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Viaje de un jubilado a la argentina 31

 Una mañana vino Carla muy contenta, había encontrado compañía en su piso de estudiante había alquilado una habitación y según ella estaba muy ilusionada, no dejaba de hablar del tema y la verdad es que me intrigó, la anterior compañera había marcado el carácter de la chica y cuando se fue sufrió bastante, esperaba que ahora no pasara lo mismo, me insistió mucho para que pasara por su casa y presentarme, al final fui y lo primero que hizo fue acompañarme a la habitación recién alquilada, cuando abrió la puerta me quedé clavado en el suelo, allí sólo había un chico, con muy buena apariencia, lo reconozco pero un chico, el joven muy amable se presentó y le estreché la mano, se notaba en su forma de saludar que era sincero y abierto, como persona me gustó pero como vecino de habitación de Carla… ya era diferente.

Hola, soy Toni el nuevo compañero de Carla, ¿usted es su padre?

                                                  Si me hubiera dado un puñetazo no me habría dolido tanto pero Carla salió en mi defensa rápidamente.

No, Pepe es mi mejor amigo, me cuida y me apoya en “todo”.

                                                  A mí la palabra “todo” me sonó a música celestial, me pareció que Carla le aclaraba que yo no era su padre precisamente sino que me ocupaba de ella en todo, eso me quitó el mal humor que se me había puesto con la preguntita sobre si era su padre.
A partir de ahí ya el chico y yo guardamos las armas de guerra y se mostró muy amable, yo me despedí con la tranquilidad de que ya sabía por dónde pisaba.
                                                  Carla me invitó a su habitación, me hizo sentarme en una silla y se sentó de lado sobre mis piernas, se abrazó a mí y me demostró que estaba muy contenta de no estar sola, yo no le dije nada de mis recelos respecto a que fuera un chico pues sabía que ella haría lo que quisiera y lo veía lógico pero solamente le dije que esperara a conocerlo mejor para confiar en él.  La chica cambió de conversación de repente.

¡No me has dicho nada!, ¿qué te parecieron mis tetas el otro día?
Es que no hemos tenido ocasión de hablar pero me encantaron, ya caben en la palma de la mano.
Sí, me han crecido bastante en pocos días pero estoy pensando el ponerme tetas, dos o tres tallas más, ¿qué te parece?
Pues… si te soy sincero prefiero que conserves las tuyas, son o deben ser deliciosas y perfectas y una operación siempre es una incógnita.
¿Deben?  ¿es que no quieres verlas?
Claro, ya sabes que me encantan pero no me atrevía a pedírtelo.

                                                  Carla se subió la camiseta, llevaba un sujetador ya sin relleno, ahora las tetas por lo menos eran suyas y abultaban lo suficiente para poderlas coger con toda la mano, les di un beso de bienvenida.

¿Sólo les das un beso?, esperaba algo más.

                                                  Me lancé a chuparlas y a tragarme los pezones, le hice hasta moratones en dos sitios, la chica gozaba de verme embelesado con su nueva talla y cambió de postura, se sentó sobre mis rodillas pero de frente, se dejó caer entre mis piernas apoyando su sexo sobre el mío que aun debajo de la ropa se notaba el calor que desprendía, se puso de pie con las piernas a los lados míos en mi silla y me ofreció las dos tetas a la vez, me dio tiempo a soltarme el cinturón y sacarme la polla, cuando se sentó otra vez se apartó las bragas a un lado y se dejó caer, suspiró y me rodeó con sus brazos, pegada a mi estuvo saltando despacio, cada vez que se hundía mi polla soltaba el aire de sus pulmones y cuando subía aspiraba, yo me centré en sus tetas, era mi homenaje a aquellas tiernas protuberancias que se deshacían entre mis labios.  
                                                  Carla aceleró sus saltos, a veces eran profundos o solamente lo justo para que no se le saliera el capullo pero cuando se corrió se hundió, como una niña se abrazó contra mi pecho y entre estremecimientos aguantó el orgasmo tanto tiempo esperado, cuando se levantó mi polla miraba al techo pero ella se dio la vuelta y se volvió a sentar de espaldas a mí, le cogí la teta por detrás y el clítoris con la otra mano, las curvas de sus caderas y su espalda me gustaban tanto como sus pechos y le estuve lamiendo la espalda por debajo de la nuca, apoyó sus manos en sus rodillas y siguió saltando hasta que se volvió a hundir en mí, con la cabeza hacia atrás, se volvió a correr y entonces la acompañé, tuvo que buscar un pañuelo de papel rápidamente porque mi leche y sus jugos le salían de la vagina a raudales.
                                                  Aún estuve más de una hora con ella, tumbados en la cama estuvimos hablando, le conté lo que había visto en el viaje mientras que nuestras manos no estaban quietas, le puse en la muñeca la pulsera que le había comprado un poco a escondidas en la tienda de regalos guaraní, le encantó y me dio un beso en la mejilla en agradecimiento, le habría gustado follar otra vez pero ya era tarde y me tuve que marchar, su despedida fue subirse la camiseta otra vez, junto a los pezones dos círculos morados firmaban mi visita.
                                                  Cuando mi hijo vino del trabajo traía una cara resplandeciente, las gestiones que había hecho en sus anteriores viajes habían dado sus frutos y ahora le llovían los pedidos y las felicitaciones, nos contó que iban a hacer una convención de empresa para premiar a los mejores profesionales, él siempre había ambicionado que le invitaran y por fin le habían entregado la invitación, era para la entrega de distinciones y sólo iban los más destacados, se iba a celebrar en Córdoba en el mejor hotel y la invitación era para dos personas.  Javier por supuesto contaba que le acompañaría Corina, además, le gustaría que viera cómo lo alababa todo el mundo también quería presumir de mujer con cualquier vestido de los que había lucido en Iguazú pero se llevó una decepción cuando Corina no demostró interés por pasar una noche agitada, saludando a personas que no conocía y siendo deseada por los hombres y criticada por las mujeres, además acabábamos de volver de Iguazú y estaba cansada para emprender otro viaje, yo también esperaba que fuera ella y me sorprendió que no quisiera ir, era una buena ocasión para lucirse y conocer gente.
                                                  Cuando Javier se giró a mí y me ofreció que fuera yo con él no me lo creí, yo no tenía ninguna vinculación con su empresa y aunque me gustaría verlo recibir un premio consideraba que estaría fuera de lugar, era completamente desconocido para todos pero acepté, mi mujer aunque decía que debía ir Corina sabía que a mí me hacía mucha ilusión estar acompañando a Javier, el viaje era en avión, la provincia de Córdoba estaba lejos de Buenos Aires en la llanura pampeana y más la capital, es la segunda ciudad de Argentina y por supuesto muy importante aunque con el poco tiempo que estaríamos allí… el plan parecía interesante y con el tiempo que teníamos no habría ocasión de ver casi nada pues estaríamos una noche solamente en el mejor hotel de Córdoba, según me contó vendrían a por nosotros al aeropuerto, debía de mandar nuestros datos con anterioridad y el sábado que salíamos fuimos en taxi al aeropuerto, en el trayecto mi hijo se fue sincerando conmigo.

