Abrí la puerta, prendí las luces y atravesé el vestíbulo con la cabeza gacha, me quite el abrigo y lo tiré en el sofá, mis manos reposaron un rato sobre el respaldo como para tomar fuerzas, inspiré hondo y me decidí a subir las escaleras para acabar de una vez por todas con lo que sería uno de los momentos más difíciles de mi vida. A través del corredor iba pensando como se lo diría a mi padre, desde que mamá había enfermado de cáncer él no comía, no dormía, no trabajaba, y desde que los médicos le dijeron que no había cura no dejaba de beber. Estaba acabado, el hermoso hombre que había sido, apuesto y galán, mi héroe y mi máxima aspiración era ahora un ser derrotado por el dolor y el alcohol.
Suspiré… estaba frente a la puerta de entrada con la mano en el picaporte, lo giré y el cuadro que se abrió ante mí fue devastador, no pude evitar que las lagrimas corrieran por mis mejillas, mi padre estaba sentado en el piso con una botella de licor en una mano, recostado por el borde de la cama descansando su cabeza sobre la foto de mamá. Me miró y trató de incorporarse pero le fue imposible, quiso engancharse por la manta para impulsarse y volvió a resbalar, mi llanto era cada vez más fluido y me hinqué de rodillas al lado de mi padre, lo miré entre las cortinas de lágrimas y lo abracé.
-Se fue cierto?
-Si papá… lo siento tanto!- sollocé.
Me sentía tan impotente con 28 años y al frente del equipo de oncología del hospital no había podido hacer nada más que paliar el dolor de mi madre mientras moría. Lloraba por ella y por mí, por su dolor y el mío. Pero sobre todas las cosas lloraba por el dolor de mi padre, por su soledad y por la devoción con que la había amado. Porque ahora se quedaría solo y sumido en la nada del silencio más absoluto.
Decidí que no podía permitirlo, ya había perdido a mi madre, no podía permitirme perder a mi padre.
Mi tía Toña se encargó de contratar un servicio de catering para aquellos que se quedaban con nosotros durante el velatorio, y me ayudó con los papeles que debía arreglar, todo fue muy rápido gracias a la ayuda de la familia, si hubiese tenido que hacerlo sola no imagino qué hubiera sucedido. El funeral fue precioso, las amigas de mi madre dos de ellas cantantes corales prepararon hermosas canciones para acompañarnos, se fijaron muy bien de seleccionar las preferidas de mamá, además al ser mi madre tan querida en la ciudad no faltaron las ofrendas florares y las tarjetas de consolación. Mi padre permanecía indiferente, más sobrio que nunca, desde que se enteró de la muerte de su compañera, no había bebido una sola gota.
-La voy a despedir como se merece hijita- me dijo.
Yo pensé que su gesto era alentador y que no volvería a beber, dentro de mi dolor me sentí esperanzada.
Pero al volver del cementerio de “La esperanza”, mi padre se encerró en su cuarto y no quiso salir a comer ni a atender a las visitas que traían sus condolencias durante los siguientes dos días. Estaba preocupada, como médica sabía que necesitaba tiempo pero también alimentos, y como hija sentía su dolor y sabía que lo estaba ahogando en licor.
Después de esos tensos dos días mi padre salió de la habitación de mamá y tuvimos una pequeña charla en la que él me prometió no beber más y volver a trabajar en sus negocios. No cumplió.
Intente contratar una señora para que cuidara de él pero la echó a los tres días arrojándole una botella de Vodka. Casi terminamos en un juicio, una vez más debí hacerme cargo.
Todo se complicaba, casi no dormía pensando en él y en cómo ayudarlo a salir de la depresión. Así que llame a Val, mi mejor amiga para consultarle…
-No se Ing, no me parece una buena idea… tu padre esta jodido y tu ya tienes bastante…
– Pero sigue siendo mi padre no? No puedo abandonarlo ahora
-Si solo fuera por una temporada quizás funcionaria, pero recuerda que los tíos así crean dependencias y tú tienes tu vida
– de qué vida me hablas? Esto es una mierda si dejo que se me vaya mi padre también! Solo quería tener tu apoyo en esto.
-que va tía, sabes que siempre cuentas conmigo, pero sigo pensando lo mismo…
-que cosa
-que tu padre necesita alguien que se lo folle no una hija-enfermera, jajajja
– que te jodas Val!! Siempre con las mismas chorradas, voy a cortar
-Vale pero no te enojes solo era una broma, ya sabes que con ese papurri que te cargas hasta yo le haría el favor jajajaj
Colgué, estaba muy enojada con Valeria, siempre me decía cosas relacionadas con el sexo. No se tomaba nada enserio por mucho tiempo y yo era todo lo contrario, quizás por eso éramos mejores amigas. Sabía muy bien que estaba mojando bragas por mi padre desde que lo conoció en mi cumpleaños 18 y a decir verdad por esas fechas hasta yo las mojaba por él, pero eso pasó y yo me limité a ser hija, ahora también debería ser nursery por un tiempo hasta que el mejorara. Si mejoraba…
Me mudé a fines de julio, los días eran preciosos y mi padre recibió la noticia con mucha alegría, era su única hija y ahora estaba de vuelta en su casa.
