El fin de semana de Navidad volví a Rosario para pasar las fiestas en familia. Bueno, y para cumplir con el ritual de hace varios años de verme con Lucas y disfrazada de Mamá Noel entregarle un regalito. Pero antes de la venida de Mamá Noel, iban a pasar algunas cosas.
SÁBADO 22. El viernes llegué tarde, mi viejo me fue a buscar a la terminal y volví a mi casa a descansar. El sábado me desperté y nos fuimos a la playa con Agustina. Nos pasamos toda la tarde charlando, pero sin mencionar en ningún momento nada de los hechos que habían sucedido algunos días atrás entre nosotras (contados aca: primero segundo).
Es más, cuando le conté que mi hermano se había peleado con la novia (estuvo como 5 años saliendo, y ya no se veían como antes) se empezó a interesar en cómo estaba, qué hacía... y y sabía que ese interés tenía un solo objetivo: garcharselo.
El domingo me invitó a una pool party que organizaba un amigo de ella en uno de los edificios nuevos de Puerto Norte. Cuando le pregunté si era amigo o un garche me respondió solo con una sonrisa. "Vos acompañame" me dijo cambiando de tema. Cuando bajó el sol, nos fuimos a un bar sobre la playa. En ese momento, Lucas empieza a escribirme.
Cuestión, que luego de volver a casa y bañarme; él me pasó a buscar y nos fuimos a un bar que después se pone más onda boliche. Luego que levantaron las mesas nos pusimos a bailar y no duramos ni media hora. Franeleamos un poco, nos besamos, me di vuelta y le moví la cola por su pija, que ya podía sentir media parada.
"Recordamos viejos tiempo?" me dijo agarrándome fuerte del culo pegándome contra su cuerpo. No respondí, solo le comí la boca de un beso. Me agarró de la mano y prácticamente me arrastró hasta afuera. Subimos al auto, y arrancó. Me llevó a uno de los telos que íbamos cuando éramos más chicos. Pedimos la habitación que más nos gustaba, toda llena de espejos por todos lados. En la pared, en el frente de la cama, en el techo.
Lo tiré en la cama y me subí arriba de él. Mientras nos besábamos, me sacó la remera. Me chupaba las tetas y metía sus manos en mi cola apretándola con fuerza. Fui bajando, hasta llegar a su pantalón. Con los dientes (y ayudada con las manos) fui desabrochando cada uno de los botones. Cuando dejé al aire su verga, aún media dormida, no pude evitar largar un pequeño suspiro; inevitable cada vez qu tengo su pijón en frente.
Agarré la poronga con las dos manos y despacio le pasé la lengua desde la base a la cabeza. La metí en mi boca y sentí como rápidamente se iba poniendo más y más dura. La llené de saliva mientras me la enterraba hasta la garganta. Por más que sabía que no entraba más, insistía en clavarla. Lucas se levantó justo antes de acabar. Me tiró en la cama y terminó de desvestirme. Si tiró encima mío y me besó mientras sus manos recorrían mi piel.
Se quedó un rato chupándome las tetas. Las agarraba, las besaba. Mordía mis pezones suavemente. Me hacía explotar. Sentí que me mojaba y chorreaba todas las sábanas. Fue bajando con sus labios hasta llegar a mis piernas. Me desarmaba de placer. El éxtasis llegó apenas apoyó su lengua en mi concha hirviendo. Fue de abajo a arriba, de izquierda a derecha, hasta que se dedicó a castigar mi clítoris velozmente con la punta de su lengua.
Un dedo, después dos; llegaron a entrar en mi vagina. No tenía control de mi cuerpo. Temblaba y me movía al ritmo que él quería. Agarré la almohada y me tapé la cara ahogando gritos y gemidos descontrolados. Cuando estuve a punto de acabar lo agarré de los pelos aplastando su cara contra mi concha.
Aceleró más sus movimientos con la lengua hasta que exploté. Levanté mis caderas y por un instante no fui capaz siquiera de gritar. Cuando me soltó, dejé caer mi cuerpo exhausto sobre la cama, toda mojada por mis flujos, transpiración y saliva de Lucas.
Sin darme tiempo a recuperarme, agarró mis manos y las puso sobre mi cabeza. Se tiró encima mío mientras acomodaba su pija en la puerta de mi conchita. De a poco, me la fue enterrando. Enorme, larga y ancha, fue desgarrándome la concha. Siempre le gustaba hacer lo mismo. Despacio, la metía hasta la mitad. La sacaba y de golpe la metía completa partiéndome al medio.
- Ay siii despacito como me gusta - le decía al oído. - Te acordás qué te decía cuando veníamos acá? - le preguntaba con una voz aniñada recordando cuando de adolescente me llevaba a coger al telo.
- Que vaya despacio... que te dolía - recordaba él, mientras su pija seguía resbalando por mi concha, cada vez más mojada.
- Ayy siii... es muy grande. Me costó acostumbrarme - le decía mordiéndome los labios y clavándole las uñas en la espalda.
- Y ahora? te acostumbraste?
- Ahora lo único que hago es esperar el momento en que me cojas de vuelta y me rompas toda - le dije ya con voz perversa y provocadora.