Papá me alegro que vengas conmigo, además de viajar y con todo lujo vas a ver las fiestas que se organizan, realmente son muy pocos los que van acompañados por sus mujeres porque Corina tiene razón, en una noche así las mujeres sólo se dedican a criticarse y murmurar de todo y los hombre a mirar a las esposas de los compañeros, ha habido años que han surgido problemas porque alguna pareja ha descubierto que no todo era tan bueno entre ellos y acabaron riñendo o durmiendo en la cama de otra persona.
Pues vaya plan si hay tanta “política” por debajo de cuerda… menos mal que vamos juntos.
Eeeeeh, papá, que no vayan acompañados por sus mujeres no quiere decir que vayan solos, esta compañía piensa en todo y contrata a señoritas de gran clase con una educación y cultura exquisita, con idiomas y todo que acompañan a los directivos y hombres solos.
Eso está bien pero como vamos juntos…
Bueno… realmente he dado los datos de los dos por separado, he dicho que eres un directivo de la Patagonia, no creo que nadie te conozca y si te preguntan algo sales con evasivas y te largas del grupo.
Vaya apuro, en eso no había caído ¿entonces no estaremos en la misma habitación?
No estaría bien visto, nos quitaría categoría pero no te preocupes cuando lleguemos ya veremos.

                                                  Ya no hablamos más sobre el tema, me informó de la cantidad de actividades industriales de Córdoba, se fabricaban aviones, coches, tractores y toda clase de industria además tenía la Universidad más importante de Sudamérica, mientras nos aproximábamos vi el relieve de la ciudad, era bastante llana con alguna colina y pendientes, al fondo se veía la sierra Pampeana, la megafonía nos informó que nos preparáramos para aterrizar, yo estaba nervioso, esperaba que hubieran mandado un taxi para recogernos.
                                                  El aterrizaje fue perfecto y como no llevábamos más equipaje que unos maletines con los trajes y los objetos de aseo personal salimos de los primeros a la puerta de llegadas nacionales, como el avión era bastante grande e iba lleno había mucha gente esperando, muchos con letreros para identificarse, nosotros nos tuvimos que apartar porque iban saliendo todos incluso los que habían recogido las maletas y para nosotros no había ningún letrero.

Deben haber enviado un taxi y se habrá retrasado, esperaremos un momento.
Seguro porque esta empresa es muy seria y no comete fallos.

                                                  La gente se iba yendo  entre abrazos y bienvenidas, optamos por sentarnos en un banco en la sala de llegadas, ya no había nadie y nosotros nerviosos dispuestos a reclamar pero indecisos por no hacerse de notar.
                                                  Enfrente de nosotros habían dos chicas también esperando, nos extraño porque ya no se veían ni empleados del aeropuerto y no había ningún avión pendiente de llegar, ellas por lo menos no se aburrían, no paraban de cuchichear y reírse, nos miraban y eso todavía nos hacía sentir más ridículos, al fin una de ella se levantó y vino hacia nosotros, era una chica morena, muy morena con una melena rizada que le brillaba y se le movía al andar, tenía un tipo precioso con un vestido con un escote redondo y una falda con mucho vuelo, los zapatos eran de plataforma y con unos tacones de vértigo, según venía yo le iba haciendo la radiografía pero detrás de ella se levantó la otra chica, me llamó la atención la forma de levantarse, parecía que no terminaba nunca de ponerse de pie, se estiró el vestido estrecho que llevaba y siguió a la morena, la segunda chica era todo lo contrario, llevaba un pelo rubio casi blanco corto casi a lo chico, el vestido muy ceñido marcaba una figura estupenda y cuando alcanzó a la morena y se pusieron a la par vi la diferencia, llevaba también unos zapatos con tacón pero no tan exagerados como la morena pero aún así le sacaba la cabeza, la morena le llegaba al hombro, las dos sonriendo llegaron hasta nosotros y nos preguntaron.

