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Sobrino

Todo cambió en mi vida desde que a mi marido lo trasladaron a la sucursal del banco en Río Negro y yo no me pude mudar porque ninguno de los chicos se quiso cambiar de colegio. Voy algunos fines de semana largos, las vacaciones de verano e invierno y en las Fiestas, por supuesto. Tengo un día a día menos estresado porque tomo todas las decisiones, pero me ponen de muy mal humor las largas temporadas sin sexo.
Muchas veces me consuelo tocándome leyendo relatos eróticos o mirando películas porno con mi Tablet.  Con la masturbación casi cotidiana logro dormir un poco más relajada, pero la calentura no desaparece, al contrario, va creciendo. Más me toco por las noches, más ganas tengo de que me cojan, como deberían, por lo menos dos o tres veces por semana.
Nada me pone más de mal humor que la frase “pobre debe estar mal cogida”, primero porque me parece espantosa pero interiormente es porque me siento identificada.Mi humor se modificó, me río menos y estoy más ansiosa. Viajar a Río Negro sólo por un polvo es un incordio al margen de que no me daría el presupuesto y siempre con el riesgo de que las calenturas de mi marido no sean similares alas mías y termine más mortificada que satisfecha.
“Comprate un juguete boluda. No fallan y no te hacen ningún reclamo”, me aconsejó una de mis mejores amigas, acaso con la única que puedo hablar estos temas delicados.Tengo 35 años, una vida sexual plena a pesar de la maternidad y unas ganas de coger increíbles que van aumentando. En esos días las pajas nocturnas semultiplican en la ducha o cuando me limpio con el bidet. No son iguales los orgasmos, te calman, pero seguís caliente.
Le hice caso a mi amiga y me compré un juguete. Sufrí como pocas veces en la vida entrando a un local que estaba escondido en una galería en una de las avenidas más importantes de Buenos Aires. Por esas cosas de la educación recibida, me horrorizaba pensar que alguien me sorprendiera entrando o saliendo del local. Y desistía de ir directamente cuando me figuraba a las conchudas del grupo de madres del WhatsApp del colegio haciéndose una fiesta con “la mal cogida”.
Vivo en un departamento grande que heredé de mis padres a pocas cuadras del colegio.Voy al gimnasio a la mañana, hago pilates por la tarde y me gusta muchocaminar. Soy morocha, delgada, mido 1,70 y Dios me concedió buenas curvas. No tengo un culo impresionante pero muchas veces me doy cuenta de que me lo miran cuando me pongo alguna calza para hacer glúteos en el gimnasio. Y mis tetas,que siguen firmes a pesar de los años, también tienen un buen tamaño. No soy exhuberante, pero tengo unos pechos grandes que acapara miradas cada vez que camino por la calle o hago ejercicios en el Gym.
 Siempre fui bastante calentona. “Vos sos como techo de pueblo – me dijo una vez un amigo con el cogíamos en la universidad – si no te clavan, te volás”. Y algo decierto había. No me bancaba la vida sin sexo.
Conel juguete las cosas empeoraron aún más porque me empecé a penetrar todas lasnoches y tenía la vagina súper inflamada por el roce de la silicona. Lainexperiencia y la desesperación hicieron que no lo acompañara con lalubricación adecuada y eso fue fulminante. Y no se a ustedes, pero a mídefinitivamente me bajaba la calentura cuando intentaba emular el sexo oral. Yoquería chupar una buena pija, no ese pedazo de plástico. Quería que oliera apija, que tuviera la temperatura de una pija y que viniera llena de leche paradegustar. Necesitaba sentir el esperma en mi boca, en mis tetas, en todo micuerpo.
Lanecesidad de una pija real se fue convirtiendo en una obsesión y mucho máscuando noté que a mi marido le importaba tres carajos que yo me sintiera sola oque tuviera necesidades. Cuando le planteé mi situación y le dije que estabanecesitando sexo, directamente me ninguneó. “Dejate de joder Moni -me dijo- yaestamos grandes”, cuando le propuse que por lo menos nos masturbáramos porSkype.