No hubo más palabras. Se arrodilló con su pija clavada por la mitad, me agarró las piernas y me pegó una cogida que me partió al medio. La sacaba casi la mitad y la enterraba. La dejaba adentro y se movía rápido. No sabía de donde agarrarme. En el techo podía ver cómo mi cuerpo se movía con cada embestida de Lucas. "Daleee daleee!" gritaba desencajada.
De golpe se frenó, sacó su pija y casi sin tocarla me llenó de leche la panza y las tetas. Mientras él largaba todo sobre mi cuerpo, con mis manos la desparramaba con satisfacción. Su pija seguía dura, colgando desafiante ante mi. Pero no me dejó mover. Con una mano empezó a tocarme las tetas y la otra a pajearme. Me tocaba, me metía los dedos. Siguió así hasta que me hizo acabar de nuevo.
Su pija seguía dura. Se volvió a acomodar entre mis piernas y la metió con facilidad. Ya estaba re contra abierta y estaba acostumbrada a ese pijón. Para seguir recordando esos viejos tiempos, me estaba echando dos polvos seguidos. A pesar de los años, seguía con esa maravillosa característica intacta. Cerró mis piernas y me puso de costado. Metía y sacaba la verga despacio, sintiendo como apretaba dentro mío.
Me subí arriba y lo cabalgué hasta hacerlo acabar. Antes, rozando mi cuerpo en el suyo, yo había conseguido acabar de nuevo. Quedamos los dos tirados en la cama sin decir nada. Al rato empezamos con el franeleo de nuevo, quise tomar la iniciativa de nuevo pero no me dejó. Me puso boca abajo y empezó a dedicarse a mi cola. Sabía lo que se venía y la verdad... lo estaba deseando.
No tardó mucho tiempo en ponerme en 4 y empezar la tarea imposible: enterrarme ese pedazo de carne en mi cola. "Te acordás como te costó la primera vez?", me recordaba mientras su cabeza se abría paso desgarrando mi ano. Como no me voy a acordar. Mi primera experiencia por la cola, con ese pijón (nada recomendable).
"Mirá ahora como entra" decía mientras su pija seguía entrando casi por completo. Yo no podía hablar. Contenía mi respiración y trataba de relajarme lo más posible para que se acostumbrara. Después de un tiempo me solté y empecé a gemir más tranquila. Y a disfrutar como taladraban mi colita sin piedad.
Me puso en 4, yo abrí bien las piernas levantando mis caderas y tirando mi cuerpo hacia adelante. Estuvo un rato taladrándome el orto hasta que la sacó y ahora mi espalda fue la que se llenó de leche caliente. Apoyó la verga dura entre mis nalgas y se pajeó hasta que largó todo. No hubo tiempo para mucho más, nos llamaron para terminar el turno. Nos fuimos, aunque a diferencia de esa hermosa etapa adolescente (donde tenía que volver a mi casa para que nadie sospechara), terminé durmiendo con él en su departamento hasta el otro día.
DOMINGO 23. Luego de aprovechar la noche shopping con Agus y terminar de comprar regalitos para la Navidad, fuimos las dos a la famosa fiesta del "amigo" de Agus. El lugar era una maravilla. Por demás de cheto, lo único que se escuchaba era un suave punchi bien electrónico mientras los invitados estaban en la pileta o sentados charlando mirando el atardecer en el río.
Para no hacerla larga, voy a lo importante, no? Ella me presentó a su amigo. Un bombón realmente, de esos que están por llegar a los 40 aunque físicamente no los aparentaba para nada. El tipo en un momento agarró una botella de champagne y nos invitó a su departamento, apenas un piso por debajo de donde estaba la fiesta. Agus me agarró la mano y me llevó.
Entramos al loft del chabón, nos pusimos a bailar y charlar un rato más. Hasta que Agustina empieza a chaparse al amigo adelante mío. Al ritmo de la música, se fueron acercando donde estaba yo, hasta que ella me lo entrega. Sin que me diga nada, entendí todo.
Me lo chapo también mientras mi amiga empieza a desvestirlo. Luego, ella hace lo mismo conmigo quedando los 3 desnudos. La habitación del tipo era casi grande como mi departamento. Una locura. Nos tiramos los 3 a la cama. Mientras yo lo chapaba, Agus lo besaba por su cuerpo bronceado y trabado.
Luego cambiamos, ella lo besaba y yo fui hasta abajo a chuparle la pija. Ya la tenía al palo. Tenía buena pija el pibe, pero al lado de la que me había comido el día anterior no había comparación. Agus bajó a ayudarme. El tipo se acomodó como en una película mirándonos a las dos chuparle la pija.
Mientras pasabamos la lengua por el tronco, nuestras bocas se rozaron. Nos miramos y no lo dudamos. Nos besamos comprobando que el fuego entre nosotras no se había apagado. Agus no soltaba la pija, pajeándolo mientras nosotras seguíamos a los besos.
