Más cuernos.(fotos de ella)

“Mi amor, mirá que el sábado salgo”, me dijo.
No es la primera vez que mi esposa sale con otros hombres, de hecho hace unos años, tuve mi primera experiencia de cornudo y lo compartí con los lectores del sitio.
Si alguno leyó el relato anterior, sabrá que desde hace mas de veinte años, somos una pareja swinger, por eso podría decir que tenemos bastante experiencia en este campo, digamos que nos quedan pocas nuevas situaciones por probar, la búsqueda de la adrenalina requiere cada vez un nuevo pasito hacia algún terreno inexplorado, pero como con toda regla hay siempre una excepción, en este caso la excepción que hace que la adrenalina fluya como un torrente, siempre, es mi condición de cornudo.
Estamos pisando los cincuenta años pero creo que nos conservamos decentemente, Karen tuvo siempre un culo estupendo, cintura pequeña, caderas redondas y una sensualidad natural que la hace ser muy deseada por hombres y mujeres, encima es muy simpática y con un timbre de voz muy erótico.
Somos habituales clientes de un Club Prive, quien haya estado en un club swinger sabe, que en esos lugares quedan pocas cosas libradas a la imaginación, casi todo a lo largo de la noche, resulta explícito, lo que allí sucede se percibe como un juego carnal y basta, así que podes estar íntimamente con varias personas y no sentir ninguna sensación particularmente fuerte. Digo todo esto porque llegué a estar con cuatro o cinco mujeres en una noche, situaciones soñadas por todo hombre, pero nada se compara con la infinita excitación que me produce mi mujer, caliente con otro tipo.
Después de que me contara de su salida, tuve inmediatamente esa sensación inexplicable de excitación que solo me produce cuando sale con otro, enseguida le pregunté; quién es el suertudo esta vez?, ella me respondió:
Te acordas de Maxi, el chico del gimnasio? Por fin junto coraje y me invitó a salir.
Maxi es un flaco unos diez años más joven que nosotros, Karen me lo presentó alguna vez que la fui a buscar al gym, cada vez que nos cruzamos, el muy turro me saluda muy cordialmente quizás pensando en lo que le haría a mi mujer.
Cuestión que era evidente que le tenía ganas, cuando llego temprano a buscarla, me quedo esperando en una antesala que está separada por grandes ventanales de vidrio, de ahí se puede ver toda la parte del gimnasio dedicada a las diferentes máquinas, las paredes con grandes espejos hacen que casi no haya ángulos ocultos, eso me permitía ver como, con poco disimulo, Maxi le miraba el culo a mi mujer, podía ver también, como ella se encargaba de que su culo no pase inobservado, buscaba siempre una excusa para hacerse ayudar con algún ejercicio, como dije antes, es muy seductora y lo sabe, le gusta calentar tipos.

Los días que faltaban para el sábado fueron, como siempre en estas ocasiones, de muchísima calentura, no podía pensar en otra cosa, Karen tuvo la delicadeza de hacerme elegir su vestuario para su salida, así que pasamos un par de noches probando desde los zapatos hasta los aritos, me encanta verla hecha una gata sexy.

Acá les dejo una foto de cuando se estaba maquillando para salir.






El programa consistía en encontrase en un bar no muy lejos de casa y después ir a bailar, digamos que así empezaba la noche, lo que podía suceder después quedaba a discreción de ellos. Como siempre en estas situaciones, le pido dos cosas a Karen, la primera es que se divierta, y la segunda que me tenga informado.

Salió de casa que era una diosa, me gusta mucho mi mujer, quizás no sea muy objetivo pero me calienta como ninguna, estaba muy sexy, me dio un piquico casi imperceptible para no despintarse los labios y me dijo, “relajate y gozalo, te voy traer una sorpresa cuando vuelva”, eso me prendió fuego, desde ese momento no hice otra cosa que gozarme mi profundísima calentura que me tuvo por horas al borde del orgasmo.

Pasadas un par de horas, me llega un whatsapp, era una foto, un selfie, estaban en la barra de un local con las mejillas apoyadas y una sonrisa que insinuaba una complicidad fruto de momentos divertidos, se notaba también que ya habían roto el hielo, seguía un texto que decía: “ya estamos en el boliche”. Mi erección fue inmediata, saber que ella estaba realizando mi fantasía una vez más y que será ella la que dará olores y sabores a las imágenes que pasan por mi cabeza, eso me hace perder el control de mi mismo, es un estado de total entrega, casi de sumisión a ella.
El mensaje siguiente tardó en llegar una hora cuarenta y cinco minutos, decía: “nos vamos, me invitó a tomar algo en su casa”.
Supe después, que en el boliche, Karen se dedicó a tener siempre parada la pija de Maxi bailando pegada a él, le respiraba en el oído y le posaba sus labios en el cuello, con su vientre, controlaba su erección, cuando parecía que no aguantaba más, se daba vuelta para sentir su excitación entre sus nalgas y se movía al ritmo de la música, el flaco la agarraba de las caderas y la apoyaba sin el menor disimulo, provocando la mirada de las personas de alrededor.

Mientras iban hacia el departamento de Maxi me mando otro mensaje que decía: “Papito, estoy toda mojadita, tengo muchas ganas...”, solo podrá entender lo que se siente en una situación así, un tipo que lo haya vivido, para mí, no hay nada de más excitante.

Minutos más tarde me llega esta foto




Si, parece que se estaban divirtiendo, y la verdad que yo también.
Pasado un cuarto de hora recibo una llamada de Karen, la verdad que no me lo esperaba, respondí titubeante con un tímido “si...” en tono casi interrogante, ella no dijo una palabra, sentía solo gemidos y los golpes de la pelvis de Maxi en las nalgas de Karen, en ritmo era constante e intenso, los gemidos subían de tono y en algunos momentos llegaban a ser gritos, mientras yo estaba inmóvil y con tanta adrenalina como calentura, en una mano tenía el celular y en la otra mi pija, estaba concentrado en cada sonido que llegaba desde el teléfono, después de unos minutos, la voz entrecortada de mi mujer me dice: “te gustó papito? Espero que lo hayas disfrutado, ahora te dejo que tengo que sacarle toda la leche a Maxi, besos...” y cortó la llamada, me levanté del sillón del living, me desnudé y me fui a la cama.

Un par de horas después, siento la llave en la cerradura de la puerta de ingreso y el ruido de sus tacos al caminar, su silueta aún con la cartera en la mano, se asomó por la puerta y dice: “te traje una sorpresa”, dejo la cartera en el piso y se fue sacando la ropa hasta llegar a mi lado de la cama, se sacó la tanguita negra que yo le había elegido y me dice: “mira como está todavía mojada”,poniéndomela sobre la cara, fue una explosión de erotismo sentir los perfumes de sus orgasmos, después se sentó en la cama y llevó mis manos hacia sus pechos, pude sentir la humedad y la textura de la leche de Maxi, ella sonrió pícaramente, se sentó con sus nalgas sobre mi pija y sujetándome los brazos enterró mi cara entre sus tetas.
Fue una noche increíble, cogimos magníficamente, nos divertimos mucho y me enamoró un poquito más.