mañana encontré mis bragas, llenas de su semen.
-¿Y?
-Joder, Ale. Me siento fatal. En vez de meterlas en la lavadora las cogí.
-¿Te excitó saber que tu hijo se había masturbado por ti?
-Sí. Y no sólo eso. Olí su semen. Me pasé las bragas por la cara y me tuve que agarrar a la lavadora para no caerme cuando me corrí.
La polla de Ale se puso dura en el acto al leer aquello. Su madre pasándose las bragas llenas de su leche por la cara. Se sobó la polla por encima del pantalón. Pero ahora tenía que seguir hablando con ella. Tranquilizarla.
-Pero Alba. ¿Dónde está el problema? ¿De qué tienes miedo?
-¿Qué pensaría él si lo supiera? ¿Qué pensaría de mí si supiera que me excité por él?
-¿Es por eso por lo que te sientes tan mal?
-¿Te parece poco?
-¿Qué pensaste tú de Quique cuando supiste que te deseaba, que se masturbaba pensando en ti? ¿Pensaste que era un monstruo, un pervertido?
-No, claro que no.
-Te puso cachonda.
-Sí.
-Pues eso le pasará a él. Jamás podrá pensar nada malo de ti. Eres su madre, y te quiere como madre. Y además, eres una mujer preciosa a la que desea. Y saber que tú también sientes deseos por él sólo hará una cosa.
-¿Qué cosa?
-Excitarlo. Ponerlo cachondo perdido. Desearte aún más. Matarse a pajas pensando en ti.
-¿Tú crees?
-Por supuesto que lo creo. Lo sé. Y también sé otra cosa. Que si lo supiese, nunca haría nada. Porque sabe que sus deseos son algo íntimo, suyos. Sabe que a veces se imaginan cosas y se desean cosas que en la realidad no pueden ser. Y que aunque tú lo desees también a él, eso no significa que tú quieras acostarte con él.
-Ale, ¿Hablas de Quique o de ti?
-jeje, de los dos, creo. No lo conozco, pero lo siento mi igual. Lo único que nos diferencia es que tú sabes que él te desea y mi madre no. Bueno, y que te he visto desnuda y él no.
-Jajajaja.
Alba se sentía mejor. Sus miedos se estaban disipando.
-Así que sabes que los deseos hacia tu madre nunca se harán realidad.
-Sí, lo sé. Aunque...
-¿Aunque qué?
-Como te dije, yo nunca intentaré nada con mi madre. Pero si ella lo intenta conmigo...Uf, me dejaré! Jajajaja
-Jajajaja. Eres un facilón, Ale.
-Uf, sólo de pensarlo...
-¿Sólo de pensarlo qué?
-Sólo de pensarlo me pongo cachondo.
-Enséñame la polla.
Quique sonrió. Parecía que la cosa volvía hacia adelante. Que su madre había superado el miedo a sus deseos. Se quitó los pantalones y encendió la cámara de video.
Ella apareció. La imagen iba desde su cara hasta por debajo de sus tetas.
-¿Te he dicho ya que eres preciosa, Alba?
-Sí, algunas veces.
-¿Y que estás buenísima?
-Jajajaja, sí, también.
-¿Y a ti te gusta mi polla?
-Jeje, sabes que sí. Es una polla preciosa.
-¿Cómo imaginas que será la polla de Quique?
-No sé. Cuando me imagino que es él el que me hace cosas, es tu polla la que imagino.
-¿A sí? ¿Te gustaría que su polla fuese como la mía?
-Ummmmm, sí.
-¿Llevas bragas?
-No, pijama.
-Ponte unas.
-Vale - respondió, divertida.
Quique vio como esa se levantaba y se quitaba el pantalón del pijama. El peludo pubis apareció en pantalla. Ella desapareció de imagen un momento y volvió a aparecer momentos después con una braguitas blancas.
-Ummm que bien te quedan.
-Gracias. ¿Y ahora?
-Ahora quiero que te hagas una paja con las bragas puestas. Con los dedos frotando por fuera. Así, cuando te corras, todos tus jugos mojarán la tela, impregnándola bien del olor de tu coño
-Ummmm, ¿Y qué hago con ellas después?
-Vas al cuarto de tu hijo, te las bajas delante de él y se las das. Le dices "Llena la bragas de mami con un buena corrida y luego me las llevas a mi cuarto".
-¿QUEEEEEEEEEEEEEEEE?
-Jajaja, es broma mujer. Pero a que la idea te pone más cachonda.
-Aggg, sí...que caliente estoy.
Quique vio como una mano desaparecía de la pantalla, yendo hacia el coño de su madre. Vio como ella cerraba los ojos y se lamía los labios. Mientras la oía gemir, escribía para ella, que de vez en cuando abría los ojos y miraba su polla. Le encantaba como su madre miraba su polla.
-¿Y si en vez de irte te quedas allí? Verías como él se saca la polla y empieza a hacerse una paja, mirándote.
-Ummmmm mi niño pajeándose para mí.
Quique vio el momento para empujarla un poco más.
