You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Viaje de un jubilado a la argentina 40

 El sol brillante me daba en la cara cuando me desperté, había dormido muy bien y cuando me situé pasé la mano al lado de la cama, esperaba notar el calor del cuerpo de Dora pero en su lugar estaba el hueco y el frescor de la mañana, me levanté y en la mesilla había una nota, “Voy a la escuela, volveré a la hora de comer y después… iremos a Salta”.  Aquellos puntos suspensivos hicieron que la polla no se me bajara hasta que me duché, imaginé que Dora me daba opción a hacer otra cosa antes de salir para Salta, aproveché la mañana para repasar las lámparas y poner todas en funcionamiento, revisé los grifos y la fontanería, la instalación de gas de la cocina y el calentador y… ya había terminado y bajo el sauce con otra cerveza en la mano esperé a Dora, al clásico sonido del coche me advirtió y la sonrisa de la chica a través del parabrisas me hizo latir el corazón más rápido, del capot delantero sacó unas bolsa, al agacharse mostró el perfil del culo, lo tenía alto y duro y aunque ya lo había comprobado in situ me habría gustado apretarme contra ella allí mismo debajo del capot.

¡Buenos días, preciosa!
Jajaja, buenos días galán, tú siempre tan gentil.
Tienes un culo de lo más apetecible, no te digo las ideas que me daban al verte agachada en el maletero.
Jajaja, ya te voy conociendo y sospecho que no sería nada bueno… o sí.
No te ibas a quedar quejosa, jajaja.

                                                  Me levanté y le ayudé a meter las bolsas en casa y una vez dejadas en el suelo se me abrazó al cuello y me dio otro beso al estilo quechua, no sabría decir la diferencia de su forma de besar pero era diferente y delicioso, mis manos se me fueron a las tetas pero ella me cogió de las muñecas y me contuvo.

Quieto hombretón, que me vas a desgastar.
Eso quisiera yo pero aún te quedan muchas cosas que comer.
Jajaja, vení, vamos a comer de verdad y salimos hacia la casa de mi hermana.
¿Y no me vas a dar el postre?
Mmm, me lo pensaré, jajaja
Y dime ¿qué tal es tu hermana?
Huy… no te va a gustar, por lo que te conozco no es tu tipo, es fea, delgada y sin curvas, blanca de piel, por eso no se ha casado nunca, parece que espanta a los hombres, a veces ha salido con alguien y al poco tiempo la han dejado, una pena.
Hay que ver cómo es la naturaleza, unas tan bellas y otras… ¿pero algo tendrá no?
Jajaja si, tiene una farmacia, es farmacéutica y lleva gafas y zapatos de tacón grueso, vive a las afueras de Salta en un barrio tranquilo y se gana la vida bien.

                                                  Comimos de lo que había traído Dora, ya estaba todo preparado, le había comprado en Jujuy un regalo a su hermana y otro a su niña que se llamaba Dorita, (qué imaginación) yo estaba esperando acabar de comer para hacer una pequeña siesta con Dora pero ésta se me escurrió entre los dedos como una anguila y sólo puede chuparle los pezones después de muchos ruegos, la chica iba rápida preparando todo para que cuando viniera su hija encontrara la habitación dispuesta e impresionarla lo mejor posible, yo iba detrás de ella mientras hacía la cama y me pegaba a su culo para que notara mi polla ya dura pero se escurría y se iba a la otra parte aunque no era mejor porque al agacharse me enseñaba las tetas por el escote y yo me martirizaba la polla.  
                                                  Decidí salir a revisar el coche, no me fiaba mucho, miré el tacómetro y marcaba casi 300.000 km, crucé los dedos y revisé el nivel de aceite y demás, todo parecía correcto, Dora ya salía de casa cargada de bolsas, se había puesto una falda larga y una blusa de inspiración quechua, estaba realmente bella, me ofreció las llaves del coche y accedí, más que nada por curiosidad porque no había conducido nunca un coche como aquel, realmente era cómodo y siguiendo las indicaciones de Dora salimos a la carretera, íbamos hacia el oeste o sur y el sol nos acompañaba, por el cristal nos llenaba de luz, los tramos de carretera eran largos y tediosos, yo miraba de reojo a Dora y ella me sonreía, llegamos a ver una zona con arboleda en medio de la llanura y me dijo.

Si quieres podemos descansar en aquella sombra.

                                                  A mí me pareció que aún era pronto para descansar pero miré a Dora y ella subió su falda hasta las rodillas, luego hasta los muslos y al fin hasta la cintura, me quedé helado y me cogí fuerte al volante, Dora no llevaba bragas, se las había quitado antes de salir y ahora me lo demostraba enseñándome los labios apretados, separó las rodillas para que el sol entrara hasta dentro del coño, el clítoris le brillaba y los labios menores se abrían húmedos, pisé el acelerador y en un momento estuvimos debajo de los árboles, apenas quité el contacto con la llave, mi mano buscó entre sus muslos y abrió los labios, estaba mojada ya y mis dedos entraron uno tras otro en su vagina, la chica echó el respaldo hacia detrás y pude buscar el punto G, Dora dio un salto cuando lo rocé, abrió las piernas todo lo que le permitía el coche y me cogió el brazo para que no me escapara.
                                                  Le acaricié el coño hasta sacar los dedos blancos de espuma después de un orgasmo tremendo, ella con la mano me acariciaba la polla aún dentro del pantalón, ya estaba bajando la cremallera cuando otro coche aparcó casi a nuestro lado, tres chiquillos salieron de estampida y desoyendo los gritos de sus padres estuvieron dando vueltas alrededor de nuestro coche jugando con un balón.  Dora se bajó la falda y siguió buscándome la polla pero esta había perdido la erección y estaba escondida y triste.  La chica puso el respaldo normal y me miró disculpándose, yo lo sentía más que ella pero me tuve que conformar y arranqué otra vez.
                                                  Durante el resto del viaje me conformé aprovechando los tramos rectos en pasar la mano por las tetas y los muslos de Dora y ella me correspondía acariciándome la polla que volvía a resurgir pero ya no encontramos otro lugar para desahogarnos y entramos en Salta, la ciudad era como todas, “moderna” en su planteamiento calles cuadriculadas y casas de una planta (por aquel barrio) y calles anchas.  Dora me guió hasta casa de su hermana, al entrar en la calle ya vi en la fachada la cruz verde de neón de farmacia, la tarde había caído y entramos, en ese momento salía una mujer con una bolsa de medicamentos y la chica al vernos salió del mostrador y se abrazó a Dora, cuando se separaron me presentó pero antes me dejó que la viera…

Dora, eres la mentirosa mayor que he conocido.
Jajaja…  ¿Qué te parece mi hermanita?