¿Sois Javier y José?
Si, aquí Javier mi…compañero y yo soy José, mejor dicho Pepe para los amigos.
Nosotras somos Loreto y Gerta y venimos a recogerlos de parte de vuestra empresa.
¿Y porqué habéis esperado tanto?, ya hace rato que se marcharon todos.
Nos divertíamos viéndolos, sois tan diferentes, parecéis padre e hijo uno mayor y otro joven, estábamos fijándonos y eligiendo cual de nosotras acompañaría a cada uno, nos han nombrado acompañantes para todo este evento, estaremos siempre con ustedes.
Pues somos compañeros y claro lógicamente a mi me ha elegido Loreto la morena.
Pues no, a mí me gusta el joven, Gerta la rubia se irá con Pepe.
Pero si me lleva toda la cabeza y tú eres mucho más baja que Javier…
Eso no tiene importancia, ya lo iréis viendo.

 
                                                  Las chicas dieron media vuelta y se colgaron de nuestros brazos, al pasar por delante de un escaparate del Dutty Free vi la pareja que hacíamos, la rubia era un pedazo de hembra que me sobresalía mucho y con aquellos andares de modelo me empequeñecía, en cambio Javier llevaba a su lado a la morena que si bien tenía unas caderas de infarto la chica le llegaba al hombro con los tacones y todo, nos dirigieron a su coche, era un Mini sin capota, lo conducía Gerta y su cabeza sobresalía un poco del parabrisas, yo a su lado admiraba sus rodillas que aparecían bajo su vestido estrecho, detrás de nosotros Javier iba acompañado de la morena que apenas se veía sentada, llegamos al hotel, con todas las estrellas del firmamento, un mozo salió y nos recogió los maletines y la chica le dio las llaves del coche para que se lo aparcara, entramos y en recepción ya nos tenían preparadas las fichas de entrada listas para firmar, ya nos íbamos a despedir de las amables chicas cuando Gerta le dijo al botones.

A la habitación 214 y 215 por favor.

                                                  Yo pensé…  ¡Qué servicio más esmerado nos acompañan hasta la puerta…!  Pero no, el botones abrió y Gerta entró primero después yo y detrás de mí el botones que comprobó que todo estaba allí, al lado de mi maletín otro que resultó ser de Gerta.

Bienvenido a Córdoba Pepe, voy a cambiarme en un momento y si quieres te enseño un poco la ciudad.
Es que…  ¿Te vas a quedar aquí?
Claro, soy tu acompañante hasta que termine la convención.
Pero…  ¿Vas a dormir aquí, conmigo?
Por supuesto, bueno si no quieres… me iré a otra habitación, está todo pagado.
Oh, no quería decir eso, es que… no estaba bien informado…

 
                                                  Gerta entró en el baño con su maletín, yo esperé mirando por la ventana esperado que saliera con otro vestido pero cuando salió llevaba una toalla liada al cuerpo, el pelo recién secado resplandecía como si fuera de oro, en medio de la habitación se quitó la toalla y buscó el maletín.

Te lo has llevado al baño.
¡Ah sí, que distraída soy!

                                                  Casi me da un infarto, nunca jamás había visto una chica con un cuerpo tan perfecto, además de la altura que tenía todo ella era una escultura, los hombros, el cuello, las tetas, el vientre los muslos todo parecía cincelado por un escultor.

Eeeeh, Pepe, lo de salir a ver la ciudad sólo era una idea, si se te ocurre otra cosa sabes que estoy siempre a tu disposición.
Te agradezco la aclaración porque me pareces maravillosa pero ahora sólo me apetece admirarte, pareces irreal.
Jajaja, pues no, todo es de verdad puedes comprobarlo.

                                                  Me acerqué a ella sin tocarla, su cara era perfecta unos ojos grises claros sólo realzado por el maquillaje y unos pómulos sonrosados, la boca perfectamente delineada con un tono rosa suave y el mentón fino, ella estaba de pie quieta mientras yo extasiado me fijaba en sus tetas, parecían hechas con molde, las dos exactamente iguales, ligeramente de punta hacia arriba con unas areolas apenas rosadas y unos pezones finos y un poco abultados, no me lo creía debía haberse hecho la cirugía y esculpido el cuerpo, disimuladamente me fijé si tenía alguna cicatriz por pequeña que fuera.

No te calientes la cabeza es todo mío, la madre naturaleza.

                                                  Parece imposible, incluso no encontré ni una sola peca en su piel, bajé la mirada a su vientre, el ombligo redondo y perfecto y debajo de él un tatuaje de un corazón, era la única discordancia de tanta perfección, más abajo el pubis, por supuesto imaginaba que estaría depilado pero no lo parecía ni se notaba el vello, pasé el dedo hacia abajo su piel era suave pero al pasarlo hacia arriba esperaba que rascara como cuando me afeito yo, tampoco, era tan suave como el terciopelo, giré por detrás, al trasluz se le notaba el vello rubio que apenas cubría desde las caderas hasta las nalgas, brillaba como el oro reflejado por la luz de la ventana y volví al pubis, me fijé y no vi nada absolutamente, no tenía labios en el coño, no se le notaba ni la separación en el comienzo de los labios ni el clítoris ni nada.

Ya sé lo que buscas…

 
                                                  Gerta se tumbó en la cama y encogió las piernas separando las rodillas, me acerqué y entre la ingle no se notaban los labios, me tuve que fijar y sólo vi como si le hubieran hecho un corte perfecto con un bisturí, el corte seguía hasta atrás, no se le notaban labios menores ni mucho menos se le veía la entrada de la vagina, sólo un poco más atrás, un pequeño círculo como un botón de grande un tono más oscuro entre las nalgas y alrededor la piel tan clara como en su cara.

¿Complacido?
De no verlo no me lo creo, eres perfecta, pareces un maniquí de escaparate sin vestir, ahora creo en que los ángeles no tienes sexo.
Eso no es verdad y te lo voy a demostrar.

