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me calienta tanto que me traten como una trola y en mi casa

Mi marido y yo entramos a casa, una vez adentro mi marido me dijo lo hermosa que me veía con ese vestido y cuanto le provocaba, me besó y me apretó el culo . Se agachó sin dejar de besarme y me cargó, yo enrollé mis piernas en su cintura, y él manoseaba mis nalgas y me decía “que lindo culo tienes” “te lo quiero reventar” y me metía unos dedos en el culo.
De repente el timbre de la casa nos interrumpió, quien demonios era a esta hora!. Paramos y mi marido salió a ver, eran unos compañeros suyos, venían tomando, que pereza se tardaría una eternidad y yo aquí adentro caliente.
Me resigné y me puse a recoger, no quise salir a saludar ya que uno de esos compañeros que venían me había cogido una vez que fui a su oficina
Después de un rato mi marido entró, yo seguía acomodando unas cosas y me dijo que uno de sus compañeros pasaría al baño que si no tenía problema y que él iba a ir con el resto a comprar más cerveza.
Le dije que no había problema y el salió y yo entré a dejar ropa a una habitación. Cuando salí del cuarto su compañero iba entrando en la casa y mi marido tras de él solo dijo ahorita vuelvo amor.


Le dije adiós y saludé al hombre con una sonrisa, el me correspondió y pasó por un lado de mí. Tomé más ropa del sofá, escuché la puerta del baño abrirse y al mismo tiempo el auto  arrancar. Me dirigí nuevamente al cuarto, quería poner la ropa en alto pero no alcanzaba. Escuché la voz de un hombre que me decía si quería ayuda, pensé que no había escuchado la puerta del baño cerrarse, solo la abrió, volteé y le dije si gracias, me ayudó y le dije:
– Que tú no venias al baño, ya acabaste tan pronto… -se rió y me dijo:
– Me descubriste…, el baño solo era un excusa para entrar!
– ¿Cómo? Le pregunté.
– En realidad quería verte, me han dicho que te gusta el sexo, y que eres una putita.
– Estúpido, sal de mi casa o voy a gritar (pero en realidad no quería que se fuera, sus palabras en vez de ofenderme me habían excitado, eran verdad, soy una puta y me encanta tener sexo en cualquier momento).
– Grita, nadie va a escucharte, tu marido fue por cerveza y se van a tardar, yo me encargué de eso.
Se acercó a mí, me agarró de la cintura y me plantó un beso. Yo intenté zafarme pero no pude, me soltó y dio un paso hacia atrás para verme mejor.
– Estás bien rica, déjame verte desnuda.
Le dije que no e intenté salir de la habitación pero no me dejó, y me dijo:
– Anda, yo sé que quieres, muéstrame tu cuerpo! Pero yo volví a negarme.
– Estás acabando con mi paciencia, eres una puta no te hagas de rogar.


Sus palabras me excitaban cada vez más, quería averiguar hasta donde iba a llegar esto, y volví a negarme. Me dijo como tú quieras, yo quería hacerte gozar pero si no quieres yo si voy a disfrutar.
Se volvió a acercar a mí y le dije aléjate, en cambio me empujó a la cama y desabrochó mi vestido. Quedé desnuda ante él, intenté abotonarme de nuevo, pero sujetó mis manos por encima de mi cabeza, mientras me recorría con su lengua. ¿Acaso iba a forzarme?.
Lejos de asustarme, me encantaba la idea de que me hiciera suya “a la fuerza” y digo a la fuerza porque mi concha ya estaba mojada, ya quería sentir una verga dentro de nuevo. Mi marido me había dejado caliente y este hombre solo iba a completar el trabajo que mi marido había comenzado.
– Déjame, suéltame ya, le decía, pero él seguía recorriendo mi cuerpo con su mano libre. Se cansó de escucharme y me besó para que me callara y me introdujo un dedo en la concha y notó mi humedad.
Me dijo, tu no quieres pero tu concha ya está lista para mí, comenzó a desabrocharse el pantalón, me soltó un momento, me enderecé para intentar huir pero él puso su verga en mi boca, me sujetó la cabeza, y empezó a cogerme la boca. Estaba grande y gruesa como a mí me gustaba, sus embestidas eran fuertes, me daban arcadas de lo profundo que su verga entraba en mi boca, y lo escuchaba decirme:
– Sí, así chiquita, cómetela toda…


Comencé a cooperar sujetándole las nalgas y moviéndome yo misma, su verga estaba riquísima, alenté el ritmo de las mamadas para recorrer con mi lengua todo su tronco hasta la puntita, pareció gustarle más y me dijo:
– Ya vez que te costaba cooperar, lo haces fantástico, sigue así…
Se la mamé por un rato hasta que me levantó, me besó y me dio un fuerte azotón el en culo, que me hizo gemir en su boca.


Me dijo que me acostara, lo hice y levanté mis manos por encima de mi cabeza para que me sujetara de nuevo. Arqueó las cejas y me dijo:
– Vaya, ya entendí, te gusta que te sometan!
Me sujetó y de una estocada hundió su verga en mi concha. Me dolió su brusquedad pero pronto empecé a sentir el placer de su vaivén dentro de mí, su mano libre apretaba mis senos, y sus embestidas eran duras y lentas, estaba aguantándose, y me lo decía:


Sus palabras me ponían a mil y levantaba mi cuerpo para sentirlo más dentro de mí. Estaba a punto de venirme, cuando empezó a embestirme más fuerte, sus pellizcos en mis pezones me volvían loca, comencé a retorcerme debajo de él, y me decía si sigue, muévete más, disfruta para mí, déjame verte como la gata en celo que eres, aquí está mi verga para tí.
Escucharlo me hizo explotar y gritar como loca, mis muslos se contraían y sentía como mi concha apretaba su miembro, lo vi con los ojos cerrados tratando de no venirse, y eso me hacía sentir más placer.
Sentí como mi cuerpo se hizo más ligero, me soltó las manos y salió de mí, no podía moverme pero no pude evitar dar un salto al sentir su lengua hurgando en mi cocncha Me dijo, que rica sabes, y me succionó el clítoris.


 Su lengua luchaba por entrar más profundo en mí y sus delicadas mordidas a mi clítoris lograron que nuevamente explotara ahora en su boca.
Se comió todos mis jugos, se levantó y se subió en mi cuerpo, acomodó su gruesa verga entre mis pechos y me pidió que le hiciera venirse con mis tetas. Sin fuerzas pero con ganas de recibir su lechita en mi cara, empecé a sentir mis senos apretando su verga, mientras me pellizcaba los pezones, y eso me hacía gemir, al tiempo que le pedía su lechita.
Lo excité y pronto su leche estaba embarrando mi cara. Con mi lengua limpié lo que estaba cerca de mi boca, se levantó y se vistió, salió del cuarto 
Cuando me lavé y me vestí de nuevo, mi marido ya había regresado. Entró y me dijo que ya iba a despachar a sus compañeros para seguir en lo que estábamos, y me guiñó el ojo y volvió a salirse. Mis piernas me temblaban y aún tenía que acostarme con mi marido, una verga más que recibir en mi concha este día…

me calienta tanto que me traten como una trola y en mi casa

7 comentarios - me calienta tanto que me traten como una trola y en mi casa

8976
Hola hermosa que putita que estás pasa data así nos vemos y te cojo como nadie te lo hizo
sevas2
Que hermosa puta!!!! 10+
verdiii
Anhelo ver una foto d cercas d tus hermosos y ricos pies eres una diosa +10