Cuando nos soltamos, ella tomó la iniciativa y se sentó en la pija de su amigo. Yo le acariciaba la cola y le chupaba las tetas. Mi amiga saltaba re loca encima de la pija mientras yo la manoseaba toda. El flaco la sacó de encima y nos puso a las dos una al lado de la otra. Me cogió un rato a mi, luego a Agus, volvió a mi. Nosotras no perdíamos oportunidad y nos tocábamos y besábamos. Esta imagen fue demasiada para él, y acabó adentro mío.
Cuando la sacó, la tenía casi dormida. Se acomodó y se fue al baño a limpiarse. Nosotras quedamos en la cama tiradas, re calientes. Giré y me puse encima de Agus. El fuego que sentíamos cuando estábamos cerca mostraba que no se había apagado la llama de nuestros últimos encuentros. La besé mientras mi mano acariciaba su conchita, empapada, y mi concha se franeleaba contra su pierna. Así la hice acabar. En ese momento, me dio vuelta, me acostó y empezó a chuparme la concha.
El amigo de Agus entró justo cuando yo estaba acabando gracias a la lengua de mi amiga. Se acercó a nosotras con la pija semierecta para que se la chuparamos. "Salí. Nos dejaste re calientes, ahora esperá" le dijo Agus mientras se subía encima mío para besarme. Mi cuerpo aún estaba temblando. El pibe no entendía nada y se sentó a vernos. Se pajeaba con fuerza, tratando de levantar su pija pero aún la tenía muerta.
Seguimos a los besos, en la boca, el cuello, los pechos. Agarré las tetas de Agus con las dos manos y me dediqué a chuponear sus pezones. Se fue dando vuelta y quedamos en un 69. Mis dedos se enterraron en la concha de ella, mientras Agus jugaba con su lengua en toda la entrada de mi concha. Sentí como el flujo de su vagina chorreaba en mi cara cuando acabó nuevamente. Se tuvo que frenar y pedirme por favor que no la tocara más.
Se arrodilló a mi lado, apoyó mi cabeza en su pierna, y mientras acariciaba mi cara con una mano, con la otra me masturbó con fuerza hasta hacerme explotar. Sentado en un rincón, seguía el amigo de Agus. Ahora si, su pija estaba durísima pero no se animaba a levantarse. Solo miraba el espectáculo que le estábamos dando.
"Vení", me ordenó Agus, mientras se ponía en 4 con la cola apuntando al pibe. Entendí que quería. Abrí sus nalgas y empecé a chuparle la cola. Escupí fuerte sobre su ano y mojando un dedo empecé a culearla. Mi amiga exageraba los gritos, para hacer estallar al flaco. "Quiero una pija!" gritó desencajada cuando ya tenía 3 dedos en su cola. El pibe se levantó rápido y se puso atrás de ella.
No era muy gruesa, y con la adaptación que le había hecho antes, entró casi sin problemas. Me acosté adelante de ella, mientras el chabón taladraba el culo de Agustina. Ella se acercó lo más que pudo y empezó a chuparmela, ahogando los gemidos en mi concha. Le agarré la cabeza fuerte y la apreté contra mi hasta que me hizo acabar.
Me acosté al lado de ella. El pibe sacó la pija del culo de Agus y se me vino encima. Me puso en 4 y pegándome un par de chirlos me dijo "ahora quiero este culo". Lo saqué cagando, por dos motivos. Primero aún lo tenía roto del vergón de Lucas, y al día siguiente se lo quería entregar de nuevo. Y segundo me parecía demasiado premio para semejante boludo.
Lo tiré a la cama y me subí arriba. 3 embestidas duró y lo hice acabar. "Sos un infierno loca" me dijo el pibe mientras sacaba la pija chorreando de mi concha. Me tiré encima de Agus y se la chupé hasta que la hice acabar. Al lado nuestro, el flaco miraba sin poder creer lo que pasaba mientras se amasaba la pija para tratar de hacerla reaccionar. Pero fue imposible. Nos vestimos y nos fuimos... a dormir juntas.
LUNES 24/MARTES 25. Desde hace varios años, con Lucas tenemos una tradición un tanto especial para Navidad. El regalo lo trae Mamá Noel. Luego del brindis, saludos familiares, me fui con mi hermano a una fiesta que se hacía en un parque junto al río.
Ahí nos encontramos con Agus, y después llegó Lucas. La fiesta en si, era un terrible quilombo de pendejos re borrachos y exaltados. Y como ya somos gente grande y seria (?) decidimos irnos. Agus arrancó con mi hermano y yo me fui con Lucas.
"Tapate los ojos" le pedí luego de sentarlo en la cama. Me disfracé de Mamá Noel y me acerqué despacio. Rocé mi rostro contra su cara para que sienta mi perfume, mientras mis dedos recorrían su abdomen. Agarré el cinto de su pantalón y me aseguré que esta vez, yo iba a tener el control.
Junté sus manos sobre su cabeza, las até con el cinto y lo tiré en la cama. Lo besé desde las piernas hasta la boca. Ida y vuelta. Cuando bajé de nuevo empecé a lamer su pija, que poco a poco iba tomando el bestial tamaño que me tenía acostumbrada. Con la punta de mis uñas rasguñaba su cuerpo mientras mi boca se tragaba parte del pijón.