                                                  Me cogió de la solapa de la camisa y tiró de mi, caí sobre ella y me besó en la boca, tan tierna como una adolescente y tan dulce que parecía que se había comido un caramelo de anís, me despojó de la ropa en un momento y me dejó tumbado sobre la cama boca arriba me estuvo besando por todo el cuerpo y cuando llegó a la polla no la tocó, fue besándome alrededor pero mi polla crecía igual, cuando ya estaba vertical se subió encima de mi me cogió la manos y las llevó a sus tetas, ella apoyó las suyas en mis rodillas por curiosidad miré su entrepierna y vi que su sexo seguía cerrado con mi polla tocándole apenas, se dejó caer suavemente y mi capullo fue entrando poco a poco solamente forzando los labios justo para poder entrar, se metió toda mi polla sus labios seguía cerrados rodeando justo el diámetro de mi verga, daba la impresión de que ninguno de los dos tuviera sexo.
                                                  Esperaba un sexo salvaje pero miró al techo y yo sentí como mi miembro era masajeado dentro de ella como si una boca o una mano me estrujara dándome una mamada y una paja al mismo tiempo, yo lo único que movía eran mis dedos apretando las tetas con cuidado como si las fuera a romper, los pezones habían reaccionado y se quedaban enganchados entre mis dedos mientras mis dedos se hundían en la carne tierna.  Gerta apenas movía su cintura yo notaba como lubricaba pues la polla estaba tan suave y mojada que apenas me rozaba.  Cambió un poco de postura, pasó sus manos a mis tobillos y se levantó un poco de cintura, vi como mi polla iba saliendo llena de espuma blanca, el capullo lo tenía morado de la excitación que me había provocado con los músculos del suelo pélvico.
                                                  Separó las rodillas y se adelantó un poco, noté como mi glande se aplastaba en su inverosímil culo y poco a poco se hundía, frente a mi veía su coño había vuelto a su hermetismo inicial, apenas una leve humedad goteaba por su vagina, cuando ya tenía media polla incrustada en su culo se dejó caer y noté la suavidad sedosa de su recto, era una sensación de relax que me subía al cielo, me estaba haciendo una follada como nunca.
                                                  Yo no me tengo por egoísta y quise participar también, la chica estaba tan bien educada que apenas hice intención de incorporarse fue ella la que sacó mi polla de su culo y se tumbó sobre la sábana, yo me moría de curiosidad con aquel coño tan perfecto y me subí sobre ella buscando con mi boca aquellos labios invisibles.  Gerta se apoderó de mi polla en su boca y la engulló con la misma facilidad que se la había metido en el coño y en el culo, busqué el comienzo de los labios y no los encontré, con la lengua en punta fui presionando por el pubis hasta que se hundió separándolos en dos, los labios se cerraban después de pasar mi lengua, busqué y al fin encontré lo que buscaba, el clítoris, de haber sido de otra raza habría pensado mal de la ablación pero no, era de padre polaco y madre alemana según me había dicho, encontré lo que buscaba plegado, al tocarlo con la lengua salió como las ruedas de un avión de su escondrijo, se irguió recto duro y al quitarle la capucha brilló como una gema, Gerta se estremeció.

Por favor Pepe, eso no, no me toques ahí.

 
                                                  Bastante era para que me dijera que no le tocara el clítoris para tener más interés en él, lo atrapé con mis labios y aspiré hasta meterlo dentro de la boca como un dulce de feria, una vez adentro, con la lengua lo rodeé y aplasté contra el paladar retorciéndolo, la chica abandonó mi polla, con las manos intentaba quitarme la cabeza de entre sus piernas mientras cerraba los muslos pero yo estaba bien cogido a sus nalgas y seguía y seguía chupándole el mini pene, incluso le metí un dedo por el culo y otro en la vagina, la chica saltaba en la cama sin control, gritándome que parara, yo sin hacerle caso seguí hasta que me regó la cara con su corrida, yo nunca había creído que las mujeres eyacularan pero Gerta debió hacerlo o se orinó sobre mí, no me importó, era tan perfecta que se le podía perdonar todo.
                                                  Me clavó las uñas en mis nalgas hasta hacerme sangre, se había corrido tan salvaje que ella no recordaba nada igual, todo su aplomo cambió a sumisión conmigo, se me abrazó entre mis brazos, parecía imposible que aquella maravilla tan alta se encogiera entre mis brazos y piernas, estaba de lo más tierna y cariñosa, me estuvo contando cosas de su vida, yo le conté que acababa de venir de Misiones y ella se sorprendió.

¿Misiones?  Si yo también soy de Misiones.
¡Ah!  Ya me extrañaba, tu belleza de rubia y tu cuerpo tan perfecto.
Me vine a estudiar relaciones públicas y ahora ya ves… a que me dedico, casi soy una… puta.
¡Calla mujer, eres una mujer muy inteligente que sabes hacer feliz a los que están a tu alrededor! aunque sospecho que todos no serán merecedores de ti.
Mejor que no te cuente las cosas que me pasan pero tampoco les trato como a ti, desde que te vi supe que eras un caballero, ¿y te gustó Iguazú?
Me encantó, porque además estuve en casa de unas amigas, la madre se llama Erika y tiene dos hijas.
¡Oh! y una se llamará Ingrid?
Siiii…  ¿Qué la conoces?
Claro, éramos muy amigas en la universidad, somos las dos de Misiones, teníamos otra amiga más, era de Buenos Aires, era morena, una belleza, no sé qué habrá sido de ella, estudio otra cosa y creo que se casó pero no me acuerdo como se llamaba, ya hace tanto tiempo… íbamos las tres juntas siempre.

