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Viaje de jubilado a la argentina 27-B

Estábamos hablando de ella cuando la puerta se abrió y apareció Herta, la hermana pequeña de Ingrid, para mí fue como si hubiera visto una alucinación, la chica según ya nos había informado su madre Erika tenía 27 años pero lo que no nos dijo es que no se parecía a ninguna de ellas, Herta era más alta que su hermana y más delgada, tenía unas piernas larguísimas que se acentuaban al llevar un pantalón corto, llevaba botas gruesas con calcetines vueltos gruesos y una camiseta con el logotipo de las Cataratas de Iguazú, en la espalda una palabra “Guía”.  Por el contrario de su hermana Ingrid era más estilizada, se le notaba muy activa, con poco pecho, yo le calculé como máximo una talla 90 pero con unas tetas por completo diferentes a las de su hermana y su madre, eran pequeñas pero en punta hacia arriba, los pezones se le marcaban descarados pues no llevaba sujetador y pese a la dureza que debían tener se movían libres bajo la camiseta. 
                                                  Yo, sin darme cuenta me levanté como movido por un resorte, Corina y Ingrid se rieron ante la sorpresa mía y procuraron presentarme a mi primero a su hermana, a mi me sobrepasaba en altura bastante pero el abrazo que me dio fue de lo más sincero, se apretó contra mí, en el breve período de tiempo sentí todo el calor que despedía su cuerpo, entre mis brazos apenas se notaba su cuerpo delgado pero casi en mis hombros sí que pude notar la presión firme de sus pezones, de reojo vi a Corina cómo le llamaba la atención a su amiga de la reacción que me había producido su hermana pequeña.
                                                  Entre la madre y la hija pequeña pusieron la mesa.  Corina no paraba de hablar animadamente con Ingrid, habían estado juntas en la universidad cursando la carrera de Derecho pero se separaron cuando Corina se empleó en el banco, Ingrid siguió estudiando, lo que realmente le gustaba, la Botánica y la Biología y en Misiones estaba como en el cielo.
                                                  Pronto el cansancio nos hizo mella y la misma Erika nos aconsejó que nos fuéramos a descansar, la obedecimos sin rechistar, antes Corina le había dado de mamar a Javi que ya demandaba su cena, las anfitrionas alabaron la voracidad del pequeño a la vez que Ingrid elogió las tetas que tenía Corina, parece ser que de soltera no las tenía tan gordas, imagino que al estar criando le habrían crecido aumentado, lo que sí le dijo que los pezones morenos le sentaban muy bien, las dos se rieron y me miraron, no sabía yo porqué pero algo me alteraba con las dos chicas.
                                                  Por la mañana pensaba dormir hasta tarde, después de tanto coche esperaba vengarme con la cama pero no lo pude conseguir, nada más caer en la cama me dormí aunque antes que yo ya oí a mi mujer como medio roncaba pero antes del amanecer me despertó un sonido alarmante, tardé un poco en comprender pero cuando me orienté oí que entraba por la ventana, tal algarabía de chillidos, trinos y gorjeos de pájaros que me era imposible dormir, parecía que se habían puesto todos de acuerdo, estuve un momento intentando taparme la cabeza con la sábana pero era imposible, la selva se había despertado a la vez.
                                                  Realmente era bello, no había oído un concierto tan bonito, estaba amaneciendo pero entre los árboles parecía estar todo el mundo en pié, salí al porche y me senté en un balancín que había, se estaba de maravilla, el frescor de la mañana aunque era húmedo apuntaba que por medio día iba a ser caluroso, estaba balanceándome cuando noté que me frenaban el balancín, me sorprendió no esperaba a nadie y menos a estas horas y me di cuenta que era Erika.

Buenos días Pepe, ¿has dormido bien?
Hola Erika si, he dormido de maravilla hasta que me ha despertado este concierto matinal.
Jajaja, perdona debí haberos avisado, aquí los horarios son diferentes, todo va de acuerdo con la naturaleza, ella manda, todo se apaga pronto y se despierta apenas amanece.
Ya veo o mejor, intuyo y parece que a ti también te afecta.
Es la mejor hora para mí es poco tiempo pero es el momento mío, hago lo que quiero sin miradas de nadie.
¡Oh! pues perdona me voy para adentro, no quiero ser un estorbo, además no contabas encontrarme a mi aquí evidentemente.

