You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Viaje de jubilado a la argentina 39

Llegué a casa bastante preocupado, apreciaba a Malena muchísimo y la consideraba la persona más  importante en la Argentina aparte de mi familia, desde mi llegada me había demostrado siempre una confianza y sinceridad que me había ganado, pasé la tarde junto a Javi y a mi pesar tengo que reconocer que no tenía ganas de nada, el niño que estaba muy encariñado conmigo me pedía que lo cogiera en brazos y yo no tenía la cabeza para juegos, estaba apático y en un momento que el niño se entretuvo con un juguete yo me senté frente a la ventana mirando al infinito, las vistas eran las de cualquier ciudad moderna, tejados, terrazas, antenas de televisión y más de lo mismo hasta perderse en el horizonte, yo miraba y no veía nada en realidad, estaba absorto y no me di cuenta de que Corina se había sentado a mi lado, me cogió de la mano  y me hizo volver a la realidad.

¿Quieres que hablemos Pepe?, te veo muy  preocupado, más que nunca.
Lo siento Corina, lo cierto es que estoy verdaderamente confuso, estoy bloqueado y lo malo es que no sé qué camino tomar, siempre quiero hacer feliz a las personas que aprecio pero a veces me siento incapaz y esta vez me ha sobrepasado.
No quiero que me cuentes nada que no quieras pero creo que si se comparte un problema puede ser que se vea desde otro prisma y tenga alguna solución.
Ya lo sé Corina pero es que hay una persona que aprecio mucho, muy sincera conmigo y que en ocasiones me ha aconsejado a mí y ahora no puedo ayudarle yo.
No sé quien será esa persona pero imagino que es una mujer y que será muy importante para ti, no quiero saber detalles de hasta dónde llega tu amistad con ella pero si me pongo a pensar deduzco que es del círculo de amistades íntimas y por el comentario de Marlene en la heladería diría que podría ser su hija, ¿voy bien encaminada?
A veces pienso si no serás bruja, te podías dedicar a leer las cartas del Tarot y cualquier otra disciplina, sí es Malena, la hija de Marlene.
Mmm, no ha sido tan difícil adivinarlo, el cambio de ayer a hoy ha sido tan fulminante que debía ser ella y… ¿puedo saber que le pasa?
Corina, te quiero demasiado y no quisiera involucrarte en mis cosas.
Pepe siento lo que me decís, sabes que lo tuyo es mío y lo mío es tuyo.
Gracias, eres una mujer especial pero hay cosas…
Vamos no me tengas en la duda, contame lo que pasa y descansá, no te lo guardes para vos sólo.
He hablado con Malena, estaba deshecha, hundida y desolada, su aspecto no era mejor que su humor, me costó también que me contara su problema.
Si le costó tanto como a ti estará hecha polvo, dale contá ya.
El caso es que Malena está casada con Fernando, un músico que toca el bandoneón en un grupo que da conciertos junto a una pareja de baile de tango y música argentina, siempre han sido una pareja sin problemas, son la pareja de recién casados que conocimos en el avión al venir aquí, desde entonces hemos estado en contacto, aunque preferiría que no se lo contases a mi mujer.
Resumiendo, que han cogido varias veces.
Yo no lo diría así, el caso es que en una atmosfera de confianza mutua sí, nos hemos acostado varias veces pero eso no influye en el trato.
¿Y Fernando… qué puesto ocupa en el equipo, el de sufrido marido ignorante?
Nooo, nada de eso, hacen una pareja un poco atípica, quiero decir que conforman una relación abierta, en el tema del sexo tienen libertad los dos para poder elegir en un momento dado con quien acostarse y nunca han tenido problemas.  Malena siempre ha sabido que la bailarina del grupo tenía sexo con él, por lo menos oral porque a él le gusta más, aunque, lo sé de buena fuente, ella es ninfómana y se tira al violinista y al pianista, con cada uno de ellos tienen sus preferencias y no había conflicto nunca.
Eso de, “lo sé de buena fuente” me huele que tú también la has probado, ¿me equivoco?
Joder Corina, ya estamos, no me interrumpas…
Ya, te la cogiste…
Sigo, el problema ha surgido porque hace ya bastante tiempo que Fernando no llama a Malena casi o mejor dicho nada y detrás de una gira ha venido otra y ella está muy preocupada pues por medio del bailarín que no es precisamente competencia sexual de los músicos se ha enterado que ahora ya han roto la rutina y forman un grupo en todo o sea que se la follan todos a la vez, además se les ha unido un bailarín que ha sustituido al anterior que lo despidieron por intentar meterla por el lugar equivocado al pianista.
Uf, me había preocupado de verdad, yo no lo veo tan mal, para mí es una calentura general donde todos cogen con todos y si ella pide más y más ellos se ocupan de complacerla, imagino que eso llegará a cansarlos y todo volverá a su cauce, se junta un poco de celos, inseguridad y miedo a que la abandone, porque  en realidad se quieren, a su manera claro, no te preocupes Pepe, no pasa nada hombre…
Además…  Malena está embarazada.
… mmm, eso ya es otra cosa… y me da miedo preguntarte pero, ¿no tendrás tú nada que ver, verdad?
Nooo, ella me ha dicho que no, que es imposible del todo.
… Yo te habría dicho lo mismo Pepe.
¡Corina!, ¿qué quieres decir?
Que si me hubieras hecho un hijo no te lo habría dicho.
Joder Corina, ahora sí que me has hundido del todo, ¿serías capaz de tener un hijo conmigo?
Claro que sí, me encantaría pero no te hagas ilusiones que eso no va a pasar, jajaja.
Que susto me has dado Corina, te confieso que me has dado miedo.
Eso te pasa por tener la pija tan inquieta y tan sabrosa.