Dejó de tomar casi por tres semanas. Yo me ocupaba de todo lo que podía y contraté una chica por horas para el resto. Volvía tarde del hospital y a veces debía salir corriendo por alguna emergencia. En esas ocasiones el me acercaba con el auto y si no tenia para mucho me esperaba e íbamos a algún lugar a pasear. Yo estaba en la gloria, me daba cuenta de que mi presencia le beneficiaba y a mí él me alegraba muchísimo, cuando no bebía era un hombre apuesto y agradable, caballero y atento.
Por esos días fue que caí en la cuenta de que algo diferente me estaba pasando, me volví a sentir como la adolescente de 18 años que espiaba a su padre en los momentos más inesperados.
Una mañana en que creí que el dormía baje a buscar un café para llevarlo al dormitorio, no presté atención en que mi bata estaba abierta, no le di importancia. Tampoco llevaba las gafas ni el cabello recogido al contrario lucia revuelto. Mientras preparaba el café sentí que alguien entraba a la cocina, me sobresalté y me di la vuelta, mi padre abrió los ojos como despertándose y caí en la cuenta de que por primera vez su mirada hacia mí era extraña, como no me decía nada y solo me contemplaba atiné a cerrar mi bata roja y él se despertó de su contemplación.
-papa?
-ehh, hola hija, buenos días es que creo que estoy un poco dormido aun, como amaneciste?
-bien- sonreí- gracias, ya me voy
– sí, claro- articuló
Desde ese día comenzaron mis sesiones diurnas y nocturnas, todas dedicadas a mi padre, debía morder la almohada para no gritar su nombre cuando llegaban los orgasmos. El también cambió conmigo, se volvió más atento si cabe, y comenzó a decirme cosas muy galantes. Aun así, no dejaba de llorar a mi madre y de vez en cuando volvía a beber. Esos momentos eran los peores, debía llevarlo hasta su cuarto, desvestirlo y meterlo en la cama. A sus cuarenta y ocho años mi padre era un hombre muy sexy por lo que yo trataba de hacerlo rápido para ir a mi cuarto.
En una de esas ocasiones, cuando ya me levantaba después de ponerlo en la cama no sin dificultad porque es muy musculoso y alto, noté que estaba dormido y tuve deseos de acariciar su cuerpo para saber cómo se sentía tocar a un hombre tan viril. Acaricié su cara, recorrí su mentón rasposo con dos días de barba y descendí por su cuello hasta tocar su pecho, allí acaricia su suave bello aun sin canas, descendí hasta el estómago y noté que su respiración se aceleraba al igual que la mía, quité mis manos asustada de lo que estaba haciendo y corrí a mi cuarto. Me masturbé como nunca y recorrí mi piel con la misma mano con la que había tocado a mi padre. Me dormí llena de culpa y dolor.
A los seis meses de vivir así, comencé a salir con un doctor del hospital, muy atractivo. Nuestros encuentros eran fugaces y no pasaban de los toqueteos en la guardia y un par de besos. Habíamos arreglado para encontrarnos fuera del hospital, yo planeaba permitirle que de una vez por todas apagara todo el fuego que llevaba contenido, a cambio le entregaría mi virginidad. Si! Aun era virgen, como creen que se llega a Jefa de oncología de un hospital si te dedicas a las juergas y el sexo? Siempre mis metas estuvieron antes que el placer.
José pasaría a buscarme a las ocho y me llevaría a cenar, después ya veríamos… ese era el plan. A mi padre no le agradó mucho la idea pero me animó diciendo que nunca salía y que disfrutara de mi juventud, le pedí que no bebiera y el sonrió. Yo lucía un precioso vestido para la ocasión, era rojo de tirantes y se ceñía a mi cuerpo perfectamente, no era muy corto ya que siempre me gustaron a media pierna, pero a cambio tenía un escote muy interesante que me llegaba hasta la mitad de la espalda, de modo que no me puse bra. Mi padre nos despidió, en la puerta lo noté extraño, un poco cortado con José, quien lo saludó con un apretón de manos corto y rápido.
La cena fue exquisita, José no sacaba la vista de mi escote y mis labios, y a mí me gustaba sentirme tan deseada. Luego de salir del restaurant caminamos por la plaza y contemplamos la fuente en plan de enamorados. Al subir a su coche el ya no aguantó más y me besó, yo le correspondí sacándome las gafas para profundizar el beso. El me miró y me dijo que tenía unos hermosos ojos azules, yo lo volví a besar y me estrechó aun más, abrí mi boca y el deslizó su lengua para entrelazarla con la mía, eso fue como un latigazo para mi cerebro, comenzó a bajar un tirante de mi vestido y a recorrer el trayecto que iba desde mi cuello hasta uno de mis pezones para engullirlo voraz. Yo gemía y acariciaba sus cabellos y su espalda, el de vez en cuando me propinaba pequeños mordisquitos. Deslicé una mano por su paquete, estaba bastante duro, el metió su mano entre mis muslos y yo abrí las piernas para recibir su masaje
-mmmm…si José que bien lo haces…
-me tienes loco Ingrid, quiero follarte ya!