-¿Te gusta mi polla, mamá?
-Sí, es preciosa.
-Si supieras las veces que me he corrido en tus bragas, mami. Y ahora lo voy a hacer mientras me miras.
-Agggg si, mi amor. Enséñale a mami cómo le llenas sus bragas de leche calentita.
-Acércate mami. Ven más cerca.
Alba se imaginó acercándose a la cama de Quique, sentándose a un lado mientras veía la mano de Ale subir y bajar a lo largo de su dura polla. En su mente, era la polla de Quique.
-Cuéntame que haces con mis braguitas. Dime cómo lo haces.
-Ya me sé tus rutinas, cuando las sueles dejar. Me encanta escabullirme cuando las dejas, cuando aún están calentitas.
-Ummm, Quique. ¿Eso haces?
-Sí, mami. Me las acerco a la nariz y las huelo. El olor de tu coño me llega directamente al cerebro. Y mientras las huelo, con la otra mano me toco la polla.
-¿Qué más? ¿Qué más haces?
-También las pruebo. Paso mi lengua por la manchita de flujo de tus bragas
-Agggggg.
La imagen de su hijo lamiendo sus bragas casi la hace correr.
-Y después. envuelvo mi polla con ellas, mamá. Y me hago una lenta y placentera paja, con los ojos cerrados. Imagino que tus bragas son tu coño. Ummm, mamá, cómo desearía que fueran tu coño de verdad. Meterte mi polla hasta el fondo y follarte.
-Quique...ummm ... tu polla, en mi coño....Agggg
-Sí, mi polla en tu coño, mami. Hasta que me corriera y te lo llenara de mi leche calentita, espesita, en lo más profundo de tu coño, mirándote a los ojos.
El cuerpo de Alba empezó a temblar, a llenarse de espasmos y después, quedó tenso. Quique miraba la cara de su madre, que en pleno orgasmo, era la viva imagen del placer. El coño de Alba soltó varios chorritos de flujo, que empaparon las bragas, mojándolas casi como si se hubiese orinado en ellas.
Cuando terminó de correrse, Alba abrió lentamente los ojos y sonrió.
-Ummmm mis braguitas han quedado bien mojadas.
-Enséñamelas, mami.
Se las quitó y las acercó a la cámara. Quique pudo ver claramente la mancha de humedad.
-Joder, Alba. Cómo me gustaría olerlas. Pero no son para mí. Son para él. Déjalas como la otra vez, bien puestitas en la cesta.
-Vale. Ahora vuelvo.
Quique esperó. A los dos minutos, Alba regresó.
-¿Has ido así, con el culo al aire?
-Jajajaja. Sí. Él está encerrado en su cuarto, jugando
-Sí, sí, jugando. Jugando con su polla, querrás decir.
-Jajajaja.
-¿Te imaginas que lo pillas con tus bragas en la cara? ¿O alrededor de su polla?
-Uf, que corte, ¿No?
-Seguramente. ¿Te quedarías mirando o te irías?
-Pues no sé.
-Uf, si mi madre me pilla con la polla en la mano, la miraría a los ojos y seguiría con la paja
-¿Sí?
-Sí. le diría "Mira como me ha puesto la polla tus bragas, mami".
-¿Es por mí, Quique? ¿Se te pone así la polla por mí?
Alba jugaba otra vez, sin que Quique le diera pie.
-Sí, mamá. Por como huele tu coño, por lo buena que estás. Mami... hazme una paja. Hazme correr en tus bragas.
-Ummm, así que mi niño quiere que mami le haga una pajita y le saque toda la leche....
-Aggg, si mami... sí
-¿Sólo eso? ¿Qué más le gustaría a mi niño que le hiciese?
-Que me chuparas la polla. Que te arrodillaras a mis pies y te la pasases por tu linda cara antes de metértela en la boca y hacerme una lenta y profunda mamada.
-Ummmm Quique...sí, me gustaría mucho hacerte una rica mamada. Hace tanto que no chupo una buena polla. Mami está caliente otra vez.
Quique vio como su madre se levantaba y se arrodillaba delante de la mesa. Su cara quedaba ahora a la altura de la cámara. Se pasó la lengua por los labios, mojándolos.
-Quique, ponte de pie y dale a mami tu polla. Deja que mami te coma la polla y te saque toda la leche.
-Joder, Mamá. Qué caliente eres.
Quique se levantó y acercó su polla a la web cam. Mirando a la pantalla, Alba abrió la boca. Le hubiese gustado que aquella polla atravesase la pantalla y se metiese en su boca. Empezó a frotarse el coño, a gemir, a hablar sensualmente.
-Ummmm mi amor, fóllame la boca. Mete tu polla en mi boca y fóllamela.
Quique no podía aguantar más. Estaba a punto de correrse. Se le ocurrió una loca idea.
-Mami, me voy a correr. Me quiero correr en tu cara. Agggg ¿Quieres que me corra en tu cara?
-Ummm, sí, sí, llénale a mami la cara con tu leche. Déjame bien guapa.