 
                                                  Corina quiso animarme apretándome la polla aunque estaba tan arrugada que apenas la encontró.

¿Qué argumento te dijo para estar tan segura?
Me ha dicho que después de tener la regla se acostó con un cliente italiano que iba en un grupo de turistas,  se lo llevó a un albergue donde estuvieron follando toda la tarde, yo no había hecho nada con ella después.
¿Eso te ha dicho?, supongo que será verdad, te conozco y sé que no te lo crees del todo, por eso tu preocupación pero esa chica sabe con lo que juega y si te lo ha dicho será verdad, creo que no debes pensar en ello más, de todas formas ¿le preguntaste que intenciones tiene?
Claro y me ha dicho que no lo sabe aún, es muy reciente  se ha hecho un test de embarazo y le dio positivo.
¡Ah!  Entonces no te preocupes, creo que fallan mucho y ¿cómo se ha quedado después de confesarte su problema?
Se ha quedado más tranquila, hasta se ha quedado dormida.
Después de coger contigo, ¿no?
Corina no, no hemos cogido, simplemente hemos hecho un 69 hasta quedar rendidos, jajaja.
Nunca aprenderé, qué loco que eres y me gusta verte reír, gracias por confiarme tus problemas pero no les des “bola” y si quieres embarazar a alguna ya sabes donde tienes una…
Que… eres Corina,

 
                                                  La verdad es que Corina sería una de las personas que, en otras circunstancias muy diferentes por supuesto, me gustaría como madre de un hijo mío pero eso era impensable, tenía todo lo que más me gustaba, además de ser una mujer especial, tenía un humor irónico y una picardía que me enervaba.
                                                  Mi hijo vino a comer, estaba preparando un viaje y como pasaba cerca de casa llamó diciendo que contáramos con él, venía contento pues le habían encargado un trabajo de responsabilidad que a otros no se lo confiarían, lo malo era que sería para unos días y muy lejos, nos dijo con pesar que era en la provincia de Jujuy que está al noroeste del país, a las faldas de los Andes, de allí pasaría por Salta hasta terminar en Tucumán, no me situaba por donde estarían estas ciudades y cuando me dijo que estaban a 1600 Km. de casa ya me olvidé de acompañarlo pero Corina como siempre sacó un as de la manga y sospechosamente, con intención de que yo controlara a mi hijo, apuntó la idea de que podía acompañarle, Javier acumulaba puntos con las compañías aéreas que viajaba y con ellos podía pagar mi pasaje, en un principio la idea cogió a contra pié a Javier que sin duda se las prometía dichosas pero luego pensó que hasta ahora tampoco le había ido tan mal el llevarme y accedió.
                                                  A Elena también le pareció buena idea que fuéramos los dos juntos, así no estábamos solos y de paso “se quedaban tranquilas” por unos días, según ella.
                                                  Los preparativos fueron rápidos, cada mujer hizo el equipaje de su marido y al día siguiente tomábamos el avión para Jujuy, desde el aeropuerto alquilaría un coche para moverse.   Javier me explicó que en Jujuy tenía que hacer una reunión y una inspección de un repetidor de señal telefónica y eso le ocuparía un día o dos y luego iríamos a Salta en el coche ya que estaba cerca y de allí a Tucumán tampoco estaba muy lejos, allí dejaríamos el coche en el aeropuerto y volveríamos a casa, yo le pregunté cómo podía ayudarle y me contestó que no hacía falta, él me dejaría en la ciudad y mientras él trabajaba yo podía hacer turismo, no me pareció mal porque yo de telefonía no tenía ni idea.
                                                  El vuelo fue ideal, Javier me dejó la ventanilla y me explicaba las provincias que cruzábamos, estábamos recorriendo medio país y los paisajes eran muy cambiantes,  antes de darme cuenta ya estábamos descendiendo para aterrizar, al ser vuelo interior no hubo atrasos de aduanas y como los maletines eran pequeños los llevábamos en la cabina por lo que salimos enseguida, en la compañía de alquiler habitual de la empresa nos dieron el mejor coche que tenían un 4x4 de marca japonesa, por los parajes en que se iba a mover era lo más indicado.  Desde el aeropuerto cruzamos la ciudad de San Salvador de Jujuy, me encantó ver a lo lejos las cumbres de los Andes algunas de ellas nevadas y también me gustó ver las diferentes gentes, hasta ahora había visto a los guaranís y a las “alemanas” de Misiones ahora veía a los quechuas y otras personas más o menos aborígenes que aunque hablaban español mezclaban otros acentos propios.
                                                  Al salir de la ciudad nos dirigimos hacia el norte, la central de comunicaciones estaba en una montaña y allí había una colonia de técnicos y “técnicas” según mi hijo, paramos en una gasolinera para llenar el depósito y revisar la presión de las ruedas porque nos advirtieron que los caminos no eran muy buenos, cuando estaba dándole presión a una rueda se acercó el empleado de la gasolinera y se dirigió a mí, quería pedirme un favor, yo lo dirigí a mi hijo que era el “jefe” y le explicó que había una problema con un coche que se había estropeado y no podía seguir viaje, nos señaló un Volkswagen “escarabajo” bastante viejo, también nos dijo que a la dueña le daba vergüenza pedirnos el favor pero el coche se tenía que quedar hasta que se lo llevara la grúa el día siguiente, el destino de la señora estaba cerca de allí pero llevaba lleno el coche de cajas de una mudanza que estaba haciendo.
                                                  Javier sin mucho convencimiento aceptó y el empleado llamó a la mujer y nos presentó, la señora estaba apurada y avergonzada, nos dijo que era la maestra del pueblo y que estaba haciendo la mudanza al pueblo de Yala y que necesitaba ir, lo que no sabíamos es que también quería que lleváramos  todas las cajas del traslado y con paciencia llenamos el todoterreno, tuvimos que sentarnos los tres en el asiento de adelante y fuimos por la carretera que no era mala hacia el pueblo cercano de Yala, había alquilado, en las afueras, una casa pues acababan de darle la plaza de maestra e iba a vivir allí.
                                                  Con el apuro inicial y el trasvase de paquetes no me había fijado en la mujer, tenía bastantes rasgos de origen quechua, era morena con el pelo liso y bastante morena de piel, una vez de camino aprovechaba que le comentaba algo a mi hijo y la miraba de reojo pues ella iba sentada entre los dos, así pude apreciar que tendría una edad similar a la de Corina y Javier y según me iba fijando no era nada fea, la chica era muy tímida y estaba violenta por tener que pedir el favor y estar sentada entre dos hombres, en cambio, mi hijo y yo, estábamos encantados de hacerle el favor, podía habernos pasado a nosotros y el que estuviera sentada entre los dos había sido fruto de mi galantería por dejarla subir primero, la chica apenas hablaba y tuve que sacar el tema del coche para romper el hielo.