– espérate un poquito vamos a tu casa y te prometo que la pasaremos bien mmmm
-Interrumpiendo su masaje, dejándome a medias y con un fugaz beso en los labios, arrancó su coche y comenzó a conducir hacia su departamento.
Yo no estaba muy segura de querer hacerlo con José pero de lo que si estaba segura era de que si no me quitaba todo el deseo acumulado explotaría.
Casi llegando al departamento sonó mi celular, no iba a atender pero era mi padre así que lo hice.
-si papá? Sucede algo?
-ya te folló?- su voz sonaba quebrada, al parecer estaba ebrio
-qué dices? No entiendo
– si ya te la metió ese bastardo!
-papá estas ebrio, voy a colgar…
Antes de colgar sentí un ruido seco y ya no se oyó nada mas… me asusté muchísimo y le dije a José que debía marcharme, él se enfureció
-siempre es igual ese viejo está loco y tu vas a enloquecer con él
– ese viejo es mi padre, imbécil, y te guste o no, no puedo cambiarlo! Pegué el portazo y corrí por la calle para parar un taxi. El taxista no atinó a decir nada, seguramente advirtió mis lágrimas y se llamó a silencio.
Al abrir la puerta de casa, corrí hasta la habitación de mi padre, el estaba en el mismo lugar donde lo encontré cuando le di la noticia de la muerte de mi madre, pero no había botella de licor en sus manos ni el portarretratos de mamá.
Me arrodillé…
-papá estás bien?
-mi padre me miró y pude notar que aunque había bebido no se encontraba ebrio sino mas bien confundido
-qué haces aquí?
-me preocupe por el ruido en el teléfono
-ah eso, solo boté uno de los adornos horribles que había en la repisa, nunca me gusto…- mi padre me contemplaba recorriendo cada parte de mi cuerpo- sobre la llamada… perdona no se en que estaba pensando, ya eres adulta…
-no te disculpes papá…
– estaba pensando que quizás lo mejor será que vuelvas a tu casa, yo creo que es una buena idea…
Me puse a llorar, no por el sino por mí, porque no quería dejarlo, porque lo deseaba como hombre y me odiaba por hacerlo, por lo que estábamos sintiendo.
-ya…vale… no quieres que esté aquí contigo…
Mi padre me tomó ambas mejillas con las manos…
– No mi vida, no es eso…
– No he podido ayudarte sigues bebiendo soy una inútil- sollozé
– No mi vida, tú me has ayudado mucho, ya no bebo por lo que antes bebía, pero por este motivo necesitas irte, volver a tu vida…
Advertí cierto enigma en sus palabras pero no me quería dar por vencida.
-dime papito, en que puedo ayudarte, dime cómo y lo haré no importa lo que sea, necesito saber qué sucede
Una lágrima rodó por la mejilla derecha de mi padre y presionando mi rostro con sus dos manos acercó sus labios a los míos depositando un pequeño y corto beso.
-Yo me estremecí, todas las fibras de mi cuerpo se tensaron, quería más…
-No lo entenderías mi niña, y yo no quiero perder a mi hija, ya perdí a mi esposa.
Se hizo la luz y para mí se abrió el cielo… mi padre sentía lo mismo que yo! Me acerque a él y acerque mis labios a su oído izquierdo. Susurré
– Y si te dijera que tu hija siente lo mismo? Y si te dijera que ella tampoco quiere perder el padre pero lo necesita de otra forma…?
– Mi niña…- susurró mi padre.
Recorrí la corta distancia hasta sus labios y lo besé, el estaba atónito, profundicé el beso y mordí su labio inferior. Se despertó de la sorpresa y me estrechó entre sus brazos, abrí la boca y me recorrió con su lengua. Desesperada abrí su camisa y acaricié ese pecho que tan perdida me traía, el me ayudó y le arranqué la camisa en dos movimientos. El hizo lo propio con mi vestido del que me deshice levantando los brazos.
-No sabes cuánto he soñado esto papá…
-y yo mi niña, y yo- susurraba mi padre, se detuvo y me miró a los ojos, pude ver su deseo abrasándolo, pero fue un caballero y me preguntó- Estás segura de esto?