Dejé caer saliva sobre tronco y con mi lengua la desparramaba. Mis manos ahora acariciaban sus bolas mientras mi boca recorría de arriba a abajo toda la extensión de su verga. Me senté encima suyo rozando mi concha contra su cuerpo.
Lucas se mordía los labios mientras miraba cómo me movía. De a poco fui trepándome con mis piernas hasta llegar a su cara. "Dale" me incitaba. Lo agarré fuerte de los pelos y me senté sobre su boca. Desesperado, empezó a meterme la lengua en la concha. Me tragaba toda la concha limpiando todos los jugos que chorreaban de la calentura que tenía.
Me di vuelta, para poder chuparle la pija mientras él seguía chupándomela. Estuve a punto de acabar, pero no pude. Me acomodé y me clavé su pija en mi concha. No daba más. Despacio, me senté encima de todo ese trozo de carne, clavándolo por completo adentro. Me movía despacio para acostumbrarme, pero Lucas empezó a levantar con fuerza sus caderas. Me taladró un rato, hasta que paró y aproveché para darme vuelta. Le regalé la imagen de mi cola levantarse y bajar haciendo desaparecer toda su pija dentro mío.
"Soltame" me pedía Lucas desesperado, mientras yo le movía el orto casi en sus narices. Aun no era el momento. Le hice un pete hasta dejarlo casi al borde del orgasmo, y me senté sobre él de nuevo. Pasé mis manos por su pecho, su abdomen, lo besé. Estiré una mano hacia atrás y acaricié un poco sus bolas.
La pija saltaba y se endurecía cada vez más. "Ahhh haceme acabar no doy más" me decía desesperado. Seguí jugando con él un rato. Lo tocaba sin sacarle la mirada de encima. Su respiración se aceleró al punto que no pudo aguantar más, y casi sin que le toque la pija acabó. El chorro de leche saltó fuerte contra mi cuerpo mientras el pijón latía con cada latigazo de leche.
Cuando sentí que su respiración se normalizó, lo solté. A pesar que su pija estaba semidormida, me tiró en la cama, me besó apasionadamente y se dedicó a darme placer. Empezó acariciando mi cuerpo, metiendo sus manos por debajo de mi trajecito (obvio, el traje no se saca en toda la sesión jeje), me besó todo el cuerpo y me hizo acabar con sus dedos y su boca.
Me puso en 4. "Sabés que le va a pasar a Mamá Noel ahora, no?" me decía mientras sus dedos rozaban las curvas de mis nalgas. Respondí ingenuamente que no, aunque sabía el castigo que le esperaba. Sin decir palabra, su lengua empezó a abrirse paso en mi ano. Dejé caer mi cuerpo contra la cama, con la cola levantada y las piernas bien abiertas. Estuvo un rato jugando con la lengua en mi cola y mi conchita que seguía empapada. Sentí la punta de su pija durísima nuevamente entrando en mi concha.
Me la fue metiendo de a poco, la enterró bien y luego la sacó. Se puso frente a mi y me la metió en la boca. Mi calentura fue enorme cuando sentí ese pijón que no llega a caber entero en mi boca con ese gusto a mis jugos que empapaban todo el tronco. Otra vez, me cogió por detrás, ahora con más fuerza. Mientras su pija entraba y salía de mi concha, sus dedos entraban en mi cola preparando para lo que se venía. Yo gemía y pedía que me diera más fuerte.
Sacó la pija y por última vez enterró su lengua en mi ano, que ya estaba bastante dilatado. Respiré profundo y mordí la almohada. La punta de la pija empezó a abrirse paso en mi colita. Ya la tenía bastante castigada de mi encuentro anterior con él, por lo que fue bastante menos doloroso y casi al instante empecé a sentir que mis piernas se aflojaban del placer que me generaba ese vergón enterrarse en mi cola casi por completo.
Un par de sacudidas y ya estaba lista para que se dedicara a romperme el culo, literalmente hablando. Me agarró de los pelos y empezó a clavarme toda la pija con fuerza. De mis ojos caían lágrimas cada vez que ese pedazo se enterraba bien profundo dentro mío. Alternaba salvajismo con dulzura y calma lo que me permitió aguantar bastante. Sino es imposible.
"Basta, no doy más" supliqué entre gemidos. Obediente la sacó y se paró al borde de la cama. "Está a punto de acabar" dijo con su pijón apuntando al cielo. Sin dudar, Mamá Noel se tiró a sus pies arrodillada. Agarré la pija de la base mientras la pajeaba, empecé a lamer sus bolas y subir hasta la punta. Me la enterré y le hice un pete hasta hacerlo acabar. No me saqué en ningún momento la pija de mi boca. Tragué lo más que pude su leche y la limpié hasta que empezó a perder dureza.
Me tiré destruida en la cama. Él se acostó al lado mío, me abrazó y me besó. Fue el momento más tierno que tuvimos en todo el fin de semana. Me quedé a dormir con él y al mediodía del 25 volví a mi casa a comer con mi familia antes de irme a Buenos Aires. Esa semana me dediqué a descansar. Me dejó rota por donde se lo mire. Y sabía que el fin de semana siguiente venía otra sesión intensa con mi pijudo favorito.