Esos coches han dado un resultado fantástico, es uno de mis preferidos, ¿desde cuándo lo tiene?
Ya era de mi padre y lo compró de segunda mano, es muy viejo pero a mí me sobra, cumple su función.
Pero tendrá muchas averías, ¿verdad?
De vez en cuando pero son de poca importancia, son de lo mejor para estos lugares, no tienen problema de agua ni se calientan y siempre arrancan.
Es cierto, no había caído en eso, es que estamos en las faldas de los Andes.
Sí, mírelos ahí y nevados casi siempre.

                                                  El pueblo de Yala estaba verdaderamente cerca o eso me pareció a mí, hablando poco a poco la chica se fue abriendo y nos contó que tenía una hija de cinco años que en ese momento estaba con una hermana suya en Salta, se la había dejado mientras hacía la mudanza, nos contó que había nacido en Jujuy y que se llamaba Dora, nos presentamos nosotros y ella muy correcta nos dio la mano, yo para darle más confianza le pregunté.

Perdone mi curiosidad…  ¿Dora es diminutivo de Heliodora o de Isidora?
No ninguno de los dos, es de Salvadora aquí es normal poner el nombre de Salvador… debe ser por el nombre de la cuidad…
Claro es lógico, pues… encantado Dora, me gusta su nombre.
Gracias, ¡gire a la izquierda por favor, ya llegamos!

                                                  Mi hijo enfiló la calle, durante todo el trayecto habíamos ido al margen del río Grande y ahora también íbamos por un afluente, en el cartel anunciaba el río Reyes, el camino estaba salpicado de casas bajas con sus cercados y de vez en cuando se anunciaban apartamentos para alquilar y residencias de verano, el río realmente no llevaba mucha agua igual que el río Grande aunque tenían un cauce exageradamente ancho, debían venir avenidas en temporadas de lluvias o deshielos, la chica nos indicó su casa, no tenía muy buen aspecto, estaba descuidada y tendría que ponerle mucho trabajo y dedicación para hacerla acogedora, bajamos todo los paquetes y cajas de cartón y cuando nos íbamos a ir para seguir el viaje, de momento reaccionó.

¿Cómo se van a ir ahora para las montañas?, se les va a hacer de noche, quédense aquí y mañana siguen.
Lo sentimos pero mañana a primera hora me esperan, si quiere y no es mucha molestia le agradeceríamos sólo un poco de comida.
De ninguna manera, ustedes se quedan a cenar por lo menos.

                                                  Nos vimos obligados porque era lo más sensato, la carretera iba a empeorar y aunque el coche llevaba GPS no nos fiábamos mucho, cenamos apenas algo porque vimos que con el desorden que había en la casa no tenía mucha disponibilidad para invitados, cuando terminamos, volvió a insistir.

No es prudente que se marchen ahora, esperen a mañana, como ven lo tengo todo a medio acomodar pero ya nos arreglaremos.
Lo siento Dora pero yo mañana tengo que estar preciso allí pero si mi padre se quiere quedar…  él no tiene prisa y a mí me dejará más libertad en la empresa.

                                                  Mi hijo me jugó y me ganó la partida.  Me dejó sin argumentos para negarme y tuve que aceptar aún en contra de mis deseos pero Javier desapareció enseguida.

No sabe lo mal que me siento… he irrumpido en su rutina, usted tiene trabajo aquí y yo no quiero molestar.
No es ninguna molestia, al revés si me ayuda quitaremos estas cajas y podremos hacer más lugar, la verdad sólo tengo dos habitaciones una para mi hija y otra para mí, la de mi hija está todavía sin armar y la mía…
No se preocupe en éste sofá dormiré de maravilla.
Eso sí que no, en todo caso yo dormiré en el sofá y usted se acuesta en mi cama, usted es mayor y el sofá está muy duro, lo tengo que cambiar porque estaba aquí de los inquilinos anteriores.
Nada, nada, está decidido, déjeme una sábana y una manta y me acuesto yo en el sofá.
Está bien usted gana pero no me lo voy a perdonar en mi vida.
Tranquila, en sitios peores he dormido.
Pero sería más joven.
Eso sí.

 
                                                  Dora me trajo una sábana y una manta y me preparó el sofá, la verdad es que era muy incómodo, era de dos plazas y estaba más duro que la vía del tren, la mujer se fue moviendo la cabeza apesadumbrada pero ante mi tozudez se tuvo que rendir.  No sabía cómo ponerme, plegado en el asiento me dolía todo y no podía conciliar el sueño, me imaginaba a mi hijo durmiendo en una buena cama y yo allí encogido, ya era tarde y la luz de la luna entraba por las ventanas sin cortinas todavía, cerré los ojos para ver si vencía al sueño pero cuando los abrí me vi frente a frente con los ojos de Dora que me miraba a pocos centímetros.