                                                  De lo que me había dicho Dora lo único que era cierto era la blancura de su piel, porque tenía los ojos grises preciosos y una melena ensortijada negro brillante, los labios carnosos y un cuerpo de infarto, debajo de la bata blanca se le adivinaban unas tetas imponentes y unas caderas llenas de curvas, la sonrisa que me dedicó me enamoró nada más verla, se llamaba Lina y me dio la mano, Dora le dijo.

Por favor Lina, la mano no, a Pepe se le da un beso o mejor dos como en España.

                                                  La chica obedeció sin dudarlo, olía de maravilla y tenía una piel de melocotón que me hizo soñar, los gritos de la niña Dorita saliendo de detrás de la rebotica  cortó la escena, en verdad yo no sabía qué hacer después de los dos besos, se me ocurrían muchas cosas pero todas ellas inapropiadas por el momento.
                                                  La cría era preciosa, era igual que su madre, con rasgos quechuas como ella, en ese momento me di cuenta de que Lina no se parecía en nada a Dora, esta era morena también pero con el pelo rizado mientras que Dora lo tenía liso como su hija y los ojos y pómulos eran netamente europeos, mientras las dos hermanas se contaban cosas sobre la niña yo las observaba y me fijaba en las diferencias, las dos tenían un cuerpo muy bien hecho, Lina un poco más joven, sería como Corina o algo más joven y vestía con bastante elegancia, se notaba que la vida la trataba bien y se ganaba la vida, lo que me intrigaba es que no hubiera ningún hombre que la hubiera conquistado y siguiera soltera.
                                                  A Lina le pareció que ya era hora de cerrar la farmacia y lo hizo, ya no era probable que viniera nadie, por detrás del mostrador entramos a su casa, la diferencia con la de Dora era abismal, toda ella estaba decorada con sumo gusto y detalles caros, era pequeña pero para ella suficiente, tenía dos habitaciones y un comedor-salón inmenso, yo me quedé admirado, la niña una vez visto y jugado con su madre fue a por sus muñecas, su tía la mimaba y todo le parecía poco para su sobrina, Lina trajo bebidas y aperitivos y nos sentamos los tres frente a una mesa baja, Dora me quiso poner al corriente a las preguntas que rondaban en mi cabeza.

¿A que no aciertas cómo se llama Lina, Pepe?
Pues… no sé…  ¿Quién es la patrona de Salta?
Jajaja no, se llama Adelina y somos muy diferentes como ves, mi padre vivía en Jujuy con mi madre y me tuvo a mi pero se vino a trabajar en una empresa muy importante y dejó a mi madre… se casó con la madre de Lina que era italiana, por eso su piel blanca y su pelo rizado.
¡Ah!, ya entiendo, es que no podéis ser más diferentes.
¿Y… cual te gusta más?
Joder Dora, que pregunta más comprometedora, no puedo decidirme, las dos sois muy bellas, cada una a su manera.

                                                  Pasamos la tarde hasta que las dos hermanas se metieron en la cocina, las oía hablar y reír entre ellas, por un rato me dejaron solo con Dorita que vino a mí con dos muñecas, una me la dio y quiso que jugáramos, yo me acordé de Javi, ya tenía ganas de jugar con él, le enseñaría todo lo que pudiera pero Dorita estaba allí y jugué con ella, me hizo bailar, hablar y vestir a las muñecas varias veces, la niña reía feliz y las hermanas se volvían para vernos, la cena que hicieron entre las dos fue algo exquisito, las dos hermanas quisieron demostrarme las delicias de la cocina salteña y quechua, estuvimos hablando y contándoles cosas de mi tierra, les conté todos los sitios donde había estado, Misiones, Buenos Aires, Mar del Plata, Córdoba, Mendoza y ahora estaba allí con ellas, les conté las maravillas de Iguazú y lo bonito de Tigre.  Dora me confesó de que no había salido de Jujuy, todo lo más a Salta pero a Tucumán no había llegado, dedicada a su hija no podía viajar, ahora esperaba que todo cambiara.  Dorita pronto se durmió, la niña estaba acostumbrada a dormir temprano porque por la mañana también se despertaba pronto, su tía la preparaba antes de abrir la farmacia, por un momento le dejaron en un sofá tapada con una mantita mientras seguimos la conversación, ellas también me contaban cosas de sus vidas, inconscientemente íbamos retrasando la hora de irnos a dormir, yo ya me había hecho a la idea de volver al sofá aunque aquellos no tenían nada que ver con el de Dora pero llegó un momento en el que tuvo que salir el tema, me ofrecí voluntario para el sofá pero Lina fue la primera en decir que no, que la niña que habitualmente ocupaba la otra habitación dormiría con ellas y que yo ocuparía la cama de la niña, no aceptaron mis argumentos que por otra parte no eran del todo enérgicos y al fin tuvimos que hacernos el ánimo, me prepararon la cama, incluso cambiaron las sábanas ¿…? Y quedó una cama envidiable.
                                                  Las dos hermanas cogieron a la niña y se la llevaron a la habitación de Lina, dormiría en el medio, entre las dos. Yo al notar el frescor de las sábanas limpias me estiré disponiéndome a dormir toda la noche de un tirón, en la habitación contigua se oían a las hermanas cuchichear y reír, se llevaban de maravilla pese a no ser hermanas de madre, confieso que sólo las oí un par de minutos porque me dormí como un tronco, la temperatura era ideal, ni frio ni calor y en la oscuridad y después de los kilómetros y emociones del viaje caí rendido.
                                                  Al abrir los ojos me costó situarme, ante mí dos mujeres y en brazos a una niña durmiendo, creí soñar pero la que me había movido el hombro para despertarme me dijo.