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Indice
SÁBADO 22. El viernes llegué tarde, mi viejo me fue a buscar a la terminal y volví a mi casa a descansar. El sábado me desperté y nos fuimos a la playa con Agustina. Nos pasamos toda la tarde charlando, pero sin mencionar en ningún momento nada de los hechos que habían sucedido algunos días atrás entre nosotras (contados aca: primero segundo).
Es más, cuando le conté que mi hermano se había peleado con la novia (estuvo como 5 años saliendo, y ya no se veían como antes) se empezó a interesar en cómo estaba, qué hacía... y y sabía que ese interés tenía un solo objetivo: garcharselo.
El domingo me invitó a una pool party que organizaba un amigo de ella en uno de los edificios nuevos de Puerto Norte. Cuando le pregunté si era amigo o un garche me respondió solo con una sonrisa. "Vos acompañame" me dijo cambiando de tema. Cuando bajó el sol, nos fuimos a un bar sobre la playa. En ese momento, Lucas empieza a escribirme.
Cuestión, que luego de volver a casa y bañarme; él me pasó a buscar y nos fuimos a un bar que después se pone más onda boliche. Luego que levantaron las mesas nos pusimos a bailar y no duramos ni media hora. Franeleamos un poco, nos besamos, me di vuelta y le moví la cola por su pija, que ya podía sentir media parada.
"Recordamos viejos tiempo?" me dijo agarrándome fuerte del culo pegándome contra su cuerpo. No respondí, solo le comí la boca de un beso. Me agarró de la mano y prácticamente me arrastró hasta afuera. Subimos al auto, y arrancó. Me llevó a uno de los telos que íbamos cuando éramos más chicos. Pedimos la habitación que más nos gustaba, toda llena de espejos por todos lados. En la pared, en el frente de la cama, en el techo.
Lo tiré en la cama y me subí arriba de él. Mientras nos besábamos, me sacó la remera. Me chupaba las tetas y metía sus manos en mi cola apretándola con fuerza. Fui bajando, hasta llegar a su pantalón. Con los dientes (y ayudada con las manos) fui desabrochando cada uno de los botones. Cuando dejé al aire su verga, aún media dormida, no pude evitar largar un pequeño suspiro; inevitable cada vez qu tengo su pijón en frente.
Agarré la poronga con las dos manos y despacio le pasé la lengua desde la base a la cabeza. La metí en mi boca y sentí como rápidamente se iba poniendo más y más dura. La llené de saliva mientras me la enterraba hasta la garganta. Por más que sabía que no entraba más, insistía en clavarla. Lucas se levantó justo antes de acabar. Me tiró en la cama y terminó de desvestirme. Si tiró encima mío y me besó mientras sus manos recorrían mi piel.
Se quedó un rato chupándome las tetas. Las agarraba, las besaba. Mordía mis pezones suavemente. Me hacía explotar. Sentí que me mojaba y chorreaba todas las sábanas. Fue bajando con sus labios hasta llegar a mis piernas. Me desarmaba de placer. El éxtasis llegó apenas apoyó su lengua en mi concha hirviendo. Fue de abajo a arriba, de izquierda a derecha, hasta que se dedicó a castigar mi clítoris velozmente con la punta de su lengua.
Un dedo, después dos; llegaron a entrar en mi vagina. No tenía control de mi cuerpo. Temblaba y me movía al ritmo que él quería. Agarré la almohada y me tapé la cara ahogando gritos y gemidos descontrolados. Cuando estuve a punto de acabar lo agarré de los pelos aplastando su cara contra mi concha.
Aceleró más sus movimientos con la lengua hasta que exploté. Levanté mis caderas y por un instante no fui capaz siquiera de gritar. Cuando me soltó, dejé caer mi cuerpo exhausto sobre la cama, toda mojada por mis flujos, transpiración y saliva de Lucas.
Sin darme tiempo a recuperarme, agarró mis manos y las puso sobre mi cabeza. Se tiró encima mío mientras acomodaba su pija en la puerta de mi conchita. De a poco, me la fue enterrando. Enorme, larga y ancha, fue desgarrándome la concha. Siempre le gustaba hacer lo mismo. Despacio, la metía hasta la mitad. La sacaba y de golpe la metía completa partiéndome al medio.
- Ay siii despacito como me gusta - le decía al oído. - Te acordás qué te decía cuando veníamos acá? - le preguntaba con una voz aniñada recordando cuando de adolescente me llevaba a coger al telo.
- Que vaya despacio... que te dolía - recordaba él, mientras su pija seguía resbalando por mi concha, cada vez más mojada.
- Ayy siii... es muy grande. Me costó acostumbrarme - le decía mordiéndome los labios y clavándole las uñas en la espalda.
- Y ahora? te acostumbraste?
- Ahora lo único que hago es esperar el momento en que me cojas de vuelta y me rompas toda - le dije ya con voz perversa y provocadora.
No hubo más palabras. Se arrodilló con su pija clavada por la mitad, me agarró las piernas y me pegó una cogida que me partió al medio. La sacaba casi la mitad y la enterraba. La dejaba adentro y se movía rápido. No sabía de donde agarrarme. En el techo podía ver cómo mi cuerpo se movía con cada embestida de Lucas. "Daleee daleee!" gritaba desencajada.