Señor Pepe, no puedo dormir pensando en que está encajonado en esta mierda de sofá, váyase a mi cama que yo me quedo aquí.
Ni hablar, ya me he hecho a la idea y casi estaba durmiendo (mentira).
Pues entonces yo también me quedo aquí, ¡hágame sitio!
Por favor Dora, sea razonable usted en su cama, en su habitación y mañana será otro día.
Vamos a hacer una cosa, confío en usted, es una persona mayor y muy educada, si quiere venga a mi habitación, compartiremos mi cama, si prefiere haremos una separación con almohadas.
No será necesario, yo me duermo enseguida y no me muevo en toda la noche…
No, se lo decía por mí, en cambio yo doy muchas vueltas y temo molestarle.
Jajaja, eso no será para tanto mujer…

 
                                                  Nos acostamos, cada uno en una orilla, seguramente cabría una tercera persona entre los dos pero yo no quería ofenderla de ninguna manera y menos con la amenaza del sofá, por la ventana la luna entraba a raudales y la chica miraba al techo.

¿Le gusta mi casa?
Mujer… está todavía desordenada pero con un poco de paciencia y mucho trabajo seguro que la dejará muy acogedora.
La quiero dejar muy linda para que le guste a mi hija.
¿Y su marido?
No tengo marido soy soltera, me junté con un chico, éramos amigos desde el colegio y vivimos una temporada muy buena, estuvimos juntos dos años pero cuando me quedé embarazada cambió totalmente, volvía bebido muchos días, las disputas eran diarias y  casi llegó a pegarme, un día al despertarme estaban los armarios abiertos, había cogido sus cosas y le había dicho a una vecina que me dijera que no volvería más y lo ha hecho, yo he criado a mi hija sola, es un sol y he trabajado de todo, he estudiado y ahora he conseguido la plaza de maestra aquí, espero que mi vida cambie.
Seguro que sí es usted una mujer joven, valiente y… muy bella.
Gracias, sé que ustedes los españoles acostumbran a hacer piropos pero yo sé que no soy así, aunque no lo parezca tengo espejo, debe estar por ahí.
Pero, ¿cómo es el espejo?
¿Cómo quiere que sea? para el baño.
Por eso lo decía, porque si fuera de cuerpo entero no opinaría así, jajaja.
Muy galante pero no es cierto, buenas noches señor Pepe.
Hasta mañana Dora.