-estoy segura de que te amo y en cuanto a lo otro espero que seas un buen profesor…
-quieres decir…
-que serás el primero… y el último
Mi padre volvió a besarme y comenzó a bajar por mi cuello lamió mis pezones y prestó atención a cada uno, mordiéndolos y chupándolos hasta que me hizo tener un orgasmo con solo metérselos en su boca. Yo me refregaba contra el deseosa de que me poseyera, pero él se tomaba su tiempo. Bajé mis manos hasta su pantalón y le desabroché el cinto y la cremallera, en unos segundos se deshizo de la prenda y cuando volvió a mi descendió hasta mi cueva, yo sabía lo que intentaba pero nunca había recibido ese tipo de caricias, no sabía que esperar. Corrió mi tanguita blanca y abrió mis labios, yo temblaba al sentir su tacto.
-mi niña, que hermoso coñito tienes
-es tuyo papiii- gemia- haz con él lo que quie….ahhhhhhhh
Mi padre había atrapado mi clítoris con su lengua y lo tenía preso. Es cierto eso que dicen de ver todos los colores. Yo no podía pensar en nada solo sentir, presionaba con mi mano suavemente su cabeza para que me diera más y mas placer.
-ssiiii papitooo, asiii, damee mas, dame mass, siii
-nenita que rica estás, de quien es la nenita?
– tuya papiii, no pares por favor, no pares, aaahhhhh
Mi padre lamia mi chochito cada vez más rápido y cuando me acercaba se detenía para alargar las sensaciones, en uno de esos aceleres todo estalló, explotaron dentro de mi cerebro miles de fuegos artificiales y me quede como muerta. Mi padre subió hasta mis pechos y siguió besándolos y lamiéndolos.
Cuando volví en mi, acaricié su pelo y lo besé sintiendo mi propio sabor. Lo acosté en la cama y bajé hasta su miembro
-querida… no tienes que hacerlo
-lo quiero… enséñame -le dije
Mi padre me mostró mediante algunas instrucciones como comenzar a mamar su miembro, encontré exquisito ver como disfrutaba esta caricia, como su cara se transformaba a causa del placer.
-mmmmmmmmmmmmhhhh sigue así nenita ahhhhh sigue asi no paresss
– papi lo estoy haciendo bien?- susurraba yo
-uhhhhhffff muy pero muy bien…
De pronto sentí que su pene volvía a crecer y él me aparto poniéndome boca arriba sobre las sabanas y besándome.
-Ingrid… lo voy a hacer, de acuerdo?
Yo no contesté, solo me reí y lo besé. Sentí me mi padre hacía fuerzas para entrar en mí y aunque asustada me sentí dichosa, por fin tendría a mi padre adentro. Ya no necesitaría mis dedos, el me daría placer.
-mmmmmm, pa… duele
– si chiquita, es que estás apretadita, lo haré más despacio…
-no! Hazlo de una solo vez, quiero sentir como me abro para tí…
-mi padre me beso en los labios y mordió uno de mis pezones mientras empujaba de una sola vez.
-Yo sentí como si hubiesen rasgado una tela, sufrí unos segundos y después me abracé a él para que continuara aunque aun me dolía.
Comenzó a moverse muy despacio, pero cuando escucho mis primeros gemidos aceleró el ritmo.
-mmmmsi, si asi mmmm, papí te siento tan adentrooo
-estoy adentro mi nenita, uuhhhggg siii
-aahhhh papí mas rápido, ayyyy siento algooo
-shhh todavía no mi niña aun hay mas…
Mi padre jugaba conmigo, me llevaba al borde del precipicio y me hacia volver…
-aayyyy papiiii, ya vieneee mas rápido mas mas ra-pi-doooo
-ahhhh uhgggg siiii arggggghhh siii vamos mi niña, vamos
Mi padre aceleraba una y otra vez, hasta que sentí que tenía el tercer o cuarto orgasmo de la noche.
Mi padre sacó su miembro y yo lo agarré con las pocas fuerzas que tenia, lo masturbé y lo metí en mi boca imitando el vaivén copulatorio…
-donde lo quieres mi niña…
Mi padre aceleraba sus embestidas y yo sentía que no aguantaría mucho, lo saqué de mi boca y le dije que donde él quisiera, así que el aceleró sus movimientos y descargó su leche en mi boca, yo me esforcé por no dejar caer nada aunque un poco cayó sobre mis pechos y lo levanté coqueta con mi dedo para luego chuparlo con mis labios.
-arrrhhhhhgggg ssiii arrgghhh que bien!!- rugía papá
Caímos rendidos los dos,, abrazados y satisfechos, era el inicio de algo que cada vez sería mejor.
Me levanté a la mitad de la noche a tomar una ducha y volví a la cama, me dolía un poco pero solo eso, un poco. Al otro día cuando abrí los ojos lo encontré succionando uno de mis pezones, con una de sus manos perdida entre mis muslos acariciándolos…
-mmmm, veo que no perdemos el tiempo eh?…
-sabes nenita? Tu madre jamás me dejó correrme en su boca, gracias…
-mmmm, y que mas no quiso hacer mamá? Hay que recuperar el tiempo perdido…
Mi padre se sorprendió…
-Pues nunca quiso que la viera con otro hombre o hacerlo de a tres, y esas cosas. Oye no te lo estoy pidiendo eh?