                                                  Se me paró el corazón, en un primer impulso le iba a contar que su amiga desaparecida era Corina y que yo era su suegro y Javier su marido pero algo me frenó a tiempo, dando por supuesto de que todo era verdad de haberse corrido la voz podría haber tenido serios problemas, quizás habría sido una alegría para Corina pero quizás no y a mi pesar me callé y cambié de conversación.
                                                  Gerta estuvo muy cariñosa conmigo, de ser una chica muy profesional había pasado a ser además muy cariñosa y sincera no estaba arrepentida de haberme elegido como su pareja, yo suponía que Javier también habría tenido suerte con Loreto pero no me preocupaba, él sabía vestirse sólo ya.
                                                  Estuvimos retozando aún un rato, no llegamos a follar otra vez pero el tener a una belleza así a mi lado y siendo tan receptiva me hacía feliz, no me cansaba de acariciarla y admirar la perfección de sus curvas, no había ningún defecto en ella y con aquellos ojos grises le daba un toque exótico que me volvía loco.
                                                  La chica fue la que reaccionó, ya era hora de comer, habíamos pasado la mañana bien aprovechada y aunque no había visto nada de las maravillas de la ciudad no me importaba demasiado, se fue al baño y cuando salió llevaba un conjunto de lencería que encendería a todo un estadio lleno, yo me hubiera lanzado otra vez aunque sólo fuera para comerle las tetas pero consideré que ella tenía más control que yo y que no me decepcionaría, me vestí de sport y me llevó a un restaurante típico, por allí donde íbamos llamábamos la atención ella por lo hermosa y linda que era y yo por lo suertudo que parecía, los mal pensantes calculaban que la llevaba sólo para presumir y que calzaría unos cuernos que me harían difícil pasar por la puerta de un garaje pero yo me reía por dentro, sabía que la chica ahora estaba muy encariñada conmigo, a los pocos minutos de sentarnos vimos entrar a Javier y Loreto, iban un poco despistados pues no encontraban mesa libre pero Gerta los llamó y se sentaron a nuestra mesa, también se habían cambiado de ropa, yo miraba a Javier pero él hacía cara de póker, no sabía si por mantener el papel de desconocidos o porque no había ido la cosa tan bien como conmigo.
                                                  Las dos chicas al estar juntas animaron la comida y me enteré que Loreto era de ascendencia de Sicilia en Italia, por eso era tan morena y más baja que la nórdica de Gerta en cambio tenía un cuerpo con muchas más redondeces que mi chica, debajo de su blusa de apiñaban dos tetas morenas que no dejaban pasar la luz hacia abajo y por las marcas de los tirantes en sus hombros deduje que le pesarían bastante, de todas formas se le notaban de una dureza que casi hacían estallar el sujetador que asomaba, también era bastante culona, de una cintura bastante estrecha sobresalían unas caderas que continuaban con unos muslos y piernas preciosas, además era encantadora, muy melosa y se deshacía en halagos con mi hijo, él también se notaba contento con ella pues cuando parecía que yo no le veía se le iban las manos por debajo de la mesa, comimos una variedad de platos de la zona típicos de la zona, cada chica llevaba una tarjeta de crédito para cubrir los gastos de nuestra estancia que luego justificarían ante la organización, aún así al terminar de comer mi hijo pidió una botella de champan a su cargo, no me supo mal para nada pues a las chicas les encantó y todavía les animó más su ya encendido carácter.
                                                  Se notaba que no era la primera vez que trabajaban juntas pues se intercambiaban frases en clave preguntándose detalles sobre nosotros, yo con lo que la conocía muchas de ellas se las cazaba al vuelo.  Gerta le contó que habíamos estado follando en el hotel y que había tenido un orgasmo espectacular, nada a lo que estaba acostumbrada en otras ocasiones, Loreto le contó que Javier le había empotrado en la pared nada más entrar en la habitación pero como era más bajita que él no llegaba a meterle la polla por lo que ella había saltado a su cintura rodeándolo y dejándose caer sobre su polla, con disimulo le marcó el tamaño del rabo de mi hijo, Gerta por el contrario le dijo lo gruesa que la tenía yo, Loreto al fin le contó que había sido un polvo rápido y habían salido a dar una vuelta por Córdoba.
                                                  Cuando terminamos de comer acordamos los cuatro tomar café en una terraza en una cafetería céntrica, Javier saludó a varios conocidos de la empresa y lo felicitaron por el premio pero con la segunda intención de la mujer que le acompañaba, cuando nos dimos cuenta ya había pasado la mitad de la tarde decidimos prepararnos para la convención y volvimos al hotel, por allí donde pasábamos las miradas nos seguían y cuando nos dividimos en las habitaciones nos deseamos suerte.
                                                  Gerta me dijo que debíamos darnos prisa para prepararnos para la cena de gala, luego vendrían los pesados discursos y la entrega de galardones y luego el baile, pero me dejó caer que aún nos sobraban unos minutos si nos dábamos prisa.  Le dije que por mí no iría ni a la convención, para ella fue un piropo y vino hacia mí y me abrazó y me besó en la boca, tuvo que agacharse para llegar a mi altura pero fue un beso de lo más dulce, noté que no sólo era profesional, en él había algo sentimental, me empujó sobre la cama y me estiró de los camales del pantalón.

Pepe te voy a hacer una mamada al estilo de Gerta, si te sirve de algo sólo la hago en casos muy especiales.