Quique acercó la polla a su pantalla. Cogió la webcam y la apuntó. Lo que Alba veía ahora era su propia cara. Comprendió lo que Ale iba a hacer.
-Córrete Quique..dale...leche a...mami....agg agggg
Abrió la boca. Sacó la lengua.
Quique estalló. Empezó a correrse con fuerza sobre el monitor, sobre la cara de su madre. Apuntaba a su boca, a sus mejillas. Ella movía la lengua como queriendo recibir su leche.
Alba miraba como su cara se iba llenando con la abundante corrida de Ale. Cerró los ojos y se imaginó a Quique corriéndose en su cara.
Su cuerpo se estremeció otra vez, y se corrió con mucha intensidad. Consiguió abrir los ojos para ver como Ale acercaba la polla más a la pantalla y un último chorro golpeó contra su boca.
Ya no pudo mirar más. Sus ojos se cerraron y el orgasmo la atravesó de arriba a abajo.
Los dos se quedaron mirando lo que había pasado. Alba veía como la corrida de Ale bajaba por la pantalla. Quique como goteaba sobre la mesa de su escritorio.
-Ummm, me has dejado preciosa.
-Mami, ha sido casi como correrme de verdad en tu cara.
-jeje, limpia bien la pantalla, no vaya a explorar.
-Uf, sí. Un segundo.
Salió corriendo al baño a por abundante papel y limpió el desastre. De repente, se quedó tenso. Con la calentura del momento no se dio cuenta de que su madre podría reconocer el monitor. Pero se tranquilizó pensando en que no, que monitores como el suyo habría miles.
Alba, en lo que menos se fijó fue en el monitor.
-¿Te ha gustado, Alba?
-Ummm, mucho. Sabes cómo calentarme, Ale. Si tu madre supieras lo caliente que eres, seguro que de pediría que te le follaras bien follada.
-¿Tú crees?
-Sí.
Quique sonrió. Era el momento de darle otro empujoncito.
-¿Y tú?
-¿Yo qué?
-Sabes que le gustas a tu hijo, y te calienta saberlo. Te corres pensando en él. ¿Por qué no, ya sabes, lo haces?
-¿Follar con él de verdad?
-Sí.
Quique, con el corazón en un puño, esperó la respuesta. Si ella decía un no tajante, rápido, la cosa estaría difícil. Pero vio que dudaba. Que se pensaba la respuesta.
-Ale, no puede ser. Fuiste tú el que me dijo que una cosa era imaginarlo y otra llevarlo a cabo.
-Lo sé. Pero siento que él puede llegar a tener lo que yo no podré.
-¿A qué te refieres?
-Cuando te dije que una cosa es imaginarlo y otra llevarlo a cabo, era verdad. En mi caso, al menos. La deseo con locura, pero ella no lo sabe. Y no sé lo que ella pensaría. Pero tú... si llegara a pasar algo entre tú y tu hijo creo que los dos serían muy felices. Sobre todo tú.
-¿Yo?.
-Sí, tú. Por lo que me has contado, te conozco un poco. Sé lo que tu miedo a una nueva relación. Lo del temor a ser de nuevo abandonada por un hombre.
Alba bajó la vista. Quique siguió hablando.
-Con tu hijo eso no pasará. El jamás te abandonará, porque ante todo eres su madre. Sería el amante perfecto. Lo tendrías en casa. Nadie sabría nunca nada. Y los dos os daríais placer mutuo. Él será inmensamente feliz de poder hacer el amor contigo, y tú recibirías todo el placer que te mereces.
Alba leyó lo que Ale escribía. Tenía sentido.
-No sé, Ale. Me costó aceptar esto. Lo hice porque son sólo fantasías. No estoy preparada para ir más allá.
-Bueno, no digo que lo hagas. Jeje. Sólo era una posibilidad. Pero espero que pase lo que pase, sigamos viéndonos y fantaseando juntos.
-Y corriéndonos juntos.
-jajajaja Siiiiiiiiiiiiiiiiiii.
-Bueno, ya es hora de acostarse.
-Sip. ¿Nos vemos mañana por la tarde?.
-Ok. Oye, esto se está convirtiendo en una relación estable.
-Sí. Eso me gusta.
-Y a mí. Me gusta mucho hablar contigo. Y no sólo por el sexo.
- Gracias. También a mi me encanta hablar contigo.
-Sólo espero que algún día me dejes verte.
Quique sintió un escalofrío. Si ella insistía, la cosa podría echarse a perder.
-Dame tiempo, Alba.
-Vale. Hasta mañana.
-Hasta mañana.
Cortaron la conexión. Alba apagó su ordenador y se acostó. Quique fue a hurtadillas a la solana a recoger las bragas. En cuanto las cogió, se percató que lo majadas que estaban. El aroma era intenso. Su polla se puso dura en el acto. Pero no se masturbó. Quería hacerlo por la mañana, cuando se hubiese recargado bien el 'depósito'.
Regresó a su cuarto y se acostó. Se durmió enseguida.
