Era la primer idea de dos cerebros aun adormecidos.
Más que una idea, era la necesidad de supervivencia de dos cuerpos.
Sin abrir los ojos, sin importarnos nuestro aliento
nos buscábamos hasta encontrarnos, aunque hubiéramos pasado la noche juntos.
Nos resultaba imperioso algo más.
Sin decir palabra ni movernos demasiado, solo lo justo hasta llegar a conectarnos.
Era la danza de caderas de cada amanecer, que se buscaban como agua en el desierto.
Solo quería tenerte adentro, bien adentro,
aunque mi concha aun estuviera cerrada y apenas comenzándose a mojar adentro,
de frente abriendo las piernas para recibirte, o de costado dándote la espalda,
solo quería sentirte entrar…
No hacía falta verbalizar ningún acuerdo, nos entendíamos bastante,
vos te movías hacia mí, me hacías sentir tu pija recién endurecida, tibia.
Me gustaba esa búsqueda y más aun ese encuentro,
ese choque de sexos secos, recién despertados, esa fricción por entrar en mí,
por abrirme la concha y adentrarte… sentir tu verga descubrir su glande al penetrarme.
Deliciosa combinación de lo áspero y lo mojado,
mágico deslizamiento hacia mi interior,
con tu suave fuerza llevándote, trayéndote, bien dentro
donde todo era calor y humedad y ganas y alegría.
Movimientos suaves, cuerpos complementádose, saciándose,
no había habido dedos ni bocas instantes antes,dormíamos,
era cada mañana como estrenarnos en el papel principal,
bailando un ritmo que iba cobrando intensidad a medida que abríamos los ojos, los besos, ylas manos.
Lo mojado comenzaba a manar desde nuestro interno encuentro hacia el exterior,
ahora sentíamos mojarse todo lo demás,
y las miradas y los gemidos, y las primeras palabras
iban marcando el ritmo de un orgasmo que nos terminaría de despertar.
Más que una idea, era la necesidad de supervivencia de dos cuerpos.
Sin abrir los ojos, sin importarnos nuestro aliento
nos buscábamos hasta encontrarnos, aunque hubiéramos pasado la noche juntos.
Nos resultaba imperioso algo más.
Sin decir palabra ni movernos demasiado, solo lo justo hasta llegar a conectarnos.
Era la danza de caderas de cada amanecer, que se buscaban como agua en el desierto.
Solo quería tenerte adentro, bien adentro,
aunque mi concha aun estuviera cerrada y apenas comenzándose a mojar adentro,
de frente abriendo las piernas para recibirte, o de costado dándote la espalda,
solo quería sentirte entrar…
No hacía falta verbalizar ningún acuerdo, nos entendíamos bastante,
vos te movías hacia mí, me hacías sentir tu pija recién endurecida, tibia.
Me gustaba esa búsqueda y más aun ese encuentro,
ese choque de sexos secos, recién despertados, esa fricción por entrar en mí,
por abrirme la concha y adentrarte… sentir tu verga descubrir su glande al penetrarme.
Deliciosa combinación de lo áspero y lo mojado,
mágico deslizamiento hacia mi interior,
con tu suave fuerza llevándote, trayéndote, bien dentro
donde todo era calor y humedad y ganas y alegría.
Movimientos suaves, cuerpos complementádose, saciándose,
no había habido dedos ni bocas instantes antes,dormíamos,
era cada mañana como estrenarnos en el papel principal,
bailando un ritmo que iba cobrando intensidad a medida que abríamos los ojos, los besos, ylas manos.
Lo mojado comenzaba a manar desde nuestro interno encuentro hacia el exterior,
ahora sentíamos mojarse todo lo demás,
y las miradas y los gemidos, y las primeras palabras
iban marcando el ritmo de un orgasmo que nos terminaría de despertar.
8 comentarios - Buenos días.
Excelentemente contado 😘