                                                  Quedé con las piernas colgando de la cama y el culo en la orilla, Gerta se tomó su tiempo cogió una almohada y la puso en el suelo debajo de mis pies y se arrodilló frente a mí, me dijo que me quitara la camisa porque iba a sudar, hice bien en obedecerla porque separándome las piernas se colocó entre mis muslos, mi polla no estaba todavía dura pero ella fue besándome por dentro de los muslos y cuando llegó a la ingle ya parecía el asta de una bandera, desde los huevos hasta el capullo estuvo rodeándola de lamidas y chupetones y cuando llegó a lo más alto la sostuvo sólo con los labios de la misma punta, con la mano rodeó el resto de glande y la fue bajando a lo largo del tronco, cuando pudo cogió con la otra mano el trozo que había dejado libre y seguía con las dos manos hasta el pubis, seguidamente la mano que había llegado primero se ponía detrás de la otra y las dos seguía bajando en un movimiento rápido que me producía el efecto de una follada continua, aunque yo no podía estar quieto ella me mantenía inmóvil con los codos en las caderas y seguía, yo le rogaba que parara, me quería correr pero ella lo impedía.
                                                  Solamente cuando Gerta quiso me pude correr, dejó de presionar el tronco estrangulado y la leche retenida a presión salió a borbotones, ella no abrió la boca para tragarse el capullo simplemente con los labios cubría el meato por donde derramaba la leche e iba tragando como de una fuente, mi polla normalmente gruesa había engordado bastante por la presión que había acumulado, los estertores en el capullo no cesaban hasta que caí extenuado, me había vaciado por completo, me miró a los ojos sonriente y abrió la boca enseñándome la lengua limpia de semen, no me pude levantar y estuve con las piernas colgando y abiertas mientras ella se maquillaba y se ponía un vestido largo dorado parecía metálico por la caída que tenía, con un escote impresionante por delante las dos tetas no se movían de lo duras que las tenía y por detrás le llegaba el escote hasta debajo de la cintura enseñando los hoyuelos de las caderas, con disimulo miré desde arriba por el escote y me dijo.

No busques que no encontrarás, yo casi nunca llevo lencería, sólo para lucirla.

                                                 
                                                  En un santiamén me duché, me afeité incluso a contrapelo, no quería arañar a Gerta por la noche y en un momento estuve trajeado a su lado, nos miramos en el espejo de cuerpo entero y habría dado algo por hacernos una fotografía para mi amigo del parque, sabía que tenía debilidad por las alemanas y aquella era lo máximo.
                                                  Un taxi nos llevó al Centro de Congresos, un momento antes habían llegado Javier y Loreto, todavía estaban saludando a todos cuando entramos nosotros, se hizo el silencio y se volvieron para mirar, descubrí una sonrisa a mi hijo, en el fondo estaba contento de haberme llevado con él.
                                                  Para quitarme problemas se reunieron con nosotros y cuando alguien se acercaba para saludar y admirar de cerca a Gerta él salía al paso y me presentaba como un alto ejecutivo de un departamento inexistente en lo más alejado del país, a nadie le interesaba saber de dónde había salido yo, todos querían asomarse al balcón del escote de Gerta.
                                                  En la cena de gala nos sentamos los cuatro juntos naturalmente, yo estaba aterrado por si se descubría el intrusismo mío pero entre todos me arropaban y nadie se fijaba en mi, parecía transparente, el foco iba sólo para la chica, después de la cena vino como había pronosticado Gerta los discursos y los premios, cuando salió mi hijo tuve que coger la punta de la servilleta y enjugarme una lagrimilla que se me escapó, las chicas distraídas mirando el escenario no se dieron cuenta, cuando volvió orgulloso nos abrazamos, las chicas se sorprendieron de ver tanto compañerismo pero eso les gustó todavía más de nosotros, cuando por fin anunciaron el fin de los premios se descorrió una cortina y apareció una orquesta, en realidad casi era una Big Band, casi todos los asistentes era ya de una edad aunque las mujeres que los acompañaban eran mucho más jóvenes que ellos, también serían de la misma agencia que las nuestras pero a nosotros nos habían tocado los primeros premios.
                                                  Había alguna mujer seguramente celosa o con ganas de protagonismo con sus maridos que no dejaban de murmurar, a todas le sacaban defectos aunque sólo era envidia, los hombres al principio bailaban canciones de una época ya pasada pero la orquesta fue animándose hasta que ya todo el mundo se desmelenaba, de vez en cuando algún tirante de vestido se descolgaba y dejaba al aire alguna teta y las había de muy bonitas y apetecibles, las manos también se animaron y se perdían en los escotes de las chicas y no tan chicas, habían señoras de muy buen ver, debían ser las acompañantes de los altos directivos que manejaban “pasta”, imagino que a las jóvenes las habían reservado para otras reuniones, las señoras también demostraron estar a la altura y mientras bailaban con los gordinflones de directivos se permitían pasar la mano por la bragueta de algún joven emocionado con alguna teta que acababa de tocar.
                                                  El ambiente subía de tono, ya algunos se quedaban sentados sin poder moverse, ya otros tan borrachos que la cabeza les pesaba demasiado y la apoyaban en la mesa y algunos más espabilados estaban sentados con alguna chica sobre sus rodillas con los vestidos subidos saltando sobre ellos, incluso descubrí a un caballero con un porte muy severo, parecía un juez a punto de dar una sentencia sentado muy formal en una mesa solo, parecía una estatua pero fijándome bien vi el mantel de la mesa que se movía entre sus piernas, una melena de mujer subía y bajaba sin cesar sobre su bragueta.
                                                  Nosotros cuatro estuvimos bailando bastante más de lo pensábamos pero al ver el desconcierto que ya había decidimos retirarnos sin hacernos notar, las chicas dieron la dirección del hotel y nos fuimos directos, era de madrugada y al otro día teníamos que madrugar para volver a casa.
                                                  En la puerta de las habitaciones nos despedimos, nos deseamos buenas noches con un tono inequívocamente picante y entramos.  Gerta apenas se había deslucido el pintalabios en la cena pero pasó al baño para retocarse, cuando salió iba todo lo linda que podía estar, se había retocado el maquillaje entero y los ojos le brillaban, cuando estaba delante de mí con dos dedos soltó un tirante y luego el otro y el vestido cayó al suelo como si fuera de plomo, estaba como su madre la había parido pero… con tacones, cuando bajó de ellos se acercó a la cama y me dijo.