                                                  Me quedé pensando… de las expectativas que tenía yo, ahora estaba en medio de la nada acostado en una casa desconocida con una chica desconocida y sin poder dormir.
                                                  Dora tenía razón, al momento de dormirse empezó a moverse, yo casi me caía por el borde del colchón pero ella, por momentos giraba hacia un lado o al otro mientras murmuraba cosas inaudible, debía estar soñando, en una de esas vueltas dejó caer un brazo sobre mi cuello, yo no me atreví a tocarla pero cuando ya me faltaba la respiración le cogí de la muñeca y con cuidado la dejé en un lado, al minuto se dio otra vuelta y se fue al otro lado, estaba visto que esta noche iba a ser movida.
                                                  La chica se movía, se cruzaba en la cama y yo intentaba no despertarla, me dediqué a observarla, parecía que hablaba con alguien y se quejaba, debía estar soñando con su novio, en una de esas vueltas se destapó, yo le cubrí con la sábana otra vez pero de un manotazo se la quitó, la dejé estar, en una de sus vueltas la camiseta de tirantes que llevaba se le giró, estaba en mala postura y retorcida, me fijé porque con la tirantez le presionaba una teta y se le pegaba como una segunda piel, ese fue mi objetivo desde entonces, la luna me ayudaba y la chica giraba y giraba, en el siguiente movimiento la camiseta volvió a su posición normal y todo quedó en nada pero yo esperé, sabía que con paciencia Dora me haría un regalo, el regalo era en etapas, una veces me escondía todo y otras me enseñaba un poco más, la suerte me la dio el tirante, se soltó, a la siguiente vuelta ya no ofrecía sujeción y la camiseta bajó hasta dejar al descubierto medio pecho, sólo le quedaba un dedo para asomar el pezón pero ya se adivinaba la oscuridad de la areola. 
                                                  Esperé impaciente a otra ocasión y tuve que esperar diez largos minutos para que en otro movimiento la camiseta bajara hasta dejar el pezón al descubierto, sólo un momento después levantó los brazos sobre su cabeza y la teta salió libre a la luz de la luna, era una teta preciosa, morena de piel y con el pezón y la areola mucho más oscuros, me quedé embobado mirando aquella maravilla, había visto a las chicas de Misiones rubias como diosas, a Yuma una guaraní bellísima y ahora estaba admirando aquella belleza quechua, yo sólo estaba pendiente de los giros de la chica, no se estaba un momento quieta, en uno de esos movimientos, dejó caer de golpe el brazo sobre mi pasando la pierna sobre las mías, yo estaba más despierto que nunca, ya no podía atender a todos los roces, en un brazo tenía aplastada la teta de Dora, su brazo me pasaba por la barriga con peligro de seguir bajando y su pierna me daba el calor de su pubis en mi muslo, no sabía si rezar para que siguiera así o que volviera a su lado porque no confiaba en que mi polla tuviera tanta paciencia.
                                                  Las cosas a veces se solucionan solas, sólo hay que esperar, la chica de momento abrió los ojos, yo los cerré haciéndome el dormido, Dora al darse cuenta de que estaba sobre mí en un primer momento quiso apartarse rápidamente pero ante el temor que yo me despertara y la viera así prefirió ir despacio, primero fue levantando la pierna y quitándola de donde estaba, mi muslo estaba ardiendo del contacto del pubis de la chica, luego quiso deslizar el brazo suavemente mientras yo respiraba fuerte simulando el sueño.  Al mover la mano la pasó lentamente, noté como se aliviaba el peso en el vientre pero pasó rasa y me rozó la polla que estaba en una semi erección, noté como se alejaba la mano, esperaba que se separaría de mi quitándome la teta de mi brazo, era lo único que me quedaba de su contacto pero su mano volvió otra vez y pasó rozando mi polla como antes.  
                                                  Me di cuenta  cómo levantaba la cabeza para mirar si estaba despierto pero yo “dormía” profundamente, la pasó varias veces, sólo rozándola, hasta que la posó sobre mi pene, en principio únicamente la dejó caer, imagino que lo haría por si me despertaba y disimular pero ante mis ronquidos sus dedos se fueron adaptando al contorno de mi diámetro y la rodeó un momento, sentía el calor en su mano y le supo a poco, cuando aflojó sus dedos pensé que ya había terminado la exploración pero después sus dedos pasaron por debajo de elástico de mi bóxer, hizo hueco para no rozarme y cuando estuvo sobre ella la bajó y la cogió piel sobre piel, en mi brazo sentí su pezón endurecerse y mi capullo lo imitó, con la mano cerrada sobre él me retiró el prepucio y agarró al capullo como si se lo fueran a quitar, yo estaba incómodo, el bóxer me segaba la cintura y el brazo se me dormía de la mala postura y me moví, ella se quedó inmóvil pero no soltó la polla, simplemente aflojó la presión, yo levanté un poco el culo y ella aprovechó para bajarme la goma de la cintura, ya con la polla fuera se incorporó sobre mí, quería verla de cerca a la luz de la luna, el tirante de su camiseta seguía colgando y la teta seguía al descubierto, pasó sobre mi cara y la pude ver a centímetros de mis ojos mi lengua casi la alcanzaba pero preferí esperar.
                                                  Dora estaba pendiente de mis “ronquidos” y yo los prodigaba, ya con los ojos abiertos pues el cuerpo de Dora estaba sobre el mío de espaldas, se ocupaba de cogerme la polla y bajarme la piel y subirla, el glande se tensaba y el frenillo lo hacía deformarse, la chica lo olió, no debió disgustarle porque en un momento noté el calor y la humedad de su lengua, ahora mi mano estaba libre para todo, fuera de la visión de Dora podía ponerla donde quisiera pero ante el miedo de que todo se fuera al traste esperé nuevamente.
                                                  La morena iba pasando temerosamente la lengua cada vez con más confianza, yo no dejaba de roncar y estirarme para facilitar que me quitara el calzoncillo, ella en el momento que notaba que quedaba holgado lo iba bajando, ya los tenía en los tobillos cuando separé las rodillas y dejé los huevos a su disposición, la otra mano se ocupó de ellos, a la vez que una me masajeaba los huevos la otra recorría apretando el glande.
                                                  Ya no podía aguantar más, si seguía así iba a eyacular de un momento a otro y no era mi intención, decidí hacerle su mismo juego y después de un ronquido propio de un oso moví el brazo y lo dejé entre sus piernas, ella, en un movimiento instintivo, las cerró y me atrapó los dedos pero al dejarlos inertes fue aflojando, mis dedos “muertos” se colaron entre sus nalgas, ella dudaba si cerrar el culo o abrirlo y dejarme pasar, optó por lo último y mis dedos resbalaron entre los labios del coño, una maraña de pelo negro se escapaba por la ingle de las bragas y en ellos se me enredaron los dedos, notaba el calor que salía de su vagina, estaba mojada y ya empezaba a manar jugos, cuando mis dedos “resbalaron” hasta el clítoris, allí se quedaron pues Dora volvió a cerrar las piernas, en las yemas de mis dedos notaba como se endurecía el botón mágico y yo con lentitud le iba rozando el prepucio, para su pequeño tamaño tuvo una gran erección y raspaba mis dedos con su dureza.
                                                  Yo seguía durmiendo afanosamente, Dora ya no se ocupaba de nada más que de mi polla que mirando al techo subía y bajaba con su mano a la vez que sujetaba los huevos, involuntariamente o por lo menos inconscientemente iba separando las piernas y los camales de las bragas le quedaban huecos, mi mano entró completa ya no había obstáculo alguno, los labios abiertos dejaban paso libre pero preferí hacer un “ataque” combinado, con mi otra mano atrapé la teta que colgaba a la vez que metía dos dedos en la vagina, el efecto lo sentí en mi polla que de momento notó el calor y la humedad de su paladar, mis manos me pedían más, ya no me bastaba con una teta, quería las dos y el coño en la boca.  Cuando estiré las bragas para quitárselas ella ladeó un poco el cuerpo y dejó que pasaran por sus piernas, le di una palmada en el culo y supo que quería que pasara una pierna sobre mi dejándose caer con el coño sobre mi boca, ahora con las dos tetas cogidas se quitó la camiseta indiscreta y quedó desnuda sobre mí, se abrazó a mis muslos y apoyando la cara sobre mi polla se corrió, fue un orgasmo callado como si yo siguiera durmiendo y no quisiera despertarme.
                                                  Rodó sobre mi entre calladas convulsiones y fui yo quien me di la vuelta poniéndome en su nivel, sus ojos negros brillaban en la noche y su boca carnosa me llamaba, sin dejar de mirarnos subí sobre ella, separó las rodillas y me acomodé, se abrazó a mi cuello cuando le puse la polla en la entrada de la vagina levantó la cadera y ella misma se la metió hasta la mitad, me dejé caer y acabé de entrar hasta adentro de Dora, ella empezó a sollozar, me pedía perdón y a la vez me daba las gracias, hacía mucho tiempo que no estaba con un hombre y no había podido resistirlo, se avergonzaba de su atrevimiento pero a la vez me decía que nunca se había sentido tan llena de hombre. 
                                                  Yo estaba muy feliz, me gustaba aquella chica morena, tenía un coño estrecho y entraba con cierta dificultad pero ella lo agradecía más todavía, gemía con cada golpe de cadera pero me clavaba las uñas en la espalda al sentirme presionar el útero, se volvió a correr llorando de felicidad, yo me sentía bien por hacerla feliz, seguramente la vida de la chica había sido un calvario hasta ahora, le había tocado un hombre egoísta que a la primera dificultad la había dejado con el problema pero ese problema se había convertido en su meta en la vida, su hija preciosa.
                                                  Ahora era ella la que quería sentirse mujer se movió debajo de mi y se puso de rodillas sobre el colchón, la luna era testigo de todo, el culo elevado, la cintura baja, las tetas colgando rozando la sábana y su frase lapidaria.