                                                  Lo dije mirando cómo iba vestida o casi, solamente con un camisón corto, apenas había claridad pero al mirar a Erika, por un momento no me di cuenta casi, se podían distinguir los detalles pero al momento pude ver bajo la trasparencia del leve camisón las sombras de las tetas de Erika, no lo había imaginado pero comparé las de su hija Ingrid, que eran parecidas a las de Corina, que aunque no se las había visto se le notaban redondas y apretadas por el sujetador, las de Herta eran pequeñas y apuntando al cielo pero las de Erika eran largas y separadas, se le notaban las puntas que le apuntaban hacia los lados, debí hacer una cara de sátiro porque la mujer se dio cuenta del repaso visual que le estaba haciendo pero no se movió solamente miró hacia mí, yo seguí su mirada y me di cuenta que había salido al porche sólo con los calzoncillos y que mi polla se estaba alborotando con la visión de Erika, cuando nuestras caras se cruzaron sonreímos los dos, ella se había percatado de la erección que me habían provocado sus tetas y yo le había estado examinando sus pechos.  
                                                  Erika lejos de enfadarse se estiró el camisón con la excusa de cubrirse los muslos y lo que consiguió fue que el camisón se ciñera más a sus tetas dándole más detalles, ahora se marcaban la areolas que cubrían buena parte de la punta de la teta y un leve punto del pezón, también me llamó la atención de los muslos que aunque “quisiera” taparlos era imposible pues la prenda no daba para más, me obligó a fijarme en ellos, me di cuenta de que no era tan blanca de piel como sus hijas y que a sus 55 años no tenía celulitis ni nada parecido, por la cadera pude distinguir las bragas que no eran nada grandes por cierto.
                                                  Erika se levantó del balancín y se inclinó sobre el asiento con la excusa de desarrugarlo enseñándome por el escote lo que ya había visto, sus tetas duras separadas que con forma de cono terminaban en unas puntas bastante más morenas, luego se dio la vuelta rápidamente mostrándome un poco las nalgas que le salían por debajo de las bragas.
                                                  Sólo pude aguantar un momento en el porche, lo justo para se me bajara la erección y volví a la cama, Elena seguía durmiendo como si nada, los pájaros deberían arrullarle y me metí en la cama intentando dormirme otro poco pero fue imposible, en la cabeza se me mezclaban los trinos de los pájaros, las tetas de Erika, la polla dura que levantaba el calzoncillo mientras la mujer la miraba con ojos interesados….

Buenos días cariño, ¡ah! ya estás despierto, yo he dormido de un tirón, ¡qué silencio! sin coches, ni sirenas ni nada, parece el paraíso.
Si Concha, tienes toda la razón es como el paraíso, la naturaleza hace maravillas.

                                                  Al momento llamaron a la puerta con los nudillos, no fue nada más que llamar y ya estaba Corina dentro (menos mal que solíamos hacer el amor por la noche), estaba muy animada parecía que hubiera dormido una semana seguida y ya estaba preparada para la acción.

Vamos perezosos, que ya es hora de desayunar, hoy tenemos muchas cosas que ver, Ingrid me ha propuesto que mientras se arreglan todos tomemos un café y que vayamos a ver a las aves cómo cantan por la mañana.
¡Huy! yo estoy muy cansada, prefiero abrir las maletas y arreglar la ropa para que no se arrugue.
¿Y tu tampoco Pepe, te suponía más aventurero o es que te pesan los años…?
¿A quién, a mí?, dónde hay que ir, voy volando.

                                                  La fanfarronada que había dicho fue sin pensar porque estaba más cansado que ninguno, no había dormido en todo el viaje pero no quise demostrar debilidad ante Corina.

Muy buen, así me gusta, ponte zapatos gruesos y ropa ligera que hará calor y vamos antes de que se vayan los pájaros.

