- Cómo está Don Alfredo?
- Bien hijo. Y tu esposa? Hoy no me he alegrado con esa vista maravillosa!
- Tranquilo Don Alfredo que su corazón no aguanta esa corriente.
El casero siempre había soltado baba por mi esposa y cuando la veía no podía ocultar las ganas. Muchas veces vi abultarse su pantalón, mayormente cuando salíamos a ejercitarnos y mi esposa vestía lycra ajustada que dejaba ver completamente su culo redondito.
Yo acostumbraba chancear al admirador para dejarlo ilusionado.
- Imagine Don Alfredo en la noches cuando la tengo en cuatro y le meto mi verga por el culo paradito. Es la mejor vista! Sólo imágínelo! Y luego la tomo del cabello y la cabalgo con mi fusta mientras ella gime despacito. Es excelente!
- Ya vengo, me acordé que tengo que hacer algo ahi dentro. Nos vemos después.
Esa tarea era correr al baño a darse las mil pajas por mi mujer! Y yo partido de risa.
Un día le dije a mi esposa que me gustaría que se pusiera la minifalda más corta que hacía rato no la veía con ella.
Salimos y nos cruzamos con el casero en el patio interno.
Dejé caer las llaves al piso y despreocupado le pedí el favor a ella que me las recogiera, pues habían quedado a sus pies.
Ella se agachó y su culo miró a Don Alfredo, quien se puso rojo de la impresión, su boca se abrió y pasó un trago de saliva mientras su boca temblaba de excitación.
- Vecino, permítame un momento que tengo que comentale algo...
Nos apartamos un poco de mi esposa.
- Qué necesita Don Alfredo?
- Necesito urgentemente ese culo y todo lo demás.
- Pero mire que todo eso ya tiene patrón y no comparto mis trofeos - le dije mientras sonreía cínicamente.
- Mira muchacho, estoy que me enciendo. Pídeme lo que quieras!
- Pero Don Alfredo, con todo respeto, su esposa ya no aguanta intercambio, y no quiero dinero ni nada más. Quiero sexo a cambio.
- Me salió maricón el muchacho! Jamás te voy a dar mi culito, pero si quieres darme unas buenas chupadas, lo pensaría...
- Y usted cree que si fuera maricón lo buscaría a usted? Y encima entregaría a mi esposa? Ni loco! Me refiero a un intercambio de mi esposa por su hijita universitaria que viene a pasar vacaciones con ustedes todos los años.
- Jamás! es una niña aún!
- Pero ya es mayor de edad y puede desbravarse. Y escuché que terminó con el novio hace tiempo. Está que pide leche hasta en sueños!
Se quedó mirándome un largo rato, mientras su cabeza negaba.
- En vez de marica, me salió ahora pedófilo.
- Nada de eso, recuerde, si cumple dieciocho, está listo el bizcocho - improvisé viendo que estaba a punto de quebrar su negativa.
Siguió pensando mirando al suelo
- Por qué lo duda? Imagine los olores de mi esposa: entre sus tetas, el de su panochita humeda, el de su cabello mientras la ensarta por detrás... - tanta descripción me paró la verga. Esta noche iba a comerme los tres platos de mi esposa pensando en la vecinita.
Cerró los ojos e inspiró profundamente.
- Pero no la vas a maltratar, verdad?
Se me paró aún más la verga, porque el trato estaba casi hecho.
- Por supuesto que la voy a maltratar! la voy a desbaratar hasta que grite de dolor y placer, la voy a tratar como una puta, y le voy a meter la verga hasta el esófago, que no pueda respirar y busque aire después de las arcadas, le voy a dejar las tetas blanditas de tanto masajear y el culo rojo de tantas nalgadas, le voy a abrir ese trasero tanto, que mientras más grite de dolor por su culito, más excitado voy a ponerme; y al final le voy a dejar la cara manchada con mi leche y la obligaré que me limpie la verga con la lengua, y mucho mas...
El tenía un gesto de sorpresa, desprecio y asco al mirarme
- ... y usted va a poder hacerle lo mismo a mi esposa...
Su cara cambió tanto que sonrió hasta por las orejas.
- Una cosa es decirlo y otra que ellas acepten.
- No se preocupe Don Alfredo. Yo tengo mis contactos en el bajo mundo. Me consigo la droga perfecta y quedan de esclavas sumisas. Después de la función las bañamos, las acostamos y al otro día pensarán que fue un hermoso sueño húmedo.
