Me encuentro un poco aburrida en estos momentos, así que les voy a contar mi primera vez con una mujer, fue con mi prima hace unos años, no recuerdo que edad teníamos. Una tarde estábamos en casa de mi madre, un poco aburridas, comenzamos a platicar de cosas sin importancia y ella saco a la charla el tema de sexo, yo como ahora, ya era muy caliente y en cuanto oía algo del tema me encendía, en cuanto ella comenzó a hablar muy casualmente yo comencé a sentir deseo, poco a poco comenzamos con preguntas curiosos sobre nuestras experiencias, nuestro primer beso, qué cosas ya habíamos hecho, lo que sentíamos, y comenzamos a insinuar las ganas que teníamos en ese momento.
Comenzamos por un beso inocente, suave, solo con los labios, poco a poco un poco más intenso, con más saliva, lengua, gemidos, juego de manos, tocarnos el cabello, las tetas. Ya agitadas decidimos mostrarnos las tetas, nos quitamos las blusas, el sostén, que en ese tiempo era de talla más pequeña, nos tocamos las tetas, los pezones, las amasamos... y se nos ocurrió probarnos, ella me chupo las tetas a mi y yo a ella, nos seguimos besando apasionadamente, como lo habíamos hecho con chicos.
Después de ese cachondeo hablamos de lo calientes que estábamos y la humedad que sentíamos en nuestras vaginas, la necesidad de sentir, de cojer, así que decidimos masturbarnos cada quien por su lado, tomamos una almohada, la colocamos en la cama y nos pusimos sobre ellas con las piernas abiertas una frente a otra, comenzamos a menearnos como si estuviéramos sobre un hombre montando verga, cada una veía como se masturbaba la otra y gemíamos de placer muy alto ya que estábamos solas. Después decidimos acercarnos un poco y tocarnos, seguirnos besando, manoseándonos, la calentura no se bajaba, así que nos dispusimos a quitarnos las prendas inferiores, en ese momento se nos ocurrió que queríamos ver la vagina de la otra antes de continuar con las almohadas, su vagina se veía deliciosa con un poco de bello pubico, rosadita, pequeña, un poco abierta ya, pero ya que solo nos íbamos a ver, y la suya se veía bastante mojada, y la mía también lo estaba, continuamos montando almohada moviéndonos más rápido con desesperacion,, besándonos la boca y tocando y chupando tetas, cuando ya la calentura era demasiada no nos importó más y decidimos que se sentiría bien hacer tijeras vagina contra vagina, y no estábamos equivocadas, la sensación de sus labios contra los míos, nuestros clitoris frotando y mojándonos una a la otra fue delicioso, en ese momento ya no había pudor por lo que mamarnos una a la otra fue una decisión fácil y deliciosa, ella mamaba riquísimo y su vagina era deliciosa, nos hicimos acabar en varias ocasiones y terminamos todas llenas de saliva, mojadas muy rico, nos metimos dedos, lengua hasta que nos sentimos agotadas, solo nos volvimos a poner la ropa y ella se fue a su casa.
Después de esa ocasión continuamos muchas veces más, cada que nos veíamos, por desgracia ahora estamos lejos una de la otra u no hemos podido repetir, pero cada que podemos recordamos esos bellos momentos .
Comenzamos por un beso inocente, suave, solo con los labios, poco a poco un poco más intenso, con más saliva, lengua, gemidos, juego de manos, tocarnos el cabello, las tetas. Ya agitadas decidimos mostrarnos las tetas, nos quitamos las blusas, el sostén, que en ese tiempo era de talla más pequeña, nos tocamos las tetas, los pezones, las amasamos... y se nos ocurrió probarnos, ella me chupo las tetas a mi y yo a ella, nos seguimos besando apasionadamente, como lo habíamos hecho con chicos.
Después de ese cachondeo hablamos de lo calientes que estábamos y la humedad que sentíamos en nuestras vaginas, la necesidad de sentir, de cojer, así que decidimos masturbarnos cada quien por su lado, tomamos una almohada, la colocamos en la cama y nos pusimos sobre ellas con las piernas abiertas una frente a otra, comenzamos a menearnos como si estuviéramos sobre un hombre montando verga, cada una veía como se masturbaba la otra y gemíamos de placer muy alto ya que estábamos solas. Después decidimos acercarnos un poco y tocarnos, seguirnos besando, manoseándonos, la calentura no se bajaba, así que nos dispusimos a quitarnos las prendas inferiores, en ese momento se nos ocurrió que queríamos ver la vagina de la otra antes de continuar con las almohadas, su vagina se veía deliciosa con un poco de bello pubico, rosadita, pequeña, un poco abierta ya, pero ya que solo nos íbamos a ver, y la suya se veía bastante mojada, y la mía también lo estaba, continuamos montando almohada moviéndonos más rápido con desesperacion,, besándonos la boca y tocando y chupando tetas, cuando ya la calentura era demasiada no nos importó más y decidimos que se sentiría bien hacer tijeras vagina contra vagina, y no estábamos equivocadas, la sensación de sus labios contra los míos, nuestros clitoris frotando y mojándonos una a la otra fue delicioso, en ese momento ya no había pudor por lo que mamarnos una a la otra fue una decisión fácil y deliciosa, ella mamaba riquísimo y su vagina era deliciosa, nos hicimos acabar en varias ocasiones y terminamos todas llenas de saliva, mojadas muy rico, nos metimos dedos, lengua hasta que nos sentimos agotadas, solo nos volvimos a poner la ropa y ella se fue a su casa.
Después de esa ocasión continuamos muchas veces más, cada que nos veíamos, por desgracia ahora estamos lejos una de la otra u no hemos podido repetir, pero cada que podemos recordamos esos bellos momentos .
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