-jajaja, ya se… bueno quizás podríamos conversarlo… Nos besamos y amamos una vez más. Lo que vino después… vino después.
Suspiré… estaba frente a la puerta de entrada con la mano en el picaporte, lo giré y el cuadro que se abrió ante mí fue devastador, no pude evitar que las lagrimas corrieran por mis mejillas, mi padre estaba sentado en el piso con una botella de licor en una mano, recostado por el borde de la cama descansando su cabeza sobre la foto de mamá. Me miró y trató de incorporarse pero le fue imposible, quiso engancharse por la manta para impulsarse y volvió a resbalar, mi llanto era cada vez más fluido y me hinqué de rodillas al lado de mi padre, lo miré entre las cortinas de lágrimas y lo abracé.
-Se fue cierto?
-Si papá… lo siento tanto!- sollocé.
Me sentía tan impotente con 28 años y al frente del equipo de oncología del hospital no había podido hacer nada más que paliar el dolor de mi madre mientras moría. Lloraba por ella y por mí, por su dolor y el mío. Pero sobre todas las cosas lloraba por el dolor de mi padre, por su soledad y por la devoción con que la había amado. Porque ahora se quedaría solo y sumido en la nada del silencio más absoluto.
Decidí que no podía permitirlo, ya había perdido a mi madre, no podía permitirme perder a mi padre.
Mi tía Toña se encargó de contratar un servicio de catering para aquellos que se quedaban con nosotros durante el velatorio, y me ayudó con los papeles que debía arreglar, todo fue muy rápido gracias a la ayuda de la familia, si hubiese tenido que hacerlo sola no imagino qué hubiera sucedido. El funeral fue precioso, las amigas de mi madre dos de ellas cantantes corales prepararon hermosas canciones para acompañarnos, se fijaron muy bien de seleccionar las preferidas de mamá, además al ser mi madre tan querida en la ciudad no faltaron las ofrendas florares y las tarjetas de consolación. Mi padre permanecía indiferente, más sobrio que nunca, desde que se enteró de la muerte de su compañera, no había bebido una sola gota.
-La voy a despedir como se merece hijita- me dijo.
Yo pensé que su gesto era alentador y que no volvería a beber, dentro de mi dolor me sentí esperanzada.
Pero al volver del cementerio de “La esperanza”, mi padre se encerró en su cuarto y no quiso salir a comer ni a atender a las visitas que traían sus condolencias durante los siguientes dos días. Estaba preocupada, como médica sabía que necesitaba tiempo pero también alimentos, y como hija sentía su dolor y sabía que lo estaba ahogando en licor.
Después de esos tensos dos días mi padre salió de la habitación de mamá y tuvimos una pequeña charla en la que él me prometió no beber más y volver a trabajar en sus negocios. No cumplió.
Intente contratar una señora para que cuidara de él pero la echó a los tres días arrojándole una botella de Vodka. Casi terminamos en un juicio, una vez más debí hacerme cargo.
Todo se complicaba, casi no dormía pensando en él y en cómo ayudarlo a salir de la depresión. Así que llame a Val, mi mejor amiga para consultarle…
-No se Ing, no me parece una buena idea… tu padre esta jodido y tu ya tienes bastante…
– Pero sigue siendo mi padre no? No puedo abandonarlo ahora
-Si solo fuera por una temporada quizás funcionaria, pero recuerda que los tíos así crean dependencias y tú tienes tu vida
– de qué vida me hablas? Esto es una mierda si dejo que se me vaya mi padre también! Solo quería tener tu apoyo en esto.
-que va tía, sabes que siempre cuentas conmigo, pero sigo pensando lo mismo…
-que cosa
-que tu padre necesita alguien que se lo folle no una hija-enfermera, jajajja
– que te jodas Val!! Siempre con las mismas chorradas, voy a cortar
-Vale pero no te enojes solo era una broma, ya sabes que con ese papurri que te cargas hasta yo le haría el favor jajajaj
Colgué, estaba muy enojada con Valeria, siempre me decía cosas relacionadas con el sexo. No se tomaba nada enserio por mucho tiempo y yo era todo lo contrario, quizás por eso éramos mejores amigas. Sabía muy bien que estaba mojando bragas por mi padre desde que lo conoció en mi cumpleaños 18 y a decir verdad por esas fechas hasta yo las mojaba por él, pero eso pasó y yo me limité a ser hija, ahora también debería ser nursery por un tiempo hasta que el mejorara. Si mejoraba…
Me mudé a fines de julio, los días eran preciosos y mi padre recibió la noticia con mucha alegría, era su única hija y ahora estaba de vuelta en su casa.
