Me puse esta ropa al llegar a la casa de un negro que me contestó un anuncio que puse.
Hasta traía puesto un cinturón de castidad para que entendiera que yo sólo estaba ahí para complacer a la verga de él.
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Me esperó en su cama, acostado arriba de unas toallas con la verga bien parada, dura, y punzante.
Gateé hacia él hasta terminar entre sus piernas donde empecé a besarle y chuparle los huevos con muchas ansias. Cuando por fin entré a chuparle la pija, se la chupaba como experto también succionándola mientras me la enterraba hasta el fondo de la garganta y luego sacándola de nuevo hasta que casi salía por completo, y llegando a la punta me la volvía a enterrar hasta el fondo. Tosí un par de veces y me salieron lágrimas, y creo que hasta saliva por la nariz. Luego di la vuelta, y quitándome la bombacha, le ofrecí mi culito.
Después de darle unos buenos lengüetazos, se puso un condón extra grande, se embarró la poronga de lubricante, y me la clavó hasta el fondo. Me empezó a coger tan duro que en un momento que me tenía agarrado de las dos muñecas con una sola mano (que era enorme) y me empezó a cachetear el culo con la otra. Me estuvo dando así a su gusto por mucho tiempo mientras yo gemía como putita. A veces me pegaba demasiado duro y yo le reclamaba en voz aguda que me había dolido pero él respondía cogiéndome cada vez más fuerte. “Callate putita que te voy a coger como se me da la gana.” Me contestó con voz de mando mientras no paraba de taladrarme y pegarme palmadas en el culito. Mi pijita empujaba inútilmente contra la jaula de castidad en la que se encontraba. “No voy a acabar hasta que no acabes como putita mientras te cojo por el culo.”
“¡Cómo quisiera pero no puedo!” Le reclamé. “Traigo la pijita encerrada.”
El negro empezó a cogerme todavía más fuerte mientras que con dos dedos y el pugar de la mano izquierda empezó a frotarme el perineo, la parte que es como una extension de mi pijita entre los huevitos y el ano. “¡Ay sí, voy a acabar como putita!” chillé, y de repente empecé a soltar chorros de líquido transparente bajo presión. Era como el squirting. Fue una de las sensaciones más agradables que he sentido y la primera vez que me pasaba. Viendo lo sucedido, el negro sacó la verga de mi hoyo y me dió una última nalgada mientras se sacó el condón, y yo me di vuelta para recibir abundantes chorros de leche caliente en mi cara y en mi pecho. No pude resistirme a abrir la boca y sacar la lengua para saborear un poco de ese manjar exquisito. Después me fijé en un espejo y traía el culito todo marcado. Le reclamé que qué me había hecho, pero, mejor no le hubiera dicho nada porque ahora ya no me regresa los mensajes y me quedé con ganas de más.
0 comentarios - Un negro pijudo me cojió bien duro