Hace unos años existían líneas telefónicas para encuentros, una era "La isla de la fantasía", en ella pude concretar muchos encuentros y fantasías:
Siempre me gustó la onda sado, de chiquito veía a la mujer maravilla atada y amordazada y a la noche fantaseaba que era yo o cuando mi padrastro me pegaba en la cola, empinaba el culito y él de bronca me zurraba más fuerte.
La cuestión que en "la isla..." estaba buscando a algún maduro que le guste la onda sado y como siempre, dejaban mensajes diciendo de todo hasta que un señor me dijo que si de verdad quería hacer algo nos encontráramos en el centro. Un viernes a la tarde quedamos en vernos, yo tenía que estar en un banco de la plaza de Paraguay y Callao y para qué el me reconociera tenía que ponerme tanga y medias de forma que me asome un poco bajo el pantalón. Esa era una prueba si de verdad quería hacer algo.
Fui al lugar y de la forma pactada, con un jogging y una remera sueltita, cuando se hizo la hora me acomodé en el asiento de forma que se viera un poco la medibacha color piel y una tanga celeste, pasaron un par de tipos y me miraron de una forma que era obvio que me vieron la tanga, yo me moría de vergüenza hasta que al lado se sentó un señor que me dijo muy bien putito, cumpliste, me dijo qume había estado viendo desde que llegué. Me dijo que lo siga y subió a un taxi, me dijo que subiera atrás y que mientras él manejaba que me cambie, me puse un vestidito de lycra ajustado y los tacos que traía en la mochila, él me dijo que a partir de ahora no lo podía tutear ni mirarlo a la cara salvo que él lo dijera que debía decirle Señor y me preguntó sobre lo que me gustaba, después de un rato paramos en un lugar que no reconocí y bajamos a un local que tenía la cortina metálica baja, era un local comercial que se notaba no tenía uso hace rato, en el medio una mesa bajita con ceniceros y vasos usados y un sillón grande, alrededor cajas y muebles amontonados.
Apenas llegamos me mandó al baño y me dijo "pintate como una puta". Al principio me hizo desfilar, que diera unas vueltas, poses, me inspeccionó manoseandome. De repente me agarró de los pelos y me dice "así que te gusta el rigor putito" me puso boca abajo en el sillón y se empezó a aflojar el pantalón, pensé que me iba a hacer chuparla, pero no, se sacó el cinturón y me empezó a pegar en el culo que me hacía aullar, ahí se enojó me dijo que para putito masoca chillaba mucho y a lo bestia me sacó las medias y hechas un bollo me las metió en la boca para amortiguar mis gritos que quedaron como ahogados chillidos. Para que no pusiera las manos en mis glúteos cubriéndome me las ató a la altura del codo opuesto y así siguió castigandome con el cinto en la cola, piernas y espalda que se me caían las lágrimas, perdí la noción del tiempo pero después de un rato se sentó en el sillón me puso de rodillas frente a él y abrió las piernas, me liberó la boca y supe lo que seguía. Le chupé la pija sin poder ayudarme con las manos que seguían atadas mientras él fumaba tomaba cerveza y me tiraba el humo del cigarro encima. Cuando terminó de fumar molesto o enojado me decía que la chupaba re mal, que de putito petero me iba a morir de hambre y me daba cachetaditas en la cara, "yo te voy a enseñar como se chupa una pija putito" me agarro del cuelloy de los pelos y me violó la boca, me la metía de golpe y hasta el fondo que por momentos pensé que iba a vomitar, me hacía babearle la verga y después me la refregaba por la cara, me subió de rodillas al sillón y me la metió de una, despacio pero empujando hasta el fondo, era un dolor en el culo que me hizo gritar y él me tapó la boca y la nariz con una mano y con la otra me sostenía del pelo mientras me decía que gritaba mucho, que me iba a enseñar, que iba a hacerme un buen putito, en un momento se hizo más tenue el ritmo de la cojida, quedé completamente acostada boca abajo en el sillón y me puso un papel al lado de la cara, ¿sabés lo que es? me dijo, entre gemidos le dije "no sé" y ahí me dio un par de golpes "no sé señor" atiné a decir y ahí me dice que era el examen de hiv, que estaba sanísimo y que me iba a hacer sentir lo que sienten las mujeres de verdad, que me iba a embarazar y mientras me cogía teniendome de los pelos me acabó adentro.
Pensé que ahí terminaba todo, me acomodó la tanga y el vestido pero en vez de desatarme me ató los pies y después hizo otras ataduras que yo no podía ver, me puso las medias en la boca y con algo que no sabía que era me ató para que no se me saliera esa "mordaza". Asi como estaba, inmovilizada, me manoseaba, me pellizcaba los pezones, y me daba palmadas en la cola, mi respiración demostraba lo caliente que estaba y ahí me empezó a frotar mi pequeño pene, hasta que acabé.