                                                  Aunque me di mucha prisa, tomé un café y una tostada y salí al porche, ya me esperaban Ingrid y Corina en un todo terreno, pintado de camuflaje, Corina quiso que me sentara adelante pero insistí y me senté detrás de ellas, Ingrid conducía rápido por las pistas de tierra roja, de vez en cuando el coche saltaba al pisar alguna raíz de los árboles y yo que estaba apoyado ente los dos asientos de adelante veía cómo saltaban las cuatro tetas debajo de las camisetas de las chicas, a las dos se le formaban cuatro bultos cada vez, no tardó en entrar en un camino estrecho, las ramas nos rozaban y tenía que ir despacio y en silencio para no espantar a los pájaros, llegamos debajo de tres árboles juntos y nos hizo mirar hacia arriba, había una plataforma de madera con una techumbre de hojas grandes y nos dijo.

Ya hemos llegado, ahora en silencio subamos por la escalera de madera pero con cuidado, sobre todo tú Pepe, no vaya a ser que tengamos un accidente.
¿Yo?  Si estoy más ágil que vosotras…

                                                  Primero subió Corina, desde abajo se le apreciaban los muslos en el pantalón vaquero corto que llevaba, el culo se le marcaba con todo detalle y cuando llegó arriba me hizo señas para que subiera yo.  Los primeros escalones los subí como un chimpancé pero ya se me hacía difícil mantener el equilibrio y las piernas me flaqueaban, de no estar las chicas esperando habría dejado el tema de las aves de lado, ya las había oído bastante.
                                                  Al momento de entrar yo en el escondite subió Ingrid, el espacio era reducido pero una vez adentro nos pudimos acomodar, había una mirilla por la que se podían ver los árboles cercanos sin ser vistos, el refugio estaba bien construido, era seguro y no se movía nada, Ingrid se asomó y al momento nos dijo que miráramos que había una especie rara para nosotros, Corina y yo asomamos un poco los ojos y por mucho que nos señalaba donde estaba no veíamos nada, Ingrid me dijo que me quitara que primero se lo enseñaría a Corina, yo desde detrás, admiraba los dos culos de las chicas agachadas, Ingrid llevaba un short ceñido de licra que aún marcaba más que el culo de Corina, le indicaba donde estaban los pájaros pero Corina le pasaba como a mí y cuando creía que ya los veía ya se habían ido, yo sin pensar dije fuerte lo que estaba pensando.

¡Hay que ver que maravillas hace la naturaleza, que vistas más hermosas!

                                                  Las dos chicas se volvieron, el comentario no podía ser más extraño, allí no se veía nada, estaba sólo iluminado por los rayos del sol, que pasaban entre las hojas pero Corina se percató antes y se miró el culo, vio que se marcaba frente a mí y luego miró el de su amiga, parecía una segunda piel.
                                                  Al escaso interés de ver pájaros y la poca suerte que tenía a Corina se le cruzó una idea en la cabeza y se sentó en el suelo de madera, estaba cubierto de hojas secas y estaba mullido, vuelta hacia mí se quitó la camiseta que llevaba, Ingrid continuaba mirando para localizar algún pájaro que viéramos pero cuando se volvió se dio cuenta de que Corina estaba con el sujetador en la mano.

Uf, debe de haber algún polen por aquí porque me pica todo, ¿a ti no te pica nada Pepe?
A mí también me pica pero no puedo rascarme como tú.

                                                  Corina se rascaba las tetas por todos lados, cuando llegó a las areolas se recreó, ya no se rascaba ahora se acariciaba y con los dedos se ponía los pezones duros, su amiga se dio cuenta de que yo me rascaba la polla por encima del pantalón y rápidamente comprendió por donde iban los tiros.
 

Es cierto, debe ser algún árbol cercano, a mi me pasa los mismo.

                                                  Sin decir nada más se quitó la camiseta también y se volvió de espaldas hacia Corina para que le despasara el sujetador, las dos tetas de Ingrid saltaron en libertad, mis ojos se abrieron como platos al ver las cuatro tetas frente a mí, ahora sí que podía ver los dos pares tan diferentes y tan apetecibles a la vez.  Las chicas hacían como si no tuviera ninguna importancia estar con las tetas tan hermosas frente a mí o eso intentaba hacer.

