Hola, soy Danna y así me gustaría que fuera mi primera vez.
Hace mucho que me visto en la intimidad, con ropa de mis primas y otras veces con prendas robadas. Así empezamos todas. Fue hasta hace unos años que comencé a adquirir mi propia ropa, comprándola al principio con mucha vergüenza ya que vivo en un hermoso pueblo pero con gente chismosa.
Tengo 25 años, soy de piel morena, ni tan oscura ni tan clara, mido al rededor de 1.65, más o menos, no estoy segura; de cuerpo soy delgada con algo de pancita, tipo embarazada Jajaja.
Pasando al punto de interés, quiero contarles cómo me gustaría que fuera mi primera vez, espero les guste.
Soy travesti de closet, nadie sabe de mis gustos por vestir de nena en la intimidad, eso creo, por tal motivo resulta un poco complicado conocer gente interesada en chicas travestis. Me dí a la tarea de publicar en los grupos de Facebook preguntando quien era de Valle de Bravo, ya que desde hace algún tiempo se me ha metido en la cabeza estar con un hombre, saber qué se siente ser poseída por un rico pene.
La búsqueda dio resultados unos días después. Debido a que en mi perfil tengo la leyenda de que antes de enviarme solicitud envíen fotos de su "amiguito", me llegaron mensajes con herramientas de todos tipos, pero la mayoría era del tamaño promedio, 15 cm o menos, algo que me decepcionaba un poco, lo peor de todo es que la mayoría eran de otras partes, eso complicaba tener algún encuentro.
Revisando más a fondo, en las solicitudes de mensajes filtrados había uno en especial de un tipo de unos 40 y tantos años, se veía que era alto y robusto, en la foto su paquete se veía enorme, eso me gustó bastante, pero más me gustó que tuviera barba, súper varonil. Cabe mencionar que siempre me he sentido hetero, pero esa idea de estar con un hombre me ha poseído.
De inmediato acepté su mensaje y le escribí. No tardó mucho en responder, comenzamos a charlar para irnos conociendo, hablando de lo que nos gusta y así, cosas sin trascendencia.
Entre intercambio de fotos y textos se concretó la cita. Todo pasaría un día sábado a las 6 de la tarde, estaba ansioso de conocerme, de estar conmigo en la cama. Eso me tuvo caliente toda la semana, ya que estaba decidido en venir a verme.
Por fin llegó el gran día, con nerviosismo y miedo de que me fuera a pasar algo, ya que técnicamente era un desconocido y no sabía si iba a regresar a casa sana y salva.
Llegó al lugar acordado, yo iba de chico con mi ropa de nena y todo lo que ocuparía ese día en una mochila. Nos encontramos, subí a su auto y nos fuimos a las afueras del pueblo buscando un hotel discreto. Encontramos un motel, de esos con los que entras con tu auto hasta la puerta de la habitación. Bajamos del auto y entramos a la habitación. Inmediatamente me fui hacia el baño a ponerme linda.
Como una parte de mí es hombre, sabía bien lo que le gustaría para ese primer encuentro.
La noche anterior me había depilado por completo y aplicado cremas suavizantes, estaba con la piel súper lisa y tersa, lista y deseosa de ser acariciada.
Para el primer round, opté por usar una falda tipo colegiala, así como las que usan las niñas de la federal pero más bonita, y una pantiblusa negra tipo campesina para que pudiera besar mis hombros a gusto.
Antes de eso empecé poniéndome una tanga tipo liguero color negro con unos detalles en satín azul, las medias con encaje y por último un bra que hacía juego con la tanga. Una vez ya vestida me subí a los tacones que son de unos 15 cm aproximadamente, con plataforma, mis favoritos. Después comencé con el maquillaje que, no soy experta en el tema, quedé súper linda. Por último me acomodé la peluca, me llega un poco abajo de los hombros.
Quedé hermosa y lista para el ruedo.
Salí del baño con temor a que no estuviera o no le gustara, pero fue todo lo contrario. Él estaba buscando qué ver en la tv, ni siquiera notó mi presencia, hasta que supongo le llegó el olor femenino de mi perfume, fue ahí que volteó e inmediatamente fue hacia mí, me dijo lo hermosa que estaba con cara de sorpresa, se acercó más y posó sus manos en mi cintura, mirándome a los ojos, ahí me dí cuenta de lo alto y fuerte que era. Por instinto pasé mis manos por su cuello y acto seguido se agachó para besarme.