Dejó de tomar casi por tres semanas. Yo me ocupaba de todo lo que podía y contraté una chica por horas para el resto. Volvía tarde del hospital y a veces debía salir corriendo por alguna emergencia. En esas ocasiones el me acercaba con el auto y si no tenia para mucho me esperaba e íbamos a algún lugar a pasear. Yo estaba en la gloria, me daba cuenta de que mi presencia le beneficiaba y a mí él me alegraba muchísimo, cuando no bebía era un hombre apuesto y agradable, caballero y atento.
Por esos días fue que caí en la cuenta de que algo diferente me estaba pasando, me volví a sentir como la adolescente de 18 años que espiaba a su padre en los momentos más inesperados.
Una mañana en que creí que el dormía baje a buscar un café para llevarlo al dormitorio, no presté atención en que mi bata estaba abierta, no le di importancia. Tampoco llevaba las gafas ni el cabello recogido al contrario lucia revuelto. Mientras preparaba el café sentí que alguien entraba a la cocina, me sobresalté y me di la vuelta, mi padre abrió los ojos como despertándose y caí en la cuenta de que por primera vez su mirada hacia mí era extraña, como no me decía nada y solo me contemplaba atiné a cerrar mi bata roja y él se despertó de su contemplación.
-papa?
-ehh, hola hija, buenos días es que creo que estoy un poco dormido aun, como amaneciste?
-bien- sonreí- gracias, ya me voy
– sí, claro- articuló
Desde ese día comenzaron mis sesiones diurnas y nocturnas, todas dedicadas a mi padre, debía morder la almohada para no gritar su nombre cuando llegaban los orgasmos. El también cambió conmigo, se volvió más atento si cabe, y comenzó a decirme cosas muy galantes. Aun así, no dejaba de llorar a mi madre y de vez en cuando volvía a beber. Esos momentos eran los peores, debía llevarlo hasta su cuarto, desvestirlo y meterlo en la cama. A sus cuarenta y ocho años mi padre era un hombre muy sexy por lo que yo trataba de hacerlo rápido para ir a mi cuarto.
En una de esas ocasiones, cuando ya me levantaba después de ponerlo en la cama no sin dificultad porque es muy musculoso y alto, noté que estaba dormido y tuve deseos de acariciar su cuerpo para saber cómo se sentía tocar a un hombre tan viril. Acaricié su cara, recorrí su mentón rasposo con dos días de barba y descendí por su cuello hasta tocar su pecho, allí acaricia su suave bello aun sin canas, descendí hasta el estómago y noté que su respiración se aceleraba al igual que la mía, quité mis manos asustada de lo que estaba haciendo y corrí a mi cuarto. Me masturbé como nunca y recorrí mi piel con la misma mano con la que había tocado a mi padre. Me dormí llena de culpa y dolor.
A los seis meses de vivir así, comencé a salir con un doctor del hospital, muy atractivo. Nuestros encuentros eran fugaces y no pasaban de los toqueteos en la guardia y un par de besos. Habíamos arreglado para encontrarnos fuera del hospital, yo planeaba permitirle que de una vez por todas apagara todo el fuego que llevaba contenido, a cambio le entregaría mi virginidad. Si! Aun era virgen, como creen que se llega a Jefa de oncología de un hospital si te dedicas a las juergas y el sexo? Siempre mis metas estuvieron antes que el placer.
José pasaría a buscarme a las ocho y me llevaría a cenar, después ya veríamos… ese era el plan. A mi padre no le agradó mucho la idea pero me animó diciendo que nunca salía y que disfrutara de mi juventud, le pedí que no bebiera y el sonrió. Yo lucía un precioso vestido para la ocasión, era rojo de tirantes y se ceñía a mi cuerpo perfectamente, no era muy corto ya que siempre me gustaron a media pierna, pero a cambio tenía un escote muy interesante que me llegaba hasta la mitad de la espalda, de modo que no me puse bra. Mi padre nos despidió, en la puerta lo noté extraño, un poco cortado con José, quien lo saludó con un apretón de manos corto y rápido.
La cena fue exquisita, José no sacaba la vista de mi escote y mis labios, y a mí me gustaba sentirme tan deseada. Luego de salir del restaurant caminamos por la plaza y contemplamos la fuente en plan de enamorados. Al subir a su coche el ya no aguantó más y me besó, yo le correspondí sacándome las gafas para profundizar el beso. El me miró y me dijo que tenía unos hermosos ojos azules, yo lo volví a besar y me estrechó aun más, abrí mi boca y el deslizó su lengua para entrelazarla con la mía, eso fue como un latigazo para mi cerebro, comenzó a bajar un tirante de mi vestido y a recorrer el trayecto que iba desde mi cuello hasta uno de mis pezones para engullirlo voraz. Yo gemía y acariciaba sus cabellos y su espalda, el de vez en cuando me propinaba pequeños mordisquitos. Deslicé una mano por su paquete, estaba bastante duro, el metió su mano entre mis muslos y yo abrí las piernas para recibir su masaje
-mmmm…si José que bien lo haces…
-me tienes loco Ingrid, quiero follarte ya!