Su madre, por el contrario, no dormía. En su mente rondaban las palabras de Ale. El amante perfecto...Nadie sabría nada...Recibir el placer que te mereces...
"Es una locura, es una locura", pensaba
Y mientras pensaba eso, en la oscuridad de su cuarto, sus dedos acariciaban su mojado coño
"Es una locura...pero...mi amor... fóllame...dame placer... Quique...fóllame, fóllame"
Alba se corrió gritando, mentalmente, el nombre de su hijo.
Ahora si pudo dormir.
+++++
El beso de buenos días fue distinto ese día. Fue más largo, y los dos se miraron a los ojos después.
-Hoy parece que estás mejor, mamá.
-Sí, mucho mejor. Ya se me pasó la bajona.
-Me alegro mucho.
-Y yo
Desayunaron. Quique recogió los apuntes y se dispuso a irse a clase.
-¿No le das otro beso a tu vieja madre?
Quique la miró a los ojos.
-No eres vieja, mamá.
"Bésame en los labios"
Fue un beso en la mejilla, pero Alba se estremeció de pies a cabeza. Se sentía excitada. "El amante perfecto". Ese pensamiento era como un eco en su cabeza.
En cuanto Quique se fue, Alba fue a la solana. Las bragas no estaban en donde las había dejado. Sonrió y buscó debajo. Enseguida las encontró. El corazón le latía con fuerza cuando las cogió. No pudo reprimir un gemido cuando las abrió.
Estaban llenas de semen. Mucho más que la vez anterior. Aún estaba bastante líquido. Lo olió. Aún fresco. Recordó que Ale le había dicho que lamía las bragas de su madre, y ella hizo lo mismo. Lamió las bragas, siguiendo los rastros de semen. Después de muchos años, ese sabor tan especial llenó su boca. Estaba tan excitada, haciendo algo tan prohibido, que con sólo juntar sus piernas y frotarlas entre sí, se corrió intensamente.
Y esta vez no hubo arrepentimiento. Esta vez sólo una sonrisa en los labios. Y sobre todo, deseo. Deseo hacia su hijo, el amante perfecto.
Devolvió las bragas al cesto y se fue a trabajar.
+++++
De regreso a su casa, pasó por delante del super del barrio. Una cosa que le había dicho Ale resonó en su mente. Con una sonrisa en los labios, entró en la tienda. y compró algo para la cena.
Durante la comida, se cruzaron muchas veces las miradas. Quique se dio cuente de que su madre lo miraba más de lo habitual, y que le sonreía.
"Levántate y bésame. Echa los platos al suelo, tírame encima de la mesa y fóllame, Quique"
Los pezones de Alba se marcaban claramente bajo su blusa. No los escondía. Se daba cuenta de las fugaces miradas que él le echaba. Eso, y sus pensamientos, la tenían excitada, mojada.
"Si te sacas la polla y me pides una mamada, iré de rodillas hasta tu silla y te haré la mejor comida de polla de tu vida. Si te corres en mi boca, me tragaré toda tu leche con placer. Si lo haces en mi cara, te sonreiré feliz"
Pero a pesar del enorme deseo, a pesar de los calientes pensamientos que cruzaban su mente, Alba no se atrevía a hacer nada. Hasta ahora, todo era sólo un juego, un caliente juego. Si daba el paso, todo cambiaría para siempre. Sabía el deseo que su hijo tenía por ella. Su coño mojado era puro deseo hacia él.
Aún así, dar el paso la asustaba. Quizás nunca se atrevería a darlo.
-¿Qué harás hoy, tesoro?
-Buehhh, lo de siempre. Unas partiditas, navegar un poco...
-Mirar... mujeres.
-Jajaja. Bueno, jeje, puede que alguna sí que mire. Sólo pare pasar el rato.
"Y hacerte una rica paja mirándolas. Mirando como chupan grandes pollas. Cómo se las clavan en el coño y en el culo. Cómo les bañan la cara con espeso y caliente semen. ¿Buscas mujeres que se parezcan a mí? ¿Las miras siendo folladas y te imaginas que eres tú follándome a mí?"
-¿Y tú?
-He quedado con un cybernovio.
-¡Mamá! - dijo Quique, fingiendo sorpresa.
-¿Qué? ¿No crees que tu madre aún pueda atraer a un jovencito?
-¿Jovencito?
-Sí, de tu misma edad.
-¡ Pero mamá !
-Jajaja. Qué carita has puesto. Que es broma, hombre.
-AH, jeje. Pero seguro que podría ser verdad.
"Claro que es verdad. Me encanta ver como se toca la polla. Me vuelve loca ver como se corre. Y sobre todo, me encanta imaginar que eres tú"
-¿Tú crees? Me dijiste una vez que había tenido cybersexo. ¿Lo has hecho con mujeres mayores que tú?
-Sí. Son las que más me atraen.
Alba lo miró, sonriendo. Estuvo a punto de lanzarse sobre él y comérselo a besos. Pero se contuvo.