De golpe se frenó, sacó su pija y casi sin tocarla me llenó de leche la panza y las tetas. Mientras él largaba todo sobre mi cuerpo, con mis manos la desparramaba con satisfacción. Su pija seguía dura, colgando desafiante ante mi. Pero no me dejó mover. Con una mano empezó a tocarme las tetas y la otra a pajearme. Me tocaba, me metía los dedos. Siguió así hasta que me hizo acabar de nuevo.
Su pija seguía dura. Se volvió a acomodar entre mis piernas y la metió con facilidad. Ya estaba re contra abierta y estaba acostumbrada a ese pijón. Para seguir recordando esos viejos tiempos, me estaba echando dos polvos seguidos. A pesar de los años, seguía con esa maravillosa característica intacta. Cerró mis piernas y me puso de costado. Metía y sacaba la verga despacio, sintiendo como apretaba dentro mío.
Me subí arriba y lo cabalgué hasta hacerlo acabar. Antes, rozando mi cuerpo en el suyo, yo había conseguido acabar de nuevo. Quedamos los dos tirados en la cama sin decir nada. Al rato empezamos con el franeleo de nuevo, quise tomar la iniciativa de nuevo pero no me dejó. Me puso boca abajo y empezó a dedicarse a mi cola. Sabía lo que se venía y la verdad... lo estaba deseando.
No tardó mucho tiempo en ponerme en 4 y empezar la tarea imposible: enterrarme ese pedazo de carne en mi cola. "Te acordás como te costó la primera vez?", me recordaba mientras su cabeza se abría paso desgarrando mi ano. Como no me voy a acordar. Mi primera experiencia por la cola, con ese pijón (nada recomendable).
"Mirá ahora como entra" decía mientras su pija seguía entrando casi por completo. Yo no podía hablar. Contenía mi respiración y trataba de relajarme lo más posible para que se acostumbrara. Después de un tiempo me solté y empecé a gemir más tranquila. Y a disfrutar como taladraban mi colita sin piedad.
Me puso en 4, yo abrí bien las piernas levantando mis caderas y tirando mi cuerpo hacia adelante. Estuvo un rato taladrándome el orto hasta que la sacó y ahora mi espalda fue la que se llenó de leche caliente. Apoyó la verga dura entre mis nalgas y se pajeó hasta que largó todo. No hubo tiempo para mucho más, nos llamaron para terminar el turno. Nos fuimos, aunque a diferencia de esa hermosa etapa adolescente (donde tenía que volver a mi casa para que nadie sospechara), terminé durmiendo con él en su departamento hasta el otro día.
DOMINGO 23. Luego de aprovechar la noche shopping con Agus y terminar de comprar regalitos para la Navidad, fuimos las dos a la famosa fiesta del "amigo" de Agus. El lugar era una maravilla. Por demás de cheto, lo único que se escuchaba era un suave punchi bien electrónico mientras los invitados estaban en la pileta o sentados charlando mirando el atardecer en el río.
Para no hacerla larga, voy a lo importante, no? Ella me presentó a su amigo. Un bombón realmente, de esos que están por llegar a los 40 aunque físicamente no los aparentaba para nada. El tipo en un momento agarró una botella de champagne y nos invitó a su departamento, apenas un piso por debajo de donde estaba la fiesta. Agus me agarró la mano y me llevó.
Entramos al loft del chabón, nos pusimos a bailar y charlar un rato más. Hasta que Agustina empieza a chaparse al amigo adelante mío. Al ritmo de la música, se fueron acercando donde estaba yo, hasta que ella me lo entrega. Sin que me diga nada, entendí todo.
Me lo chapo también mientras mi amiga empieza a desvestirlo. Luego, ella hace lo mismo conmigo quedando los 3 desnudos. La habitación del tipo era casi grande como mi departamento. Una locura. Nos tiramos los 3 a la cama. Mientras yo lo chapaba, Agus lo besaba por su cuerpo bronceado y trabado.
Luego cambiamos, ella lo besaba y yo fui hasta abajo a chuparle la pija. Ya la tenía al palo. Tenía buena pija el pibe, pero al lado de la que me había comido el día anterior no había comparación. Agus bajó a ayudarme. El tipo se acomodó como en una película mirándonos a las dos chuparle la pija.
Mientras pasabamos la lengua por el tronco, nuestras bocas se rozaron. Nos miramos y no lo dudamos. Nos besamos comprobando que el fuego entre nosotras no se había apagado. Agus no soltaba la pija, pajeándolo mientras nosotras seguíamos a los besos.
Cuando nos soltamos, ella tomó la iniciativa y se sentó en la pija de su amigo. Yo le acariciaba la cola y le chupaba las tetas. Mi amiga saltaba re loca encima de la pija mientras yo la manoseaba toda. El flaco la sacó de encima y nos puso a las dos una al lado de la otra. Me cogió un rato a mi, luego a Agus, volvió a mi. Nosotras no perdíamos oportunidad y nos tocábamos y besábamos. Esta imagen fue demasiada para él, y acabó adentro mío.