Era la primera vez que besaba a un hombre y me estaba gustando sentir sus labios en los míos, sentir su barba rozar contra mi cara.
El beso fue romántico y apasionado, poco a poco comenzó a llevar sus manos a mi trasero, restregándome más hacia él, podía sentir su miembro en mi panza, lo sentía duro y firme, eso me ponía más caliente, sobre todo cuando metía las manos debajo de la falda. Yo seguía en el beso dejándome hacer, bajando poco a poco mi mano derecha por su pecho imponente hasta llegar a su amiguito, lo acaricié por en cima de su pantalón, efectivamente... ¡Era enorme! Podía sentir lo grueso que era, además de sus venas. Lo masajeé durante un buen rato mientras el me besaba el cuello y seguía jugando con mis nalgas.
Creo que el que me besen los hombros y mi cuello son mi punto débil, me tenía muy caliente y muy húmeda.
Después de tantos besos y caricias comenzó a empujarme hacia la cama sin dejar de besarme y apretar mis nalgas, me recostó y se acomodó a un costado, haciendo que pasara una de mis piernas por la suya, la acariciaba toda hasta llegar a mi trasero pasando de vez en cuando un dedo por mi hoyito.
Me giró para quedar sobre él, mientras me seguía besando acariciaba mis piernas y pompis, yo sólo me frotaba en su miembro y acariciaba su pecho sobre la camisa. Después de un rato nos levantamos y me puso de espaldas hacia él, comenzó a besarme el cuello y los hombros, apretaba los pocos senos que tengo mientras yo trataba de desabrochar su cinturón. Después de varios intentos lo conseguí y pude meter mi mano dentro de su pantalón, acariciando sobre el bóxer aquella bestia que cargaba entre sus piernas, se sentía caliente y con muchas venas muy gruesas. Se acomodó de tal manera que lo pude sentir entre mi trasero, por instinto comencé a frotarme en su pene, movía mis caderas de un lado a otro pudiendo sentir toda su dimensión.
Todo eso me estaba poniendo más húmeda, así que decidí tomar la iniciativa para el paso siguiente, me di vuelta y lo besé nuevamente, comencé a desabotonar su camisa mientras iba besando su pecho peludo, fui bajando lentamente hasta quedar de rodillas frente a mi mayor deseo. Lo besé sobre la tela y lo acaricié. Con una mirada de deseo lo miré hacia arriba, sólo movió la cabeza asintiendo, era la orden para bajar aquel bóxer y seguir con mi parte.
Lo bajé lentamente, su erección impotente saltó con tal impetúd que me golpeó en la boca. La observé detenidamente, la acaricié y después la pasé por mi rostro, lo froté en mi cara, se sentía tan caliente que hasta me hizo babear de deseo por metermela en la boca. Le di un pequeño masaje para después lamerlo, era hora de poner en práctica lo visto en tantos vídeos porno.
Metí a mi boca esa enorme verga deteniéndome en la cabeza, comencé a succionar y a hacer círculos con la lengua sobre ella, mi macho comenzó a gemir, al parecer le gustaba eso, tanto que me tomó de la cabeza y la metió de golpe hasta la garganta, ahí la dejó por unos instantes, casi me hace vomitar... Comenzó a follarme la boca de una manera salvaje, unas lágrimas comenzaron a salirme por las ganas de vomitar que me provocaba lo cual hizo que el rimel comenzara a escurrir.
Cuando estaba a punto de venirse la sacó e hizo que me pusiera de pie, me tomó del trasero y me cargó, automáticamente lo abracé con mis piernas, me llevó a la cama y mientras caminaba, su verga que estaba muy erecta punteaba la entrada de mi ano, era una sensación maravillosa...