Pepe hazme lo que gustes.
Dora no quiero que pienses que me quiero aprovechar de tu momento de flaqueza.
No es flaqueza Pepe, quiero que me cojas como lo que eres, un hombre de verdad, lo que he conocido hasta ahora no tiene nombre, hazme feliz como seguro sabes hacerlo.

                                                  No me tuvo que decir más, las nalgas de la chica, aun con su piel morena, resplandecían en la oscuridad iluminadas por la luna, la mata de pelo que le nacía desde el ombligo con una raya hasta el triángulo del pubis y a lo largo y ancho de la ingle le llegaba hasta rodearle el culo, separé los labios menores que tenía muy desarrollados, el interior rosado palpitaba llamándome y metí la polla despacio pero de una vez, el borde de mi capullo iba pulsando cada pliegue de su vagina y ella suspiraba con cada centímetro que engullía, cuando la tenía toda adentro me acerqué sobre su espalda y le dije al oído como si no quisiera que se enterara nadie más.

Dora me gustaría meterla en tu culo.
Pepe, te he dicho que lo que gustes…

                                                  No me daba ninguna duda, le iba a preguntar si lo había hecho antes, podía ser que sí o que no pero me propuse hacerlo con la mayor maestría, le eché un buen salivazo que se quedó enredado en el vello que rodeaba su ano, tuve que hacer acopio de más saliva y apuntar mejor, esta vez cayó en el centro y con la polla lo repartí.  Dora no decía nada estaba dispuesta a todo, yo no sabía si actuar demasiado suave o lanzarme como me estaba apeteciendo, me decidí por el modo intermedio, fui presionando el glande, se deformaba con la presión en el ano de la chica sin dilatar, ella callaba pero respiraba fuerte, yo dudaba en volver a preguntar y quedar como un imbécil, no dejé de presionar hasta que el glande desapareció en el ano de Dora, el esfínter estrangulaba el frenillo de mi polla y decidí seguir a mi manera, dos golpes y a fondo.
                                                  Dora gimió y fue un gemido de dolor y de alegría, notarme adentro llenándola de mi polla la hacía feliz y aunque había pagado un precio ya lo había olvidado, ahora tocaba disfrutarlo.

Movete Pepe cógeme el orto, partime el culo o como quieras decirlo pero hazlo.

                                                  Me eché sobre su espalda y la empujé hasta tumbarla sobre la sábana boca abajo, le cogí las tetas y sin sacarla de su culo le estuve metiendo la polla hasta que me corrí adentro, estuve quieto sobre ella hasta que mi polla se salió sola sin fuerza.

Dora me habría gustado darte otro orgasmo por el culo.
Me lo diste pero no te dije nada para que fuera tu momento, me has hecho muy feliz, has sido el primero en mi cola.
Me siento muy honrado pero te tengo que confesar una cosa.
¿Qué cosa?
Que tienes un cuerpo precioso y me he quedado con ganas de disfrutarlo y hacerte disfrutar a ti.
Yo también te tengo que confesar una cosa.
¿Cuál?
Que no me atrevía a pedírtelo pero me gustaría seguir cogiendo contigo, eres mayor que yo pero nunca había tenido un hombre adentro como tú, me haces sentir mujer y hembra a la vez.

                                                  No le dije nada, ya lo había dicho ella todo y me tumbé boca arriba, ella creía que me quería imponer pero, al ver que le ofrecía el mando a ella, saltó sobre mi alegre como una chiquilla, me dio un beso, nunca había probado un beso al estilo quechua pero me encantó y me ofreció sus tetas antes de meterse la polla en su coño, yo le acariciaba el clítoris y ella se corrió pero no dejó de cabalgar, me dio la impresión que era la primera vez que tomaba las riendas de la follada, disfrutó lo que quiso y más, se movió, se retorció y buscó los sitios donde mi polla le daba más placer, hasta ahora nadie le había llegado donde yo llegaba y ella tenía un orgasmo tras otro, agotada cayó sobre mí, sus tetas se pegaron sudadas en mi pecho, los pezones le dolían de duros que los tenía pero aún así me los ofreció para que los mordiera.

Pepe, te quiero agradecer lo que has hecho por mí, nunca había cabalgado a un hombre pero te tengo que pedir un favor…
Lo que quieras Dora.
Quiero beberme tu leche.
Es toda tuya, sírvete.

