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Recién casados perdidos en una isla de indígenas 3

Tino se despertó sobresaltado, casi dando un bote, no tenía muy claro si lo que había pasado había sido un sueño o si era realidad. Cuando se le aclaró la vista y vio donde estaba se percató de que de sueño nada de nada. Sentado al borde de la cama su mente comenzó a despertarse también y en pocos segundos esta se percató de que estaba extrañando a alguien. Ese alguien era Sara, su recién estrenada esposa.

Tino también se percató de que estaba desnudo, completamente en cueros; se levantó despacio mirando a la cama donde dormían las dos jovencitas y el hombre enorme, intentando ni respirar, empezó a buscar su bañador, pero a los pocos minutos lo dio por perdido. Se encaminó hacia la entrada de la choza y asomó la cabeza. Debía de ser muy temprano ya que la plaza central estaba desierta y no se oía ni un alma. El silencio era roto por el canto de pájaros y el sonido acariciando las hojas de las palmeras.

Salió despacio, como queriendo ser invisible a los ojos de nadie, caminando ridículamente comenzó a escuchar en las puertas de las casas colindantes. Estas no eran más que cortezas de árboles con lo cual cuando se desesperó por no escuchar nada, se atrevió a mirar dentro, cual 007, se había convertido en un espía de lo más efectivo. Las familias dormían en sus camas, familias numerosas, de dos, ancianos, jóvenes, la tribu tenía la demografía más típica del mundo, aunque estuviera lejos de el. Sus manos dejaron de tapar ridículamente su entrepierna cuando se percató de que todos en las chozas estaban desnudos. Quizás si el no lo fuera, sí llamaría la atención. Se relajó un poco más, la soledad y el silencio le acompañaban y esto hizo que ahora caminara con total normalidad y no como un simio.

En la décima casa que miró vio a dos chicas despiertas y hablando entre si que, por culpa de su sombra, le descubrieron al segundo. Una de ellas se levantó y hablándole en ese idioma extraño le invitó a pasar. Él comenzó a recular, pero la mano de la chica se adelantó y el miedo a que su voz despertara a más habitantes hizo a Tino ceder y en un santiamén se encontró dentro de la choza. Esta era pequeña comparada con la del jefe, un reducido espacio central, una cama a la derecha y dos taburetes bajos a la derecha. La chica le sentó en uno de los taburetes, las rodillas de Tino le llegaban casi hasta su mandíbula. Este se sentía muy ridículo con todo su "paquete" colgando al aire.

Las dos chicas sentadas delante de el, empiezan a hablar entre si, bajito, casi susurrando. Tino se fija en ellas por primera vez detalladamente. Son hermanas, son casi idénticas, muy morenas de piel, pelo negro brillante y bastante largo. La mayor debe de rondar los 20, sus tetas son bonitas, firmes, grandes y con el pezón negro; la otra, Tino no le pone más de 18, está casi terminando su pubertad, tiene los pechos pequeños pero ya formados, delgada, recién hecha mujer. Las observa y justo cuando ellas dejan de hablar entre si, también comienzan a explorarlo con la vista.


Recién casados perdidos en una isla de indígenas 3
En un esfuerzo por conseguir encontrar a su esposa Tino se anima y trata de hacerles entender si la han visto. Se pone de pie y trata de explicar mediante gestos y palabras sueltas si han visto a su chica. Se señala los ojos, acaricia su piel para hacerles ver que es de ese color... las chicas se ríen sin entender nada... o eso parece. La joven se adelanta y se arrodilla delante de Tino.

Le comienza a hablar como si Tino entendiera lo que le dice, este niega con la cabeza ya con un gesto mezcla de desesperación y nerviosismo. La niña sonriente se apoya en las rodillas del chico cuando ve que este hunde la cabeza en sus manos. Justo cuando nuestro amigo va a levantarse la chiquilla hace fuerza y se lo impide. Tino, sorprendido, vuelve a sentarse en el taburete. La hermana mayor se levanta y se encamina hacia el. Ambas sonríen picaramente cuando le abren las piernas y ven su depilada entrepierna.