Me acomodó en la cama y se puso sobre mí, yo seguía con mis piernas en su espalda y las manos en su cuello mientras él me besaba y acariciaba mis piernas. Después de un rato se levantó y se colocó el condón, tomó un poco de lubricante y lo pasó por su enorme pene, después movió mi tanga y puso también en mi hoyito poniendo mayor cantidad en este... Subió mis piernas a sus hombros y apunto ese enorme trozo de carne en la entrada de mi ano, comenzó a meterlo sin dilatarme, lo cual me estaba provocando un dolor inmenso, pero aún así no lo detuve. Fue todo un caballero, pues la fue metiendo poco a poco para causarme el menor daño posible.
Cuando por fin logró meterla por completo se detuvo unos instantes para que me acostumbrara a esa enorme cosa... Mientras esto pasaba miré hacia abajo y no podía creer que me hubiese entrado toda, eso me puso más caliente y mi macho lo notaba. Comenzó a moverse lentamente y aunque el dolor seguía ahí ya no era como antes, ahora me provocaba placer, comenzaba a disfrutar de aquella situación.
Una vez que pasó el dolor ya estaba gozando realmente, era mejor de lo que imaginé, la metía y sacaba cada vez más rápido haciéndome gemir como toda una mujer bien atendida por su macho, era inevitable con esa enorme herramienta. Cuando estuvo a punto de venirse se detuvo y me pidió que me pusiera en cuatro, lo cual obedecí con mucho gusto. Se puso detrás de mí y subió mi falda... Lo que tanto había imaginado se estaba cumpliendo, me estaban cojiendo como siempre quise que fuera. Con la falda en la espalda me tomó de las caderas y metió su pene de forma bestial provocando una descarga de placer en mi cuerpo que me erizó la piel. Esta vez me follaba salvajemente, tanto que mi humedad traspasaba la tanga dejando un delgado hilo transparente. Yo gemía y gemía mientras el me embestía sin piedad, me azotaba las nalgas una y otra vez, creo que el dolor me ponía más cachonda.
De repente se detuvo, creo que estaba por acabar, pero yo quería más, así que comencé a moverme hacia delante y hacia atrás, apretando con mi esfinter su verga lo más que podía, el gemía, supongo por el placer que le provocaba. Después de un rato así volvió a retomar las riendas dándome con fuerza como si me quisiera atravesar, lo cual ya estaba haciendo.
Cuando estuvo a punto de venirse me volteó con fuerza quedando boca arriba, subió mis piernas de nuevo a sus hombros y empezó a bombear rápidamente, yo no paraba de gemir pues sentía que estaba en la gloria, bien ensartada con esa verga hasta el fondo... Cuando creí estar en la gloria con ese frenesí, llegó la mejor parte; me estremecí por completo y mi cuerpo empezó a convulsionar, estaba teniendo un orgasmo como nunca en mi vida, fue una oleada de placer muy intensa.
Él me seguía cojiendo cada vez más rápido mientras me retorcía de placer, mi pene sin erección lanzó tres chorros de semen con tanta potencia y cantidad que llegó hasta mi boca... El placer que me provocó fue tanto que hasta mi esfinter se contrajo violentamente, aprisionado a mi macho, lo que causó que se viniera al instante entre gritos y apretando mis piernas. A pesar del condón pude sentir su leche caliente dentro de mí, me provocó un escalofrío que creo eso fue la cereza del pastel, el punto final.
Poco a poco sentí como iba reduciendo su tamaño dentro de mí, comencé a sentirme vacía, como si me hubiesen quitado algo tan esencial para vivir.
Luego de todo eso me besó y se acostó a mi lado, yo me acosté en su pecho mientras lo acariciaba. Lo miré con una gran sonrisa y le dije gracias, gracias por hacerme mujer, fue la mejor decisión de mi vida sexual. El sólo sonrió y me besó.
Ya descansados le pregunté por qué me puso en esa última posición, a lo cual respondió que porque quería ver mi cara de placer cuando me hiciera venir, según él, eso lo llenaba de satisfacción... Hacía crecer su ego, pues.
Después de un rato se quedó dormido, aproveché para prepararme para el siguiente round, tenía un atuendo que seguro le iba a encantar... Pero esa ya será otra historia.
Espero les haya gustado, y si algún madurito con buena herramienta me quiere estrenar, no dude en escribirme a mi correo dannaval003@gmail.com o en mi perfil de Facebook https://www.facebook.com/danna.valeria.5011
3 comentarios - Mi primera vez
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