Uf Ingrid, cada vez me pica mas, ya no sé qué hacer, ¿quieres rascarme desde atrás?
Claro Corina, lo que tú quieras, luego lo haces tú conmigo.
¡Aaaah! Que placer, asiiii asiii, sigue.
Me alegro pero a mí me está ardiendo mi espalda, ¿no puedes rascarme ahora?
Mmmm, espera un momento sigue así, Pepe ¿quieres rascar a Ingrid?  Yo no puedo.

                                                  Me vi en el compromiso, Corina era la chica que la que yo estaba acostumbrado a intimar, no me hubiese costado nada acercarme y hacerle lo que ella me hubiera pedido, sabía donde debía acariciarla para “calmarla” pero a Ingrid… era una chica escultural con unas tetas incluso más grandes que las de Corina y un cuerpo de escándalo y sólo con mirarle la cara ya se me ponía la sangre alborotada y ahora me pedía que le “rascara” la espalda, me propuse concentrarme en la espalda y me acerqué a ella por detrás.

Gracias Pepe, me alegro de tenerte aquí, Corina y yo tenemos mucha confianza desde la universidad éramos como una sola persona, no tenemos secretos desde el primer día y te aseguro que lo hemos pasado muy bien en aquellos años.
Es verdad nos contábamos todo y mucho más, mejor que no te demos detalles, ¡aaaah! Sigue así Ingrid, cuanto más me rascas más me pica.
Ya se sabe el dicho “del picar y el rascar todo es empezar”…
Jajaja, es cierto por favor Pepe, sigue rascándome pero por debajo de los brazos también.
Y tú también Ingrid, pásate al estómago yo me rascaré por el cuello.
¿Así te gusta?
Siiii, aaah no me atrevía a pedírtelo pero por debajo del pecho me hace falta.
Pepe, te importaría hacer lo mismo a Ingrid, ella sabe donde me pica, fíjate y le haces lo mismo a ella.