En sus ojos vi como la moral y la perversión combatían sin tregua.
- Hecho. Cuándo y dónde?
Mi violador interno alzó los puños de victoria.
- Cuando su hijita llegue hago los preparativos y le aviso... Pero... los 4 vamos a estar en la misma habitación. yo cuidaré a mi esposa de que no pretenda usted hacerse el sádico, y supongo que lo mismo hará usted con su hija. Recuerde nada de golpes o maltratos. A lo mucho nalgadas y estrujadas. Nada de venirnos dentro; por lo demás, todo vale. Y le advierto, mi esposa es una yegua de competencia, si usted no da la talla, es su problema. Así que prepárese bien para ese día, porque ella le va a sacar hasta la última fuerza.
Dias más tarde, llegó la hijita de la pareja, y mi boca comenzó a salivar como perro sediento. Era una pelirroja dedicada por completo al fitness. La saludé y le hice cualquier conversación mientras olía su perfume y mis manos imaginarias invadían su brasier y tocaban sus tetas.
- Bueno Marianita, saludes a tus padres y espero verte más tarde...
Volteé y pude ver el baile de ese culo apretado y ese cabello hasta la cintura para tirar como yegua desbravándose.
- Muy pronto voy a verte con los ojos en blanco mi amor, y no te imaginas quien me va a dar la entrada! - pensé mientras mis ojos se derretían con esa figura.
Conseguí la droga relativamente fácil. No tenía secuelas dañinas, sólo doblegaba la voluntad y borraba la memoria de corto plazo, a lo máximo las 5 últimas horas, y aumentaba la líbido a niveles excitantes.
Don Alfredo nos invitó a un refrigerio para celebrar la llegada de su hijita, en su casa.
- Bueno, para terminar esta velada, les prepararé a las 3 chicas un delicioso coctel y para nosotros dos un whisky en las rocas. Ya los traigo.
Enfiló hacia la cocina, y lo ví sacar de su pantalón el pase a la felicidad en forma de polvillo blanco. Ahi ya se me puso dura la verga y disimulé como pude el calor que ya salía, ansioso por montar.
Después de varias rondas, para disimular y evitar suspicacias, las 3 estaban como adormiladas, pero conscientes.
- Vete a la cama, ya estás que no puedes del sueño, te acompaño, le dijo el vecino a su esposa.
Una vez en la habitación, le dio órdenes precisas para que se acostara y durmiera profundamente, lo cual ella obedeció al instante.
Regresó como exhalación a la sala y la función inició como esperábamos.
- Bueno, ahora vamos a hacer una fiestecita íntima. Esposita, tu vas con mi vecino y Marianita ven acá conmigo
Obedecieron en una especie de mini letargo zombie.
- Chicas, quítense la ropa y sólo dejen los interiores, de eso nos encargamos nosotros.
Don Alfredo gimió de excitación y sus manos temblaban sin control cuando vio el perfecto contorno de mi esposa, que sin pudor alguno quedó en ropa interior de encaje. Luego miró a su hija en iguales condiciones y por su frente pasó una sombra de remordimiento, pero al volver a mi esposa su cara se baño de lujuria.
- Es toda suya - le dije a mi compañero. - Trátela como una dama, pero que sienta que es una puta. Lo mismo haré yo con todo esto, mientras apuntaba a ese esplendor de pelirroja, que se arreglaba el sostén.
Me quité la ropa apresuradamente y mi mástil surgió majestuoso, y abrí las piernas mientras mi pene apuntaba al techo.
- Marianita, ven y chúpame la verga con todas tus fuerzas!
La chica se arrodilló e inesperadamente hizo un garganta profunda para empezar, que me sorprendió.
- Conque creativa su niña! dije sonriendo
Inmediatamente Don Alfredo hizo lo mismo, y al ver el culo de mi esposa mirandome, más sangre ingreso a mi verga ya húmeda por la boquita que subia y bajaba lentamente.
Mi esposa inició una chupada tan gloriosa que mi vecino abrió la boca de pura excitación, mientras mi esposa ponía sus dos manos en las nalgas de la víctima, le levantaba las nalgas con cada envión y le metía un dedo en el culo para que la verga se levantara más y más, pero ese chiquitin no quería danzar.