¿Qué prefieres a la derecha o a la izquierda?
Yo te preguntaría… ¿arriba o abajo?

                                                  Gerta se echo a reír con aquella risa tan limpia que tenía y me quitó la americana y los pantalones, me quedé con el bóxer y ya me disponía a subir a la cama cuando ella con el dedo índice me dijo que no, que con ropa no entraba a la cama, me los bajé de un tirón y subimos cada uno por un lado, nos encontramos en el centro aunque era difícil por lo inmensa que era la cama, al juntarnos no se notaba que había alguien encima.  Gerta quiso quedarse debajo de mí y yo me fui escurriendo hasta quedar sobre ella, las tetas se aplastaban con mi peso pero me marcaban la piel, ella separaba las rodillas y mi polla se preguntaba por donde podía meterse, yo ni miré, ya sabía que no iba a ver nada pero me apoyé y entré en su intimidad, cada pliegue de su vagina lo sentía como las cuerdas de un arpa, despacio pulsando cada uno llegué hasta el fondo.
                                                  Ella me abrazó y quiso que estuviéramos un momento gozando sólo de los sentidos, notaba su corazón palpitar al lado del mío, la polla amasada por sus músculos vaginales, sus tetas pegadas a mi pecho y me besó, imagino que estaría entrenada para dar besos pasionales pero aquel era todo cariño, me hundí más adentro y estuvimos intercambiándonos saliva pero de pronto llamaron a la puerta imperiosamente, yo me asusté, por mi cabeza pasaron mil ideas, un incendio, un accidente, mi hijo, alguna enfermedad, no sé, de un salto me salí del coño de Gerta y fui a abrir, me di un susto de muerte, en la puerta vi una cosa blanca que tapaba toda el hueco, de pronto se asomaron dos cabezas, mi hijo Javier y más abajo Loreto, abrieron la sábana y aparecieron los dos desnudos completamente.

¿Caben dos más en vuestra cama? -Dijo Loreto-
Mmm ¡no faltaba más, pasad! -Contestó Gerta-

                                                  Yo me hice a un lado, mi hijo me miró y se encogió de hombros, había sido idea de Loreto y se metió en la cama de un salto al lado de Gerta en la misma postura que estaba ésta, yo sin saber mucho que hacer subí también para seguir con Gerta pero Loreto me cogió el brazo y me puso entre sus piernas, caí sobre ella y noté lo mullidas que tenía las tetas que le sobresalían hasta por los lados, con unos areolas gigantes marrones y con unos pezones como aceitunas negras, la cintura de avispa, apenas el ombligo y poco más y las caderas que se ensanchaban en unos muslos duros y morenos, el pubis moreno pero con la marca inequívoca de la raíz del vello negro ensortijado y los labios carnosos que desde el principio se hinchaban para sólo dejar asomar el clítoris enrojecido, al abrir las piernas una raja rojiza destacaba con sus labios oscuros y al final el culo como una moneda de mucho valor tan arrugado y oscuro que no se distinguía del cerco de piel ennegrecida a su alrededor.
                                                  Javier estaba en shock tanto como yo, ninguno de los dos habría pensado nunca encontrarse con el otro con la polla tiesa en una habitación con dos maravillas de mujeres pidiendo ser folladas pero pensamos lo mismo y dijo

“Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas”
Pues eso.

                                                  Los brazos de Gerta esperaban a Javier y él no se hizo de rogar, se tumbó encima de ella quiso buscar su coño para meterla directamente pero no lo encontró, se quedó como me había quedado yo antes.

No te preocupes Javier, no preguntes y a tu aire.

                                                  Mi hijo me obedeció ciegamente y se dejó caer hundiéndose en el coño casi invisible de la alemana, Loreto se sintió desatendida y rodeó con las piernas mi culo y tiró de mí hasta hundirse mi polla sin miramientos, ¡qué calidez!  El coño de Loreto era totalmente diferente al de Gerta, parecía que no tenía fin y que absorbía cada vez más, parecía que yo nadaba sobre ella o mejor dicho sobre sus tetas, me movía en todas direcciones flotando sobre sus pezones cuando me dijo al oído.

Ha sido idea mía, no quería perderme tu pija, me ha dicho Gerta que la tenías inmensa y que la sabías usar como nadie.
Pues te lo agradezco, tienes el coño más acogedor que he probado.
Gracias, disfrútalo, es todo para ti, no soy tan perfecta como Gerta pero también sé usarlo.
Nunca lo he dudado.

 
                                                  Mi hijo con su polla larga se hundía como un poseso en Gerta mientras yo apenas me movía.  Loreto estaba tan concentrada en lo que estaba sintiendo que apenas se oía cómo gemía, a mi lado Gerta jadeaba de una forma que hasta un adolescente habría notado que era fingido y aguantaba los envites de mi hijo que la taladraba con su verga enorme.
                                                  Loreto apenas se oía hasta que de momento gritó.

Pepe, ¡me corro, muévete, no pares, rómpeme la concha, partímela, que pija Gerta, qué pija!