Tino trata de cerrar las rodillas, pero cuatro manos tirando de ellas son más fuertes. Quiere levantarse pero ellas empiezan a reír más alto y a decirle no-sé-qué. Tino escucha ruidos fuera de la cabaña y teme que entre alguien, que lo vea con las dos jóvenes y que piense cosas que no son. La mentalidad de occidente se impone. Tino se sienta y las chicas vuelven a abrir sus piernas mientras siguen sonriendo señalando su depilada verga.



Recién casados perdidos en una isla de indígenas 3
La mayor acerca su mano y le da un suave golpecito con su dedo. Tino responde con un respingo hacia atrás, las chica se ríen a carcajada limpia. Tino vuelve a temer que entre alguien y que lo descubra siendo tocado por una menor y su hermana. Ahora la pequeña acerca su mano, mordiéndose el labio, impaciente y toca los genitales del chico... que ya no da respingo alguno.

Las chicas vuelve a reír. Ahora las dos acercan sus manos, y en un segundo Tino tiene en su entrepierna cuatro manos tocándola suavemente. La polla del chico comienza a aumentar de tamaño, él realmente no quiere y trata de zafarse, pero ellas siguen tocando, palpando, incluso estirando su picha y huevos. Su falta de vello les llama poderosamente su atención. La polla de Tino ya esta más que grande y las chicas se percatan de ello.

Como hemos observado en la tribu no son muy dados a dejar escapar oportunidades sexuales y sucede lo que tiene que suceder... pero no de quien esperamos.

La adolescente agarra la polla de Tino con fuerza y separando las manos de su hermana se lanza a un ataque frontal y bastante húmedo. En un abrir y cerrar de ojos, Tino se encuentra con la cara de la niña pegada a su entrepierna y con la polla dentro de su pequeña boca. Al contrario de los toquetéos previos, la boca de la joven no es nada suave, mama y mama sin pensarlo, como si tuviera mucha hambre y sed. Su pequeñas manos apoyadas en las piernas de Tino hacen de sujeción para sus impulsos mamarios. Tino levanta la vista para ver donde está su hermana mayor y la ve ya sentada en la cama, con las piernas abiertas y masturbándose lentamente viendo la escena.... y con un "no sabes donde te has metido" dibujado en su sonrisa.



Recién casados perdidos en una isla de indígenas 3
La pequeña no para, Tino siente que se le va la vida por la polla y que esta acaba en la boca de su pequeña amante salvaje. Esta de vez en cuando abre los ojos y lo mira, sonríe con una mueca graciosa debido a lo que tiene en la boca, y lo que tiene en la boca ya es bastante grande, caliente y húmedo.

Tino se relaja un poco más, cierra los ojos y siente todo el placer que le da la joven chupona. Podemos asegurar que no era la primera vez que esa jovencita chupa la entrepierna de un hombre.

De repente la joven para y de un salto se incorpora, toma a Tino por la mano y lo lleva casi a rastras a la cama. La hermana se echa a un lado y la pequeña obliga a Tino a tumbarse boca arriba. El mástil de nuestro amigo está mas que enorme. La niña vuelve a llevárselo a la boca y escalando agilmente logra colocarse encima de el, con su polla en la boca y con el coño colocado estrategicamente en la cara de Tino.
Este trata de escapar de esa entrepierna lampiña y caliente. Pero los movimientos de gata le impiden huir. Mientras ella se contonea con la polla en la boca, abre las piernas, mucho, mueve sus caderas y al final logra lo que desea: Tino abre su boca y comienza a comer del joven y dulce coño de su ninfa.