                                                  La chica se tumbó boca arriba, cuando fui a metérsela otra vez ella me tiró hacia arriba y cuando tenía la polla sobre sus tetas la atrapó entre ellas, se perdía escondida y sólo asomaba el capullo cuando subía, era una lujuria desatada ver mi polla entre aquellas tetas morenas aplastadas para que pudiera gozarlas, cuando me iba a correr me subí hasta su cara, en su boca desapareció mi polla pero sólo el capullo, Dora degustó con placer cada chorro de leche que le llenaba el paladar, no dejo ni rastro, lamió y chupó hasta el último vestigio de semen, caímos agotados, sudados y oliendo a sexo pero satisfechos, mirando los dos al techo oscuro me dijo.

¿Ves como ha sido un acierto que te quedaras a dormir aquí?
Sí pero no en el sofá, jajaja.

                                                  Dormimos lo poco que quedaba de noche abrazados, ya no se movió de entre mis brazos, estaba sosegada y ronroneaba como un gatito, por la mañana me despertó el sol en la cara.  Dora no estaba me había dejado una nota, se había ido con un vecino a la escuela y que volvería a la hora de comer, busqué algo que desayunar y sólo encontré leche y unas galletas, al salir al patio se me cayó el alma al suelo, el vallado estaba roto lleno de broza por todos lados, no parecía aquello una casa era un solar en derribo, busqué en un cobertizo en desuso y encontré alguna herramienta, me puse a poner orden, encontré hasta un saco de cemento y con unas tejas y ladrillos le hice una casita para un perro, imaginé que a su hija le haría ilusión, allí solas no le vendría mal un guardián, le pinté con restos de pintura la entrada de la calle y ordené la pila de cajas de la mudanza, le monté la cama de la niña en la otra habitación, sólo le faltaba poner las sábanas para dormir, lo único que encontré bebible era una cerveza en la nevera y la confisqué por los trabajos realizados.
                                                  Me senté a la sombra de un sauce que había en el patio y esperé, al oír el clásico ruido del Volkswagen esperé para ver la reacción de Dora, al bajar de su destartalado coche se asomó a la verja de entrada, yo que esperaba alegría me decepcioné, la chica se puso a llorar desconsoladamente, tuve que ir a buscarla y ayudarle a entrar en su casa, cuando se le pasó la llantina salió y hizo una inspección por todo lo que le había hecho, al ver la casa del perro se me abrazó y me dio un beso en la boca que espero que los vecinos no nos vieran porque habrían babeado de envidia, me cogió de la mano no cerró ni el capot del coche y me llevó a su habitación, yo le iba a enseñar la otra que ya había preparado pero ella no la miró, me lanzó sobre la cama y se subió sobre mí a la vez que se desnudaba, era la primera vez que le veía las tetas de día con todo detalle y me encantaron igual que de noche. 
                                                  Me bajó los pantalones y el bóxer, la polla ya estaba apuntando a la lámpara del techo y ella se quitó el vestido y las bragas, se horcajó sobre mí y me enseñó la obra de arte, se había depilado el coño totalmente, se agachó para que viera que hasta el culo tenía tan suave como un bebé y sin dudarlo se dejó caer sobre mi polla, se la clavó sin misericordia, le dolió por lo estrecha que era pero no lo lamentó, saltó sobre mí lo que quiso y cuando se cansó se dio media vuelta dándome la espalda, se volvió a sentar pero esta vez se metió la polla en su culo, le costó pero entró y suspiró de gozo, fue el mejor agradecimiento que podía hacerme, se corrió una o dos veces y cuando tenía el culo chorreando leche se arrodilló entre mis piernas y me comió la polla hasta ponérmela dura y sacarme el resto de leche que me quedaba.
                                                  Quedé exhausto, me tumbé en la cama con las piernas colgando cuando sonó mi teléfono, Dora me lo alargó, era Javier que me decía que se le había complicado la cosa y que no podía venir a por mí, que iría directamente a Tucumán, que buscara medio de trasporte y nos encontraríamos allí, yo le dije a todo que sí como un buen padre y colgué, al decírselo a Dora se quedó pensativa por un momento.

¿Sabes una cosa?  Me alegro, te voy a enseñar Jujuy, te va a encantar.
¿Y no es mejor que nos quedemos cogiendo?
Que loco que eres, acabamos de coger como diablos y quieres más, no te preocupes tendrás más, jajaja.

                                                  Comimos, ahora sí que había traído comida de verdad y en abundancia,  yo me las prometía felices porque suponía que haríamos la siesta y follaríamos toda la tarde pero ella recogió la mesa y se puso unos pantalones vaqueros y una blusa, salió al patio y me llamó.

¿Qué esperas, nos vamos a ver cosas?
Voy, espera un momento al viejo, jajaja.

                                                  Dora me esperaba al lado del coche me dijo.

¿Quieres conducir tú? o te fías de una mujer.
Me encanta las mujeres que conducen y… las que cabalgan.

                                                  La risa de la chica era encantadora, había cambiado un cien por cien en unas horas, me llevó rauda por aquellos caminos hasta la carretera al lado el río Reyes me llevó a unas termas, un lago precioso rodeado de montañas cubiertas de vegetación, la chica conducía con agilidad, su coche la conocía y ella a él, la avería sólo había sido un cable de masa de la batería, nada importante y funcionaba como el primer día, según ella claro.  Luego me dijo que me iba a enseñar lo contrario, la Garganta del Diablo, me acordé de la follada que le di a Herta en Iguazú en un sitio similar pero Dora me guardaba una sorpresa, siguió para Tilcara dirección norte cara a los Andes, unas montañas totalmente peladas sin una hierba se presentaban delante de nosotros, por una carretera mal llamada porque era un camino de tierra con el ancho de un sólo coche rodeaba las lomas peladas, era una temeridad, al lado de aquellos precipicios pero Dora iba a la misma velocidad que por una carretera normal, yo me imaginaba si aparecía otro coche por delante y menos un camión porque suponía que por allí no cabrían, cuando una motocicleta apareció de la nada faltó un milímetro para no chocar, el muchacho se pegó a la pared y Dora a la orilla del precipicio, y se cruzaron como si nada hubiera pasado, yo hundido en mi asiento rogaba que llegáramos a un sitio con mucha vegetación fuentes y lagos pero de momento en una explanada que hacía el camino frenó a la sombra de la montaña.