-Si yo no fuera tu madre... ¿Te sentirías atraído por mí?
Ambos se miraban. Aquello era una clara insinuación. Era como el juego del gato y el ratón, pero sin estar claro quién era el gato y quien el ratón. Ambos esperaban que fuera el otro el que diera el primer paso.
Ninguno lo dio.
-Si no fueses mi madre, te perseguiría.
-Jajajaja. Gracias, tesoro. Eso me hace sentir muy bien. No sabes cuánto.
"Aunque siéndolo, aún me gustas aún más." - pensó, para sí, Quique.
Terminaron el almuerzo y fueron un rato a ver la tele. Quique se sentó en un sofá. Su madre, se recostó en el sofá de enfrente.
Alba miraba la tele, y miraba a su hijo. Lo encontró muy guapo. Era ya todo un hombre. El hombre de la casa. Estaba excitada, muy excitada. Sentía la humedad de su coño. Se frotaba los muslos despacito, sólo para sentir placer. Placer que aumentaba por hacerlo mirándole a él.
"ummm Quique, si vieras como tengo el coñito. Cómo desearía que te levantaras y me follaras aquí mismo, salvajemente. Sería toda tuya. Cumpliría todos tus deseos."
Alba no dio el paso. Algo se lo impedía.
Llegó la hora de su cita diaria con Ale. Al menos, con él se dejaría llevar.
-Bueno, tesoro. Me voy a chatear con mi cybernovio. Jajajaja.
-Jajajaja. Que lo pases bien, mamá.
Quique miró como su madre se alejaba. Sus ojos se clavaron el su precioso culo. Juraría que se meneaba más que de costumbre.
Sabía que en unos minutos la vería por el ordenador. Vería su cara, sus tetas. Su coño y su culo. La vería masturbarse. Oiría como se corría. Y él se correría con ella.
¿Pero por qué, en vez de eso, no iba al cuarto de su madre y veía todo eso en vivo? ¿Por qué no la besaba de verdad?¿Por qué no olía su coño de verdad? ¿Por qué no le hacía el amor de verdad? Él la deseaba. Ella lo deseaba.
Pero algo se lo impedía. Temía que a pesar de saber que su madre lo deseaba, que fantaseaba con Ale como si fuera él, ella no aceptase hacer realidad esas fantasías. Que hubiese aceptado lo que él mismo le dijo una vez. Que sus fantasías eran sólo de ella y que no tenía que hacerlas realidad para tener placer.
Quique no se atrevía a dar el primer paso. Tenía que ser ella.
A los pocos minutos, Quique se fue a su cuarto y encendió el ordenador. Su madre ya estaba online.
-Hola preciosa.
-Hola Ale. ¿Cómo estás?
-Muy bien, ahora que hablo contigo. ¿Y tú?
-Uf, chorreando.
-¿Ya?
-Sí. Es una tortura estar mirando a mi hijo, sabiendo cómo me desea, sabiendo lo que hace con mis bragas y lo que yo hice con ellas.
-¿Qué hiciste con las bragas, Alba?
-Ummmm. En cuanto se fue a clase fui a buscarlas. Estaban llenitas de su semen. Aún calentito. Lo olí y...
-¿Y?
-Ale, lo lamí, lo saboreé. Ummm que rica la leche de mi hijo.
-¿Rica?
-Jajajaja. Bueno, rico rico, lo que se dice rico, el semen no lo es. Es salada y un poco amarga.
-¿Entonces?
-Pues no lo sé. Es como la cerveza, que aunque es amarga te refresca. Con el semen me pasa algo parecido.
-¿Te refresca?
-jajajajaja. No tonto. Cuando se lo hacía a mi marido, veía su cara de placer, como gozaba corriéndose en mi boca y lo que le gustaba que me lo tragara. Era algo que a él le gustaba y a mí me gustaba complacerlo. Es algo psicológico, pienso. Y por eso, el semen de mi hijo, semen prohibido, me produjo tanto placer.
-Joder, Alba. Eres una mujer maravillosa. Ojalá fuese yo tu hijo.
-Ummm, me encantaría que mi hijo tuviese una polla tan linda como la tuya. ¿A qué esperas para enseñármela?
Se conectaron. Alba se estremeció al aparecer en pantalla aquella preciosa polla. ¿Se puede una enamorar de una polla? - prensó
Quique también se estremeció cuando la imagen de su madre apareció en su monitor. Estaba en su cama, acostada boca abajo. Sus tetas se aplastaban contra la cama, y miraba sonriendo a la cámara.
-Qué guapa eras, Alba.
-Gracias, Ale - sonó la voz por los altavoces. Hoy tengo algo especial para ti.
-¿Sí? ¿Qué es, qué es?
-Me preguntaste si tenía un consolador. No tengo. Pero he comprado algo parecido
Alba cogió algo que estaba fuera de plano y se lo mostró a Ale. Un pepino. La polla de Quique dio un respingo.
-Wow, Alba.
-¿Quieres ver cómo me lo meto en el coño?