Esanoche mis hijos casi descubren el chiche, que era bastante grande. Desde quedebuté a los 18 años siempre me gustaron los buenos pedazos, definitivamente eltamaño sí me importa.
Yosiempre me sentí una hembra apetecible, una mujer deseada. Desde que terminé elcolegio me pagué los estudios haciendo promociones publicitarias en eventos dela alta sociedad.
Asíconocí al que ahora es mi marido, en un evento de su banco. Hasta los 28 laburésin parar y dejé de lado los estudios porque conocí a Carlos y las promocionesme dejaban buena plata. Cuando murió mamá heredé varias propiedades que ellostenían y con las rentas también pude darme una vida cómoda y sin apremios.
Mishijos tienen 14, 11 y 9 años. Hace dos años que a mi marido lo enviaron comogerente a la sucursal de Río Negro, de donde era oriundo y tenía a toda sufamilia. Mi marido es corpulento y casi fue un amor a primera vista. Yo estabamedio borracha en un casamiento y deliberadamente me lo traté de levantar.Estaba ebria y él no bebía. Se ofreció llevarme a casa manejando mi auto yterminé haciéndole una buena mamada en la cochera. Tiene una pija grande,acorde a su 1,90. Siempre me hice la tonta con respecto a ese primer encuentroy a veces estoy convencida de que el piensa que yo no me acuerdo de lo quehice.
Noscasamos a los dos años de conocernos y enseguida quedé embarazada. Y toda lafuria sexual que tuvimos en los primeros años se fue apagando con la llegada delos hijos. Mejor dicho de los embarazos.
Cuandoestaba preñada de mi segundo hijo estaba más excitada que nunca, quería que mecogieran para hacerme sentir linda y no una ballena transportadora de pibes.“Me da impresión”, me decía Carlos cuando le suplicaba que me cogiera. Tampocome la quería chupar. Entonces le pedía que me hiciera el culo, que lo teníasúper dilatado pero me respondía. “Tranquila amor, es una etapa de la vida, yavamos a tener tiempo para cogernos como a nosotros nos gusta”.
Lejosde sentirme feliz por esa frase tan pelotuda le pedí, le supliqué: “Por lomenos déjame que te chupe bien la pija”. Y afortunadamente accedió. Fue unantes y un después en mi vida sexual con mi marido, empecé a comprender que aél solo le importaba tener hijos, la familia correcta y poco le importaba loque yo necesitara.
Cuandotodo iba en picada y estaba a punto de meterle los cuernos para saciar misinstintos recibí un llamado que alteró mis días y acomodó mejor las cosas.
-Amor,el hijo de mi hermano se muda para Buenos Aires. Terminó el colegio y quiereestudiar y probar suerte allá. Va a vivir en lo de unos amigos cerca de casa.Vos no podrías darle una mano con las mamis del colegio para ver si alguna lepuede conseguir una changa.
Ledije a Carlos que no había ningún problema, que le pasara mi celular para queme llamara cuando estuviera en Buenos Aires y por cualquier cosa quenecesitara. Lo recordaba como a un grandulón medio limitado y la sugerencia deofrecerlo para “hacer changas” me terminó de convencer de que el paparulo de mimarido seguía mandándome problemas y no soluciones.
Perome equivoqué. A los cinco días recibí un mensaje en mi celular. “Tía cómoestas. Necesitaría verte para ver si me podés dar una mano con tus contactos”.– La foto del perfil me dio intriga. Era un torso musculoso en el que se leíaun tatuaje con letras diminutas que decía: “Soy yo”. 
 Ledije que por supuesto, que pasara por casa al día siguiente a las 11 de lamañana. A esa hora yo volvía del gimnasio y me quedaba haciendo fiaca un ratoen mi casa hasta empezar con las recorridas de la tarde.
Cuandoabrí la puerta se me humedeció toda la entrepierna. Sentía un hilo calientecayendo por la cara interna de mis muslos. Un escalofrío me recorrió el cuerpo.Mi sobrino era un tremendo pendejo de 18 años, medía 1,95 y tenía todos losmúsculos marcados porque desde un viaje a Brasil se dedicaba a practicarCapoeira. ¡¡¡Tenía rastas¡¡ y una musculosa diminuta que dejaba ver sus brazosmusculosos con las venas marcadas. Usaba unas bermudas sueltas sin cinturón yse veía el bóxer que llevaba puesto de un azul eléctrico.  
