Merendé con Estela en malla y me la cogí

Ahora vamos a algo más actual, siempre esperando el verano fogosode Estela, María Teresa y compañía, las locas que me excitan.  Y me excitan no sólo con ropa de cuero,cuando hace calor me excitan con sus vestidos, polleras y, claro, con susmallas, enterizas o bikini que alguna de ellas suele usar. Esto fue endiciembre, antes de las fiestas, cuando una tardecita Estela me llamó para quefuera a visitarla a su casa en Olivos. Fui de camisa, pantalón y sandalias,bañado y perfumado, y al llegar ella me recibió dulce con un beso y me hizopasar al comedor. Pero lo loco era que no estaba vestida como siempre, sino quela pelirroja estaba en preciosa malla de lycra liviana roja, sandalias, bañada,cabello atado y encima, un rico aroma a crema humectante. Me la cogía con sólooler a crema, pero me contuve al principio.
 
Estela me llevó al comedor, y mientras me charlaba dulce comosiempre, me preparó la merienda con café con leche, tostadas, queso blanco  y mermelada. Amable, dulce, Estelita hacíalas tostadas, y de haí iba y venía con todo mientras yo me sacaba y ratoneabacon su malla, figura y ni hablar la crema. Trajo todo y merendamos nomás, ymientras yo untaba las tostadas y ella me charlaba, no dejé de mirarla ymironearla todo el tiempo, aparte linda, delgada y fina. Y así estuve casimedia hora, mientras ella me ofrecía una tostada, me la untaba, me la daba enla boca, me ofrecía, me hacía mimos. Yo la noté muy mimosa, dije esta es la míay me tenté de darle. Apenas levantó todo la miré de atrás y su cola, piernas ycuerpo torneado me excitaron total.
 
Y no resistí. Me levanté, fui a la cocina, la esperé que terminarade acomodar mientras me ahcía el tonto y le charlaba parado ahí. Y apenasEstela terminó, me le fui encima, la agarré, la estrujé contra la pared de lacocina, la manoseé toda y la empecé a toquetear, besar y acariciar mientras meexcitaba con la lycra de la malla, su piel, su perfume y su aroma a cremairresistible. Estela no sólo no se negó sino que me dio besos en la boca y sedejó. Y notando que me crecía el pene me lo acaricié, ella lo vio crecido delpantalón, me lo apretó suave, exploté, me saqué todo y le exigií que se quitarala malla. Y cuando Estela se quitó su fina malla de lycra, la estrujé, leexprimí las tetas, y como es alta la llevé primero contra la puerta de laheladera, la penetr{e con los dedos y manos por todo el cuerpo, ella gimió ylargó flujo, y cuando me lo dijo, la agarré enloquecido, la tiré en el sofá delcomedor y tras subirme, la penetré por la vagina, mojadita, lista, y se la dicon una furia incontenible. Traca, traca, pum, pum, ah, ah, aaahhh, ahhahh,ella gemía, gritaba, pedía y pedía, y yo enfurecido la cepillé con tutti. Ytras 15 acabé y eyaculé tremendo monstruoso semen en su vagina. Luego, cola,tetas, manos, semen en su cuerpo, le exigí ponerse la malla, la puse contra laheladera y la cogí por atrás reventándola y eyaculando en su malla, manchándolela malla de mi semen. Luego se lo hice lamer, ella lamió la malla y mi pija aúnmojgada y chorreante y tragó con gusto mi semen calentito. Lo que es merendarcon una mujer delgada, linda y en malla. Y encima fácil y con cremita. Yencima, Estela.
 

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