                                                  Corina se deshacía en gemidos moviéndose buscando que las manos de su amiga le fueran recorriendo todos los sitios donde decía que le picaba, yo estaba pendiente de Ingrid por donde ponía sus manos para poner las mías por los mismos sitios, primero era por los sitios más lógicos pero Corina cada vez gemía más fuerte cuando se acercaba a las zonas más sensibles y yo, por supuesto, no dejaba de seguirla como su sombra, a Ingrid parecía que ya no le era tan importante dónde le rascaba sino cómo le rascaba, ya mis uñas eran sustituidas por las yemas de los dedos y ahora eran caricias, vi cómo ahora era Ingrid la que me imitaba a mí y acariciaba a Corina donde yo le acariciaba a ella, cuando ya le había repasado el estómago sin ningún rechazo por su parte fui subiendo la mano hacia arriba hasta dejar el dedo pulgar entre los dos pechos, los separaba al mismo tiempo que con los otros rozaba el nacimiento inferior de la teta. 
                                                  A Corina le hacía lo mismo y con los ojos cerrados sentía la mano de su amiga, yo notaba como se iba endureciendo la teta de la rubia, con mas volumen que Corina abarqué con toda la mano una teta y la fui apretando a la vez que subía los dedos hasta llegar a la areola rosada, ella como un calco hizo lo mismo con Corina, ésta gemía como si se lo hiciera yo y a Ingrid aunque se mantenía callada se le notaba en su respiración agitada que no le eran indiferentes mis caricias.  Me atreví a seguir hasta apretarle la areola y pellizcarle el pezón, no me dijo nada pero suspiró a la vez que le hacía lo mismo a Corina, cuando la otra mano le cogió la otra teta y sin preludio le cogió el pezón yo sabía que la cosa iba en serio, Corina acusó el mismo trato y entonces tomó la iniciativa le puso una mano en el muslo a Ingrid y ella a su vez me lo puso a mí, ahora era ella la que dirigía la maniobra, su mano recorría el interior del muslo de su amiga y la mano de Ingrid pasaba por entre mis piernas, yo no sé hasta donde llegó la mano de Corina entre las piernas de su amiga pero cuando la mano de Ingrid se apoyó sobre mi rabo no me preocupé de nada más que de seguir apretando suavemente los pezones de Ingrid.
                                                  Por encima del hombro de Ingrid vi a Corina, ella también me vio y me guiñó el ojo, desde entonces supe que estaba jugando para que disfrutara de las delicias de Ingrid, las dudas que me habían surgido respecto a la máxima confianza demostrada entre ellas se me disipó de golpe, ahora sabía que Corina me estaba poniendo en bandeja a su amiga, sin que se diera cuenta iba progresando en el cuerpo de su amiga con caricias que la calentaban y aquella iba buscando en mi lo que verdaderamente deseaba.
                                                  Lo encontró cuando bajó la cremallera de mi pantalón rodeó el capullo y lo sacó afuera, Corina hizo lo mismo con el short elástico de Ingrid y me cogió una de las manos que tenía yo en la teta y me la llevo hasta el ombligo de la rubia, a partir de ahí me dejó el campo libre, para que no tuviera ninguna duda.  Corina se arrastro sobre las hojas del suelo y se puso al lado de Ingrid, las tetas de ambas competían en brillantes y dureza, Ingrid se había quedado bloqueada con la polla en la mano, no sabía hasta que punto podía llegar, parecía que no sabía qué hacer con ella pero Corina a su lado sacó la lengua y la pasó por el glande. 
                                                  Mientras que Ingrid sujetaba mi polla vertical yo levanté el culo y Corina estiró los pantalones dejándome en pelotas, Ingrid se fue acercando con timidez a mi polla, con la punta de la lengua tocó el glande y apenas lo rozó pero Corina sacando la lengua todo lo que pudo recorrió todo el tronco desde los huevos hasta el capullo, mi mano había llegado al pubis de la rubia, acostumbrado a los coño depilados o casi me sorprendió que Ingrid luciera una poblada melena, no tuve la curiosidad de mirarla porque estaba seguro que sería rubia y simplemente repartí el vello en dos partes, cuando mis dedos separaron los labios, su boca se tragó mi capullo, no me resistí en cambiar mi mano de la teta de Ingrid a la de Corina, aunque era ligeramente menor, me gustó apretarle el pezón y mojarme con la leche que le salía, ella me lo agradeció chupándome un testículo dentro de la boca.
                                                  Mi mano ya recorría los labios de Ingrid, su short había desaparecido por obra y gracia de Corina y sus piernas libres se abrían para que yo pudiera llegar donde quisiera.  Corina le insinuó que se sentara sobre mi aunque Ingrid no se atrevió y tenía un motivo yo no lo sabía pero Corina si, tenía una vagina muy estrecha para su edad, siempre había tenido problemas para follar y ahora con el diámetro de mi verga estaba más que perpleja.  Corina le demostró que no había problema, se subió encima y sin pensarlo se dejó caer, el coño de Corina me conocía de sobra y se lo tragó entero, dio varios saltos y le dejó sitio a su amiga, aquella pasó la pierna sobre mí, por vez primera le vi el coño, abierto como estaba, apenas difuminado por la cabellera rubia le destacaba el clítoris, toda su piel, la exterior e interior era de un rosado claro, se atrevió hasta ponerse el capullo entre los labios menores pero cuando Corina le dijo que fuera dejándose caer ella se echo atrás y se levantó.
                                                  Corina hizo una cara de contrariedad, se le ocurrió ponerse a cuatro patas y le dijo que se pusiera a su lado, los dos culos los tenía adosados, los coños uno moreno y depilado y el otro rubio y con melena estaban a mi disposición pero yo sabía que no iba a ser fácil.  Corina movió el culo para que empezara con ella, me acerqué y  le metí la polla en su coño de un golpe, no sé si sería sincera o para motivar a Ingrid pero gimió como si se hubiera corrido a la primera, estuve bombeando varias veces mientras Corina se deshacía en exclamaciones.  Ingrid miraba admirada cómo entraba y salía como un embolo mi gorda polla en aquel agujero aparentemente estrecho, cuando la saqué llena de flujo de Corina le demostré a Ingrid que le había hecho feliz y me puse detrás de ella, supuso que se la iba a clavar como a su amiga y juntó las piernas pero yo tenía pensado motivarla lamiéndole el coño antes, sobre todo el clítoris, no se lo esperaba y lo agradeció, mi lengua era incomparablemente más hábil y certera que mi capullo y el efecto que le hizo la relajó.
                                                  Corina la animaba mientras me mantenía la polla dura acariciándome los huevos, me quitó la mano del clítoris de su amiga y la siguió acariciando ella, me maravilló la maestría y experiencia en actuar sobre el botón duro, seguramente era su punto de escape en muchas noches y su amiga abrió las piernas sin dejar de mover la cintura, me tuve que coger a sus caderas y esperar a que estuviera alienada a mi polla y de un golpe le metí el capullo, se quedó inmóvil pero Corina insistió con sus dedos y no pudo resistir, volví a empujar y ya había lubricado lo suficiente para que al tercer golpe entrara hasta pegar los huevos en su culo, me rogaba que fuera con cuidado y lo hice, apenas me movía adelante y atrás y ella lo iba soportando cada vez mejor, hasta que me pidió que acelerara. 
                                                  Cuando se corrió se deshacía en estertores mientras Corina le mordisqueaba los pezones rosados pero no se despistó y con los jugos que le brotaban cuando mi polla salía le fue lubricando el culo, Ingrid se confió y la consideró una caricia más pero al entrar la primera falange ya se envaró un poco, Corina conocía a su amiga, nunca era de probar las cosas a la primera y tuvo la paciencia de seguir hurgando en su culo hasta meterle dos dedos hasta adentro, ya estaba con el esfínter relajado cuando Corina me miró y con lentitud saqué la polla del coño de Ingrid, estuve pincelando la polla por los labios hasta dejarla pegada al culo de la chica.  Corina le cogió el clítoris con una mano y lo agitó enérgicamente mientras le absorbía un pezón, le provocó un orgasmo tan rápido que no se enteró cuando yo empujé mi polla, toda la estrechez que tenía en la vagina lo tenia de dilatado el ano y de una sola clavada la hundí hasta el fondo.  Ingrid no se quejó estaba con las piernas abiertas recibiendo las caricias de Corina y manando jugos por su vagina, yo ya estaba muy cargado y ante la duda pedí instrucciones.
 