Lo sentimos Pepe pero la niña no puede dormir entre nosotras, sin darnos cuenta nos movemos tanto que la vamos a asfixiar, te pedimos que dejes dormir a la niña en su cama…

                                                  Hasta entonces lo entendí todo pero el silencio que siguió me dejó perplejo, ¿qué querían decir, que se acostara conmigo?  No tenía ningún problema, de pequeño a Javier siempre le gustaba dormir conmigo o con su madre pero las caras que ponían las hermanas eran más bien de “salta y al sofá” me resigné y me levanté, incluso les dejé la cama con las sábanas estiradas para que durmiera mejor la niña y salí al salón, de lejos divisé el sofá que había elegido y me fui hacia él.

¿Dónde vas Pepe?, tú vienes con nosotras, no vamos a consentir que estés incómodo en casa.
¿Con vosotras, si no cabe la niña cómo vamos a estar los tres?
Si, ya lo verás la cama es de 1,50 m. y nos arreglaremos.

 
                                                  Yo no estaba para discutir, estaba medio dormido y fui como un autómata hacia su habitación y esperé órdenes al pie de la cama, no sabía donde acostarme, a un lado o al otro o al centro, Dora lo decidió por mí.
 

Pepe pasa al medio, yo me muevo mucho y tú nada, Lina estará a la otra parte.

                                                  Obedecí como si me hubieran enviado a la calle, entré y me tumbé de lado, al momento noté los movimientos del colchón cuando se acomodaron las chicas, lo cierto es que si no nos movíamos no se estaba estrecho pero Dora… empezó con sus movimientos y giros, de pronto estaba pegada a mí como tan a la orilla que parecía que iba a caerse de la cama, Lina se mantenía quieta y pronto se durmió, se oía como respiraba plácidamente, Dora pasó un brazo sobre mí y me rodeó la cintura, a la vez se pegó a mi espalda, siguió durmiendo pero yo no podía, en mi espalda tenía pegados los pechos de Dora, los notaba aplastados y libres, cerré los ojos intentando olvidarme de eso pero la mano de Dora no estaba quieta fue bajando en varios movimientos hasta que se posó en mi polla, no tardó en cogerla que aunque no la apretaba no la soltaba, mi verga iba creciendo entre sus dedos a la vez iba pegando su cuerpo al mío y yo intentaba huir hasta que me di cuenta de lo equivocado que estaba porque mi huida representaba el acercamiento al culo de Lina y con la polla en ristre no tardaría en apretarle el culo, me estuve quieto soportando el martirio hasta que de momento me soltó la polla y se dio la vuelta al otro lado, suspiré aliviado y me di la vuelta hacia ella también, no quería que Lina se diera cuenta de mi erección.
                                                  Dora me notó en su espalda buscó mi mano y la puso sobre su estómago, me obligó a acercarme a ella y por consiguiente a rozarle con el capullo entre sus nalgas, la chica al notarla me cogió la mano y por debajo de su camiseta me la llevó hasta su teta, se cobijó entre mis brazos y se pegó a mí, en su culo tenía la polla dentro del bóxer doblada, ella notó la diferencia y pasando el brazo por detrás de ella me bajó el bóxer saltando la verga y colocándola entre sus muslos, parecía que ahora ya estaba todo en orden pero Lina también se dio la vuelta y se pegó a mí, yo estaba como un sándwich notaba en mi espalda dos pinchazos, no debían de ser pezones porque eran demasiado agudos y no me había fijado en la prenda que llevaba Lina, debían de ser botones o algo parecido, Lina se pegaba cada vez más a mí, notaba sus piernas a lo largo de las mías y mi culo en su regazo.
                                                  Dora no parecía dormir, estaba seguro porque tenía su mano sobre la mía y se acariciaba la teta a través de mí guiando mis dedos, se acomodaba el culo apretándose sobre mi verga acoplada a sus nalgas, ya me extrañaba tanto los pinchazos en la espalda que no pude resistir más y pregunté al oído de Dora.

¿Dora, duermes?
¿Tú qué crees?
Tienes unas tetas divinas…
Gracias, me alegro que te gusten.
Pero me pasa una cosa rara.
Pues la pija la tienes a cien, me vas a tirar de la cama abajo.
Es que siento unos pinchazos en la espalda muy extraños, tu hermana está pegada a mí y no quiero molestarle, no tengo confianza aún.
Tranquilo Pepe, quedate quieto y me avisás cuando se dé la vuelta pero ahora no te muevas y sigue acariciándome las tetas…

                                                  La obedecí sin rechistar ahora ya no era una sola, me pasaba de una teta a otra poniéndole los pezones duros y ásperos, una le caía sobre la otra y los tenía casi juntos, al rato Lina se puso boca arriba, para mí fue un descanso y se lo dije a Dora, ella me dijo que me volviera hacia su hermana y luego ella se pegó a mi espalda, la diferencia de roce de los pezones de Dora era notoria, se notaban duros pero no pinchaban.  Yo me quedé con la polla cerca de Lina y Dora me cogió la mano, lentamente me la llevó sobre Lina y la dejó sobre su vientre, la chica seguía durmiendo tranquilamente.