Yo pensando que vería a mi esposa con los ojos en blanco, pero cual mi sorpresa al ver a mi vecino como zombie, babeando como ternero, pues mi esposa le estaba chupando hasta la médula! Y el chiquitin se fortaleció...
De pronto y sin darme tiempo a reaccionar, la vecinita saltó cuidadosamente a mi verga, ayudándose con la mano.
La tierra tembló, podría jurarlo, mis ojos se humedecieron al ver esa hembra cabalgando mi pene, retorciéndose mientras su cabello bailaba a compás de la mejor de las sinfonías sexuales. Yo tenía que esclavizar esta hembra porque era el mejor polvo que hubiera tenido en mi vida, y hasta ahora comenzábamos.
Con las manos la atraje hacia mí con fuerza y al sentir sus tetas aplastadas en mi pecho y sus gemidos en mi oido, taladré esa caverna gloriosa con todas mis fuerza, mientras ella se movía como serpiente en arena caliente.
La alcé y quedamos de pie los dos mientras el sube y baja continuaba. ella me abrazó con fuerza mientras gritaba con cada acometida.
Entonces la llevé de nuevo al sofá.
- En cuatro mi potra a desbravar. Quiero tirar de las riendas
Ella, sumisa y contenta, corrió a su posición, y me empinó un culo fuera de categoría, y mi trofeo se acercó para premiar.
Oro, plata y bronce se entregó en esa faena. Gemía y gritaba como loca y yo le agarraba el cabello furiosamente, hasta que sentí como mi leche rociaba esa maravilla.
Ella se quedó tumbada en la cama respirando con dificultad.
- Ahora seguimos - le dije mientras veía a mi pobre abuelito casi llorando en el paraíso.
- Déjela que cabalgue Don Alberto, es la jinete más intrépida que hay visto
Sólo con escucharme, mi esposa brincó al pene de mi vecino, quien no podía creer esa visión de diosa griega estrujándo sus tetas y agarrando su cabello mientras sonaba cada golpe de nalgas contra el pobre viejecillo.
De improviso mi esposa cayó sobre su cuerpo, se agarró del cuello furiosamente, hundió su cara en la sábana y la cara del vecino con su cabello, mientras su cintura ondulaba ahorcando una verga que estaba a punto de ceder a la presión. Mi vecino gritaba de dolor, excitación, cansancio y felicidad.
De un movimiento rápido mi esposa se volteó haciendo que los labios del moribundo chocaran con sus labios más interesantes, mientras ella hipnotizaba con la mirada una serpiente que sabía que iba a ser bañada en saliva.
Y acometió a chupar hasta el nacimiento mientras sentía la pasión otoñal entrar a su cuevita, pues la lengua nunca envejece!
Después de un rato de repasar la tabla del 69, mi esposa se recostó en la cama y abrió las piernas lo más que pudo, y se quedó quietecita mientras una mano sobaba sus pezones paraditos y la otra se masturbaba con rabia.
- Qué le pasó? Se cansó? -preguntó mi vecino medio muerto.
- Al contrario, está esperando que un macho se disfrace de misionero.
Don Alberto se quedó mirándome sin entender...
- Ataque ahora o lo mando a dormir viejo marica y me quedo con las dos!
Por fin entendió y se lanzó a la faena final. Mi esposa cerró sus piernas y lo átrapó con la llave del amor. El pobre jadeaba sin respiración por el apretón de mi esposa, pero no se rendía, tenía que cumplir. Para más dolor, lo atrajo hacia sí y le enroscó los brazos en el cuello, dejándolo casi al borde del tunel de luz. Pero el muy canalla, así estuviera viendo las puertas del cielo, no paraba de llamar a los mil demonios.
- Me vengo! Me vengo!
Ni se le ocurra, porquería. Usted preña a mi mujer y lo le preño a su hija. Sáquelo y llénele las tetas y la cara de leche!
Un grito bestial se escuchó y mi esposa saboreó el chorro con gusto.
El hombre cayó respirando con dificultad, pero en un éxtasis total.
- Bueno Don Alberto, usted se me va a descansar y yo me quedó con estas dos hermosuras, porque vamos a repasar el Examen Oral de Pitágoras...
- Y eso como es?
- Le queda de tarea Don Alberto. (Y a ustedes también!)