Cuando la sacó, la tenía casi dormida. Se acomodó y se fue al baño a limpiarse. Nosotras quedamos en la cama tiradas, re calientes. Giré y me puse encima de Agus. El fuego que sentíamos cuando estábamos cerca mostraba que no se había apagado la llama de nuestros últimos encuentros. La besé mientras mi mano acariciaba su conchita, empapada, y mi concha se franeleaba contra su pierna. Así la hice acabar. En ese momento, me dio vuelta, me acostó y empezó a chuparme la concha.
El amigo de Agus entró justo cuando yo estaba acabando gracias a la lengua de mi amiga. Se acercó a nosotras con la pija semierecta para que se la chuparamos. "Salí. Nos dejaste re calientes, ahora esperá" le dijo Agus mientras se subía encima mío para besarme. Mi cuerpo aún estaba temblando. El pibe no entendía nada y se sentó a vernos. Se pajeaba con fuerza, tratando de levantar su pija pero aún la tenía muerta.
Seguimos a los besos, en la boca, el cuello, los pechos. Agarré las tetas de Agus con las dos manos y me dediqué a chuponear sus pezones. Se fue dando vuelta y quedamos en un 69. Mis dedos se enterraron en la concha de ella, mientras Agus jugaba con su lengua en toda la entrada de mi concha. Sentí como el flujo de su vagina chorreaba en mi cara cuando acabó nuevamente. Se tuvo que frenar y pedirme por favor que no la tocara más.
Se arrodilló a mi lado, apoyó mi cabeza en su pierna, y mientras acariciaba mi cara con una mano, con la otra me masturbó con fuerza hasta hacerme explotar. Sentado en un rincón, seguía el amigo de Agus. Ahora si, su pija estaba durísima pero no se animaba a levantarse. Solo miraba el espectáculo que le estábamos dando.
"Vení", me ordenó Agus, mientras se ponía en 4 con la cola apuntando al pibe. Entendí que quería. Abrí sus nalgas y empecé a chuparle la cola. Escupí fuerte sobre su ano y mojando un dedo empecé a culearla. Mi amiga exageraba los gritos, para hacer estallar al flaco. "Quiero una pija!" gritó desencajada cuando ya tenía 3 dedos en su cola. El pibe se levantó rápido y se puso atrás de ella.
No era muy gruesa, y con la adaptación que le había hecho antes, entró casi sin problemas. Me acosté adelante de ella, mientras el chabón taladraba el culo de Agustina. Ella se acercó lo más que pudo y empezó a chuparmela, ahogando los gemidos en mi concha. Le agarré la cabeza fuerte y la apreté contra mi hasta que me hizo acabar.
Me acosté al lado de ella. El pibe sacó la pija del culo de Agus y se me vino encima. Me puso en 4 y pegándome un par de chirlos me dijo "ahora quiero este culo". Lo saqué cagando, por dos motivos. Primero aún lo tenía roto del vergón de Lucas, y al día siguiente se lo quería entregar de nuevo. Y segundo me parecía demasiado premio para semejante boludo.
Lo tiré a la cama y me subí arriba. 3 embestidas duró y lo hice acabar. "Sos un infierno loca" me dijo el pibe mientras sacaba la pija chorreando de mi concha. Me tiré encima de Agus y se la chupé hasta que la hice acabar. Al lado nuestro, el flaco miraba sin poder creer lo que pasaba mientras se amasaba la pija para tratar de hacerla reaccionar. Pero fue imposible. Nos vestimos y nos fuimos... a dormir juntas.
LUNES 24/MARTES 25. Desde hace varios años, con Lucas tenemos una tradición un tanto especial para Navidad. El regalo lo trae Mamá Noel. Luego del brindis, saludos familiares, me fui con mi hermano a una fiesta que se hacía en un parque junto al río.
Ahí nos encontramos con Agus, y después llegó Lucas. La fiesta en si, era un terrible quilombo de pendejos re borrachos y exaltados. Y como ya somos gente grande y seria (?) decidimos irnos. Agus arrancó con mi hermano y yo me fui con Lucas.
"Tapate los ojos" le pedí luego de sentarlo en la cama. Me disfracé de Mamá Noel y me acerqué despacio. Rocé mi rostro contra su cara para que sienta mi perfume, mientras mis dedos recorrían su abdomen. Agarré el cinto de su pantalón y me aseguré que esta vez, yo iba a tener el control.
Junté sus manos sobre su cabeza, las até con el cinto y lo tiré en la cama. Lo besé desde las piernas hasta la boca. Ida y vuelta. Cuando bajé de nuevo empecé a lamer su pija, que poco a poco iba tomando el bestial tamaño que me tenía acostumbrada. Con la punta de mis uñas rasguñaba su cuerpo mientras mi boca se tragaba parte del pijón.
Dejé caer saliva sobre tronco y con mi lengua la desparramaba. Mis manos ahora acariciaban sus bolas mientras mi boca recorría de arriba a abajo toda la extensión de su verga. Me senté encima suyo rozando mi concha contra su cuerpo.