-Sí, sí, siiiiiiiiiiiiiiiiiii
-Estoy tan caliente, Ale. Me arde el coño. Aggg, si esto fuera una polla de verdad...si fuese tu polla...
Acercó la boca al pepino y le dio un besito en la punta.
-La besaría así- dijo, dándole más suaves besos.
-Si fuese tu polla, la lamería así.
Con los ojos entornados, mirando fijamente al objetivo de la cámara, Alba pasó la lengua alrededor de la punta, despacito, muy sensualmente. Quique movía su mano furiosamente a lo largo de su polla. Casi sentía como si su madre se lo estuviese haciendo a él.
-Ummm, Ale...si fuese tu polla, de te la chuparía así.
Quique dejó de tocarse la polla. Si sequía tocándose, se correría sin remedio. En la pantalla su madre se metía lentamente el pepino en la boca. Luego lo sacaba. Quique olvidó que era una hortaliza. En ese momento era una polla, su polla, y su madre se la mamaba lentamente.
-Ummm Ummmm...Quique...cómo me gusta chuparte la polla. Ummm Ummm ¿Y a ti te gusta como mami te come le polla?
-Aggg, si mamá. Estoy a punto de correrme. Si me toco, me corro.
-Espera un poquito... Ummmm Ummmm no te corras todavía. Mami está muy caliente y necesita que la folles. ¿Me follas, mi amor?
Alba se dio la vuelta, poniendo el coño hacia la pantalla. Quique quedó maravillado de lo mojado que estaba. Parecía casi gotear. Su madre se empezó a pasar el pepino a lo largo de la raja de aquel precioso coño, frotando su clítoris con suavidad.
-Méteme la polla, Quique. Fóllame ya...Ummm fóllame
Puso el pepino en la entrada de su coño y empezó a empujar. Su espalda se arqueó sobre la cama. Volvió notar el placer de sentir como las paredes de su coño eran abiertas por algo duro y grueso que la llenaba. Se clavó, con las piernas bien abiertas para que Ale no perdiera detalle, todo lo que pudo, hasta notar el fondo de su vagina.
-Agggggggggg Quique, mi amor, como siento tu polla en mi coño. Fóllate a mami...fóllameeeee
Empezó a meter y sacar la dura herramienta. Quique, con el corazón a mil por hora veía como el pepino arrastraba al entrar y salir los labios del coño, como estaba mojado hasta donde entraba.
Alba, por su parte, tenía los ojos cerrados. El placer era tan intenso que las sensaciones bastaban. Las sensaciones e imaginar que era su deseado hijo el que la estaba follando.
-Aggggg mi amor...que..rico....no dejes de follarme...no dejes de clavarme tu polla bien dentro...
Él dejó de escribir. Sólo miraba y escuchaba. Y se tocaba la polla, que no dejaba de babear. Cuando notaba que estaba a punto de correrse, paraba.
Alba sintió la llegada de un atronador orgasmo. Su cuerpo empezó a temblar, a tener espasmos y a tensarse.
-Quique..aggg, Quique...me corro..mami se..corre....aggg córrete conmigo. Lléname el coño con tu leche...
Quique ya no se retuvo. El coño de su madre dejó escapar alrededor del pepino un chorro de flujo y su polla empezó a lanzar por su pecho, por sus brazos y por sus muslos toda una impresionante corrida.
Alba abrió lentamente sus ojos. También, lentamente, se sacó el pepino del coño. Más flujo salió de su vagina. Con dificultad, pues el tremendo orgasmo la había dejado débil. Miró la pantalla y vio el cuerpo de Ale con regueros de semen por todas partes.
-Vaya, parece que te has quedado a gusto, ¿eh?
-Uf, Alba. No recuerdo haber soltado tanta leche en mi vida. Ha sido lo tan caliente lo que has hecho.
-Es que estaba muy caliente, Ale.
-¿A quién le chupabas la polla, Alba?
-A quique
-¿Quién te follaba?
-Él.
¿Y quién te llenó el coño con su leche?
-Él.
-Alba...
-Dime, Ale.
-¿Cuándo le vas a pedir a tu hijo que te folle? Él está loquito por follarte.
-No lo sé. De verdad que no lo sé. No creo que me atreva nunca.
-¿No lo deseas? ¿No deseas sentir su polla de verdad en lugar de tus dedos?
-Claro que lo deseo. Pero tengo miedo
Quique se desesperó.
-¿Miedo a qué?
-No lo sé. La verdad es que no lo sé. Son muchos años de tabú para romperlos tan fácilmente.
Decidió no insistir, por ese día. Iría despacito. Aunque no sabía si podría resistir más así, viéndola, deseándola, pero sin poder tocarla.
Hablaron un rato más y se despidieron, pues Alba había quedado con Rosa para salir a dar una vuelta.
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El paseo se alargó y Rosa insistió en que fueran a cenar por ahí. Y después, casi la arrastró a un bar de copas.
-Mira Alba ese par de maduritos. No nos quitan el ojo de encima. Esta noche, mojamos.