- Bien hijo. Y tu esposa? Hoy no me he alegrado con esa vista maravillosa!
- Tranquilo Don Alfredo que su corazón no aguanta esa corriente.
El casero siempre había soltado baba por mi esposa y cuando la veía no podía ocultar las ganas. Muchas veces vi abultarse su pantalón, mayormente cuando salíamos a ejercitarnos y mi esposa vestía lycra ajustada que dejaba ver completamente su culo redondito.
Yo acostumbraba chancear al admirador para dejarlo ilusionado.
- Imagine Don Alfredo en la noches cuando la tengo en cuatro y le meto mi verga por el culo paradito. Es la mejor vista! Sólo imágínelo! Y luego la tomo del cabello y la cabalgo con mi fusta mientras ella gime despacito. Es excelente!
- Ya vengo, me acordé que tengo que hacer algo ahi dentro. Nos vemos después.
Esa tarea era correr al baño a darse las mil pajas por mi mujer! Y yo partido de risa.
Un día le dije a mi esposa que me gustaría que se pusiera la minifalda más corta que hacía rato no la veía con ella.
Salimos y nos cruzamos con el casero en el patio interno.
Dejé caer las llaves al piso y despreocupado le pedí el favor a ella que me las recogiera, pues habían quedado a sus pies.
Ella se agachó y su culo miró a Don Alfredo, quien se puso rojo de la impresión, su boca se abrió y pasó un trago de saliva mientras su boca temblaba de excitación.
- Vecino, permítame un momento que tengo que comentale algo...
Nos apartamos un poco de mi esposa.
- Qué necesita Don Alfredo?
- Necesito urgentemente ese culo y todo lo demás.
- Pero mire que todo eso ya tiene patrón y no comparto mis trofeos - le dije mientras sonreía cínicamente.
- Mira muchacho, estoy que me enciendo. Pídeme lo que quieras!
- Pero Don Alfredo, con todo respeto, su esposa ya no aguanta intercambio, y no quiero dinero ni nada más. Quiero sexo a cambio.
- Me salió maricón el muchacho! Jamás te voy a dar mi culito, pero si quieres darme unas buenas chupadas, lo pensaría...
- Y usted cree que si fuera maricón lo buscaría a usted? Y encima entregaría a mi esposa? Ni loco! Me refiero a un intercambio de mi esposa por su hijita universitaria que viene a pasar vacaciones con ustedes todos los años.
- Jamás! es una niña aún!
- Pero ya es mayor de edad y puede desbravarse. Y escuché que terminó con el novio hace tiempo. Está que pide leche hasta en sueños!
Se quedó mirándome un largo rato, mientras su cabeza negaba.
- En vez de marica, me salió ahora pedófilo.
- Nada de eso, recuerde, si cumple dieciocho, está listo el bizcocho - improvisé viendo que estaba a punto de quebrar su negativa.
Siguió pensando mirando al suelo
- Por qué lo duda? Imagine los olores de mi esposa: entre sus tetas, el de su panochita humeda, el de su cabello mientras la ensarta por detrás... - tanta descripción me paró la verga. Esta noche iba a comerme los tres platos de mi esposa pensando en la vecinita.
Cerró los ojos e inspiró profundamente.
- Pero no la vas a maltratar, verdad?
Se me paró aún más la verga, porque el trato estaba casi hecho.
- Por supuesto que la voy a maltratar! la voy a desbaratar hasta que grite de dolor y placer, la voy a tratar como una puta, y le voy a meter la verga hasta el esófago, que no pueda respirar y busque aire después de las arcadas, le voy a dejar las tetas blanditas de tanto masajear y el culo rojo de tantas nalgadas, le voy a abrir ese trasero tanto, que mientras más grite de dolor por su culito, más excitado voy a ponerme; y al final le voy a dejar la cara manchada con mi leche y la obligaré que me limpie la verga con la lengua, y mucho mas...
El tenía un gesto de sorpresa, desprecio y asco al mirarme
- ... y usted va a poder hacerle lo mismo a mi esposa...
Su cara cambió tanto que sonrió hasta por las orejas.
- Una cosa es decirlo y otra que ellas acepten.
- No se preocupe Don Alfredo. Yo tengo mis contactos en el bajo mundo. Me consigo la droga perfecta y quedan de esclavas sumisas. Después de la función las bañamos, las acostamos y al otro día pensarán que fue un hermoso sueño húmedo.