Recién casados perdidos en una isla de indígenas 3
Ahora el 69 es oficial, la niña chupa más, no para casi ni para respirar; su lengua y boca están acabando con todas las preocupaciones de Tino; su coño es dulce y nuestro hombre lo come, lame y chupa. Tino le separa las nalgas del culo para jugar con toda su entrepierna. La niña sigue retorciéndose como una gata en celo.
Su hermana se sigue masturbando sin perder detalle de lo que pasa a escasos centímetros de ella. Los gemidos se vuelven sordos con las dos bocas llenas de sexo.
La chiquilla comienza a mover más violentamente sus caderas, de un lado a otro, casi haciendo un ocho en el aire. Se estaba corriendo y Tino trataba por todos los medios de que su corrida no se le escapara.... dulce, sabrosa, caliente. Tino agarró con fuerza las nalgas de su amante y, metiendo la lengua hasta dentro, tragó todo el placer que le soltó la chiquilla, que gritaba con la polla de Tino aún dentro de su boca.

Y como había pasado anteriormente la niña paró súbitamente y de otro salto se coloca entre sus piernas, con el mástil muy húmedo y duro. Tino ha olvidado la moral occidental y el orgasmo de la niña le ha puesto cardíaco.
La chica se acerca a el a gatas, Tino piensa que se la va a volver a meter en la boca, pero no. Para su sorpresa la chica abre sus piernas encima de las de el y con la ayuda de su hermana, que toma el pene de Tino con la mano, se lo inserta en su joven y caliente coño, de un solo golpe. 



Recién casados perdidos en una isla de indígenas 3
La furia y sensualidad de la joven se hace patente una vez más; con Tino echado sobre la dura cama, con sus manos abiertas, sin saber que hacer, la chica le cabalga cual amazona salvaje, sube sus brazos, casi le hace daño al golpear sus glúteos con las piernas de Tino. Sus pequeñas tetas saltan ligeramente en cada embestida. Araña al hombre en el pecho, se mueve como una tigresa, hace círculos con su cuerpo, busca cada rincón de su coño con la polla de Tino. Este solo puede cerrar los ojos y disfrutar de uno de los mejores polvos que ha echado en su vida.

"No es virgen.... No es virgen..." se repite Tino a si mismo intentando auto exculparse.

No puede más, no puede más y se va a correr..... Y de nuevo el mismo movimiento. La pequeña gata salta de golpe y se baja de la cama. Su hermana lo está esperando de rodillas, justo delante de el. La imagen le recuerda a la que vio la noche anterior en la caseta del jefe: dos chicas de rodillas, esperando a que el se corra para beber su leche caliente.

Y así sucede.

Tino se sienta en el borde de la cama y las chicas comienzan a pajearlo mientras lamen y chupan su polla. De una se la pasan a la otra, agarrada por una mano de cada chica, lo pajean con verdadera devoción, mirando el glande y sin perder de vista los depilados huevos, que tocan y besan siempre que pueden. 



Recién casados perdidos en una isla de indígenas 3
Cada lametazo es un segundo menos en la cuenta atrás del despegue. A los pocos lametazos consiguen que Tino expulse todo su placer, blanco, caliente y dulce.
Los pechos de las chicas se comienzan a teñir de blanco, así como algunas partes de sus caras, la mayor rápidamente se adelanta a la joven y se mete de golpe la polla de Tino en la boca, sorbiendo las últimas gotas de semen. La joven, esta vez segunda, se lanza a lamer la leche de los pechos de su hermana. Cuando la mayor acaba con la picha del chico, mira a su hermanita y levantando su cabeza, comienza a lamer sus mejillas, bañadas en leche de Tino, para a continuación bajar hasta sus pequeños pechos y lamer la leche en ellos depositada.



Recién casados perdidos en una isla de indígenas 3
A Tino le vuelven las preocupaciones tan rápido como su polla baja de tamaño, ha sido "casi forzado" a tener sexo con una menor, muy menor, no encuentra a su mujer y cada vez se escucha más ruido de vida en el poblado.



Continuará...

1 comentarios - Recién casados perdidos en una isla de indígenas 3

Si-Nombre +1
Excelente muy bien lo importante es sobrevivir gracias por compartir
Ahora veamos que pasa con Sara????