Pero Alba no estaba para maduritos. Sólo había una persona a la que deseaba. a Quique. No se lo quitaba de la cabeza.
-Me voy a casa, Rosa.
-¿Pero por qué? La noche es joven. Mañana es sábado. Mira que ambiente.
-Adiós.
La dejó con la boca abierta. Rosa no entendía a su amiga. Era una mujer de muy buen ver. Sabía de muchos hombres que se la rifarían, pero parecía no estar interesada por los hombre.
"Joder, lo del cabrón de su marido ya pasó".
Miró a los dos hombres. Les sonrió.
"Jeje, si tengo suerte, hoy me llevaré dos buenas pollas a casa"
+++++
Quique recibió la llamada de su madre diciendo que no cenaría en casa. Se sintió un poco triste. Y preocupado, pues ella no solía salir. Se quedó esperando en el salón hasta que sobre las 12, ella regresó.
-¿Lo has pasado bien?
-Bueno..sí. - respondió Alba, con desdén.
-Pues no lo parece.
-Es que Rosa puede ser muy pesada. Estoy cansada. Me voy a dormir.
Quique se levantó y se acercó a su madre. Estaba preciosa. Alba miró cómo se acercaba. Se había tomado un par de copas. No cómo para sentirse borracha, pero sí como para que sus sentidos estuvieran más alerta.
Las aletas de su nariz se abrieron cuando Quique se acercaba.
"Ahora es el momento. Me va a besar con pasión, me arrancará la ropa y me follará aquí mismo, en el suelo del salón"
Con una sonrisa, esperó a que su hijo llegara a donde ella. Pero sólo recibió un beso en la mejilla. Un beso que le quemó la piel.
-Hasta mañana, mamá.
-Hasta mañana, tesoro.
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Quique estaba en su cama, a oscuras. Deseando con locura a la mujer que estaba a pocos metros. No podía más. El deseo lo estaba consumiendo. Tenía que follarse a su madre, pasase lo que pasase después. Estaba claro que ella no iba a dar el primer paso. O lo daba él o se pasaría la vida sólo deseándola.
Se levantó y se dirigió al dormitorio de su madre, sólo vestido con un ligero pantalón de pijama.
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Alba estaba en su cama. Se masturbaba lentamente, con un sólo pensamiento. Quique. No podía seguir así. O consumaba ese deseo o se volvería loca. Él no daría el primer paso. O lo daba ella o tendría que pasarse el resto de la vida corriéndose con sus dedos.
Se levantó, desnuda como estaba, y se dirigió al dormitorio de su hijo.
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Se encontraron en el pasillo, en penumbra. Casi tropiezan el uno con el otro. Quique recorrió con los ojos el cuerpo desnudo de su madre. Alba recorrió con los suyos el cuerpo de su hijo. La polla formaba un enorme bulto en el pijama.
-Mamá.
-Quique.
Él dio un paso hacia ella. Ella un paso hacia él. Quedaron el uno frente al otro. Se miraban a los ojos.
La boca de Quique se acercó a la boca de su madre. La boca de Alba recorrió la mitad del camino.
El beso fue apasionado, salvaje. Gemían cada uno en la boca del otro. Quique la abrazó con fuerza. besando y mordiendo el cuello de su madre. Alba, con los ojos cerrados, gemía de placer, sintiendo en su barriga la dura polla de su hijo. No pudo resistirse a bajar una mano y meterle por dentro del pantalón, agarrando la prohibida polla.
El cuerpo de Alba se estremeció cuando tuvo en la mano la dura y caliente polla de Quique.
-Mamá, cómo te deseo. Te voy a follar, mamá Te voy a follar.
-Sí, tesoro. Fóllame. Fóllate a mami bien follada. Lo necesito. Aquí, aquí mismo. Fóllame ya.
La apoyó contra la fría pared del pasillo, se bajó el pijama hasta las rodillas. Alba dirigió la polla hasta su coño y de una sola estocada, se la clavó.
El orgasmo de Alba fue inmediato, intenso, arrollador. Se agarró con fuerza a su hijo mientras se corría, con los ojos cerrados, los dientes apretados y con la respiración cortada. Quique notaba en su polla los espasmos de la materna vagina.
-Agggg Aggggg me corro...Quique...me corrooooo
Alba aún se estaba corriendo cuando Quique empezó a bombear, a follarla salvajemente, con tremendos golpes que la empujaban una y otra vez contra la pared. La besaba, le comía la boca, le apretaba las tetas con las manos.
Le clavaba la polla una y otra vez, con golpes secos, que por la postura, frotaban el clítoris con cada envite. Necesitaba obtener su placer, cumplir por fin su fantasía. Fantasía que se había convertido en realidad.
El orgasmo de Quique se acercaba. Arreció con sus embestidas hasta que no pudo más y empezó a lanzar su semen en lo más profundo del coño de su madre, que los sentía calientes golpear el fondo de su vagina. Un segundo orgasmo estalló en el cuerpo de Alba.