Lucas se mordía los labios mientras miraba cómo me movía. De a poco fui trepándome con mis piernas hasta llegar a su cara. "Dale" me incitaba. Lo agarré fuerte de los pelos y me senté sobre su boca. Desesperado, empezó a meterme la lengua en la concha. Me tragaba toda la concha limpiando todos los jugos que chorreaban de la calentura que tenía.
Me di vuelta, para poder chuparle la pija mientras él seguía chupándomela. Estuve a punto de acabar, pero no pude. Me acomodé y me clavé su pija en mi concha. No daba más. Despacio, me senté encima de todo ese trozo de carne, clavándolo por completo adentro. Me movía despacio para acostumbrarme, pero Lucas empezó a levantar con fuerza sus caderas. Me taladró un rato, hasta que paró y aproveché para darme vuelta. Le regalé la imagen de mi cola levantarse y bajar haciendo desaparecer toda su pija dentro mío.
"Soltame" me pedía Lucas desesperado, mientras yo le movía el orto casi en sus narices. Aun no era el momento. Le hice un pete hasta dejarlo casi al borde del orgasmo, y me senté sobre él de nuevo. Pasé mis manos por su pecho, su abdomen, lo besé. Estiré una mano hacia atrás y acaricié un poco sus bolas.
La pija saltaba y se endurecía cada vez más. "Ahhh haceme acabar no doy más" me decía desesperado. Seguí jugando con él un rato. Lo tocaba sin sacarle la mirada de encima. Su respiración se aceleró al punto que no pudo aguantar más, y casi sin que le toque la pija acabó. El chorro de leche saltó fuerte contra mi cuerpo mientras el pijón latía con cada latigazo de leche.
Cuando sentí que su respiración se normalizó, lo solté. A pesar que su pija estaba semidormida, me tiró en la cama, me besó apasionadamente y se dedicó a darme placer. Empezó acariciando mi cuerpo, metiendo sus manos por debajo de mi trajecito (obvio, el traje no se saca en toda la sesión jeje), me besó todo el cuerpo y me hizo acabar con sus dedos y su boca.
Me puso en 4. "Sabés que le va a pasar a Mamá Noel ahora, no?" me decía mientras sus dedos rozaban las curvas de mis nalgas. Respondí ingenuamente que no, aunque sabía el castigo que le esperaba. Sin decir palabra, su lengua empezó a abrirse paso en mi ano. Dejé caer mi cuerpo contra la cama, con la cola levantada y las piernas bien abiertas. Estuvo un rato jugando con la lengua en mi cola y mi conchita que seguía empapada. Sentí la punta de su pija durísima nuevamente entrando en mi concha.
Me la fue metiendo de a poco, la enterró bien y luego la sacó. Se puso frente a mi y me la metió en la boca. Mi calentura fue enorme cuando sentí ese pijón que no llega a caber entero en mi boca con ese gusto a mis jugos que empapaban todo el tronco. Otra vez, me cogió por detrás, ahora con más fuerza. Mientras su pija entraba y salía de mi concha, sus dedos entraban en mi cola preparando para lo que se venía. Yo gemía y pedía que me diera más fuerte.
Sacó la pija y por última vez enterró su lengua en mi ano, que ya estaba bastante dilatado. Respiré profundo y mordí la almohada. La punta de la pija empezó a abrirse paso en mi colita. Ya la tenía bastante castigada de mi encuentro anterior con él, por lo que fue bastante menos doloroso y casi al instante empecé a sentir que mis piernas se aflojaban del placer que me generaba ese vergón enterrarse en mi cola casi por completo.
Un par de sacudidas y ya estaba lista para que se dedicara a romperme el culo, literalmente hablando. Me agarró de los pelos y empezó a clavarme toda la pija con fuerza. De mis ojos caían lágrimas cada vez que ese pedazo se enterraba bien profundo dentro mío. Alternaba salvajismo con dulzura y calma lo que me permitió aguantar bastante. Sino es imposible.
"Basta, no doy más" supliqué entre gemidos. Obediente la sacó y se paró al borde de la cama. "Está a punto de acabar" dijo con su pijón apuntando al cielo. Sin dudar, Mamá Noel se tiró a sus pies arrodillada. Agarré la pija de la base mientras la pajeaba, empecé a lamer sus bolas y subir hasta la punta. Me la enterré y le hice un pete hasta hacerlo acabar. No me saqué en ningún momento la pija de mi boca. Tragué lo más que pude su leche y la limpié hasta que empezó a perder dureza.
Me tiré destruida en la cama. Él se acostó al lado mío, me abrazó y me besó. Fue el momento más tierno que tuvimos en todo el fin de semana. Me quedé a dormir con él y al mediodía del 25 volví a mi casa a comer con mi familia antes de irme a Buenos Aires. Esa semana me dediqué a descansar. Me dejó rota por donde se lo mire. Y sabía que el fin de semana siguiente venía otra sesión intensa con mi pijudo favorito.
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19 comentarios - Mi finde navideño
conta de año nuevo!
espero disfrutes los proximos
gracias por pasar! ;)=
gracias por pasar!
gracias por pasar
gracias por pasar
Van diez puntos.
gracias por pasar!