– espérate un poquito vamos a tu casa y te prometo que la pasaremos bien mmmm
-Interrumpiendo su masaje, dejándome a medias y con un fugaz beso en los labios, arrancó su coche y comenzó a conducir hacia su departamento.
Yo no estaba muy segura de querer hacerlo con José pero de lo que si estaba segura era de que si no me quitaba todo el deseo acumulado explotaría.
Casi llegando al departamento sonó mi celular, no iba a atender pero era mi padre así que lo hice.
-si papá? Sucede algo?
-ya te folló?- su voz sonaba quebrada, al parecer estaba ebrio
-qué dices? No entiendo
– si ya te la metió ese bastardo!
-papá estas ebrio, voy a colgar…
Antes de colgar sentí un ruido seco y ya no se oyó nada mas… me asusté muchísimo y le dije a José que debía marcharme, él se enfureció
-siempre es igual ese viejo está loco y tu vas a enloquecer con él
– ese viejo es mi padre, imbécil, y te guste o no, no puedo cambiarlo! Pegué el portazo y corrí por la calle para parar un taxi. El taxista no atinó a decir nada, seguramente advirtió mis lágrimas y se llamó a silencio.
Al abrir la puerta de casa, corrí hasta la habitación de mi padre, el estaba en el mismo lugar donde lo encontré cuando le di la noticia de la muerte de mi madre, pero no había botella de licor en sus manos ni el portarretratos de mamá.
Me arrodillé…
-papá estás bien?
-mi padre me miró y pude notar que aunque había bebido no se encontraba ebrio sino mas bien confundido
-qué haces aquí?
-me preocupe por el ruido en el teléfono
-ah eso, solo boté uno de los adornos horribles que había en la repisa, nunca me gusto…- mi padre me contemplaba recorriendo cada parte de mi cuerpo- sobre la llamada… perdona no se en que estaba pensando, ya eres adulta…
-no te disculpes papá…
– estaba pensando que quizás lo mejor será que vuelvas a tu casa, yo creo que es una buena idea…
Me puse a llorar, no por el sino por mí, porque no quería dejarlo, porque lo deseaba como hombre y me odiaba por hacerlo, por lo que estábamos sintiendo.
-ya…vale… no quieres que esté aquí contigo…
Mi padre me tomó ambas mejillas con las manos…
– No mi vida, no es eso…
– No he podido ayudarte sigues bebiendo soy una inútil- sollozé
– No mi vida, tú me has ayudado mucho, ya no bebo por lo que antes bebía, pero por este motivo necesitas irte, volver a tu vida…
Advertí cierto enigma en sus palabras pero no me quería dar por vencida.
-dime papito, en que puedo ayudarte, dime cómo y lo haré no importa lo que sea, necesito saber qué sucede
Una lágrima rodó por la mejilla derecha de mi padre y presionando mi rostro con sus dos manos acercó sus labios a los míos depositando un pequeño y corto beso.
-Yo me estremecí, todas las fibras de mi cuerpo se tensaron, quería más…
-No lo entenderías mi niña, y yo no quiero perder a mi hija, ya perdí a mi esposa.
Se hizo la luz y para mí se abrió el cielo… mi padre sentía lo mismo que yo! Me acerque a él y acerque mis labios a su oído izquierdo. Susurré
– Y si te dijera que tu hija siente lo mismo? Y si te dijera que ella tampoco quiere perder el padre pero lo necesita de otra forma…?
– Mi niña…- susurró mi padre.
Recorrí la corta distancia hasta sus labios y lo besé, el estaba atónito, profundicé el beso y mordí su labio inferior. Se despertó de la sorpresa y me estrechó entre sus brazos, abrí la boca y me recorrió con su lengua. Desesperada abrí su camisa y acaricié ese pecho que tan perdida me traía, el me ayudó y le arranqué la camisa en dos movimientos. El hizo lo propio con mi vestido del que me deshice levantando los brazos.
-No sabes cuánto he soñado esto papá…
-y yo mi niña, y yo- susurraba mi padre, se detuvo y me miró a los ojos, pude ver su deseo abrasándolo, pero fue un caballero y me preguntó- Estás segura de esto?
-estoy segura de que te amo y en cuanto a lo otro espero que seas un buen profesor…
-quieres decir…
-que serás el primero… y el último
Mi padre volvió a besarme y comenzó a bajar por mi cuello lamió mis pezones y prestó atención a cada uno, mordiéndolos y chupándolos hasta que me hizo tener un orgasmo con solo metérselos en su boca. Yo me refregaba contra el deseosa de que me poseyera, pero él se tomaba su tiempo. Bajé mis manos hasta su pantalón y le desabroché el cinto y la cremallera, en unos segundos se deshizo de la prenda y cuando volvió a mi descendió hasta mi cueva, yo sabía lo que intentaba pero nunca había recibido ese tipo de caricias, no sabía que esperar. Corrió mi tanguita blanca y abrió mis labios, yo temblaba al sentir su tacto.
