No podía creerlo…
No podía creer que nos habíamos permitido ese encuentro…
Que dormías al lado mío como si todo lo demás no importara,como si no hubiese mañana, ni responsabilidades…
Dormías profundamente y yo intentaba encajar nuevamente en mí,explicarme como había sucedido, algo tan lejano, tan prohibido, tan anulado, esquivado. Dormíasy yo no, y eso es mucho que decir… yo siempre caigo rendida a los sueños másexquisitos luego de encuentros sexuales lujuriosos y calientes.
Y no, no podía dormir, no sabía cómo iba a mirarte aldespertar, de que íbamos hablar o que teníamos que prometernos no decir, sobretodo luego que me pediste que me quedara, entre dormida, que ni loca ibas apermitir que me vaya a esa hora de la noche.
Te miraba en tu sueño profundo, tu espalda desnuda, tus peloslargos revueltos, la tranquilidad de turespirar…
Horas antes compartíamos la cena de despedida de año, como todos los años en tu casa… Estábamos todas, como siempre… alineación de planetas
La velada transcurrió como siempre risas, cerveza, charlas detodo un poco, si vos nos deleitaste contus verduras a la parrilla.
Se hacía de madrugada y la luna nos espiaba del tapial, lanoche nos susurraba con un suave viento el comienzo del verano, y disfrutábamosesa pausa de las responsabilidades queriendo, como cada encuentro que seextienda lo más posible…
… algunas ya se habían ido y me ofrecí a lavar los platos…Mientras estaba concentrada en mi labor no note que todas habían abandonado ala hora de la limpieza y que solo quedábamos nosotras… te acercaste por atrás míocomo susurrando, “deja” mañana termino yo. Gire mi cabeza sobre mi hombro paracontestar que ya terminaba y me sorprendí al ver lo cerca que estabas de mi cara, casi apoyada en mi hombro. Igual,como si nada, dije que ya terminaba, sonriendo.
-es tarde para quevuelvas a tu casa sola- mencionaste, con una expresión picara en tu cara.
Termine de acomodar el último plato y gire sobre mí, paraquedar enfrentada a vos y apoyarme en lamesada. -no tengo miedo.
-A qué? – dijiste acercándote nuevamente hacia mí.
-A nada respondí, mirándote a los ojos, sonriendo.
Mantuvimos la mirada varios segundos, tu cuerpo casi pegadoal mío, emanando una calentura que, aunque habíamos hecho el esfuerzo por añosno podíamos evitarla.
Adelante mi cara esos centímetros que restaban y te bese, llena de ovarios y temiendo un rechazoespontaneo…. Bendito alcohol que ayuda a desinhibirnos.
Fue un beso tímido, de improvisto, pero planeado por muchotiempo. Toque tus labios, los apreté y me aleje un poquito esperando unarespuesta. Dudaste unos segundos queparecieron siglos. Y por fin respondiste el beso, que se transformó en saliva ylenguas presentándose y conociéndose, por primera vez.
Todo tu cuerpo se balanceo sobre el mío, me abrazaste, pase mis manos por tu cintura ypresione más… la adrenalina y el éxtasis corrían por mi cuerpo, quería todo, queríamás, pero no podía permitirme pedirlo. No sé si vos podrías… si seguirías…
Agarraste con tu mano derecha un poco de mi cabello, memiraste fijamente y preguntaste si quería esto… Toda colorada (o así me sentía) dije que sí, rogué que sí, y me mordí ellabio.
Agarraste mi mano, y me llevaste a tu habitación. Yo temblaba, como si fuera mi primera vez…
Respire y me deje llevar… ya estábamos ahí, el lugar quequise por años.
Después fue cama, besos, sexo, placer… nos desnudamos entrebesos, empujándote lentamente entre pantalones a medio sacar, a la cama, estabaarriba tuyo, quería hacerte sentir placer, que sepas que no era una pendejaimprovisada, que sabía lo que hacía, que podía excitarte … y solo tenía estaoportunidad porque no iba haber otra. Estaba segura de eso.
Baje por tu cuello, con la lengua, hasta el medio de tustetas y lamí de abajo hacia arriba ahí. Agarre un pecho con cada mano paracentrarlos y los bese, les pase lalengua a cada pezón y luego los mordisquee. Suspirabas de placer. Seguí en direcciónhacia tu ombligo con mi lengua, lo rodee, y llegue hasta tu culotte. Lo tomecon los dientes y me agarraste la cabeza, -no tenes que hacerlo. Yo solo dije, quiero. Lo bajecon una de mis manos y me hundí en la mágicaaventura de chupártela. Primero milengua tímida buscaba tu clítoris, al encontrarlo lo lamia suavemente y luegorealizaba presión, comencé a usar mis labios, te chupaba con toda la boca, habíascomenzado a retorcerte de placer. Afloje con la presión y bese la parteinterior de tus piernas, mientras te acariciaba con mis dedos los labiosinferiores. Intente meter un dedo, pero agarraste mi pelo y me dijiste: -veni acá.Encima de ti de vuelta nos besamos… y en un movimiento estaba debajo de ti.
Me miraste, nos miramos. –no puedo seguir, no está buenoesto, no le puedo hacer esto a Camila, vos sabes.
Mi cara se desfiguro seguramente, me bajaste de un hondazo,pero no te corrías de arriba mío, y tus labios casi tocaban los míos.
Mi respuesta fue: si no queres seguir no seguimos, pero lohecho, hecho esta. Y pase mi lengua por mi labio superior. Me miraste fijamenteunos segundos, mientras me mordía el labio inferior, pasaste tu dedo índice pormis labios húmedos y yo me lo metí en la boca, chupándolo como un chupetín. No podíamos parar… me besaste de nuevo… soloesta vez, dijiste. Yo sonreí.
Y me cogiste como eso, la última vez, porque no se pareció ennada a una primera vez…
7 comentarios - Ten cuidado con lo que pides al universo.
Primeras y últimas veces... esas ventanitas con la luz encendida en la oscuridad de un edificio grande como una ciudad triste...
Bello relato, brilla.
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