En sus ojos vi como la moral y la perversión combatían sin tregua.
- Hecho. Cuándo y dónde?
Mi violador interno alzó los puños de victoria.
- Cuando su hijita llegue hago los preparativos y le aviso... Pero... los 4 vamos a estar en la misma habitación. yo cuidaré a mi esposa de que no pretenda usted hacerse el sádico, y supongo que lo mismo hará usted con su hija. Recuerde nada de golpes o maltratos. A lo mucho nalgadas y estrujadas. Nada de venirnos dentro; por lo demás, todo vale. Y le advierto, mi esposa es una yegua de competencia, si usted no da la talla, es su problema. Así que prepárese bien para ese día, porque ella le va a sacar hasta la última fuerza.
Dias más tarde, llegó la hijita de la pareja, y mi boca comenzó a salivar como perro sediento. Era una pelirroja dedicada por completo al fitness. La saludé y le hice cualquier conversación mientras olía su perfume y mis manos imaginarias invadían su brasier y tocaban sus tetas.
- Bueno Marianita, saludes a tus padres y espero verte más tarde...
Volteé y pude ver el baile de ese culo apretado y ese cabello hasta la cintura para tirar como yegua desbravándose.
- Muy pronto voy a verte con los ojos en blanco mi amor, y no te imaginas quien me va a dar la entrada! - pensé mientras mis ojos se derretían con esa figura.
Conseguí la droga relativamente fácil. No tenía secuelas dañinas, sólo doblegaba la voluntad y borraba la memoria de corto plazo, a lo máximo las 5 últimas horas, y aumentaba la líbido a niveles excitantes.
Don Alfredo nos invitó a un refrigerio para celebrar la llegada de su hijita, en su casa.
- Bueno, para terminar esta velada, les prepararé a las 3 chicas un delicioso coctel y para nosotros dos un whisky en las rocas. Ya los traigo.
Enfiló hacia la cocina, y lo ví sacar de su pantalón el pase a la felicidad en forma de polvillo blanco. Ahi ya se me puso dura la verga y disimulé como pude el calor que ya salía, ansioso por montar.
Después de varias rondas, para disimular y evitar suspicacias, las 3 estaban como adormiladas, pero conscientes.
- Vete a la cama, ya estás que no puedes del sueño, te acompaño, le dijo el vecino a su esposa.
Una vez en la habitación, le dio órdenes precisas para que se acostara y durmiera profundamente, lo cual ella obedeció al instante.
Regresó como exhalación a la sala y la función inició como esperábamos.
- Bueno, ahora vamos a hacer una fiestecita íntima. Esposita, tu vas con mi vecino y Marianita ven acá conmigo
Obedecieron en una especie de mini letargo zombie.
- Chicas, quítense la ropa y sólo dejen los interiores, de eso nos encargamos nosotros.
Don Alfredo gimió de excitación y sus manos temblaban sin control cuando vio el perfecto contorno de mi esposa, que sin pudor alguno quedó en ropa interior de encaje. Luego miró a su hija en iguales condiciones y por su frente pasó una sombra de remordimiento, pero al volver a mi esposa su cara se baño de lujuria.
- Es toda suya - le dije a mi compañero. - Trátela como una dama, pero que sienta que es una puta. Lo mismo haré yo con todo esto, mientras apuntaba a ese esplendor de pelirroja, que se arreglaba el sostén.
Me quité la ropa apresuradamente y mi mástil surgió majestuoso, y abrí las piernas mientras mi pene apuntaba al techo.
- Marianita, ven y chúpame la verga con todas tus fuerzas!
La chica se arrodilló e inesperadamente hizo un garganta profunda para empezar, que me sorprendió.
- Conque creativa su niña! dije sonriendo
Inmediatamente Don Alfredo hizo lo mismo, y al ver el culo de mi esposa mirandome, más sangre ingreso a mi verga ya húmeda por la boquita que subia y bajaba lentamente.
Mi esposa inició una chupada tan gloriosa que mi vecino abrió la boca de pura excitación, mientras mi esposa ponía sus dos manos en las nalgas de la víctima, le levantaba las nalgas con cada envión y le metía un dedo en el culo para que la verga se levantara más y más, pero ese chiquitin no quería danzar.