-mi niña, que hermoso coñito tienes
-es tuyo papiii- gemia- haz con él lo que quie….ahhhhhhhh
Mi padre había atrapado mi clítoris con su lengua y lo tenía preso. Es cierto eso que dicen de ver todos los colores. Yo no podía pensar en nada solo sentir, presionaba con mi mano suavemente su cabeza para que me diera más y mas placer.
-ssiiii papitooo, asiii, damee mas, dame mass, siii
-nenita que rica estás, de quien es la nenita?
– tuya papiii, no pares por favor, no pares, aaahhhhh
Mi padre lamia mi chochito cada vez más rápido y cuando me acercaba se detenía para alargar las sensaciones, en uno de esos aceleres todo estalló, explotaron dentro de mi cerebro miles de fuegos artificiales y me quede como muerta. Mi padre subió hasta mis pechos y siguió besándolos y lamiéndolos.
Cuando volví en mi, acaricié su pelo y lo besé sintiendo mi propio sabor. Lo acosté en la cama y bajé hasta su miembro
-querida… no tienes que hacerlo
-lo quiero… enséñame -le dije
Mi padre me mostró mediante algunas instrucciones como comenzar a mamar su miembro, encontré exquisito ver como disfrutaba esta caricia, como su cara se transformaba a causa del placer.
-mmmmmmmmmmmmhhhh sigue así nenita ahhhhh sigue asi no paresss
– papi lo estoy haciendo bien?- susurraba yo
-uhhhhhffff muy pero muy bien…
De pronto sentí que su pene volvía a crecer y él me aparto poniéndome boca arriba sobre las sabanas y besándome.
-Ingrid… lo voy a hacer, de acuerdo?
Yo no contesté, solo me reí y lo besé. Sentí me mi padre hacía fuerzas para entrar en mí y aunque asustada me sentí dichosa, por fin tendría a mi padre adentro. Ya no necesitaría mis dedos, el me daría placer.
-mmmmmm, pa… duele
– si chiquita, es que estás apretadita, lo haré más despacio…
-no! Hazlo de una solo vez, quiero sentir como me abro para tí…
-mi padre me beso en los labios y mordió uno de mis pezones mientras empujaba de una sola vez.
-Yo sentí como si hubiesen rasgado una tela, sufrí unos segundos y después me abracé a él para que continuara aunque aun me dolía.
Comenzó a moverse muy despacio, pero cuando escucho mis primeros gemidos aceleró el ritmo.
-mmmmsi, si asi mmmm, papí te siento tan adentrooo
-estoy adentro mi nenita, uuhhhggg siii
-aahhhh papí mas rápido, ayyyy siento algooo
-shhh todavía no mi niña aun hay mas…
Mi padre jugaba conmigo, me llevaba al borde del precipicio y me hacia volver…
-aayyyy papiiii, ya vieneee mas rápido mas mas ra-pi-doooo
-ahhhh uhgggg siiii arggggghhh siii vamos mi niña, vamos
Mi padre aceleraba una y otra vez, hasta que sentí que tenía el tercer o cuarto orgasmo de la noche.
Mi padre sacó su miembro y yo lo agarré con las pocas fuerzas que tenia, lo masturbé y lo metí en mi boca imitando el vaivén copulatorio…
-donde lo quieres mi niña…
Mi padre aceleraba sus embestidas y yo sentía que no aguantaría mucho, lo saqué de mi boca y le dije que donde él quisiera, así que el aceleró sus movimientos y descargó su leche en mi boca, yo me esforcé por no dejar caer nada aunque un poco cayó sobre mis pechos y lo levanté coqueta con mi dedo para luego chuparlo con mis labios.
-arrrhhhhhgggg ssiii arrgghhh que bien!!- rugía papá
Caímos rendidos los dos,, abrazados y satisfechos, era el inicio de algo que cada vez sería mejor.
Me levanté a la mitad de la noche a tomar una ducha y volví a la cama, me dolía un poco pero solo eso, un poco. Al otro día cuando abrí los ojos lo encontré succionando uno de mis pezones, con una de sus manos perdida entre mis muslos acariciándolos…
-mmmm, veo que no perdemos el tiempo eh?…
-sabes nenita? Tu madre jamás me dejó correrme en su boca, gracias…
-mmmm, y que mas no quiso hacer mamá? Hay que recuperar el tiempo perdido…
Mi padre se sorprendió…
-Pues nunca quiso que la viera con otro hombre o hacerlo de a tres, y esas cosas. Oye no te lo estoy pidiendo eh?
-jajaja, ya se… bueno quizás podríamos conversarlo… Nos besamos y amamos una vez más. Lo que vino después… vino después.
3 comentarios - Despues del funeral...