¿Por dónde tienes la mano?
La tengo sobre el ombligo, por cierto muy bonito.
Shhht, calla y escúchame, ve pasando suavemente la mano hacia arriba.
Vale, allá voy.
¿Por dónde vas ahora?
Por el estómago, noto su respiración, mi mano sube y baja.
Bien sigue un poco más arriba…
¡Dora, que ya he llegado donde le nacen los pechos!
Silencio y haz lo que te diga yo, ahora sigue subiendo con la mano sobre el pecho pero sin apretar.
¡Madre mía!, si se despierta… ¡Dora!
¡Hazlo!
Mmm,
¿Ya lo has hecho?
No, ¡no me atrevo se va a despertar!
¡Qué hombre… trae la mano!

                                                  Dora me cogió la mano que tenía en el estómago de Lina, la chica seguía respirando durmiendo, me acompañó la mano rozando la teta de Lina, era redonda y se movía como un flan, aun estando boca arriba no se le aplastaba ni se caía a los lados, fue subiendo hasta que llegamos a la cima allí me dejó la mano sobre la piel suave, pero entre mis dedos surgía un pezón que parecía el chupete de mi nieto Javi era largo y delgado, fui confiándome y con los dedos rocé para delimitar la areola, pero no la encontré, me volví a Dora.

Tiene un pezón como un chupete de bebé pero no le noto areola.
Es que no tiene, sólo le sale el pezón en medio del pecho, no puede ponerse ropa ceñida porque parece que va señalando a la gente.
¿Qué hago ahora?
Acarícialos un poco, aún no has visto nada.
Si crecen mucho más…
No te creerías cuanto.
¿Lo suelto?
Espera un momento.

                                                  Creí que Dora iba a venir en mi rescate pero pasó una mano sobre mí y buscó la mano de Lina que descansaba a mi lado, se la agarró y la dejó sobre mi polla, ella misma le cerró los dedos apretándola.

¿Qué haces Dora?, el pezón sigue creciendo y mi polla más.
Mmm, que pija más gruesa tienes Pepe, creí que no me ibas a tocar las tetas nunca, si no es por mi hermana estaría esperando toda la noche.
¡Lina! ¿qué estabas despierta?
Claro, no llegué a dormirme, esperaba que me metieras mano.
Si estabas durmiendo…
Sí igual que vos en mi casa o ¿es que te creías que me engañabas con tus ronquidos Pepe?

                                                  Yo estaba espantado, en la oscuridad notaba el rubor que debía tener a la vez que rabia por el engaño de las dos hermanas.  Dora encendió la luz de la mesilla y vi las caras sonrientes de las dos, estaban bellísimas y con un gesto de morbosas que me ponía como un burro.  Dora se puso de rodillas en la cama a mi lado y ayudó a su hermana a quitarse el camisón que llevaba, me dejó a la vista las dos tetas blancas con dos pezones erectos marrones claros, le sobresalían más de tres o cuatro centímetros y sin areola.  Dora misma me invitó a probarlos, me lancé sobre uno de ellos y lo aspiré con la boca abierta, entró el pezón hasta la campanilla y una buena porción de teta blanca, cuando la dejé estaba roja del chupetón, Dora se había decidido por mi polla y ya la tenía entre sus manos, le ayudaba Lina que me libraba del prepucio con cuidado.  Dora le quitó las bragas a su hermana y me enseñó lo que habían hecho en el momento que habían estado a solas, le había depilado el coño dejándole sólo un triángulo en su vello rizado, se lo había recortado dejándolo cortito como un cepillo, debajo la piel un poco más oscura delimitaba los labios de Lina.
                                                  Dejé la teta enrojecida y bajé al pubis de Lina, la chica separó la rodillas y los labios se le abrieron mostrando la piel rosada y el clítoris todavía escondido, lo lamí y aspiré y no tardó en aparecer, por detrás de mi Dora me cogía la polla que colgaba entre mis piernas y la mantenía en forma, yo no sabía a quién atender, a Dora ya la había probado y estaba exquisita, habíamos follado a placer pero aquel coño como la nieve me atraía mucho, además se había depilado para mi igual que Dora, los labios de Lina eran totalmente diferentes a los de Dora, apenas tenía labios menores y la vagina aparecía como un agujero a ras del coño, lo lamí hasta que empezó a manar jugos. Dora cuidaba que mi polla siguiera dura pero sin peligro de eyacular, cuando decidí subir sobre Lina la chica me paró.

Un momento Pepe, por favor ahora vuelvo.

 
                                                  Dora y yo nos quedamos extrañados, mientras volvía su hermana Dora me dejó sus tetas a mi alcance, estaban duras y pese haber amamantado podían competir con las de su hermana.  Lina no tardó nada, había ido a la farmacia desnuda y había cogido varias cosas entre ellas condones y cremas, cuando se tumbó a mi lado me cogió la polla y se la metió en la boca, me la chupó hasta ponerla a tope y se tumbó con las piernas abiertas para recibirme, con la crema se untó el coño y mi polla y esperó, su hermana estaba extrañada ante tanta ceremonia y de rodillas a nuestro lado nos acariciaba suavemente.
                                                  Me incliné sobre Lina, sus ojos me volvían loco, de un gris claro y esos labios tan carnosos y la melena rizada que envolvía casi su cara en la almohada, me apoyé con las rodillas y los codos sin dejarme caer sobre la chica y coloqué la verga en la entrada de la vagina, con la crema resbalaba y se deslizaba ella sola hasta el agujero pero cuando apenas había metido un dedo, Lina gritó.

¡Pepe para, para un momento!
¿Qué pasa?
No, no es nada, sigue.

                                                  Empujé otro poco, tenía la vagina más estrecha todavía que Dora, imaginé que como no había parido era estrecha y tuve cuidado, paré y volví a empujar con tiento.