Yo pensando que vería a mi esposa con los ojos en blanco, pero cual mi sorpresa al ver a mi vecino como zombie, babeando como ternero, pues mi esposa le estaba chupando hasta la médula! Y el chiquitin se fortaleció...
De pronto y sin darme tiempo a reaccionar, la vecinita saltó cuidadosamente a mi verga, ayudándose con la mano.
La tierra tembló, podría jurarlo, mis ojos se humedecieron al ver esa hembra cabalgando mi pene, retorciéndose mientras su cabello bailaba a compás de la mejor de las sinfonías sexuales. Yo tenía que esclavizar esta hembra porque era el mejor polvo que hubiera tenido en mi vida, y hasta ahora comenzábamos.
Con las manos la atraje hacia mí con fuerza y al sentir sus tetas aplastadas en mi pecho y sus gemidos en mi oido, taladré esa caverna gloriosa con todas mis fuerza, mientras ella se movía como serpiente en arena caliente.
La alcé y quedamos de pie los dos mientras el sube y baja continuaba. ella me abrazó con fuerza mientras gritaba con cada acometida.
Entonces la llevé de nuevo al sofá.
- En cuatro mi potra a desbravar. Quiero tirar de las riendas
Ella, sumisa y contenta, corrió a su posición, y me empinó un culo fuera de categoría, y mi trofeo se acercó para premiar.
Oro, plata y bronce se entregó en esa faena. Gemía y gritaba como loca y yo le agarraba el cabello furiosamente, hasta que sentí como mi leche rociaba esa maravilla.
Ella se quedó tumbada en la cama respirando con dificultad.
- Ahora seguimos - le dije mientras veía a mi pobre abuelito casi llorando en el paraíso.
- Déjela que cabalgue Don Alberto, es la jinete más intrépida que hay visto
Sólo con escucharme, mi esposa brincó al pene de mi vecino, quien no podía creer esa visión de diosa griega estrujándo sus tetas y agarrando su cabello mientras sonaba cada golpe de nalgas contra el pobre viejecillo.
De improviso mi esposa cayó sobre su cuerpo, se agarró del cuello furiosamente, hundió su cara en la sábana y la cara del vecino con su cabello, mientras su cintura ondulaba ahorcando una verga que estaba a punto de ceder a la presión. Mi vecino gritaba de dolor, excitación, cansancio y felicidad.
De un movimiento rápido mi esposa se volteó haciendo que los labios del moribundo chocaran con sus labios más interesantes, mientras ella hipnotizaba con la mirada una serpiente que sabía que iba a ser bañada en saliva.
Y acometió a chupar hasta el nacimiento mientras sentía la pasión otoñal entrar a su cuevita, pues la lengua nunca envejece!
Después de un rato de repasar la tabla del 69, mi esposa se recostó en la cama y abrió las piernas lo más que pudo, y se quedó quietecita mientras una mano sobaba sus pezones paraditos y la otra se masturbaba con rabia.
- Qué le pasó? Se cansó? -preguntó mi vecino medio muerto.
- Al contrario, está esperando que un macho se disfrace de misionero.
Don Alberto se quedó mirándome sin entender...
- Ataque ahora o lo mando a dormir viejo marica y me quedo con las dos!
Por fin entendió y se lanzó a la faena final. Mi esposa cerró sus piernas y lo átrapó con la llave del amor. El pobre jadeaba sin respiración por el apretón de mi esposa, pero no se rendía, tenía que cumplir. Para más dolor, lo atrajo hacia sí y le enroscó los brazos en el cuello, dejándolo casi al borde del tunel de luz. Pero el muy canalla, así estuviera viendo las puertas del cielo, no paraba de llamar a los mil demonios.
- Me vengo! Me vengo!
Ni se le ocurra, porquería. Usted preña a mi mujer y lo le preño a su hija. Sáquelo y llénele las tetas y la cara de leche!
Un grito bestial se escuchó y mi esposa saboreó el chorro con gusto.
El hombre cayó respirando con dificultad, pero en un éxtasis total.
- Bueno Don Alberto, usted se me va a descansar y yo me quedó con estas dos hermosuras, porque vamos a repasar el Examen Oral de Pitágoras...
- Y eso como es?
- Le queda de tarea Don Alberto. (Y a ustedes también!)
1 comentarios - Justo intercambio