Ya hemos llegado, esto es la Garganta del Diablo.
¿Dónde está?
Acércate a la orilla y mira hacia abajo, aquí viene mucha gente para ver el precipicio sin fondo.

                                                  Lo hice por no quedar como un cobarde pero lo pasé mal, el precipicio era insondable y no tenía fin, cuando volví al coche en el asiento me esperaba Dora, me senté a su lado alabando la majestuosidad del cañón pero ella en cambio me enseñó el sujetador que llevaba en la mano, se lo quise quitar pero ella me dijo…

Todo lo más que te dejo es mirar.

                                                  Levantó la blusa y dejó las dos tetas al aire frente al volante, se inclinó sobre la palanca del cambio y pude chuparlas, le lamí las dos hasta las axilas y mi mano buscaba el cinturón del pantalón.

El resto en casa, la cama nos espera.

                                                  Me tuve que conformar, quizás en otro entorno con árboles, sombras y soledad la habría follado allí mismo pero en medio del monte pelado y desierto comprendí que su cama era especial.
                                                  Como broma le enseñé la habitación que había preparado para mí esta noche, ella me besó pero me llevó hacia la suya, ya no volví a ver la camiseta de los tirantes finos, se acostó desnuda y sobre la sábana me esperó, ya no estábamos cada uno en una orilla ahora ella se puso en todo el medio con las piernas y brazos abiertos esperándome, al lado de mi cuerpo escuálido el suyo era una escultura de caoba, me rodeó con sus brazos y piernas y no me soltó hasta notarme dentro de ella, había aprendido y se había provisto de crema suavizante, la polla ahora discurría por su vagina suavemente y al poco de meterla se corrió, me quedé sorprendido porque todavía no había empezado la acción realmente pero estaba muy sensible, quiso que fuera yo quien tomara la iniciativa y quise probar su coño depilado, en el pueblo, según me confesó luego, se extraño la esteticista de por qué quería depilarse toda, le puso toda clase de impedimentos, que iba a tener picores, que se le iba a infectar algún pelo, que se iba a irritar la piel pero ella callaba pensando las lamidas que ahora le estaba dando, mi lengua en directo sobre su piel morena le hacía vibrar a cada pasada y eso no lo conocía la esteticista, quizá algún día se lo contaría, le chupé y lamí desde el pubis hasta la rabadilla y al llegar a los labios tan desarrollados de su vagina volvió a correrse, era un manantial de jugos, me habría propuesto correrme en su coño pero no quería ensombrecer los recuerdos de Dora y me reservé para el final.
                                                  Dora estaba desatada, ella misma se daba la vuelta para que le metiera la polla a lo perrito, se agachaba para que le entrara más al fondo y sentirme más, levantaba las piernas sobre la cabeza para dejarme el coño y el culo a mi elección, hacía posturas que ella misma ignoraba, su cuerpo ardiente se lo pedía y me lo ofrecía, la follé de todas formas, la luna seguía iluminando pero ella prefirió dejar la luz encendida, quería ver como gozaba yo y ver mi polla entrar en su coño, había localizado su espejo y lo había llevado a su habitación, podía ver cómo entraba mi polla en su culo, se corría sólo con verlo hundirse bajo la presión de mi capullo, ya no sabía qué hacerme para verme feliz, yo también ponía todo mi interés porque la chica se lo merecía.

Quiero ver manar la leche de la polla.
Lo que gustes.

                                                  Nadie me había pedido algo así pero Dora era especial, me tumbé en la cama con las piernas colgando, ella de rodillas sobre un almohadón cogió la polla, la miraba adorándola y con una mano engrasada la recorría hasta abajo y la otra detrás la seguía el capullo tirante a todas horas abría la boca como un pez en su agonía, no la chupó ni la mamó sólo la acarició hasta que empecé a palpitar y un chorro de leche  salió disparado hacia ella, no cerró ni los ojos, la leche espesa se le quedó enganchada en las pestañas y las cejas, el pelo blanqueaba de leche y las tetas lagrimeaban de manchas blancas, yo esperaba que estaría satisfecha del espectáculo pero lamió y chupó toda la leche que había salido, hasta pudo lamerse los pezones para limpiárselos de semen.
                                                  Nos tendimos uno al lado del otro y de momento se incorporó sobre mí, las tetas caían sobre mi pecho, notaba sus pezones todavía duros como piedras de río.

Pepe, he pensado algo, mañana podíamos ir a Salta a casa de mi hermana, recogería a mi hija y de paso te dejo ahí, así no tiene que buscar un colectivo ni nada.
Me parece perfecto, mi hijo pasará a recogerme allí.
Me alegro que te guste, ¿qué te parece si dormimos un rato?  Mañana nos levantaremos temprano o, si prefieres, seguimos cogiendo…
Me gusta la idea de dormir un rato.
Muy bien, hasta mañana Pepe.
Hasta mañana Dora.

Continuará.
Agradezco sus valoraciones y comentarios.
Gracias.

0 comentarios - Viaje de jubilado a la argentina 39