¡Pará, pará esperá!
¿Te ocurre algo?
No nada, es que soy estrecha pero sigue despacio.
Vale.
¡Esperá Pepe, esperá un poco!… ahora sigue con cuidado, suave, suave.

                                                  Dora estaba tan impaciente como yo y se asomó entre mis piernas, casi rozando mis huevos con su frente tenía en primerísimo primer plano mi polla entera afuera del coño de Lina y apenas la punta del glande empujando la entrada.

Ahora sigue Pepe pero con cuidado, un momento…  Seguí… pará… seguí… seguí… pará parááá, ¡ay!  Mmm…  seguí suave y no pares aunque te lo ruegue, no pares por favor.

                                                  Mi capullo que aunque gordo tiene la forma puntiaguda de un fresón había entrado aplastado en su vagina pero de pronto sentí como cuando se la metí a Dora en el culo, el esfínter me ahogaba pero luego seguí hasta el fondo, ahora pasó lo mismo me hundí lentamente pero sin parar hasta que los huevos se pegaron en el culo de Lina, su hermana no perdía detalle entre mis piernas y cuando por fin me hundí en su hermana se relajó pero al sacarla lentamente salió un poco ensangrentada.  Dora dio un salto que me dio en el culo y caí sobre Lina hundiéndome de un sólo golpe, ella gimió pero no de dolor, me abrazó y sólo dijo.

Pepe muévete, mete esa pija tan gruesa en mi vagina virgen.
¿Cómo virgen?, hermana, ¿cómo virgen?, que, ¿no habías cogido hasta hoy?
No, todavía no me habían desvirgado.
¡Pero si has tenido tres o cuatro novios! ¿qué hacías con ellos?
Sólo alguna paja o mamadas pero nunca podía coger, tenía el himen muy resistente y por eso me dejaban todos, no podía coger con ninguno pero como me contaste que Pepe era una persona delicada y tenía una pija tan sabrosa, me propuse que fuera él el que se llevara mi virginidad.
Pues podías haberme avisado y te hubiera tratado de otra forma Lina, con tu hermana hice todo lo posible para hacerla feliz.
Y vaya que lo conseguiste, he tenido más orgasmos en dos días que en toda mi vida y además de los mejores.

                                                  Pasados los primero momentos de confusión y aclaradas las cosas empecé a bombear dentro de Lina, al rato ya la polla no salía ensangrentada sino blanquecina, se abrazó a mí y empezó a gritarle a su hermana.

¡Dora!  ¿Qué me pasa?, me estoy mareando, me da vueltas todo, Dora no me dejes sola…  ¿Qué me ocurre?
¿Qué te va a pasar… que te estás corriendo como nunca, me parece que tus novios no supieron ni hacerte un dedo ni vos tampoco…  Pepe es el mejor hombre que has conocido y que vas a conocer, aprovechalo.

                                                  Lina se desmadejaba debajo de mí, su hermana tuvo que cogerle la mano para “acompañarla” en su orgasmo, quizás el primero de verdad por las apariencias, quedó en medio de la cama rendida cuando Dora le dijo.

Ahora quedate a un lado de la cama y mirame, ahora me toca a mí.

                                                  Dora me rogó que me tumbara boca arriba, adiviné lo que quería de mi, le había gustado montarme, quizás no la habían dejado nunca hacerlo y le demostró a su hermana cómo se cabalgaba a un hombre, aunque también era estrecha de coño se puso crema de su hermana y se sentó sobre mí, Lina vio desaparecer mi polla en el coño y juntarse los dos pubis, se lo engulló entero sin pestañear, saltó y se revolvió sobre mí como si montara un toro en el rodeo americano, se corrió dos veces y le demostró a Lina lo que era un orgasmo intenso y cómo soportarlo, cuando se bajó el flujo corría por mis huevos y sus muslos.

Ahora tú Lina.
¿Yo?, imposible, tengo el coño deshecho para moverme así.
Bueno, te lo pierdes, esto no se puede desperdiciar.
¡Eh!  Un momento, me encanta que me hagáis lo que queráis pero yo también cuento ¿no?
¡Oh!, si claro Pepe, perdona nos habíamos lanzado sin darnos cuenta, ¿qué quieres de nosotras?
¿Tú qué crees?
Mmm… ya sé por dónde vas Pepe, Lina creo que hoy estás de suerte, hoy es el día de tu salto a ser una mujer entera.
¿Qué quieres decir? ya soy una mujer, desde hace un rato…
No, sólo eres media mujer, ahora Pepe te va a convertir en mujer total, confía en él.
No sé lo que quieres decir pero sé que Pepe no me va a hacer nada malo.
Desde luego que no.

 
                                                  Me acerqué a ella, Dora la puso en posición sobre la sábana arrodillada y con la cabeza pegada al colchón, ella misma le untó el culo con crema abundante y mi polla también, yo tenía tantas ganas de correrme en aquel culo tan blanco que apenas me la meneaba para evitarlo.

Ahora hermana el secreto es… relajación y más relajación, serás feliz y una mujer de verdad.

                                                  Lina confiaba totalmente en Dora y en mí a medias por lo que le metí un dedo primero para dilatarle el esfínter, al principio se oponía pero su hermana le repetía lo de relajación y ella iba cediendo, los dos dedos los aguantó bien y la sensación de la punta de mi capullo ya no le extrañó tanto, a quienes nos extrañó mucho fue a Dora y a mí, solamente presioné un poco y mi glande desapareció, entre la suavidad de la crema y la dilatación previa el tronco siguió a la cabeza y el conjunto desapareció dentro de Lina.

¡Lina te ha metido esa tranca tan gorda en el culo como si nada!
Tú me dijiste que me relajara, ¿no?
Si pero es una polla casi de caballo nena, ¡te has tragado un pollón de semental como si fuera un lápiz!
Al principio me daba miedo pero debo de tener el ano mucho más elástico que el himen porque nada más entrar me ha dado un gusto terrible, ahora Pepe métela sin miedo, quiero correrme como mi hermana.