Yovolvía del gimnasio, estaba con un short blanco y temí que se notara que estabaempapada. Que mis jugos se vieran porque estaba chorreando y re caliente. Mepuse nerviosa porque me sentí tremendamente atraída por ese “niño” quetristemente era mi sobrino y difícilmente pudiera cogérmelo.
Pensabaen todas las conchudas del grupo del whatsapp contratándolo para que lespaseara el perro y para que les diera una buena sacudida. Son muy zorras.
Sentíala bombacha empapada, llena de a de flujo, los labios de la vagina me latían yel clítoris se me puso duro al igual que los pezones. “Tía, no recordaba quefueras tan joven. Al lado tuyo el tío está hecho mierda jaja”, me dijo y me dioun abrazo que me hizo ver las estrellas.
Teníaunas manos enormes, cualquiera de sus dedos podrían ser casi como una pijamediana. Tenía todos los abdominales marcados y me sentí diminuta entre susbrazos. Hacía siete meses que no sentía contacto con ningún hombre y me voló lacabeza. Le hubiera mordido el cuello, quería refregarme en su pecho, tenía ganas de comerle la pija. Pero me reprimí. Eso sí le di un abrazocariñoso como si todavía fuera un niño y le apoyé todo lo que pude las tetaspara ver cómo reaccionaba.
Mepareció sentir también que tenía un bulto considerable y sin darme cuenta leclavé la mirada en la entrepierna. No estaba erecto pero por las bermudas sepodía seguir el recorrido de un pene considerable. Eso me mojó más y más y tuveimpulsos de arrodillarme para prenderme a su miembro hasta dejarlo vacío.
Nolo conocía bien, tuve miedo de que me rechazara o de que le contara a Carlos.No podía más de la calentura. Estaba cada vez más excitada.
Ledije que me dejara bien sus datos, que armara un currículum y que al díasiguiente lo imprimiríamos en casa y además aprovechábamos para reenviarlo porwhatssap, Instagram y todas las redes sociales. El borrego estaba fuertísimo yese desinterés que demostraba por las mujeres me calentaba más aún. A tal puntoque me empeciné en seducirlo, sin que se diera cuenta.
Cuandocerré la puerta me hice una tremenda paja. Apoyada contra la puerta. Estaba tanempapada que pude meter casi tres dedos mientras el culo daba golpes secos enla puerta. Me imaginaba comiéndole la pija a mi sobrino y poseída por esemusculoso que me iba a dar lo que yo necesitaba.
Despuésde un orgasmo electrizante se me aflojaron las piernas. No podía dejar desentirlo adentro, tenía su imagen nítida penetrándome con esa tremenda vara. Mefui a dar una ducha, seguía caliente pero ya lo había decidido: me iba a cogera mi sobrino pasara lo que pasara
Me desperté más caliente quenunca después de ese primer encuentro con mi sobrino. Sabía que, al menos quecometiera alguna locura, era la de mi sobrino la pija más tenía la única pijaposible era la de mi sobrino. No sentí ninguna culpa porque todo lo referente ami marido se me aparecía nebuloso y lejano.
Fuepor eso que al día siguiente lo esperé vestida para la guerra. Me puse unascalzas apretadísimas y una musculosa escotada, sin corpiño para que por loscostados se pudieran ver bien mis tetas. Me había masturbado en el baño cuandome pegué una ducha y estaba desesperada por una pija que me calmara. Me calentéviendo videos en mi Tablet y siempre con la imagen de mi sobrino penetrándomehasta las entrañas con su pija dura grande gruesa y caliente. Me hice una pajainfernal gritando como una loca porque sabía que estaba sola.
Ala media hora llegó mi sobrino. Estaba hecho un bombón. Se había puesto unachomba un poco más formal porque le dije que lo ideal para el currículum erasacarse una foto. Que eso inspiraba más confianza. Le comenté también que lasrastas podían ser un problema para el círculo de conchetas en las que me movía,la mayoría madres del colegio al que acuden mis hijas.