Los dos cuerpos estaban tensos, gozando del intenso placer. Cuando los orgasmos dieron paso a la relajación, cayeron lentamente hasta quedar sentados en el suelo.
No dijeron nada. Sólo oían sus respiraciones. Se miraban a los ojos. Se sonreían.
Quique se levantó y le tendió una mano a su madre. Alba la aceptó y él la ayudó a levantar. Cogidos de la mano fueron al dormitorio de Alba. Cogidos de la mano, se acostaron en la cama.
Calmado ya el irrefrenable deseo inicial, se besaron con ternura, con amor, disfrutando de las sensaciones que la piel de uno producía en el otro.
-Mamá, eres tan bella. No sabes el tiempo que llevaba deseando esto.
-Quique, yo también lo deseaba. Lo deseo.
La besó en la frente.
-Ummm
Besó sus párpados.
-Ummmm
Sus mejillas, sus labios.
-Aggggg que rico sentir tus labios
Su cuello, sus hombros.
-Ummm Quique...Quique
Sus tetas. Las recorrió con las yemas de sus dedos, con sus labios, con su lengua. Lamió los duros pezones y los mordió con delicadeza. El cuerpo de su madre reaccionaba con pequeños temblores de place.
La boca, bajó más. Su barriga.
-Aggggg
Sus caderas.
-Ummmmm no puedo más.
Su poblado pubis
-¿Le vas a comer el coño a mami? Está lleno de ti.
Por toda respuesta, Alba sólo consiguió un lento lametón a lo larga de la raja de su coño, que hizo que su espalda se separara de la cama.
Quique se acomodó entre las abiertas piernas de su madre y se dispuso a cumplir otra de sus fantasías. Besar el lugar que lo trajo al mundo.
Fue una lenta y sensual comida de coño, que llevó, también lentamente, a Alba a correrse en la cara de su hijo. Sentía su lengua serpentear por sus labios, alrededor de su clítoris. Notaba como lo atrapaba entre sus labios, como los chupaba, como lo lamía. Sentía los dedos introducirse en su vagina.
Y cuando se corrió y su flujo, mezclado con el semen de su hijo fue expulsado, oyó con él tragaba, sin dejar de mover su lengua.
Tan lentamente como había bajado, Quique volvió a subir, deshaciendo el camino recorrido. Hasta que llegó a la boca de su madre y la besó. Alba saboreó el gusto de su coño, el sabor del semen de su hijo.
No había prisas. Quique la penetró despacito, sin golpear. Sólo deslizó su polla dentro de ella.
Besándose, y sobre todo, mirándose, hicieron el amor. Alba acariciaba su nuca. Ofrecía su cuello y su hijo lo lamía. Ofrecía sus labios y él los besaba. Lo rodeó con sus piernas y lo atrajo hacia ella, para que no escapara.
Quique no quería escapar. Sólo quería seguir dándole placer a su madre. Recibiendo placer de ella
Alba vio en sus ojos que su hijo estaba a punto de correrse. Y quería sentirlo. Quería tener todos los sentidos enfocados a ese momento.
La polla empezó a tener espasmos. El rostro de Quique se crispó y Alba notó el primer disparo. Caliente, potente. Luego otro, y otro. Si hubo más, ya no lo supo. Su propio orgasmo la desconectó por unos segundos del mundo.
+++++
Alba está en su cama. Todo está a oscuras. Esta de lado, desnuda. Pegado a su cuerpo está Quique, su hijo, que la abraza. Oye su respiración tranquila. Está dormido.
Alba no recuerda haber sido tan feliz en su vida. Recuerda las últimas palabras que Quique le dijo antes de dormirse.
-Mamá, te quiero.
Al poco, ella también duerme.
+++++
El placer hace que Quique se despierte. La luz baña el dormitorio de su madre. Se incorpora un poco para descubrirla chupándole la polla. Se apoya en los cosas para disfrutar del caliente espectáculo de ver su polla entrando y saliendo de la boca de su madre. No puede reprimir un gemido que hace que Alba lo mire, sonría y se saque la polla de la boca.
-Buenos días, tesoro.
-Buenos días, mamá.
Al fin lo ha conseguido. Su plan ha dado resultado. Su deseada madre ha sido suya. Mira como ella, como una gata, sube lentamente hacia él y lo beso, echándose encima. Un beso lleno de pasión. La polla no la suelta. La tiene bien agarrada con una mano.
Sin embargo, Quique empieza a sentir remordimientos. Piensa que la ha engañado, que la empujó hacia sus brazos.
-Mamá - logra decir entre beso y beso
-Dime mi amor.
-Hay algo que...tengo que contarte.
Alba se separa un poco. Lo mira.
-Lo sé, Quique. Lo sé. ¿O debo decir...Ale?
Quique la mira, asombrado.
-¿Cómo..cómo lo supiste?
Su madre sonríe. Aprieta su polla con la mano.
-¿Crees que no iba a reconocer esta preciosa polla?. Ahora, déjate de palabras y fóllate a tu madre bien follada.
FIN
2 comentarios - El Plan de Quique - Fase 3