                                                  Me lancé a fondo, cada golpe de cadera mío me hundía desde la punta a los huevos, las nalgas chasqueaban en mis muslos y mis huevos le golpeaban el clítoris, se corrió no una sino dos veces seguidas, no esperé a que se corriera una tercera vez y me vacié en su culo, no salió ni pizca de leche por su culo que se quedó abierto como el pico de un pajarillo pidiendo comida.  Dora estaba admirada mirándome la polla limpia de semen y el agujero del culo de su hermana que seguía sin cerrarse, me agitó la polla rápidamente y me hizo señas para que se la volviera a meter, yo creo que ni se enteró hasta que le hizo tope en el fondo pero sus manos agarraron la sábana en su tercer orgasmo anal, en aquella ocasión mi leche sí que salió de su culo, le había dejado todas las reservas que me quedaban.

Ha sido fantástico chicos, que cogida más brutal, tengo el coño y el culo rotos pero a gusto, ha sido un estreno total, ahora ya puedo decir que soy una mujer de verdad, cuando mis clientas me quieran dar envidia les diré que no tienen ni idea que es una pija gorda.

                                                  Nos quedamos desparramados sobre la cama, abrazados con las piernas entrecruzadas y las manos donde podían y querían nos dormimos, por la mañana se despertaron pronto, una tenía que preparar a su hija para volver a casa y Lina preparar la farmacia para abrir, antes de levantarse Dora me dijo.

Pepe, es muy difícil que volvamos a encontrarnos y quiero que sepas que no te olvidaré, me has hecho muy feliz, y no sólo con tu polla, me hiciste sentir mujer valorada, todo esos piropos que me decías me hacían emocionar, nadie me ha dicho nunca una palabra agradable y, sin conocerme, me has valorado como persona y como mujer, deseo que cojamos como despedida, seguro que nos correríamos ambos pero quiero recordar el sabor de tus besos para tenerlos en mi memoria siempre.
Me has emocionado Dora, eres una mujer especial, cuando te vi tan tímida por primera vez no sospechaba que ibas a cambiar tanto, ahora te veo con fuerzas para lo que sea y vas a ser muy feliz con tu hija y quién sabe si encuentres a un hombre digno de ti, estoy a tu disposición todo yo pero si quieres un beso me encantará besarte, sé que beso a una mujer que me da parte de su alma con él.

                                                  Acostados y con Lina como testigo nos abrazamos y nos besamos, fueron varios besos a cuál de todos más ardientes, sin pretenderlo mi polla entró en su coño y nos corrimos los dos a la vez, su hermana nos acariciaba a la vez que los espasmos nos sacudían.  Al momento se oyó a Dorita que venía descalza, no le extrañó vernos desnudos, sólo nos dijo que había tenido un sueño, que había oído a su madre y a su tía gritar contentas, su madre le acarició la cabeza y le dijo.

Si Dorita eso es lo que ha sido, esta noche ha sido un sueño.