Cuandofuimos para el escritorio que estaba en el primer piso me encargué de moverleel culo lo más eróticamente que pude. Me había puesto una tanguita diminuta quese traslucía apenas pero que servía para levantármelo bien. Con la capoeiradebería cansarse de ver culos rígidos y parados. Cuando llegué al primer pisome agaché para atarme las zapatillas con la intención de que tuviera una vistapanorámica de mi culo a ver si lo tentaba.
Mepreguntó donde estaba el baño le indiqué y me detuve mirando su cuerpo, teníalas venas marcadas en los brazos y en el cuello y unas manos grandes que me lasimaginé agarradas de mis nalgas o sobando mis tetas. Me inquieté porque estabatardando pero me senté en el escritorio para prender la compu y empezar aarmarle un currículum.
A los pocos minutos volvió con mi Tablet en la mano e instintivamente me puseroja de vergüenza. Deseaba que no hubiera visto nada pero algo había vistoporque por primera vez pude notar como su pene se había puesto duro ysobresalía por las bermudas. Se me empapó la bombacha y me olvidé del pudor.“Estaba en el videt Tía, te la traje para que no se mojara”, y me estiró lamano con la tablet abierta donde la había dejado. Me puse colorada, peropensaba que por algo la había traído.
Mientrasarmábamos el currículum sentía que me miraba las tetas, a propósito, meinclinaba hacia la pantalla para que se escaparan por el escote y los costados.Tenía los pechos brillantes porque me había puesto cremas. Sentía su miradaclavada en las tetas y me volvía loca. Tenía un charco en la vagina. Quería unapija grande para calmarla.
 -¿Voscreés que yo le puedo interesar a las mujeres? – me preguntó con ternura.
-Por supuesto. Si sos un chico lindo, tenés buen físico y apenas 18 años. Yadebés haber hecho suspirar a muchas picarón. – le dije mientras la mirada se medesviaba hacia su miembro y sus pantorrillas.
-No te creas Tía, soy virgen. No tuve mucha suerte. – me confesó.
Enese momento mi vagina era un río caliente que latía pidiendo pija. La sola ideade que iba a ser la responsable de desvirgarlo me puso a mil. Le acaricié lasmejillas y con ambas manos bajé lentamente por su cuerpo hasta llegar a lacintura. Si miembro parecía más erecto. Se le había acomodado hacia el costadoizquierdo y tenía un tamaño apetecible.
-Yote voy a enseñar cómo se trata una mujer y vas a tener el éxito asegurado – ledije y con mucha suavidad empecé a desabrocharle la bermuda. El empezó aponerse un poco nervioso y dubitativo. Pero a esa altura yo ya había liberadosu pene del calzoncillo y había rebotado hacia adelante como impulsado por unresorte. Era circuncidado y su cabeza quedo a escasos metros de mis labios. Elseguía inquieto pero estaba mucho más excitado.
-Hagamosun trato: yo te enseño todo lo que sé y vos me metés toda esta pija hermosa. Alos dos nos conviene. - Y me acerqué el índice hacia sus labios en señal desilencio.
Abríla boca y traté de metérmela todo lo que pudiera. Apenas llegaba a la mitad delo grande y gruesa que era. Esta tiesa como una piedra, los huevos estabanduros a punto de explotar, tenía una verga caliente y no aguanto más de cuatroo cinco subidas y bajadas de mi cabeza que eyaculó como si nunca lo hubiereeyaculado en su vida.
Meahogó con el lechazo, tosí, escupí una parte sobre su cabeza que estaba de uncolor rojo intenso y lubricada por su esperma. Era deliciosa la leche de estechico, se la limpie con desesperación, quería más esperma para saborear. La concha me latía más fuerte, me dolían los labios de las descargaseléctricas que sentía con su esperma caliente en la garganta. Seguía erectacomo al principio a pesar de la explosión. Quería una segunda vuelta. Y debutar.
