Una nueva noche, una nueva cerveza. Renuevan mi alma de puta y mi deseo de provocarte. Tenías razón, yo ya era fácil antes de plantarse la cebada. Tenías razón, son infinitos los escalones de la escalera al cielo.
Como es infinita mis ganas de sentirte en mi cama. Como es infinita mis ganas de que me confirmes lo que me habían hecho entender a fuerza de pijazos: los prejuicios sobre la edad sólo limitan el disfrute de los cuerpos, de los placeres de la carne. Vuelvo a provocarte enviándote un beso húmedo, cargado de erotismo y deseo justo al lado de tus labios, y te anuncio que me pongo a trabajar en nuestro relato.
Puedo asegurar, a pesar del poco tiempo que te conozco, que ese beso puede provocar mucho. Sin esperar a que respondas a mis provocaciones continúo:
Al acercarme a darte el beso puedo sentir tu perfume. Envolvente y cautivante, justo en juego con tu personalidad, hacen que mis labios se abran ligeramente y deje escapar un gemido discreto. Puedo imaginar tus brazos rodeando repentinamente mi cintura me dan la señal que puedo avanzar, o descender… según se mire. Recorro tu cuello con besos suaves, apenas apoyando mis labios que previamente humedecí con mi lengua. Puedo notar el cambio en nuestras respiraciones.
Demoras en contestar, de hecho no lo haces hasta que este relato está totalmente escrito, pero eso no corta mi deseo de seguir provocándote:
¿Así que hoy estas ocupado y no vas a responder? ¿Qué debo hacer? ¿Acaso una foto haría que surtan efectos mis provocaciones?
Recapacito. Nuestros encuentros virtuales no se basan en fotos. No servirían. Quizás recordarte que cruzando el gran charco que nos separa tenes a una de tus putas esperando que los astros se alineen y los encuentros dejen de ser virtuales. ¿Servirá eso?
Decime una cosita, ¿sirvió de algo tantas provocaciones?
Como es infinita mis ganas de sentirte en mi cama. Como es infinita mis ganas de que me confirmes lo que me habían hecho entender a fuerza de pijazos: los prejuicios sobre la edad sólo limitan el disfrute de los cuerpos, de los placeres de la carne. Vuelvo a provocarte enviándote un beso húmedo, cargado de erotismo y deseo justo al lado de tus labios, y te anuncio que me pongo a trabajar en nuestro relato.
Puedo asegurar, a pesar del poco tiempo que te conozco, que ese beso puede provocar mucho. Sin esperar a que respondas a mis provocaciones continúo:
Al acercarme a darte el beso puedo sentir tu perfume. Envolvente y cautivante, justo en juego con tu personalidad, hacen que mis labios se abran ligeramente y deje escapar un gemido discreto. Puedo imaginar tus brazos rodeando repentinamente mi cintura me dan la señal que puedo avanzar, o descender… según se mire. Recorro tu cuello con besos suaves, apenas apoyando mis labios que previamente humedecí con mi lengua. Puedo notar el cambio en nuestras respiraciones.
Demoras en contestar, de hecho no lo haces hasta que este relato está totalmente escrito, pero eso no corta mi deseo de seguir provocándote:
¿Así que hoy estas ocupado y no vas a responder? ¿Qué debo hacer? ¿Acaso una foto haría que surtan efectos mis provocaciones?
Recapacito. Nuestros encuentros virtuales no se basan en fotos. No servirían. Quizás recordarte que cruzando el gran charco que nos separa tenes a una de tus putas esperando que los astros se alineen y los encuentros dejen de ser virtuales. ¿Servirá eso?
Decime una cosita, ¿sirvió de algo tantas provocaciones?
7 comentarios - Provocaciones
Gracias por el comentario 😘
Te leeré con suma atención a partir de ahora.
Me tentas a intentar provocarte 😏
Lea, mi querido, que para eso está este perfil.. Y si algo más lo provoca, hágamelo saber..
Gracias mi querido @maritox-69 , por los puntos y el comentario.
hubiera cambiado algo?
yo creo que era por aqui primero