                                                  Dora recogió la ropita de su hija y cargó el coche, yo le ayudé en lo que pude y cuando las vi alejarse se me hizo un nudo en la garganta, me quedé un momento en la acera mirando las casas de Salta porque no podía ni hablar, era un barrio con las casas parecidas pero estaba claro que en cada una se podía ser feliz a su manera, cuando volví la farmacia ya estaba abierta y Lina estaba con su bata blanca detrás del mostrador, me fijé en los pequeños bultos que marcaban los pezones aun con la prenda holgada y me relamí, ella se dio cuenta y sonrió.
                                                  Le pregunté a Lina si podía recomendarme algún sitio donde ver algo interesante, la chica se quedó pensando hasta que cayó en la cuenta, me dijo que podría ir a pasear en el Tren a las Nubes, era un tren que recorría antiguamente por los picos de los andes y pasaba hasta los países limítrofes pero ahora lo habían transformado en tren turístico por la belleza de los paisaje y los viaductos tan altos que corría, sólo llegaría a medio camino pero lo más bonito lo podría ver, había un servicio de autobús y tren conjuntamente para turistas y en el centro de Salta lo podría contratar, me gustó la idea, dejé a Lina con su negocio y cogí un colectivo que me dejó en el centro de la ciudad.
                                                  La idea de la ciudad según iba acercándome al centro fue cambiando, de los barrios periféricos a grandes edificios con un hotel imponente que decían era el edificio más alto de la ciudad, vi pasar por encima de nosotros unas vagonetas de un teleférico que subía hasta el cerro de San Bernardo para ver toda la panorámica de la ciudad, me informé en una oficina de turismo y me dijeron que había un ferrocarril turístico llamado el Tren a las Nubes que recorría los picos de los Andes a más de 4200 metro de altitud, anteriormente llegaba hasta Antofagasta pero ahora llegaba hasta pasar el viaducto de la Polvorilla una construcción de hierro que no es apto para los que tienen vértigo. 
                                                  En el tren nos explicaban un poco la historia de Salta, lugar muy importante como encrucijada de caminos desde la colonización y lugar de una batalla decisiva para la emancipación y nacimiento posterior de La Argentina, el tren no iba lleno pero éramos bastantes personas sobre todo argentinos de otras provincias y algunos extranjeros turistas, en algunos trechos se paraba el tren y bajábamos a admirar los puentes metálicos, era una fiesta en general y nos trataron muy bien, el paisaje era sobrecogedor sobre las cumbres de los Andes, estuvimos casi todo el día y cuando volvía vi la ciudad de noche, vi mucha gente por las calles y en la zona de ocio un ambiente espectacular, las tiendas mostraban los escaparates adornados para atraer al público, tomé el autobús de regreso para casa de Lina, ya había cerrado la farmacia y cuando llamé a su casa quedé impresionado por lo que vi, la chica se había arreglado para mi, estaba bellísima, se había maquillado y arreglado la melena además se había puesto un vestido que parecía de gala, con un escote impresionante y aquellos ojos tan bellos que me miraban con una sonrisa que me quemaba, me sentí amedrentado.
                                                  Pensé que me había descuidado, debía haber previsto invitarla a cenar, la ciudad ya no era la de Dora aquí habían sitios donde cenar bien pero Lina se me había adelantado y ahora estaba invitándome a entrar, ya no era la farmacéutica de barrio ahora era una dama impresionante que me ofrecía su casa, calculé que no había previsto ropa para salir de noche y me preocupé pero cuando entré y vi la mesa que había montado en el salón tragué saliva, iluminada con velas el comedor estaba en penumbra y la mesa brillaba con todos los detalles posibles, por un segundo pensé en su hermana, aún le quedaba trabajo para llegar a instalarse por lo menos cómodamente pero estaba seguro que lo conseguiría.  Mientras Lina se ocupaba de sacar la comida del horno yo me fui corriendo al baño y me di una ducha, olía a todo, desde gasoil del tren al sudor de subir y bajar por aquellas lomas entre el gentío, busqué entre la ropa que tenía de reserva y me puse lo más elegante que tenía que era sólo ropa de sport y volví al salón.
                                                  Lina estaba acabando con los últimos detalles y cuando terminó separé su silla para que se sentara, ella me lo agradeció con una sonrisa y me senté en principio al otro lado de la mesa pero ella me insinuó que me acercara a su lado y lo hice, su vestido azul brillaba en la semioscuridad y me explicó cada uno de los platos, cuando acabamos me ofreció un café y una copa, nos sentamos en el sofá que creí que sería mi cama y la chica desde el mando distancia puso música lenta de baile, le pedí bailar pero cuando vi que me superaba con mucho en el baile opté por arrimarme a ella, el olor de su perfume me embriagaba y la besé en el cuello, el pelo ensortijado se me metía en los ojos pero insistí buscando su oreja, le mordí suavemente el lóbulo, ella se acercó tanto a mí que noté a través de su fino vestido y mi camisa las puntas de sus pezones, para mí la sesión de baile se había acabado mi boca bajó por el cuello hacia su pecho y entre sus tetas en el canalillo mismo me puse a besarla.
                                                  Lina me dejó separar el vestido y descubrirle las tetas, eran dos maravillas, tan duras altas y punzantes, los pezones invitaban a atraparlos con los dientes y lamerlos dentro de la boca, con el mando a distancia apagó la música y yo apagué las velas de los candelabros, allí se quedaron platos y copas abandonados porque Lina me abrazó y me llevó a su cama, al pasar por la habitación de la niña hice mención de quedarme en ella pero Lina me besó y no dejó de hacerlo hasta estar dentro de su habitación, antes de que me diera cuenta y todavía estaba admirándola cuando se soltó los tirantes del vestido y cayó al suelo como el telón de un teatro, se quedó desnuda totalmente frente a mí, sólo llevaba el vestido y los zapatos de tacón alto, me acordé de la descripción engañosa que me había hecho su hermana Dora y me reí, me iba a desnudar yo rápidamente pero ella lo impidió, me dijo que me estuviera quieto y se acercó lentamente y botón a botón me fue quitando la ropa, cuando sólo quedaba el bóxer, el bulto que se me marcaba era importante, ella se arrodilló frente a mí y pasó la mano sobre la prenda, calculó el tamaño y el grosor y lo besó, lo fue besando a la vez que tiraba de la cintura hacia abajo y siguió besándolo cuando apareció el capullo y todo el tronco después. 
                                                  Cuando el bóxer llegó a los tobillos, se ocupó de los huevos y los rodeó con la lengua, mi polla apuntaba directamente a ella y sus ojos se clavaron en los míos mientras su boca se abría y engullía el glande, no cerró la boca y siguió tragando hasta que su nariz me tocó la pelvis, se  había tragado mi polla hasta la raíz y seguía mirándome a los ojos, desde arriba veía las tetas pegadas a mis rodillas y que tapaban toda visibilidad hacia abajo, sin tocarme con las manos empezó a mover la cabeza hacia adelante y hacia atrás, mi polla aparecía y desaparecía totalmente en su boca, elevaba las tetas para que yo se las cogiera con mis manos, la sujeté de los pezones, podía sujetarlos con seguridad con dos dedos y tiré de ellos, Lina se levantó dejando salir la polla de la boca, estaba brillante de saliva y cuando llegó a mi nivel me besó, saboreé el gusto de mi propia polla y no me supo mal pero mejor me supo cuando me arrodillé frente a ella y la fui empujando hasta llegar a la cama.
                                                  Se tumbó dejando los pies en el suelo, le levanté las piernas sobre su cabeza ella comprendió, se sujetó los muslos y separó las piernas como un pavo real, frente a mi tenía todo lo que podía pedir, en primer lugar su coño abierto, un poco más abajo su culo súper dilatado y al fondo un par de tetas como dos pasteles de merengue coronado por dos puntas de crema, me decidí por pasarle la lengua de norte a sur por los labios de su coño, desde el vello recortado del pubis hasta el agujero moreno del trasero, incluso hurgué con la lengua y en efecto el esfínter cedía, pude meterla un centímetro, luego subí y en la vagina pude llegar más hondo, noté el sacrificado himen en la lengua y sabía a victoria, el clítoris me esperaba hinchado y sólo tuve que lamerlo un poco para que empezara a desperezarse asomando su brillante glande enano.  La chica suspiraba con cada lamida y cuando trepé a la cama sobre ella fui reptando sobre su cuerpo, pasé por sus tetas rozándolas, su boca esperaba a la mía y la besé, mi lengua entró en la suya a la vez que mi polla se acoplaba entre sus labios y pasaba de largo por su himen sin consecuencias iba entrando y ella segregaba fluidos facilitándome la entrada, con los ojos mirándome suspiraba al notarse llena de carne caliente, al llegar al fondo me dijo.