Loagarré suavemente de su miembro y me lo llevé para la habitación. Lo empujé deespaldas en la cama y le hice otra mamada hasta que la pija quedó otra vezhinchada, con las venas marcadas y bien erguida. Me saqué toda la ropa y metrepé por su cuerpo hasta que los labios de mi vagina quedaron casi a la alturade su boca.
-Loprimero que tenés que hacer es una buena chupada. Eso nos vuelve locas. Si sosun buen chupador te van a dar todo lo que les pidas- le dije con tono debebota.
Lepedí que sacara un poco la lengua y la busqué con mi clítoris. Y le rodeé lacabeza con las piernas hasta que  quedó casi oculto en mi vaginachorreante y necesitada.
Empecéa frotarme en su cara, me tiré para atrás y me topé con una pija que parecía unpoco más gruesa que al principio. Era hermosa y quemaba. Esa pja me prendíafuego. La quería adentro. Por fin iba a poder sentarme en la pija quenecesitaba hace tiempo.
--Ahorate voy a hacer debutar – le dije y me acomodé la cabeza entre los pliegos de lavagina. La mezclé con sus jugos y me la introduje hasta el fondo. Grité comouna gata caliente. Me volví loca. Este chiquilín de 18 años tenía una pijaenorme que me perforaba las entrañas. Sentía que me llenaba toda y estaba bienrígida, la sentía rozar mis paredes interiores y me volvía loca. Me lo cogídespacio. Le puse las manos en las tetas para que me las sobara. Le pedí que meapretara los cachetes del culo, que eso hacía que su pija hiciera más presiónen mi cueva tibia y empapada. Mi clítoris se rozaba con su tronco. Empecé asacudir la cabeza y a gritar que me cogiera más fuerte. Seguí cabalgando hastaque sentí un chorro caliente que me hizo ver las estrellas y acabé como unaperra mientras su pene seguía duro y chorreaba leche. Volví a probarla, parecíamás rica mezclada con mis jugos. Le pedí que me apretara las tetas y cuando mepellizcó los pezones volví a acabar. Estaba feliz
-Estásmás buena de lo que parecías en las fotos- Me dijo después de sacarla y con unamano en mi nuca me invitó a que se la limpiara. Parecía otra persona….
 Yohabía logrado mi primer objetivo, echarme un polvo después de mucho tiempo ycon posibilidades de seguir comiendo de esta pija hermosa, tesoro de lafamilia.
Nosvestimos a las apuradas y como si nada hubiera pasado nos pusimos a terminar dearmar el currículum. Tomamos unos mates y planeamos algunas estrategias paraver si podía conseguir alguna changa. El pendejo me había hecho feliz, al menospor un rato.
-GraciasTía, que buena cogida me pegaste. Nunca me la voy a olvidar – Me dijo cuando medespedía y me dio tanta ternura que le comí la boca con un beso de lengua.
Creoque también era virgen de boca. “Si no sos un buen besador, nunca vas a ser ungran cogedor”, le aconsejé cuando lo acompañaba hasta la puerta y bruscamentese dio vuelta me dio un beso cargado de ternura y suavidad. La pija se le habíaparado otra vez. Y yo me volví a chorrear la entrepierna.
-Hablamosen estos días. Gracias a vos corazón. Yo tampoco me lo voy a olvidar.
(Continuará)

11 comentarios - Sobrino

Capocha05
excelente relato, espero el siguiente... van 10
Sergiocorno
Muy caliente relato esperamos con mi mujer la continuacion ,van pts.
Akuma32
Alzada la señora....
moesyou
Fuaaaaa zarpado en caliente este relato....con el desenfado que escribis...me voló la peluca...+10 y te empiezo a seguir
elrompetangas2008
Te cojo toda bebota mal cogida... te garcho bien bb manda privado putita mal cogida
Shiwwo1
Wwwaaauuuu buen relato!!! Espero mas de la tia milf!!!
coflete
Excelente relato quiero más+10
wilson_2010
Ya pues falta la segunda parte....
mdp2012
Me pusistes a mil.. yo quiero una tia asi
PAJAESVIDA
uffff! van 10 puntos... que paja me hice!!!
PAJAESVIDA
ufff!!! van 10 puntos... que paja me hice!!!