¿Dónde queréis que me corra?
¿Dónde prefieres Ingrid?
Me es igual, ya me he corrido tres veces, donde tú digas.
Por favor decidid pronto porque estoy a punto.
Ingrid a mi me da igual, si quieres puedes elegir, en el coño, el culo, la boca o sobre las tetas.
No, en el coño no, que no tomo pastillas.
Chicas apurad que me corro ya.
¿Entonces en la boca?
Es que no me gusta el sabor…
Estoy a tres metidas para correrme.
¿Entonces en el culo?
No sé, no me decido.
Pues yo sí.

                                                  Saqué la polla y la dejé entre los labios del coño de Ingrid, los chorros le llegaron hasta la barbilla, le regaron las tetas incluso le llenaron el ombligo, por último los últimos chorros pringaron los pelos rubios del coño.  Corina como premio me lamió la polla hasta dejármela brillante mientras su amiga se repartía mi leche por su cuerpo como si fuera crema.
                                                  Cuando se repuso se abrazó a Corina y se sentaron a mi lado, le dio un beso a su amiga.

Gracias Corina, de no haberlo visto no lo habría creído tienes un suegro que es una maravilla, me ha hecho correrme tres veces o más, ya no me acuerdo desde cuando no había tenido un orgasmo de verdad, por aquí no hay muchos hombres que me gusten.

                                                  Si subir había sido difícil bajar fue mucho más, la escala de madera estaba húmeda y se resbalaba pero por fin llegué al suelo, a la vuelta sentado como iba detrás de las chicas metí una mano dentro de las camisetas de cada una, iba masajeando los pezones de cada una de las tetas, una estaba húmeda y la otra seca pero eran igual de deliciosas.
                                                  Cuando llegamos a casa explicábamos entusiasmados los pájaros que habíamos visto, y propusieron que por la tarde visitaríamos una misión de los jesuitas abandonada hacia siglos.  A todos nos pareció estupenda la excursión, comimos unos manjares típicos de Misiones las chicas argentinas aún con ascendencia del este de Europa, había sabido combinar ambas cocinas.
                                                  Ya estábamos casi subidos a los coches cuando a Erika se le ocurrió otra idea.
Continuará.
 
Agradezco sus valoraciones y comentarios.
 
Gracias.

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