Ya has llegado al final, soy toda tuya Pepe, movete o quedate quieto, estoy a gusto como prefieras, incluso podía correrme sólo con las palpitaciones de tu glande y si vos acabás me harías feliz, no tengo miedo a que me embaraces, como sabes soy farmacéutica y tengo píldoras para el día después, es decir, no te prives de nada, hacé conmigo lo que gustes.
Yo moriría a gusto dentro de ti pero creo que es mejor que los dos gocemos del momento, voy a moverme, tu coño me acaricia como tu boca hace un momento y debo agradecérselo, te voy a follar hasta que pueda respirar y espero darte tantos orgasmos como pueda, te mereces lo mejor y voy a intentarlo.

                                                  Me fui saliendo lentamente y ella respiraba con un poco de sensación de vacío pero cuando volví a entrar sus músculos se relajaron, su vagina me recibía amasando mi polla y provocando que la presión en mis venas subiera a niveles peligrosos, los espermatozoides pugnaban por salir y yo luchaba por evitarlo, la chica me recibía estirando de sus pezones hasta límites insospechados, amasaba sus tetas y los acercaba a la boca sujetándolos con los dientes, bombeé en su coño hasta que iba a correrme y cambiaba el ritmo saliendo y comiéndole el coño, quise hacer una prueba y cambié al culo, le llené el culo de polla y ella sonrió, era lo que más estaba deseando y me dediqué a satisfacerla, entré y salí en ella sin cuidado ninguno, con las piernas abiertas al máximo me recibía gimiendo y jadeando.

Por favor Pepe, ¿me dejás montarte como Dora?  Me ilusiona eso.

 
                                                  Salí y me tumbé en la cama, ella se sentó sobre mí de espaldas vi como se sentaba y sin coger mi polla la buscaba con su culo y cuando la encaró se dejó caer, la dilatación era admirable, le cupo toda y se recostó encima de espalda, la pude sujetar de las tetas mientras ella se deslizaba sobre mí, se corrió dulcemente, por su vagina salía espuma blanca que me lubricaba la polla en su culo, cuando se le pasó el orgasmo se dio la vuelta y se clavó la verga en el coño, cerró los ojos e imitó a su hermana, se movía en todas direcciones y por fin explotó en un brutal orgasmo que me hizo correr dentro de ella, no paró y siguió cabalgándome hasta hacerme correr otra vez, yo estaba admirado de mi resistencia y de la forma de correrme tan seguidas.  Se dio la vuelta y buscó la polla con la boca dejándome entre sus piernas, su coño frente a mí, le comí el coño a la vez que ella hacía lo propio con mi polla, me volví a correr en su boca y ella me llenaba de flujo la mía en otra corrida brutal, yo no podía más pero ella seguía chupándome la polla y lo extraño es que no se me bajaba.
                                                  Me desconté de los orgasmo que tuvo, alguno de ellos eran tan seguidos que se juntaban unos con otros, no había visto ninguna mujer tan activa sexualmente y cuando ella quiso dio por terminada la sesión bajando de mi maltrecho cuerpo, todavía tuvo el detalle de besarme el capullo al dejarme exhausto, nos dormimos esparcidos por la cama y a media noche me desperté.  Lina estaba igual que se había quedado, estaba hermosa desnuda y blanquísima con su triángulo en el pubis, me incorporé para mirarla, de paso miré mi polla y estaba tan enana que no se veía, me incliné sobre Lina, le besé un pezón y me quedé dormido con él en la boca, cuando me desperté por la mañana Lina no estaba en la cama, la oí despachando en la farmacia, la mesa de la cena estaba recogida y todo en perfecto orden, me duché y salí detrás del mostrador en un momento que no había público y abracé a Lina por atrás, ella apoyó su cabeza sobre mi hombro y me dijo.

¿Qué tal la noche Pepe?
Me ha encantado pero aún no comprendo cómo pude durar tanto, ni en mi juventud pude nunca.

                                                  Por toda respuesta Lina abrió un cajón del mostrador y me enseñó una caja de pastillas azules, le faltaba una.

Lina, ¿has sido capaz de drogarme?  Me decepcionarías, yo he confiado en ti, me gustas mucho y follar contigo ha sido una delicia pero deberías habérmelo consultado, ya he tenido un susto por esas pastillas…

                                                  Lina me miró y me besó en la boca pegándose contra mí, a pesar de la bata se le notaban los pezones en punta, luego acabó de abrir el cajón donde estaba la caja de pastillas azules y al fondo estaba la pastilla que faltaba en la caja.

No te preocupes Pepe, no te lo iba a decir pero has sido tú sin ayuda quien me ha estado follando así y no creo que nadie lo pueda hacer igual, me gustas mucho, en un principio lo pensé, también tomé precauciones, la crema que me puse es espermicida la usamos mi hermana y yo para que nos llenaras de leche sin temor, también había previsto condones pero Dora no quiso, me dijo que tu pija no se merecía estropearla con un condón por eso lo hemos hecho al natural siempre.
Uf, me había enfadado mucho Lina, no me gusta que me engañen, Dora no lo hizo.
Mmm, Dora me ha dicho que siente no haber estado con nosotros.
¿Es que se lo has contado?
Me llamó ella a primera hora para saber como habíamos pasado la noche y se lo conté todo.
¿Todo?
Todo Pepe, se merece saberlo y se alegró por los dos.
Sois unas hermanas muy unidas.
Mucho, desde que nos conocimos.

Continuará
 
Agradezco sus valoraciones y comentarios.

1 comentarios - Viaje de un jubilado a la argentina 40

elmasterblog
Cada historia que relatas es un orgasmo y cada orgasmo merece sus puntos.... me gusta leer tus historias... por favor no pares de escribir esta saga está muy buena y tiene para rato....