Ahora sí terminó todo pensé, pero no, él se fue al baño, al rato volvió, se vistió me agarró la cara con las dos manos y me dió un piquito en los labios "te portaste muy bien hoy putito, seguí así y no ensucies el sillón", apagó la luz, cerró la cortina y se fue.
continúa
Siempre me gustó la onda sado, de chiquito veía a la mujer maravilla atada y amordazada y a la noche fantaseaba que era yo o cuando mi padrastro me pegaba en la cola, empinaba el culito y él de bronca me zurraba más fuerte.
La cuestión que en "la isla..." estaba buscando a algún maduro que le guste la onda sado y como siempre, dejaban mensajes diciendo de todo hasta que un señor me dijo que si de verdad quería hacer algo nos encontráramos en el centro. Un viernes a la tarde quedamos en vernos, yo tenía que estar en un banco de la plaza de Paraguay y Callao y para qué el me reconociera tenía que ponerme tanga y medias de forma que me asome un poco bajo el pantalón. Esa era una prueba si de verdad quería hacer algo.
Fui al lugar y de la forma pactada, con un jogging y una remera sueltita, cuando se hizo la hora me acomodé en el asiento de forma que se viera un poco la medibacha color piel y una tanga celeste, pasaron un par de tipos y me miraron de una forma que era obvio que me vieron la tanga, yo me moría de vergüenza hasta que al lado se sentó un señor que me dijo muy bien putito, cumpliste, me dijo qume había estado viendo desde que llegué. Me dijo que lo siga y subió a un taxi, me dijo que subiera atrás y que mientras él manejaba que me cambie, me puse un vestidito de lycra ajustado y los tacos que traía en la mochila, él me dijo que a partir de ahora no lo podía tutear ni mirarlo a la cara salvo que él lo dijera que debía decirle Señor y me preguntó sobre lo que me gustaba, después de un rato paramos en un lugar que no reconocí y bajamos a un local que tenía la cortina metálica baja, era un local comercial que se notaba no tenía uso hace rato, en el medio una mesa bajita con ceniceros y vasos usados y un sillón grande, alrededor cajas y muebles amontonados.
Apenas llegamos me mandó al baño y me dijo "pintate como una puta". Al principio me hizo desfilar, que diera unas vueltas, poses, me inspeccionó manoseandome. De repente me agarró de los pelos y me dice "así que te gusta el rigor putito" me puso boca abajo en el sillón y se empezó a aflojar el pantalón, pensé que me iba a hacer chuparla, pero no, se sacó el cinturón y me empezó a pegar en el culo que me hacía aullar, ahí se enojó me dijo que para putito masoca chillaba mucho y a lo bestia me sacó las medias y hechas un bollo me las metió en la boca para amortiguar mis gritos que quedaron como ahogados chillidos. Para que no pusiera las manos en mis glúteos cubriéndome me las ató a la altura del codo opuesto y así siguió castigandome con el cinto en la cola, piernas y espalda que se me caían las lágrimas, perdí la noción del tiempo pero después de un rato se sentó en el sillón me puso de rodillas frente a él y abrió las piernas, me liberó la boca y supe lo que seguía. Le chupé la pija sin poder ayudarme con las manos que seguían atadas mientras él fumaba tomaba cerveza y me tiraba el humo del cigarro encima. Cuando terminó de fumar molesto o enojado me decía que la chupaba re mal, que de putito petero me iba a morir de hambre y me daba cachetaditas en la cara, "yo te voy a enseñar como se chupa una pija putito" me agarro del cuelloy de los pelos y me violó la boca, me la metía de golpe y hasta el fondo que por momentos pensé que iba a vomitar, me hacía babearle la verga y después me la refregaba por la cara, me subió de rodillas al sillón y me la metió de una, despacio pero empujando hasta el fondo, era un dolor en el culo que me hizo gritar y él me tapó la boca y la nariz con una mano y con la otra me sostenía del pelo mientras me decía que gritaba mucho, que me iba a enseñar, que iba a hacerme un buen putito, en un momento se hizo más tenue el ritmo de la cojida, quedé completamente acostada boca abajo en el sillón y me puso un papel al lado de la cara, ¿sabés lo que es? me dijo, entre gemidos le dije "no sé" y ahí me dio un par de golpes "no sé señor" atiné a decir y ahí me dice que era el examen de hiv, que estaba sanísimo y que me iba a hacer sentir lo que sienten las mujeres de verdad, que me iba a embarazar y mientras me cogía teniendome de los pelos me acabó adentro.
Pensé que ahí terminaba todo, me acomodó la tanga y el vestido pero en vez de desatarme me ató los pies y después hizo otras ataduras que yo no podía ver, me puso las medias en la boca y con algo que no sabía que era me ató para que no se me saliera esa "mordaza". Asi como estaba, inmovilizada, me manoseaba, me pellizcaba los pezones, y me daba palmadas en la cola, mi respiración demostraba lo caliente que estaba y ahí me empezó a frotar mi pequeño pene, hasta que acabé.
Ahora sí terminó todo pensé, pero no, él se fue al baño, al rato volvió, se vistió me agarró la cara con las dos manos y me dió un piquito en los labios "te portaste muy bien hoy putito, seguí así y no ensucies el sillón", apagó la luz, cerró la cortina y se fue.
continúa
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