                                                  No dijo más, empezó a temblar como si le diera un ataque de epilepsia, Gerta le cogió la mano pero aún así no se controlaba, yo no sabía qué hacer, seguía entrando y saliendo en ella como me había ordenado pero me asustaba más que otra cosa, cuando se calmó, Gerta con discreción hizo salir a Javier de ella, me cogió la mano y tiró de mí colocándome donde había estado mi hijo.

¡Aaah!  Esto es placer, es como estar en Misiones debajo de un árbol en una hamaca, no te muevas Pepe, me gusta sentirte adentro, “Javier no sabe coger”, me dijo en voz baja, me gusta tu tacto, me gusta tu peso, sentir tu pecho dominando mis tetas.

                                                  Mientras a mi lado Javier le había dado la vuelta a Loreto, la había puesto en cuatro y le estaba incrustando su larga polla hasta que casi caía hacia adelante, Loreto gemía pero no de la misma forma, las tetas casi le rozaban la sábana pero Javier cogido a su estrecha cintura se hundía con rabia en ella, de momento la oí gritar.

No Javier por ahí no, la tienes muy larga, no he dicho que nooo, ¡aaaah!
¿Ves como no era para tanto?  Te ha cabido toda.

                                                  Gerta me miró y miró a su amiga, había hundido la cabeza en la sábana y sus manos crispadas apretaban la tela, no gemía, sollozaba pero mi hijo cada vez la hundía más rápido hasta que dio un gruñido y le dio tal empujón que la tumbó hacia adelante pero no se salió siguió metiéndola hasta que acabó de correrse dentro del culo de Loreto, estuvo sobre la chica un rato hasta que se calmó, Loreto esperó pacientemente hasta que se levantó y pudo moverse, mi hijo se puso de pie, aún tenía la polla llena de leche pero se lió con la sábana que había traído y le dijo.

Yo me voy a dormir, ¿tú te vienes o te quedas?

                                                  Loreto miró con lástima a Gerta y le dijo.

Con gusto me quedaría con ustedes pero se merecen una buena noche, hasta mañana.

                                                  Se cobijó bajo la sábana de mi hijo y salieron de la habitación.

Lo siento Pepe, no debía haber pasado nada de esto, es culpa mía le dije a Loreto que eras una maravilla de hombre, que cogías como nadie, que tenías una pija como el brazo de gorda y como no estamos acostumbradas a todo esto no pudo resistir, lo normal para nosotras es Javier.

                                                  Me dieron ganas de llorar, me sentía avergonzado, en apariencia por mi “compañero” Javier pero era mi hijo, me lo imaginé por un momento follando con Corina, el trato que le daría a ella con la rutina matrimonial, no quise pensar más y volví sobre Gerta, esta vez no me besó, me abrazó y me estrechó cuando notó una lágrima mía en su hombro, cuando se me pasó un poco el disgusto se salió de abajo de mí y se puso en cuatro como había estado Loreto.

Pepe, demuéstrame cómo cogen los hombres, quiero recordar siempre como me has cogido y cuando esté con otro pensaré sólo en ti.

                                                  En el espejo que había en la pared vi recortada la figura perfecta de Gerta de rodillas y con los codos sobre la sábana arrugada, me levanté y me puse detrás de ella, ya se la iba a meter cuando preferí agacharme y buscar con la lengua la abertura de sus labios, busqué hasta encontrar la vagina húmeda, borré de mi mente que mi hijo había hoyado aquel agujero maravilloso un momento antes pero lo importante era ahora y ella me pedía que la tratara como una mujer de verdad, le lamí el coño abriéndole los labios cada vez con la lengua le chupé el pequeño ano apenas visible, no estaba ni rugoso, era como un ombligo más, busqué y encontré el clítoris sacándolo afuera.

No por favor Pepe, otra vez no, quiero que me cojas como a Loreto, lo que me has hecho antes no me lo había hecho nadie y yo lo que quiero recordar es esto.

                                                  Seguí lamiendo hasta que volví a la vagina, los jugos salían ya cuando le puse la polla, ella se hizo para atrás y se la hundió de un golpe.

Siiii, eso es, quiero sentir la pija de un hombre de verdad, tiempo habrá para hombrecillos, ahora muévete, hazme lo que quieras.

                                                  Fui saliendo despacio, iba contando las arrugas vaginales, una a una, ella a cada una gemía, con las manos rozaba apenas la redondeces de sus caderas y su espalda hasta llegar a sus pechos que parecían de porcelana, me hundía y salía despacio, los suspiros de Gerta eran acompasados a mis empujones hasta que una de las veces se me salió la polla sin querer.

Eso es Pepe, ¡ahora metela en el culo!, hazlo como quieras no tengas miramientos.

                                                  Apoyé el capullo despacio, tuve que buscar con el dedo dónde estaba exactamente el agujero para no equivocarme, lo noté cómo se abría y cerraba solo, metí un dedo para dilatarlo pero me admiré de lo fácil que cedía a mi dedo y metí otro, tenía el esfínter perfecto se dilataba como si fuera de látex y puse el glande en la entrada apenas tuve que empujar, con cierta precaución fui entrando esperando de un momento a otro me hiciera parar para adaptarse al grosor pero no dijo nada, al revés agachó la cabeza a la sábana como Loreto y esperó hasta notar mis huevos pegados a su coño, las nalgas blancas se habían tragado mi polla adaptándose a su grosor pero Gerta no se quejaba sólo gemía de placer, empecé a moverme y cogido a sus tetas noté como mi polla pedía descargar leche, ella también lo notó porque me palpitaba el capullo.
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1 comentarios - Viaje de un jubilado a la argentina 31

elmasterblog
Y que pasó con el resto? De algo me perdí entre el 31 y el 32??